por Eck
Introducción
El que escribe estas líneas no es experto en la Historia de la Iglesia de los siglos XIX y XX y mucho menos en la cuestión ultramontana, en el Vaticano I o en los comienzos del movimiento modernista más allá que un conocimiento somero. Sin embargo, no puedo dejar de ver numerosas confusiones en torno a un tema donde es necesario distinguir muchos aspectos para poder resolver la clave principal, la potestad papal, su ejercicio y sus límites dentro de la Iglesia. Si algo caracteriza esta disputa es lo densamente entrelazada que está con todos los demás problemas contemporáneos de la Iglesia desde la Contrarreforma y aun antes. Tanto que en medio de ellos nos puede ocurrir, si no se tiene mucho cuidado, lo que cantaba un viejo romance: "Entre tanta polvadera, perdimos a don Beltrán".
¿Qué es el ultramontanismo papal? Una posible definición
Se puede decir que el ultramontanismo papal es la creencia de que todos los hechos, palabras y la misma persona de un Papa son inspiradas directamente por Dios y tienen el aura de infabilidad en la práctica aunque no se acepte en la teoría. En resumidas cuentas, el Papa no se equivoca nunca en nada y decir lo contrario es atacar la institución, poner en peligro a la Iglesia y blasfemar de Dios que no impediría tales problemas en la cabeza de Su Iglesia.
En el fondo el ultramontanismo no tiene nada que decir de los contenidos de la Fe más allá de la inspiración divina e infalibilidad total del pontífice. Es más un cómo que un qué de la enseñanza de la Iglesia y llevado al extremo se caería en dos errores muy graves: el primero es concebir al Papa como una especie de encarnación de Dios en la tierra o un andante y parlante Oráculo de Delfos de la divinidad y el segundo es mucho más sutil, el profundo relativismo en que se basaría la Fe, a la manera del mormonisno, donde su inspirada presidencia puede cambiar los dogmas a su gusto según el aire que le dé. ¿Por qué no? Lo único verdaderamente fundamental sería el del origen divino de esa infalibilidad, lo demás se basa en lo que diga el Papa, que no puede equivocarse jamás.
La confusión entre tradicionalismo y ultramontanismo: las apariencias engañan
Como se puede ver, no estamos en la eterna pelea entre el tradicionalismo y el modernismo ya que el verdaderamente ultramontano será tradicional o modernista según lo sea el Papa de turno que le toque. Una de las confusiones tiene su nacimiento aquí y se explica por la historia del siglo XIX en la que el papado se constituyó en uno de los bastiones del Antiguo Régimen porque le iban en ello los Estados Papales y el sometimiento de la Iglesia a los estados liberales. Con León XIII y su política del ralliement se vio que no eran lo mismo sino ¿por qué el catolicismo francés tuvo dos veces que tragar la píldora de aceptar por obligación la III República en contra de sus íntimas convicciones monárquicas en vez de mandar al pontífice a esparragar en una cuestión opinable sobre la forma de gobierno y de competencia exclusiva del pueblo galo como era su forma de estado?
Por otra parte y como sucede con la devotio moderna esta concepción de la potestad papal absoluta es una gran inflamación tumoral de la infabilidad tradicional que siempre tuvo la Sede de Pedro desde Cristo pero que, unida a las influencias de la Reforma y del Estado Moderno, ha llegado a constituirse en la metástasis actual. Es otra de las confusiones que atacan a la Iglesia, confundir la tradicional infalibilidad papal con ultramontanismo, y que explicaría hechos con apariencia tan contradictoria como los casos de Newman, tradicionalista, y Lamennais, ultramontanista. Consecuentes hasta el límite, sus finales muestran la conclusión final de sus concepciones.
Las raíces ocultas del ultramontanismo: los movimientos modernos
Sagazmente alertaba Nietzsche del peligro de combatir a los monstruos porque nos podemos convertir en uno de ellos. Esto ocurre, sobre todo, cuando se hace mecánicamente el agere contra sin gran discernimiento, pudiendo caer en el error diametralmente opuesto, como en un espejo donde la izquierda es la derecha y viceversa. Desde nuestra humilde opinión se puede rastrear el problema en esta reacción mecánica pero manteniendo la forma mentis de los tres problemas que tuvo la Iglesia en Occidente: Nominalismo, Protestantismo y Estado Moderno, muy relacionados entre sí puesto que cada uno es hijo del anterior y su secularización sucesiva.
1) Nominalismo
De sobra es conocido que en este movimiento filosófico la Voluntad desbanca al Entendimiento como la potencia más alta del hombre. Con ello el poder y la obediencia adquieren suma importancia para determinar si se tiene fe y se pertenece a la Iglesia así como la diferencia tajante entre la fe y las obras. Según donde se ponga el foco de la obediencia, en el interior o el exterior, se decidirá entre una y otra.
2) La Protesta
Con el protestantismo, las tendencia anteriores llegaron a una nueva cota. Los herejes se centraron en la obediencia interior voluntarista y así atacaron los fundamentos de la Iglesia visible al negar su jerarquía, cayendo en el subjetivismo de la Sola Scriptura y la anarquía en sociedades basadas en la fe, que necesitaron un Estado todopoderoso para evitar la disolución de todos los vínculos (Leviatán). Así emergió la cuestión de la soberanía, quién debía tener este poder total, en Europa y dio nacimiento al totalitario Estado moderno.
Como reacción en el catolicismo se intensificó la obediencia exterior a los mandatos de la jerarquía y el Papa iba escalando en la inflación de sus poderes sobre la Iglesia, desvinculados cada vez más de la Tradición, y como casi único interprete (magisterio) de las Escrituras. Solo la restauración de la escolástica de raíz tomista y de las órdenes contemplativas además del humanismo retardaron este movimiento. Con las revoluciones del XIX y a causa del hundimiento de las iglesias nacionales y la casi desaparición de las órdenes contemplativas, el Papado se volvió el Arca de Noé de una Iglesia casi anegada por el maremoto pero reforzó aún más los problemas de fondo, agravados con el calco de la organización del Estado moderno en su interior:
3) Estado Moderno
El gran problema del Estado moderno está en la cuestión de la soberanía, que da plenos poderes a su titular para hacer todo lo que quiera y donde la tradición, la razón y los fines legítimos han sido sustituidos por la mera voluntad fundante. Hija legítima de la Reforma, daría lugar a tres desarrollos sucesivos cada vez más radicales y rupturistas: la monarquía absolutista, donde la soberanía está en el rey; el liberalismo, donde la soberanía está en la nación y el socialismo, donde está en el pueblo. Cualquiera que haya estudiado las ideas políticas de la Antigüedad, la Edad Media y en la doctrina clásica de la monarquía hispánica, su heredera, verá el gran abismo que hay con estas ideas revolucionarias. El primero en verlo fue Sto. Tomás Moro y explica la gran conmoción que supuso en las monarquía europeas varios libros publicados sin ningún problema en España: la Defensio fidei de Suárez y el De rege et de regis institutione de Mariana.
Poco se reflexiona que Pío IX (1792-1878) fue el primer Papa criado después de la Revolución y la introducción en Italia del Estado moderno. Eran ampliamente conocidas sus ideas liberales antes de su elección y que aplicó tanto al Papado como a los Estado Pontificios hasta las revoluciones de 1848. A partir de aquí virará completamente el rumbo pero mantendrá hasta su muerte los modos y las formas del Estado Moderno en la Iglesia sólo que mudando la soberanía del pueblo a la del Papa como representante de su titular, Dios. Arrasamiento de los estamentos intermedios, centralización y burocratización en Roma, concepción de obispos y arzobispos como prefectos del pontífice, juridicismo en las relaciones, atomización de la sociedad eclesiástica con intervención del papado hasta en la sacristías, omnipotencia de cada nivel sobre sus súbditos, irrelevancia de las tradiciones centenarias, decretos educativos, etc. fueron su consecuencia. Se mantuvo, en cambio, los contenidos de la Fe y la Tradición pero cada vez más convertidos en artículos de un código, resecos y de obediencia cada vez más exterior. El significado de la Lex orandi que le da Francisco I es prueba palmaria de ello.
Conclusión
La gran crisis, ya profetizada por muchos estalló en los 60. El cambio radical del papado hacia el progresismo dividió el ultramontanismo en dos: el conservador y el oficialista. La diferencia estaba en un solo punto: si había un único modelo ideal de la perfección de Papa en la historia. Así quienes creían que sí, el de Pio IX a Pio XII, discurrieron con el silogismo siguiente:
-el Papa es perfecto, Juan XXIII y sucesores no son perfectos, ergo no son Papas. En distintos grados: sedevacantismo, sede impedida, etc. se puede ver que si subiera al trono petrino uno de su cuerda, inmediatamente volverían por los fueros antiguos de su ultramontanismo latente.
