El Mago Capria le responde al Athonita. A mí, por más mago que sea, no me convence. Se le ve el conejo debajo de la galera.
Estimado Athonita: vamos de lo general a lo particular.
1. Usted quisiera desandar el lodo posconciliar y el polvo preconciliar. Los tradicionalistas también. Al menos éste pobre mago y muchísimos tradis que éste pobre mago conoce. Al margen de ello, no se puede criticar al tradicionalismo por no levantar las banderas de una reforma, por sana que fuera. Sencillamente ha sido imposible, aunque quizás las cosas hayan empezado a cambiar. Coincidiremos, creo: en las últimas décadas nos cayó un ciclón. Ataques brutales a la tradición, ambiente revuelto, novedades locas, confusión, dislocación…. Y desconfianza recíproca. En ése estado lo único posible es mantener lo que se tiene, tal como se recibió. Siendo por otra parte que ninguno de nosotros, ni en conjunto, tenemos autoridad alguna para cambiar nada. Lo dramático es, justamente, que Roma se omitió -al menos hasta ahora- de serenar las aguas. Pongo un ejemplo que le incumbe a ud. como athonita. Suponga que fuera del caso establecer un nuevo modo de relación entre católicos y ortodoxos. ¿No le parece que a los líderes “renovadores” de las últimas décadas les importa un bledo de las cosas buenas que conservan los ortodoxos?. Hasta tal punto que se han dedicado a adoptar la “liturgia”, la mariología y la exégesis protestante. ¿No le parece que ésos “renovadores” vienen marcando la agenda? Es cosa de ideólogos ponerse a reformar la torre en medio de un asalto. Fíjese lo que nos pasó con el movimiento litúrgico, y considere que el que se quema con leche ve una vaca y llora. Mire lo que dice Castellani a Leónidas Barletta, y lo que opinaba Castellani sobre la oportunidad de una reforma.
2. Ud. dice que estos lodos “post” vienen de aquellos polvos “pre” y eso es cierto sólo en algún sentido (¡bendito sea el hábito realista de distinguir!). ¡Claro que algunas taras post son consecuencia -acaso por reacción- de otras taras pre! Pinte el triste cuadro de la obsesión por cuestiones del sexo que sufrían algunos pobres curas pre, y la castración sicológica que irradiaban. Y opóngalo a la despreocupación manilarga de algunos pobres curas post. Estaremos de acuerdo. Pero su punto no está ahí.
Usted dice otra cosa: dice que en realidad polvos pre y lodos pos son en bloque y en sustancia extremos viciosos opuestos. Y eso no es cierto en ningún sentido. Distinga, athonita, distinga si no quiere zapatear con patines. No haga una reducción a los principios que no tiene fundamento, no coloque al tradicionalismo en una punta y al progresismo en otra. ¿Son extremos viciosos opuestos la renovación del Sacrificio por un lado, y por otro el puro ágape? ¿La presencia real y el pan puesto en común? ¿La gracia de los sacramentos acá, y allá los símbolos con efectos puramente sicológicos? No perturba la fé que un obispo diga que Noé vivió 950 años, o que La novicia rebelde es mala. Sí perturba a la fé que un obispo predique una concepción naturalista de los sacramentos. No, no se puede decir que son dos caras de la misma moneda
3. ¿Cuál es la madre de éste ternero que trae usted al mercado?. Usted es de ésos que levantan los primeros diez siglos de la Iglesia contra los diez siglos que vinieron después. Que levantan los primeros Concilios y se cargan al florentino, al tridentino, al Concilio Ecuménico Vaticano Iero y también, aunque en menor medida, al Sínodo extraordinario romano Vaticano IIdo. A la patrística contra el tomismo. Todo eso dale que te pega con los jesuitas, la nueva devoción y los Ejercicios. Una vez más miro a Castellani, tan profundo, tan vivificante… y tan hijo de San Ignacio.
No para ahí el asunto, que resulta bastante abrumador. Es una opción tan minuciosa, un sistema tan integral y moderno que incluye desde la canonización del románico y la condena el barroco hasta la compulsión de optar entre el gregoriano o la polifonía… ¡Ahtonita! En esto usted dice que apunta a lo esencial pero pega a los detalles. ¿Qué nos va a usted y a mí de la casulla gótica o de la casulla romana? Si fuera el triste caso de los angelitos mofletones… pero… ¿las puntillas?
