lunes, 12 de junio de 2023

Cuidemos a los curas

 


La Iglesia está atravesando una crisis pocas veces vista en su historia. Y las crisis nunca son gratis; tienen su costo, que en este caso lo paga la totalidad de sus miembros, y el precio son las humillaciones, las cancelaciones, las persecuciones despiadadas a veces y disimuladas otras, propiciadas generalmente por quiénes debieran ser el principio y forma del rebaño. 

Y cada cual se apaña como puede para resistir. Los laicos somos los que más barata la sacamos: nuestro propio estado nos exige obligaciones y deberes que nos apartan en buena medida del fragor de la lucha. El cuidado de la familia, la propia profesión y las ocupaciones habituales de cualquier persona que vive en el mundo, lo ubican en territorios que, a su manera son más pacíficos. En pocas palabras, un laico podrá, en el peor de los casos, estar sometido a su esposa o a su esposo; a su suegra o a sus padres, pero nunca estará sometido a un obispo, o a un prior o a un provincial, que suelen ser los superiores más exquisitamente crueles.

Por eso, yo insisto en la necesidad de cuidar a los sacerdotes que son la pieza más frágil de todo el engranaje. Y lo son porque el deber de su propio estado los obliga a estar permanentemente en el ojo del ciclón, sin poder apartarse del vórtice, como sí podemos apartarnos los laicos. Y deben hacerlo, además, acarreando todas las difíciles condiciones propias de su estado: la soledad raramente compensada con la amistad de sus colegas; la casi permanente sensación de vacuidad de sus vidas a las que los conduce ejercer su ministerio en un mundo tan apartado de Dios y en una Iglesia en contubernio con ese mundo; la fragilidad emocional que provoca esta situación; la precariedad económica, sobre todo en países como el nuestro, en el que son verdaderamente pobres; la agitación permanente entre el querer permanecer fieles a Dios y a la Tradición y, a la vez, la necesidad de someterse a los caprichos de su obispo y al frenesí pastoral que se les impone, y tantas otras situaciones más que podríamos mencionar. Y esto le sucede a sacerdotes de todas las diócesis argentinas, de las más pequeñas a las más grandes, y le sucede a sacerdotes de España, y le sucederá también a los de todos los países de lo que alguna vez fue la Cristiandad. Y lo sé porque con mucha frecuencia me escriben al mail simplemente para relatarme sus casos porque se han sentido identificados con algo que yo pude haber escrito en el blog.

Hace algunos días, las monjas benedictinas de Pienza, que están siendo perseguidas en estos meses por su obispo y por la Santa Sede (el valor de su monasterio ubicado en un sitio de privilegiada belleza es de varios millones de euros), escribieron una larga carta en la que, entre otras cosas, decían: 

Pero además de los conventos y monasterios perseguidos, hay muchos sacerdotes, para quienes la soledad y la sensación de abandono son aún más difíciles de sobrellevar, sobre todo cuando su ostracismo está motivado por su fidelidad a Cristo. Pero cada uno de nosotros debe reaccionar en conciencia ante la tiranía que se está instaurando en la Iglesia, porque una respuesta coral y decidida podrá demostrar, en primer lugar, que no es compartida ni deseada por la mayoría de los fieles y, en segundo lugar, que la apostasía actual sólo puede frenarse mediante un retorno incondicional a Nuestro Señor. Durante demasiado tiempo nos hemos antepuesto a Jesucristo, el diálogo con el mundo al deber de evangelizar a todas las naciones, como Él nos ordenó. Pero ¿cómo hacerlo, cuando estamos solos, distraídos de la oración y el recogimiento por acontecimientos que no tienen nada de espiritual? ¿Cómo hacerlo, cuando se está privado de los Sacramentos, del consuelo de la Misa, del alimento del Pan eucarístico?

Lo que mencionan las religiosas es fundamental. No podemos pasar sin los sacerdotes porque no podemos pasar sin los sacramentos. Podemos pasar sin los obispos, a quienes vemos muy de tanto en tanto, pero no sin sacerdotes a quien vemos, y necesitamos, cada día o cada domingo. Por eso, en este momento crucial, tan difícil y doloroso por el que está atravesando la Iglesia, creo que es un responsabilidad particularmente delicada que nos incumbe a nosotros, los laicos, acompañar y sostener a aquellos sacerdotes que, en su intención de mantenerse fieles a la fe y a la tradición de los apóstoles, son hostigados a diestra y siniestra. Cada uno sabrá el modo de hacerlo; no siempre se trata de ayudas económicas, que también, sino de la amistad, la cercanía y el agradecimiento pues, sin ellos, estaríamos perdidos. 