En cambio los oficialistas, mas ultramontanos y coherentes en el fondo, siguen el siguiente silogismo basado en que los Papas son perfectos para el tiempo en que rigen:
-el Papa es perfecto, Juan XXIII y sus sucesores son Papas, ergo son perfectos. Si no siguen a los anteriores es porque los tiempos son otros y sus diferencias son adiaforas sin valor hoy.
Como se puede ver el fermento erróneo sigue incólume y operante en sus malsanas influencias sobre ambos grupos pero esto es harina de otro costal. El Papa no es perfecto y debe recuperar la función y lugar que le asignó Cristo eliminando las confusiones y adherencias históricas que lo deforman.
Apéndice sobre Lamennais. Éste, desencantado de que el papado y la monarquía absoluta no fueras perfectos en su tiempo pero atrapado por su ultramontanismo radical, traspasa la perfección y obediencia absoluta del Papa a la iglesia como conjunto de creyentes. Idéntico proceso que los revolucionarios de 1789: de la soberanía absoluta del rey a la nación. Por lo tanto, no sorprende su trayectoria tanto política como religiosa pues son totalmente coherentes con su forma de pensar y la de los que le siguieron hasta hoy. El ultramontanismo es relativismo puro en los contenidos pero férreo en los modos como los sistemas políticos actuales, sus hermanos gemelos.
Excelente.
ResponderEliminarNo sé si los "sede impedida" van en el grupo de los sedevacantistas, entiendo que el estado de Sede Impedida es una teoría basada en lo aplicable a los obispos, por enfermedades mentales, o defecciones objetivas.
A los que habría que agregar son los sedeprivacionistas, que esos sí dicen, literalmente, que si un futuro Papa "es del palo" lo reconocerían... aunque en sus papeles, básicamente ya ha muerto la Sucesión Apostólica y no hay manera alguna de elegir Papa.
Para Eck.
EliminarQuería agregar que los sedeprivacionistas (al menos según los que me he cruzado) están "estudiando" si Juan XXIII fue "Papa formal" o no.
Por el momento sostienen que Pablo VI "perdió la forma del Papado" cuando firmó los documentos del CV2, y que desde entonces hay "Papas materiales pero no formales", aunque no parecen entender muy bien el asunto.
El principal valedor de esta doctrina, Guérard de Lauriers admitió en algún momento que, en definitiva, se resuelve en un sedevacantismo, pero ahí van los otros ignorando eso por vaya uno a saber qué razón. Igual son "non una cum" y demás, protestan que todos los Sacramentos celebrados con Novus Ordo son inválidos (a los que "se pasan" les dan los Sacramentos sub conditione, así que no sé qué tan seguros están) y, por supuesto, el modelo supremo de Papado para ellos es Pío XII.
Como nota filosófica, en realidad la teoría ("Tesis de Cassiciacum" creo que la llaman) habla de Papa "formaliter" y "materialiter", es decir, "desde un punto de vista formal" y "desde un punto de vista material"... y sobre eso hacen una disquisición pseudo tomista, que se resuelve en que el Papado tiene materia y forma, y la forma se puede perder y quedar sólo la materia... de a ratos parece que el Papado fuera una especie de transubstanciación. En fin.
Yo me pierdo con estas elucubraciones y no me puedo imaginar lo que saldría con papados como los del Siglo de Hierro o los del Cisma de Occidente si se aplicasen estos principios. Todo por no aceptar una verdad tan evidente: al Papa se le ha dado la infabilidad ex cathedra para defender el Deposito de la Fe, el ser el juez superior en la tierra de la Iglesia para las controversias internas y el gobierno general (estas dos últimas sin ese privilegio y por ende tan falibles como cualquier nacido de mujer) ex officio y nada más. Fuera de eso puede ser el mayor canalla, mentiroso y ladrón de los hombres además de afirmar burradas y errores sin cuento como cualquier hijo de vecino.
EliminarPrecisamente, cuando discutí con alguno de ellos, les traje a colación el Siglo de Hierro y demás... pero se escudan en que "no fueron herejes" o "no publicaron documentos heréticos como los del CV2"...
EliminarEn ese nivel están.
Muy buena síntesis del problema que Wanderer le ha dedicado numerosos posts desde hace tantos años. Gracias.
ResponderEliminarRelacionado con este tema también, estaría bueno si el propio Wanderer o algún colaborador, pudiese explicar en qué consiste este enfrentamiento del sínodo de los siro-malabares con la arquidiócesis de Ernakulam-Angamaly por la cuestión de la liturgia y qué pito toca Francisco en esto (creía que el Papa no podía intervenir en cuestiones litúrgicas de los ritos orientales).
Si lo reconocen a Francisco. Es su jefe y por lo tanto dónde manda capitán...
Eliminar¿No habrá un modo más preciso de llamar a este pensamiento que no sea el de ultramontanismo? El P. Chad Ripperger lo llama "magisterialismo", aunque yo creo que ese nombre describe más bien a la consecuencia y no al problema de raíz.
ResponderEliminarPorque según entiendo yo, siguiendo a De Mattei: "Los ultramontanos se oponían a las doctrinas galicana, febroniana y josefinista, que abogaban por la limitación de los poderes del Papa en favor de los obispos. Más en general, los ultramontanos combatían a los católicos liberales que rechazaban la oposición a la Revolución Francesa y estudiaban formas de acomodarse al mundo moderno."
https://www.robertodemattei.it/es/ultramontanismo-no-es-papolatria-por-que-es-para-mi-motivo-de-orgullo-ser-ultramontano/
Por eso llamo al artículo "confusión", debido a que se confunde tradicionalismo y ultramontanismo como lo hace De Mattei cuando no es lo mismo aunque históricamente sea así en Italia, Austria y Francia (no en España, Inglaterra, EE.UU. y América Hispana). Cada día tengo más claro que el término "ultramontano" es el adecuado porque la defensa en contra del liberalismo se puso el centro en el Papado, humanamente explicable pero con muchos peligros y consecuencias que estamos pagando con creces y sin ver que el propio Pio IX gobernaba al moderno modo. Dentro de los esquemas de De Mattei ¿Dónde metemos los siguientes casos?
ResponderEliminar-Newman: tradicionalistas hasta las cachas y tan poco ultramontano que fue mirado con sospecha por muchos. Cita a Manning pero no a la mayor inteligencia católica de Inglaterra sobre el tema, raro ¿no?
-Döllinger: el cismático a causa de la declaración de infabilidad pero que de liberal no tenía nada. Fíjese lo que dice De Mattei de él sin darse cuenta: "En Alemania, Ignaz von Döllinger (1799.1890), rector de la Universidad de Múnich, acusó a Pío IX de preparar una revolución eclesiástica para imponer la infalibilidad como dogma." Acusar al Papa de revolucionario no es muy progre que digamos...
Pongo los dos casos contrarios de la época porque no encajan, ni los casos de Balmes, Doupanloup, muchos de los obispos alemanes y otros. Por otra parte no podemos olvidar que muchos de los autores que cita encomiásticamente estaban contaminados por las tesis tradicionalistas (las de Bonald) condenadas: De Maistre, Donoso Cortes y otros. Muchos se olvidan que el liberalismo estuvo relacionado con el romanticismo en esa época (revoluciones de 1830 y 1848) más que con el racionalismo, estando ambas alejadísimas del verdadero sensum catholicum y teniendo el mismo padre, el iluminismo.
Por esto hablo de confusión y hasta que no se elimine estaremos dando palos de ciego.
Estimado Eck
ResponderEliminarAquellos que en su afán de oponer tradicionalismo a progresismo según usted se equivocan al identificar tradicionalismo con ultramontanismo, es justamente lo que defiende Roberto de Mattei en "Ultramontanismo no es papolatría; por qué es para mi motivo de orgullo ser ultramontano", un artículo publicado hace pocos días por Infovaticana.
Igual que usted, de Mattei explica que el ultramontanismo nació en los albores del siglo XIX en su lucha por defender el Antiguo Régimen -y el papado en última instancia- primero frente a la Revolución Francesa y luego ante el avance de los católicos liberales.
Como ejemplo de ultramontanismo cita entre otros a Joseph de Maistre y a Juan Donoso Cortés.
Al final de su excelente post usted hace una distinción entre ultramontanos conservadores y oficialistas, definiendo a los primeros como aquellos que siguen a los papas desde Pío IX hasta Pío XII y a los segundos como aquellos a los que les da lo mismo cualquier papa porque el papa siempre es infalible. Es una posición muy respetable, sin duda, aunque por lo visto no todos piensan lo mismo.
