lunes, 27 de mayo de 2019

Retractationes


El gran San Agustín dio el ejemplo. Llegados a un cierto punto es necesario volver la mirada y considerar si todo lo que escribimos y pensamos sigue estando vigente y aún lo sostenemos, o es necesario revisarlo y ajustarlo. Lo hizo en su libro Retractationes y yo, apenas un blogger de poca mota, quiero señalar un error que sostuve durante varios años y que la realidad me lo ha revelado como tal en los últimos meses.

Durante varios años, y sobre todo al comienzo de este blog, sostuve aquí y allá que la Iglesia, durante los últimos siglos se había focalizado demasiado en los pecados contra el sexto mandamiento en detrimento de otros más graves y sustanciales, de modo tal que la santidad había quedado reducida a la virtud de la castidad, entendida como pureza angelical, conseguida a fuerza de presiones y avemarías, que terminaban por explotar en uno u otro momento. La mía no era una posición original. El progresismo la sostiene desde sus comienzos y también algunos ambientes tradicionalistas que consideran casi como una presea los “pecados de caballero” porque -dicen-, el hombre es por naturaleza polígamo y no se le puede pedir peras al olmo. “¡Y todavía se enorgullecen! Deberían estar de duelo”, les diría San Pablo (I Cor. 5,1). Es que nosotros no éramos como esos neocones beatones y mojigatos...
Está a la vista el resultado de este error que también yo asumí. Los pecados contra la castidad pueden ser, como de hecho son, pecados que se ubican en las zonas ligeras de la taxonomía moral, pero son igualmente graves y sus consecuencias devastadoras. Y para demostrarlo, basta ver lo que ha ocurrido en la Iglesia en los últimos tiempos: sacerdotes de todos lo pelajes y posicionamientos dentro del terreno de la ortodoxia que, alegremente en la mayoría de los casos, vivían una vida sexual desordenada cuando no dilectiva.  Y todos nos preguntamos cómo era posible que esos religiosos que pasaban por hombres piadosos y temerosos de Dios, luego de una noche de juerga, celebraran al día siguiente la santa misa con aparente devoción. A ese punto de sacrilegio espantoso los llevaba la ceguera de la fornicación.
Y me pregunto cómo pude yo adoptar una posición displicente hacia esas faltas cuando todos los santos y maestros de la fe alertaban siempre con tanta fuerza contra ellas. Quien lee la Filocalia, por ejemplo, encuentra que a cada paso los Padres del Desierto advierten a sus monjes sobre el peligro de los pecados contra la castidad, pues a través de ellos el demonio toma posesión del alma. Y de ellos en adelante, todos los autores espirituales han seguido por el mismo camino, y no en vano la Iglesia presentó durante siglos como ejemplos a seguir a aquellos santos que se distinguieron por su pureza que, en ocasiones, me parecían ñoñerías. 
La cuestión era cuidarse del jansenismo porque, extrañanamente, en los ambientes tradicionales y conservadores el mote de jansenista o puritano es particularmente temido; se trata de un insulto y un desprecio que todos queremos evitar. Y lo curioso es son pocos -muy pocos- los que saben qué fue real e históricamente el jansenismo, convertido en una etiqueta útil para ser adherida en la frente de cualquier indeseable. Si alguien advertía acerca de la inconveniencia de chistes de doble sentido, o de conversaciones masculinas sobre mujeres, o de palabras subidas de tono, era un jansenista. Los buenos católicos estábamos libres de esas minucias morales; estábamos para cosas mucho más grandes que esas. Y así nos fue.
No voy a repetir aquí lo que todos los que aprendimos un buen catecismo sabemos, y lo que todos los maestros y doctores de nuestra fe nos han recomendado acerca de la belleza y necesidad de la castidad, y de la gravedad de las faltas en su contra: se trata de un pecado donde no existe la parvedad de materia. Quiero proponer, en cambio, lo que enseñaba Aristóteles porque, si no bastan para convencernos los argumentos sobrenaturales y la voluntad de Dios, al menos probemos con los que surgen del orden natural. 
«De modo que también en términos generales es prudente el hombre reflexivo… [y] la prudencia... tiene que ser, por tanto, una disposición racional verdadera y práctica respecto de lo que es bueno y malo para el hombre» (Etica a Nicómaco, VI, 5 (1140 a 24-1140 b 5), es decir, un conocimiento de lo que es el fin del hombre y de los medios por los que debe transcurrir el comportamiento propio para alcanzarlo. El descontrol sexual y la falta de castidad entumece y bloquea justamente este tipo de conocimiento.
Prudencia se dice en griego frónesis, y templanza, sofrosyne, y Aristóteles indica que el término sofrosy-ne significa justamente «salvaguarda de la fróne-sis», o sea, salvaguarda de la prudencia. (Etica a Nicómaco. VI, 5 (1140 b ll): «Y lo que salvaguarda es la clase de juicio a que nos hemos referido; porque el placer y el dolor no destruyen ni perturban toda clase de juicio, por ejemplo, el de si los ángulos del triángulo valen o no dos rectos, sino los prácticos, que se refieren a la actuación. En efecto, los principios de la acción son los fines por los cuales se obra; pero el hombre corrompido por el placer o el dolor pierde la percepción clara del principio, y ya no ve la necesidad de elegirlo todo y hacerlo todo con vistas a tal fin o por tal causa: el vicio destruye el principio» (Etica a Nicómaco, VI, 5 (1140b 13-19).

