El Lunes Santo, cuando nos enteremos que la catedral de Notre Dame de París había comenzado a arder, que las llamas no cedían y que era posible que, en pocas horas, desapareciera ese templo tan icononico para el cristianismo, a mi y a muchos amigos nos embargó una extraña tristeza, casi el mismo sentimiento que experimentamos cuando muere alguien cercano. Un hecho extraño que merece algunas reflexiones:
- Las iglesias, como cualquier otro edificio, a veces se queman. Esta aclaración casi innecesaria viene a cuento porque, lo ocurrido con Notre Dame, tiene similitudes con lo ocurrido en 1823 con la basílica de San Pablo Pablo Extramuros de Roma. Ese año se incendió y quedó completamente destruida. El fuego se llevó un templo que tenía 1423 años de historia. Y todo comenzó por una circunstancia curiosa: mientras unos obreros arreglaban el techo. Me parece, entonces, que hay que ser cuidadosos en encontrar con demasiada facilidad significados sobre o infra naturales sobre la cuestión.
- Que el fuego de Notre Dame haya sido causado por algún grupo de musulmanes o infieles atrae a muchos de nosotros. Es la explicación perfecta que viene a confirmar todas nuestras teorías conspiracionistas y apocalípticas, pero no creo que sea el caso. Más allá de que la investigación está aún en curso y no parece sencilla, lo cierto es que cuando alguien quiere hacer un atentado, busca sobre todo, y a diferencia del Padrino, que no parezca un accidente. Gastarse en atentar contra tamaño símbolo del occidente cristiano para que después todo el mundo crea que fue un incendio accidental, no tiene sentido. Lo primero que quiere el terrorista es que se reconozca su trabajo, y no parece que este sea el caso.
- Sin embargo, y aunque el incendio felizmente no haya devorado todo y que no estemos frente al caso de un atentado sino de un simple accidente, lo cierto es que las llamas coronando Notre Dame mucho se asemejaban a las lenguas de fuego del Dragón inmemorial enseñoreándose del lugar santo. Con la catedral se quemaban los últimos restos de la Cristiandad, la misma que la había levantado, piedra sobre piedra, hace más de ochocientos años. Fue la dramatización de lo que está ocurriendo en el mundo y en la Iglesia desde hace décadas, y probablemente con el paso del tiempo, si es que todavía hay tiempo para pasar, cobrará todo su significado. Cuando un caudillo de una pequeña tribu germánica -los hérulos- llamado Odoacro, desposeyó en 476 en Ravena a un jovencito llamado Rómulo Augústulo de sus atributos imperiales, pocos se dieron cuenta que el hecho dramatizaba el cambio de una época; que el mundo ya era definitivamente otro: el imperio romano de occidente había dejado de existir. ¿Será análogo a lo ocurrido en Notre Dame?
- El caso se podría considerar también desde otra perspectiva. ¿Vale la pena que Notre Dame se mantenga en pie? No hay duda de que la respuesta debe ser afirmativa si lo vemos desde un punto de vista artístico o histórico, pero desde lo religioso, ¿es también así? ¿No es, acaso una ficción? ¿No es, quizás, un signo que ya no significa nada que, en medio de una ciudad apóstata como París se levanté un lugar sagrado como Notre Dame? Europa, que creció a la sombra de los templos cristianos, ha abominado de la fe y adora sin saberlo a los mismos ídolos que adoraban sus antiguos pobladores, travestidos ahora en el dinero y los placeres, mientras se ha dejado invadir irreversiblemente por oscuros personajes que adoran fanáticamente a un dios falso y a un profeta diabólico.
- Hace un siglo habríamos respondido: “Está bien; puede que el mundo ya no merezca Notre Dame, pero la Iglesia sí la merece”. ¿Podemos decir lo mismo ahora? La iglesia que se vendió en los ’60 a los dictados del mundo y que tiró por la borda el culto al verdadero Dios para reemplazarlos por un culto que tiene más de humano que de divino y que, en los últimos años, se ha revelado como habitada por sacerdotes que no solamente violaron sus votos sino que, perversamente, profanaron los cuerpos de los pequeños que se habían confiado a su cuidado y magisterio.
La pregunta, por eso, no es ociosa: ¿merecemos Notre Dame?
Al menos la Iglesia del resto fiel si la merece. Y eso ya es algo.
ResponderEliminar"Por al menos un justo, Dios no destruiría la ciudad".
Tener en cuenta que Notre Dame no es "nuestra" es del municipio de Paris que nos la "cede" para su uso a titulo gratuito. Creo que "nos la quitaron" con la revoluciòn.
ResponderEliminarTal vez la mayor utilidad de Notre Dame es como evidencia de que no hubo una era oscura.
