En varias ocasiones hemos tratado en este blog un tema acuciante: el de los sacerdotes. Los católicos sabemos que sin sacerdotes se acaba la religión y, peor aún, con sacerdotes que pasan por católicos pero que no lo son, también se acaba la religión pero sin que seamos conscientes de ello. Creeremos seguir siendo católicos y recibiendo los sacramentos cuando en realidad, habremos comenzado a pertenecer a una secta más o menos cristiana que, aunque los pretenda, no tiene sacramentos.
Si desglosamos el problema, nos enfrentamos en primer lugar con la formación sacerdotal, cuando esta es posible. Lo cierto es que los seminarios diocesanos están vacíos y, cuando tienen habitantes, buena parte de ellos suelen ser especímenes que no tiene nada que perder y la vida sacerdotal es la opción más cómoda, o la única opción que les queda en la vida. No digo yo que esto siempre esté mal, pero la mayoría de las veces es algo muy peligroso y suele terminar mal:ejemplos sobran.
Por otro lado, y perdida ya la fe católica en buena parte del episcopado, los seminarios y sus condiciones de ingreso se han tercerizado en especialistas en recursos humanos o en casting… Veamos dos ejemplos recientes. Este anuncio apareció en la web de una diócesis alemana: “¿Eres hombre, tienes al menos 20 años y buscas una formación que te garantice un contrato de trabajo indefinido? Entonces el anuncio de empleo actual de la diócesis de Dresde-Meißen podría ser de tu interés”. O bien, en la arquidiócesis de Madrid, con la gestión del nuevo arzobispo Cobo, los candidatos a ingresar al seminario deben atravesar un minucioso examen psicológico en el que una profesional, no necesariamente católica, les interroga acerca de sus hábitos sexuales presentes y pasados e, incluso, sobre la vida sexual de sus padres. Desconozco qué relevancia puede tener esta información para Su Eminencia.
La situación en las órdenes y congregaciones religiosas es mucho peor. Y creo no equivocarme si digo que muchas de ellas están ya desahuciadas. Veamos un ejemplo. La Orden de San Agustín tiene en España cuatrocientos frailes. Es un número que impresiona. Sin embargo, a poco de escarbar, se descubre que la inmensa mayoría de ellos son mayores o muy mayores. Es decir, cualquier joven que crea tener vocación para ingresar a esa orden benemérita, deberá saber que su vida estará dedicada a cuidar ancianos, en el mejor de los casos, o a administrar la ingente cantidad de colegios y bienes que poseen, en el peor. No tiene sentido la renuncia; se puede ser un muy buen enfermero o un muy buen contador sin hacerse fraile.
La situación actual de los sacerdotes, si pasamos al segundo nivel de desglose, es muy compleja. Buena parte de los sacerdotes jóvenes —y me refiero a los menores de cuarenta años poco más o menos— son de tendencia conservadora o tradicional. Hace poco se conoció un estudio realizado en los Estados Unidos y del cual resultaba que el 52% de los sacerdotes ordenados recientemente se consideraban “conservadores” o “muy conservadores”, el 44% “moderados”. Sólo el 4% era “progresista”. Probablemente en ese país los porcentajes sean un poco más elevados que en el resto del mundo, pero lo más lógico es que un sacerdote joven y normal sea conservador, ya que ningún joven va a ofrendar su vida a Dios para bendecir y alentar las mismas situaciones de pecado y mundanalidad de las que salió. El problema, que es gravísimo, surge con los obispos que no necesariamente son progresistas sino que son ignorantes e incapaces de gobernar siquiera una parroquia. Hace algunas semanas, en un sinceramiento fruto seguramente de su estupidez, un cardenal miembro del Dicasterio de los Obispos —es decir, los que deciden sobre el nombramiento de los obispos— admitió en una reunión pública que la directiva es no elegir obispos entre los sacerdotes que sean profesores universitarios o que tengan títulos académicos. Los obispos deben ser “pastores”, es decir, tener “olor a oveja”. Y así le va a la Iglesia cuando estos ejemplares se calzan la mitra. El problema no es su falta de titulaciones ni sus fragancias más o menos ovinas; el problema es la pasmosa modestia de entendimiento que suele caracterizarlos. Son incapaces no solamente de recitar el Padrenuestro en latín —muchos recordamos el lastimoso video de un primado haciendo pininos no ya para declinar la lengua latina, ¡sino para leerla!— sino de mantener una discusión medianamente seria sobre temas de su incumbencia. Quiero decir con esto que algún sacerdote joven y conservador, que comience a ser perseguido por su obispo como sucede habitualmente, no podrá defender su postura en un diálogo “franco y paternal” sencillamente porque su obispo no sabe los rudimentos de la teología y ni siquiera ha leído con comprensión lectora los documentos del Vaticano II. Se maneja con eslóganes y, sobre todo, por obediencia servil a quien le debe todo, es decir, a Francisco. Frente a una situación de mínima complejidad con sacerdotes conservadores, correrá a Roma a pedir instrucciones. Él es incapaz de tomar una decisión, y no por tímido, sino por inservible.
