Hace pocos años, cuando el Sínodo de la Familia, la blogósfera católica se pobló de entradas que expresaban desconcierto, indignación e incredulidad. En estos días en cambio, en que se está celebrando en Roma el Sínodo sobre los Jóvenes, lo que brota de esas mismas páginas es sobre todo des-precio. La figura del Papa Francisco y de sus principales capitostes está tan devaluada que pareciera que ya nadie se toma en serio las nuevas piruetas que improvisan en la pista del circo en el que han convertido a la Iglesia.
El Sínodo sobre los Jóvenes, además de ser un fracaso y probablemente uno de los errores más estrepitosos del pontificado bergogliano, se caracteriza por lo inocultablemente absurdo. Fue inaugurado con una misa en la plaza de San Pedro con muy escasa asistencia de público y, de entre ellos, apenas si había un puñado de jóvenes. “Problemas de logística”, argumentaron en el Vaticano cuando se les preguntó sobre esta elocuente ausencia. En el aula sinodal, las imágenes muestran a un grupo de vejetes que fueron jóvenes en los ’60 y en los ’70 y que quieren enseñarle cómo ser jóvenes a los jóvenes nacidos en el 2000. Verdaderamente, hay que ser muy desvergonzados para pretender dar cátedra sobre el tema en los tiempos que corren, después del rotundo fracaso en que terminó su proyecto nacido al soplo de los primaverales vientos conciliares, y después de los abusos.
La repetida y común cantinela que aparece constantemente cuando se les pregunta por los motivos de este sínodo, es que la Iglesia quiere escuchar a los jóvenes para poder responder mejor a sus demandas. Yo no sé si pensar que el Papa y los cardenales que allí se asientan son inocentes y virginales palomitas, o más bien personajes cínicos, cargados de un cinismo que se avecina a la senilidad. ¿Es necesario convocar un sínodo para saber qué es lo quieren los jóvenes del siglo XXI? Lo que la mayoría de ellos quieren es que los dejen seguir fornicando tranquilos y tener un trabajito no muy esforzado que les permita tomarse dos o tres vacaciones por año en las que puedan seguir fornicando y consumiendo drogas. Estos son los deseos e intereses de la gran mayoría de los jóvenes del mundo, a los cuales insiste en escuchar el Papa Francisco que dice una y otra vez que el sínodo debe escuchar a todos los jóvenes (“tutti i giovani, nessuno escluso”), con excepción, claro está, de los jóvenes que son buenos católicos, quienes deben ser cuidadosamente excluidos de cualquier expresión eclesial. Más que significativas fueron las recientes palabras del obispo de Münster, Mons. Felix Genn, uno de los delegados alemanes al sínodo: cuando el representante para los jóvenes del episcopado germano afirmó que allí no tienen ni siquiera en el radar a los jóvenes “tradicionalistas posmodernos” que prefieren formas más tradicionales de piedad como la misa latina, el prelado repuso: “Debo decir decididamente que no me interesan los seminaristas del tipo pre-conciliar, y que no voy a ordenar a ninguno de ellos”. Una Iglesia abierta a todos, menos a los católicos.
Cerrazón para los católicos piadosos -pelagianos y avinagrados en lenguaje pontificio-, pero indiscriminada apertura a la diversidad, no solamente de religiones o ausencia de ellas, sino también sexual. Una de las sorpresas de este sínodo es que en su Instrumentum laboris aparece la preocupación por los jóvenes católicos pertenecientes al colectivo Lgbt. Despertó gran ruido la inclusión de esas siglas en un documento oficial de la Santa Sede, y fueron defendidas por el cardenal Baldisseri, secretario del Sínodo. Y no es para menos la preocupación porque podrían estar también incluidas en el documento final de esta magna reunión que, según un reciente documento firmado por el Pontífice, constituye verdadero y propio Magisterio (“Si es aprobado expresamente por el Romano Pontífice, el Documento final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro”. art. 18 de la Constitución Apostólica Episcopalis communio). ¿Alguien podría haber aventurado hace algunos años, aún en la peor de sus borracheras, que el Magisterio de la Iglesia, una de las tres fuentes de la Revelación de Dios a los hombres según los ultramontanos, podría incorporar a su lenguaje esta expresión tan repulsiva?
