jueves, 20 de agosto de 2020

Una profecía de Newman

 [Hace casi doscientos años, Newman veía que en la iglesia de Inglaterra estaba sucediendo lo que sucede en la iglesia católica desde hace algunas décadas. En 2014 discutimos en este blog una situación similar, siendo protagonista Ronald Knox a raíz de la conferencia de Kikuyo (aquí). Pareciera que lo que ocurrió en la iglesia anglicana hace más de un siglo está ocurriendo, casi como un calco, en la iglesia romana. Espero que los responsables frenen a tiempo. Caso contrario, terminaremos con mujeres obispo en pocos años]


“Así, en el sagrado terreno de la religión, sin seguir un mal principio, sin la ignorancia o el rechazo a la Verdad ni ese autoengaño que son los principales instrumentos de Satán en nuestros días, no debido a la mera cobardía o a la mundanidad, sino a la falta de reflexión, a un temperamento indolente, a la excitación del momento, al gusto por hacer felices a los demás, a la susceptibilidad o a la adulación y al hábito de mirar en una sola dirección, los hombres se ven conducidos a abandonar las verdades del Evangelio, a consentir en abrir la Iglesia a las diversas denominaciones del error que abundan entre nosotros o a alterar nuestros ritos para complacer al tibio, al burlón o al vicioso. Ser amables es su único principio de conducta y cuando encuentran que se ofende el credo de la Iglesia, empiezan a pensar cómo cambiarlo o recortarlo, con el mismo ánimo con el que intentarían ser generosos en una transacción económica o ayudar a otro a costa de renunciar a la propia conveniencia. Al no entender que sus privilegios religiosos son un depósito que deben entregar a la posteridad, una sagrada propiedad confiada a toda la familia cristiana que ellos no poseen sino que sólo disfrutan, desperdician esos privilegios y son pródigos con los bienes de los demás. Así, por ejemplo, hablan contra los anatemas del credo atanasiano, O las disposiciones litúrgicas, o algunos de los salmos, y desean prescindir de ellos”.

[…]

“Obsérvese, pues, que estos tres sistemas de pensamiento, por muy distintos entre sí que sean en principios y espíritu, coinciden en dejar a un lado que Dios está representado en la Escritura no sólo como un Dios del amor sino también como un «fuego abrasador». Al rechazar el testimonio de la Escritura, no extraña que rechacen también el de la Conciencia, que, desde luego, no presagia nada bueno para el pecador pero, como sostiene el fanático, no es en absoluto la voz de Dios, o, según los partidarios del utilitarismo, queda en una mera benevolencia, o, según los más místicos, en una suerte de pasión por lo hermoso y lo sublime. Así, al considerar sólo la «bondad» y no la «severidad» de Dios, no es de extrañar que se «desciñan los lomos» y se feminicen, ni que su noción ideal de una Iglesia perfecta sea la de permitir que cada cual vaya por su lado, y renuncie a cualquier derecho a expresar una opinión, y mucho menos a censurar el error religioso”.

[…]

“Sólo entonces triunfarán en su lucha los cristianos, «entregándose como hombres», conquistando y dominando la furia del mundo y conservando la unidad y el poder de la Iglesia: cuando sometan sus sentimientos a una severa disciplina y amen con firmeza, santidad y rigor. Sólo entonces podremos prosperar (bajo la bendición y la gracia de aquel que es el espíritu tanto del amor como de la verdad), cuando se nos dé un corazón como el de Pablo, incluso más grande que el de Pedro y Bernabé, si es que han de verse superados en sentimientos humanos, para «no conocer ya ningún hombre según la carne», para alejar de nosotros a sobrinos u otros familiares cercanos, para renunciar a su trato, su esperanza y su deseo cuando Él lo ordena; Él que da amigos también al solitario si confía en Él y que nos proporcionará «dentro de mi casa y de mis muros, parte y renombre mejores que hijos e hijas: les daré nombre eterno que no será borrado»”. (Is 56,5).