Si. Toda la razon. Son unos paspados. "Nuestra!", como si hubiesen hecho algo, como si hubiesen nacido en 1215. No saben historia, no saben que todo eso lindo es del estado de la tricolor. De la liberte/egalite/fraterniteee.
EliminarSe dice que la culpa fue de los restauradores. Extraño restaurador éste:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=C7xIOt4qR7M
Eso sin contar con todas las iglesias incendiadas apenas unos días antes.
Sirius Black dijo:
ResponderEliminarpensé exactamente lo mismo del incendio. ¿Qué caso tiene tener un templo sin un dios al que se adore?
La mejor reflexión que leí sobre el incendio fue de un judío converso:
ResponderEliminarhttp://www.unz.com/ishamir/the-blaze-of-hate/
Mi respuesta a esta pregunta:
ResponderEliminarEl mundo presente no merece de nuevo a Notre Dame, pero el mundo del mañana, que, sin duda dejará de lado el paganismo para regresar a la fe verdadera, ese mundo sí que la merece.
Isaac
Por pocos que sean quedan todavia fieles católicos que reciben los sacramentos y rezan en NotreDame! la cantidad de jóvenes que se reunieron a rezar durante el Incendio con himnos solemnes, sin bombos ni panderetas cual misa argentina, me sorprendió, pensé, todavia quedan católicos en la Francia actual! y que sean jóvenes sorprende más! diciendo la "République est laique, la France est catholique", y también quedan turistas católicos del todo el mundo que asisten no como museo sino como templo sagrado. Nosotros no nos merecemos nada!, pero si necesitamos los Sacramentos, y Dios si merece le rindamos culto, aunque sea para unos pocos y a pesar de la crisis actual de los pastores...
ResponderEliminarNosotros no merecemos Notre-Dame, ni ningún otro de los hermosos, grandiosos, excelsos, sublimes templos que la Fe levantó por todo el mundo.
ResponderEliminarNosotros no los merecemos. Pero Dios sí los merece, y por eso es bueno que estén, hasta que Dios quiera. Pues son suyos, más allá de lo que diga un papel del Registro de Propiedad.
Lo que no nos merecemos son los pastores que tuvimos y tenemos. Desde el Angelicci que van a santificar hasta el arrabalero de Flores. Malandras.
ResponderEliminarHe leído por ahí que el ayuntamiento de París va a construir una catedral provisional de madera cerca de las ruinas de Notre Dame. Y, teniendo en cuenta que muchos de los que asistían a Misa en la catedral eran turistas y, además , lo provisional es lo que mas tiempo dura, dudo mucho que se vaya a restaurar el culto católico en ese edificio chamuscado.
ResponderEliminarLo reharán, quedará muy bonito y se dedicará al turismo.
El gobierno francés ha invitado al Papa y ya ha dicho que irá " cuando tenga hueco en su agenda"
Y, a la hora de preguntar por merecimientos, yo me pregunto si nosotros y nuestro mundo merecemos la infinita paciencia de Dios.
Estimado Don Guander
ResponderEliminarA propósito de su entrada, les recomiendo un artículo de Juan Manuel de Prada, “La Abominación de la Desolación”, aparecido ayer lunes en la página web del diario ABC.
Atentamente
Puestero del Oeste
En cuanto a si nos merecemos Notre Dame, por cierto que la nueva iglesia de Francisco no se la merece; o tal vez sí, tal vez se merece esa nueva Notre Dame ecuménica reconciliada con el mundo que quieren reconstruir los enemigos de Cristo.
ResponderEliminarEn cuanto a nosotros, no sé si la merecemos, pero si somos admiradores nostálgicos de esa Cristiandad maravillosa que la construyó y de esos arquitectos y albañiles que sabían que no la iban a ver terminada ni ellos, ni sus hijos ni sus nietos, y aún así ponían el alma y la vida en cada obra maestra de vitraux o en cada carretilla de arena que el peón empujaba con esfuerzo bajo el sol sabiendo que lo hacían por la gloria de Dios, tal vez sí la merecemos.
La pregunta final creo que está mal hecha. La verdadera sería: ¿Qué debemos hacer o ser para merecer Nuestra Señora?. Así como no hay cristianos viejos porque todo nacemos con el Pecado Original y somos regenerados por el Bautismo, todas las generaciones han de renovar el legado de nuestros padres e intentar transmitirlo a las futuras si pueden enriquecido. La única manera de resucitarla, pues ya estaba muerta aún antes de arder, es devolverla su primer fin: la Gloria del Dios vivo, su culto y su Evangelio. Vi hace unos días un documental donde un guía no se explicaba porqué los artesanos medievales habían decorado con tanta magnificencia rincones casi inaccesibles o invisibles, no sabía que el artesano pensaba en Dios, que para Élha de ser lo mejor de lo mejor (frente a tantos judas actuales) y que está en todas partes.