52 comentarios:

  1. Soy sacerdote y doy testimonio de que esto es verdad y que un buen laico y/o buena familia amiga son un tesoro impagable para nosotros

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Padre en oración por su Santo Sacerdocio, los laicos vemos el despotismo actual lejos de legado de Cristo. Gracias por su entrega martirial q nos muestra q es el Amor

      Eliminar
    2. Si, a veces, es bastante pesada la cruz que tienen que cargar. Pero al final viene la compensación con la vida eterna en la presencia divina de nuestro padre celestial.

      Eliminar
  2. Totalmente de acuerdo. Debemos acompañar y defender a nuestros sacerdotes.

    ResponderEliminar
  3. No sé nada de como en la situación económica del cura de parroquia
    Les paga le sueldo directamente el Estado? El Estado le paga a la Iglesia argentina y la Iglesia le reparte a los curas? Lo de la canasta que se pasa en misa es más bien poco

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los sacerdotes no reciben sueldo ni del Estado ni del obispo. Los único que tiene una pequeña asignación son los que están en parroquias de frontera, que soy pocos. El resto, que son la inmensa mayoría, deben vivir de lo que sale de la canasta, de algunas horas de clases que den y de la caridad de sus fieles.
      No es el caso de los religiosos, a los que nunca les falta nada, aunque hacen voto de pobreza.

      Eliminar
    2. También reciben sueldo los capellanes castrenses.

      Eliminar
    3. Los capellanes castrenses son menos del 3 % del clero.

      Eliminar
    4. Igualmente perciben sueldo. No tiene nada de malo.

      Eliminar
    5. Como dijo Wander, la inmensa mayoría de los sacerdotes (yo diría un 85/90 %), no recibe sueldo. La colecta de las misas NO es SÓLO para "pagar" al párroco, sino para "sostener el culto". De modo que, según las diócesis, cada tanto, todo lo q se obtiene un domingo es para el obispado, otros es para el seminario diocesano o para los seminaristas, en algunas diócesis (se hacía en BsAs antes), cada tanto se destina una colecta para ayudar a las parroquias pobres; esto sin contar las colectas de Caritas, el Óvolo de San Pedro, la de Tierra Santa, erc. Además, de lo q junta , el economo parroquial debe pagar: luz , gas, telefono, movilidad del o de los sacerdotes, limpieza, velas, insumos litúrgicos, gastos de la casa parroquial y lo q el cura necesite para vivir decentemente. Lo digo con conocimiento de causa, pues, he sido sacristana de la catedral en una provincia, he llevado los libros de cuentas en una parroquias porteña y he sido notaria de Obispado Castrense.

      Eliminar
    6. En la vida religiosa también el hostigamiento es económico. El religioso o la religiosa que no está en la línea de su superior o superiora no recibe el dinero necesario para gastos de salud, calzado, vestimenta, estudios, ni hablar si usa hábito y quiere hacerse uno nuevo y, menos aún, la compra de libros necesaria para su formación.

      Eliminar
  4. Así es , es muy lamentable la situación de nuestros queridos sacerdotes , sobre todo de aquellos que quieren permanecer fieles a la sana y santa doctrina de la Fe verdadera

    ResponderEliminar
  5. Gracias por esta entrada. Es bueno recordarlo, porque a veces lo olvidamos. Rezar por su santidad, siempre. Pero también acompañarlos humanamente cuando se pueda. Es muy duro el mundo para ellos, pero también las condiciones precarias en que los dejan muchas veces sus superiores

