sábado, 30 de abril de 2022

Por una libertad católica… en la Iglesia católica

 


por el P. Claude Barthe



El actual pontificado, con su hinchazón, bien puede constituir, si no la fase terminal de la era post-Vaticano II, al menos la proximidad de su fin. Siempre y cuando haya hombres de la Iglesia que tengan la determinación necesaria para dar vuelta la página.

No cabe duda de que hoy nos encontramos en un ambiente de pre-cónclave. [1] Esto no significa que los cardenales electores tengan que reunirse mañana en la Capilla Sixtina. Pero cuando llegue el día en que se reúnan las Congregaciones Generales preparatorias, podemos esperar que se haga una evaluación sincera, que abra el camino a un valiente examen de conciencia. En su defecto, podemos esperar que se adopte una especie de realismo escénico, en virtud del cual se deje vivir y desarrollar a las fuerzas católicas que aún existen.


El contexto pesimista

Ya hemos tenido ocasión de constatar que entre los más altos prelados, no sólo los del ala conservadora, sino también una parte de la de los diversos movimientos progresistas, existe ahora una conciencia muy viva y pesimista de la secularización, considerada como fatal. La situación de la Iglesia, especialmente en Occidente, revela una reducción tal del número de fieles y de sacerdotes que se está volviendo casi invisible en algunos países. Esto ha ocasionado que se den cuenta de que todas las soluciones intentadas desde el Concilio han fracasado una tras otra: reformas a ultranza con el Papa Montini, intentos de “restauración” con Juan Pablo II y Benedicto XVI, reactivación de un conciliarismo desenfrenado con Francisco. Es fácil ver que el ecumenismo y el diálogo interreligioso del Vaticano II han contribuido a la devaluación de la misión. Sin embargo, nadie se atreve a decir abiertamente que las orientaciones de ese concilio que saltó todas las normas — a-normativo — tienen una gran parte de culpa en la catástrofe que vemos hoy. Es cierto que sólo los más ideologizados de los bergoglianos, como los jesuitas que trabajan actualmente en la preparación del Sínodo de los Sínodos, consideran que hay que ir más allá y que, además, la secularización es una “oportunidad”.

Muchos altos prelados están hoy desestabilizados por las palabras de mando contra el “clericalismo”, palabras de mando que son devastadoras para las vocaciones que quedan y que van seguidas de visitas canónicas, luego de sanciones contra las comunidades “clericales”, seminarios, diócesis, que pueden tener debilidades, pero que siguen beneficiándose de un cierto reclutamiento. También están muy perturbados por las delirantes propuestas del Camino Sinodal Alemán, con la que la asamblea del Sínodo Romano sobre la sinodalidad probablemente se comprometerá en un mecanismo probado de negociación-capitulación, haciendo propuestas que no alcanzan las propuestas alemanas pero que tendrán el valor de facto de un cheque en blanco y de no condena.

Por ello, no es difícil prever que, cuando se reúnan las Congregaciones Generales, dominen las críticas abiertas o tenues al caos actual, incluso entre los prelados progresistas: un gobierno extremadamente autoritario y escasamente sinodal, decisiones zigzagueantes, una reforma ilegible de la Curia, un fracaso estrepitoso de la diplomacia con China y una situación financiera especialmente preocupante (véanse los detalles bien informados del memorándum citado en la nota 1). En cuanto a la crítica doctrinal de los conservadores, será escuchada no sólo en lo que respecta al hiato entre la enseñanza bergogliana y la anterior (no la anterior al Concilio, sino la de los anteriores papas postconciliares): Amoris letitia que contradice a Familiaris consortio, Traditionis custodes que reescribe Summorum Pontificum, pero también sobre la síntesis teológica de las exhortaciones y encíclicas del pontificado.


¿Las fuerzas que actúan?

Todo el mundo constata que el Colegio Cardenalicio ha sido renovado en gran parte durante este pontificado con un número récord de creaciones y que se ha impedido a sus miembros reunirse, discutir y opinar libremente en los consistorios. Las predicciones sobre el peso de las tendencias en el Sacro Colegio son, por tanto, más inciertas que nunca, incluso si se asume que la mayoría es claramente progresista. Es probable que los nombramientos en el próximo consistorio traten de inclinar la balanza aún más en esta dirección.