Desde luego, por la razón antedicha su postura supone un gran entusiasmo por la ortodoxia, pero, por razones que no termino de entender, por la versión rusa, con todos los caprichos de la ortodoxia rusa, incluyendo el mayor desprecio por los griegos “propiamente dichos” (¡ni hablar de los católicos!). Pero lo suyo es más selectivo aún: dentro de la ortodoxia rusa, se trata del Patriarcado de Moscú. El asunto es Rusia en el género y Patriarcado en la especie; ni siquiera otras posiciones de los rusos. Acá mismo por ejemplo, en éste blog, se ha mencionado más de una vez al sínodo que preside el Metropolita Valentín de Suzdal, tan crítico al Patriarcado. Y a la ROCOR, unida y no unida. De lo cual usted (siempre tan bien dispuesto al debate sobre la interna “romana”) no ha dicho ésta boca es mía. Otra vez no se entiende. ¿Quieren hablar de la ortodoxia o no quieren hablar de la ortodoxia? En éste mismo post dice Ud. que puede hacer la diferencia Kiril. Amigo suyo y de Chávez y Castro, si me permite mencionarlo. Tampoco se entiende. Usted dice estar con el Gran Mago Blanco (a quien Dios de vida y no entregue a sus enemigos) y con Kiril. Pero Kiril tiene tanta intención de comunicarse con el Gran Mago como yo de hacerme turco.
4. Es cierto que la FSPX no queda jurídicamente regularizada por el levantamiento de las excomuniones. Sin duda. Pero no es cierto (¡y ésa sí que es una consideración kukusa!) que esté en la misma posición que los griegos luego del gesto diplomático de Paulo VI. Una vez más, y siempre con aprecio y simpatía: ¿qué le inquieta a usted como athonita y valedor de los ortodoxos rusos si la FSPX está o no en comunión con la Santa Sede? Eso de que están ahora como los griegos: ¿para usted es bueno o es malo? ¿lo dice criticando o alabando a la FSPX? Y sobre el fondo de la cuestión: haga usted la cuenta que quiera sobre las conductas, sobre lo material; el cisma de los rusos y griegos es formal, el de la FSPX jamás. Los griegos y rusos creen que no se debe prestar acatamiento a Roma; la FSPX sí. Los griegos y rusos no aceptan varios dogmas como tales, entre ellos el de la Inmaculada Concepción, la Asunción, la jurisdicción ordinaria y universal del Pontífice Romano; la infalibilidad… la FSPX sí. Suma y sigue. No lo ve el que no está dispuesto a verlo.
5. No entro en el tema de SER Monseñor de Williamson, por más que Ud. habla de él de un modo brutal. El punto no está ahí. Como usted dice, él representa algo que usted rechaza violentamente. Desde luego, para usted, en éste ámbito wanderesco, es más fácil pegarle a Williamson que a otros, por decir, a San Pío V, a Pío XII; a varios Concilios Ecuménicos. Vea, estimado athonita, que no se puede jugar cómodamente en simultáneas como “latino” y como ruso. Usted sabe que se pueden llenar bibliotecas con los pronunciamientos -constantes hasta hoy- conforme a los cuales, según los rusos, la Iglesia Católica carece por completo de autoridad, por decirlo de una manera elegante. Acá nadie se priva de hablar de las miserias de los latinos; sea. Pero, la honestidad obliga, sírvase no esquivar la modesta actualidad de los jerarcas del Patriarcado, y su embarazoso ayer de KGB boys. Suyo, no obstante lo demás:
El Mago Capria
Gracias, Wanderer por publicar mi respuesta como post. No le agradezco en cambio la foto mía que publicó, que no me hace justicia. Al momento de la toma me introducía en los misterios báquicos del fóbal de Avellaneda; y, como usted sabe,
ResponderEliminarvenía de estudiar el precalcedonianismo en Deportivo Armenio primero, y el aguerismo mitigado en Estudiantes de la Plata. Cordiales saludos
El Mago Capria
Ludovicus dijo,
ResponderEliminaracabo de leer la Apology de Williamson. Evidentes influencias de Michael O'Brien, definiendose como un "Jonás".
Será impresentable,fundamentalista de quaker, tendrá razón el athonita, pero qué estilo este oxoniense, qué estilo... Uno piensa en las apologies macarronico-episcopales y un abismo acude al intelecto.
