miércoles, 2 de diciembre de 2020

La impaciencia de nuestros amigos

 

Las señales de Su Venida no son tan claras como para dispensarnos de intentar discernirlas, 

pero tampoco tan patentes que uno no pueda equivocarse en su interpretación, 

de modo que nuestra elección pende entre el riesgo de ver lo que no es y el de no ver lo que es. 

John Henry Newman, Esperando a Cristo, en Et voilà


Sin embargo, en una cosa todos estamos de acuerdo: y es que estamos viviendo tiempos difíciles, tiempos de tribulación y de prueba. 

Y yo quisiera aquí detenerme brevemente en lo de la prueba, en cómo estamos siendo puestos a prueba, cada uno de nosotros: de una parte, padecemos una prueba generalizada, en común, el mundo moderno, el triunfo del progresismo (con el Covid y todo) y luego, las reacciones que desencadena, que también nos hacen padecer. Pero luego, está el caso de cada cual: todos estamos siendo probados, es cierto, pero a cada uno de nosotros nos aprieta el zapato de distinto modo; hay quienes sufren depresión nomás, eso solamente (¡y te la debo!), pero también están los que no tienen trabajo y… están deprimidos. Hay algunos que padecen de males físicos. Y otros que padecen de males físicos y psicológicos. Algunos sufren por la pobreza y otros sufren por no saber cómo gastar lo que les sobra. Hay quienes sufren pruebas de fe y otros están desesperanzados (o desesperados). ¿Para qué seguir? 


Todos sabemos que estamos siendo probados en general, sin excepción, y todos sabemos que todos estamos siendo probados en particular: es propio de este tiempo, en el que Dios Nuestro Señor, se dignó ponernos. 

En el mismo sermón del que saqué la frase del epígrafe, Newman cita al profeta Habacuc:

Estaré en pie sobre mi atalaya,

Me apostaré sobre la muralla,

Y quedaré observando para ver

qué me dirá Yahvé

y qué responderá a mi querella.

Qué responderá a mi querella…

Y respondióme Yahvé, y dijo: 

Escribe la visión, grabándola en tablillas,

para que se pueda leer fácilmente.

Porque la visión tardará en cumplirse

Tardará…

Hasta el tiempo fijado,

llegará a su fin y no fallará;

Pero… pero… ¿tardará mucho?

Si tarda, espérala.

Vendrá con toda seguridad, sin falta alguna. (Hab. II:1-3)

Ya ven cuánta verdad se esconde en la frase de Newman: hay una ambivalencia en el vigilante, pues vigila precisamente porque no sabe cuándo va a venir el ladrón. 

Si el dueño de una casa supiera a qué hora se va a meter el ladrón,

lo esperaría para no dejarlo entrar (Lc. 12:39).

Claramente, en algún momento vendrá. Vendrá con toda seguridad, sin falta alguna.

Pero, de igual modo, como advierte Nuestro Señor, no sabemos cuándo. Y de allí el deber de vigilar. 

Esto, dicho así, está más claro que el agua. Lo difícil es vivirlo por razón de la paradoja que Cristo instaló en medio de la historia con su palabrita pronto, “vuelvo pronto”. 

¿Pronto? Dos mil años después de haber dicho eso, de haber prometido eso y… ¿todavía no volvió? Newman, otra vez, nos contesta:

Si su Segunda Venida hubiese ocurrido pronto, en el sentido que habitualmente le damos a la palabra, no podría haber sido repentina también. No creemos que los sirvientes de un señor que anuncia que sale a una fiesta puedan sorprenderse demasiado por su regreso pocas horas después. 

Su vuelta nos tomará por sorpresa y nos parecerá repentina sólo porque nos parecía que se demoraba.  

De allí las distinciones necesarias que Castellani tan bien enfatizó en un artículo escrito hace setenta años (Visión religiosa de la crisis actual, Dinámica Social, Bs. As., nº 13-14, septiembre-octubre de 1951, ¡qué te parece!, que hallará el que lo tenga, en la edición de Dictio de Cristo ¿vuelve o no vuelve?): 

Dos posiciones heterodoxas y entre sí opuestas, una eufórica y otra agorera, dominan hoy vastamente el aire del tiempo:

1.- Sabemos que el mundo no puede acabar.

2.- Todo es inútil, no se puede hacer absolutamente nada.