Pero lo peor no es la sigla, sino lo que dice el Instrumentum laboris: “Algunos jóvenes LGBT, a través de distintas contribuciones que llegaron a la Secretaría General del Sínodo [lo cual es falso: se trató de una incorporación directa de la secretaría del Sínodo, como demuestra Tossati en el sitio recién linkeado], desean «beneficiarse de una mayor cercanía» y experimentar una mayor atención por parte de la Iglesia, mientras que algunas Conferencias Episcopales se cuestionan sobre qué proponer «a los jóvenes que en lugar de formar parejas heterosexuales deciden formar parejas homosexuales y, sobre todo, quieren estar cerca de la Iglesia»” (197). La verdad que cuesta mucho creer estar leyendo algo de este tenor. ¿Es posible que las más altas esferas de la Iglesia se estén haciendo esas preguntas? ¿Es posible que alguien que conserva algo de fe católica pueda convocar un sínodo para preguntarse qué debe responder la Iglesia a los jóvenes que son “lesbianas, gays, bisexuales y travestis” (Lgbt) y a los que deciden formar pareja con alguien del mismo sexo? La respuesta la puede dar un niño con el catecismo bien aprendido: deben seguir el evangelio de Jesucristo, ajustándose al cumplimiento de los mandamientos, huyendo del pecado y practicando las virtudes, en este caso, especialmente la castidad. Es la respuesta que se daría a cualquier hijo de vecino. “No es lo mismo”, dirán algunos misericordiantes, “Eso es fácil para quienes son heterosexuales y pueden casarse. Pero ¿quienes no lo son?”. Pues a los que no lo son, y son Lgbt, la Iglesia también les ha dado una respuesta desde hace siglos: “Tendrán que aguantarse y aceptar la cruz que el buen Dios cargó sobre sus espaldas". Todos los cristianos se aguantan de muchas cosas: todos ellos de comer carne los viernes y los casados de salir con la vecina. Los que nacieron celíacos, se aguantan de comer alimentos con gluten y los que nacieron petisos se aguantan de jugar al basquet. ¿Por qué entonces los "Lgbt" tendrán licencia para infringir el sexto mandamiento? ¿Será, acaso, que aparearse es condición necesaria para entrar al Reino de los Cielos?
Pero los absurdos se multiplican. Mirando al azar algunas microentrevistas hechas a los cabecillas de esta nueva Iglesia, encontramos que el cardenal von Schönborn dice que el sínodo debe dar respuesta a lo que preocupa a los jóvenes de hoy. En su país, Austria, los jóvenes tienen mucho miedo al futuro, sobre todo la ecología y la falta de trabajo. Le preguntaría yo al purpurado si se puso a pensar que hace exactamente cien años, en su propio país, los jóvenes también tenían miedo al futuro, y no precisamente porque se estaban destruyendo los arrecifes de coral sino porque la guerra acababa de destruir su propio país; y tampoco temían porque no sabían si podrían perder su trabajo sino porque habían perdido a sus padres, hermanos e hijos en esa misma guerra. La situación era un tanto más grave que la actual, y a ningún iluminado pontífice de la época se le ocurrió convocar un sínodo para resolver esos interrogantes. El cardenal Ravasi, por su parte, afirma que los jóvenes de hoy poseen un nuevo lenguaje por lo que los padres sinodales deberán aprender su sintaxis y estilo propio, cuyas dos características principales son las “frases esenciales” y las “imágenes”, es decir, el empobrecimiento supremo del lenguaje que termina convertido en una suerte de lengua tarzánica. Notemos que la propuesta del purpurado no se orienta a convencer a los jóvenes que recuperen la riqueza de sus lenguas, es decir, que se civilicen, sino más bien a que toda la Iglesia, que fue la garante y transmisora de la civilización durante viente siglos, se barbarice a fin de estar en sintonía con los jóvenes volviendo a un lenguaje tribal. Me pregunto si este señor, que paradójicamente es el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, no tiene pensado redactar un catecismo con emojis: 🕍 + 🙏🏿 = 😀
Finalmente, es muy curioso analizar el discurso del Santo Padre al inicio del Sínodo. Comienza invitando a todos a hablar “con coraje y parresía” y, poco más adelante arremete contra el clericalismo que consiste, según explica, en “considerar que se pertenece a un grupo que posee todas las respuestas y que ya no tiene necesidad de escuchar ni de aprender, o que finge escuchar. El clericalismo es una perversión y es raíz de muchos males en la Iglesia”. Sin embargo, hacia el final, se despacha contra los blogs (los blogs católicos, se entiende) que, como explicaba con prosa ciceroniana su amigo el cardenal Madariaga, son “redes fecales”. La curiosidad está en que son justamente los blogs los únicos que pueden hablar dentro de la Iglesia coraje y parresía puesto que los que lo hacen a viva voz, son prontamente misericordiados. Y resulta ser que la mayoría de los blogs está en manos de laicos, por lo que no corren el peligro de ser clericalistas. ¿En qué quedamos entonces? ¿Criticamos o no criticamos? ¿Hacemos parresía o no la hacemos? ¿O será más bien que las críticas que hagamos deben ser el eco de las críticas que hace el Papa Francisco y no críticas al Papa Francisco? La parresía, en tiempos francisquistas, tiene un techo muy bajo.
