viernes, 3 de abril de 2015

Quomodo sedet sola civitas



Inicio de las Lamentaciones del profeta Jeremías (Lam 1:1-5)

Alef. ¡Qué solitaria ha quedado la ciudad populosa! La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda; la princesa entre las provincias ha sido hecha tributaria.


Beth. Amargamente llora en la noche, y hay lágrimas en sus mejillas; no tiene quien la consuele entre todos los que la aman; todos sus amigos la han traicionado; se le volvieron enemigos.

Ghimel. Judá ha ido en cautiverio con aflicción y dura servidumbre; ella mora entre los gentiles, y no halla descanso; todos sus perseguidores la alcanzan entre estrechuras.

Daleth. Las calzadas de Sión están de duelo, porque no hay quien venga a las fiestas solemnes; todas sus puertas están desoladas, sus sacerdotes gimen, sus vírgenes están afligidas, y ella tiene amargura.


He. Sus enemigos se han convertido en sus gobernantes; sus aborrecedores prosperaron, porque el Señor la afligió por la multitud de sus transgresiones; sus hijos han ido al cautiverio delante del enemigo.

[Este pasaje de las Lamentaciones se canta en el primer nocturno del Oficio de Tinieblas del Jueves Santo]

5 comentarios:

  1. No hacen falta mas palabras...la sagradas escrituras plasmadas en este precioso oficio hablan por nosotros...todo esta dicho.

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  2. Wanderer:
    estaría bueno que nos comparta este officium tenebrarum, aunque sea para que nos quede para la próxima Semana Santa (si es que habrá una próxima).
    In Domino!

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  3. Don Guander,

    ¿puede ser que le estén censurando los post en Infovaticana?

    Espero que sea un desperfecto técnico...

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  4. La foto de Francisco esta buena para ilustrar el tema " cara de vinagre "....

    ..pero la foto esa , no entiendo ....

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  5. Querido amigo Wander, a propósito de las lamentaciones de Jeremías (y las nuestras) el año pasado le envié estos versos que ahora, con mi pudor entre manos, lo comparto a los amigos lectores por ver si sirve de algo.
    ¡Paciencia! El Señor nos ha dado la victoria...


    Nostalgias de un mundo sin Dios

    “¡Mira, Yahvé, y contempla
    cómo estoy envilecida!” Lam. 1, 11.


    Tanto mundo corriente y desalmado,
    pura herida;
    y tanto carnaval y mondadura
    en sus mejillas.
    El placer se le incrusta como un dardo
    de armería
    y la muerte se esconde en una mueca.
    Triste risa.

    ¡Cómo cruje la tierra de cansada!
    ¡Por vencida!

    El hombre se despeña, lentamente,
    de la cima,
    con su ilusión de barro en las espaldas.
    Hecho trizas.
    Todo es gris en el aire del ensueño
    que cobija.
    Su comedia es el drama del pecado
    y la malicia.

    ¡Cómo cruje esta tierra de penumbras!
    ¡Qué agonía!

    La inocencia es el eco del que sufre
    la injusticia,
    su sangre es como un tajo a la conciencia.
    Son espigas
    esos niños durmientes que ni lloran
    su partida.
    Y esas lágrimas puras derramadas
    sobre ruinas…

    ¡Ven pronto, mi Señor, no tardes tanto!
    ¡Ven de prisa!

    El poeta.-

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