Hoy que la Iglesia vive una profunda crisis terminal y que pronto podríamos asistir al temido desenlace, si en medio de un espantoso cisma que amenazara hundir a la Iglesia apareciera un Papa santo que defendiera la recta doctrina, ¿apoyarlo ciegamente sería para usted ultramontanismo conservador? Roberto de Mattei dice que no. Son puntos de vista.
Si apareciera un Papa Santo, no querría ser "seguido ciegamente", sino racionalmente como corresponde a las autoridades humanas.
EliminarDe lo contrario no sería tan santo, creyendo de sí mismo - de su testa coronada - merecer una obediencia que sólo a Dios se debe.
Dejando de lado la imposibilidad humana de que "aparezca" un "Papa Santo" (falta definir qué es un "Papa Santo"), y que Dios tampoco va a milagrear con esas cosas, como quiera que no es la manera como Él actúa.
Estimado Andreas
EliminarSupongamos que no fuera un Papa santo, simplifiquemos las cosas y supongamos que sólo fuera un Papa que defiende la buena doctrina en medio de un terremoto anticatólico. La pregunta que me hago es si sería ultramontanismo reprochable apoyarlo en todo lo que decida para salvar a la Iglesia, no en lo que él pensara de los fieles que lo apoyarían sin reservas.
Estimado Fuenteovejuna.
EliminarCon un Papa que sea inteligente me conformo, de acuerdo con aquello de que el gobierno es de los inteligentes. Si es inteligente defenderá la Verdad.
Naturalmente es de desear que tenga también santidad de vida, cosa esperable de todos los clérigos en virtud de su oficio (también es esperable y exigible que sean inteligentes, pero vamos, hoy ni fu ni fa).
Ahora, usted dice "La pregunta que me hago es si sería ultramontanismo reprochable apoyarlo en todo lo que decida para salvar a la Iglesia", pero eso no es lo mismo que escribió antes "si en medio de un espantoso cisma que amenazara hundir a la Iglesia apareciera un Papa santo que defendiera la recta doctrina, ¿apoyarlo ciegamente sería para usted ultramontanismo conservador?". Comprenderá sin dificultad que hay una gran distancia entre "apoyar ciegamente" y "apoyar en todo lo que decida para salvar a la Iglesia". Ahora bien, incluso en este segundo caso, habría que distinguir, pues él puede pensar subjetivamente que algo que decide sea "para salvar la Iglesia", y nosotros podemos darnos cuenta que no va a salvar nada y va a hundir peor... entonces no hay que apoyar nada.
Pero más aún, ¿qué sería "salvar a la Iglesia"? ¿salvar la institución, las estructuras temporales, el statu quo de tal o cual época de la Iglesia, la credibilidad tan cacareada hoy día? No creo que Nuestro Señor haya instituido el Papado para "salvar a la Iglesia" en ese sentido.
No digo que usted piense en ese sentido, al menos no exclusivamente. Sólo pienso en voz alta, pues considero que son preguntas que debemos hacernos todos, especialmente frente a los estertores de la crisis que estamos contemplando horrorizados, impotentes, dolientes, pasmados, a veces estupefactos y confundidos.
1) El problema es que De Mattei los confunde continuamente, en mi opinión por su querencia desmedida a la palabra ultramontano y a que sólo parece fijarse en Francia, Italia y Alemania, metiendo la pata hasta el corvejón en España e Inglaterra (v.g.). Veamoslo:
EliminarLo define así: "El término ultramontaismo (sic) se acuñó y empleó con connotaciones negativas en el siglo XIX para designar la fidelidad de los católicos transalpinos a las doctrinas e instituciones pontificias."
pero sigue con esto:
"Los ultramontanos se oponían a las doctrinas galicana, febroniana y josefinista, que abogaban por la limitación de los poderes del Papa en favor de los obispos. Más en general, los ultramontanos combatían a los católicos liberales que rechazaban la oposición a la Revolución Francesa y estudiaban formas de acomodarse al mundo moderno."
Aqui ya hay TRES cuestiones muy diferentes y, por cierto, con indefiniciones graves pues el josefinismo y el galicanismo (anteriores al movimiento ultramontano), en el fondo, lo que venía a decir es que las iglesias nacionales debían ser controladas por el monarca. Por eso hablo de confusión: mezcla cuestiones históricamente unidas pero que no lo son conceptualmente.
2) Si hubiere un Papa así, habrá que apoyarlo en tanto cuanto siga la recta doctrina y su misión divina pero no más pues siempre está la reserva que decían los antiguos: Memento hominem eum esse. Lo ultramontano es divinizarlo en la práctica, no seguirle como pastor.
3) El problema del ultramontanismo conservador (no pudo desarrollarlo por no hacer más largo el artículo), amén de su incoherencia ultramontana, es que absolutiza un modelo de papado de un tiempo dado, quizás bueno pero ni único ni extrapolable a otros. ¿Por qué no elegir los de los sg. I-III; los grandes medievales u otros y si esos?
Ultimo. No pude dejar de sonreir al leer el artículo de De Mattei cuando se refería a los españoles y que muestra que ese siglo confunde a lo grande, más en un ámbito ajeno a esta cuestión. Los dos citados como ultramontanos no fueron tradicionalistas políticos nunca. De hecho, es uno de los mayores misterios irresolubles al estilo de ¿Cómo una persona como tú puede estar en un sitio como éste?:
Eliminar-Donoso Cortés fue cristino y luego isabelino hasta su muerte pero nunca carlista (tradicionalista político). Siempre estuvo en instituciones liberales y apoyando a la dinastía liberal y a su gobierno.
-El Sto. P. Claret lo mismo. Obispo y arzobispo nombrado por los gobiernos liberales y partidario de Isabel II, de la cual fue confesor, cuando la mayor parte del pueblo y el bajo clero era carlistas y costó años someterlos a la dinastía liberal tanto antes como después del Sexenio (1868-1874).
No está nada mal frente a Aparisi, Mella, Pradera y otros.
Por otra parte los Papas desde la muerte de Gregorio XVI fueron partidarios de Isabel II frente al pretendiente carlista y firmaron hasta un Concordato, si, con Pio IX. ¿Dónde está aquí la posición ultramontana contra la Revolución? Soy realista pero se pretendió integrarlos a la fuerza al nuevo régimen sobre todo tras la Restauración de 1874 a través de los obispos e, incluso, el nacionalismo fragmentario. La política francesa de León XIII inició sus pinitos en España y con mayor respuesta: https://www.libertaddigital.com/opinion/historia/catolicos-contra-el-papa-1276238931.html y https://posmodernia.com/el-obrerismo-catolico-en-espana-i/
En España hubo tradicionalismo pero no se confundió con el ultramontanismo; se aceptó mansamente la infabilidad pero el carlismo no tragó con la política de la Santa Sede. Todo cambio en 1936 pero esa es otra historia.
Estimado Eck
EliminarGracias por su explicación, como siempre sostenida con excelentes argumentos. Más allá de eso, quisiera hacerle llegar una última observación. Usted afirma que hay dos clases de ultramontanismo, el conservador y el oficialista; sin embargo, a renglón seguido asegura que Lamennais, "atrapado por su ultramontanismo radical", quedó "desencantado de que el papado y la monarquía absoluta no fueran perfectos", razón por la cual "traspasa la perfección y obediencia absoluta del Papa a la Iglesia como conjunto de creyentes".
Si las cosas son así, entonces ya no tendríamos sólo dos clases de ultramontanismo sino al menos tres, porque al conservador y al oficialista habría que agregar este singular y curioso ultramontanismo de Lamennais que por rechazar al Papa no encajaría en ninguno de los otros dos.
Usted me dirá si estoy en lo cierto o equivocado.
Estimado Andreas
EliminarYa sabe que siento mucho respeto por usted y sus agudos comentarios. Aún así, me parece que entrar en disquisiciones sutiles entre "apoyar ciegamente" al Papa o "apoyarlo sin reservas en todo lo que decida", sería hilar muy fino sobre algo que se parece más a una cuestión semántica que a otra cosa.
Por lo demás, quedó sin respuesta la pregunta principal sobre si comportarse de esa manera frente al Papa es ultramodernismo reprochable o no.
Perdón Andreas, dije "ultramodernismo" cuando debí decir "ultramontanismo" reprochable.
EliminarVea, Don Fuenteovejuna.
EliminarHilar fino, hoy por hoy, es una triste necesidad, triste por lo tedioso que se vuelve de a ratos, para quienes no tenemos el humor de un Chesterton. Pero necesario, como quiera que vivimos en un mar de confusiones y es la única manera de, como se dice, salir del laberinto por arriba.