ResponderEliminarPara mi es un signo esperanzador que un grupo de jovenes y mayores estuvieran toda la noche de vigilia rezando a la Virgen y cantando himnos sagrados frente a la Catedral. Le devolvía el caracter sacral de la Domus Dei frente a tanto turisteo.
Por último, hay otra pregunta que no estamos haciendo y que es nuclear: Lo importante no es lo que merecemos sino ¿Qué merece Dios encarnado bajo las formas eucarísticas para su casa terrenal?
Hermosisimo y crudo artículo en ABC de ayer de juan Manuel de PRADA.
ResponderEliminarComienza con esta pregunta: ¿y si el incendió de Notre Dame es grato a Dios?
Buscadlo. No os lo perdáis.
Una vez que me enteré que las reliquias se salvaron, me dejó de importar lo único que me importaba y me alegré inmensamente por la destrucción del más turístico de los templos cristianos, el más profanado.
ResponderEliminarY luego de la cena, en familia, brindamos por la memoria de aquel místico que seguramente reía desde el cielo, aquel que afirmó que "el burgués anhela ser cornudo", brindamos a la salud de Leon Bloy.
Para mí lo que pasó es como en la película "Señales" de Shiamalan con Mel Gibson . Todo simboliza el estado de la Iglesia actual. Derrumbamiento.
ResponderEliminarIsaac:
ResponderEliminarde dónde saca que el mundo del mañana sin duda dejará de lado el paganismo para regresar a la fe verdadera?
No, nosotros no merecemos ninguno de los grandiosos templos medievales.
ResponderEliminarSin embargo, los hemos heredado.
Un hijo puede no merecer la herencia, y sin embargo hereda.
Si, puede ser inmerecido.
"No somos como ellos" recuerdo esa entrada en el blog, firmada por Natalia Sanmartin.
Ellos si eran hombres de fe, y esa fe que nos trasmitieron fue la que se plasmó en esas bellas oraciones hechas piedras.
Ellos construyeron esas "mamushka de Sagrarios" proteger y dar Gloria a Dios, de rebote las heredamos.
Las ultimas generaciones y nosotros no hemos hecho más que profanarlas.
No más merecemos, sin embargo son un medio para nuestra Salvación
"Lo primero que quiere el terrorista es que se reconozca su trabajo, y no parece que este sea el caso."
ResponderEliminarEsto no es estrictamente correcto. Hay terroristas y terroristas. Algunos no desean que se los reconozca y/o usan otros para llevar a cabo el ataque, lo sepan o no, i.e. falsas banderas como el atentado al Maine, operaciones Gladio, 9/11, etc.
ResponderEliminar¿..Porque Dios permitió 800 años de ocupación islámica en España .?
¿Mereció Notre Dame ser despojada de la Misa tradicional? ¿No fue esa su primera muerte, mucho más grave y dolorosa que la que pueda provocar éste o cualquier otro incendio?
ResponderEliminarNotre Dame es para Dios. Nosotros no merecemos nada.
ResponderEliminarNo hay nada malo en los conspiranoicos, que al fin y al cabo no molestan a nadie.
ResponderEliminarSí es malo creer en la inexistencia de las conspiraciones.
Personalmente creo que este incendio no se le debe achacar a un árabe o cosa por el estilo. Sería como meter un gol de media cancha y no festejarlo; pues, hasta donde sé, nadie reconoció su autoría y no hay terrorismo sin estas reivindicaciones que direccionan el miedo pretendido.
Que haya habido miles de atentados a iglesias francesas en los últimos años no es causa suficiente de lo sucedido en Nuestra Señora de París; según Sherlock Holmes, al menos.
¿Seré yo o todos los artículos de De Prada son intercambiables a cualquier tema haciendo pequeños ajustes aquí o allí?
ResponderEliminarSobre Juan Manuel de Prada, acabo de leer su reseña del libro sobre Castellani de Randle:
ResponderEliminarhttps://www.religionenlibertad.com/opinion/664541418/El-ACastellani-malditoA-de-Patricio-Randle.html
Que bueno sería una "Charla de Bar" entre Jack Tollers, Juan Manuel de Prada y el Anónimo Normando!
Lazarillo de Termos
No debemos perder de vista cuando visitamos Europa o caminamos por los cascos históricos de viejos lugares, como los de Córdoba, La Rioja, Salta o Buenos Aires, que el demonio usufructuará -ya está usufructuando- de las obras de la sociedad cristiana. No sólo de las rutas y plazas, también de los templos.
