La semana pasada, Mons. Víctor Fernández, arzobispo de La Plata y regalón del papa Francisco, escribió una nueva columna de opinión en el diario La Nación sobre la cuestión del lenguaje inclusivo. Hay que decir que, visto el protagonista, la nota está bastante bien o, mejor dicho, podría haber sido mucho peor.
Lo que se echa en falta es rigor y profundidad en sus argumentos y en su sintaxis. Es un texto básico y chirle, y asombra que provenga de la pluma de quien fuera rector de la Universidad Católica Argentina, y uno de los inspiradores y amanuenses más reconocidos del presente pontificado.
Al respecto de la columna archiepiscopal, me interesa hacer algunas puntualizaciones:
1. Dejo a los estudiosos de la lengua explicar porqué no es necesario hablar de “todos y todas”. Me parece una ofensa a la inteligencia de las mujeres pensar, como hace Mons. Fernández, que como las mujeres “tienen exactamente la misma dignidad y los mismos derechos que los varones”, una palabrita añadida en cada frase las va a “visibilizar” y devolver la dignidad perdida. Pretender que todo se resuelve con una cuestión de vocabulario es ingenuo e ideológico. No me imagino yo que Isabel la Católica, Leonor de Aquitania, Macacha Güemes o Juana Azurduy estuvieran muy invisibilizadas que digamos y que, si así lo hubiera sido, se conformaran con una palabrita añadida.
2. Continúa el arzobispo platense afirmando que “ya los dos Papas anteriores han usado normalmente la expresión ‘fratelli e sorelle’”. Es verdad y está muy bien pero, si lo que Mons. Fernández quería era presentar una Iglesia acorde al espíritu de los tiempos, más le valiera haber apelado a argumentos de mayor contundencia. En efecto, la liturgia católica, tanto latina como bizantina, usaba y aún usa el “lenguaje inclusivo”. El Canon Romano, en el original latino que el prelado previsiblemente nunca habrá rezado en su vida, dice en los dos mementos (de vivos y muertos): Memento Domine famulorum famularumque tuarum (“Acuérdate Señor de tus siervos y de tus siervas…”); varios misales medievales presentan está fórmula: Orate fratres et sorores ut sacrificium… (“Orad hermanos y hermanas para que este sacrificio…”); o bien, en el Confiteor dice: Confiteor... et vobis fratres et sorores; y lo mismo ocurre con la absolución posterior del sacerdote; las letanías de todos los Santos culminan con Omnes sacti et sanctae Dei, intercedite pro nobis ("Todos los santos y santas de Dios, interceded por nosotros"); uno de los himnos de la liturgia pascual más conocidos comienza así: O filii et filiae, Rex coelestis… (“Oh hijos e hijas, el Rey celestial…”). Y en la liturgia bizantina, nada menos que la anáfora termina con estas palabras: ῏εν πρώτοις μνήσθητι, Κύριε,... καὶ πάντων καὶ πασῶν ("En primer lugar, acuérdate, Señor, ... y de todos y de todas").
Ha venido a ser, entonces, que el denostado misal de San Pío V está, en algunos aspectos, mucho más acorde con los gustos modernos que el misal de Pablo VI.
3. Sigue diciendo Mons. Fernández que “el llamado lenguaje ‘inclusivo’ solo puede generar escozor en algunos puristas de la lengua”. Una vez más, se le ve la pata a la sota; el resentimiento profundo que habita el corazón de este hombre —y el de su valedor—, que lo lleva a odiar a todo lo que percibe como elitista, es decir, superior a la media, sea en el ámbito que sea. Así como está la elite de los puristas de la lengua, está la elite de los puristas de la liturgia y la elite de los puristas de la teología. Lo ideal es el medio, o lo mediocre. Es en ese ámbito donde se siente cómodo.