Hay todavía en Aristóteles un factor de máxima relevancia en orden a evitar el descontrol sexual, que se relaciona también con el enfoque mismo del tema: la vergüenza y el pudor. La vergüenza es de suyo un sentimiento de rechazo de lo que es vil, debilitante o degradante (Etica a Nicómaco, X, 9 (1179 b 12), y siendo el descontrol sexual lo más degradante por ser lo que más anula el pensamiento y, por tanto, lo que más impide al hombre ser él mismo, es por esta razón lo que mayor vergüenza provoca. Vergüenza se dice en griego aischyne, de cuya raíz aisch- se forma el sustantivo aischrós, que significa obsceno, y el verbo aischyno, que significa deshonrar. El descontrol sexual produce vergüenza porque deshonra.
Por otra parte, pudor se dice en griego aidós, de cuya raíz aid- se forma el sustantivo aidesis, que significa veneración, compasión, respeto, y el verbo sidéomai, que significa tener pudor, respetar, venerar, tener compasión y honrar. En el pasaje mencionado Aristóteles habla de la vergüenza y el pudor como motivos para robustecer la virtud de la templanza —para evitar el descontrol sexual—, es decir, apela al honor y respeto que merece el sexo (pudor) y a la precaución por la deshonra que su descontrol ocasiona (vergüenza).
Pareciera entonces, que las faltas contra el sexto mandamiento, poco a poco, van minando la prudencia; el hombre des-templado o intemperante, termina siendo en poco tiempo un hombre im-prudente, que deja de pensar y de poner los principios que lo conducirán a sus fines. Y sabemos que la prudencia es la reina de las virtudes. Ofuscada ella, el resto comienzan también a palidecer. 
Peor aún, los fines del hombres incontinente terminan siendo la obtención inacabable de placer sexual, una suerte de deseo dionisíaco que nunca logra satisfacerse y, por eso, es capaz de lo impensable, desde celebrar sacrílegamente la Santa Misa hasta aprovecharse de los que conoce en fuero interno de sus dirigidos o penitentes para satisfacer sus deseos.
Sin-vergüenza les diría Aristóteles, ya que a tal punto llegó el descontrol de su sexualidad, que el temor a la vergüenza que le podrían provocar sus actos si se hicieran públicos, desaparece o se atenúa.  


Abyssus abyssum invocat, decía el rey David (Ps. 42,8). “Abismo que llama a otro abismo”. Como el inglés que se internó en el pantano según la fábula de Castellani, quien se hunde en el barro de la impureza, difícilmente pueda volver atrás. Sólo podrá hacerlo por milagro de Dios. Y Dios no está obligado a hacer milagros.

43 comentarios:

  1. Wanderer: pienso que ud no se equivocó al menos en lo esencial. Quizás solo faltó matizar.
    La moral del progresismo deliberadamente la bajó importancia a la castidad para ir a tono con la época y dar rienda suelta a las bajas pasiones de sus clerigos. Pero en el lado contrario, he visto preocupado los resultados, sobre todo en los colegios católicos de clase alta, de una obsesión de los curas con el sexto y noveno: apenas salen del “ambiente protegido”, los jóvenes salen desesperados por aventuras y la más santurrona termina embarazada y conviviendo a los 22 años.
    Por otro lado, en el mundo tradi de cuando en cuando aparecen personajes que más que castos parecen asexuados, cuyo rechazo a la mujer como compañera los termina volviendo afeminados.
    No es fácil encontrar un equilibrio, pero es imperativo hacerlo. El respeto a la dignidad del cuerpo propio y ajeno no puede convertirse en una repulsión al mismo.

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  2. Lefe Estepario, lo que usted indica con "equilibrio" es el justo medio que Aristóteles le asigna a la virtud. Y es verdad: la virtud es difícil de alcanzar. Pero creo que, tal como están las cosas y con los resultados a la vista, en el el caso de la virtud de la castidad, más vale pecar por "asexuado" o "mojigato", que por "hipersexuado" o "canchero".

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  3. Lefe, con su criterio me parece que usted habría calificado a San Luis Gonzaga, San Juan Berchmans, San Estanislao de Kostska, y tantos otros como ellos, de asexuados y afeminados.