Pero, ¿quién saldrá de esa tendencia? ¿A favor de quién votarán finalmente los cardenales Parolin, Marx y Becciu? El cardenal Tagle, de 66 años, Prefecto de Propaganda, que se ha beneficiado del apoyo inquebrantable de los jesuitas, parece demasiado cercano a Francisco y no muestra mucha profundidad teológica. El punto débil del cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, además de ser muy joven (63 años), es que es jesuita. Sandro Magister, que actualmente redobla su actividad, le ha llamado “Francisco-bis”[2], un término amargo en el contexto actual. De hecho, sus posibilidades, si es que las tiene, residen en el tipo de moderación algo ingenua con la que modera su heterodoxia: está a favor de los sacerdotes casados, pero “a largo plazo”; no está a favor de las mujeres sacerdotes, pero les confiaría gustosamente cargos de autoridad y la homilía en las celebraciones; cree que “las posiciones de la Iglesia sobre la pecaminosidad de las relaciones homosexuales son erróneas”, mientras rechaza las bendiciones de los “matrimonios” homosexuales, no tiene ningún problema con que los protestantes se acerquen a comulgar en la misa, pero se horrorizó cuando asistió a una Cena Protestante y vio que después se tiraba el pan y el vino porque cree en la Presencia Real (¿entre los protestantes?).

En el lado conservador, parece bastante improbable, al menos en esta fase, que un candidato (Robert Sarah, o con una base más amplia Peter Erdö, de 69 años, arzobispo de Budapest), pueda reunir 2/3 de los votos. Pero la contribución conservadora será necesaria para la elección de un candidato transaccional, de la izquierda liberal, que necesariamente tendrá que escuchar sus deseos. Podemos mencionar, pero sólo para dar una especie de esbozo de un candidato realista y tranquilizador, a Jean-Pierre Ricard, antiguo arzobispo de Burdeos, de 77 años, de un redondo progresismo liberal. Tal y como están las cosas, Matteo Zuppi, de 66 años, arzobispo de Bolonia, apoyado por el muy poderoso grupo de presión de Sant'Egidio, cumpliría las condiciones. ¿Podría haber otros?


Por una libertad católica... en la Iglesia católica

En el siglo XIX se produjo la siguiente situación paradójica en el sistema político francés: los más firmes partidarios de la Restauración monárquica, enemigos en principio de las libertades modernas que trajo la Revolución, abogaban sin embargo constantemente por la libertad. En definitiva, exigieron, no sin riesgo, que se les dejara espacio para vivir y expresarse: libertad de prensa, libertad de enseñanza (pero no aprovecharon las oportunidades que este espacio les brindaba para dar un giro al orden de las cosas).

En igualdad de condiciones está el sistema eclesial del siglo XXI... Desde el punto de vista católico, la perspectiva que hay que perseguir es, a la larga, la de una “restauración” más profunda que la buscada por Joseph Ratzinger/Benedicto XVI: un retorno, para reactivar una misión activa, a un magisterio de plena autoridad, separando en nombre de Cristo lo verdadero de lo falso en todas las cuestiones controvertidas de moral familiar, ecumenismo, etc. Porque es devastador para la visibilidad de la Iglesia que ya no sepamos dónde está el exterior y dónde el interior de una Iglesia minada por un cisma latente, o más bien sumergida por una especie de neocatolicismo sin dogma.

Pero, de forma más inmediata, parece que lo único que se puede conseguir es que se afloje el despotismo ideológico —no sólo el conciliar del actual pontificado— sino el más profundo que pesa sobre la Iglesia desde que se le impuso una forma blanda de creer y rezar. Es un despotismo que hace que, en nombre de la “comunión”, haya que someterse más o menos a un Concilio y a una reforma litúrgica que se plantean una especie de nuevas Tablas de la Ley.