Es muy preocupante la situación de muchos y muy buenos sacerdotes católicos que están siendo perseguidos cada vez de un modo más cruel por sus obispos. Y esto se da en todas partes. Y lo que más preocupa y duele es que los obispos están jugando con la vida de personas jóvenes que se entregaron completa y generosamente a la Iglesia, y es la Iglesia la que a través de sus obispos los está golpeando permanentemente. ¿Cómo pueden hacer para mantenerse incólumes frente a las ocasiones y tentaciones permanentes que les ofrece el mundo? Lo que están haciendo los obispos, alentados por Roma, es criminal. Será este tema de un próximo post. Y, si lo vemos desde el punto de vista de los seglares, el problema es que nos quedaremos sin buenos curas o, al menos y en le mejor de los casos, nos quedaremos sin buenos curas en situación regular.
Si pasamos al último nivel de análisis, con respecto al futuro, el panorama es completamente desolador. Tomemos nuevamente el caso de Estados Unidos por el simple hecho que tiene estadísticas actualizadas. En 1970 había en ese país 59.200 sacerdotes y 53.000.000 de católicos; en la actualidad, hay 34.300 sacerdotes y 65.000.000 de católicos. Claramente, es cuestión de tiempo para que la Iglesia se queden con una dotación mínima de sacerdotes, totalmente insuficiente para atender a los fieles.
Frente a esto, hay dos factores a considerar. En primer lugar, que esta es una preocupación nuestra y de buena parte de los miembros de la Iglesia, pero no de todos. La verdad es que no sé hasta qué punto puede preocuparle a los obispos alemanes, por ejemplo, o al cardenal pornógrafo o a buena parte del clero, que los fieles se queden sin sacramentos y, sobre todo, sin misa. Como hemos dicho en otras ocasiones, ellos han perdido la fe católica y, consecuentemente, consideran que los sacramentos no son más que construcciones rituales surgidas de ciertos grupos sociales y que resultaron útiles para conservar la identidad del grupo y para el consuelo emocional de sus miembros. Seamos brutalmente honestos, ¿creerán efectivamente en la presencia real de Cristo en la eucaristía? ¿creerán realmente en que la absolución perdona los pecados? ¡Pero si no creen siquiera en el pecado! Para ellos —y estos “ellos” son los que tienen autoridad ahora en toda la Iglesia—, la falta de sacerdotes no es un problema. Los seglares podrán asumir fácilmente las funciones de coordinadores y animadores comunitarios, y los sacramentos podrán ser reemplazados por algún otro tipo de construcción ritual más adaptada a los tiempos que corren. ¿Exagero? Fíjense lo que pasó hace pocos días en Maldonado (Uruguay) y en la ermita de El Campillo (Madrid).
