lunes, 23 de agosto de 2021

Un intercambio epistolar quince años después del Concilio (II)


 


Jean Madiran vs. Yves Congar O.P.

(un intercambio epistolar quince años después del Concilio)


por Jack Tollers 


(viene del post anterior)

Todo este asunto empezó con la publicación por parte de Congar de un opúsculo intitulado La crisis en la Iglesia y Mons. Lefebvre, aparecido en el otoño europeo de 1976. El puntapié inicial pertenece pues, a Congar. Y Madiran le escribe una primera carta objetando varias cosas de su libro, invitándolo a que responda para que, si le parecía se publicase todo eso. 

Madiran arranca con una cosa fundamental, y es el modo en que Congar y otros vivillos utilizaron la gran tarea de ressourcement de Daniélou, de Henri de Lubac y otros que habían rescatado del olvido y publicado multitud de textos de la Iglesia Primitiva y de la primera Patrística. Montado en ese movimiento, Congar aprueba, como dice Madiran,

…la exhumación de una tradición más antigua que la de la Edad Media y que la de la época moderna.

La idea, claro está, se las trae, pero a Madiran no lo engañan: 

¿Una tradición más antigua? Se puede predicar de una tradición que es más antigua que otra cuando ambas son tradiciones vivas. Ud. por el contrario, no invoca una tradición más antigua sino una tradición muerta: una tradición que ya no se transmite, una tradición que ya no es tradición. Ud. desliza dulcemente hasta los confines del sofisma en el que hemos visto caer tantos obispos con tanto estrépito: el sofisma según el cual la más antigua sería la más tradicional (pág. 15).

Y luego Madiran pone en boca de estos progresistas la chanza de que si los tradicionalistas queremos una lengua tradicional para la liturgia haríamos bien en recurrir al griego, o, mejor aún, al arameo (y luego, del otro lado, los que sostienen que cuando la Pasión de Nuestro Señor, nadie cantaba gregoriano...). 

Claro que Madiran sabe perfectamente lo que estos tipos piensan:

Uds. sin embargo lo saben: lo tradicional no es lo más antiguo; sino lo antiguo transmitido.      

A esto Congar contestará, sin que se le mueva un pelo:

El ideal de la Ecclesia primitiva ha inspirado todas las épocas. Está claro que un texto litúrgico de comienzos del s. III tiene un valor incomparable (en cuanto se le reconoce como católico) como testimonio de la fe de “la Iglesia de siempre” (pág. 40). 

Pero, claro, Congar se pasa de vivo. Desde luego—argumenta Madiran—es perfectamente posible que por ejemplo existan preciosas plegarias eucarísticas de los primeros siglos de la Iglesia que por alguna razón se dejaron de rezar en los siglos IV, V o VI y no necesariamente sería ilícito querer restaurarlas; ahora

…eso no puede hacerse en nombre de la tradición puesto que, justamente, ha sido la tradición la que las ha descartado […] Pretender como Ud. lo hace, o como la insinúa […] que la tradición de la Iglesia ha estado equivocada durante mil quinientos años por no haber transmitido ciertos “elementos e inspiraciones” anteriores al s. V, no constituye un acto tradicional, sino de anti-tradición, de revolución (págs. 16/18).

Pero, luego Madiran se dirige directamente a la cuestión del Concilio aferrándose como perro de presa (después de todo, es el autor de Nosotros, los perros) a la desafortunada frase de Pablo VI en su desafortunada carta a Mons. Lefebvre del 29 de junio de 1975 en donde afirmó que

El Vaticano II no tiene menos autoridad, sino que es, incluso bajo ciertos aspectos más importante aún que el de Nicea (págs. 21/22). 

Sic. Con esto, (¡Vaticano II es más que Nicea!) Madiran, claro está, se va a hacer una fiesta además de sugerir que posiblemente no sea Congar el que refleja el pensamiento de Paulo VI sino que probablemente sea al revés, no sólo en esto, sino también en la cuestión de las “tradiciones” antiguas: y cita como autoridad el libro de Jean Guitton, Paul VI secret (véase la nota al pie de la pág. 18, libro difícil de conseguir y cómo me gustaría…). 

Sí, claro, Congar se enoja porque los “integristas” no entienden cómo un concilio que se ha querido y declarado pastoral puede tener tanta autoridad y más importancia que un concilio dogmático. Y la verdad es que sí, ni Madiran, ni nadie se explica semejante cosa. Y de nada sirve que por tal razón se nos acuse de “deshonestos” (pág. 23). Pero no se nos explica por qué se ha llegado a sostener semejante cosa:

Ud. invoca dos argumentos para colocar la pastoral del Vaticano II por encima de la dogmática de los otros concilios. En primer lugar “como ningún otro ha reunido a la Iglesia toda en la persona de sus pastores”; y en segundo lugar, “ha estado, más que Vaticano I, atento a las minorías” (pág. 26).