    ResponderEliminar
  6. Tenemos la obligación moral y espiritual de ayudar a los Curas.
    Un deber de Caridad y Justicia, muchas veces los sacerdotes que sienten angustias y debilidades encuentran una notable Caridad en el pueblo de Dios. Nosotros los tradi hacemos agua en acompañar a los buenos curas, pero muchas veces para juzgarlos somos casi como Angeles. Esto me pasa muchas veces.
    Sin ánimo de entrar en discusiones.
    Cómo muestra vale un botón, muchas veces juzgamos a Mons Martínez y poco sabemos de su Cruz, cuántos Martínez conocemos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre he dicho y consta en parte que los curas pocas veces hablan de las cosas que sufren. En parte, porque estan formados para "No escandalizar", como si no tuvieran adultos a los cuales refererirse o consultar o pedir. Otras por caracter y otras por no encontrar fieles con los cuales sostenerse.
      Por ejemplo: un sacerdote de una parroquia mas bien pobre, decía que no contaba con hombres con los cuales delegar los quehaceres de la parroquia, ya que las unicas que se acercaban a ayudar eran señoras y de avanzada edad. Lo cual es absolutamente contrario a lo que he visto en ambientes tradicionales, donde el 90% del trabajo lo hacen los hombres (limpieza, edilicios, gestion, sacristia, colectas, administrativos, etc)
      Otro ejemplo: asistí a una parroquia durante 15 años, nunca me enteré de ningun problema directo que tuvieran los sacerdotes. Me formé sobre estos como la mayoría de nosotros, en internet. Los temas nunca se tocaron en grupos ni en charlas. Los problemas estaban, pero se evitaba hablar de ello. En cambio, de nuevo, en una comunidad tradicional, el sacerdote expone sus problemas y los laicos buscan ayudarlo, no hay tabúes en hablar de la soledad, el frio, la falta de dinero, la relacion con los superiores e iguales, incluso actitudes de los mismos fieles que hacen áspera la convivencia.
      Moraleja, se haga "bien" o "mal", "prudente" o "imprudentemente", el clero no esta acostumbrado a tratar con fieles adultos, con personas capaces de entender las crisis de la iglesia y los problemas reales que acarrean. La mayor parte nos enteramos, por el diario, blogs, redes sociales....no podemos pretender que sigan hablándonos como niños. Y eso tiene sus consecuencias.

      Eliminar
  7. Muy real y cierta la nota. Los laicos debemos cuidar y defender a nuestros queridos sacerdotes como también rezar por ellos. Conozco el caso de un excelente y santo sacerdote, con gran formación teológica y canónica y el Obispo lo tiene totalmente apartado por celos, envidias, etc., etc. ya que este santo cura lo supera a él en formación.¿Dónde está la caridad y fraternidad de ellos que les gusta ser llamados Padre Obispo, porque de padre no tienen nada? No se dan cuenta que cuando lleguen a los 75 años, la edad donde deben retirarse, van a andar con una bolsa en la calle haciendo mandados...y lo único que hicieron cancelar a los sacerdotes y hacerlos sufrir. .Me pregunto: ¿ellos no fueron sacerdotes? tienen un corazón de piedra y no de carne...y los laicos no debemos apartarnos de esta clase de sacerdotes, sino apoyarlos, acompañarlos y rezar para que el Señor haga justicia y la podamos ver...No acostumbrarnos a decir "que se haga la voluntad de Dios" sino pedir justicia ante hechos de esta naturaleza.

    ResponderEliminar
  8. Muy buena la nota.Mucha gente no sabe cómo se mantiene el sacerdote de su parroquia. Debemos orar mucho por ellos.

    ResponderEliminar
  9. ¡Qué tema ha traído don Wander! Bajando al llano el asunto, sobre lo que estoy de acuerdo en general pero en la casuística hago aguas, la cuestión se pone complicada. ¿A todos y cualquier sacerdote? Si partimos de su expresión "la agitación permanente entre el querer permanecer fieles a Dios y a la Tradición y, a la vez, la necesidad de someterse a los caprichos de su obispo y al frenesí pastoral que se les impone, y tantas otras situaciones más que podríamos mencionar", parecería -y nótese el potencial- que no se refiere a cualquier sacerdote. ¿Qué hacemos en caso contrario, aunque esté sometido a caprichos y frenesí pastoral y otras situaciones?. También pueden ser pobres, por ejemplo. Si lo sujetamos a un determinado tipo de sacerdotes la cuestión cuantitativa se achica, me parece, enormemente, al menos donde vivo. Y muchos tenemos que salir a buscarlos porque no se ven normalmente, y nos convertimos en Nippur de Lagash el Errante, de templo en templo. Si, ¡qué tema a traído a su blog estimado!. Personalmente, en la praxis, tengo cierto desconcierto, sin perjuicio de rezar por la santidad de todos. Es similar al rezar por las vocaciones, ¿cualquier vocación?. Quizás, como dice el Jefe y parafrasean muchos, hay que hacer discernimiento. En fin.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ud. rece y haga discernimiento....si lo segundo le cuesta, solo rece y obre...el resto dejeselo a Dios, el administrará las gracias y los dones para su mayor gloria.

