Las dos últimas entradas del blog fueron sobre la peregrinación ad Petri sedem que tuvo lugar hace poco días y que bien podría ser calificada de un éxito visto los tiempos que corren y vista la tormenta que se esperaba luego de Traditionis custodes.
En la actualidad, hablar de éxito enseguida se asocia al número. Pareciera que lo exitoso debe ser necesariamente multitudinario. Y en parte es así, aunque sea necesario calibrar qué es lo multitudinario de acuerdo a cada caso en particular. La peregrinación, en ese sentido, fue exitosa porque 1700 peregrinos, en este caso, constituyen un éxito aunque el número en sí mismo no parezca significativo.
Y aquí entra a jugar un concepto que ha sido repetido en numerosas ocasiones por el papa Benedicto XVI: “minorías creativas”. No es una expresión suya, sino que fue acuñada por el historiador inglés Arnold Toynbee (1889-1975), que la utilizó para explicar la tesis según la cual las civilizaciones colapsan principalmente por la decadencia interna y no por factores externos. "Las civilizaciones”, escribe Toynbee, “mueren por suicidio, no por asesinato”. Y aquí entran a jugar las “minorías creativas”, que son aquellas que responden proactivamente a una crisis de la civilización, y cuya respuesta permite que esa civilización se recupere y no desaparezca. Un ejemplo fue la reacción de la Iglesia católica al colapso del Imperio Romano en Occidente en el siglo V d.C. La Iglesia respondió preservando la sabiduría y la ley de Atenas, Roma y Jerusalén, al tiempo que integraba a las tribus germanas invasoras en una comunidad religiosa universal. La civilización occidental se salvó y enriqueció.
El papa Benedicto sostenía que el papel de la Iglesia católica en el mundo contemporáneo debía ser el de una minoría creativa, quizás la única estrategia viable. Ese Iglesia que se vería drásticamente reducida debería ser la minoría que finalmente levara la masa de un mundo que ha dejado de ser cristiano. Un número pequeño de católicos, sí, pero creativos.
La experiencia de la peregrinación ad Petri sedem me lleva a pensar que el mismo concepto puede ser aplicado a la situación actual de la Iglesia. Lo cierto es que estamos frente a una Iglesia que está colapsando, y esta situación es evidente. Lo tratamos aquí hace algunos meses y acaba de publicarse un artículo en el mismo sentido en The New York Times. La Iglesia se está suicidando y quienes están a cargo son incapaces de reconocer la tragedia por la que estamos atravesando. Y entonces, siguiendo la tesis de Toynbee, es la hora de las minorías creativas que, si Dios así lo quiere, serán las responsables del resurgimiento de la Iglesia demolida desde dentro.
Y lo reflexiono a partir del ejemplo de la peregrinación porque es justamente en el ámbito tradicionalista —un ámbito claramente minoritario dentro de la Iglesia— donde la creatividad y el crecimiento cualitativo que necesariamente viene asociado a ella se observa de un modo más claro. La misma peregrinación comenzó siendo organizada por un número reducido de personas con iniciativa, constancia y convicción, y a pesar de todos los obstáculos que aparecieron en los últimos años —desde un confinamiento global a un motu proprio—, el encuentro romano para la fiesta de Cristo Rey es cada vez más numeroso y poblado de jóvenes venidos del mundo entero. En el caso del mundo hispánico -lo que fue objeto de una de las conferencias del Encuentro previo en el Augustinianum-, el panorama es similar, si miramos, por ejemplo, a las minorías creativas que organizan la peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad en España y Argentina, o las vocaciones que ingresan anualmente a institutos tradicionalistas (el 60% de los ingresantes de este año al Instituto del Buen Pastor, por ejemplo, es origen latinoamericano).