La opción más “conservadora”, paradojalmente, es la que prevé dos opciones. La primera, es “importar” sacerdotes desde zonas con abundancia de vocaciones, y hay una sola que es África. Y así, es habitual ver sacerdotes africanos sirviendo en iglesias europeas. Y no lo hacen mal. Es conocido que en París, por ejemplo, los africanos que están en el santuario de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa son buenos confesores, mejores incluso que muchos curas parisinos, que no son de lo peor de Francia. La cuestión es si serán suficiente y hasta cuándo los sacerdotes africanos conservarán la fe. El mal de la herejía modernista se extiende como una mancha de aceite y tarde o temprano llegará a todas partes.
La segunda opción “conservadora” es la ordenación de hombres casados que, aunque a muchos nos repugne, es preferible a la impía veleidad de ordenar mujeres. Pero, a mi entender, no es más que una fantasía. Habrán, seguramente, jóvenes que decidan optar por el sacerdocio siempre y cuando se les permita el matrimonio. El problema es si habrán jovencitas dispuestas a casarse con alguien cuyo medio de vida será el sacerdocio. Es lo que está ocurriendo actualmente en varios seminarios católicos de las iglesias orientales: hay seminaristas que han terminado sus estudios y no pueden ordenarse porque no consiguen novia… Y primero deben casarse para después recibir la ordenación sacerdotal. El mundo cambió, y las mujeres también. Ya no hay muchas que quieran ser “matushka”.
Podría optarse, claro, por ordenar “laicos comprometidos”, tal como hoy se los ordena como diáconos permanentes. La cuestión es que el sacerdocio les exigiría una dedicación a tiempo completo, y en muy pocos países los ingresos parroquiales les permitirían vivir y sostener a su familia que necesariamente sería numerosa (¿o el matrimonio sacerdotal practicaría la contracepción?). Se optaría, quizás, por ordenar a hombres ya mayores y jubilados, que no tuvieran apremios materiales. Pero no veo yo que la animación comunitaria, los campamentos con jóvenes y las peregrinaciones podrían ser sostenidas por señores que cargan ya varias décadas de vida sobre sus espaldas.
El panorama, como dije, es desolador. Y la esperanza, una vez más, está en los pequeños grupos que, en torno a la misa celebrada por aquellos apaleados sacerdotes fieles, resistan y conserven la fe hasta que el Señor se manifieste.
Según mi modesto entender, las nuevas vocaciones no son progresistas porque han nacido en medio de la persecución. Una persecución que, aunque aún no es cruenta en nuestros países, no deja de resultar opresora. Y, es bien sabido que la persecución es un gran medio para purificar la fe.
ResponderEliminarEn cuanto a la situación de la Iglesia, es insostenible, y especialmente cruda para los sacerdotes; que, habiendo aceptado la persecución del mundo, se encuentran con un clero cainita que destroza a los sacerdotes fieles en cuanto descubre en ellos un mínimo de fe católica.
El derrumbe de la estructura de la Iglesia terrena va a ser tremendo y repentino. ¡Ay de los que no se enteran de nada de lo que sucede! En pocos años viviremos una Iglesia muy diferente, sin sacerdotes animadores y con un clero sostenido directamente por pequeñas comunidades sufrientes.
Será bueno, si, será terrible, también. Al fin y al cabo pasaremos de una Iglesia muy tibia (palidecemos ante la fe de nuestros abuelos), a una Iglesia perseguida.
En fin en Babilonia nuestra fe será purificada.
Todo esto es absolutamente cierto. Pero este problema termina pronto. Ya que la Iglesia Catolica, bajo el control desquiciado de Bergoglio o el que siga cuando Bergoglio deje este mundo, comenzara a ordenar sacerdotisas.
ResponderEliminarAca se paga el precio, altisimo, de estar separados de los hermanos Ortodoxos, por cosas que se podrian zanjar y que no hacen a la esencia de Nuestra fe.
Muy larga una pelea de 1000 años, cuando tenemos un enemigo tan importante.
No creo, por ejemplo, que a ellos se les de por bendecir degenerados, ni por ungir sacerdotisas.
No sé que opinan los otros, pero afirmar que el Espíritu Santo proviene del Padre y del Hijo y no sólo del Padre no es tan poco importante. Cuidado porque si vamos negando verdad sí, verdad no por más o menos esencial terminamos negando la fé cualquier día de éstos.