      Eliminar
    2. Directamente hay que rezar pidiendo santos sacerdotes

      Eliminar
  10. Buenas tardes!
    Gracias por el post, tan solo su título lo hace ya valioso en este tiempo.
    Soy sacerdote, y me permito hacer algunas matizaciones a lo mencionado.

    a) En algunas diócesis de Argentina -creo que deben ser más de la mitad- los obispos nos dejan a los sacerdotes trabajar con muchísima libertad. Si mi percepción no falla, una buena parte del episcopado -tal vez un 50%- no comparte en absoluto la dirección que el Santo Padre está dando a la Iglesia. Incluyen palabras como "sinodalidad" y "diálogo" en sus homilías "importantes" (cuando pueden ser consignadas por los medios o difundidas por las redes) pero en el día a día continúan predicando el Evangelio "de siempre", invitando a la gente a rezar, a ir a Misa, a cumplir los mandamientos, etc. Digo esto porque si bien existen diócesis donde los obispos persiguen a los curas que simplemente "hacen apostolado", en otras eso no ocurre, gracias a Dios.

    b) En mi opinión y experiencia, la "pobreza" del clero diocesano es algo muy positivo. En algunas diócesis hay un porcentaje de sacerdotes que recibe un sueldo del Estado como capellán de la Policía, del FFAA o de los Hospitales. La percepción que tenemos es que ese "sueldo asegurado" (labures o no labures) termina haciéndole mal al sacerdote, instalándolo en una comodidad malsana y en la inacción pastoral. Es cierto que la ambición desmedida y el materialismo craso pueden surgir en contextos de inestabilidad económica, pero lo que solemos percibir es que la falta de estabilidad económica coincide muchas veces una mayor creatividad e iniciativa pastoral. No digo que sea "propter hoc", pero sí sucede.

    c) La fraternidad entre los sacerdotes -o la amistad, como prefieran llamarlo- es un tesoro precioso, que se recibe como don y se cultiva desde el Seminario. Es cierto que no es fácil, pero tampoco es tan infrecuente. Si yo me encuentro con un sacerdote que no tiene ningún "amigo cura"... tiendo a sospechar de ese mismo sacerdote. En mi experiencia, al menos, todo depende de como se ha ido creciendo y madurando humana y espiritualmente. Por otro lado, los laicos también pueden favorecer la amistad entre los sacerdotes, siendo cuidadosos de no "sembrar división" entre nosotros, o de no convertir diferencias en enfrentamientos. Uno puede ser amigo incluso de un cura con el cual no coincide 100% en su estilo pastoral... y puede ser enemigo encarnizado de alguien con quien tiene una formación y estilo "calcado", por la posibilidad de la envidia y rivalidad que -alguna vez- viene fogoneada desde algunos fieles, sin mala intención, claro (lo digo solo por si sirve).

    d) Por último, y más allá de las apariencias, mi percepción es que hay un 80% del clero que está literalmente harto de esta situación de relativismo doctrinal, litúrgico, moral y disciplinar dentro de la Iglesia. Para muchos de nosotros, la experiencia es de haber sufrido una suerte de traición: nos consagramos en una iglesia que era columna y fundamento de verdad, y ahora desde algunos lugares de poder parece que todo aquello por lo que dimos la vida es una porquería... Muchísimos sacerdotes, incluso habiendo recibido una formación progresista, hoy se nutren para formarse o actualizarse con autores nada progresistas, como fray Nelson Medina o el padre Olivera Ravasi (por poner solo esos dos ejemplos), leen blogs como éste, miran con curiosidad el movimiento tradicional, etc, etc,