Vuelvo a la objeción que aparece subrepticiamente: no se trata más que de un ínfimo puñado de fieles sin ninguna capacidad de influencia en las altas esferas del poder eclesial. Y es verdad, pero la objeción a la objeción es que el número no es significativo en sí mismo, sino que la fuerza viene dada por la creatividad de ese grupo. Cuando Tomás Moro se quedó solo contra la brutal demolición de la libertad de la Iglesia inglesa por parte de Enrique VIII, muchos vieron su resistencia como un gesto solitario y completamente inútil. Pero resultó ser una minoría creativa de un solo hombre. Quinientos años después, Santo Tomás Moro es considerado por los católicos como un modelo de fidelidad a la fe y a la propia conciencia. Por el contrario, nadie recuerda a las decenas de obispos ingleses que, con la heroica excepción de San John Fisher, se inclinaron ante la tiranía del rey.
La nuestra, las luchas de las minorías creativas como lo fueron Casiodoro o San Benito en el siglo VI, no son luchas cuyo resultados se ven a corto plazo. No debemos pensar con la matriz de ciclos de noticias de 24 horas, o de conseguir titulares o likes. La opción es a largo plazo, y la visión a largo plazo siempre gana. Y eso es algo que el mundo nunca entenderá.
Me parece excelente la creatividad de esta peregrinación. Lo que no deja de asombrarme es cómo es que pueden celebrar ahí, en el mismísimo corazón del Vaticano. ¿Por qué ellos pueden y otros no?( será falta de creatividad,no sé) ¿Por qué un obispillo cualquiera se da el lujo de prohibir en su diócesis la Misa Tradicional? La respuesta a la segunda pregunta me resulta más fácil que la primera.
ResponderEliminarEstimada Teodolina, la segunda pregunta, como usted dice, es fácil de responder. En cuanto a la primera, habría que ver quiénes son los otros que no pueden celebrar la misa tradicional en San Pedro. Le puedo asegurar que es para llevarse una sorpresa cuando se conoce los muchos que pueden.
EliminarLa verdad, don Wanderer , que me sorprendería gratamente conocer quiénes son esos y cuántos. Por lo menos a mí me alegra un montón ver que la misa tradicional sea celebrada en muchos lugares.
EliminarOtro artículo de carácter estratégico.
ResponderEliminarExcelente.
Este es el camino.Sin descartar el anuncio a todos y en todo lugar,la estrategia que Benedicto anuncia y la que Wander nos propone;la que Dom Chautard,nos proponía en "Alma de todo apostolado";la que el Salvador llevó adelante en la elección de los doce,de los setenta y dos;y de los más de quinientos testigos.
Como dijo Olivier Clement:"de estas catacumbas,germinaran las nuevas catedrales".
Pdta:Lo del suicidio de las civilizaciones es brillante,y se aplica a la forma eclesial actual,pero no a la Iglesia.
"1700 peregrinos"
ResponderEliminar¿Cuántos sabían de esa peregrinación?
¿Cuántos pudieron acudir esa vez?
¿Cuántos fueron a la peregrinación anterior o pensaban ir a la peregrinación posterior?
Este articulo tiene que ver con las minorías creativas.
Sólo quiero enfatizar que si las minorías influyen mucho en la sociedad (aunque esa sociedad no sea católica), cosa que está plenamente probada tanto en sociología como en psicología, éstas están compuestas de personas.
Son cada una de esas personas, con su comportamiento, con su dinero y con su voto las que forman esa minoría que influye para bien en la sociedad.
Lo que trato de enfatizar aquí es que la base de todo es un comportamiento personal de cada uno ("querer ser santo"), comportamiento que por la misma seguridad en si mismo de ese cristiano sabiendo que hace lo que debe hacer, va a influir en la masa (que no está organizada y que es donde el individuo se diluye); y que por sus mismas responsabilidad y congruencia, va a exigir unos comportamientos mínimos a todos. Aquí está la razón y el origen de la influencia de esa minoría creativa.
El ejemplo que todos tenemos en mente es Estados Unidos.
Una advertencia:
Un vicio muy occidental, y muy nocivo, que incluso puede acabar en enfermedades mentales, como los neuroticismos, es el intelectualismo, el pensamiento libresco, el vivir en conceptos...
Pensar está muy bien y es necesario, pero una vez sopesadas las opciones y decidido el curso de acción se impone la acción.
Del mismo modo que un gimnasta sólo puede tener músculo levantando pesas (no necesita leer ni pensar; sólo obedecer a su entrenador), el cristiano debe actuar y hacer músculo obedeciendo a su confesor o director espiritual. Decir otra cosa no funciona y sería engañar.