Usted sabe sin duda que moverse "ciegamente" es contrario a la naturaleza humana, pues somos seres racionales. Precisamente, "ver" es una de las formas de hablar de la inteligencia. Ninguna obediencia nos libera del uso de nuestras facultades superiores. Ni siquiera Dios quiere ser obedecido ciegamente, pues de ser así habría creado autómatas y no a nosotros. Como dijo Chesterton, al entrar en la Iglesia se nos pide quitar el sombrero, no la cabeza.
"Apoyar sin reservas" puede entenderse de dos modos: "ciegamente", acabo de hablar de eso; o como haciendo un acto de fe humana (confianza) el cual ha de estar fundado en algo, alguna inteligencia sobre la persona; en ese sentido, el acto de fe humana tendrá tanto más valor cuanto mejor fundada esté esa confianza.
Le dejo una cita de Castellani que, a mi juicio, ilumina esta cuestión (seguro usted ya la conoce):
«Existen entre nosotros fulanos que piensan es devoción al Sumo Pontificado decir que el Papa «gloriosamente reinante» en cualquier tiempo «es un santo y un sabio», «ese santazo que tenemos de Papa», aunque no sepan un comino de su persona. Eso es fetichismo africano, es mentir sencillamente a veces, es ridículo; y nos vuelve la irrisión de los infieles».
Con eso queda respondida su pregunta, pero puedo decirlo de nuevo: comportarse del modo ultramontano (en el sentido en que lo ha definido Eck) es un insulto a la inteligencia, es desmerecer de la razón humana, y por eso mismo es una ofensa a Dios, creador de la luz. Por tanto, sí, es reprochable.
Y añado otra cosa, para no dejarla implícita en lo ya dicho: no nos está permitido eximirnos de la conciencia propia por "obediencia". Sobre esto, de nuevo hay que recomendar al Padre Castellani.
Querido Fuenteovejuna:
EliminarLe agradezco sus intervenciones y además me permiten explicar algunas opiniones mías. Puse el ejemplo de Lamennais porque me pareció el caso más arquetípico y puro de lo que quería explicar. Creo ver que hay un vinculo soterrado entre ultramontanismo y modernismo como entre absolutismo y liberalismo porque coinciden en la forma mentis. Dicho de otro modo, se cambia de ídolo falso pero no de culto falso en vez de dar verdadero culto al verdadero Dios. Como muchos protestantes, cambian de denominación pero siguen en la Protesta en vez de volver a la Iglesia.
Así tenemos en su vida:
1º etapa vital: Absolutismo-Ultramontanismo (ídolos Rey y Papa) 1816-1830 aprox.
2º etapa vital: Liberalismo-Modernismo (ídolos Nación y Congregación) 1830-1837
3º etapa vital: Socialismo/Anarquía-Increencia (ídolo Pueblo e Individuo) 1837-1854. En esta no culminó así pero todo indicaba que iba por este camino.
Conclusión: Concepción de la política como soberanía absoluta del titular y concepción de la Religión/Iglesia alejadísima del Cuerpo Místico. Ambas venenosísimas por falsas para una fe fuerte, mucho más para una fe poco profunda y una instrucción teológica prendida con alfileres como la del sacerdote francés.
Nota: En esto del ultramontanismo hay grados y también mucha confusión porque muchos lo parecen e, incluso, creen serlo cuando en realidad no lo son sino que tienen un amor muy profundo por el pontificado. También, como dije, por las circunstancias históricas y culturales nacionales se da esa confusión como muestra De Mattei.
Amigo Eck
EliminarGracias por su explicación sobre la deriva ultramontana de los dos últimos siglos. No se me escapa que usted es uno de los pesos pesados que enriquecen estos comentarios, así que lejos de ponerlo en un aprieto, mi planteo persigue que pueda desarrollar el tema desde distintos enfoques, luego cada uno sacará sus propias conclusiones.
Raro ver analistas que se acercan tanto a visiones mas objetivas de la realidad y menos sesgadas por los gustos personales. He venido leyendo este blog hace tiempo y me parece interesante como vamos dandonos cuenta de que la "crisis" es algo cada vez mas antiguo. Primero era preconciliar, despues era desde el SXIX y hoy estamos leyendo desde la "Contrarreforma o antes".
ResponderEliminarY al final acabaremos llegando a una vision muy de los primeros cristianos (y resultara posiblemente cercana a muchos de los postulados del CVII)
Estimado, si usted lee este blog desde hace tiempo, sabrá que no "vamos dándonos cuenta", sino que desde los inicio mismos, hace ya 15 años, decíamos que la crisis venía de muy lejos, en concreto, de la Contrarreforma y el catolicismo barroco. Y que esa crisis se agudizó con Pío IX y eclosionó con el Vaticano II.
EliminarQuiza se dieron cuenta hace 15a. Yo los sigo desde hace 2a y la comunicacion a traves de sus posts parecia contar una historia diferente. Lamento la mala interpretacion
EliminarGracias por el artículo, Eck.
ResponderEliminarEn todo el maremagnum que describe habría que estudiar el caso especifico de la Iglesia del siglo XIX en este lado del Océano tenebroso -que diría Disandro.
Vea el panorama que pinta un historiador contemporáneo en una entrevista:
"-¿Cómo eran las controversias en el 1800?.
-Hubo grandes debates internos, por la circulación de ideas novedosas. Esa Iglesia, cuando ocurre la Revolución, hace más de mil años que está acostumbrada a vivir en lo que se llama un régimen de cristiandad, un régimen de unanimidad religiosa en el que Estado, Iglesia y sociedad eran una misma cosa. Por ejemplo, el derecho canónico estaba asimilado al derecho real: uno era súbdito del rey en la medida en que era súbdito de Dios. El siglo XIX implica una ruptura brutal con todo eso. A partir de entonces existe una diferenciación entre ciudadano y fiel.
-¿Es esa secularización que trajo la Revolución el origen del rechazo de la Iglesia jerárquica?
-Sí, pero es una realidad con muchas ambigüedades. Por ejemplo, si uno toma el caso del jansenismo (doctrina que pone énfasis en la gracia divina y reduce el margen del libre albedrío), que caló mucho en el Río de la Plata en el alto clero. Hablo del alto clero local, o sea, los canónigos, que cuando el obispo moría, o era trasladado, eran los que se hacían cargo del gobierno. Formaban el cabildo eclesiástico. El jansenismo tuvo una vertiente legitimista que sostenía: La autoridad no se puede discutir. Pero también tuvo una vertiente republicana que desembocó en la Revolución Francesa. De modo que la influencia del jansenismo en el Río de la Plata desembocó en ambas corrientes. Algo parecido ocurrió con lo que llamamos genéricamente Ilustración. (...)".
De acá:
https://www.clarin.com/opinion/parte-iglesia-catolica-apoyo-revolucion-mayo_0_Sk1-sk2xCYg.html
Por cierto, si usted o alguno de los lectores del blog saben de alguna obra que trate específicamente sobre la influencia jansenista en Mayo, agradecería informen el dato.
Armando Lobo Lonquis
Siento decirle que en ese tema no puedo ayudarle por ignorancia completa del tema.
EliminarMás allá de que uno pueda estar de acuerdo o no con Di Stefano, no hay duda de que es un tipo serio, se nota en sus matizaciones y constantes contextualizaciones. No entiendo cómo pudo escribir su principal libro (Historia de la Iglesia Argentina) en coautoría con el tano salame de Loris Zanatta. Calculo que necesitaba un "contacto" en Italia para buscar en archivos. Pobre, qué macana quedar asociado para siempre con semejante charlatán.
EliminarEl papa Francisco suele describir la psicología del ultramontano conservador: cara de pepinillo en vinagre, tenso, estreñido, oculta algo inconfesable o vergonzante, condenador, anclado en el pasado, a la larga explota.
ResponderEliminarSeria interesante plantear el "ultra justificacionismo" por llamarlo así... que seria la postura opuesta y perniciosa actual que atañe al modernismo reinante.No importa lo que diga el pontífice,cuan vulgar (como lo que cita arriba el comentarista a referencia de las alocuciones vergonzantes de francisco referidas a los conservadores totalmente vulgar e irrespetuoso ...ni hablar de las explicitas herejías encubiertas) siempre sera justificado por los exegetas ciberneticos o no tan ciberneticos que re interpretan la interpretación (increíble) de Francisco sobre el catolicismo.Una suerte de escribas que reescriben los hechos intentando adaptarlos a la recta doctrina y hacerlos digeribles inclusive al sensus fidei.Por suerte el éxito de este maquiavelico y diabólico plan se ve arrasado por quien intentan una y otra vez justificar cada vez que abre la boca.Al fin de la jornada todos comerán del pastel,sea el que lo cocino..como el que lo sirvió adornándolo a los fieles ingenuos.Como dice nuestro Señor "ya recibirán su paga".Hora de tinieblas que ha confundido y hecho caer hasta las estrellas.