El camino a seguir sería que un pontificado de transición diera plena libertad a todas las fuerzas vivas de la Iglesia. Si observamos el panorama francés, que puede servir de analogía para el análisis en toda la Iglesia, el catolicismo que hoy “funciona”, es decir, que llena las iglesias de fieles, sobre todo de jóvenes, de familias numerosas, que produce vocaciones sacerdotales y religiosas, que provoca conversiones, se puede resumir en dos grandes áreas. Por un lado, está lo que podría llamarse el nuevo conservadurismo, con la comunidad del Emmanuel, la comunidad de Saint-Martin (100 seminaristas en la actualidad, es decir, más que todos los seminarios diocesanos franceses juntos), la Comunidad de San Juan y los florecientes monasterios de religiosos y religiosas contemplativos. En otras partes del mundo, habrá comunidades religiosas, diócesis vigorosas, algunos seminarios. Y por otro lado, el mundo tradicionalista, con sus dos componentes, uno “oficial” y otro lefebvrista, sus lugares de culto (unos 450 en Francia), sus escuelas, sus seminarios (en 2020, el 15% de los sacerdotes franceses ordenados pertenecían a comunidades tradicionales). Se objetará que un “laissez faire, laisser passer”, aunque sea a favor de lo que produce los frutos de la misión, también está lleno de riesgos de deriva. Por lo tanto, sólo es deseable mientras permanezcamos en zonas magistrales grises e inciertas.

Sin embargo, todos son conscientes, ya sea porque lo desean o porque lo temen (cf. las motivaciones de Traditionis custodes), de que es en el mundo tradicional, por su peso simbólico, donde esta plena libertad para vivir y crecer puede dar más posibilidades de ayudar a los prelados que se decidan a “dar la vuelta a la tortilla”.


Fuente: Res Novae - Perspectives Romaine 



[1] Ver el memorandum publicado por Sandro Magister: http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2022/03/15/entre-los-cardenales-circula-un-memorando-sobre-el-proximo-conclave-aqui-esta/

[2] Si el cónclave quiere otro Francisco, aquí está el programa: http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2022/02/10/si-el-conclave-quiere-un-segundo-francisco-aqui-esta-el-nombre-y-el-programa/

24 comentarios:

  1. Lo que me molesta de este tipo de análisis es que hacen aparecer a la Iglesia como un cuerpo político más que se rige por reglas de tipo humana, sin considerar que al final, sea para bien o para mal, es la mano de Dios quien directamente está detrás de estas designaciones. En definitiva son análisis que no importan en lo más mínimo para el devenir de la Iglesia.

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    1. Está difícil conciliar una tesis así con la libertad humana y con la bondad divina. Si Dios designa directamente, ¿por qué manda Papas malos? Si Dios es la Bondad, no tiene por qué recurrir a este tipo de desastres para lograr el bien.
      No amigo, Dios no quiere el mal, y si bien tiene un plan y da las gracias para que se cumplan, el Hombre puede con su libertad hacer otra cosa (o "hacer la nada"), por ejemplo, elegir mal al Papa.
      Si fuera consecuente con esa postura, tampoco debería responder a este blog quejándose, puesto que es el plan de Dios que el wander y compañeros pongan estas opiniones tan molestas y que no importan.

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    2. Es que los que más critican la mundanidad de la Iglesia, representan ellos mismos tal mundanidad.

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    3. Tan sencillo como que la Iglesia debe de dejar de "dialogar" con el mundo, y volver a "enseñar" al mundo, o mejor, a "catequizar" al mundo, que es la misión con la que Cristo la fundó, y para la que le dotó con sabiduría divina, que nunca podrá venir de los hombres. Y si no la cumple, sobre su existencia.
      Todo lo demás son zarandajas y cortinas de humo para intentar disimular la rendición y el mercadeo con el Enemigo.

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  2. A mí me gustaría Coutts, el paquistaní; tiene una edad más que adecuada, es un hombre preparado sobradamente, es asiático sin ser "joven" como Tagle y hay muchos cardenales asiáticos que podrían votarle y no es antitradi como lo son Francisco y los suyos.