Estas dos posiciones puede encontrarlas el lector en su vecindad y aun en su familia, y quizá incluso en sí mismo, alternándose en moto pendular en las horas agitadas o foscas.

En sí mismo…

Así es. Y esto porque entre nosotros, después de la insistente, brillante e irresistible prédica de Castellani, justamente, difícilmente hallaremos a alguno que niegue la Parusía, a un cristiano “anti-parusíaco” como él los llamaba. En cambio, entre los nuestros bien podemos toparnos con esta otra heterodoxia, hija de una impaciencia malsana y que engendra dogmatismos en materia opinable, una y otra vez. Habiendo resuelto que el “pronto” de Jesucristo alude a un tiempo más o menos inmediato, cronológicamente identificable en cuestión de semanas, o de meses, o quizás, de años, no solo se abrazan al todo es inútil, no se puede hacer absolutamente nada, sino que se ponen también a dogmatizar en materia opinable. 

Lo que, estimado Wanderer, resulta aburridísimo, como para empezar a decir alguna cosa. 

¿Pongo ejemplo? Y sin embargo, no lo voy a hacer, porque, como dije, los que así proceden, los que así se pronuncian, son muchos, y son amigos nuestros, se van a poner el sayo y… se van a enojar. 

Pero Ud. y yo sabemos quiénes son y por qué se expresan con ese talante. 

Y ellos también. 

Es por razón de su maldita impaciencia, nada más; y eso, a su vez (otra vez la maldita paradoja), es porque lo quieren a Jesucristo, no vaya a creer. Pero no tanto como para detenerse cuidadosamente sobre el sentido de cada una de sus palabras, ipssísima verba Iesu.

Son como los chicos, que uno los quiere, cómo no, aunque, de a ratos también nos hacen padecer. 

Hasta que Él vuelva.

Jack Tollers 

25 comentarios:

  1. Muy bueno, Jack Tollers, es así: "nadie sabe el día ni la hora".
    Y sí, las pruebas se agrandan cuando uno tiene hijos. Porque cada cual puede estar más o menos seguro de no renunciar, de resistir hasta el final. La pobreza es una molestia, pero nada más. La enfermedad es otra, pero nada más. Pero los hijos? Podrán resistir en este mundo absolutamente hostil a la salvación de las almas? La joven que por casta y buena no consigue novio porque la castidad y la bondad ya no importan en una mujer; el joven que por honrado deberá contentarse con un magro sueldito; la que se casó y por no usar anticonceptivos tiene un hijo por año y, si su marido la soporta, sus amistades la señalan por idiota y hasta el médico la regaña y la amenaza con no atenderla más...
    Y en estos casos, al menos, uno ve brillar la virtud, aunque sufra con sus cruces. Pero, cuando vemos que el mundo se está llevando nuestros hijos con sus falsas alegrías y uno cae en el concubinato, otro en la droga, otro se corrompe en sus negocios y ....lo más terrible: hay padres catolicos que han visto que alguno de sus hijos ha entrado en el oscuro y tenebroso camino de la homosexualidad...
    Y sí, cuando toda esta tormenta se descarga sobre la prole, prole numerosa porque se quizo así, por convicción, entonces uno mira al cielo y pide a gritos : ven Señor, que perecemos!!!!!!!!!!
    Sin embargo, no sabemos ni el día ni la hora. Rezamos por nuestros hijos atados a la cruz con la esperanza de que Aquel que nos amó hasta el fin, no dejará que uno de los nuestros se pierda...y, de repente, una espada nos atraviesa el alma: y si alguno, finalmente se condena?????
    En el cielo no sufriremos por los condenados, aunque uno de ellos haya sido hijo nuestro.
    Esta es nuestra cruz, hasta que Él vuelva.

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  2. Bienvenido Jack de regreso a Wanderer. ¡Y qué regreso! Para leer y releer varias veces en este Adviento, y rezar con eso en la cabeza.

    Gracias Tollers (y, por supuesto, gracias Wanderer).

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  3. Terrible Unknown lo que Ud. dice. De todos modos, que no sepamos ni el día ni la hora (o que no se supiera en tiempos de N. Señor) no significa que vaya a suceder dentro de un remotísimo futuro, por que eso sería algo que iría contra la Esperanza.
    No hay mucha respuesta sensata para lo que Ud. plantea, seamos sinceros.
    Salvo darLe prisa a Quien no tiene tiempo....