Luego dependerá de cada cual su compromiso con el mensaje de Cristo: así su entrega, así será el premio.
La influencia en la sociedad será pues una añadidura; casi automática, sin esfuerzo.
Estimado, la primera parte de su comentario me parece interesante; la segunda, disparatada.
Eliminar¿Por qué motivo le parece a usted legítimo comparar la vida de un cristiano con la de un gimnasta? No me diga que lo sacó de San Pablo...
Y, por supuesto, esa pésima apropiación lo lleva a afirmar que "el cristiano debe actuar y hacer músculo obedeciendo a su confesor o director espiritual". ¿De dónde saca semejante disparate? ¿De un manual jesuita del siglo XVIII? ¿De una charlita del P. Buela? ¿De los consejos del sacerdote de la FSSPX más radicalizado?
Estimado; Dios no le dió al hombre la libertad para que la rife en ningún lugar, ni tampoco en un confesionario. Eso de "obedecer" al confesor o director espiritual es lo menos católico que he escuchado en mi ya larga vida -y lo he escuchado muchas veces y desde hace mucho, le aseguro. Pedir consejo a los prudentes, es de prudentes ; pero poner la propia vida en manos ajenas sin necesidad es de enajenados. Así, uno no se salva, porque no merece, pues el mérito está en aceptar libremente la voluntad de Dios, que no tiene forma de probarse sea la del director espiritual o confesor, cuya potestad termina al absolver los pecados, o retenerlos.
Eliminar¿Cómo entiende la intervención del Card. Matteo Zuppi en todo lo que ha analizado? Es seguro que por ignorar mucho -o todo- sobre lo que pasa en Roma no puedo encontrar una explicación razonable. Saludos
ResponderEliminarAsí es Pampeano, parece raro. El cardenal Zuppi es uno de los bergoglianos más puros. Sin embargo, es cercano a la liturgia y al mundo tradicional. Siendo obispo auxiliar de Roma, celebró varias veces la misa tradicional. Siendo arzobispo de Bolonia, ha sido muy cauto al hablar de Traditionis custodes y ha visitado comunidades y seminarios tradicionalistas, no con ánimo de "visitas fraternales" como las que envía Francisco cuando quiere hacer alguna maldad, sino de modo sincero y abierto.
EliminarDe hecho, se mostró muy complacido por la ceremonia en el Pantheon e impresionado por el buen ambiente y participación de los fieles.
Dios sabrá los motivos de esta conducta que, desde afuera, parece incomprensible.
Zuppi no es de fiar en absoluto. Ha hecho explícitos gestos a favor del homosexualismo. En su condición de presidente de la Conf. Epis. Italiana se siente fuerte para, sin molestar al Jefe, no machacar la Misa tradicional, hoy sólo reverenciada como verdadera Tradición por una minúscula grey, como bien dice el Caminante, que en Italia, como en España, resulta ser insignificante. Entré con él en el Panteón y estuve durante el rezo de vísperas la tarde del viernes a escasos metros de donde él presidía. Mi impresión no fue nada buena. Miraba para todos lados sin cesar. Me pareció un ser extraño en ese contexto, y hasta la mitra y la capa le quedaban mal. Actuaba como un simple turista visitando cualquier lugar de Roma, estaba allí por puro disfrute visual. Diría que se acerca al mundo tradicional pero como turista, como un inocente turista que visita la capilla Sixtina para decir a la vuelta a su casa: aquí he estado yo. Lo dan por papable, y el hombre se ilusiona. Es natural.
EliminarEstoy de acuerdo con usted de que esa es la impresión que causa Zuppi, o que al menos causó en algunos durante las vísperas. Sin embargo, me permito cierta esperanza toda vez que no me parece del todo serio juzgar al Eminentísimo solamente por su apariencia exterior y sus gestos físicos. Veremos.
EliminarNo he querido juzgar-condenar a Zuppi por su apariencia exterior y sus gestos físicos. Él mismo ha mostrado quién es con sus declaraciones. Quien no las conozca puede rastrearlas en la red. Son inequívocamente heterodoxas, y no casan de ningún modo con la doctrina católica, que es la expresada en la Liturgia tradicional. Y eso de nota a primera vista.