Para entender esta particular y peligrosa psicología de Tucho y de Bergoglio, recomiendo la lectura de El resentimiento en la moral, de Max Scheler y, espigando entre sus páginas, ofrezco este espécimen muy ilustrativo del caso que tratamos:
El “apóstata” es un hombre cuya vida espiritual no radica en el contenido positivo de su nueva fe y en la realización de los fines correspondientes a ella, sino que vive solamente en lucha contra la antigua y para su negación. La afirmación del nuevo ideario no tiene lugar en él por este ideario mismo, sino que es sólo una continua cadena de venganzas contra su pasado espiritual, que le mantiene de hecho en sus redes y frente al cual la nueva doctrina hace el papel de un posible punto de referencia para negar o rechazar lo antiguo.
Y si alguien quiere profundizar aún más en el tema, recomiendo La envidia igualitaria, de Gonzalo Fernández de la Mora (Planeta, Buenos Aires, 1984).
4. En el último párrafo dice Mons. Fernández: “Cada uno habla como quiere y la evolución del lenguaje no se controla”. Y tiene toda la razón, y no hace falta que nos vengan a explicar a los argentinos que el lenguaje es un fenómeno social vivo: eliminamos el tú y el vosotros, y los sustituimos con el vos y el ustedes, y modificamos todos los verbos de la segunda persona tanto del singular como del plural. Pero no advierte el obispo que estos cambios y evoluciones del lenguaje se dan naturalmente en la sociedad, y nunca son impuestos por alguna elite. En el caso nuestro, no fue la Primera Junta de Gobierno o la Junta Grande la que dictaminó que, para diferenciarnos del opresor español, en las Provincias Unidas del Río de la Plata se iba a hablar el castellano con otra modalidad. Por eso, pretender y conceder que porque a algunos iluminados se les ocurra que para visibilizar a las mujeres hay que hablar de “nosotros y nosotras”, es absurdo: el cambio no prenderá en nuestra lengua porque una de las normas que la rige es la de la economía.
5. Finaliza Mons. Fernández su columna diciendo: “Pero destrozar el idioma y pretender que todos se sometan a una determinada ideología solo podrá ser contraproducente”. Y no podemos estar más de acuerdo con él. Sin embargo, sorprende que sea Su Excelencia Reverendísima quien exprese tal preocupación por el cuidado del lenguaje y plantee temores por su destrozo, toda vez que fue él mismo quien, siendo aún rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina, estampó en papel ( en la revista Vida pastoral, de Ediciones Paulinas) estas castizas palabras: “No jodan. Por favor, los que queremos estar con la gente no dejemos de reconocer los valores que encarna este papa Francisco. […] Hoy estos valores no son tan frecuentes. Dejémonos de joder. Podemos detenernos a encontrar el pelo en la leche, y lo vamos a encontrar. […] Las últimas declaraciones de Jalics, junto a la opinión de gente de izquierda con buena información, […] muestran que Bergoglio no cagó a nadie,…”.
Oh, por Dios! Y es arzobispo?
ResponderEliminarMe niego rotundamente a creer que Monseñor Fernàndez se exprese de esa forma tan ordinaria. Me parece que hay muy mala intenciòn porque ademàs se ve claramente la línea negativa de todo el artìculo.
Eliminar"¿asombra que provenga de la pluma de quien fuera rector de la Universidad Católica Argentina?"
ResponderEliminarNo se asombre tanto, porque eso indica que ahí hay gato encerrado. A sabiendas y con malicia.
Algo déja vue, porque es la misma técnica que los mismos, que nos creen idiotas, utilizaron con los documentos auténticos del Concilio y modificarlos a conveniencia con los documentos que los desarrollan, para luego decir de su impostura:
"Lo ha votado el Concilio".
Así ese documento pontificio, que dice que no es magisterial, será utilizado por estos tramposos para estirarlo como un chewing gum mascado e intentarnos engañar como si fuéramos idiotas...
"lo ha dicho un Papa", tendrán el descaro de decir..."¡y arrupista s.j.!"
Sí, el pachamanero y su cabal s.j. no dan puntada sin hilo.
Lo que uno y otros no entienden es que no estamos en los años 70 para que nos sigan engañando como a niños con el montinismo-bugninismo.
El evidente fracaso de esa estafa impide que esas corrientes político-ideológicas sean ni siquiera contempladas.