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  4. Es ahora cuando comprendo porque Dios no me dio hijos...!!!!!!!..Tengo otras cruces--mas o menos pesadas.pero estas no...

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  5. En los tiempos de Noé la gente comía, trabajaba, se divertía... y vino el diluvio. En los tiempos de Sodoma la gente comía, trabajaba, se divertía... y desapareció Sodoma. "Velad... Velad...", una y otra vez lo dice el Señor. Por consiguiente, no se puede vivir con la obsesión malsana que la segunda venida ocurrirá mañana, simplemente hay que vivir siempre como si fuera a ocurrir mañana; y eso es tener aceite en las lámparas.

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  6. Muy bueno lo de J. Tollers, y el comentario de Unknown es extraordinario. Gracias a los dos. Sigamos en vela.

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  7. Gracias, estimado Tollers. Un buen post para aguzar el sentido y redoblar el pensamiento.

    Agrego un comentario: al hombre prudente le son indispensables dos condiciones: ver la realidad tal cual es (¡menuda tarea!) y, en un segundo momento, tomar la decisión que fuere conforme a lo que ha visto.
    Lo traigo a colación porque la impaciencia de la que habla -como la actividad frenética, o el desasosiego, o el "monotematismo"- provenga, tal vez, de falencias totales o parciales de ambas condiciones.
    No sé si me explico -yo le pongo ejemplos-: hay quienes ven en profundidad, pero los estados de ánimo que eso les ocasiona o las decisiones personales que toman a partir de lo que han visto, son erróneos. Luego, falló la prudencia. Otros hay que ven a medias, y se presuran a tranquilizar a los del caso 1; pero, ¡claro!, es porque no han visto ni la mitad de lo que está sucediendo, y de lo que el otro pobre está sufriendo.
    En fin, nada nuevo bajo el sol. Solo la sabiduría y la prudencia nos salvarán de todos los naufragios.
    Esta susodicha impaciencia y otros tantos descarríos, quizá son casos de inmadurez espiritual, de los que muy muy pocos pueden librarse... y yo no estoy entre ellos, así que hasta acá llego.
    Gracias.
    Desde lejos, lo abraza un marinero,

    Capitán Dalroy.-

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  8. Es muy cierto que hoy los católicos no sólo estamos soportando por igual la dura prueba del mundo moderno y el Covid19, en particular también estamos puestos a prueba soportando alguna enfermedad, penurias económicas o dramas familiares de todo tipo. Es la cruz de cada día que debemos cargar con la esperanza de saber que Cristo nos ayuda a llevarla para que el yugo sea más liviano.
    Pero creo que esa esperanza se agiganta si aprendemos a descubrir las señales de los últimos días que el mismo Jesús nos advirtió que tendríamos que descubrir, porque más allá de las profundas reflexiones de Newman, hace 150 años esas señales no se podían ver porque en tiempos de Pío IX y León XIII la Iglesia no vivía la terrible confusión y apostasía que hoy vemos por doquier.
    Si para muestra basta un botón, recuerdo que poco después de que Bergoglio fuera elegido Papa, la prensa publicó que una mujer de Rosario aseguró que Francisco la había llamado por teléfono respondiendo a una carta suya donde le contaba que sufría mucho porque siendo divorciada y vuelta a casar, el cura de su parroquia le negaba la comunión.
    Para sorpresa de muchos católicos, según la mujer el Papa le aconsejó que no se hiciera problema, que buscara otra parroquia donde otro sacerdote más "razonable" no iba a tener inconveniente en darle la comunión.
    Eso que en 2013 muchos creyeron que era mentira, poco después se pudo comprobar que era absolutamente cierto porque el mismo Bergoglio fue el encargado de crear la confusión en la Iglesia diciendo un día una cosa y al día siguiente lo contrario.
    Y en 2020 no sólo la apostasía es un signo elocuente, también vivimos un cisma de hecho que en breve será de derecho porque los obispos alemanes ya cruzaron el Rubicón y no tienen ninguna intención de volver atrás.
    Pero lejos de ser motivo de angustia y preocupación, esas señales deben ser motivo de alegría porque nos indican que la Segunda Venida de Cristo es inminente.
    Si el mismo Cristo nos dijo que cuando veamos estas cosas levantemos nuestras cabezas porque nuestra liberación está cerca, bienvenidas sean entonces las pruebas porque estamos a punto de ver lo que muchas generaciones quisieron ver y no vieron.