ResponderEliminarFOB
Es el segundo ultramontanismo: el Papa es perfecto, si dice una imperfección ergo lo hemos entendido mal o nos hemos equivocado al intepretarlo así. Conclusión: lo que usted dice.
EliminarNo deja de tener gracia que actuen igual que los modernistas, aplicando el que yo llamo Dogma de Humpty-Dumpty: las palabras significan lo que yo QUIERO que signifiquen, ni más ni menos. Puro voluntarismo e idealismo puro. Unos para justificar herejías o errores en la ortodoxia y otros para volver ortodoxas herejías y errores...
Estimado Wanderer, creo que he de responder a una cuestión que aquí se ha declarado y es lo que tengo aqui colgado!
ResponderEliminarEstimado Eck:
ResponderEliminarMe permito hacerle algunas apostillas, esperando suscitar -lo admito explícitamente- sus interesantes respuestas.
1) Parecería que cita Ud. a Tomás Moro como crítico y, supuestamente, contemporáneo a los padres Suárez y Mariana, que distan varias décadas del mártir inglés, siendo éstos más modernos. No entiendo con claridad esta referencia, por más que en cierto modo comparta la tesis de que tanto Moro como el padre Mariana en particular, y también Suárez con su "colación mediata" del poder, fueran todos ellos críticos del naciente absolutismo gubernamental, que no solamente "real" sino "político" en general, pues fue proseguido por los tártaros democráticos sin la menor vergüenza hasta el día de hoy. Las horrendas guerras acaecidas desde entonces no se pueden explicar de otro modo (La cita es: «El primero en verlo fue Sto. Tomás Moro y explica la gran conmoción que supuso en las monarquía europeas varios libros publicados sin ningún problema en España: la Defensio fidei de Suárez y el De rege et de regis institutione de Mariana»).
2) Coincido con Ud. en que, acaso, la Iglesia se arrimó demasiado al fuego de la Monarquía -sin distinguir que se había vuelto absolutista e ilustrada en casi todas partes- y al antiguo régimen en general (que incluía sobretodo la representación estamental y corporativa, en contra de la asamblea populachera y burguesa de Francia e Inglaterra desde la Revolución de Cromwell y más, desde la Revolución Gloriosa) y que esto de alguna forma hizo vulnerable su Misión Evangélica. Sin embargo, siguiendo este razonamiento, pone Ud. prácticamente en cabeza de la jerarquía eclesiástica la culpabilidad del desafuero de Lamennais, cuando es notoria su apostasía y su apartamiento de la doctrina católica, yendo a parar a cofundador del modernismo teológico, como prueba el padre J. Meinvielle en su "De Lamennais a Maritain" y el p. Bourmaud (penosamente fallecido el año pasado) en su magnífica obra "Cien años de modernismo". Para ejemplo, muchos de nosotros estamos más escandalizados con la "política" de la Sede romana que lo que pudo estar Lamennais con la de su tiempo, pero no abandonamos la Fe ni apostatamos y abandonamos el sacerdocio; sus amigos y cofrades Lacordaire y Mantalembert tampoco huyeron de la Iglesia. Dios no pone a nadie pruebas más duras que las que puede sobrevellevar. Mi interrogante es precisamente eso, si Ud. considera a Lamennais una víctima más que un formal apóstata.
3) En una aclaración por aquí arriba, señala Ud. que Donoso Cortés nunca fué tradicionalista por que nunca fue carlista. ¿Sería esta afirmación algo tan exacto...? El tradicionalismo político y social del carlismo si no yerro demasiado, es obra, principalmente, de don Juan Vázquez de Mella, antes que de los pretendientes carlistas o de sus ideólogos o propagandistas del siglo XIX. Aquél carlismo daba para todo: para crueldades sin nombre en la guerra (algo muy del patrimonio de los liberales de todas partes, heredado por sus hijitos dilectos, los zurdos) o para desgajar un revoltoso profesional como Sabino Arana. A partir de una originaria cuestión dinástica, que no escondió la defensa de la arbitrariedad política a través del absolutismo (que aún profesan de hecho muchos carlistas), poco a poco fue convirtiéndose en una cuestión ideológica hasta que Vázquez de Mella asegurara que, si el pretendiente abandonase la tradición, habría que buscarse otro. Esto ocurría en los primeros años del siglo XX. ¿Era sensato pensar que Donoso Cortés, tan tradicional por lo demás, debía ser carlista? Leo sus memorables páginas sobre el ascenso al poder de Napoleón III y no puedo sino imaginarme un tradicionalista hecho y derecho. (continuará)
Estimado Anselmo:
EliminarLe agradezco mucho sus apostillas.
1) A lo que refiero es a una idea mía (y de otros muchos antes que yo) que estoy madurando con muchas dificultares de que la Gran Revolución Política no comenzó en 1789 en Francia sino en 1533 en Inglaterra con Enrique VII y que tiene que ver con el Estado Moderno y su concepción totalitaria. Sto Tomás fue el 1º en verlo, tanto que le costó la vida, testimonió en su juicio y aparece en su sentencia y a penas tiene que ver con el matrimonio y la cuestión de la sucesión. Lo sorprendente de los autores españoles fue la respuesta furibunda a sus tesis tradicionales mientras que en España se aceptaron con normalidad y se vio con extrañeza la reacción.
2)Creo que aquí ha habido una confusión por mi parte. Lo que critico a la Iglesia es que haya copiado en su gobierno y dado por tradicional la concepción moderna de la monarquía absoluta cuando esta tan revolucionaria como el liberalismo en su esencia y su madre en el tiempo: El heredero político de Luis XIV no fue Luis XVI sino Robespierre.
Puse el caso de Lamennais porque llevo este absolutismo y el ultramontanismo, en mi opinión, a las últimas consecuencias lógicas una vez que le fallaron el Rey y el Papa (para él casi dioses) con una coherencia sólo comparable a la de S. Enrique Newman. Como dije: cambió de ídolos pero no de culto idólatra. Fue una victima de su falta de formación teológica, de haber aceptado una vocación que no era la suya, de su falta de fe y de su aceptación fanática de unos presupuestos y formas erradas en su raíz.
3) Respecto a mi admirado Donoso, lo que digo es que no fue nunca tradicionalista...político en la práctica pues fue isabelino hasta su muerte y con cargos. Hecho que rompe con los esquemas de De Mattei pues este confunde varias cuestiones que en Italia SI lo estaban pero NO en España.
Las cuestiones carlistas que usted alude son de gran importancia porque apenas se han dilucidado y estudiado con rigor más allá de cuatro tópicos y superficiales. Si le puedo hacer algunos comentarios.
Eliminar-Ya para 1833 había un corpus bastante importante antirrevolucionario aunque con resabios absolutistas en algún autor: El Filosofo Rancio, Valcarce, Ceballos, traducciones de Van Häller, etc. Están poco estudiados porque no se les toma en serio ni se presupone que contengan algo valioso. Con el Manifiesto de los Persas se llega a saber la primera frase y decir que es absolutista cuando pide la convocatoria a Cortes y critica el despotismo de los despachos... que Fernando VII no hizo ni caso hasta tal punto que se le sublevaron en Cataluña en 1827 (guerra dels agraviats) y sus peleas con los negros o apostólicos.
-Antes que el Verbo de la Tradición hubo otros muchos autores: Peyrolón, Aparisi, Nocedal, Tejado, Villoslada manifiestos de Carlos V, VI y VII más lo de las juntas, Cartas de la P. Beira, por no hablar de los contemporáneos de Vázquez y con sus luchas entre carlistas, integristas, neos, etc.
-No fue Vazquez de Mella sino la Princesa de Beira, viuda de d. Carlos quien afirmó que la cuestión dinástica era secundaria frente a la Tradición en 1864 (hizo abdicar al pretendiente Juan III por liberal) y era doctrina tradicional en España con varios siglos antes.
En definitiva, lo que quería decir al citar a esos dos grandes españoles (y casi al gran Balmes) fue que los esquemas del ultramontanismo defendido por muchos hacen aguas por todas partes por confundir muchas cuestiones que son diferentes y cuya confusión es el polvo de los lodos actuales a lo no ve que es uno de los padres de los males actuales y que está mucho más cerca de su enemigo de lo que pueda aparecer.
(continúo) Y 4) Preguntarle si esta actitud papólatra, llamémosle "ultramontana" (así le da rabia a De Mattei), que bien describe Ud. como de una sequedad jurídica irritante (como lo hizo Castellani), resurte de las leyes de la Iglesia o de alguna de las (malas) costumbres de la jerarquía. Para aclaración, cito algunos párrafos de los códigos jurídicos de 1917 y de 1983 para comparación. Las traducciones de textos latinos del código de 1917 son mías, así que pueden ser defectuosos; los del código vigente, han sido tomados de la página del Vaticano. Son un poco extensos, de modo que si la hospitalidad de don W. lo permite, divdiré esta respuesta en dos entradas diferentes. Muchas gracias.