No se puede dudar que cumple al menos el requisito mínimo que les fijaba Newman a los obispos: ser, al menos, un gentleman.
Bravo Mago. A pesar que cuando jugaba era medio "pecho frío", esta "entrada firme" al ruso no viene mal.
ResponderEliminarPampero
Ludovicus: Ud. sugiere, acaso, que los obispos argentinos no son gentlemen?
ResponderEliminarA mí me parece que algunos quieren ser ladies pero apenas si llegan a maids.
Justo Laguna
La discusion esta es poco menos que bizarra. Le pregunto wanderer, athonita (athos donde queda? cerca de beraza no?) y Mago Capria (nosotros lo queriamos cuando salimos segundos con brindisi): que dicen de los anglicanos amigados con el aleman?
ResponderEliminarMe parece que Lord Tollers, mas anglo que cano debe estar muy feliz con esta dosis de falsos curas y obispos de la MERRY ENGLAND
EL SEPTIMO REY MAGO
Sí Don Lupus tiene razón un gentelman, un amigo me paso la declaración y ante esto sí me saco el sombrero
ResponderEliminarAtentamente
La pequeña
Mary Lennox
Muy estimado Mago: gracias por su verba. Disculpe mi retraso en contestar. El Monte Santo en más de un sentido vive al revés que el Mundo: entre otros, por esto de que enero es de un trabajo desopilante.
ResponderEliminarAntes de abordar lo suyo, para la amable Ruth: pierda cuidado, que no era hacia Ud. el supuesto mal humor. Y le agradezco su empatía con mi noruego.
Vuelvo a Ud., Mago: no le contestaré todo, pues es mucho y demasiado variado y casi todo exige el bendito distinguntur, que implica mucha tinta para un blog.
Permítame decirlo así:
1. El Tradicionalismo –disculpe mi athonismo ramplón- es malo. No por el quod sino por el quo. Todo “ismo” es perverso. Todo “ismo” es ideología y toda ideología es mala. Toda ideología es “sistema”. Toda ideología “cierra”, da “caja cero” porque no está expuesta al indomable afuera, al indomable Lo-Abierto, donde la cosa no cierra porque no se encierra.
Toda ideología se aplica a pensar ideas. Y no importa si éstas son buenas, regulares o malas: son ideas. Diminutas ideas secundo intencionales. Y pensar ideas es malo, muy malo. Hay que pensar la realidad. Aunque estornude.
Respecto a lo nuestro: hay que ser tradicional y no tradicionalista.
Y aunque le parezca una histeria de escuela, una nota pieperiana, créame que este distingo trae miga para el asunto en cuestión. Mucha miga.
2. El “no mudar” ignaciano ante tiempos vacilantes es buen punto de su parte. No sin camino, lo he entendido hace no tantos años. He aceptado que a la generación posconciliar le tocara defender la Tradición como fuera, por aquello de la torre asaltada.
Pero ya fue, don Capria. ya fue. Luego llegamos nosotros, los pos-posconciliares y lo que nos toca es tarea diferente. Yo fui bautizado, a los 8 días, en porteñísimo castellano. Y tomé la primera Comunión en la mano en barbarísimo holandés. De ahí en más, un largo camino me permitió percibir, tranco a tranco, de uno y otro largo del Charco, el intrincado proceso eclesial. Y no: como Ud. no me gusta lo que pasó. Claro que no. La escuadra era falsa.
Pero no compro el preconcilio. No señor. Tal vez lo hubiera comprado en los 70 por aquel “no mudar”. Pero no ahora. Me resulta —por decirlo muy mal y resumido— una grasada. Una innecesaria grasada.
Déjeme decirlo en noruego, por una vez: he veraneado en Pinamar toda mi mundana adolescencia. Y un día me levanté y ví que no: que Dios no estaba ahí. Y alguien aprovechó mi dramática conclusión para sugerirme bonachonamente: te has dado cuenta! Bien! Venite con nosotros a Gessel o a Mar de Ajó que es hermossso. Y no: no compré. Y así me ganó la Montaña: agreste y noble, hiriente y fresca, de nieves eternas y valles intocados. Que con la brisa de la tarde, susurra su Logos y no lo machaca con latosos megáfonos.