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  9. Tal vez uno trae un hijo malvado al mundo, porque será el tatarabuelo de un gran santo al que nunca conozcamos (en nuestra vida terrena). Creo que por esta misma razón San Agustín justificaba la innovación de convertir paganos por la fuerza (como siglos más tarde en la guerra de Carlomagno a los sajones), ya que era un beneficio para sus descendientes.

    No sirve de consuelo al padre del hijo malvado, pero los pensamientos de Dios no son los nuestros.

    Cada uno tiene su cruz. Yo soy homosexual (en el sentido de a qué me siento atraído), virgen, de más de 30 años y más cercano a los 40 que a los 30. Soy un solterón que tengo a mis dos padres ancianos y enfermos a cargo, es inevitable pensar qué va a ser de mi cuando mueran, y qué va a ser de mi cuando yo sea viejo y no tenga hijos que me cuiden. La vida es una prueba difícil para todos los que rechazan al príncipe de este mundo.

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  10. Hermano de las 18:59

    No creo en las conversiones forzadas. No se por qué me hace acordar a los que niegan el bautismo de deseo. Los santos también pueden equivocarse.

    Yo ya soy cincuentón, solamente tengo a mi madre y también pienso qué va a ser de mi...

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  11. Planteo una pregunta sobre este tema, partiendo de que S. Pablo enseña en 2 Tes 2,1-12 que antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo ha de manifestarse "el hombre de la iniquidad", en griego "ho anthropos tes anomias", llamado directamente "ho anomos", "el sin ley" en el v. 8, cuya venida "irá acompañada del poder de Satanás, de todo género de milagros, señales y prodigios engañosos" (v. 9), el cual es llamado usualmente "el anticristo" usando el termino de 1 Jn 2,18.

    La pregunta es: cuando el anticristo se manifieste, será claramente reconocible como tal por la mayoría de los fieles católicos? No me refiero a que el anticristo se proclame publicamente como tal, lo cual probablemente no ocurra porque implicaría confesar indirectamente a Jesucristo.

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  12. 15:13 ¿que decisión hay que tomar según usted por ejemplo si hacen el reseteo??¿irse a vivir lejos? pero el obstáculo siempre es el dinero.

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  13. 18:59, respecto a sus pensamientos sobre qué va a ser de Ud cuando sea viejo y no tenga hijos que lo cuiden, va una reflexion dura pero realista, en línea con el primer comentario de Unknown: que Ud tenga hijos no es garantia de que no vaya a pasar sus ultimos años en un geriatrico exactamente igual que si no hubiera tenido hijos.

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  14. Anónimo de las 12:50, que la Parusía "vaya a suceder dentro de un remotísimo futuro" NO "sería algo que iría contra la Esperanza", porque el designio de Dios bien podría ser que lleguen a la Vision Beatifica un numero muy grande de personas tal que se necesite un tiempo muy largo entre la Redención y la Parusía para que esas personas puedan llegar a existir, condicion necesaria para que sean salvados.

    Doy por sentado que su Esperanza no requiere que no haya más de tantas personas en el Cielo, porque si ese fuera el caso sería esperanza con minúscula.

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  15. A los anónimos 18:59 y 1:46,
    Es comprensible que las preocupaciones del tiempo presente se añadan la de nuestras propias vidas, que todas las tienen: la de los solteros, las de los casados, la de los separados... todas, y cada una tiene la suya, y cada una tiene el peso que le corresponde.
    No es sano lamentarse por no tener hijos. Sabrá Dios por qué no los mandó. Les aseguro que tener hijos es una cruz tan pesada como el no tenerlos.
    No es sano entrar en ansiedad al prever un futuro incierto, que nos haremos viejos y que nadie nos cuidará en la enfermedad. Los maestros de la espiritualidad cristiana señalaban que esa --sí, exactamente esa--, era una sutil y terrible tentación que utiliza el demonio para hacerlos caer en la tristeza.
    No es bueno, ni sano ni cristiano relamernos las heridas y volver una y otra vez al pasado. Eso ya no existe; Dios lo borró en su misericordia, y Él se manifiesta en el presente.
    Sursum corda! Lo que importa es salvar el alma. Ya sabemos que somos ciudadanos del cielo y tenemos un lugar entre los santos, y esa promesa está más allá de de las circunstancias y cruces particulares con las que Dios, en su infinita sabiduría, haya querido sembrar nuestra vida.