La estructura romana apostató. No le demos más vueltas.
ResponderEliminar"¿Es necesario convocar un sínodo para saber qué es lo quieren los jóvenes del siglo XXI? Lo que ellos quieren es que los dejen seguir fornicando tranquilos y tener un trabajito no muy esforzado que les permita tomarse dos o tres vacaciones por año en las que puedan seguir fornicando y consumiendo drogas."
ResponderEliminarUn poco duro, no? Será tan así? Probablemente la mayoría sí lo sea, pero lo mismo se puede decir de las generaciones anteriores, tengo 40 y conozco a mucha gente que sigue llevando este mismo estilo de vida, quizás solo esforzándose un poco más en el trabajo porque ya consiguieron mejores posiciones y sueldos, pero que después no están casados, ni tienen pareja estable, y mucho menos hijos. Y más todavía se puede decir de las generaciones anteriores (la de mis padres, los boomers), la mayoría se casó y tuvo hijos pero casi todos se divorciaron y se amancebaron, y fue la generación que abiertamente apostasió. A mí me parece (es pura impresión mía, puedo estar equivocado) que los milennials son un poquitito más conservadores que las generaciones anteriores.
Soy Guillermo Cajas.
EliminarA qué llama conservadores?
No sé dónde vive, al menos en Latinoamérica la situación de la juventud es deprimente en todos los niveles, drogas, embarazo precoz, unas ganas de rebelarse sin que nadie controle su vida, lo fácil, lejos de la Iglesia Católica y de todo sendero de virtud cristiana.
Dónde vive?
Carlo, como digo en el post, me refiero a la mayoría. Y creo que hay una diferencia con las generaciones anteriores: mis abuelos y mis padres quisieron formar una familia apenas pasados los 20 años, por ejemplo, y lo mismo querían la enorme mayoría de sus amigos. Ahora, formar una familia les interesa cuando se acercan a los 40. Hay un gap de veinte años -los años de la juventud-, en los que a la mayoría les interesa pasarla bien.
ResponderEliminarEs MARAdiaga...no MADAriaga. (una corrección, de onda)
ResponderEliminarSe ve que la incultísima familia de ese individuo cambió por ignorancia la pronunciación de su propio apellido y que él mantiene dicho error.
EliminarSi su nombre de pila fuese Gabriel, capaz que él lo escribiría "Grabiel"; de ese nivel intelectual estamos hablando...
Este sínodo sobre la Juventud no interesa a nadie, y menos a los jóvenes. Müller directamente ha dicho que no tiene autoridad magisterial ninguna.
ResponderEliminarMás bien parece una reunión de viejos perversos y asesinos de almas que tienen que rendir pleitesía sus amos y a sí mismos.
Que les parta un rayo
Es Maradiaga, pero supongo que decirle Madariaga le debe molestar, así que sigamos con Madariaga. "Los jóvenes" no existen. Ya lo dijo De Maistre, "he visto ingleses, franceses, rusos, pero no al hombre" (o algo así). Si la Iglesia se pone a buscar al hombre, sea joven o viejo, está frita, va tras de una utopía. La Iglesia tiene que darle la espalda al hombre, para mirar a Dios (cualquier parecido con la misa no es pura coincidencia).