EliminarEstimado anónimo:
EliminarSupongo que usted es ortodoxo, ningún católico diría que la crisis terminal que hoy vive la Iglesia es consecuencia de habernos separado de los ortodoxos.
En todo caso, la cosa es al revés -usted bien lo sabe- son los ortodoxos los que se separaron de Roma.
¿Acaso la Iglesia de Cristo no está donde está Pedro? Y si es así, ¿dónde está Pedro? Dio la casualidad que después de 2.000 años sus huesos fueron encontrados en Roma y justo debajo del altar mayor de la Basílica que lleva su nombre. Sin duda es una señal poderosa que nos está marcando que la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica.
Es cierto que hoy la pérdida de la fe presente en las más altas cumbres de la Iglesia nos llena de oprobio, pero estaba profetizado que así tenía que ocurrir. Lo dice bien claro San Pablo en la II a los Tesalonicenses: antes de la venida del Anticristo la noche de la apostasía caerá sobre la Iglesia.
No obstante, de eso no podemos deducir que la Iglesia de Cristo es la Ortodoxa, sería un grave error. La cosa es al revés, así como un día se fueron, los ortodoxos un día volverán. Lo repite el refranero popular: el que se fue sin que lo echen volverá sin que lo llamen. La Virgen de Fátima lo ha dicho categóricamente: Rusia se convertirá y esa conversión abrirá la puerta al Triunfo del Corazón Inmaculado de María.
Lo esperamos pronto amigo anónimo, la Iglesia de Cristo está en Roma, donde están los huesos de Pedro. No lo dude.
los catolicos dicen que fueron los ortodoxos quienes se separaron y los ortodoxos dicen que fueron los catolicos quienes se separaron. estamos todavia en la discusión de que fue primero la gallina o el huevo. por cierto, los ortodoxos nunca aceptaran el absolutismo papal ni mucho menos la infalibilidad papal, por ende hay que olvidarse que ellos «volverán» como si nada. y viendo el desastre de bergoglio, los ortodoxos se ratificaran en su rechazo al papado mismo. por ultimo, no pensemos en la fantasiosa conversión de rusia al catolicismo, sino mas bien pensemos en la conversión de este vaticano corrupto y hedonista donde el evangelio brilla por su ausencia.
Eliminarlos huesos de san pedro son absolutamente irrelevantes cuando en el vaticano hay una absoluta falta de fe e inmoralidad repulsiva, ejemplo de ello, la orgia gay con cocaina incluida del secretario del cardenal cocopalmerio, monseñor capozzi en uno de los apartamentos del vaticano.
EliminarCelebro que esta página sea leída con atención por tantos ortodoxos de aquí y tal vez de allende los mares. Pero por más que se afanen defienden una posición perdida. Durante mil años fueron católicos y fieles obedientes del Papa de Roma; un día pegaron el portazo y un día volverán, ya lo verán. Hablan mucho y con razón de la apostasía de Roma; los católicos también lo vemos, pero eso no amerita que la Iglesia de Cristo esté en Moscú o en Constantinopla. Nuestro Señor separó muy bien el mundo espiritual del mundo terrenal cuando mandó dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Sin embargo, en Rusia los capitostes de la Iglesia Ortodoxa casi siempre fueron fieles servidores del comunismo desde los tiempos oscuros de José Stalin. Hoy el Patriarca Kirill hace lo mismo, no sólo como férreo defensor de la guerra desatada por Putin en Ucrania, ¡también es su mentor espiritual! ¿Dónde quedó entonces la supremacía de lo espiritual sobre los temporal? ¿Qué dice Kirill y qué dicen ustedes de los crueles asesinatos de Navalny en un campo de concentración de Siberia y de otros rivales de Putin que sus sicarios ejecutan sin piedad en países extranjeros, como el reciente de Kuzminov, el aviador ruso desertor que había pedido asilo en España? ¿Esos asesinatos y los que vendrán son bendecidos por Kirill? Todo indica que sí. ¿Y qué dicen de estas cosas ustedes que tanto se ocupan en mirar la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el propio? Basta de venir a darnos consejos que para ustedes no tienen.