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  16. Lindo comentario el de Flyte.

    Me parece que pasa por ahi, por vivir el momento presente en Dios, abandonados a su providencia, tratando de alejar de nuestras almas el "MIEDO".

    Como los lirios del campo y las aves del Cielo.

    Cuantas veces el Evangelio dice "NO TEMAN", "NO TENGAN MIEDO".

    Que los caminos de Dios son insondables, y todo esta en sus manos, si es que nos entregamos a su Providencia Amorosa.

    Y que muchos pasamos por años buenos en lo animico / espiritual, y por años de "Noche Oscura". Y que al final nos espera el Domingo sin Ocaso, en el que entraremos en Su Descanso.

    Juancho, Un Caminante de Marmol.

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  17. La situación que mencionan los anónimos 18:59 y 1:46 es un problema grave: la soledad del hombre moderno también está arrasando en la Iglesia. Ya no hay noción de una verdadera comunidad cristiana, lo que para los católicos es anti natura. Y para todo ser humano,también. Por eso tienen éxito los nuevos movimientos eclesiales, que son insulsos o sectarios. Al igual que los evangélicos.

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  18. Para mí, Flyte dijo algo importante: "Dios se manifiesta en el presente" y a cada día le basta su afán. El pasado y el futuro no deben perturbarnos. Y esto también nos ayuda a no caer en la impaciencia que detectó Mr. Tollers... ¿Todo es inútil? ¿Todo es útil? ¿Qué se puede hacer? Bueno, lo que Dios le pida a cada cual.
    No sabemos ni el día ni la hora; pero que está cerca, está cerca. ¡No me embromen!

    ¿Y los hijos? ¡Ay!
    Hace poco me dijo un anciano montañés, luego de contarle la educación clásica y católica tradicional que pretendo darle a mis hijos (unos cuántos ya): "Dalroy, tiene que saber una cosa: usted está preparando a sus hijos para el martirio". No lo sé. Al principio sonó aterrador, pero luego me sobrevino una paz inquebrantable. Pensé en los Macabeos, y soñé con recibir junto a mis hijos la palma gloriosa de los que nos precedieron en la Fe.
    Entretanto, custodio a mis hijos con un brazo mientras doy pelea con el otro, ¿qué va?... ¡Hasta que Vuelva!

    Suyo,

    Capitán Dalroy.-

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  19. Que cierto el comentario de Falstaff, se perdió casi por completo la vida de Parroquia. Creo, en humilde opinión, que la trinchera está hoy en que todos los laicos volvamos a las parroquias, salgamos de los grupos sectarios con fundadores psiquiátricos en donde nos metimos o nos metieron, y volvamos a las Capillas abandonadas, parroquias, curas en completa soledad, etc. Si el fin esta cerca, nada mas nuevo que volver a los orígenes dijo la Santa de Ávila, volver a las primeras comunidades cristianas.

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    1. Anónimo del 3 de diciembre de 2020, 16:36.

      Las parroquias están gobernadas por los obispos diocesanos. Lamentablemente estos obispos van a ser los precursores del Anticristo, porque han abandonado la fe católica.

      La trinchera está en donde se guarda la fe de siempre, y donde haya un sacerdote que dé los sacramentos de siempre y mantenga la doctrina de siempre. Y donde, de alguna manera, haya un sucesor de los Apóstoles digno de serlo, que pueda por lo menos dar el sacramento de la Confirmación, sin el cual pareciera que resistir al Anticristo sería imposible. Aún hay congregaciones ortodoxas fieles. No se desespere y vaya a cualquier lado. Saludos

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  20. Anónimo 9:32 - viendo el estado actual de la mayoría de los fieles católicos, estoy bastante seguro que, como la mayoría de la gente, van a aplaudir al Anticristo como el que los trajo la paz y la prosperidad, y van a criticar a los pocos "fanáticos" que se rehúsan aceptarlo. Eso en línea con lo que dijo Nuestro Señor, con su pregunta (retórica) de si cuando vuelva encontrará fe en la tierra.

