miércoles, 14 de noviembre de 2018

Gato encerrado, y estofado

(Debido a la urgencia de la noticia, publico hoy este post aunque espero que la discusión sobre el tema anterior pueda continuar)



¿Hasta cuándo Señor?

por Robert Royal
Miércoles, 14 de noviembre de 2018

Durante los últimos dos días he estado de viaje y muy ocupado; cuando abordaba un avión, recién me vine a enterar de la noticia del pedido del Vaticano a nuestros obispos americanos en el sentido de que no voten sobre ningún protocolo de actuación para resolver la crisis de los abusos. Y ahora que esto escribo han pasado 24 hs. desde entonces, mientras intento ponerme al tanto con esta noticia tan extraña. Posiblemente se me ocurran más cosas para decir más adelante, pero por ahora, sencillamente me cuesta creer que no es todo sino producto de un mal sueño.

Hace meses ya que el Vaticano sabía que los obispos se iban a ocupar de la cuestión de los abusos en su encuentro de todos los otoños, en Baltimore. El Papa les pidió que lo cancelaran y que en lugar de eso participaran de un retiro espiritual, a la espera de la reunión en Roma de los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, encuentro previsto para febrero del año que viene. 
Resulta difícil adivinar con algún grado de precisión qué es lo que el Papa Francisco teme que suceda en la reunión de estos días en Baltimore.
Hemos oído por ahí vagas referencias a que las decisiones de los obispos americanos podrían violar normas del Derecho Canónico. Pero ¿desde cuándo este papado se ha visto restringido por cuestiones legales—o querido que los obispos del mundo entero cumplan con el Derecho Canónico—cuando quiso realmente que alguna cosa se hiciese?
Sea cual fuere ese temor, esperar hasta el mismísimo día de la inauguración de la reunión para pedir que no se votara nada, es cosa prácticamente sin precedentes. Es triste admitirlo, pero para muchos americanos, probablemente el Papa ha confirmado lo que se ha visto obligado a admitir en Chile: que él es parte del problema. Que nadie lo haya convencido de que esta decisión se convertiría en una pesadilla de relaciones públicas—y que causaría más problemas que una franca discusión y una votación (cuyo resultado en cualquier caso, siempre se podía atenuar más adelante)—constituye un signo de dónde estamos en la Iglesia en los días que corren. 
Espero llegar a Baltimore hoy mismo para tomar la temperatura personalmente. Pero las noticias que he visto dicen que el Cardenal Cupich se puso de pie cuando el Presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, Cardenal Di Nardo, estaba expresando su desilusión por razón de la decisión del Vaticano, para decir: “Está claro que la Santa Sede está tomando la crisis de los abusos muy seriamente.” ¿De veras? Si fuera así de claro, no haría falta decirlo. 
O explicar, como procedió a hacerlo Cupich, con frases obviamente preparadas de antemano, por qué la asamblea de obispos debía aceptar algo claramente inaceptable, como parece que muchos de ellos advirtieron inmediatamente. Su recomendación, que claramente procedía del mismísimo Papa, era la de convocar a otra reunión más para el mes de marzo, después del encuentro de los presidentes de las conferencias episcopales en febrero. Varias víctimas de los abusos y organizaciones que los defienden ya no esperaban gran cosa de la reunión de este mes de noviembre, que en sí misma viene a convocarse morosamente, varios meses después de las últimas revelaciones. 
En la jerga política de Washington esto se llamaría patear la pelota afuera con la esperanza de que se convertirá en el problema de otro, o que todo quedará olvidado, tapado por un nuevo ciclo de noticias.
Desde luego, ya contaríamos con evidencia tangible de eso si “el Vaticano” estuviese “tomando seriamente la crisis de los abusos”. Algunos de los defensores del Papa Francisco han notado que es el único papa de los tiempos modernos que obligó a un Cardenal (McCarrick) a renunciar. Cierto, pero eso sólo después de que la Arquidiócesis de Nueva York determinó que había cometido un delito al molestar a un menor de edad. 
Las normas actuales de la Iglesia de los Estados Unidos establecen que semejante crimen no se podía encubrir y que debía reportárselo a las autoridades civiles. Que fue esencialmente lo que le forzó la mano a Roma. Y McCarrick, es, medio año después, todavía, inexplicablemente, sacerdote.
La otra evidencia de la que disponemos acerca de cuán seriamente se toma Roma la crisis de los abusos, procede de otro lado. El mes de diciembre pasado, el Vaticano sencillamente dejó que la Comisión Pontificia para la Protección de los Niños expire. En cierta forma, no se perdió gran cosa con eso, puesto que, a pesar de la catarata de alabanzas cuando fue creada, la dicha comisión no hizo gran cosa. Varios de sus miembros, fueron renunciando a modo de protesta por su inacción. 
Pero, ¿dejarla expirar? Unos meses después resultó reconstruida, mas nadie ha oído ni visto nada de esta comisión que sugiera que fuera a jugar algún papel en lo que ahora es una crisis global.
A la gente de habla inglesa se le hará difícil de creer, pero gran parte de los medios en Italia y partes de Europa acompañan al Papa en su falta de sentido de urgencia que tiene toda esta cuestión de los abusos. Parecerían ignorar—o son sencillamente renuentes a aceptarlo—que efectivamente hay una crisis, más allá de un importante número de sacerdotes y obispos envueltos en escándalos de este tipo.