EliminarFuenteovejuna.
EliminarCon mucho respeto y comentandole que sienpre leo con atencion y me deja pensando con las cosas que escribe, que siempre son aportes valiosos. Debo decirle que para mi el arbol se conoce por los frutos y nuestros frutos hoy huelen a podrido a cuerpo muerto y en descomposicion.
Y aunqie los hermanos ortodoxos tengan errores de doctrina, (en mi opinion zanjables) tengo la imptesion que nosotros, aun con mejor doctrina, estamos haciendo demasiadas barbaridades.
Y seria bueno, que comenzaramos a pensar seriamente en volver a restablecer un puente y encontrarnos al fin con ellos.
Seguro Usted sabe que ellos no estan siendo asi de permeables como nosotros estamos siendo a cosas muy graves que van por completo contra el plan de Dios.
Y tienen muchos, muchissimo martires. Y esos Santos martirrs,son contemporaneos.
Un ejemplo es Pavel Florenski, torturado y encarcelado por los comunistas. Un verdadero prodigio de persona, un hombre de Dios.
Yo no soy Ortodoxo naci en el seno de una familia Catolica. Y he formado una familia que con fallas y aciertos, hemos podido asentar sobre bases de fe.
Años de matrimonio llevo y mis hijos son creyentes e incluso formados bastante bien. Y contemplan con la misma preocupacion que los mayores, lo que sucede en la Iglesia hoy dia.
Yo no me voy a hacer ortodoxo, pero veo que la Doctrina puede estar con nosotros mejor. Pero ellos van mas cerca de Dios, por mucho. Y tampoco pienso que ellos se alejaron.
Los motivos de la ruptura tienen culpas mutuas, deberiamos reconciliarnos, cuanto antes.
Y por ultimo, no me preocupa mucho donde esten los huesos de Pedro. Si adonde este soplando el Espiritu Santo y tratar de servir a Cristo hasta que el me mantenga con vida.Soy un pecador como cualquiera y un ignorante, pero quiero seguir al Señor.
Estimado anónimo de las 10:46
EliminarAprecio su sinceridad y comprensión del problema con la Iglesia Ortodoxa. No me cabe duda que ellos no se han contaminado del mundo al punto de lo que ocurrió con la Iglesia Católica, pero le reitero que esta pérdida de la fe que hoy tanto nos golpea ya había sido profetizada, no sólo por San Pablo, con mucho más autoridad por el propio Cristo cuando nos advierte en los Evangelios lo que habría de suceder en los días postreros.
El cumplimiento de esa apostasía anunciada me afirma en la convicción de que estos son los últimos tiempos y que la Iglesia Católica es la Iglesia que Nuestro Señor fundó en cabeza de Pedro.
Igual que usted, yo también anhelo que un día no lejano todos los cristianos podamos volver a ser una sola Iglesia como Cristo le pidió al Padre, no sólo con los ortodoxos, también con todos los demás cristianos que después de Lutero se refugiaron a los tumbos en innumerables sectas creyendo conservar el Depósito de la Fe.
A pesar de ser ortodoxo, el gran Soloviev nunca dejó de reconocer que la verdadera Iglesia era la Iglesia Católica y el Papa de Roma el Papa de todos los cristianos. Por eso luchó y murió incomprendido.
No sé, pero presiento que estamos a las puertas de grandes acontecimientos que cambiarán la faz de la Iglesia y del mundo para siempre. Tengamos fe y perseveremos en ella sin claudicar, dejando en manos de Dios lo que nosotros no
podemos arreglar pero convencidos que todas las cosas se darán por añadidura. Gracias por leer mis comentarios.
EliminarFuenteovejuna 4 de marzo de 2024, 15:30
..."ningún católico diría que la crisis terminal que hoy vive la Iglesia es consecuencia de habernos separado de los ortodoxos"...
Pues mire, ahora que lo menciona, va a ser que sí.
¡Quién lo diría ! ¿no?
¿Será esto la "Maldición del Filioque"?