    Perdón la extensión, y de nuevo, gracias por el post!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esperemos que sea como usted dice Padre!
      Como habitante de CABA, le puedo decir que muchas veces me sorprendo gratamente cuando asisto a misas de la zona de Retiro y Recoleta y me encuentro con buenos confesores, con buenas homilías, y veo gente que comulga de rodillas, sin que ello provoque escándalo en los sacerdotes.
      Muy oportuno el post de wanderer!! Gracias!
      Me permito recomendar las homilías de los Franciscanos de la Inmaculada (Padre Santiago Martín, y otros)

      Eliminar
    2. Estimado hermano sacerdote: da la impresión de que no tienes ni pajolera idea de lo que pasa en la Iglesia Argentina. Quizá no vivas en este país.
      Por mi parte, acabo de llegar de España

      Eliminar
    3. Estimado hermano: parece que tú no vives en Argentina, no?? Porque quien ha vivido y trabajado pastoralmente en otras latitudes, al llegar a Argentina se espanta de lo que sucede aquí. Para mí, que pertenezco a una diócesis española, la Iglesia Argentina se me antoja catastrófica. Obispos con graves y públicos pecados, estafas económicas, inexistencia de seguridad social para los sacerdotes, desigualdad desde donde se mire. Y, sobre todo, mucha crueldad

      Eliminar
    4. Buenos días!

      Soy el sacerdote anónimo que publicó el extenso comentario.

      Nací, me formé, y llevo bastante tiempo ejerciendo el ministerio en Argentina, y conozco varias diócesis, especialmente sacerdotes diocesanos. Nunca ejercí el ministerio en otro país. Usted, que llega de España, puede creerme o no, pero me pareció un poco irrespetuoso su comentario hacia mí.

      En relación al primero que comenta sobre el extenso mío, por algún motivo estoy recorriendo el país, y es cada vez más el número de personas -especialmente jóvenes- que comulgan de rodillas. Salvo tres o cuatro obispos muy ideologizados -y quizá un poco obsesivos- ningún obispo dice nada en contra de ese modo de comulgar.

      No sé si la "Iglesia Argentina" es catastrófica, sé que hay diseminados por la Patria buenos y muy buenos obispos, y buenos y muy buenos curas. Y en especial, me consta que hay un bastante generalizado descontento y angustia con Francisco y su Pontificado.

      Eliminar
    5. Si usted sinceramente piensa que esto es así, uno entiende porque estamos como estamos.
      Una repasada por las temáticas de formación permanente, los encuentros regionales, los seminarios, los comunicados de la CEA y un largo etc.
      Que la mitad predica el evangelio de siempre? La mitad no predica nada que tenga que ver con el evangelio y la casi totalidad de la otra mitad va donde sople r el l viento de la moda eclesiástica de turno

      Eliminar
    6. Estimado padre, le agradezco por su extenso y valioso comentario. Podría haberse extendido aún más, que no molestaba.
      Su testimonio es particularmente importante porque en mi caso, y en el de muchos de quienes se acercan a este blog, vivimos en medios tradis o conservadores, que tienden a ser cerrados, lo cual es natural. Y me ocurre con frecuencia que pierdo perspectivo cuando intento pensar y valorar lo que sucede fuera de ese mundo. Y suelo quedarme con lo que aparece aquí y allá, que suele ser lo más escandaloso.
      Lo que usted señala nos muestra otro aspecto de la realidad, que es fundamental, y que es preciso tener en cuenta.

      Eliminar
    7. Hermano sacerdote:
      Hay unos 100 obispos en funciones en el país.
      Dígame 10, no 50, solamente 10, que prediquen el evangelio, que se preocupen por la ortodoxia de su seminario, que celebran digna y reverentemente la liturgia, que no persigan la misa tradicional, y que hablen públicamente de la degeneración moral anticristiana de nuestro pueblo?
      Si eso le parece pedir mucho, entendemos muy distinto el evangelio y la misión sobrenatural del obispo.
      Por otro lado, signo del horror en que vivimos es que somos muchísimos los que leemos este blog y otros, pero jamás comentamos con nuestro nombre porque sabemos que eso sería suficiente para ser misericordiados