ResponderEliminarHilbert
Imagino que yo y mi esposo no encajamos en ese colectivo llamado jóvenes porque vamos a misa tridentina, nos casamos con menos de 30 y nuestros padres y abuelos nos ven como masoquistas, nos dicen, ahora a no tener mas hijos porque no sabes lo que puede pasar, mientras tanto fornicacion aborto y drogas legales o ilegales para dar una falsa paz y alegria, porque hay que tener bienestar, porque hay que viajar y relajarse, no sean como nosotros, no tienen edad para asumir estas responsabilidad, no son maduros, etc... Y lo que veo es la extinción de mi familia, dicen: soy joven tengo 40 años y estoy en la flor de la edad... nadie quiere ser adulto, sufrir, aguantar... confiar en Dios, ponen su fe en la anticonsepcion y vivir como eternos adolecentes, escapando de asumir las cruces e incertidumbres de una familia. Llegó a la conclusión entonces de que no soy joven pese a mis años, pero ni yo ni mi esposo lo fuimos nunca siempre marginados por nuestra generación y familiares, pero al final somos los que construimos y el resto no tiene nuestras cruces pero tampoco matrimonio, hijos, fe ni sentido para vivir... que va a pasar cuando se despierten de que los estafaron?
ResponderEliminarFalstaff:
ResponderEliminarMüller habrá dicho misa, pero ya el papa Pancho ha amenazado con que que si él aprueba el texto de los sínodos, estos se convertirán en Magisterio...
Así de patéticas se encuentran las cosas...
Recuerden La Salette: "Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo"
Isaac
Falstaff, yo también he estado pensado en estos tipos en los mismos términos que Ud., en términos de, ¿qué diré yo?, de Plinio el Viejo, por ejemplo.
ResponderEliminarSí, señor, deseo con toda el alma que un mal rayo los parta.
L.p.m.q.l.p.
De primera, Wanderer. Y muy bueno lo de Falstaff. Es exactamente así: una reunión de viejos perversos
ResponderEliminarQué locura todo esto.
ResponderEliminarVeamos:
- A un heterosexual soltero qué le ha dicho siempre la Iglesia?
- Que se aguante hasta casarse por Iglesia
Bueno, lo mismo con los homosexuales, que además no pueden casarse por Iglesia (ni quieren): que se aguanten...
Parecería que el "aguantarse", luego de la gran deriva hedonista es tan difícil de pedir y practicar como ir a las Cruzadas...
Toda la modernidad pasa por la bragueta.
Sin ir más lejos, no otra cosa es la legalización del aborto (no aguantarse y por no hacerlo, en todo caso, matar la consecuencia).
Si esto no es el epifenómeno del bajo psiquismo, qué nos queda por ver...
Qué animales.
Excelente análisis sobre los turbios objetivos que se persiguen con este Sínodo de la Juventud. No en vano el Cardenal Sarah rechazó su elección como miembro de la Comisión de Información encargada de dar a conocer las noticias sinodales.
ResponderEliminarEl Cardenal Sarah no dio a conocer los verdaderos motivos de su rechazo, pero no sería extraño que lo haya hecho convencido de que la convocatoria al Sínodo fue sólo un pretexto para justificar las conclusiones que ya han sido redactadas (¿tal vez por Tucho Fernández?) mucho antes de que alguien empezara a hablar de este asunto.
Si las cosas son así, entonces tomemos antes una pastillita de Rivotril para calmar los nervios y preparémonos para escuchar esas sorprendentes conclusiones.
Al Anónimo que me insulta porque yo afirmo que el magisterio es fuente de Revalación, le aconsejo leer más cuidadosamente. Digo "...una de las tres fuentes de la Revelación de Dios a los hombres según los ultramontanos,"... Para alguien que conoce mínimamente la lengua castellana, se trata de una aposición. Yo no afirmo eso; los que lo afirman son los ultramontanos, por ejemplo en los manuales que usted señala.
ResponderEliminarEn cualquier caso ese ultramontanismo que considera al Magisterio como fuente de Revelación es heterodoxo, pues se opone a lo que el mismo Magisterio definió en los concilios de Trento, Vaticano I (const. Dei Filius) y Vaticano II (const. Dei Verbum).
