El Rey Blanco invitó a todos los mendigos de la comarca a una gran fiesta. Vendió todas las obras de arte de su Palacio y compró toneladas de carne y pan. Cambió sus vestes. "En adelante, me llamarán el Multicolor", declaró. "Soy uno de ustedes, un hombre normal".
Amontonó en el gran patio los muebles finos, los trapos y los brocados y las capas ceremoniales, que fueron a alimentar una enorme fogata para las carnes. Sirvió el festín más magnífico en una noche impoluta. Al final y como gesto de desprendimiento e igualdad, prendió fuego al Palacio. Fue la gloria. Todos comieron y lo vivaron como un hermano más, mientras el fuego parecía anunciar una aurora sin ocaso.
A la mañana siguiente, sirvieron para el desayuno cenizas. Alguien lo llamó al Rey "compañero", hubo una pelea, todo terminó muy mal.
Desde entonces, los habitantes se refieren a esa fecha como la Fiesta de los Antropófagos.
Ludovicus
Soy uno de ustedes: un hombre vulgar.
ResponderEliminarEl canibalismo institucional termina en antropofagia campal.
ResponderEliminarCreo que falta la parte en que canonizan a Hannibal Lecter
ResponderEliminarOtra argentina que destruye desde dentro:
ResponderEliminarSor Lucía Caram, "estoy enamorada del presidente Mas"
Añadió que su participación en política es algo a lo que la obliga el Evangelio.
http://www.infovaticana.com/2015/05/20/sor-lucia-caram-estoy-enamorada-del-presidente-mas/
Anónimo de las 22:21,
ResponderEliminar¡menos mal que exportamos a esa monja!!.
Vayamos por partes dijo Jack.
ResponderEliminar¿El episcopado argentino se rebeló a Francisco?
ResponderEliminarhttp://www.lanacion.com.ar/1794568-dura-advertencia-de-la-iglesia-por-la-farandulizacion-de-la-politica
Cuando escuché la noticia me vino en mente esto:
http://www.religionenlibertad.com/la-jmj-que-rejuvenecio-a-los-obispos-en-el-flash-mob-30506.htm
Blas
Es algo que vengo pensando hace tiempo, aunque seguramente no es nada nuevo e incluso los más férreos francisquistas tengan la misma espina clavada en la cabeza: ¿Qué pasa cuando termine? La imagen que me viene como respuesta, tomada con cierta libertad de la farmacología, es la siguiente:
ResponderEliminarA menudo, cuando un fármaco se administra de manera repetida, sus efectos no permanecen constantes. En la mayoría de los casos sus efectos disminuirán, fenómeno conocido por tolerancia.
Una vez que la persona ha tomado el fármaco con suficiente regularidad como para producir tolerancia, entonces sufrirá un síndrome de abstinencia si cesa su utilización de manera brusca. Los síntomas de los síndromes de abstinencia son primariamente los efectos opuestos a los que induce el fármaco por sí mismo.
La imagen está tomada con cierta libertad, pero creo que ilustra aproximadamente cuáles serán las posibles consecuencias que dejará Francisco: Un mundo cargado de psicofármacos bergoglianos, que miran contentos y entusiasmados bajo el efecto de esta droga que, al producir tolerancia, necesita aumentar cada vez más su dosis para seguir "en boca de todos". Pero una vez que la fiesta termina, viene nuestro querido síndrome de abstinencia, con los efectos completamente contrarios.
Tanto tratar de quedar bien con el mundo va a costarle caro a la Iglesia en la época post-Francisco.
El Caballero Errante
El tema es que para muchos, ese desayuno a base de cenizas es una hermosa utopía.
ResponderEliminarNos han cambiado el paladar, las heces han pasado a ser un alimento aceptable.