EliminarTiene toda la razón. No por nada durante la peregrinación, algunos pillos peregrinos españoles lo calificaban como el cardenal LGTB+T, siendo la última T por los tradicionalistas.
EliminarEn fin; probablemente no sean más que ilusiones o "wishfuls thinking", como gustan decir algunos. Y reconozco ser muy dado a ellas.
Estimado Wanderer, excelente artículo que sopesa correctamente el desafío que se abre ante nosotros. Igualmente se me ocurre un matiz. Los progres y el mundo también piensan a largo plazo, lo que no hacen es ver las realidades temporales sub specie aeternitatis, que es lo que no debemos olvidar. Cordial saludo.
ResponderEliminarHilbert
Muy buena la entrada. Me permito agregar que en todos los casos citados por Wanderer, las minorías creativas no se limitaron a revivir formas, estructuras e incluso tradiciones pasadas, sino que se permitieron, o se vieron obligados por las circunstancias, a crear algo nuevo. Aunque dentro de la Tradición. Aunque en continuidad con las enseñanzas apostólicas. Por eso también vivieron resistencias dentro de la Iglesia. En ese sentido, fueron, y si Dios quiere serán, quienes sean despreciados por los que pretenden armar algo a la carta del mundo actual, pero también por quienes están (quizá comprensiblemente) apegados a modos históricos, venerables sí, pero acotados a un mundo que ya no existe. La Iglesia que está moribunda necesita de una renovación que presente una cara "vieja y nueva", que nos parezca que es lo mismo del siglo I o II, pero también totalmente novedoso y que conmueva al mundo actual. Eso, por definición, no tiene manual. El soplo del Espíritu traerá (si así Él lo quiere) esa novedad tan familiar, esa cara de muchacha con sabiduría de anciana.
ResponderEliminarG.
¿Quién dijo que todo esta perdido? ¡Yo vengo a ofrecer mi corazón!
ResponderEliminarQue la 2da Venida, en Gloria y Majestad, nos encuentre trabajando para Él.
- lo digo para los hermanos y Padres que creen que, por creer en el Apocalypsis, en las profecias, en los castigos anunciados, solo hay que guardarse y rezar, y que ya no queda nada por hacer -
Juancho.
Muy buen artículo
ResponderEliminarGASTÓN: A propósito de la "minoría creativa" se podría decir también que lo grave no es ser una minoría, lo grave es ser irrelevante
ResponderEliminarAsí es
EliminarNo es un problema de gravedad ni de relevancia.
EliminarCada uno y cada grupo tienen la fuerza que tienen que tener.
Sin embargo existe en sociología, y se estudia como tal, la paradoja de que las minorías influyen en las mayorías.
¿Cómo puede ser esto si la razón me dice que es al revés ?
No recuerdo la explicación científica, pero creo que se trata de esto:
Las minorías, precisamente porque están en una sociedad donde ellas son una minoría (y el resto es la mayoría ), los miembros que las forman están mucho más unidos entre sí que los miembros de la mayoría lo están entre sí.
(al ser el hombre un animal social y unirse, para su defensa, en grupo, cuanto más peligro real o imaginario tengan, más estrechamente se unen)
Esa unión les da una fuerza que no tienen las mayorías, por lo menos en ciertos casos.
De ahí que su comportamiento, productos o ideas, al salir a la sociedad, ésta lo tomará en todo o en parte. De ahí la influencia.
Un ejemplo clásico sería los judíos (los que viven entre gentiles, no los judíos que viven en Israel )
La referencia del anterior pontífice a "minorías creativas" es un eco que hace al historiador Toynbee, que es quien inventa el concepto, aplicado al catolicismo.
Tal vez lo hace como un recordatorio para no caer en el desánimo ante el laicismo militante o la descatolización de la sociedad; tal vez para señalar un objetivo y un método que pueda revertir la situación.
Todo esto sugiere que no hay que caer en el desánimo, que hay esperanza y que es mejor confiar en uno mismo y en el grupo católico y ser proactivo en aquello que crea que se deba hacer o deba pasar.