3. Dicho mejor: soy dado a pensar que a ustedes les tocó hacer el trabajo feo: preservar la Tradición, como fuera, como la hubieran recibido, sin margen a revisionismos, a quitar la escoria, freezeando incluso ese adjetivo que le es esencial a la Tradición: “viva”. Procuraron ponerla a hibernar, tan sólo para que no muera. Y han cumplido por 40 años la tarea. Y yo les saco el sombrero. Los quiero —pues muchos son mis mayores bajo diverso sentido— y valoro la cruzada que les tocó batallar.
Ahora a nosotros —la generación Benedictus— nos toca hacer el trabajo lindo: restaurar, limpiando lodos y polvos. O a la inversa, si Ludovico así prefiere. Nos atañe terminar con cuanta espora de modernidad le quede a la Iglesia. Y esto —lo sabrá bien Ud.— no implica retroceder al primer milenio. No señor. Sino inaugurar el tercero con todo cuanto el Espíritu de Dios haya soplado a la Iglesia, limpio del ruido con que el espíritu del mundo, de la carne y del Malo le han ido glosando e interlineando en uno y otro milenio, pero de modo especial del Renacimiento en adelante.
El resultado seguramente sea una Iglesia irreconocible para los que estén tildados en las ideas progresistas y no menos reconocible para quienes estén tildados en las añoranzas preconciliares. (Y por fuerza y nobleza le concedo lo casi obvio: más cerca estará sin duda esta Iglesia de cara lavada de lo segundo que de lo primero). No obstante, el tildado, tildado queda. Como cuando uno intenta bajar o mover algo en la PC y a mitad del proceso se le pide aceptar un cambio. Sólo quien contesta “sí a todo” baja sin problemas la nueva versión o “la versión actualizada”. Bajar la versión donde Ágape y Sacrificio —como explicó con tanta hidalguía Benito al inaugurar el Sínodo de la Eucaristía— no pugnan más y se funden en una misma gramática litúrgica. Hacia allá va la Barca de Pedro entre Motus y desexcomuniones...
3. Comprimidísimo bocado: creo que esto de que lodos y polvos son lo mismo no se explica sin más por aquello de acción-reacción. Es más sutil. Lo complejo y enmarañado es que es “el mismo” polvo —y no otro ni de otro— el que tras la tormenta conciliar termina hecho fango. Pero que lo explique Tollers que es su mentor.
4. Confieso —contra el percibir del amigo Wanderer— que no había abandonado el noruego al escribir lo que hice. Por esos límites de la combinación de caracteres, mientras me explayaba en fluido noruego, quedó fortuitamente algo dicho en aceptable castellano. Delego a Ruth intentar traducir mis ideas nórdicas al idioma de Avellaneda. Digo esto pues mis referencias a la arquería románica, a la puntilla del XVII, a la iconografía decadente y demás, no era un excurso sobre historia del arte, si no un modo vikingo de decir que cuando el Hombre se olvidó de Dios se desencontró con la Belleza, que es Él mismo.
5. Que la fe no lleve acento es algo más que una norma ortográfica. Es lo que le da vida, pneuma y pasión (non ex, nisi sine, sed cum: cum passione). Es lo que le da la gracilidad del cervatillo, la indomabilidad del águila, la imprevisibilidad de la trucha.
Esa es la fe sin acento. Convertuntur con la lex orandi, donde el gregoriano (el auténtico, el primero, el que no canta ni el IVE, ni el Opus, ni los Legionarios, ni desde ya los conventos ni parroquias de la FSSPX), digo, por esta convertibilidad, el canto sacro jamás puede ser el machacar rítimico de lo que per naturam carece de métrica. Y no por más bonito, sino por convertibilidad: porque es la fe la que carece de métrica.
Y aunque ya le dije que no es lo mismo, déjeme exagerar para enfatizar: lo mismo da —como explicó en su momento mi homónimo Silvano— un “toma mi mano hermano” que un “Cristo Jesús en Ti la Patria espera”. Pero más aún —y acá hay miga y no mera histeria de monje— también entran en el agua sucia a botar de la tina los gregorianos machacados con vapuleado órgano de fondo. A ver si me entiende este aforismo noruego (pero esmérese en leerlo en noruego y no en castellano): donde el melisma –previsto para un solista- a los efectos de poder ser cantado por todo el coro es desglosado en notas; donde la notación primitiva fue dejada de lado porque eran un despiole los ad libitum; donde el tetragrama pasó a ser pentagrama: ahí, justito ahí, entró la modernidad. Y sonamos todos.