ResponderEliminarAnselmo.
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Siento como que ya no me importa nada de esto. Sólo queda tratar de vivir la propia vida lo mejor que se pueda y esperar un arreglo milagroso.
ResponderEliminarLa posición sedevacantista nunca la entendí. A misa hay que seguir yendo sí o sí aunque no se sepa si el Papa verdadero es el de Roma o el de Avignon. Que no se sepa si un Papa es verdadero o antipapa no es razón para dejar de ir a la Iglesia.
Los sedevacantistas siguen yendo a la iglesia, y no se crea, seguramente encontraría entre ellos mucha buena gente. Locos hay en todas partes, por otro lado (me he cruzado con sedevacantistas furiosamente peronistas, por ejemplo, pero también hay peronistas furiosos entre los tradis y entre los modernistas, y así).
EliminarEn todo caso el problema del sedevacantismo no es la práctica religiosa EXTERIOR.
Estimado anónimo del 5/4 13:22, cuidado con esa afirmación "Siento como que ya no me importa nada de esto. Sólo queda tratar de vivir la propia vida lo mejor que se pueda y esperar un arreglo milagroso" porque la misma era la base del pietismo.
EliminarSomos creyentes, no crédulos, tenemos fe, pero no somos fideistas.
Saludos
Los sedevacantistas van a misas de curas sedevacantistas.
EliminarExcelente artículo. Algunas cosas las fui tratando en Sursum Corda en el mismo sentido. También traté esto en mí tesis de postgrado. Ahora, me sorprendió siempre como cuando se trata esto ante un tradicionalista estalla escandalizado, ellos han desarrollado una concepción ahistorica del Papado, una concepción como mínimo errónea y además peligrosa.
ResponderEliminarEso es porque el tradicionalismo actual, en general, es "tradi", o sea, una reducción que fija el catolicismo ejemplar en el tiempo inmediatamente anterior al CV2, con poca o nula capacidad de comprender que ya entonces estaba podrido y repodrido, y que el CV2 sólo fue la explosión del hedor de un cadáver que estuvo mucho tiempo bajo la alfombra.
EliminarPor eso es importante el testimonio de personajes como el Padre Castellani.
Yo abomino de la mentalidad tradi, me parece perniciosísima y risible. Creo que el demonio la ha suscitado para abortar (en gran medida, aunque no del todo) la necesarísima restauración católica.
El tradicionalismo no fija el catolicismo ejemplar en el tiempo inmediatamente anterior al CVII. Más bien, lo que dicen, es que el CVII supone una ruptura con el "catolicismo de siempre".
EliminarY por "catolicismo de siempre" entienden la síntesis teológica del siglo XIII. Por tanto, lo que vienen a decir es que el CVII implica una ruptura con el tomismo, que tantos Papas defendieron, y últimamente, entre mediados del XIX y del XX, antes del CVII.
El CVII pide retomar la síntesis tomista y actualizarla, volviendo a las fuentes. Los tradicionalistas no quieren pasar por esto último.
Las divisiones de la fe siempre son suscitadas por Satanás, pero esas desuniones, si perduran en el tiempo, es porque el Espíritu Santo quiere enseñarnos algo en ellas, que estamos pasando por alto.
La restauración católica no puede ser tradicionalista, pero no será restauración sin el tradicionalismo. Lo mismo se puede decir de las otras divisiones en la Iglesia que duran siglos: protestantes y ortodoxos. De ahí, que sea necesario la vuelta a las fuentes.
Su argumento falla en un punto: la sintesis tomista solo empezó a ser influyente en Trento y de manera muy mecánica y manualística casi exclusiva a partir de León XIII (se quejó de ello Garrigou-Lagrange). Por ejemplo, la sintesis de la teología tomística y la mística no comenzó en serio hasta el trabajo del P. Arintero y el propio Garrigou. Hay hechos casi impensables como la gran influencia del sensualismo de Condillac o Fenelon en la iglesia del sg XVIII o la falta casi total de tomismo en autores como Donoso o De Maistre.
EliminarMucho del tradicionalismo de tantos grupos y personas, en esto creo que podremos estar de acuerdo, no es más que un romanticismo de la iglesia del XIX y sus usos que de "tradicional" tiene poco.
Deo VatII digo lo que dijo un novelista español de nuestra constitución del 78: "Necesitábamos una constitución pero esta no" porque en el fondo ese concilio aumentó los problemas, que existen, que quería solucionar.
Mucho
EliminarYa le respondí más abajo. No es como usted dice y el caso de Ockham es paradigmático.
El mismo Papa que canonizó a Santo Tomás de Aquino, rodeado de tomistas, que como todo el mundo sabe, están siempre en la verdad, se dedicaron a perseguir a Guillermo de Ockham porque era un hereje para quemarlo. A Guillermo el plan papal-tomista no le parecía bien, y huyó.
Juan XXII fue el mismo sujeto que se hizo famoso cuando dijo aquello de "Solo el iluminó la Iglesia más que todos los otros doctores", un frío día de invierno, allí por el 1 de marzo de 1318.
En el año 1325 canonizó al maestro de maestros, y en 1328, el Papa y su ejercito teológico-tomista inició la persecución definitiva contra Guillermo, que tuvo que poner pies en polvorosa.
https://maritain.nd.edu/jmc/etext/thomas6.htm
Es lo que tiene tener razón. Te conviertes pronto en perseguidor.
https://maritain.nd.edu/jmc/etext/thomas6.htm
Eliminar¿Y si estamos ante un Patriarca -el Papa-, con primacía de honor ante otros Patriarcas?
ResponderEliminarQué bueno. Este es un tema que se tiene que tratar dentro de la Iglesia. Roma no se ha declarado con claridad al respecto, hasta donde yo sé. Mientras tanto, por nuestra parte, los cristianos de a pie podemos hacer el esfuerzo mental de no ser más papistas que el papa. Y a la vez que reconocemos a la comunión con Roma como parte integrante de la fe, reconocer que el obispo de Roma puede (y lo ha hecho a lo largo de la historia) extralimitarse de la autoridad que tiene.
ResponderEliminarLa crisis viene de la Contrarreforma? Me parece exagerado.
ResponderEliminarMagnífico artículo.
ResponderEliminar<> La crisis tiene que ver con la afirmación sobre la supuesta inefabilidad tradicional que"siempre tuvo la Santa Sede desde Cristo". Es una afirmación falsa. La historia de la Iglesia es contundente en hechos que demuestran que la Sede Romana y el papado, tal como se describe en el escrito, es una construcción humana e histórica de los papas del siglo noveno y decimo y totalmente ajena a la fundación de la Iglesia en Pentecostés. La raíz del problema es la que generó el cisma con los ortodoxos en el siglo once y que todavía se mantiene hasta el día de hoy. Si Pablo viviera, con seguridad reprendería como lo hizo en su momento a Pedro. Hoy Pablo reprendería a todos los ultramontanos y tradicionalistas que siguen dándole poderes sobrenaturales al papa. El papado, monárquico y absolutista, tal como lo conocemos hoy es el principal factor de confusión y desunión entre los cristianos. Francisco, es el símbolo perfecto de la putrefacción del papado, pero en la historia de esta institución humana, con rostro divino han habido papas realmente malos. Favor recordar al papa Juan XII (955-964 D.C) quien murió en manos de una prostituta y convirtió al Vaticano de la época en un prostíbulo, tan así que el papado de la época es llamado como el papado de la pornocracia. Francisco comparativamente es un santo esplendoroso frente a esos papas medievales. El papado es una institución humana, el primado de Pedro tiene su sentido desde las palabras de Jesús, pero son dos cosas distintas. La figura del papa, opaca completamente la fuerza y labor del obispo diocesano, lo hace una figura intrascendente en la proclamación del evangelio, un burócrata desconocido por la gran mayoría del pueblo de Dios y creyentes de su diócesis.
ResponderEliminarExagera usted, se ha pasado varios pueblos.
Eliminar¿El Papado es una construcción humana e histórica de los Papas del siglo noveno y décimo? Vamos, ni usted puede creer que escribió semejante cosa.
Parece usted no haber leído bien donde se diferencia entre ultramontanos y tradicionalistas... de paso, ¿podría decir cuáles son los "poderes sobrenaturales" que le atribuimos al Papa?
Concuerdo en que el absolutismo es un mal, pero usted también considera como negativa la monarquía. Eso es claramente errado... tal vez para usted toda monarquía es absolutista, no sé.