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    1. a juzgar por sus acciones concretas, es difícil decir que francisco es "anti tradi"

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  3. GASTÓN: Creo que como siempre es interesantísimo lo que escribe el Abbé Barthe. Sólo echo en falta al menos alguna alusión a la persecución de los cristianos en el mundo -sólo en Nigeria van por 3.000 los asesinados- y la posible relación de este "levantarse la veda" con la eliminación de estructuras tales como los estados confesionales, precisamente como aplicación del Concilio. No lo digo como crítica porque entiendo que dadas las dimensiones del artículo no se puede pedir más de lo mucho que ya da Barthe. Sólo como un modesto complemento al artículo. Porque la situación actual del cristianismo en el gran parte del mundo actual es extremadamente dramática. Y olvidada desde las instancias oficiales.

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  4. El problema que yo veo es que ese tipo de "pontificado de transición" ya se probó y se agotó con Benedicto XVI.
    Y antes, porque si no me equivoco, Juan XXIII era considerado un "Papa de transición" cuando asumió... y ya vemos lo que trajo al mundo.
    Personalmente creo que la estructura temporal actual de la Iglesia debe caer por su propio peso, esa superestructura que es hoy el principal impedimento al Evangelio.

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  5. Newmantino.
    Gracias de nuevo Wanderer.
    Conciliar la gracia y la libertad es la clave. Cuando nos ponemos "borricos", Dios tiene una paciencia infinita con nosotros. Cuando Isrrael quiere Reyes en vez de Jueces, Dios les advierte de las desventajas o males que puede acarrear, pero a pesar de ello se lo concede y hay tenemos a Saúl, David y Salomón, y la promesa del Mesías de la casa de David su siervo.
    Penitencia, penitencia, penitencia, usemos nuestra libertad para que Dios nos dé santos a la altura de las circunstancias y todas las gentes conozcan la Buena Nueva y todos los que crean se salven, no por su capacidad de conocimiento sino por su fe, contemos con nuestra Madre.

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  6. Muy lúcido el diagnóstico del P. Barthe sobre la crisis actual de la Iglesia. Después de enumerar los peligros que van desde las herejías que propone el camino sinodal alemán hasta el choque frontal de Amoris Laetitia que contradice a Familiaris Consortio y Traditionis Custodes a Summorum Pontificum, cree que "la solución sería una restauración más profunda que la de Benedicto XVI pues debería separar, en nombre de Cristo, lo verdadero de lo falso en todas las cuestiones controvertidas de moral familiar, ecumenismo, etc., porque es desvastador para la visibilidad de la Iglesia que ya no sepamos dónde está el exterior y dónde el interior de una Iglesia minada por un cisma latente o más bien sumergida por una especie de catolicismo sin dogma".
    Hasta ahí el diagnóstico me parece brillante, pero creo que Barthe se equivoca cuando dice que como de forma inmediata eso no se puede lograr, "el mejor camino a seguir sería un pontificado de transición".
    Desgraciadamente, creo que ya no hay tiempo para una transición, la crisis terminal es tan profunda que el cisma alemán será inevitable y desbordará todos los cauces. Es más, el Sínodo de los Sínodos previsto para el año que viene donde seguramente nos espera lo peor, tal vez llegará tarde porque antes la guerra de Ucrania podría traer nuevos dolores nunca antes conocidos por la Iglesia.
    Cada vez hay más indicios de que la guerra se extenderá a otros países porque Biden no le da respiro a Putin asediándolo con sanciones económicas cada vez más duras que buscan llevar a Rusia al default, y si fuera posible, a una guerra civil.
    Si a lo dicho le sumamos que según los diarios ingleses Putin tiene cáncer y debe ser operado, de ser cierto mucho me temo que antes de perder la guerra el ruso no tendrá ningún problema en incendiar Europa y también el mundo si fuera necesario. Ya debe estar mascullando como si fuera una maldición: "si no gano esta guerra me los llevo a todos al infierno".
    Vale recordar que ni bien iniciado su pontificado Francisco anunció con bombos y platillos que ahora la Iglesia se dedicaría a la alta política. Lo quiero ver ahora, más vale que ponga las barbas en remojo porque en cualquier momento puede tener los tanques rusos en las puertas del Vaticano. Debería saber que hay varias profecías que hablan de eso.