6. Lamento este golpe bajo. Pero me apremia la honestidad: Castellani me resulta moderno. Y me preciso antes de que me incineren el Athos: no en sus contenidos, si no en su forma de expresarlos. Leerlo me abruma. Con Tollers nos hemos enredado en larga discusión al respecto: de si Castellani es o no es un mistagogo. Yo sólo digo que escribe en pentagrama. Machaca. Y eso me resulta un pena, pues lo aprecio.
7. En fin, no quiero extenderme más. Sobre el asunto con los ortodoxos tan sólo aclaro para varios esto: mi pseudónimo fue casual y casi irreflexivo. Terminaba de leer la vida de san Silvano del monte Athos, y de ahí quedó el mote. Wanderer me insistió en ser el otro, y no el mismo. Y aunque amo el Oriente cristiano, más luz recojo de las Iglesias de Occidente en su bimilenaria Tradición. Pero hay que decirlo: aunque la sufrieron y la sufren, a Oriente no lo golpeó la Modernidad como a nosotros: por eso sirve mirarlos... aunque de reojo, coincido. Como dice con gracia Evdokimov, si a nosotros nos hubiera tocado escribir la Gaudium et Spes, seguramente la hubiéramos subtitulado: “El mundo en la Iglesia actual”...
Hallo yo más Inmaculada Concepción en un ícono de la Theotokos que en una Madonna...
Y no, no vivo en Belgrano y Defensa, aunque conozco cada uno de sus rincones, casi como la palma de mi mano...
In Domino,
el Athonita
Comparto plenamente el comentario de Ludovicus. En una parte dice Williamson: "Para mí, lo que realmente tiene importancia es la Verdad Encarnada...". Bien entendido, es no sólo la reafirmación de lo que objetivamente tiene primacía, sino una muestra -poco frecuente, en ciertos ámbitos- de que no ha pretendido dogmatizar sobre cuestiones históricas que de suyo son opinables.
ResponderEliminarEstimado Athonita:
ResponderEliminarAl punto 1: ¡De acuerdo! 100%.
Al 2: Ojalá. Dios quiera que venga no sólo un armisticio; que venga la Paz. No sé si le gusta Tolkien, pero permítame usar acá un par de imágenes de él. 1. No sé si será presunción, pero pienso que los tradicionalistas tenemos que llevar un anillo. Nos pesa cada vez más. 2. ¡Me parece que están llegando las águilas! ¡Bendito sea Dios! Sonará sensiblero, pero ¡Benditas sean las manos que se tienden!
Al 3: Lo que le dije del anillo y las águilas.
Al 4 (3 “bis” tipográfico). No le entiendo bien, pero no suena nada mal. Sobre su refencia autobiográfica: yo también veraneaba en Pinamar. ¿Lo conoceré a Ud. de Perico?
Al 5 : No, ahí no nos ponemos de acuerdo. Acepto que puede haber algo efectista, lírico (con los consiguientes riesgos) en Palestrina y demás, o cosas populares como por ejemplo, el Himno del Congreso Eucarístico. Pero es música, y la música tiene sus fueros. En cambio “Toma mi mano, hermano” o “Dulce doncella”, qué quiere que le diga…ni música es. Creo que tiene que ver con esto: a mí me parece que los símbolos nacionales por encargo son una manifestación del lirismo (al cabo, peligroso) de cierta etapa de la modernidad. Pero fíjese; una cosa es, por decir, el magnífico, imponente “Bozhe Tsarya Khrani” y otra cosa la bandera que Duhalde mandó hacer para la Provincia de Buenos Aires…
Al 6: No hay problema. Se pueden aceptar todas las posiciones: desde que Castellani era un profeta (en sentido impropio, claro) hasta que era meramente un genio.
Al 7: la verdad es que no creo que los ortodoxos hayan quedado fuera de la modernidad. Largo sería conversar eso, será en otra ocasión si Dios quiere. De cualquier modo, ahora que mi espíritu romano queda tranquilo, y sentadas la bases convenientes y “estando ya la casa sosegada” en ésta conversación, puedo decirle que a los rusos y griegos los aprecio, mucho. De paso y hablando déso: ¿alguien tiene idea sobre cuándo serán las exequias de Alexis Nicolayevich Romanov?