Sí; esos textos sin rigor y sin profundidad que cada uno puede interpretar como quiere y, con ello, pacificar su conciencia, son una carga de profundidad.
Excelente artículo. El final es desopilante. Realmente es un intelectual de fuste como ya lo demostrara en su obra sobre el beso. Jajaja
ResponderEliminarSí, también Castellani en Psicología Humana define el resentimiento: “Pero su remedio específico es la generosidad. Y su definición es: una especie de rencor abstracto y generalizado, una herida de injusticia que se vuelve úlcera; y la úlcera, tumor; y el tumor, septicemia y aun cáncer”
ResponderEliminarMons. Fernández escapa de la psicología profunda, viendo la expresión final sobre el Papa. Creo que sus intenciones están acordes con la tendencia progresista de atacar el conservadurismo, de llevarlo a aceptar por cuestiones de gusto la convivencia con malas costumbres. Y aun es ambiguo si no agregara: dejar morir al hombre nuevo, el evangelio invertido. Declaraciones mediáticas. Igual Wanderer es medio tramposo, porque plantea el lenguaje inclusivo como “un algo” posiblemente tradicional, mientras Mons Fernández utiliza un “lenguaje castizo” con la intención contraria. En ese sentido parece un resentido.
Castellani:
“¡Siempre amigos, don nación! - No se me vaya enojao.
Si en algo va resentido, - ¡Hábleme po'l'alambrao!”
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EliminarYo creo que el peligro del lenguaje inclusivo es muchísimo más grave de lo que plantea Monseñor Tucho Fernández.
ResponderEliminarLa prueba está justamente en ese lunfardo que utilizó -siendo aún rector de la UCA- en el escrito publicado en la revista Vida Pastoral tratando de defender a Bergoglio.
Habría que recordar que el lunfardo nació entre las clases bajas como un escape para que no fuera comprendido por la gente decente. Así fue como empezó a hacerse popular a principios del siglo XX entre los delincuentes, en general de ascendencia italiana y con palabras derivadas del italiano, no con el objeto de atacar la pureza del idioma castellano ni mucho menos buscando que fuera hablado por todos, al contrario, lo que se buscaba era conformar un ghetto donde por razones de seguridad sólo pudieran tener acceso a él los iniciados.
Poco después el lunfardo también prendió entre los compadritos orilleros que frecuentaban las milongas de tango.
Lejos de todo eso, el lenguaje inclusivo es una iniciativa de gente instruida, universitaria, por lo general sociólogos degenerados -muchos de ellos miembros de la comunidad LGBT- que con toda premeditación y alevosía pretenden imponerlo a las grandes masas a fin de provocar un profundo cambio cultural que permita acabar con los valores cristianos sobre los cuales se fundó la familia formada por un hombre y una mujer con su prole como célula básica de la sociedad.
No hay duda que estamos ante un plan demoníaco gestado en el infierno, una nueva herramienta de combate que se suma a las del aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual, la transexualidad y la ESI para el triunfo de la ideología de género cuyo objetivo final es la demolición de la Iglesia católica, último baluarte a derribar antes del tendido de la alfombra roja que pronto pisará el Anticristo cuando se presente aclamado por el mundo.
Tucho lo sabe pero no lo dice, por eso este artículo light publicado en La Nación, puro gatopardismo para la gilada buscando cambiar algo para que todo siga siempre igual.
No entiendo como le dan tanta importancia al grupito "colectivo verde", no incluyen a los sordomudos pidiendo enseñar lenguaje de señas, o que haya cartas de menú en braile por ejemplo en restaurant, etc, incluir para ellos sólo es lo relativo a ese invento que llaman "género", solo eso. No incluyen enseñando a pensar, para que cada individuo pueda elegir su mejor modo de vida, el desarrollo de su persona. Y lo más triste es que veo una sociedad muy silenciosa, inactiva, nos están metiendo a los gays, la ideología de género, la sexualización precoz etc y no veo haya mucha presión desde el clero ni social contra eso.
ResponderEliminarExcelentísimo Osculario:
ResponderEliminarEixenlo ver mugieres e varones
Burgueses e burguesas por las finiestras son
Plorando de los ojos, tanto avién el dolor
De las sus bocas todos dizían una razón:
¡Dios, qué buen Vassallo, si oviesse buen señor!