¿Podremos dar marcha atrás ?
Total, si ya lo ha habido con los herejes protestantes, después del daño tan inmenso que han causado a la Iglesia de Cristo y a las naciones divididas, ¿por qué no, si los de la Recta Opinión no han robado tierras ni martirizado fieles? Solo tenemos indiferencia. Mutua; como la de un matrimonio de 10 siglos de duración
Aunque hasta que no rechacemos el odio de Lutero, la concupiscencia de Enrique VIII y las "riquezas" (sic; va por Max Weber y su madre) de los intolerantes calvinistas me temo que les contagiaremos una peste tan mortal que parecerá que a los "hermanos separados" de Constantinopla, Moscú et alia les ha venido de pronto otra persecución leninista, otomana y del Boko Haram todas juntas.
¿Podrá sobrevivir alguien a este cataclismo sideral?
Luego nos llamarán "genocidas"...
Moraleja:
"LO QUE NO QUIERAS PARA TI, NO LO QUIERAS PARA LOS DEMÁS "
Agrego factores que probablemente constituyan variables para análisis prospectivos de coyunturas humanas, sin olvidar que Dios es Autor y Padre de todo lo que existe y sucede.
ResponderEliminarQué roles desarrollarán, si es que alguno llegan a poseer, AI (Artificial Intelligence) y droides (ginoides y androides).
¿Usted no será el que hace unos días desbarraba con eso de "cuadrumanos" que no se sabe si tienen alma espiritual y que no descenderían de Adán, no?
Eliminar¿Qué quiere insinuar? ¿Que podremos tener "sacerdotes" androides?
Muy triste y a la vez interesante post Wanderer, todo lo que aqui escribes es la purita verdad por desgracia, el fin de semana pasado estuve en Luján y llegué a saludar a Ntra, Sra. yme "sorprendió" que las que estaban dirigiendo la liturgia eran todas mujeres con una especie de túnicas larga hasta debajo de las rodillas y ellas leían, "cantaban" y echaban agua bendita a las cosas u objetos que la gente se acercaban al reclinatorio, creo que esto es una imágen de las futuras diaconisas que quieren discutir en el sínodo de la sinodalidad, no lo veo mal ya que ellas lo hacian con decoro, y bastante bien, pero bueno, creo que esto sería un trampolín al sacerdocio ministerio. De todas maneras no estaría en nada de desacuerdo con la nueva concepción que existe en la actualidad sobre la Misa y el sacerdocio católico.
ResponderEliminarVeo que también con cierta duda y temeridad se pregunta si habrá presencia real en los nuevos ritos y los nuevos curas, pero yo no creo xq si no asistirías a esas misas modernas.
..."no lo veo mal ya que ellas lo hacían con decoro, y bastante bien"...
EliminarNo es un problema de que lo hicieran con decoro y bastante bien.
Es más, como normalmente las mujeres hacen las cosas mejor que los hombres, uno espera que lo hagan mejor.
El problema está en que, como siempre, alguien ya ha decidido lo que es mejor para nosotros, como sucedió con la farsa del Concilio; y por detrás, con nocturnidad y con engaños, están cambiándolo todo hasta que lo aceptemos sin darnos cuenta (como ya pasó con el Concilio -y ya hemos visto los frutos podridos que ha parido-)
Una vez que nos acostumbremos a las diaconisas de facto, ¿cuándo cree que tardarán en ordenarlas diaconisas de iure?
Porque ahí está de verdad la clave.
Y detrás de las diaconisas vendrán las sacerdotisas, luego las obispas y finalmente
¡Papisas! (laus Deo! sumus feministae!)
Pero nada de recuperar la doctrina católica, que seguirá siendo sincretista, peronista y pachamamista (o peor aun, porque esto parece ser fruto de modas).
Bergoglio y sus compinches nos creen idiotas y se aprovechan de nosotros.
Mientras tanto siguen prohibiendo la misa de siempre porque "divide" y porque es la voluntad del Concilio, dicen mintiendo a dos carrillos sin ni siquiera ruborizarse.
Esta es la verdadera realidad hoy.