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  21. Excelente post! Me vino como anillo al dedo junto con otras lecturas de adviento que hago en estas épocas.

    En cuanto a lo que leí en algunos comentarios: A mis 23 años, luego de varios fracasos personales, tanto en la cuestión universitaria, en lo laboral y en relaciones sociales. Alguno me dirá "aun eres joven", pero eso para mí solo es una excusa de esta época tan cómoda; mi padre a mi edad ya estaba trabajando para traer la comida a mi madre y a mi en camino, y con esfuerzo y sacrificio logro darme una vida sin carencias y educación. Estos meses de encierro y de incertidumbre me golpearon de muchas maneras, el miedo al día de mañana, la falta de confianza propia, los futuros desafíos que inexorablemente llegarán con la vida adulta... Sí, el futuro aterra.

    Como cristiano debo llevar la cruz, es parte del oficio, sin ella no hay redención. Pero a veces sumando los propios problemas que nos da la vida terrena, o nuestra autoestima, no lo sé... Se vuelve una tortura horrenda, si no tomamos en cuenta que no somos nosotros quienes llevamos la cruz, sino pequeños Cirineos ayudando al Señor con una cruz que en justicia es nuestra solamente.
    Cuando el Señor vuelva los verdaderos cristianos sufriremos una persecución horrenda, como no las hubo desde inicios de la Iglesia, no sabremos que hacer más que esperar el martirio, sufrir el irracional odio del diablo y sus esbirros ¿para que? ¿con que objeto? Con el objeto de llevar la cruz hasta el final, después de todo "el siervo no es mas grande que su Señor" (San Juan XIII, 16). Y luego el dolor se entenderá, y se volverá alegría...aunque tardé, pero vendrá.

    Como dice esa vieja canción devocional:

    Refugio es el Señor, no temeré.
    Mi fuerza en el dolor confío en Él.
    Si brama y gime el mar, las olas al romper,
    Conmigo Dios está, ya no temeré…


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  22. Pregunta. Con esto de la pandemia estoy viendo que los obispos están delegando la Confirmación a los párrocos. Si el ministro de este importantísimo sacramento, más aún para el fin de los tiempos, es el obispo, y, además, siendo que pueden ser ministros de este sacramento los sacerdotes sólamente en caso de necesidad como la muerte próxima, ¿estamos siendo testigos de sacramentos inválidos?

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  23. Esteban ..

    Creo que es suficiente que el Párroco tenga la autorización del Obispo ..

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  24. Importantisimo lo que dicen de la "soledad" y de la "comunidad".

    Y de volver a las parroquias.

    Va una experiencia personal. Estuve de 2016 a 2020 en una parroquia, tengo 44 años. Con amigos que eran de nuestra misma formacion, digamos "JuanPablismo" para ponerle un nombre. Con la idea (la de estos amigos, que yo trataba de acompañar), de ayudar a los jovenes (teenagers y veinteañeros, de muy buena voluntad y muy buen corazon) a darles la formacion que nosotros recibimos, y tratar de hacer una Accion Catolica como la que algunos vivimos en la decada del 80 y 90.

    En el contexto de una parroquia algo especial, donde, siendo de un lugar de clase media, habia un aire izquierdoso y socialista especialmente en la Accion Catolica. Sin espiritualidad. "Delegados" y "Responsables" de ACA que no asistian a la Misa Dominical, por poner un caso.

    Estos jovenes, algunos, especialmente femeninas, embebidos de Marxismo, Feminismo, Indigenismo tomado de las Universidades Publicas.

    Eso, sumado a un obispo como el de Lomas de Zamora, bien escorado a la izquierda. Que en 2018 hizo una especie de intervencion a la ACA Diocesana, desplazando a los que se pusieron firmes y no querian "pañuelos verdes" en puestos de Responsabilidad de la ACA Diocesana. Todo en aras de la famosa "apertura".

    Eso, sumado a un parroco que acumula puestos (representaciones legales, capellanias, cancillerias, parroquias, etc...) no interesado por la pastoral de la parroquia.

    Resultado: poco fruto en lo institucional.

    Resultado 2: personalmente experiencia instructiva, como termometro de la Iglesia real.

    Resultado 3: conocer excelentes amigos y cristianos, y enriquecerme personalmente con su testimonio y su vivencia de la Fe.

    Juancho.

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