Por cierto, el alemán es una lengua bastante simple (gramaticalmente hablando, si se compara con el ático o incluso con el francés). Lo difícil es, cómo en todos los casos, memorizar el vocabulario.
(Y los neologismos de los "filósofos" alemanes, que cada uno necesita inventarse nuevas palabras para dar la sensación de estar diciendo algo interesante)
Hay un tema a observar y es que Tucho ha largado ésto en ocasión de que el pelado Larreta prohibió el lenguaje inclusivo en escuelas. Como siempre perfectamente sincronizado con el poder.
ResponderEliminarY por cierto, puedo equivocarme, pero me parece oler movida judicial para imponer dicho lenguaje en escuelas. Ya han iniciado amparo colectivo contra la medida, según el diario de ésta mañana y el juez ha "pedido opiniones" de los interesados para resolver el expediente. Ya me parece adivinar quiénes van a expresarlas. Ya huelo un nuevo fallo F.A.L. pero ésta vez para meter el inclusivo. Habría que ver qué hace el episcopado en ese caso.
Buen análisis, W. Gracias
ResponderEliminarNo se como pudo llegar a Cura este payaso.
ResponderEliminarSin despreciar al autor del post, lo mejor es la foto que lo ilustra. Ese "arzobispo" es una babosa feminoide. Si hasta es menos desagradable en su versión feminizada. Todo dicho.
ResponderEliminarPrimero se claudica en el lenguaje, y luego en los hechos. Obligar al otro a discutir la realidad en tus términos es tener media batalla ganada porque, como diría Humpty Dumpty a Alicia, tu eres el que manda.
ResponderEliminar"Cuando yo uso una palabra –insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso– quiere decir lo que yo quiero que diga…, ni más ni menos.–La cuestión –insistió Alicia– es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
–La cuestión –zanjó Humpty Dumpty– es saber quién es el que manda…, eso es todo.
Con estas cosas se entiende porque tardaron tanto el dar el placer en Roma para hacerlo rector de la Uca, le valió al prefecto ser efectuado y a el el episcopado y ahora ser parte de educación católica.... y su cardenalato como forma de mostrar wl poder. Todo gracias a la llegada de Bergoglio a la sede petrina
ResponderEliminarOff topic. Denuncian un nuevo caso de heteropraxis movimentaria en un instituto de la iglesia. Ya saben: abuso de autoridad y de conciencia, desorbitación de la obediencia, culto a la personalidad del líder, confusión de ambos fueros, opacidad, secretismo, invasión de la intimidad, corporativismo sectario, sañuda persecución de disidentes y de ex miembros... Pero esta vez no son conservadores sino tradis.
ResponderEliminarYa sospechaba yo que era demasiado lujo el que ostentan los superiores del ICRSS.
Eliminar¡Maldición! Qué cantidad de sinvergüenzas arruinan la causa tradicionalista con sus macaneos.
EXCLUSIVA: Se dice que San Rafael conocerá su nuevo obispo antes de que termine el mes de junio.
ResponderEliminarEl pais mas poblado del mundo es China. Pero no sólo allí se habla chino. También se ha extendido por países limitrofes y zonas de influencia. Pues bien: el chino no tiene género ni número, ni utiliza artículos, ni conguja verbos. Me gustaría saber qué piensan al respecto todos los ideológos de esa jerga llamada ampulosamente "lenguaje inclusivo". Y qué diantre harán para "liberar" a los chinos oprimidos por su idioma. No es un tema menor atento la importancia geopolítica de China. Miguel Grosso.
ResponderEliminarEl japonés es igual, y estimo que el coreano y toda esa familia de idiomas, lo mismo.
EliminarYo también me pregunto cómo diantres se podría meter ahí "lenguaje inclusivo".
Pero es que esto es un problema del Occidente post-cristiano (o anti-cristiano, mejor dicho). A los orientales los tiene en general sin cuidado, como no sea como estrategia de marketing hacia los occidentales.