por Eck
“¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?
Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo”
(Mt. II, 2-3)
Contestó Jesús: “Tú lo dices: Yo soy rey.
Yo para esto nací y para esto vine al mundo, a fin de dar testimonio a la verdad.
Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”
(Jn XVIII, 37)
Introducción
A veces un pequeña tesela descubre un mundo mágico y perdido de la historia y a veces un pequeño pasaje, breve, humilde, anodino, nos desvela toda un alma, entera, completa. La mayor parte de las veces ni el interesado sabe que lo que ha dicho o escrito le retrata con una fuerza muy singular y enterizo, como ese trazo de pincel en una obra maestra que es lo más sencillo que existe y, sin embargo, sin él no podríamos ver al gran pintor que hay detrás ni su gran obra. Con el difunto Benedicto me pasó al leer esta centella de su pensamiento:
El segundo grupo que llega a Belén, según el Evangelio según S. Mateo, son los sabios de Oriente. Es significativo. Los humildes les preceden, pero los sabios no están excluidos. Ellos poseen una sabiduría auténtica, verdadera, que abre a las personas a Cristo.
(J. Ratzinger, Dios y el mundo, una conversación con Peter Seewald)
Repare el lector en la negrilla y hágase una pregunta: ¿Por qué iban a estar los sabios excluidos de ir a adorar a Nuestro Señor en su cuna? ¿Acaso no recriminó Jesucristo a los presuntos sabios de su tiempo que, mientras la reina de Saba fue a ver a Salomón por su sabiduría, Él, que era mayor, era dehechado por ellos (Mt. XIV, 42)? Quizás tenía en mente la siguiente perícopa evangélica: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mantenido estas cosas escondidas a los sabios ya los prudentes, y las has revelado a los pequeños. (Lc. X, 21) y temía que no se le revelase el Señor. Temor infundado, ya que dijo el Salvador que quien es de la verdad escucha Su voz, pero que revela una humildad, muy rara en los hombres de inteligencia. Aquí tenemos al verdadero Benedicto XVI, a Joseph Alois Ratzinger con sus anhelos y miedos, con sus aciertos y errores y, sobre todo, con su búsqueda del Señor.
Benedicto, el cuarto rey mago
En nuestra Fe hay una larga cadena de buscadores de la Verdad, desde S. John Henry Newman hasta S. Justino Martir, de S. Agustín de Hipona a G.K. Chesterton. Todos tienen en los tres Reyes Magos a sus primeros antecesores. Después de ellos, cientos de miles siguieron sus pasos de la oscuridad a la luz, del error a la verdad iluminados por la estrella de la esperanza y siguiendo el recorrido del Sol, imagen de Cristo, que alumbra a todo hombre.
Es significativo que el evangelista Mateo coloque la llegada de los sabios después de los pastores, que tienen la prerrogativa de la adoración. Todavía hoy hay que agacharse para entrar en la Santa Cueva donde tuvo comienzo la redención, donde se dio a luz a la Verdad, y es que en el fondo la sabiduría y la humildad son lo mismo pues, como decía Santa Teresa, “humildad es andar en verdad”. El Altísimo se revela a los humildes y a los sabios y acepta sus dones que se convertirán en fuentes de salvación para todas las gentes, pues Él da el ciento por uno. El pan y el vino se transformarán en Su Cuerpo y Su Sangre, sacrificadas para la salvación de todos los hombres mientras que el Oro, el Incienso y la Mirra se volverán en instrumentos del rescate de la humanidad del pecado, la muerte y el mal. Altos designios de Dios que usa los dones de sus criaturas como instrumentos de Su salvación haciéndoles colaboradores de su bondad.