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  4. Es cierto que la actitud de la Iglesia en materia de religiosidad se centraba en la cuestión sexual con mengua del resto de los mandamientos.
    Es cierto que se vivía en una doble moral.
    También es cierto que no funciona una moral y una religión que sea integral.
    También es cierto que los degenerados, los afeminados, las machonas y los perversos se han introducido en las estructuras de la Iglesia sin propósito de enmienda.
    Así nos fue y así nos va.
    El zorro amigo de Dios, amigo del sargento García, embajador del delito.

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  5. "Los pecados de la carne son los que más almas arrastran al Infierno" (Nuestra Señora de Fátima a Lucía, Francisco y Jacinta).

    Pepino Avinagrado

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  6. Wanderer, entiendo su punto, y complemento señalando que el médico debe dar un tratamiento para cada enfermo. Para la gran masa de jóvenes y adultos hipersexualizados, sería necesario una “dieta estricta” del mundo actual, como a los obesos mórbidos se les tiene que privar de Burger kings y pizzas tamaño familiar. Al muchacho beatón criado entre abuelas y tías solteronas (lo digo con humor, nadie se ofenda), tal vez habría que buscarle una chica para salir o algún pasatiempo. Pero son todas soluciones prudenciales, en las que nunca puede estar ausente la oración, los sacramentos y buenas compañías. Si no no se puede.

    Al anónimo 11:08. Cada santo es hijo de su tiempo, y si bien las virtudes teologales y morales son permanentes, los modales propios de cada época y más aún los rasgos de personalidad no pueden transportarse mecánicamente al día de hoy, sin hacer el ridículo. ¿Le suenan los Heraldos?

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  7. Nooo. Ni asexuados ni lujuriosos!!! Bien se ha dicho. Hay un término medio que es la virtud.Un casado puede usar del sexo castamente cumpliendo los dos fines del matrimonio. Un soltero debe ser célibe y casto y un cura también. El problema es querer vivir así sin la ayuda de la gracia de los sacramentos.O no trabajar para alcanzar humildad. Bien sabido es que Dios prueba
    a los soberbios abandonándolos a la lujuria.

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    1. Vivir sin la ayuda de la Gracia, mi amigo le dió en el clavo, el problema es que se olvidaron de Dios, y su inteligencia se Ofusco por los pecados de la Carne.
      Cómo iluminar o despertar la conciencia?
      Están ciegos de Placer.
      El sexo en todas sus formas es un bien finito para ellos, por eso tienen una doble Moral.

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  8. En cierto sentido coincido con el Lefe Estepario. El problema no está en el fin, sino en los medios. No se debe desestimar el poder de la tentación de la lujuria, ni el valor del pudor y la delicadeza. Eso no es lo que está desacertado en ciertos ambientes neocones. Lo desacertado es el modo. La represión solo lleva al atavismo o a la exacerbación del apetito que a su vez lleva a toda clase de degeneraciones o en el mejor de los casos, traumas. Bueno, excepto en los casos de una psiquis extraordinariamente recia, entendiendo extraordinario en el sentido de "casi sobrehumano" (que es el caso, entiendo, con personalidades como la de los mencionados por el anónimo de las 11:08).

    Una cosa es enseñarle a una persona que su apetito sexual es natural, pero que ha sido desordenado por el pecado y que por tanto exige una atención especial y una ascesis destinada a ordenarlo, a través de la oración, el ayuno, la mortificación moderada, el ejercicio, la huida de las ocasiones (que, más allá de las más extremas y claras, son diferentes para cada cual y cada cual debe estar alerta para estudiar cuales son) y la reorientación consciente de sus afectos y tendencias hacia lo bueno y lo bello. Enseñarle, en fin, que la herida del pecado lo ha hecho débil, que su naturaleza está enferma y necesita de la compasión y los cuidados especiales de una naturaleza enferma. El mate que no dañaría un estómago sano, hace mucho daño al que tiene acidez. El problema no está en el mate, sino en mi organismo enfermo.

    Otra cosa muy distinta es enseñarle a la persona que el ideal de castidad no es el reordenamiento del apetito, sino la desaparición del apetito aún en las situaciones en las que sería normal, por la propia naturaleza animal del hombre, que apareciera. Ser "puros como los ángeles" es una hipérbole que en muchos sectores se toma como regla directa. Si yo hablo de la castidad y la pureza como la túnica blanca que hasta la más mínima mota de polvo puede manchar, si yo pongo como ejemplo a seguir no mirar a una persona del sexo opuesto a los ojos, no tocarla ni para darle la mano o un beso en la mejilla como saludo, como ideales que toda persona debería abrazar... Va a resultar que la persona va a dar una connotación sexual a lo que antes para ella era inocente y por tanto sus tentaciones se van a multiplicar hasta llegar al límite de lo tolerable o pasarlo. De ahí al fetiche, la deparavación o el trauma atávico no hay más que un paso. Y todo el que haya tenido contacto con ciertos ambientes neocones reconocerá haber visto esto.