No hay que olvidar que hace unos 2000 años el cristianismo era una minoría creativa. Si funcionó entonces, bien puede volver a funcionar. (es "Ciencia", aunque sea sociología)
Excelente descripción esta del largo peregrinar de la Iglesia y del drama que vive en estos días. No hay duda que igual que otras veces, estaría bueno que esa minoría creativa fuera la semilla de mostaza que se convierte en un árbol frondoso a cuya sombra la Iglesia pudiera sentirse segura durante los siglos por venir, pero no me hago muchas ilusiones, yo tengo otra mirada sobre el desenlace de este drama.
ResponderEliminarA mi modesto entender, hoy la Iglesia y el mundo viven crisis paralelas, y si bien en geometría las paralelas nunca se tocan, en este caso tengo toda la sensación de que pronto se cruzarán en un punto y entonces sí, agarrate Catalina porque vamos a galopar.
Cuando ese día llegue, sospecho que ocurrirá un terrible big bang y ya nada será como antes.
Dicho de otro modo, creo que para saber lo que le va a pasar al mundo habría que mirar un poco a la Iglesia, porque siendo ella la madre de Occidente al cual alguna vez educó y le inculcó sus valores, viendo cómo están las cosas creo que el hijo correrá la misma suerte que la madre.
Sospecho que ese fin de fiesta no debe tardar mucho en llegar dado que la prodigiosa civilización cristiana que un día fue y ya no es, no desembocó en esta crisis terminal de carambola nomás; no, porque como bien dice Toynbee, el estallido que se avecina no será por culpa de causas externas, será culpa exclusiva de la noche de la apostasía que hace 50 años devora las entrañas de la Iglesia igual que la cría de la avispa devora las entrañas de la tarántula cuando sale del huevo que la avispa hembra depositó dentro de la araña.
Igual que la tarántula, en la Iglesia el enemigo también lo tenemos adentro.
Hoy muchos no logran dimensionar con claridad la gravedad de la crisis, algunos creen que estamos ante una época de cambio y otros más audaces ante un cambio de época. Yo creo que es algo mucho más profundo, creo que estamos en medio de un estallido más desolador que la mismísima Revolución Francesa, tal vez el cambio más siniestro que padeció la Iglesia desde la caída del Imperio Romano.
Una vez más digo que gracias a esa minoría creativa hoy tal vez la Iglesia podría superar esta debacle como ocurrió otras veces, pero si así fuera, me pregunto: ¿podríamos tirar entonces otros mil o dos mil años más antes de sufrir otra crisis tan profunda como esta?
Sinceramente, no creo que estemos ante ese escenario, los católicos bien sabemos que un día sobrevendrá una crisis que será la última. Y no lo digo yo, lo dicen los Evangelios y el Apocalipsis.
¿Por qué no podría ser entonces esta crisis la última?
Si las cosas fueran así, habría que ir preparándose porque lo que sucede por estos días en Roma y en el mundo no es moco de pavo.
Pienso que si estamos convencidos de eso deberíamos reflexionar que si nos tocó vivir en estos días tan confusos del siglo XXI tampoco debe ser una casualidad, porque si Dios nos plantó en la Argentina o donde sea que un católico haya nacido, seguramente debe ser porque espera algo de nosotros. Si fuera así, entonces tenemos una misión a cumplir, un puesto de combate en la batalla espiritual que se avecina. Habrá que rezar mucho para descubrirla y estar a la altura de la misión encomendada, en la inteligencia de que Dios no nos pide la victoria -la victoria es Suya- sólo nos pide la lucha, el testimonio. Y no es poca cosa, claro.
Al que entienda inglés le recomiendo que lea esto del economista filósofo experto en probabilidad Taleb Nassim (que puso de moda varias ideas suyas, como "cisne negro")
ResponderEliminarse llama "el más intolerante gana: la dictadura de la pequeña minoría"
explica en términos económicos por qué si los musulmanes son el 4% de la población británica, un % mucho más alto de la carne que venden las empresas cumple con la certificación halal que requieren los musulmanes.
https://medium.com/incerto/the-most-intolerant-wins-the-dictatorship-of-the-small-minority-3f1f83ce4e15
Hablando de minorías creativas...