Pero, claro, Madiran disiente, más que nada porque la universalidad de Vaticano II sólo puede considerarse ventajosa respecto de otros concilios, numéricamente, una consideración que cualquier católico de veras desestimará sin más (y seguro que Congar nunca leyó a Guénon). 

Pero más interesante es esto de que el Concilio le prestó especial atención a los que en las votaciones disentían con lo votado por la mayoría, y eso, por ejemplo, merced a la Nota Explicativa Praevia que Paulo VI incluyó en la Lumen Gentium, a propósito de la colegialidad de los episcopados. Madiran tampoco dejará pasar esto:

La Nota praevia explicativa no tenía una función de verdad: corregir o prevenir falsas interpretaciones respecto del cuerpo episcopal. Tenía una función táctica: apaciguar las inquietudes de la minoría, [y así] obtener un voto unánime (pág. 27). 

Y es que Madiran, en 1977 ya lo veía todo con luminosa inteligencia: 

Los textos conciliares han sido redactados (o completados) de un modo lo suficientemente tradicionales como para resultar votados por una cuasi-unanimidad, y con todo, de una manera lo suficientemente astuta como para permitir desarrollos ulteriores que en el tiempo de los padres conciliares habrían resultado rechazados […] y ahora, cada vez que la Santa Sede dice no, respecto del aborto, de la ordenación de mujeres, del casamiento de los sacerdotes, o de no importa qué cosa, los post-conciliares, con los obispos a la cabeza, interpretan y traducen: no todavía (pág. 28).

*

En cuanto a la cuestión de que algunas de las constituciones del Concilio cuentan con un contenido dogmático, Madiran aclara rápidamente que eso las vuelve materialmente dogmáticas en la medida en que evocan o invocan dogmas anteriormente definidos. 

El sermón de un predicador puede incluir todos los dogmas definidos que quiera sin que por eso su sermón, por exacto que fuera, se convierta en infalible (pág. 30).  

Pero no, jamás se aclara qué parte del magisterio conciliar se entiende como infalible y qué parte podría ser objeto de discusión. No señor, 

En la Iglesia de Vaticano II, toda crítica, por lo menos cuando parte del tradicionalismo, se asimila a una desobediencia; y toda desobediencia se asimila a un cisma (pág. 33).

Sí, lo sabíamos y los argentinos teníamos sobrada noticia de este proceder mucho antes del Concilio en las tribulaciones del pobre P. Castellani, el “desobediente” por excelencia...

Y es que Congar no se va a privar de formular, negro sobre blanco, el parecer de todos los progresistas porque les resulta insoportable la idea de

Un rechazo del Concilio todo, o hacerlo objeto de una suspicacia global, suspicacias sobre las reformas que de él han nacido, sobre el pontificado de Paulo VI (pág. 46). 

¿Ah no? ¿Y por qué no? Congar se apresura a responder: 

Existe una santidad de la vida en la comunión concreta de la Iglesia que exige una cierta simpleza, un fondo de confianza (pág. 47). 

En su respuesta, Madiran contesta con una elegancia que el furor que me suscita esto último me sería imposible emular: 

Ud. ha contestado a mis preguntas como si fueran un pedido de informes dirigidas desde mi ignorancia a su erudición de Ud. En este debate, esta actitud, este artificio, no le queda bien; por no hablar de su imprudencia: con eso haría suponer que ni su persona, ni su causa, merecían algo mejor (vous laisseriez supposer que ni votre personne, ni votre cause n’était capables de mieux—pág. 51). 