    La castidad no es un fin en sí mismo, sino que está orientada a la caridad, al amor de Dios, y es la caridad entonces la que ha de determinar el fin y la medida de la castidad. Lo otro es un desorden. Lo que hizo santo a san Luis Gonzaga fue su amor a Dios, no que no se atrevía a mirar ni a su madre.

    No tenemos el mismo problema cuando se trata del apetito en el comer. Estamos satisfechos, viene la torta de chocolate y nos da ganas de comer. Nunca se nos ocurre echarle la culpa a la torta o al apetito en general, de nuestra gula si llegamos a comer, sino al uso desordenado de la función nutritiva; yo, sabiendo que estaba satisfecho y no necesitaba comer más, comí. Del mismo modo, la virtud de la templanza en el comer no está en que no me den ganas de comer la torta, sino en que, al experimentar el apetito, me dé cuenta de que no corresponde comer y actúe en consecuencia.

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  9. GASTÓN: Lo que hoy se aprecia es un vacío absoluto de predicación sobre el valor de la pureza y los medios necesarios para guardarla. Y ya sé que algunos van a decir algo así como "ya están dando otra vez la vara con el Concilio" pero es así. Un servidor tiene los años necesarios para haber vivido ambas etapas -antes y después de tan augusta asamblea- y por eso puedo decir que antes de él sí se hablaba del tema y se predicaba. Incluso con exceso, según la opinión de algunos, ya que era frecuente quejarse de aquellos para los que "no había más que el sexto mandamiento". Y desde luego el vacío actual se extiende a las predicaciones dirigidas al clero -ejercicios espirituales, por ejemplo- donde el asunto parece no existir. Y como le oi decir hace años al actual arzobispo de Granada "aquello de lo que no se habla termina por no estar en la conciencia". Claro que habrá excepciones pero ya se sabe: excepciones que confirman la regla. Y las consecuencias vendrían -vienen- en cascada.

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  10. Este ha sido uno de los auténticos caballo de Troya en el que una gran mayoría hemos caído.Nos han convencido, no solo de que se
    Trata de "pecadillos" sino que además nos han convencido de que no solo es imposible contener el apetito sexual, sino que además es contraproducente para la salud física y psíquica.Mientras, estos modernistas nos han hecho creer y han aplaudido con las orejas el control sobre el instinto alimentario apoyando todo tipo de dietas salvajes que van en contra de la razón y de la salud así como también han elevado al grado de precepto religioso las actividades deportivas y el culto al cuerpo que han provocado más muertos en la cuneta y en los campos de entrenamiento que una guerra civil.Toda está permisividad sexual ha promovido el consumo de pornografía hasta límites impensables hace unos años, pasando a ser el modelo educativo sexual básico en nuestra sociedad con todos los efectos nocivos secundarios en forma de violencia sexual resultado de ver al prójimo no como una persona sino como un objeto sexual.Demencial.

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  11. Sin duda alguna todo pecado es horrendo porque ofende la Majestad Infinita de Dios, no hay pecados "buenos" y pecados "malos" como alguna vez se ha dicho en este blog, si mal no recuerdo, pero humildemente creo que la mayoría de casos, los pecados de esta índole en el clero, son "síntomas" de algo subyacente mucho peor, cual punta de iceberg que asoma

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    1. Que misterio es el hombre, doble misterio el hombre Consagrado.
      La punta del Icerber, asoma algo terrible, que el buen Papa BVI lo comunico cuando vigía es su última carta.
      Las almas que sufrieron abusos son un triple misterio, los niños y adolescentes, cuánto dolor....

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  12. ¡Brillante, Mr. Wanderer!

    A muchos de los clérigos que han caído en estos vicios o acarrean alguna desviación sexual, se los suele defender con la evidencia de sus buenas obras. "¡Miren los frutos!", dicen... como si pudiesen verse los frutos del Espíritu. "¿Cómo puede esconderse la impureza en almas tan radiantes?"... como si no existiese la iniquidad o los trastornos psicológicos como la bipolaridad. "No puede ser, no me entra en la cabeza", se consternan... como si toda la verdad pudiera caber en nuestras pobres mientes. Más aún, como si la historia no nos hubiese enseñado ya, que estas cosas pasan. Mal que nos pese, pasan. Y pasarán.
    He conocido amigos que han sufrido mucho por estar cerca de estos hombres, pero no son pocos a quienes les ha costado mucho ver las cosas como son. Es difícil ver cuando se ha comprometido el corazón, que lo digan las jóvenes enamoradas si no es cierto.
    En fin, un aporte de la marinería.