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    1. Estimado Fuenteovejuna.
      El problema de Rusia no son las ridículas sanciones de Biden, Putin ya tomó medidas y está a buen recaudo. Al contrario, USA se pegó un tiro en el pie, destrozando la confianza en el dólar yankee, que no podrá recuperar.
      No, el problema son las amenazas y bravuconadas de otros países lacayos de la OTAN, como Polonia, por ejemplo. Rusia advirtió que no se metan, o empleará armas nucleares. Es decir, la OTAN está forzando a Rusia a una escalada en la guerra (y, claro, USA aprovecha para disimular sus problemas económicos con la guerra, la vieja confiable).

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    2. Estimado Andreas
      No dudo que las causas que llevaron a la guerra pueden ser las que usted menciona, pero lo terrible será su desenlace, porque si Putin ataca a Polonia o algún otro país miembro de la OTAN, Estados Unidos y sus socios se verán ante la disyuntiva de hierro de atacar a Rusia y desatar el infierno de la III Guerra Mundial.
      Es extraño, al menos para nosotros que observamos como testigos mudos, que sabiendo tanto Putin como Biden que una guerra nuclear puede causar tres mil millones de muertos o más, sean capaces de apretar el botón rojo al precio de que en pocos minutos puedan desaparecer Nueva York y Moscú.
      Dicen que la confianza mata al hombre, no encuentro otra explicación -salvo que esta sea la hora del castigo de Dios para que se cumplan todas las profecías- para entender por qué dos hombres soberbios pueden tener en sus manos el destino de la humanidad.
      No hay duda que estamos a las puertas de grandes acontecimientos nunca antes vistos ni en la Iglesia ni en el mundo. ¿Habrá llegado el momento de levantar nuestras cabezas porque nuestra liberación está cerca? No lo sabemos, lo que sí sabemos es que de lo malo Dios siempre saca lo bueno.

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    3. Al fin un comentario serio. Se ve que Fuente nunca dejo de mirar las profecías, cosa que dejaron de hacer muchos otros y por eso no entienden nada de nada. Como dice Fuenteovejuna vamos a ver (estamos viendo) acontecimientos catastróficos. Sea quien sea Putin, creo que será el "azote de Dios" que destruirá Babilonia/Occidente. Ahora, si nos apoyamos en las profecías, será la Bestia la que destruya Babilona/La Gran Ramera, por lo que eso me hace desconfiar de la "bondad" de Putin/Rusia.
      En fin, creo que la guerra va a escalar próximamente a Guerra Nuclear, dado que a Putin lo van a arrinconar hasta que no le quede otra que apretar el "botón rojo".
      "Cosas veredes Sancho que no crederes"

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    4. Muchas cosas increíbles se revelan con este artículo y los comentarios subsiguientes.
      Lo primero, que todavía haya quienes piensen que de esta situación, humanamente hablando, la Iglesia o el mundo pueden salir por sí mismos, cónclave de por medio: el diablo va por todo y ha puesto a jugar a todos sus peones, especialmente los eclesiásticos. El bien, o ha desaparecido o está arrinconado, inclusive allí donde debería seder.
      Segundo, que hay quienes creen que yankilandia va a honrar su compromiso con la OTAN en cualquier caso, sin comprender que esta "organización" ha sido creada como el más fenomenal medio de sujeción, o subordinación, que ha lanzado EE.UU. para dominar el mundo atlántico, especialmente Europa mal llamada "occidental". Si no le ve una ganancia neta, los norteamericanos no se meterán en una eventual generalización de la guerra de Ucrania; la cual, dicho sea de paso, han fogoneado todo cuanto han podido para deteriorar la relación comercial de Rusia con la Europa mal llamada "occidental", que en estos años de Putin había crecido mucho. Nosotros, hace 40 años, ya vimos como los yankis "honraban" el TIAR, inventado por ellos, por supuesto, como herramienta de dominación de Ibero-américa, mientras prestaban esencial auxilio a su aliado extracontinental británico. Muchos pensaron y tuvieron la debilidad de decirlo, que EE.UU. prefería la OTAN al TIAR (v. gr. M. Grondona), pues puede ser que ahora, prefiera el dólar a la alianza militar con Europa. Si no paró a los rusos en 1943/45, en que pudo hacerlo ¿por qué lo haría ahora...?
      En fin, que estos lúgubres tiempos desencadenan los más impensables razonamientos y revelan las más descabelladas creencias, como lo que aquel chusco criticaba diciendo que «—¡Se le está incendiando la casa, y se pone a pensar de qué color va a pintar el ropero...!»
      Norberto