      Eliminar
    8. Vea, me permito traer a colación un viejo refrán italiano: "Nella casa dove c'è un prete, nessun soffre fame o sete". Nada mas cierto. En lo personal, me he visto ayudado muchas veces por sacerdotes, económicamente digo, y con su amistad, ciertamente. Sacerdotes pobres, no indigentes, pero ahí está la maravilla, que parece que en habiendo terminado la magnificencia, sigue viva la munificencia de los que menos tienen y mas dan, como la viuda del templo. El tema es, si los que se meten al seminario saben realmente a donde se meten. Me figuro que el gremio del clero es complicado por si mismo, por estar desnaturalizado. Se podría hablar mucho en materia de doctrina, pero en la práctica, la linea que diferencia la vida monacal y la del cura secular está muy borrosa. Años de seminario, para que luego el cura viva solo, sin orden ni concierto. Las mas veces haciendo vida de soltero, que no de célibe. Ni qué decir eremita. Y cuando se los pone a vivir juntos, en "comunidad", la cosa raramente funciona. Porque luego, "los mios no son votos, sino promesas" y podríamos seguir. La amistad sacerdotal no se puede suplir con la amistad de las familias, o de los laicos, porque si bien un "monje" puede aprender mucho de un padre de familia, solo podrá ser comprendido, con esa empatía propia del que vive una vida similar. Ay del cura que no se deja ayudar, y a que a tiempo no pide auxilio con humildad, termina siempre mal.

      Eliminar
    9. Yo, ya no les pido a los Obispos que prediquen el evangelio, pido que no jodan a los que creen en Dios..

      Eliminar
    10. Al punto b) distingo. Ud ve que muchos sacerdotes bien remunerados tienden a la comodidad. Y no ve los sacerdotes mal remunerados que van de aquí para allá desatendiendo sus deberes para poder ganarse un mango en cementerios, barrios privados o como capellanes “privados” de algún ricachón, o reemplazando otros sacerdotes o celebrando misas carismáticas para ganarse el mango y poder comer dignamente?
      Eso se ve y mucho.
      El problema del celo pastoral excede el bolsillo. Es cierto que mucho confort no ayuda, pero ña indigencia tampoco.
      Se trata de que los sacerdotes vivan dignamente.

      Eliminar
    11. 1 Timoteo 3:2-13
      Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

      Eliminar
    12. Ay, padre!!! Cuánto me cuesta creerle! Nada me gustaría más que lo q escribe respondiera a la realidad, pero lo q veo, escucho y me llega desde distintas provincias no se condice con lo q Ud expone. Me refiero puntualmente al asunto de los obispos q están cansados del discurso errático del papa (puntos A) y D). Por lo demás, si bien es verdad q donde el sueldo está asegurado, no faltará el avivado (estamos en Argentina), lamentablemente, teabajé en la sede del Obispado Castrense varios años y, tal vez conocí a 1 o 2 así, un porcentaje mínimo, que terminaron dejando o los sacaron. La inmensa mayoría eran sacerdotes entregados y muy comprometidos, pues si en estos tiempos y en este país es difícil ser cura (como Ud sabŕa), ser capellán castrense lo es muchísimo más. No se olvide q el actual oontífice propiciaba la desaparición de este Obispado, cuando el enfrentamiento entre NK y Mons. ... (se me fue el apellido, el que fuera de Añatuya).

      Eliminar
  11. De acuerdo en Nicaragua eso se está viendo, obispos acosando a sacerdote por oficiar Misa Tradicional

    ResponderEliminar
  12. Es cierto todo esto, hoy los buenos sacerdotes se ven obligados a sufrir en silencio el ataque combinado de los traidores de adentro que se suman al histórico de los enemigos de afuera.
    Desde hace años la prensa mundial busca aprovechar las denuncias contra algunos curas abusadores -que ciertamente merecen su castigo- ocultando su verdadero propósito de enlodar la imagen de los buenos sacerdotes a fin de desanimarlos porque no tienen a quién recurrir para que se haga justicia.
    Qué difícil debe ser sentir que todos los días son iguales, porque a ese ataque del mundo cruel muchas veces deben sumarle el de un mal obispo que les reprocha vivir atados a un pasado de viejas tradiciones que hoy a nadie le interesan.
    Tal vez para ellos San Pedro escribió en su Primera Epístola: "El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor, cuando Jesucristo se revele".
    Si bien es cierto que mucho podemos hacer por estos buenos sacerdotes para que no desmayen en esta dura prueba a la que se ven sometidos, tal vez la mayor contribución que podamos ofrecerles es que al rezar el Rosario supliquemos todos los días a la Virgen que los lleve de la mano a la victoria convencidos que en esta batalla final entre el Cielo y el infierno el Rosario es una ametralladora de cincuenta tiros que todo lo puede.