    Capitán Dalroy.-

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  13. La de veces que me tuve que bancar que me salten a al yugu o que borre los comentarios por señalarles cosas por el estilo y ni habar de cuando le comenté de cómo había sido la concepción de María sin "eso" y ni hablar de cuando les dije que san Agus había dicho que el sexo es un pecado permitido -en los matrimonios of course- actos a los cuales cubre con el velo de la gracia... jeje en fin hay muchios aspectos más para profundizar si quieren.

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  14. San Pedro Damián no se dirigía propiamente a católicos " progres ".

    Elece.

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  15. Querido Wanderer:

    No dejaba Ud. de tener razón cuando criticaba la hipertrofia del 6° mandamiento. Esa hipertrofia (una enfermedad) tapaba lo más importante. Y vampirizaba toda la religión. Y estalló, como la rana de la fábula. De modo que el desafuero actual es en buena parte una consecuencia. Fíjese que la degeneración y la pornografía se inició con gran impulso justamente en los países del norte de Europa, que eran puritanos. Y en la hipócrita Inglaterra victoriana.Yo recuerdo con inmensa gratitud al P. Fortini, que cuando teníamos 14 años nos dio no más de dos charlas sobre la castidad, sobrias, elegantes, viriles, sin entrar nunca en detalles de mal gusto. Y en toda mi vida posterior tuve siempre clarísima la cuestión, de modo que nunca pude en conciencia justificar ante mí mismo las faltas en ese campo. No eran parte esas pláticas de lo que Castellani describe como "pornografía blanca para uso de la acción católica", o algo así. Y uno, en plena lucha siempre, se enamoraba de la castidad. Como el gran Chesterton. Y el gran Pascal, con jansenismo y todo, decía (creo) algo así como que quien hace el ángel hace la bestia.

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  16. Los que han caído es porque no han seguido el ejemplo de san Benedicto de Nursia que se tiró sobre un arbusto lleno de espinas y se revolcó en él un día que tuvo una tentación, de ahí en más esa tentación no osó volver.

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  17. Un consejo que me hubiera gustado que me dieran en su momento -que entendí después de varios años (malgastados):
    "Cuando busques a una mujer, antes que nada buscá a la madre que querrías regalarle a tus hijos." ¿Quién no querría regalarle a sus hijos una madre santa?

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  18. Conozco algunas mujeres y hombres sin "vocación" a la soltería con sus vidas marchitas debido a la falta de virtud de sus confesores o dires espirituales... Neocons y Tradis de latines y sotanas.
    Salir del sifón a destiempo puede también devastar almas.
    Neil Armweak

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  19. . “Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo dije llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal” (Filipenses 2:18-19).
    “Pon Señor guarda a mi boca y un candado que cierre mis labios. Para que no se deslice mi corazón a palabras maliciosas, pretextando excusas para sus pecados” (Salmo 140(141))

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  20. 22:19 claro porque la cuestión es criticar a los latines y las sotanas.. quedó más que claro.

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  21. Dos cosas:
    1. Es cierto que a muchos de nosotros nos educaron en nuestra adolescencia como si este fuera casi el principal pecado. Y eso no está bien.
    2. Es cierto que hace ya muchos años, como por reacción inversa, se le quiso sacar todo dramatismo a este pecado. Recordemos el caso de la Iglesia Argentina y el escándalo de Mons. Maccarone o al inicio del pontificado de Bergoglio cuando dijo y dio a entender (ya no recuerdo) algo así como que la doctrina no tenía que estar tan atenta a las faltas sexuales. Esto tampoco está bien.
    Guardar el sexto mandamiento, en el caso de los matrimonios, es el primer paso fundamental (no único, pero si fundamental) para conservar la unidad de la familia, sin la cual no hubiera habido familia de Nazaret ni Iglesia.
    En el caso de los religioso es el primer paso para la unidad del corazón, sin la cual los religiosos enloquecen.
    No es un fin en sí mismo, es instrumental a tener una vida santa y ordenada.

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  22. Se ha dicho aquí varias veces, pero creo que se puede repetir: lean y relean el capítulo sobre la templanza de Josef Pieper (en "Las virtudes fundamentales") y, muy en particular, con qué precisión se pronuncia acerca de la "sobrevaloración de la templanza". A mi juicio, nadie se ha expresado mejor en materia tan difícil.

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  23. Celebro el artículo, y más todavía los comentarios de Lefe Estepario. Si pudieran fundirse en un solo texto, sería de antología, como un aviso necesarísimo para nuestro tiempo, a fin de discernir correctamente: virtus in medio.

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  24. La sexualidad son los cimientos del edificio humano. No lo más importante, pero la base.