18 comentarios:

  1. A propósito del post “Un intercambio epistolar quince años después del Concilio II”, por Jack Tollers.
    Don Wander:

    “El Vaticano II no tiene menos autoridad, sino que es, incluso bajo ciertos aspectos más importante aún que el de Nicea (págs. 21/22)”. Papa Pablo VI
    ¿Qué importancia tiene esta frase? Pues, que, en el marco de este deseable diálogo entre personalidades notables de la Iglesia Católica, donde se pone en la mira, el valor del CVII, se advierte cómo, para el mismo Papa Pablo VI, un concilio que nació con una intención eminentemente pastoral, al menos en la mente de sus promotores, pretendió ser puesta por encima de un Concilio dogmático tan importante como lo fue el mismo Concilio de Nicea del 325), en el que, contra la herética posición de Arrio, según reza el Símbolo niceno, el Hijo tiene la misma naturaleza del Padre:
    “De la substancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no hecho, homoousios tou Patrou (consubstancial al Padre)”.
    Ahora bien, ¿cuál es el problema que plantea Madiran respecto del valor del del CVII? Pues, el que, se lo pretenda poner por encima de un Concilio de sesgo dogmático, cuando emplea un lenguaje tan ambiguo que, a la postre pueda ser interpretado de una manera contraria a la intención de quienes la utilizaron durante la celebración de dicho Concilio:
    “Los textos conciliares han sido redactados (o completados) de un modo lo suficientemente tradicionales como para resultar votados por una cuasi-unanimidad, y con todo, de una manera lo suficientemente astuta como para permitir desarrollos ulteriores que en el tiempo de los padres conciliares habrían resultado rechazados […] y ahora, cada vez que la Santa Sede dice no, respecto del aborto, de la ordenación de mujeres, del casamiento de los sacerdotes, o de no importa qué cosa, los post-conciliares, con los obispos a la cabeza, interpretan y traducen: no todavía (pág. 28)”.

    ¿Qué duda cabe –si no interpreto mal el pensamiento de Madiran- que, en los tiempos que corren, como los que estamos viviendo, donde campea el siniestro espíritu de la “post verdad” y del apostático proyecto de vivir “etsi Deus non daretur”, una tal actitud de abandonar un lenguaje tan preciso e inequívoco como lo es el lenguaje metafísico, para substituirlo por cualquier otro lenguaje, no sólo atrasa, sino que, a fuerza de tomar distancia respecto del sentido más hondo de las palabras que expresan la fe católica, implica, uelis nolis, correr el riesgo de permitir la entrada a una verdadera apostasía?
    ¡Dios proteja a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!
    Chapado a la antigua

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    1. No entiendo de estas cosas, pero lo que he leído es que el Concilio Vaticano II no es un Concilio "dogmático" (probablemente porque no define dogmas).

      Y en esto parece que están todos de acuerdo.

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  2. Gracias. Está muy buena la reseña/glosa.

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  3. El argumento que Madiran utiliza contra Congar , en lo que respecta a definir la Tradición como lo antiguo transmitido, tiene mucho riesgo, amén de ser equivocado.

    Por ejemplo, habiéndose dejado de transmitirse el tomismo desde el CVII, si aplicamos lo que dice Madiran, ¿podríamos ​decir que el tomismo sigue formando parte de la Tradición viva de la Iglesia después de medio siglo de olvido y obscuridad? Y si la obscuridad continúa medio siglo más, ¿descartamos entonces al tomismo? ¿Y si la obscuridad permanece 3 o 4 siglos más qué hacemos con el tomismo?

    Madiran es un ingenuo. Decir que una tradición antigua que no se transmite ha dejado de ser tradición es erróneo. Decir "eso no puede hacerse en nombre de la tradición puesto que, justamente, ha sido la tradición la que las ha descartado" es también erróneo.

    Madiran analoga lo olvidado con lo descartado, cuando son conceptos distintos. Lo descartado por la Tradición no necesariamente es olvidado. Ahí tenemos, por ejemplo, el arrianismo. Es muy recordado y es muy descartado.

    Y viceversa. Lo olvidado por la Tradición no necesariamente es descartado. Y por eso el CVII pide la vuelta a las fuentes. ¿Qué es la Tradición sino una vuelta al origen para recordar cosas que se pasaron por alto?

    Tan errado estaba Congar como Madiran. El CVII reafirmó tanto el tomismo como la vuelta a los orígenes patrísticos. Y evidentemente fue providencial porque nuestro mundo globalizado se parece mucho más al del Imperio Romano, que al de Santo Tomás de Aquino en el XIII.

    ¿A dónde si no hay que ir para profundizar la teología? ¿Al futuro? Será más bien al pasado, a revisar qué cuestiones se pasaron por alto.

    Y por otra parte, la frase de Pablo VI no es desafortunada sino cierta. El Concilio Vaticano II es más importante que el de Nicea, bajo ciertos aspectos.

    También Nicea es más importante que el CVII, bajo ciertos aspectos. Todo Concilio es más importante que otros, bajo ciertos aspectos, claro está. Es más, son esos ciertos aspectos, precisamente, por lo que se convoca un Concilio.

    Madiran y Congar, los dos mal. Pablo VI, bien.