Otra confusión que tiene: usted considera que un Papa como Juan XII es peor que Francisco, lo fundamenta en los pecados carnales del primero (del segundo no sabemos, aunque se presenta como un angelito en ese aspecto). Pero Francisco enseña herejía, alienta la apostasía y hasta ha blasfemado. ¿Ignora usted que los pecados del espíritu son peores que los de la carne?
"El papado es una institución humana, el primado de Pedro tiene su sentido desde las palabras de Jesús, pero son dos cosas distintas." Felicidades, se ha recibido de progre.
"La figura del papa, opaca completamente la fuerza y labor del obispo diocesano, lo hace una figura intrascendente en la proclamación del evangelio, un burócrata desconocido por la gran mayoría del pueblo de Dios y creyentes de su diócesis." No fue así durante siglos, hasta la triste hipertrofia del Papado que se analiza en este y otros artículos.
En fin, muy flojo su comentario, plagado de confusiones, absurdeces y espero que no, mala intención.
Aquí se confunden varias cuestiones como en el caso del ultramontanismo. Paso a responder.
Eliminar1) Quitando las palabras de las S. Escrituras. Las pruebas de la infabilidad ex cathedra y el ser la instancia máxima de la Iglesia existen desde S. Clemente Romano y S. Ignacio. La frase “Roma locuta, causa finita est” no es del siglo XI precisamente y el título de S. Pontifice no fue invento de S. Gregorio VII precisamente.
2) Toda institución humana tiene un monarca, da igual el régimen que sea (republicano, real, imperial, etc.), que decida en última instancia las controversias internas y sea el mayor defensor de sus fines. La espada y la vara son sus símbolos La Iglesia como sociedad humana no puede escapar de esta ley por lo que es necsario un cargo asi y Cristo así lo hizo creando el papado en Pedro y sus sucesores.
3) El “Primus inter pares” es una filfa, si son iguales no hay un primero y si hay un primero no son iguales. De poco sirve que sea primero por honor o por alfabeto más allá de ser llamado en una lista. Ya vemos el papel del Patriarca de Constantinopla tras la caída del Imperio Romano de Oriente, la nada absoluta para resolver las peleas entre sus miembros y para parar la nacionalización de las iglesias. Ya lo denunció Soloviov y no le hicieron ni caso.
4) La Iglesia como su Fundador es mixta: es humana y divina, está en el tiempo y fuera de él por lo que es histórica, humana a la vez que atemporal y divina. Es divino el oficio y sus potencia pero no sus miembros, como usted cita (faltan Vigilio, Honorio, Juan XII, Alejandro VII y otros) que pueden ser escoria humana pero no tocan a la necesirad de la institución. Hasta la modernidad se sabía muy bien diferenciarlo como lo puede comprobar los lectores de Liutprando, del Liber Pontificalis o de S. P. Damián o S. Bernardo.
5) Quitando el origen de la institución, como el diaconado, sacerdocio y episcopado, la única cosa sobrenatural del Papado y lo es “ex officio” es que sus definiciones ex cathedra de la Fe no contendrán error. Nada más, ni siquiera dice que dirá toda la verdad completa o que sea lo mejor en ese momento sino que no tendrá error. Las demás decisiones son prudenciales y dependerán como todo hijo de vecino de su magín, ética, oportunidad y forma de ser sin palomitas ni lucecitas de lo Alto (la gracia de estado es otra cosa).
6) Los poderes del Papa están limitados a los encargos de Cristo (defensa de la Fe y juez máximo de las controversias), el derecho divino y el natural, la razón y la prudencia humana, la aceptación de los inferiores y, sobre todo, a sus fines., el bien común de la Iglesia. Si no cumple con esto, ha de ser resistido no solo como derecho sino como deber. Es el mayordomo de Cristo, Su encargado hasta que Él vuelva y le pida cuentas, no puede ni siquiera inmiscuirse en las labores de los demás miembros otorgados por Cristo si no tiene potestad para ello.
7) Uno de los grandes problemas es nuestra confusión con la concepción moderna de la política que da paso a fenómenos paradójicos como la personificación del cargo que nos hace tocar el donatismo a la vez que lo convertimos el algo mecánico, burocrático. Explicar este hecho daría para varios tomos aunque tiene una raíz común.
8) La raíz del problema está en no ver y no concebir a la Iglesia como una institución “sui géneris”, extra-ordinaria a pesar de las advertencias del propio Cristo. Ni es un estado papal, ni un imperio pontificio, ni una ONG, ni la capellanía de la ONU pero tampoco una federación de iglesias nacionales, el ministerio de asuntos religiosos de las naciones, ni la capellanía nacional. Es y debe ser la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica.
Eck, no se puede decir más claro.
EliminarPobre Ockham.
ResponderEliminarDe nada le sirvió escribir "Sobre el gobierno tiranico (ultramontano) de los Papas", ni sufrir la persecución a muerte de un papa ultramontano tomista que le pillo ojeriza.
Tampoco le sirvió la rehabilitación que hizo otro Papa poco después de su muerte.
Da lo mismo. Ockham es culpable tanto de denunciar la tiranía ultramontana de los Papas, como de causarla, y sufrirla. Comunismo puro.
En fin, un misterio tomista más. Porque misterio es.
A mi que me expliquen cómo puede ser posible que las causas del ultramontanismo según Wanderer (nominalismo, protestantismo, estado moderno y sus filosofías) coincidan -ya es casualidad- con las que se dan para explicar la crisis del tomismo.
El culpable siempre es el otro. Arrea.
Mire por donde, personalmente me cae bien fray Guillermo de Ockham, unos de los personajes más interesantes de todo el Medievo, pero su filosofía, ay, me parece errada y muy peligrosa por ser nominalista y voluntarista aunque tiene muchos aspectos aprovechables. Amén de su mezcla con las disputas entre Imperio y Papado, el asunto de los fraticelli y sus joaquinismos y la pobreza, etc. Qué le vamos a hacer. También Lutero criticó a los Papas y su tiranía (la cautividad de Babilonia) para llegar a nombrar a los príncipes seculares cabezas de sus iglesias locales...que es mucho peor.
EliminarSiento decirle que muchos creen que el tomismo fue predominante en la E. Media cuando los verdaderos tomistas se podían contar con los dedos de la mano, incluyendo al propio Santo Tomás, en aspectos esenciales como la cuestión del actus essendi y la esencia siendo la mayoría más partidarios del escotismo y otras corrientes y para el sg. XIV apenas se le hacía algún caso. La propia Suma Teológica no se empezó a leer (enseñar) en las aulas de las universidades hasta que Francisco de Vitoria lo hizo en el XVI, por lo menos en España y enseguida se contamino como muestra el caso de Suárez.
Por otra parte, yo no he culpado a nadie, es más digo: " Desde nuestra humilde opinión se puede rastrear el problema en esta reacción mecánica pero manteniendo la forma mentis de los tres problemas que tuvo la Iglesia en Occidente" Poca culpa pueden tener cuando muchos problemas se empezaron a ver en el XIX y XX y otros los estamos comenzando a observar hoy. No es una historia de culpables e inocentes sino de errar y la desviación, como decía Aristóteles, se ve cuanto más se aleja del inicio.
Le respondi, pero no salió el comentario. Lo tiene, más o menos, arriba repetido.
ResponderEliminarLa cronología de Juan XXII es la que es,y sus hechos y sus dichos son tozudos.
A mi me asombra, por otra parte, que el despotismo tiranico de los Papas lo sitúe usted tan tardíamente en Ockham o en Lutero.
El despotismo es la condición natural del ser humano, primate jerárquico por antonomasia, y dado a justificar su poder tiranico mediante ideologías.
El Papado lo ha hecho siempre que pudo, lo cual es humano, porque la Iglesia es política e ideológica, en su parte animal. Su primera gran ideología fue el agustiniano hasta que lo cambio por el tomismo. Evidentemente fueron cambios graduados, aunque jalonados por ditirambos, que sazonan o celebran o conmemoran dichos cambios graduales.
Lo puede usted ver en Juan XXII y sus ditirambos tomistas, que Santo Tomás de Aquino jamás habría admitido.
Por eso el cisma ortodoxo sigue abierto. Porque los Papas se empeñan en no subordinarse a la Tradición, porque les es más conveniente el pensamiento de escuela.
Y la Iglesia ortodoxa no es agustina, ni menos aún tomista.
Por último, Suárez no contaminó el tomismo. Es el tomismo el que está contaminado. Es Aquino, como cualquier otro doctor, quién está contaminado. Todos estamos contaminados y lo estamos desde nuestro origen.
Por eso es necesaria la Tradición. Porque hay que ver en qué disiente un doctor de otro doctor. Y claro, el pensamiento de escuela no permite eso.