    El Pulpero de la Recoleta

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  25. Cabe recordar que el ayuno es un mandamiento de la ley natural (Summa Theologica, II-II,147,3), imprescindible para poseerse a sí mismo.

    Lo que sucede muchas veces, es que sin hacerlo parecería ser que de todos modos los sujetos Tal o Cual lo mismo se poseen con suficiente señorío, mas no es así. En todo caso, lo que les sucede es que tienen taras menos escandalosas que no se les notan tanto.

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  26. Así como las reformas gregorianas del siglo XI fueron impulsados por la realidad social de esa época, creo que necesitamos otra reforma que refleje la realidad de esta época.
    Con esto no quiero decir tolerar los pecados de esta época, pero si hace mil años era necesario imponer legalmente el celibato por la simonía, porque la carrera eclesiástica era muy deseable y atractiva con el fin de enriquecerse, ahora tal vez sea necesario permitir que hombres casados se hagan sacerdotes, porque la situación ha cambiado completamente.

    No creo que haya un problema de corrupción del clero, creo que hay un preblema de gente ya corrupta que ve en hacerse cura a la mejor opción para cometer sus abusos desenfrenados. Con una estructura como la de los Ortodoxos, con curas de parroquia casados, y obispos castos sacados de monasterios, nos ahorraríamos todos estos abusos y depravaciones.

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    1. No creo querido hermano que este sea el momento para habilitar el Sacerdocio de hombres casados; por más que seas un hombre de bien y casado; el "Matrimonio Católico" con mayúsculas está también hoy derrumbado.
      La reforma radical y sin manchas que hoy debe comenzar la Iglesia Católica, es primero volver a la vivencia y prédica del EVANGELIO "sin reformas", respetar la TRADICIÓN, y guiarse por una Santa Doctrina...e incinerar varias encíclicas, exhortaciones actuales y pasadas...Se volverían a tener en la Iglesia verdaderos Santos, que derramarian el verdadero ESPÍRITU SANTO, se condenarían menos personas y aquellos que se alejen serán salvados por la oración de los Santos Reales, no por personas Solidarias.

      No olvidemos que NO es lo mismo ser buenos, que ser SANTOS...la bondad, los buenísmos, no sirven para nada en pecado, no generan el viento SANTO; la "Via Caritatis" como medio extraordinario de salvación en medio del pecado Mortal, desemboca en el INFIERNO. F

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  27. ¡La lujuria! Tened cuidado con esa perra. Echada por la puerta, a veces vuelve disfrazada por la ventana. ¡Y con qué gentileza, a los que le han negado la carne, les pide un pedacito del espíritu!.
    La castidad en algunos es una virtud; pero en algunos es casi un vicio.

    Tomado de 'Sobre la castidad', del Padre Leonardo Castellani, en 'Cristo y los fariseos', pág. 217, Ediciones Jauja, 1999, Mendoza, Argentina.

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  28. Estimado don Wanderer:
    El tema del post supone en uno y otro momento concepciones diversas sobre el hombre.
    Cuando los “antiguos”, por ejemplo las referencias que trae sobre Aristóteles, trataban el tema tenían una concepción en la cual -en mayor o menor medida- reflejaban una concepción del hombre que traslucía una unidad y en el cual, también, el orden de las virtudes ubicaba en un primer plano a la virtud de la prudencia: la madre de las virtudes.
    El racionalismo hizo estragos produciendo una concepción del hombre dividido internamente y en el cual la prudencia, por la misma concepción racionalista que niega la primacía del intelecto, perdió su rango. Esto mismo no es sin consecuencias. Caída de su lugar la prudencia, las otras virtudes se desordenan. Y este racionalismo ha tenido una fuerte impronta en la teología moral posterior. Y ha afectado mucha la formación de los clérigos y en consecuencia la práctica cristiana. De hecho los neo, entre ellos el neotomismo de fines del siglo XX, llevan una fuerte carga de racionalimo. Poco Santo Tomás mucho racionalismo.
    Así entonces, la concepción moral tiene un giro importante. De un orden que la razón ponía en las pasiones se pasa a una idea de represión de lo pasional. Hablar de represión de las pasiones es bastante corriente en el lenguaje racionalista. En esta concepción, obviamente que el sentido de la castidad también cambia.
    Hablar de los mismos temas no significa que el tratamiento pueda ser similar si la concepción del hombre y del mundo cambió.
    Y de un artificioso "orden" de represión no es difícil pasar a un esquema de liberación desordenada. Y es lo que se vio en el siglo XX y continúa.
    Lo mismo también se traslada a la forma de entender la vida de los santos. Un comentador hacía referencia a San Luis Gonzaga. Bueno, yo recuerdo de mis épocas de colegio secundario. Tenía 14 años y recuerdo que nos dijeron en la clase: "tanto sentido del pudor tenía que rechazaba tomar la leche materna". A esa edad uno no podía dimensionar. Después comprendí el absurdo. ¡Pero cuanto daño hizo en muchos esa falsa piedad! Desde aquellos que salidos del colegio anduvimos errantes hasta poder acomodar las ideas hasta aquellos qué perdieron la fe.
    Y faltarían agregar a este comentario, algunos otros condimentos como la devotio moderna, la influencia de la teología liberal luetrana algunas cosillas más.