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    1. Mumbo jumbo.

      El séptimo rey mago

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    2. Un problema grave sobre el concepto de Tradición tiene G. Lino. En este mismo blog ya se ha tratado el tema mil veces.

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    3. ¿Que nuestro mundo globalizado se parece mucho más al del Imperio Romano que al de Santo Tomás del siglo XIII?
      Sospecho que no se parece a ninguno de los dos, para nada.
      El Imperio Romano era muy creyente porque era pagano, una buena semilla para que triunfara el cristianismo. Al contrario, este mundo globalizado no sólo ha sido completamente descristianizado, odia al cristianismo con un odio visceral.
      Por lo tanto, este mundo antropocéntrico y enemigo de Dios no sólo es la cara opuesta del mundo teocéntrico del siglo XIII donde Dios era adorado por encima de todas las cosas, también la Iglesia de Bergoglio y del Vaticano II es la contracara de la Iglesia luminosa de Santo Tomás.
      Aquella Iglesia y aquel mundo de la Cristiandad han sido reemplazados por este mundo globalizado de la ideología de género LGTB y la crisis terminal de la Iglesia fruto de la apostasía final de la que nos advirtió San Pablo, un combo perfecto antesala de la mayor catástrofe de la Historia que ya tenemos encima.
      Que Dios tenga piedad de nosotros porque el castigo será sin ejemplo.

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    4. Asi es Fuenteovejuna, la apostasía de Occidente (la Ramera) esta llamando a gritos al "Dies ire"...y Dios se valdrá de la Bestia (Oriente) para este propósito:
      "Y los diez cuernos que viste y la bestia, éstos odiarán a la ramera y la dejarán desolada y desnuda, y comerán sus carnes y la quemarán con fuego; porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar su propósito: que tengan ellos un propósito unánime, y den su reino a la bestia hasta que las palabras de Dios se cumplan.…

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  4. Leído en twitter
    "Dicen que Eduardo Valdez dijo en el instituto Patria que el Papa Francisco está enfermo y va a dimitir"
    Podríamos tener tres Papas. Tal vez Francisco cree que puede elegir su sucesor.

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  5. Una duda entre tantas. Los textos del cvII son en algunos casos ambiguos ok. O sea no transmiten claramente el depósito de la Fe Justo en una época de gran confusión.
    Pero terminar el periplo ordenando obispos sin aprobación de la jerarquía no fue irse demasiado lejos??. Cuan ortodoxo fue el remedio para la ambigüedad ??

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    1. Estimado Ricardo Manuel:
      Usted se pregunta si ordenar (consagrar debería haber dicho) obispos sin aprobación de la jerarquía no fue irse demasiado lejos.
      Creo que para contestar esa pregunta es suficiente ver dónde terminó el CVII, y dónde -y en gran medida gracias a quién- terminó el catolicismo fiel a la Tradición.
      Me parece evidente que sin la obra de Monseñor Lefebvre el daño hubiera sido mucho peor de lo que fue. Sin ir más lejos, y entiendo que es algo que el propio Wanderer de alguna manera ha reconocido, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que: sin Monseñor Lefebvre la misa tradicional no hubiera llegado hasta donde llegó en la actualidad.
      Claro está que es una simple hipótesis y la Providencia podría haberse valido de otras herramientas. Pero con el paso del tiempo cada vez se vuelve más claro que Dios quiso valerse de la figura de Monseñor Lefebvre, entre muchos otros grandes fieles, para preservar Su Iglesia.

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    2. Creo que tiene usted razón, anónimo de 14:03. Y, de hecho, la Iglesia ha levantado la excomunión. Las ordenaciones de monseñor Lefebvre fueron anticanónicas, pero no simoníacas ni afectas de ningún otro defecto grave. Y el tiempo, en muchos aspectos, le ha dado la razón. Algún día se reconocerá.

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  6. En Specola hoy dicen que Francisco renunciará en diciembre. Por si alguien no lo sabe es un blog estupendo de Infovaticana.

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    1. Estimado , dudo que un peronista renuncie. O se muere o lo sacan.... Saludos

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    2. Asì es! Gracias por decirlo, Sr. Alfano! Renunciar un peronista? JAMÀS!

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  7. “… Detrás de esta discusión … se desarrolla otra más profunda sobre el carácter “progresista” de la historia… (“De Lammenais a Maritain”, Julio Meinvielle, pág. 4, en: https://ia801602.us.archive.org/14/items/DeLamennaisAMaritainJulioMeinvielle/De_Lamennais_a_Maritain_(Julio_Meinvielle).pdf).