Somos déspotas. Lo fuimos primeros con los paganos, luego con los judíos, y después con los ortodoxos.
En cuanto judíos y paganos dejaron de perseguirnos, cogimos el relevo.
Somos Iglesia perseguidora e Iglesia perseguida.
Ojalá, usted y yo, acabemos en la Iglesia perseguida.Y si nos persigue el último Papa, mejor que mejor.
Me habré explicado mal porque lo que estoy diciendo es que el ultramontanismo, en mi opinión, procede en gran parte de esos tres movimientos y de su reacción contraria mecánica. Yo no he dicho que el despotismo papal proceda de Ockham y Lutero cuando soy de la tesis de que gran parte de los errores de estos pueden proceder de su reacción equivocada al problema creciente. Tesis de L. Castellani y de Bouyer que dada día veo más clara, sobre todo para el protestantismo. Dicho en plata: fue peor el remedio que la enfermedad. Es más, ya he sostenido que fue una catástrofe el Gran Cisma con el Oriente al radicalizar tendencias muy antiguas:
Eliminarhttps://caminante-wanderer.blogspot.com/2021/10/las-tres-iglesias-s-pedro-santiago-y-s.html
Por otra parte tampoco el Oriente se libra de la culpa y con muchas contradicciones amén de otros problemillas poco sabidos en Occidente: influencia soterrada del calvinosmo, etnicismo, cesaropapismo, etc. Soloviov lo denunció valientemente.
De Juan XXII se podría hablar mucho, desde el problemita de la visión beatífica, y ya con los franciscanos del problemón (con más profundidad de lo que parece el tema) de la pobreza apostólica, el joaquinismo de los fraticelli y con las peleas Papado-Imperio y en las cuales se metió de hoz y coz Ockham como buen franciscano que era hasta declarar al propio Papa hereje por no hablar de la lucha entre las escuelas en la cual no era manco el doctor invencible. Una servidumbre pero es necesario el pensamiento de escuela porque la ciencia no sólo avanza con genios sino necesita tradiciones, continuidad, academias y maestros que vayan recogiendo el saber como hormigas. En España sufrimos esta falta de escuelas que de algo de coherencia, como ya vieron Platón, Aristoteles, Epicuro, los cínicos y estoicos.
También Francisco ha canonizado a S. Enrique Newman y ya veo lleno al Vaticano de newmaniacos: Sólo hay uno y es Ratzinger... El tomismo se opacó entre los siglos XIV y XVI frente a los moderni por muchos ditirambos de Juan XXII. Quitando a Cayetano, Capreolo y Gil de Roma (y este con pegas), no hay mucho mientras el nominalismo dominaba todas las universidades germánicas, inglesas, la Sorbona y muchas del resto con sus propias cátedras específicas (incluida Alcalá y Salamanca).
Suarez contaminó el tomismo al mezclar este con elementos sueltos de otras escuelas como el escotismo en sus Diputaciones por no ser un buen filósofo metafísico. Quien mezcla lejía y amoniaco se puede afixiar...
Yo prefiero ni perseguir ni serlo. De todas maneras el ser perseguido no da la razón al perseguido ni se la quita al perseguidor sino que depende del caso. Cristo fue crucificado con un asesino impenitente y perseguir a los malhechores es un deber de cualquier buen gobernante como S. Luis, S. Fernando y S. Esteban.
El famoso "Roma locuta..." lo escribió San Agustín tras la condena de Pelagio por parte del Papa Inocencio I.
ResponderEliminarLástima que luego llegara otro Papa, Zósimo, que decidiera rehabilitar al hereje. Y si no es porque los obispos del norte de África insistieron en el tema, rehabilitado habría quedado.
En conclusión, "Roma locuta sí, pero vaya usted a saber lo de "causa finita". Según y cómo.
Y no hace falta ir tan lejos. Ahí tenemos el "Roma locuta" de Ordinatio sacerdotalis. Se lo pasan por el forro cardenales y obispos.
El Papa Zósimo confirmó las condenas de Inocencio I contra el pelagianismo tras revisar el caso y asegurarse que las enseñanzas heréticas eran de Pelagio y de Celestio. Las tesis pelagianas estaban condenadas definitivamente pero no estaba claro que fueran lo que sostenían ambos personajes (paso lo mismo pero mucho más alambicado con los jansenistas). Hilaban muy fino, como para dar lecciones a los orientales y el sexo de los ángeles en Constantinopla. Ahora bien, todos acudían a Roma a dar la vara con el Papa y esto en el siglo V...
EliminarEn lo demás, el baile de la yenca.
El artículo está muy bueno. Dice muchas cosas que se vienen diciendo en este blog desde el comienzo (me acuerdo el despiole que se armó con lo de la estampita de Pío Nono). Pero me parece que al hablar de "ultramontanismo" sin más exite el peligro de confundirse con lo que la historiografía secular el siglo XIX llama ultramontanismo, que es otra cosa de tinte político, donde caen cardenales tan distintos como un Newman* o un Pie. No sé cuál pero que habría que encontrar otra denominación distinta.
ResponderEliminar[*A modo de ejemplo de aquello a lo que me refiero, recuerdo cuando Newman viajó a Italia y no quiso desembarcar en un puerto donde ondeaba la tricolor.]
Con motivo del comentario de Raúl 5 de abril de 2022, 16:31 y lo que leo.
ResponderEliminarEntiendo que Raúl hizo de buena fe su advertencia, al Anónimo del 5-4- 13:22.
Sin embargo, ¿por qué no tomarlo de otra manera?. ¿Por qué no considerar que a alguien ya no le importe todo esto, entendiendo el “todo esto” este tipo de reiteradas discusiones intelectuales?. ¿A qué nos llevan las mismas?. Podría agregar mis propias respuestas a tal pregunta; sin embargo, no podría acertar en lo que moviliza a cada uno de los autores o comentaristas del blog.
Si la historia revela lo obrado, relevantemente, por hombres y sociedades, bueno es conocerla, estudiarla y enseñarla. Es innegable.
Ahora bien: ¿en el estado actual de la Iglesia Católica y de cada uno de sus integrantes, cualquiera sea la condición, cargo o jerarquía del mismo, qué nos aporta?. ¿No se corre el riesgo de caer en fariseísmo?. ¿Qué Papa será lo suficientemente santo, bueno, inteligente y/o idóneo como para conformarnos?. ¿No se oculta en todo esto parte de la apostasía ó, al menos, la confusión general que se vive en estos tiempos?.
¿Cree alguno de ustedes que, al menos en nuestro país, esto es preocupación de alguien?. ¿Cuántos son los obispos, sacerdotes y demás consagrados, ocupados en predicar –con su palabra y ejemplo- el mensaje evangélico?. ¿Cuántos están preparados para ello?. ¿Cuántos sacerdotes o consagrados están acompañados para ello?
No soy ejemplo de nada y para nadie. Pero, me temo que no se comprende la realidad que se vive y todo queda reducido a discusiones de círculo cerrado.
Recapacitemos. Es fácil concordar con los que piensan igual a nosotros; con los que nos ratifican ideas o creencias, con quienes integran nuestro círculo social elegido. Lo difícil es mantener la fe; y, además, ayudar a otros a sostenerla, más cuando lo que angustia nos es ajeno, ó sólo lo vemos en los medios de comunicación.-
Que la benevolencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, nos partícipe de la inteligencia, como de un amor puro; ablande nuestros corazones endurecidos, quite nuestras arrogancias y resentimientos; y, nos conceda –a cada uno- lo que cada uno pueda necesitar para su auténtica renovación y reconciliación, en Cristo Jesús, por su Pasión, Muerte y Resurrección.-
Que Dios bendiga a todos; y, a mí no me desampare.-
Otro Raúl.-
"Otro Raúl", responderé como mejor me salga a sus preguntas, hayan sido estas retóricas o no.
EliminarLa verdad aporta siempre, es la luz del intelecto y el fin más alto del hombre. Toda verdad, cualquier verdad, de cualquier cosa, siempre aporta. Aporta verdad.
El fariseísmo viene cuando no se anda en la verdad. En la Verdad. Los fariseos fabrican una "verdad" a su medida, naturalmente todos pecamos de esto de una manera u otra, la diferencia es que algunos tratamos de combatir nuestras falsas verdades y otros se instalan en ellas e incluso las imponen a los demás.
Ningún Papa será "suficientemente santo, bueno, inteligente y/o idóneo como para conformarnos"... pero no es por ahí el asunto. No se trata de que nos conforme a nosotros, sino que nosotros intentamos entender cómo estaría Dios conforme, por decirlo así.
Nuestro país, y todos los países, andan tan mal como andan, precisamente porque la verdad interesa a pocos.