ResponderEliminarCito del Vaticano I
Esta revelación sobrenatural, conforme a la fe de la Iglesia universal declarada por el sagrado concilio de Trento, «está contenida en libros escritos y en tradiciones no escritas, que fueron recibidos por los apóstoles de la boca del mismo Cristo, o que, transmitidos como de mano en mano desde los apóstoles bajo el dictado del Espíritu Santo, han llegado hasta nosotros».
GASTÓN: ¿No sería una forma adecuada de poner en su sitio las pretensiones de dar carácter magisterial a las conclusiones del sínodo el decir que sería algo así como la ley del embudo, más que otra cosa, visto el valor que Francisco ha dado a lo enseñado por la mayoría de sus predecesores sobre Lutero cuyo centenario celebró con todo tipo de gestos? Y no será el único ejemplo que se pueda invocar.
ResponderEliminarAnónima de las 11:11, no se preocupe por la extinción de su familia porque está siendo más que contrapesada por la alta tasa de natalidad en las villas. Eso sí, sus hijos vivirán en una Argentina cada vez más morena así como los hijos de los europeos de hoy vivirán en una Europa cada vez más moruna.
ResponderEliminarAviso para Jack Tollers: la página web en su perfil de usuario de blogger apunta a un sitio ya inexistente (www.cuadernas.com.ar). Tal vez quiera cambiarla para que apunte a etvoila.com.ar.
ResponderEliminarLengua tarzanica...je es una genialidad lo suyo wander. "Me recabe el chabon"
ResponderEliminarAnónimo de las 15:28 - el color de la piel no debería ser algo que preocupe a un cristiano. Si fuera europeo, me opondría a los inmigrantes porque la gran mayoría de ellos son infieles y quieren destruir la civilización cristiana e imponer la sharia, pero no me opondría a recibir (si posible temporalmente) a maronistas en primer lugar (por católicos), y en segundo a coptas, asirios y otras sectas cristianas que no están en comunión con nosotros, para protegerlos de la tremenda persecución que sufren de parte de los yihadistas. Si a los "morenos" de las villas les transmitimos el evangelio y les enseñamos a ejercer un oficio digno (dos cosas que los curas "villeros" no hacen) serán ciudadanos socialmente importantes (en vez de parásitos criminales o cobradores de planes), hijos de Dios y herederos del Reino. Entiendo la rabia de muchos hacia la dictadura "políticamente correcta", pero tomemos mucho cuidado de no caer en el error opuesto del racismo, que no es una doctrina cristiana. Cristo nunca dijo que había "razas inferiores" que no podían ser evangelizadas.
ResponderEliminarComo comentario personal, aclaro que soy ciudadano brasileño (residente en Argentina hace casi 15 años) y que ayer voté por Bolsonaro.
Carlo, de lo que yo escribí no se infiere necesariamente que yo esté preocupado por el color de la piel o que considere inferior a alguien por ese rasgo. Simplemente aludí a dos hechos objetivos: que en los sectores más pobres de Argentina son mayores tanto la proporción de etnia amerindia como la tasa de natalidad, y que la tasa de natalidad de los inmigrantes a Europa desde Africa y Medio Oriente es mucho mayor.
ResponderEliminarEl problema con muchos villeros y muchos inmigrantes a Europa es la calidad del software, no la del hardware, y entre ambas calidades no hay una relación causal necesaria sino una correlación estadística circunstancial, si bien objetiva y real.
Si yo fuera europeo tampoco me opondría a la inmigración de cristianos árabes, y siendo argentino no me opongo a recibir venezolanos de bien con evidente componente negro (en sentido subsahariano, no "cabecita negra" argentino) en su constitución.
Hay negros de todos los colores
EliminarSi le pica que se arrasque, el único heroismo que podría hacer Bergoglio es renunciar e irse a la Patagonia. Que reconozca que es un fracaso, un Sínodo de Jóvenes sin jóvenes, con una misa inaugural semi vacía, con ese patético cayado del Señor de los Anillos. Está haciendo el ridículo o está loco. Cuando no le gusta algo se dedica a lanzar improperios e insultar que si los blogs que nunca lee o eso dice, que si los pelagianos, no me extraña que le pierdan el respeto. Es como para contestarle y los MONOS y PAYASOS que, porque vamos inagurar un Sínodo de tal guisa es que está peor de lo que se cree.