Lo saluda muy cordialmente
El Mago Capria
Por fin una bocanada de aire fresco en este blog con el comentario del Mago de Capria. No viene mal un poco de sentido común y la expresión con claridad que le falta comunmente al Athonita. Quizá tanta excentricidad inclinada hacia la ortodoxia rusa, y su lenguaje poco llano esconda algo de soberbia. A propósito, la carta de Mons. Williamson -de quien ya sabemos que tiene la no muy prudente costumbre de opinar acerca de TODO- muestra una hombría de bien y sobre todo una humildad que si la tuvieran muchos obispos la Iglesia estaría un poco mejor.
ResponderEliminarCoincido con lo del Athonita en mirar aunque sea "de reojo" a los ortodoxos. Observo, sin embargo, que si bien se valora su liturgia, iconografía etc... un aspecto que no se suele tener en cuenta es el de su disciplina en relación al celibato sacerdotal. Me resulta asombroso que siendo una cuestión meramente disciplinaria, en la Iglesia romana haya alcanzado un estatus "quasi" dogmático, siendo tema "divisorio de aguas" más fuerte que cualquier otro (sea litúrgico, dogmático, etc ...); utilizando una analogía química, el tema es como una especie de reactivo que permite conocer, en base a la reacción que genera, el grado de modernismo del ambiente de que se trata. ¿ Me pregunto: a qué se debe, es posible otra óptica sin por ello convertirse en un "progre" hecho y derecho ?. Tal vez me equivoque, pero aunque se observa un moderado florecimiento de institutos "tradi" convencidos del celibato, en el clero secular la cuestión está como en una olla a presión, que como sabemos es mejor liberar ordenadamente antes que en una emergencia. Agradeceré
ResponderEliminarla caridad de alguna respuesta.
Al anónimo que mira "de reojo":
ResponderEliminarSegún mi modesta opinión, sería posible que en Occidente se adoptara una disciplina como de la de Oriente.
En las Iglesias Orientales se aplican, entre otros, los siguientes cánones:
Can. 373: Il celibato dei chierici, scelto per il regno dei cieli e tanto conveniente per il sacerdozio, dev’essere tenuto ovunque in grandissima stima, secondo la tradizione della Chiesa universale; così pure dev’essere tenuto in onore lo stato dei chierici uniti in matrimonio, sancito attraverso i secoli dalla prassi della Chiesa primitiva e delle Chiese orientali.
Can. 375: I chierici coniugati offrano un luminoso esempio agli altri fedeli cristiani nel condurre la vita familiare e nell’educazione dei figli.
Cánones que podrían reformar los actualmente vigentes en Occidente.
Cordiales saludos.
PS: Ud. se he metido en un tema que puede demandarle a Wanderer una docena de "matafuegos" para salvar el blog...
Athonita, tanto tiempo de tenerlo en frente! jajajaja...
ResponderEliminar¿También usted rezó un requiem por el alma de Luis XVI?
En cuanto al Mago, también lo juno, y qué tipo antipático para ser eslavo... ¿O no lo es?
Hay Dios, cuánto Cura chiflado que hay!
Gabriel
Pablo, en qué parte de Rusia hablan italiano?
ResponderEliminarDoña Rosa
En Ucrania puede hacer la prueba, hay un pueblito llamado Togliaty, fundado por Fiat en los tiempos de amores rossa.
ResponderEliminarGaby
Doña Rosa:
ResponderEliminarPregunte en
http://www.bernardoneustadt.org/
Seguramente le sabrán informar.
Cordiales saludos.
El athonita dijo:
ResponderEliminarGracias don Capria por sus letras. Creo que no estamos lejos en la visual. Alguna vez valdrá retomar el asunto del canto sacro, pues no le rige el fuero de la música, a mi parecer. Amén de su intensa valencia in se, se ofrece como barómetro preciso del debate global.
Pero que quede en el tintero.
Espero alguna vez recibirlo en este Monte Santo. Sólo le sugiero que en tal caso vista pantalones largos, pues estos monjes, un tanto rudos en sus modos, no se andan a las vueltas a la hora de sacar a escobazos del ámbito sagrado a quienes lo pisan sin decoro.
De paso, Ud. que anda por el mundo y sus códigos: ¿qué nos quiso decir este señor Gabriel? Sólo capté el final: que hay un Dios y que se complace en la stulticia de sus dilectos, entre los cuales Gabriel nos confiesa a ambos.
Suyo en el Señor,
Ath.-