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    5. Aclaro que yo no tengo ningún aprecio personal por Putin, ni soy "prorruso" en ese sentido.
      Sí creo (contra la lamentable oposición de muchos católicos tradicionalistas, especialmente en USA, incluso grandes intelectuales que en esto pecan de americanismo) que Mons. Viganò tiene un punto cuando sugiere la posbilidad de que Putin y Rusia estén actuando como el katejón, en esta concreta circunstancia.
      Ciertamente tampoco creo que sean Biden y Putin los que lleven la batuta en los acontecimientos. Está claro que hay una presencia oculta, como siempre, detrás de estas cosas. Biden es un viejo chocho, es evidente que no gobierna su país. Y Putin sabemos todos que no es trigo limpio.
      En fin, que concuerdo en que estamos presenciando cosas inéditas.
      Pienso en este momento en la disyuntiva (que Castellani trae a colación cuando habla del tema) de si la "guerra de los continentes" se llevará a cabo o no, y qué papel tendrá en ella el Anticristo: si liderará genialmente el bando ganador, o genialmente detendrá la guerra y será por eso adorado por el mundo.

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    6. A mis queridos proputinianos del otro lado del charco, les aconsejaría que se estudiasen un poco más profundamente el nacionalismo ruso, la base ideológica sobre la que Putin y su mafia han adocenado a la mayoría de los rusos (y que ya tiene sus dos buenos siglos). Les daré una pista: para los nacionalistas rusos, los católicos somos unos herejes a los que Dios castigó con la pérdida de la primera Roma.Y la ira de Dios está reservada a nosotros por nuestras desviaciones doctrinales. Y los rusos encantados de ejercer de espada divina. No por ser malos católicos, sino por serlo a secas.
      No lean tanta propaganda marxista camuflada (que no es menos nociva que la angloyanqui), y empleen el sentido común: los pocos países más o menos coherentemente católicos que quedan en Europa son Polonia, Eslovaquia o Lituania.¿Con quién están en esta guerra?¿Quienes son las víctimas católicas de esta guerra? los greco-católicos ucranianos. Blanco y en botella, como dicen los castizos.

      Por lo demás, está guerra no pasará del verano. Rusia está muy cerca del colapso militar y económico, a pesar de las bravatas del Kremlin. El ejército ucraniano está recibiendo 30.000 millones de dólares en material militar moderno del tío Sam. En cuanto lo hayan puesto sobre el terreno, el corrupto e ineficaz ejército ruso comenzará a perder el poco terreno ganado, y Putin sufrirá algún tipo de enfermedad grave que excusará a su entorno para apartarle del mando y firmar una paz como sea (eso si no le dan el pasaporte).

      No habrá botón nuclear. Eso no depende de un sólo hombre, y los militares rusos no están tan locos ni son tan ignorantes como la camarilla mafiosa que desangra al país mientras le pone a la gente himnos patrióticos y toda clase de basura supremacista. Si Rusia tirase una sola bomba nuclear, no habrá tercera guerra mundial, sino que el resto del mundo la regresaría a la edad de piedra. Nadie quiere una guerra nuclear ahora. Ni Occidente, ni China (que tiene sus propios planes), ni la India, ni los petrojeques... mucho menos para satisfacer la megalomanía de un orate como Putin.