Si uno habla con gente del Vaticano o de sus suburbios, tienden a creer que se trata de una aberración específicamente americana (olvidando convenientemente de que hay problemas parecidos en Chile, Honduras, Irlanda, Australia, la propia Italia, el propio Vaticano y otros países). Ellos dicen que nuestros obispos (americanos) han manejado todo esto torpemente al punto que se le ha ido de las manos. 
En determinada oportunidad, el Cardenal Maradiaga, la mano derecha del Papa en el Colegio de Cardenales (él mismo implicado en escándalos sexuales y financieros en Honduras), atribuyó las revelaciones en los Estados Unidos del año 2002 a influencias judaicas y masónicas en la prensa americana, que, según sostuvo, buscan destruir a la Iglesia. Después se disculpó—pero eso es claramente lo que él, e indudablemente otros en los más altos niveles del Vaticano, realmente creen.
Uno se puede desgañitar tratando de explicarles cuán extendida es la bronca entre los laicos, y muchos sacerdotes y obispos en razón de todo esto. Hasta ahora, el modo en que Roma ha estado encarando estas novedades, ha sido como trató las denuncias del Arzobispo Viganò—esto es, no hacer nada. Eso hace que mucha gente—incluso fieles católicos—sospechen, con o sin razón, de que aquí hay gato encerrado, de que hay personajes muy poderosos tratando de que estas cosas no salgan a la luz. 
Uno puede intentar culpar a la lentitud de la burocracia vaticana, a la existencia de resentimientos entre los miembros de la jerarquía, a cierta antipatía contra el Papa, a la influencia del mismísimo Satán. Pero lo cierto es que simplemente la gente no quiere más discursos, reuniones, comisiones. Quieren acción. Y quieren verdad
En lugar de eso, lo que ven es que, incluso cuando nuestros obispos americanos quieren tomar algunos primeros pasos tentativos para encarar un problema tan enredado como urgente, un problema que involucra no sólo la protección de inocentes sino también la credibilidad moral de la Iglesia, Roma dice: No, esperen. 

Tradujo: Jack Tollers
Fuente:   https://www.thecatholicthing.org/2018/11/14/how-long-lord/ 

13 comentarios:

  1. Pues hubiera sido mejor un "No esperen" ( sin coma ) Tratamiento de urgencia, completo y eficiente.
    Están aprovechando esto para conseguir escándalo, enardecer los ánimos, armar más confusión, crear más división.
    Gritaron fuego!, pero mandan la orden de quedarse y esperar. Raro.

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  2. Realmente espero que sea una tontera mía.(tanto así, que parezco bipolar)
    Si Francisco es un Juan Pérez que fue a dar por error al Vaticano , y por eso está dejando la crema, todo este escándalo lo va hacer caer hasta el fondo. Tendrá que renunciar.
    Pero, si fuera "el falso profeta" o algo peor, va a sacar mucho provecho de esta situación y hará el teatro de que está tiritando de susto en algún rincón del Vaticano.
    Por lo demás que le importa un pepino sacrificar a sus "amigos".