    Fuenteovejuna

    ResponderEliminar
  13. Comparto en general. Debemos disponer nos a dar la vida por nuestros sacerdotes. Una forma concreta es tratarlos como lo wue son: personas consagradas por elección de Dios A la vez, como un miembro muy querido en nuestras familias y comunidades.

    ResponderEliminar
  14. Esto pasa por darle demasiada bola, en el más infantil e infantilizador sentido de la palabra, a los obispos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando el obispo decide dónde vivis, en que podes trabajar y en que no, es medio difícil poder no darle bola

      Eliminar
  15. "Los laicos somos los que más barata la sacamos: nuestro propio estado nos exige obligaciones y deberes que nos apartan en buena medida del fragor de la lucha. El cuidado de la familia..." Déjeme aclarar. El cuidado de la familia es el frente de batalla para el varón casado. La sumisión al esposo y la educación de niños es el frente de batalla de la mujer casada. La sujeción a los padres es el frente de los adolescentes y niños. La del sacerdote es la sumisión al superior,. Y en general, cuando el superior es malo, se observan los y siguen los principios de la Iglesia. Todos tienen su frente de batalla, y es donde Dios ha querido.

    ResponderEliminar
  16. los obispos hoy en día están haciendo mucho daño a la iglesia.

    ResponderEliminar
  17. Muy buena la nota.
    Fui seminarista en Villa Devoto hace unos años, conozco muchos sacerdotes y guardo aún amistado con algunos de ellos.
    Lo que he visto en muchos casos es el efecto muy pernicioso de la soledad en buenos sacerdotes, no es una soledad monacal sino distinta la que viven en la Ciudad los sacerdotes diocesanos. Es realmente difícil abordar solos en la casa parroquial el final del día después de trabajar y enfrentar las dificultades y frustraciones que pueden estar enfrentando en su vida diaria (enojos con el Obispo, dificultades económicas, etc.), completamente solos, sin tener con quien compartir el final del día. A veces es cierto que es así porque quieren, hay casos parroquiales donde hay varios curas y come cada uno solo haciendo la suya. Pero creo que esto es una cuestión precisamente desatendida en la formación.
    Hay muchos sacerdotes con depresión o dificultades psicológicas que, en mi humilde opinión, tienen relación con la soledad que viven.
    De ningún modo estoy con esto poniendo en cuestión el celibato, pero sí destacar que la soledad de los sacerdotes es una cuestión desatendida tanto en la formación como en la vida posterior que llevan.
    Sin ser lefe, tengo presente lo que decía Lefebvre (¡un tradicionalista "rígido"!) sobre esto, que los sacerdotes no deben vivir solos para evitar los "estragos de la soledad".
    De ahí que la llamada a acompañar a los sacerdotes que tiene la nota me haya parecido tan valiosa y oportuna.
    Atte.,
    Costa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De Specola:
      "En este mundo de locura en el que nos movemos, un alto funcionario del Foro Económico Mundial ha pedido que las escrituras religiosas sean «reescritas» por inteligencia artificial, la IA, para crear una «nueva Biblia» globalizada. El genio se llama Yuval Noah Harari y su presidente Klaus Schwab, que piensan que el uso de la IA puede reemplazar las escrituras y creará «religiones unificadas que en realidad son correctas». El poder de la IA se puede aprovechar y utilizar para remodelar la espiritualidad de acuerdo con la visión globalista de «justicia» e inclusión del Fondo Económico Mundial. “Es la primera tecnología que puede crear nuevas ideas. Ya sabes, la prensa, la radio, la televisión, transmiten, difunden las ideas creadas por el cerebro humano, la mente humana. No pueden crear una nueva idea». «Gutenberg imprimió la Biblia a mediados del siglo XV; la prensa imprimió todos los ejemplares de la Biblia que había encargado Gutenberg, pero no creó una sola página nueva». «La IA puede crear nuevas ideas; puede incluso escribir una nueva Biblia». “A lo largo de la historia, las religiones han soñado con tener un libro escrito por una inteligencia sobrehumana, una entidad no humana”. Es el momento de custodias como un tesoro las viejas ediciones de nuestras biblias antes de que sean prohibidas"
      Digo yo: Además de las viejas ediciones de nuestras biblias, en estos tiempos de locura cuidemos a nuestros sacerdotes, y recemos por su salud psíquica y espiritual.