      Rusia ya ha perdido la guerra, sólo hace falta que lo admita. Mientras pueda mandar paletos de minorías étnicas montados en chatarra postsoviética a morir en el frente, aguantarán un poco más, pero ya no mucho. China va a recoger los restos mortales del cadáver ruso que habrá ejecutado el narcisista Vladimirovich.

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    7. Estimado, tiene ud quizás razón en la primera parte. Aunque no estoy seguro. Rusia y Putin son, para mi, un enigma.
      En lo que se equivoca, me parece, es en la ultima parte. Aquí no esta en juego solo Rusia. Estamos hablando de un choque de civilizaciones. O de continentes para ser mas exactos. Aquí esta en juego de que lado queda el NOM, si de Oriente u Occidente. La guerra de Ucrania es solo una excusa. Tanto Chinos como Rusos saben que no hay salida convencional. Son "ellos o nosotros". Y aquí es donde entra la posibilidad de una guerra total de exterminio. Nuclear sin duda.
      Por otra parte, le sugiero que tenga a mano siempre el libro del "Apocalipsis" y la interpretación del Padre Castellani. Que para eso fue escrito, no para adornar las bibliotecas.

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    8. nachet
      No sé qué canal está viendo.
      Pero mejor se busca otra fuente de información.

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    9. Estimado, le agradezco el consejo, releo el Apocalipsis con frecuencia. Es probablemente mi libro favorito después de los Evangelios. Siempre he soñado con ser uno de esos dos testigos que en el capítulo once envía Dios a la Ciudad Santa que ha caído en la abominación de los gentiles.
      No hay choque de continentes porque China no es aliada de Rusia. Es socia estratégica, pero China tiene su propia agenda, con un presidente que quiere convertirse en señor celestial comunista. Sus tiempos son otros, y sabe que no estará a punto para disputarle a los anglosajones la preeminencia mundial hasta dentro de una década o, más probablemente, dos. Y el chino es bastante más listo que el ruso. Por eso está de perfil en todo esto, porque no quiere hacer seguidismo de Washington, pero no quiere perder los clientes occidentales, de los que depende su riqueza y prosperidad.
      La invasión de Ucrania ha sido un paso en falso de Putin, convencido de que le saldría gratis. Una metedura de pata que no sabe como resolver.
      A Rusia le ha ido bien durante 70 años amenazando con lanzar los misiles nucleares, básicamente porque no tiene otro argumento: su economía tenía el mismo peso mundial que la de Italia... antes de la invasión y las sanciones. A finales de año probablemente no superará el PIB de España. La industria rusa importa todos los componentes de alta tecnología de occidente... incluyendo la industria militar. Es de locos que se enfrente a una guerra comercial con su principal proveedor de tecnología y su principal cliente de materias primas.
      Lo único que le salvaba era el tamaño y fama de su ejército, y ambas cosas se están disolviendo rápidamente en el barro de la rasputitsa ucrania.
      A estas alturas, todo el mundo diplomático internacional sabe que si a Rusia le aguantas el farol de las nucleares, detrás no hay nada.
      Le podrán valer las bravatas con los chechenos o los georgianos, que son cuatro gatos, pero occidente unido es un gigante al lado del enano ruso.
      Hay que mirar al cielo, pero con los pies en la tierra. Y antes de lanzarse ansiosamente a pedir que se cumpla el Apocalipsis de una vez (que eso ya lo dispondrá el Omnipotente), observar también a los hombres del mundo, que no en vano se nos pidió que también fuésemos astutos como palomas: a Rusia no la gobierna el partido comunista (que tampoco hubiese lanzado una guerra nuclear), ni hombres inflamados de amor patrio y odio al occidente degenerado, sino una casta de mafiosos amigos, beneficiarios, sostenedores y cortesanos de Putin, cuyo objetivo en la vida es seguir acumulando capital, viajando en jets privados, disfrutando de sus villas en el lago Como, la costa Azul y Marbella, y pegándose la vida padre a base de robar a los rusos. Lo de "ellos o nosotros" no está en su agenda, que consiste básicamente en "nosotros, y luego nosotros". El martirio no está hecho para esta gente.
      Estos no lanzan una guerra nuclear ni locos. Tal vez a Putin se le pasase por la cabeza, porque su carrera política está acabada y puede enfrentar un proceso penal si pierde la guerra, que la va a perder, pero los de alrededor no le dejarán. Aman mucho su pellejo.
      Si tira una bomba, los gringos les dejan el país hecho una alfombra. Por muy mal que nos caigan, los yanquis tienen el ejército más serio del mundo, y aunque no son infalibles (ahí está Afganistán), sin duda tienen calculadas muchísimas variables (cosa que el alto mando ruso, queda claro que no).