ResponderEliminarCon la estructura eclesiástica romana ya no hay nada que se pueda hacer. Es un montón de ancianos a los que sólo les interesa la política y su bienestar personal (salvo muy honrosas excepciones).
ResponderEliminarPor otro lado Wanderer, coincido plenamente con su descripción de lo que quieren 'los jóvenes' -al menos considerados como categoría social, sin entrar en casos particulares-. Lo que me llama la atención de los 'jóvenes' actuales es que carecen de cualquier horizonte vital que exceda la experiencia sensible. Podrá interesarles fornicar, o su celular, o ir a la cancha a ver un partido, o a un recital de cierta banda, o ir a bailar, o un viaje a un sitio exótico, o ir a comer hamburguesas artesanales, o practicar un deporte extremo, o cursar un posgrado en el exterior, o etc.. Todas experiencias sensibles, moralmente mejores o peores, pero no más que eso, sensibles. Cualquier concepto que exceda los límites de la experiencia sensible les resulta totalmente absurdo en incomprensible. Ideas como Patria, Patriotismo, Alma, Dios, Religión,...les resultan completamente ajenas y profundamente incomprensibles. Dudo que esto haya pasado muchas veces antes en la historia del mundo. Y no creo que una sociedad pueda sobrevivir pensando así durante algunas generaciones sin colapsar totalmente.
Jack Tollers, si sucediera tal milagro, más que un mal rayo sería un buen rayo el que se llevara a esta caterva por delante. Que digo, ¡sería un rayo santo!
ResponderEliminarEl de las 15:28 - gracias por la aclaración, y disculpe si lo malinterpreté, aunque sí tengo que admitir que en mis encuentros con católicos "tradicionales" he visto unos pocos con tendencias racistas, lo que felizmente no es su caso. Leyendo su comentario, puedo decir que estoy completamente de acuerdo con usted. Uno de los grandes problemas de Latinoamérica es justamente el izquierdismo que, lejos de valorar el trabajo, lo desprecia (lo considera "explotación") y lo reemplaza por el clientelismo estatal, reforzado por varios sectores eclesiales "pobristas" que se acomodaron siendo punteros políticos de partidos como el PJ en Argentina y el PT en Brasil, descuidando la transmisión del Evangelio y los sacramentos. No es de sorprender entonces el ascenso del evangelismo por estos pagos, es menos insano que ese pseudocatolicismo. Por lo menos muchos evangélicos (sin contar los estafadores, no necesito ni nombrarlos pues todo el mundo acá ya conoce por lo menos un par de "iglesias" brasileñas con templos enormes y cobros absurdos de "diezmos") les enseñan virtudes morales básicas.
ResponderEliminarSimplemente aludí a dos hechos objetivos: que en los sectores más pobres de Argentina son mayores tanto la proporción de etnia amerindia como la tasa de natalidad, y que la tasa de natalidad de los inmigrantes a Europa desde Africa y Medio Oriente es mucho mayor.
ResponderEliminarEs así. Y si no fuera por los sectores de etnia amerindia y alta tasa de natalidad, la ley del Aborto se hubiera aprobado en la Argentina. Se lo digo con conocimiento de causa, pues estuve en el cierre de los evangélicos en la 9 de Julio, en donde la proporción de 'etnia amerindia' era no menor.
Sin los sectores pobres de 'etnia amerindia' y alta tasa de natalidad, somos Uruguay.
Isaac, no dudo, como Vd dice, de las intenciones bergolianas de elevar a Magisterio las barbaridades que salgan del sínodo. Cité a Müller como muestra de que cada día más gente desprecia los documentos pontificios, que además de invitar a la herejía son de una mediocridad pasmosa y reflejan una mente bastante desquiciada (por no decir otra cosa).
ResponderEliminarEn el fondo Müller está diciendo que ya puede decir misa la banda que se ha reunido en este sínodo, que será invalido. Y si va contra el Magisterio previo, Francisco también puede decir misa porque será igualmente invalido.
Virtudes morales básicas no es suficiente-
ResponderEliminarPienso que un recurso para sobrevivir a la crisis es no crear problemas innecesarios. ¡Como si no hubiera bastante con los problemas reales! Y un problema innecesario es ese del valor magisterial de los documentos del sínodo. De los que ya se ha dicho bastante aquí.