Ratzinger buscó la verdad a lo largo de toda su vida guiado por la estrella de la Fe y con la humildad de todo verdadero sabio que sabe como S. Agustín, tan querido por él, que nos es imposible entender a Dios y el mundo con nuestra limitada mente a pesar de nuestros anhelos de infinitud, heraldos del amor de Dios; y que sabe como Santo Tomás de Aquino, que ni en mil vidas podríamos conocer del todo la esencia de la más pequeña de las criaturas. Como todo sabio, sabía que el Hacedor quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad y que ésta tiene como columna soportante a Su Iglesia. Así, como los reyes magos y los pastores emprendió los caminos en pos del encuentro con el Niño Dios por los terrenos de la teología, el servicio a la Iglesia y la contemplación. Imagen de la peregrinación que todos debemos comenzar, llevando los dones de nuestra vida, pocos y muchos, que, ofrecidos al Altísimo con humildad, Éste los convertirá en fuente de vida y salud para todos. Un muchacho dio un poco de pan y unos peces con generosidad y confianza (¿No era absurdo dar eso con la pretensión de alimentar a las multitudes?) y Nuestro Señor dio de comer a miles de personas obrando el milagro. De esta manera obra el Redentor en quien es generoso y esta lleno de esperanza.
Pero el camino hacía Dios atraviesa desiertos y quebradas, ríos salvajes y mares profundos, bosques y selvas, valles luminosos y sombríos. El error está siempre al acecho, sus zarzas nos hieren con sus pinchos, nos dañan los pies con sus guijarros y azotan a los que desbrozan los senderos como le pasó a Orígenes, muy admirado por Ratzinger, que abrió nuevas vías para la teología por donde recorrieron su camino los Padres griegos y latinos. De aquí los errores, las perplejidades y los resabios de herejías de su obra y que por honradez no debemos ocultar. Muchos creen que el modernismo y las otras hierbas erróneas se atajan con un par de anatemas, cuatro citas de manual, mucho agere contra y el uso del Santo Oficio a los recalcitrantes. Están muy equivocados. No actuaron así ni los Padres ni los santos teólogos del pasado ni inteligencias tan agudas como Leonardo Castellani o Louis Bouyer. No debemos ocultar ni engañarnos, el error y la mentira se basan en la verdad, son su corrupción, como lo hace la falsa moneda en la verdadera. Atacar a Benedicto y acusarle de modernista por decir que la Ilustración y la Modernidad contienen una parte de verdad pues esto es igual que atacar a San Pablo como paganizante y sincretista por afirmar que los atenienes adoraban a Dios sin saber quien era Él. A la inteligencia se la combate con la razón y no con la fuerza, puesto que en este campo para vencer hay que convencer y hay verdades encarceladas por el modernismos que necesitan ser liberadas. No hay otra, se tiene que ir a la raíz y tomar como norma el consejo de San Pablo: examinadlo todo y quedaos con lo bueno, no vaya a ser que al echar lo erróneo expulsemos lo acertado. No es casualidad que “sabio” provenga del verbo saber y este tenga tanto en latín como en español dos sentidos: conocer y probar. El sabio era el que probaba los alimentos poniéndose en peligro para saber cual era venenoso y cual era comestible aumentando la lista de recursos de su pueblo.
Los Herodes y los falsos sabios del siglo XX
Como los Reyes Magos acudieron en defensa de la verdad a las potestades de la tierra, a los gobernadores e intelectuales porque si verdaderamente eran reyes y sabios, serían los primeros en tener interés de encontrar y adorar a la fuente de su autoridad, de los buenos consejos y del bien común. En nuestros días son las ideologías actuales quienes piensan y son la democracia, el dinero, los partidos y demás hierbas quienes gobiernan los pueblos.
El encuentro entre los magos y el rey Herodes se reprodujo durante el pontificado de Benedicto con su encuentro con la Modernidad. ¿No son sus discursos intentos de que estos reyes y gobernadores de la tierra acudan a adorar a Áquel que les entregó el cetro; no son sus obras intentos de que los entendidos encontrasen a la Sabiduría, base de su saber tomándoles la palabra de lo que dicen representar?
Sin embargo, los poderes de este mundo no podían reconocer a una autoridad superior. Nuestras democracias totalitarias, nuestras plutocracias dictatoriales y nuestras oligarquías tiránicas no pueden soportar que Cristo sea Rey y que Sus leyes sean base de toda sociedad justa aunque su realeza sea la del primer servidor, su trono sea una cuna y su corona una de espinas. Así mismo, nuestros intelectuales no pueden soportar que su ciencia sea sombra e imagen desvaída de la verdadera Sabiduría, no pueden aguantar que la Verdad sea Cristo, que sea señora, eterna, personal e inamovible y que ilumine a todos los hombres en vez de vil sierva de sus mentes e intereses, puta de su poder y su dinero, sayona de sus crímenes y de sus mandaderos.