ResponderEliminarhttp://www.unavoce.com.ar
MINORÍAS DESTRUCTIVAS
ResponderEliminarHay “minorías creativas”, y hay “minorías destructivas”. Con solo ojear la historia podemos llegar a la certeza de esa segunda afirmación. El primero Lucifer, con su cohorte de ángeles de todo tipo.
Y ya en el mundo de la materia, Einstein y los pocos que en 1905 pudieron llegar a entender su teoría de la relatividad, forman una minoría “altamente destructiva”, que pocas décadas después nos trajo el caos a la humanidad con los dos destellos atómicos.
La ciencia es para pocos, y como tal, es una minoría destructiva. Y por ahí nos vendrá la penitencia, por la “minoría destructiva”, llamada ciencia. Y no solo a los católicos, no solo a los bautizados, sino a todos los nacidos en cualquier ideología, raza o creencia.
Haciéndose pasar por una minoría de bondad, la ciencia no es otra cosa que una minoría de maldad. ¿Qué es un submarino atómico? Una minoría, algo de lo que hay pocos, pero que en su vientre encierra un poder de destrucción como nunca se ha imaginado.
Minorías destructivas, podría titularse el artículo… a desarrollar por quien lo considere necesario.
Durante siglos estas minorías destructivas no han tenido en sus manos más armas para ir contra la población que matarlos de hambre o difundir epidemias. Ahora estas minorías destructivas –élite mundial les llaman algunos- tienen a su disposición todo un arsenal nuclear, mediante el que Dios mismo, nos va a imponer una penitencia dura y severa. He dicho.
P.D. La penitencia venidera no es para pocos, es para todos. Unos la acogeremos como agua bendita, mientras que otros la verán venir como fuego del cielo, como fuego destructivo y abrasador, fuego de odio, fuego-rencor: fuego sin amor.
P.D2 Tengo la duda sincera y sensata de si el moderador me publicará este artículo. Si lo estáis leyendo, será que me he equivocado y estaba errado.
La única razón por la que no publicaría su comentario es porque no viene al caso del post, pero siempre es interesante una reflexión periférica.
EliminarLe hago una observación: no existen "submarinos atómicos"; existe "submarinos nucleares", y el poder de destrucción que tienen es el mismo que puede tener un submarino eléctrico o diesel. Tenga en cuenta que "submarino nuclear" no significa que transportan armamento atómico o bombas hiperdestructoras, sino simplemente que son propulsados por energía nuclear.
En primer lugar, agradecerle la publicación del comentario, y en segundo lugar reconocer que me equivoqué totalmente al pronosticar la no publicación del mismo.
EliminarBajando al detalle, decir que submarino es un vehículo a motor que se puede desplazar bajo la superficie del agua. Yo, al decir submarino atómico me he querido referir a cualquier submarino cargado con misiles que portan ojivas nucleares –bombas atómicas de mayor o menor capacidad de destrucción-. Lo de “atómico”, lo decía por el tipo de arma que porta y no por el modo de propulsión, que generalmente suele coincidir: los submarinos cargados con misiles que portan ojivas nucleares, muy frecuentemente van equipados con una mini central nuclear para las funciones de desplazamiento y generación energética para el consumo interno.
P.D. Hechas las paces.
No sé por qué nadie hace referencia a los conventos y monasterios como "minorías creativas" (como por otra parte las órdenes sigues musulmanas y las tariqas, con la diferencia de que no viven en comunidad, sino en el siglo y con una vida familiar y laboral normal )
ResponderEliminarPues lo son e influyen mucho más de lo que nos podemos imaginar, aunque sean de estricta clausura con tres rejas.
No es de extrañar que cuando un convento se cierra, por ejemplo debido a la crisis religiosa provocada por Bugnini-Montini, la gente de la localidad donde se haya se entristezca y sientan que han perdido algo importante.
No hay que olvidar que simbólicamente tienen un valor fundamental en las sociedades católicas:
Sus miembros sacrifican sus vidas para dar testimonio y rezar por el mundo. Y eso, en un mundo sin ideales, ni sacrificios ni virtudes es muy importante y así se considera.