ResponderEliminarAnónimo 2:04,
ResponderEliminarno, no lo es. Pero en el contexto actual es mucho. Muchísimo.
¿Un Catecismo con emojis? ¡¡No den ideas, inconscientes!! :)
ResponderEliminarEl mejor blog del universo "católico"! Lo que nos falta eres hacer red para empezar a salir de este pantano.
ResponderEliminarExcelente post. Lo único al leer o escuchar que se nombra a Francisco cómo Santo y Padre súbitamente me duelen los oidos y mis ojos quedan afectados por la atribución de tan bellas y luminosas palabras a un ser oscurecido como el.
ResponderEliminarGuillermo Cajas - a mí me pregunta, por mi afirmación que "los millennials son un poquitito más conservadores"? Vivo en Capital Federal, Argentina. Bueno, me explico, pensé que estaba claro pero se ve que no, hay dos cosas en mi comentario a no ignorar: 1- el adverbio, poquitito, muy poco, muy poquito, no es que dije que los millennials sean millones de cruzados luchando por recuperar la fe; 2- es mi impresión personal, no tengo estadísticas que lo soporten ni me baso en estudios sociológicos, solo que en los templos veo gente de 60 o más años, gente de 20 o menos, y difícilmente gente de 30-40 como yo, simplemente eso (excepto los lefes de calle Venezuela, claro, ahí sí se ve gente de todos los rangos de edad). Quizás yo esté equivocado y piense así por trabajar con una muestra demasiada chica, o quizás sufra de sesgo de confirmación, qué sé yo...
ResponderEliminarVamos a dejarnos de vueltas: a Francisco y su pandilla no les puede importar menos escuchar a nadie, jóvenes o no jóvenes, católicos fieles, libertinos, intelectuales o barras bravas. Ellos postulan la realidad y punto. Los aterra la mera idea de pensar que ellos ya no son más "la juventud", "la renovación", "el aire fresco", porque en el fondo son paganos que viven de espaldas a la muerte y la temen porque ni la conocen ni piensan --ni quieren pensar-- en ella ni en lo que se viene después.
ResponderEliminarPor otro lado y en cualquier caso, buena parte de la deriva moral de milennials y gen Z es (la i)responsabilidad de los baby boomers, pero siempre es más fácil echarle toda la culpa al chancho y olvidar que se le rascó el lomo. De aquellos polvos, estos lodos.
En cuanto a lo de Ravasi... por supuesto que la educación y civilización de los jóvenes no interesa. En la medida en que se los pueda mantener volubles y manejables, menores, puede seguir uno tranquilo atornillado a la silla y desestimando cualquier indeseable veta tradicional --que suele despertarse insidiosamente en cualquier católico que se educa un poco. Hablando de estar atornillado a la silla, si uno, por un lado no le enseño a alguien más joven a vivir para la eternidad (porque no vivo yo mismo para la eternidad) y la perspectiva de su vida terrenal es que yo no le voy a hacer lugar en el mundo adulto y en responsabilidad hasta que me saquen con las piernas para adelante... ¿Qué queda sino el "comamos y bebamos que mañana moriremos"?
Estando en mis 20 y siendo católica practicante, supongo que entro en la categoría de "joven católico". Me tiene absolutamente harta la cantinela de "los jóvenes esto y los jóvenes lo otro y los jóvenes lo de más allá" y de que se hable de nosotros como si fuéramos disminuidos mentales incapaces de hablar por nosotros mismos. Me he decidido, por mi propia salud mental, a ignorar el discurso de los que dicen que quieren escuchar pero no escuchan. Y visto lo visto, no soy la única. No mascamos vidrio. ES improductivo hablar con el que no quiere oír. Lo que nos va quedando es que ellos sigan por su lado teniendo sus reuniones de té de veteranas (con perdón de las veteranas) y nosotros tratar de trabajar y cooperar con quien sea para salvatajar lo que se pueda.
Dios hizo al blanco y al negro
ResponderEliminarsin declarar los mejores;
les mandó iguales dolores
bajo de una mesma cruz;
mas también hizo la luz
pa distinguir los colores
Así decía el sabio Martín Fierro en su payada con el Moreno
Cruz