Consultaron sus libros, que claramente señalaban que el centro del todo era Cristo pero no siguieron a los magos sino que acudieron a Herodes, rey de este mundo, y planearon la persecución a muerte porque nada asusta más a un usurpador que encontrarse con el legítimo monarca. Benedicto mostró donde estaba el verdadero frente de batalla de los poderes de este mundo: las almas y pagó duro tributo: Porque amé la verdad y odié la mentira, muero en es destierro...
La verdadera Epifanía
Quizás la gran renuncia fuera similar a la decisión de los reyes magos de apartarse de Herodes por otros caminos, una inspiración de lo Alto. No lo sabemos y tampoco sabremos hasta el día del Juicio si fue un instrumento de la Providencia para fines más altos y buenos y de cuantos males nos ha evitado esa vida oculta y orante. En cambio, sí podemos aventurar que Benedicto ha llegado a la epifanía, a ver el rostro de Cristo y a entregar su don. Sus últimas palabra, Jesus, Ich liebe dich (Jesus, te amo) sean auténticas o no ponen broche final a una vida. Esas palabras son dignas de una madre, de un niño, de esos humildes pastores que acudieron a la llamada del ángel y viendo al santo Niño entre pajas. No, del Portal no están excluidos los sabios puesto que la máxima sabiduría es la de hacerse como un niño y finalmente...
La ciencia más acabada
es que el hombre en gracia acabe,
pues al fin de la jornada
aquel que se salva, sabe
y el que no, no sabe nada.
Como pequeño regalo de Reyes damos un enlace con una entrevista inédita a Ratzinger, publicada en uno de los mejores blog sobre lo político que existen:
Donde dice "a la inteligencia se la combate con la razon" probablememte quiso decir "al error se lo combate con la razon (y agrego: iluminada por la fe)".
ResponderEliminarMuy bueno el artículo. Sin duda que es interesante y llena de matices la vida de Benedicto, con sus cales y sus arenas. Sin embargo, no sé si es del todo justo o prudente ensalsar en demasía la figura de Benedicto. Quizás será porque hay tan poco que lo suyo resalta . O quizás una afección muy particular del autor del blog hace que muchas de sus últimas entradas sean relacionadas al personaje de marras. En fin, coincido con que hay que quedarse con lo bueno y rezar por el alma de un Papa al que le tocó una época por demás dura y peligrosa .
ResponderEliminarA pesar de sus sombras, que las tiene, el papa Benedicto es un ejemplo para seguir en su búsqueda de la verdad. Es un S. Agustín, no en balde el propio Ratzinger era agustiniano, hecho que ha llevado a muchos a la incompresión de su lenguaje, pues tuvo una evolución de un progresismo de su juventud a la enseñanza de su pontificado aunque aún tuviera algún resabio pasado pero hasta el de Hipona en su vejez tuvo huellas de su maniqueismo juvenil.
EliminarYo, personalmente, le tengo que agradecer mucho tanto en el terreno intelectual como por su Summorum, el acto más revolucionario del papado en mil años y por paradoja es una recuperación de la Tradición y el carisma auténtico del papado. Creo que el homenaje a una persona sabia y bondadosa era debido, ya habrá tiempo de estudiar las fallas y errores y sus por qués.
Comparto una hipótesis personal sobre los magos, que de paso noto eran astronomos/astrologos, no reyes.
ResponderEliminarA mi juicio es probable que el estado epistémico de los magos (en cuanto al conocimiento de Dios accesible a traves de la razon) cuando observaron el signo astronómico que los motivó a viajar a Judea era altamente defectuoso. Por ejemplo, es probable que en ese momento eran politeistas y que habian interpretado que el signo astronomico observado era la causa (y no un simple mensajero) de que un dios (y no EL Dios) se habia encarnado en Judea.
Si así fue, quien condujo a los Magos al conocimiento de la Verdad fue la Virgen María, quien realizó hacia ellos la misión de enseñar de la Iglesia, lo cual es lógico porque María es tipo de la Iglesia, no en el sentido de prefiguracion como lo era el pueblo de Israel sino en el sentido de plena realizacion de la realidad tipificada. Parafraseando Gal 3,24-25, el fenomeno astronómico habia sido sólo su "paidagogos" hasta Cristo, el esclavo que escoltaba un niño hasta la escuela pero no le enseñaba.