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  3. Raro? No. Es perfectamente logico todo esto. Se trata de un poder sacrificial que inmola niños. Baal reina en ciertos ambitos. O Moloch, que es lo mismo. Satanismo cada día
    más desembozado y explícito.

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  4. Creo que Francisco ha determinado apoyar la homosexualidad y llevará, mediante algún panfleto (documento, exhortación, etc. bien ambiguo pero de pastoral implacable) la "amplitud de criterio" del mundo. No condenará a nadie salvo a los que no estén de acuerdo con la agenda. Les ha cerrado la boca a los obispos americanos y los hará marcar el paso redoblado. Ojalá me equivoque

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  5. Que Francisco escuche a Francisco:

    No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable «descentralización». (Evangelii gaudium 16)

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  6. El Papa apostató y firmó su apostasía en Amoris Laetitia. Y no se cansa de apoyar cuanta causa anti-católica pueda haber, incluido celebrar a abortistas. Roma ha caído bajo el poder de Satanás. Es espantoso, pero es lo que la evidencia señala.
    No sé si esto estaba profetizado. Y como católico estoy perplejo y no sé qué hacer.

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    1. Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo.
      Nuestra Señora de La Salette a Melania y Francisco, los niños videntes.

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  7. Bueno esta claro que tres o cuatro meses mas dan mucho juego para destruir pruebas, archivos y todo tipo de documentación, no?

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  8. O sea... SI. Bergoglio apoya una agenda sodomita. La que impulsa la élite que gobierna este pandemonium que llamamos sociedad humana. Pero Bergoglio no apoya esa agenda satanica porque sienta algun tipo de simpatia por los sodomitas o por los transexuales o por los travestidos. Bergoglio simplemente obedece a sus superiores... sus "mambos" superiores por los cuales esta sentado donde pone el trasero. Por los poderes de la logia. Y no cualquier logia. Reitero que ya sabiamos desde hace bastante que Baal reina en el interior del Vaticano.

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  9. Lo ha impedido porque esa reunión, el documento y las consecuencias serían incontrolables por Francisco, que prepara un apaño que sera Terror de las Viejas, condena de unos sengundones (viejo truco de un chivo expiatorio que limpie a los demas) y tranquilidad de la mayoría mariconil.
    Sigo diciendo que en el documento Viganó está la clave: la secta progresista y homosexualista, que comparten fines y muchos están afiliados a ambas, amén de otras logias son los electores y apoyos de Francisco ab origine y su hado es el de Francisco. Si la iglesia estadounidense empieza a investigar y a limpiar publicamente aunque sea por un interés material el pontificado de Francisco y, más importante porque si el actual papa fuera el principal problema ya lo hubiesen finiquitado, las redes que le auparon quedarían al descubierto en su verdadera esencia leprosa y caerían con él.
    Ya no creo que abdique Francisco, tampoco creo que lo dejen. Perder la sede petrina, fuente del poder eclesiastico , sin sustitutos limpios (Viganó, Viganó cuantos llorarán por ti...) sería para ellos suicida en estos momentos. Su sucesor se verá obligado a ser Hercules en los establos de Augías y el rencor de muchos se irá en contra de los francisquitas por las humillaciones a tanta gente hechas por este despota.
    Ahora los tiempos son de Dios.

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  10. Eck..

    Como guión para una novela de anticipación ...genial.

    PB

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  11. Muy inteesante el artículo de De Mattei. La única salida para Francisco es echarle la culpa a sus antecesores. Que él acaba de llevar a los altares.

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  12. Piquete de Ojos, fiel ladera de Juan Domingo Cangallo, ya salió a publicitar el fallo que condena a Viganó a devolver millones de euros a su hermano.
    Pero sobre lo que dijo Viganó acerca de la veracidad o no del encubrimiento sexual, ni palabra.
    Periodista Tothuer y Tartamuda, ahora veo y ahora no veo, ahora hablo y ahora me callo.

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