ResponderEliminarLos tantos que lamentan la "destrucción" o "desaparición" de Notre Dame ¿no ven acaso las fotos? Sólo se incendió el techo y se cayó la aguja, que no era original. Pero el edificio sigue perfectamente en pie. Habrá que limpiar los escombros, rehacer el techo y reemplazar las roturas y daños. Pero el edificio está en pie. No desapareció.
ResponderEliminarSegundo: no creo en absoluto que sea un cambio de época. Cambio de época fue la renuncia de Benedicto y elección de Bergoglio. Quizás el Brexit, si llega a tener consecuencias a largo plazo en el resto de la UE. Pero no el incendio de Notre Dame --que por otra parte, repito, no fue destruida. ¿De la quema de las iglesias porteñas en 1955 quién se acuerda hoy?
Tercero: recordemos que en Notre-Dame se vienen celebrando regularmente Misas tradicionales, sean Misas Solemnes (caso del aniversario de Summorum Pontificum) o incluso Pontificales (caso peregrinación anual a Chartres), tanto en el altar "original" como en el nuevo. También se han celebrado Divinas Liturgias de rito bizantino. Entonces no podemos decir que es un templo abandonando al culto pagano ni mucho menos.
Tranquilos.
ResponderEliminarComo dice la Escritura, "El Dios que hizo el mundo y todo cuanto en él se contiene, éste siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos de mano, ni es servido de manos humanas, como si necesitase de algo, siendo Él quien da a todos vida, aliento y todo".
Hechos 17:24-25
¿Nos merecemos Notre Dame? No, se lo merece Dios, lo merece la santísima Virgen, lo merecen los santos... No lo merecemos nosotros, inmundos pecadores, y menos la République révolutionnaire et apostate, ni mucho menos aun el Occidente cobarde y podrido de la Modernidad blasfema y apátrida.
ResponderEliminarEl santo fuego que consumio el techo de la Catedral visibilizo una realidad en estos últimos tiempos, que sucede en la Francia anticristiana; la profanación y atentados contra iglesias católicas (fuera de que lo acontecido en Notre Dame, sea o no un atentado). Quizá algún corazón francés despierte con estos sucesos y vuelva a mirar al Crucificado...
Cruzando el Atlántico, y no se malentienda lo que digo, espero que en algún momento las ordas inhumanas de orcos LGBTQ+infito y de feminazis intente hacer lo mismo con la Basílica de Lujan, no porque me gustaría ver en llamas la casa argentina de la Virgen María, sino para visibilizar la maldad monstruosa de dicho movimiento contra la Argentina...
De paso el fuego hipotético en Lujan, sea una especie de purificación de los actos sacrílegos que suceden constantemente en el recinto sagrado desde hace muchas décadas...
San Luis y todos los santos nos amparen!
Juan Manuel de Prada plantea que el incendio de "Notre Dame" pudo ser grato a Dios y alude, finalmente, a la reforma litúrgica postconciliar:
ResponderEliminarhttps://www.abc.es/opinion/abci-abominacion-desolacion-201904220106_noticia.html
Me gustó. Es que hay una clara analogía entre el católico romántico que no puede ver en los bellos monumentos europeos más que museos vaciados de contenido y el cornudo, que también aunque sabe o debe saber, no llega a enterarse del todo.
ResponderEliminarEl romamticismo, se algún modo, es un cornudismo.
Para que no quede flotando el error, al primer comentador que dice "Por al menos un justo, Dios no destruiría la ciudad".
ResponderEliminarEn las escrituras Dios no dice eso. Sólo llega a decir que si hubiera diez justos en Sodoma, no la destruiría. De hecho había por lo menos un justo, Lot, y tal vez su familia, y Dios los hizo huir de la ciudad.
No sé si la merecemos, pero me parece que la necesitamos. Porque Notre Dame es una Biblia de piedra y vidrio. Un testimonio de la palabra divina expresada en el lenguaje del pulchrum. Y necesitamos que el pulchrum nos hable de Dios. Lo necesitamos como el agua. Sicut cervus desiderat...
ResponderEliminarYo por estas giladas trato de mantenerme al costado de todo esto.
ResponderEliminarAcaso un cristiano en el siglo XIII se la merecía?
ResponderEliminarEstoy muy se acuerdo con Leandro.
ResponderEliminarLamento este entrada , carente de sensatez.
Que no la merezcamos no significa que no la valoremos y estimemos.
ResponderEliminarNo es que la merezcamos nosotros.
ResponderEliminarEs que la merece Dios.
A esta altura resulta claro que fue planificado con la máxima sutileza, y que el plan de reconstrucción a la manera del mundo moderno y anticristiano, estaba listo de antemano.
ResponderEliminarHay una solicitada de CitizenGo recorriendo el mundo, exigiendo la restauración tal cual estaba antes del atentado. El que puede firmarla, no deje de hacerlo. A esta altura ya hay unas 66.000 firmas.