(Como punto adicional, opino que el hacerles ver la correcta relacion de causalidad entre el nacimiento y el signo astronomico fue ayudado por la relacion temporal entre ellos, con el signo ocurriendo notablemente despues del nacimiento.)
Los magos eran una de las clases altas de la antigua Persia, procedente de principes y reyes locales y con gran poder político por lo que la tradición de los reyes magos en el fondo acierto más de lo que parecía. Por otro lado eran sacerdotes de Zoroastro, monoteistas y que esperaban un mesías que acabase con la lucha entre el bien y el mal con la victoria del primero.
EliminarSu opinión sobre el papel de la astrologia como pedagogo se acerca a la interpretación de algunos padres griegos de la Iglesia como S. Gregorio Nacianceno (Poem. Dogm. V., 55-64). La creación procede de la palabra de Dios y cuando aparece la propia Palabra de Dios enmudece.
No se bien porqué pero el "Jesus, Ich liebe dich" de Ratzinger lo encuentro relacionado con Juan 21:16
ResponderEliminarBien visto, no había caído en la cuenta. Es uno de los pasajes más hermosos del Evangelio y una de las mayores muestras de la misericordia y delicadeza de Dios frente a nuestros pecados y traiciones como las negaciones de S. Pedro.
EliminarNo funciona el enlace incluido en el post para ir a la entrevista de 1998. El enlace correcto es: https://lopolitico.es/seminario/aunque-con-gran-pesar-por-la-muerte-del-ultimo-gran-intelectual-de-la-iglesia/
ResponderEliminarParece que el problema de la url publicada está en el signo que separa las palabras «gran intelectual».
Si los reyes magos interpretan un fenómeno astronómico como la futura venida del Mesías, entonces es astrología judiciaria, la ciencia de los caldeos. Además, debían de conocer las profecías del Mesías judío y cómo conectar las profecías con la astronomía (implica matemática y registros milenarios) y la astrología. Astrología, Astronomía y Biblia... Enigmático...
ResponderEliminarTal como se describe en los evangelios la estrella de los magos, no se trata en absoluto de un mero fenómeno astronómico, por mas que esa hipótesis se haya popularizado hasta hacerse casi universal. De hecho no se ve como una simple estrella o conjunción astronómica podría hacer lo que dice el evangelio de Lucas: " la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño." Lo del cometa o la conjunción de Júpiter y Saturno que muchos indican es una racionalización que no acaba de encajar bien con lo que narra el evangelio.
ResponderEliminarDice Eck : "No actuaron así ni los Padres ni los santos teólogos del pasado ni inteligencias tan agudas como Leonardo Castellani o Louis Bouyer. No debemos ocultar ni engañarnos, el error y la mentira se basan en la verdad, son su corrupción, como lo hace la falsa moneda en la verdadera. Atacar a Benedicto y acusarle de modernista por decir que la Ilustración y la Modernidad contienen una parte de verdad pues esto es igual que atacar a San Pablo como paganizante y sincretista por afirmar que los atenienes adoraban a Dios sin saber quien era Él."...///////
ResponderEliminarEXCELENTE!! Lo que yo veo es que muchas veces juzgan así por ignorancia. Actúan como los niños cuando ven una película y no pueden discernir, entonces preguntan: "Quién es el malo?". -Ese. - Ah, bien . Entonces hay que darle a Ese todo el tiempo. No importa que haga algo bueno alguna vez.
O sea, infantiles.
Por lo demás, extraordinario artículo.
ResponderEliminarBrillante Eck, que lindo escribe Ud. Es un placer leerlo, tan sensato, tan equilibrado, tan sapiencial. Chapeau!
ResponderEliminarUno es como q se queda silencioso, tan redondeados sus pareceres, nada por agregar.
Juancho.
Es un texto espiritual. Para meditar en el tránsito tremendo que estamos viviendo aquellos que por gracia de Dios nos gozamos y sufrimos en Cristo y Su Iglesia.
ResponderEliminarEsta debería haber sido la homilía de la misa exequial del 5 de enero
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