      Eliminar
  18. En España los sacerdotes no viven en la pobreza, sino que muchas veces disfrutan de una vida más desahogada que muchos padres de familia. Tienen un sueldo fijo, de entorno a los 800 euros, que es verdad que no es grande, pero tengamos en cuenta que los sacerdotes son solteros y en la mayoría de los casos no tiene que pagar alquiler o hipoteca, pues residen en casas parroquiales o rectorales. La propia parroquia asume el coste de los suministros de agua y electricidad. Aparte de esto, la mayoría de los curas percibe sobresueldos por ser capellanes de conventos y de otras instituciones, otros son profesores de religión... Añadamos a esto los estipendios de Misas y otras gratificaciones que reciben y que nadie controla.

    En cuanto a la soledad, por desgracia es un mal muy extendido en la sociedad actual. También afecta a muchos laicos.

    ResponderEliminar
  19. Soy mama de un sacerdote y muchas veces el no me comentara sus penas para no preocuparme .Todos los dias lo pongo en las manos de la Virgen Maria .Le mandamos todos los meses unos pesos porque nos imaginamos que los necesita Dios bendiga a todos los que ayudan a los sacerdotes

    ResponderEliminar
  20. Gracias por tan oportuno tema. Lamentablemente esta es la realidad que vivimos en todo el mundo. Es más triste aún para los laicos cuando después de intentar hablar con los obispos de estas realidades y no ser recibidos, acudimos a plantear estos temas ante el Nuncio (en Ecuador) para que se haga justicia y somos tratados como verdaderos mendigos ni siquiera dignos de atravesar la puerta de la Nunciatura. Es en situaciones como esta donde se prueba nuestra fe y nuestro amor por Cristo y su Iglesia, porque sino existiera ese amor, maltratos e injusticias como estas no se podrian soportar. Me resuenan las palabras del Cristo de San Damián a San Francisco de Asís "Fracisco repara mi casa que amenaza ruina"

    ResponderEliminar
  21. Aca en Canada estamos viviendo lo mismo por parte del obispo atacando a un sacerdote por querer organizar y llevar todo el movimiento de la comunidad en papel, todo bien organizado, claro y con acceso a toda la comunidad. Este tiempo que estamos escasos de sacerdotes es cuando mas tenemos que mantenerlos dentro de la comunidad que los necesitamos tanto. Son nuestros soportes en esta vida de inmigrantes que nos toca. Y en este mundo tan escaso de fe, de apoyo unos a otros, de caridad material y espiritual, hay que escaces de grupos de jovenes en las iglesias, y pare de contar, tenemos que ayudar al sacerdote dentro de la comunidad para que no se le haga la carga tan pesada y tambien necesitan ayuda economica y espiritual, porque recuerden que la peor tentacion para ellos es la soledad. Y de paso el sometimiento por obediencia a los Arzobispos, que no siempre son justas las acciones que reciben de ellos.oremos por ellos, por su soledad y las personas que tengan acseso a los otros medios corran la voz sobre esto. Los necesitamos en estos tiempos locos que estamos viviendo, no le demos mas campo al maligno.

    ResponderEliminar
  22. Soy sacerdote argentino. Indigente. Víctima de uno de los tantos pastores-lobos ideologizados encarnizadamente contra toda linea "conservadora" que huela a San Rafael... Aquel glorioso seminario floreciente que fue asesinado con crimen de lesa eclesial-majestad. Estamos boyando, sometidos al exilio dentro de la Patria,... buscando un lugar humilde donde celebrar dignamente los sacramentos y morir como hijos fieles de nuestra amadísima Iglesia. Resistiremos con la humildad, la magnanimidad y la pobreza de Nazareth. ... Pero necesitamos su ayuda...Bendición...

    ResponderEliminar