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  29. Anónimo 18:17, la mayoría de los abusos destapados últimamente fueron causados por varones a varones pues entraban a los seminarios con fuerte inclinación a la homosexualidad. Por más que se casen, esa no es la solución y sí será parte de un problema mayor Ya lo dijo BXVI en su último ensayo, la base de la sodomía es la falta de Fe sobrenatural y la aceptación de homosexuales.

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  30. Lamentablemente vivimos en una cultura de la imagen que es esencialmente fornicaria. Si no vivís en vigilia permanente el demonio de la lujuria te lleva puesto. Hoy comprendo más que nunca porque mi santa madre se preocupaba tanto de educarme en este aspecto. Me protegía de los peligros de la imagen, obviamente que lo hacia educándome a través de las buenas imágenes, que es algo necesario. A través de las malas imágenes es como mandinga tiene esclavizado al mundo. Television, celular, redes sociales etc.
    Y es que la imagen deja impresiones muy fuertes y muy vivas en la mente por eso hace tanto daño o tanto bien, secundum quid. Es por esto que abunda la lujuria en nuestra cultura, y por esto el odio a Dios (Porque Dios se presenta al hombre como el que me prohíbe gozar del sexo).
    El lujurioso es una bestia salvaje, un hombre que se comporta como animal. Cuando el espíritu es domado y rebajado por el apetito para que le entregue su objeto, al hombre se le desata la locura. El espíritu no puede parar, se desboca, hasta entregarse. Solo así puede descansar y tener paz.... por lo menos un ratito.
    Las relaciones sexuales cuando no están ordenadas según el querer de Dios, destruyen al hombre. Siempre recuerdo lo que dijo mi profesor de gnoseología, no recuerdo el contexto, que los pecados contra la carne dejan una impresión muy profunda en el alma y el daño que dejan tras de sí es muy difícil de curar. Por algo antes se cuidaban tanto hasta la obsesión.
    La lujuria lleva a la locura.

    wooster

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    1. Gilles de Rais, el lugarteniente de Santa Juana de Arco, de tan triste memoria... habrá sufrido también los efectos fornicarios de la cultura de imágenes?

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  31. al de la reforma radical y sin manchas que hoy debe comenzar la Iglesia, etc. le comprendo el diagnostico sobre el "Matrimonio Catolico" en gran parte. pero ese tipo de solucion radical que esta proponiendo, pues mire Usted que ya la escuche en el IVE. y no nos ha llevado a ningun lado.
    por otra parte, hacer una dialectica entre "santos" y "buenos" no me parece saludable. "santo" es una etiqueta que coloca el Vaticano, de lo cual ya se ha hablado bastante en este blog, y que mucha gente reparte a los que les caen bien de acuerdo a quien sabe que criterios se usan (algunos con ingenuidad y buenas intenciones, otros no tanto). he vivido entre "santos" que eran unos "gxrcas" (mil perdones por la expresion don Wanderer) absolutos, batidores, botones, insensibles, complices de delitos, pero alli se paseaban con su cartelito de "santos".
    disculpe que discrepe con Usted, pero en este mundo, despues de los fiascos de beatificaciones que hemos sufrido recientemente, a nadie llamo santo en este mundo. A lo sumo lo voy a llamar "buena gente". y eso siempre y cuando me lo demuestre por medio de la caridad.

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    1. Disculpe hermano! Por ahí hablé en un tono medio raro para este mundo...realmente se me hace difícil permanecer...disculpe! yo tampoco lo expliqué; no me refiero a los Santos de estampitas, ni tampoco a los decretados por nuestra Santa Iglesia.
      Quise referirme a los Santos que tienen incrustado a JESUCRISTO en su vida y corazón y no pueden quitárselo; a los Santos que solo piensan en como desagraviar a JESUCRISTO ante tanto pecado mortal; a los Santos que viven Sacramentalmente; a los Santos que gozan sufrir por amor a JESUCRISTO; a los Santos que odian el pecado y prefieren morir antes que pecar y ofender a JESUCRISTO resucitado; a los Santos que lloran y se les desgarra el corazón por el pecado ajeno y la pérdida en el Infierno de un Alma, y, ofrecen su vida sin titubear en reparación, a JESUCRISTO; a los Santos que aman con JESUCRISTO a CRISTO que sufre en el prójimo; a los Santos que vienen de la gran TRIBULACIÓN; a los Santos que viven ya en esta tierra como Angeles, como si no poseyeran cuerpo; a los Santos que tienen Fe, que solo ESPERAN morir para ver y amar a JESÚS...
      ...de estos Santos, brota como un manantial de Agua Viva el ESPÍRITU SANTO, como un suave Viento y Calor, como un susurro de una brisa que habla, aunque no resuene su vos...son los que transforman el mundo por la GRACIA de DIOS.