      Si llega el Apocalipsis, que nos pille evangelizando.

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    10. Lo del mundo tradicionalista proputin, con todo afecto, me parece que consiste básicamente en una gran proyección sobre el personaje, que no es sino un autócrata mediocre, astuto sólo para conjuras y control de la información (su carrera fue de espía), como gran adversario de todo aquello que odiamos de la cultura occidental. En eso coincidimos con los marxista (mire usted por donde) que le apoyan, no por sus ideas políticas, que son de un nacionalismo grotesco y trasnochado, sino por fastidiar a las democracias liberales.
      Occidente es el monstruo que nació de la Cristiandad para devorarla. Pero es hijo de ella, y aún en sus peores características, el hijo desnaturalizado no deja de mostrar de dónde viene. Los católicos, en vez de andar nombrando nuevo Carlomagno al primer orate que desafía a los poderes del NOM, lo que tenemos que hacer es arremangarnos y trabajar por recuperar la cultura católica, revivificar la fe, practicar y enseñar las virtudes cristianas, y recatolizar lo que una vez fue católico y nadie dice que no pueda volver a serlo. Con ayuda de Dios.
      Sabiendo que sembraremos para que otros cosechen, y que no veremos los frutos, aún que probablemente sufriremos persecución. Pero eso es lo que Dios quiere de nosotros ahora. Es más cómodo seguir al mesías terreno de turno, o pasárnosla criticando todo el día a este papa que nos ha caído encima, pero nuestra misión no es esa.
      Estos son los tiempos que nos ha asignado Dios, y si nos ha encargado una tarea, con seguridad nos proveerá de los medios para llevarla a cabo.

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    11. Nachet, demasiada informacion (desinformacion) lo esta confundiendo. Veremos

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  7. Poli está en la cuerda floja, se han destapado operaciones sospechosas en Buenos Aires y empieza a estar cuestionado, de hecho el papa se reúne con él mañana; no les extrañe si acaba renunciando porque Francisco estaría muy descontento.

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  8. Wanderer, hablé con usted en la publicación anterior -estuve pensando ciertamente si publicar esto en ese post pero decidí hacerlo aquí- y discutimos sobre la posición de Francisco sobre la misa tradicional. Yo mantengo que es radicalmente contrario al tradicionalismo y le voy a poner otro ejemplo y usted puede darme su opinión
    https://www.catholicnewsagency.com/news/251127/pope-francis-narrows-choice-for-next-leader-of-italy-s-catholic-bishops
    Zuppii iba a ser nuevo presidente de la CEI y puede quedarse sin él por su posición favorable y permisiva en su archidiócesis para con la misa tradicional; ¿por qué tendría que ser así si al Papa no le importan las cuestiones litúrgicas siendo este señor totalmente de su línea en otros aspectos como buen miembro de la Comunidad de San Egdio?

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    1. Estimado anónimo, no estoy de acuerdo con usted en este punto. Admitir que el cardenal Zuppi no llegaría a la presidencia de la CEI por sus simpatías hacia la misa tradicional es suponer que este tema, la liturgia tradicional, tiene alguna centralidad o gravitación en las altas esferas eclesiásticas. Es un argumento autoreferencial. La realidad es que no existimos; somos apenas un puñado de locos que a nadie le interesan demasiado y que no tenemos ninguna capacidad de inclinar la balanza hacia un lado o hacia el otro.

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