Sermón para el día de san Bernabé de 1834. (Parochial and Plain Sermons  II, 23)


5 comentarios:

  1. Sólo un hombre superior pudo entrever hace casi 200 años que la Iglesia podía caer en una profunda crisis como a la que hoy asistimos perplejos. Y no hay duda que Newman lo era.
    La reflexión que más me sorprendió fue cuando dice que "...al considerar sólo la bondad y no la severidad de Dios, no es de extrañar que se desciñan los lomos y se feminicen, ni que su noción ideal de una Iglesia perfecta sea la de que cada cual vaya pos su lado y renuncie a cualquier derecho a expresar una opinión y mucho menos a censurar el error religioso".
    Pero si hablamos de profecías cumplidas, nunca he leído una como la que hace 50 años sentenció el historiador español García Villoslada S.J., cuando en 1970 escribía desde Roma: "El día de la canonización de San Juan de Avila estuve hablando con varios obispos españoles que me contaron algo de lo que todos sabemos sobre el estado de la Iglesia y de España. Uno me preguntó: ¿qué solución ve usted? Respondí: solamente una dictadura soviética o una guerra atómica que destruya la mitad de la humanidad. Sólo entonces se borrará de las mentes de todos el falso concepto hoy corriente y dominante de democracia, es decir, rebeldía contra la autoridad y el respeto a la consciencia individual. Todos los esfuerzos que se intenten serán inútiles, porque ningún superior, ni el Papa, ni los Obispos, ni nuestro General, se atreve a mandar. Y si mandasen, no serían obedecidos. Vamos a la desintegración total de la sociedad hasta que sobrevenga la catástrofe".
    Sólo otro hombre superior como Newman pudo avizorar hace 50 años la terrible catástrofe que se avecina sobre la Iglesia y el mundo.
    Los progres son optimistas porque creen ver una luz al final del túnel, pobrecitos, no advierten que lo que ven no es la luz del sol sino la de una locomotora que avanza a toda marcha hacia nosotros sin paradas intermedias. Y la colisión será brutal, tan brutal como nunca antes ha conocido la Iglesia a través de los siglos.
    Lo que más sorprende es que nadie se dé cuenta. En Roma todos parecen ciegos y sordos. ¡Y eso que la locomotora viene tocando pito y ya la tenemos encima!
    ¿O será que lo hacen a propósito? ¡Porque eso también es posible...!

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    1. Fuenteovejuna:

      ¿Podría decirme dónde encontrar el texto íntegro donde habla Villoslada? Tengo interés en consultarlo.

      Muchas gracias de antemano.

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  2. Todo lo del cardenal Newmann es sublime. Cómo pensar siquiera en esa idea absurda de que Inglaterra es el mal, cuando buena parte de lo mejor de la literatura y cultura católica proviene de allí.

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  3. "Cuando encuentran que se ofende el Credo de la Iglesia, empiezan a pensar como cambiarlo o recortarlo". Es un aviso de un hombre que descubrió ese mal hace doscientos en su Iglesia, y hoy parece seguir tan vigente como entonces. Y para evitalo pone el acento en el depósito de la fe, del cual la Iglesia no sólo es responsable de conservarlo intacto para la posteridad, sino también para proclamarlo íntegramente a todos los hombres hasta la vuelta de Jesús al mundo. Y sin duda, el peor escollo para cumplir con la sagrada misión de transmitir el Evangelio que el card. Newman ve por delante, es la de acomodar la verdad del Evangelio a las mezquindades del corazón humano. Y así, bajo un falso concepto de caridad, que mirando sólo a la bondad de Dios, para pasar por alto sistemáticamente la necesidad de responder a su soberano designio, con lo cual se termina transmitiendo la verdad de Dios, sin su distintivo esencial, que es la de seguir los pasos del Redentor por los fatigosos senderos de la Cruz.

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  4. les confieso que continúo azorado de lo que ha ocurrido con el seminario de San Rafael. Parece una película. La Iglesia no tomó dimensión del suceso. Ese es el signo del país de donde el Papa nació, esos son sus frutos, por los frutos los reconocereis.

    Don Azorado

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