      El resto, la paja, solo DIOS sabe...F

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  32. el daño que dejan tras de sí es muy difícil de curar.


    y sobre todo a los bautizados, porque el bautismo nos regenera y perder la gracia del bautismo no es sin consecuencias.

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  33. Joaquín, perversos,depravados, psicópatas siempre ha habido.
    Creo que es imposible saber si en ese sentido estamos peor que hace 500 años, o mil años, o 2000 años.
    Lo que preocupa más que la existencia de una minoría de gente absolutamente perversa que la ciencia calificaría como gente con patologías psiquiátricas muy graves, es la corrupción de la gente común y corriente.

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  34. Yo sí veo similitud entre el apetito sexual y el apetito de comer.

    Dios a puesto placer, con esa misma palabra, placer en dos cosas (unicamente) y con el fin de mantener la especie humana, que El tanto ama y por eso la cuida y la quiere prolífera.

    Placer en comer: para que el hombre "quiera" comer y se alimente y viva. Sino muere de desnutrición.
    Placer en reproducirse: para que el hombre "quiera" reproducirse con el fin ultimo de "sed fecundos y multiplicaos".

    Y aca la virtud de la templanza es vital.

    Si comemos mal, nos morimos, si comemos mucho engordamos y nos sentimos mal y vienen mil enfermedades. La virtud de la templanza nos ayuda a comer para vivir sanos.

    El modernismo modificó este fin ultimo para sumarle la sofisticación y otros tantos cuentos... y eso también le hace daño al alma.

    Si hacemos mal uso de la sexualidad, no la usamos para el fin ultimo pensado por Dios, tambien nos sentimos mal y el alma se oscurece.

    Por eso el ayuno, privarnos de comer, es vital para la templanza del alma y del cuerpo.

    Lo veo bastante relacionado.

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  35. Avinagrado:

    Quien hubiera imaginado! Que la Virgen de Fátima sea neocona y del Opus Dei!

    Saludos queridos tradis, que descubrieron la verdad oculta y deformada por los perversos puritanos neocones, que los mandamientos son mandamientos, a rajatabla. Y que vivir la castidad es la materia más difícil hoy, no por la materia sino por el mundo que nos toca, el de la pornografia naturalizada en WhatsApp.

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  36. Gracias por su post querido Wanderer! Muy Pertinente y equilibrado.
    Comparto con usted que también me llamaba la atención que en la Filocalia los santos se la pasan advirtiendo sobre el 6to mandamiento.
    Le agradezco también su breve clase de etimologías, muy reveladora.
    Pieper cuando habla de la templanza trata este tema con suma maestría, otro más contemporáneo me parece que es Bojorge, quien hace poco estuvo en nuestra comarca y habló de estos temas con altura, con la sencillez de la pureza.
    Si me permite el agregado, en la Summa, II-II, cuando se trata del tema de las especies de lujuria (cito de memoria, excuse la imprecisión), Sto Tomás nos dice que el pecado de los consagrados en esta materia, asume el carácter del pecado ppal, que es precisamente el "sacrilegio": "Abyssus abyssum invocat". Dejo esto último como "advertencia", no se trata de un simple pecado contra el 6to mandamiento y uno es neocon por escandalizarse, hay algo muy fiero, "abisal", en todo esto...

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  37. Leyendo este artículo antiguo, me sorprende bastante la idea de que, en los ambientes tradicionalistas, estarían aceptados con relativa normalidad los pecados contra la castidad. Tengo que decir que tal cosa ocurrirá, si es que ocurre, que lo desconozco, en Argentina. Desde luego, no en España (hasta donde conozco).
    Cosa distinta sería la crítica, justa si es ponderada, a un cierto angelismo ensoberbecido que, buscando no la ordenación racional de las pasiones sino más bien su destrucción, acaba por desbocarlas. O ciertas obsesiones que acaban llevando a sufrir tentaciones en las escenas más inocentes. De ésto hay también tristes ejemplos.
    Ahora bien, eso no nos puede hacer olvidar el principio básico según el cual, ponerse conscientemente en ocasión grave de pecar es pecado grave. En la apreciación de esa gravedad entrará, precisamente, la virtud cardinal de la prudencia. Pero puede pensarse que en ésto, al menos en las actuales circunstancias sociales de hiper sexualización, merece más la pena desviarse por exceso de cuidado que por defecto del mismo.

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