    Quizás por eso, Madiran se preguntaba “Yo no sé si Ustedes tienen un sentido de la historia…” (“INTRODUCCIÓN SOBRE EL SENTIDO DE LA HISTORIA, Jean Madiran, Director de "Itinéraires", ver: https://www.fundacionspeiro.org/verbo/1968/V-69-P-661-688.pdf).

    Publicación que fuera completada con lo escrito por Marcel Clément ("El Concilio Vaticano II y el sentido de la Historia"; https://fundacionspeiro.org/revista-verbo/1968/70/documento-4702), Raoul Pignat ("Sentido marxista y sentido cristiano de la Historia"; https://www.fundacionspeiro.org/verbo/1969/V-71-72-P-11-28.pdf) y Jean Ousset "La Historia educadora del sentido cristiano”; https://www.fundacionspeiro.org/verbo/1969/V-71-72-P-29-44.pdf)

    En “La Iglesia y el Hombre Moderno. El progresismo en Congar y otros teólogos recientes” (Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1965), el padre Julio Meinvielle se ocupó también de estas cuestiones. Obsérvese qué escribía el padre sobre la Nota Previa (obra citada, págs. 26-27) o Nota Explicativa Praevia que Paulo VI incluyó en la Lumen Gentium, a propósito de la colegialidad de los episcopados. Lo que no implica negar nada de lo escrito por Maridan, sino señalar de qué modo diferente se podían ver las cosas en 1965.

    Entiendo que el CV II no fue el causante de los desastres de la Iglesia, sino –en todo caso- su detonador. Más allá de toda reforma litúrgica, de toda equivocidad o ambigüedad de sus documentos, intención de los llamados Padres Conciliares, ó interpretación de aquellos textos.

    En 1967, el Papa Paulo VI publicó la Populorum Progresio (https://www.vatican.va/content/paul-vi/es/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_26031967_populorum.html), en un contexto de guerra fría, descolonialismo, avance de las ideas marxistas, “descubrimiento” de las injusticias sociales, etc. Apenas cinco años después de la llamada “Crisis de los Misiles”, con Castro en el poder y exportando “la revolución”; a un año de la muerte de Jorge Camilo Torres Restrepo, miembro del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN). Lo que siguió, es conocido. Cuando hoy se relee el numeral 78 de dicha Encíclica, uno se pregunta quién inspiraba al Papa Paulo VI.

    Esto, que excede largamente un comentario, como dijo el autor de la recensión: “si hay algún interesado, siempre podrá buscar … y darle el uso que quiera (…). Que espero sea bueno, agrego.-

    Como siempre, gracias.-

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  8. "eso (restaurar hipotéticas plegarias eucaristicas de los primeros siglos de la Iglesia que por alguna razón se dejaron de rezar en los siglos IV, V o VI] no puede hacerse en nombre de la tradición puesto que, justamente, ha sido la tradición la que las ha descartado"

    En realidad, siempre dentro de la hipótesis, quien descartó esas plegarias eucarísticas no fue "la tradición" sino una o más personas concretas, muy probablemente obispo/s, en un momento y lugar concretos, así como la Misa Tridentina fue descartada por Pablo VI en 1969 en Roma.

    Afirmar sin más que ese hipotético descarte pasado habría sido un acto de avance de la Tradición en consistencia consigo misma mientras que el descarte de Pablo VI de 1969 no lo fue es una mera petición de principios: "aquel descarte fue un avance de la Tradición porque no tuvo oposición (en realidad, porque no tuvo oposición exitosa) mientras que el descarte de Pablo VI no lo es porque... yo me opongo a él".

    Por otra parte, nótese que muchos lectores de este blog, mientras rechazan la posición de Congar en lo litúrgico ("re-adoptar una plegaria eucarística que se dejó de usar en los siglos IV-VI es traicionar la Tradición!"), adoptan esa misma posición en lo doctrinal respecto a la cuestión del milenarismo siguiendo a Castellani ("re-adoptar una doctrina que se dejó de sostener en los siglos IV-VI es ser fieles a la Tradición!").

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    1. Pues nada, cuando rece esa plegaria arqueológica, piense en la trattoria romana donde se redactó y en la fabulosa pasta que hacen para los curiales, turistas y arqueólogos liturgistas.

      Por eso dicen:

      "Roma veduta, fede perduta"

      Pero no todo es tan malo como parece:

      ?No es fantástico perderse por las calles de Roma practicando el dolce far niente?

      (procure no ir en ferroagosto, que el sol es de plomo;

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