Yo creo que de fondo de todo este problema está de verdad y de forma radical : la confianza en Dios El no va a dar sacerdotes mientras su iglesia esté mundanizada y sus fieles son peores que sus sacerdotes . El quiere una iglesia santa , como El es santo . Una iglesia en espíritu y verdad . Y mientras no haya signos de ello, que no lo hay con tanta guerra de unos contra otros . No habrá sacerdotes .
ResponderEliminarNo hay buenos obispos (del jefe mejor no hablar), se acaban los sacerdotes, los fieles se desentienden. Básicamente la sociedad está en otra cosa que no es la religión. Estamos en el consumismo, las redes, la información, el disfrute, el mejoramiento personal, queremos vivir y dejar vivir.
ResponderEliminarLos datos de EEUU son interesantes aunque el 44% moderados seguramente el 35% son progresistas que no se reconocen como tal porque se quieren hacer los superiores
ResponderEliminarEstimado Wanderer,
ResponderEliminarNo me sorprende que diga que le repugna un sacerdote casado, pero es un comentario poco feliz. Pero vale la pena aclarar desde cuándo los eslavos tienen el uso de tener seminaristas con novia, o andar buscando candidata para casarse una vez que terminó los estudios. Esa práctica pudo haber tenido su contexto comprensible inmediatamente después de la caída de la Unión Soviética, pero no fué nunca una práctica normal de las iglesias de Oriente. El llamado al sacerdocio se dá entre los hombres ya casados, maduros y que puedan asistir sacramentalmente a los fieles de su entorno. Tampoco era costumbre (ni es entre la mayoria de los ortodoxos) que los sacerdotes casados se sustentaran así mismo y a sus familia mediante el ejercicio del ministerio sacerdotal. Que una piadosa viejita le regale un pan, le diera unas monedas o lo que fuere, no está prohibido, pero el sacerdote debe trabajar, tener un oficio que le permita el sustento.
Luego, la organización interna de cada iglesia puede tener sus peculiaridades ajustadas a su contexto concreto. Es grandiosa la cantidad de sacerdotes mártires durante las matanzas comunistas, muchísimos de ellos casados. Muy buenos obispos consagrados siendo viudos... Resulta que ahora los orientales católicos pareciera que se orientan con los kikos, prefieren casados pero sin hijos, por esa idea del "sacerdote de tiempo completo", y la esposa pasa a cumplir el rol de secretaria y ama de llaves de la canonica, así se ahorran un sueldo, y de paso que labure de otra cosa también, porque el marido tendrá que organizar bingos, partidos de fútbol y la mar en coche. Con la idea de que los pueden ir cambiando de parroquia como piezas de ajedrez... Vaya que todo lo que toca Roma y el jesuitismo lo corrompe..
Estimado, creo que en el contexto resulta claro que yo no digo que me repugne un sacerdote casado. Si usted repasa este blog, en varias ocasiones y para disgusto de muchos, digo lo contrario, cuando es el caso de las iglesias orientales o de los grupos particulares como los ex-anglicanos.
EliminarEn todo caso, y eso es lo que digo, es que la Iglesia latina decida ordenar hombres casados como una muestra de adaptación a los tiempos. De ahí la paradoja de la que hablo.
Personalmente nunca me molesto la idea de un clero romano casado, primero por la madurez mental que significa el matrimonio para una pareja y el contrapeso que esto haría para terminar con la "infantilización" o inmadurez del actual clero romano.
EliminarAhora bien la desventaja es que Occidente no es más una sociedad cristiana, salvo por pequeños reductos, el aire que respiramos es la acumulación del estercolero que defecaron los ilustrados y los marxistas, si ya un matrimonio "como Dios manda" es difícil en este contexto ¡Cuánto mas un sacerdocio casado!
Una vez leía en una entrevista a un obispo ortodoxo de un país frontera con la Unión Europea diciendo que por influencia occidental ahora tiene el problema del "clero divorciado" en su diócesis.
Y si me permiten otra anécdota personal, soy amigo de un seminarista bizantino casado. Técnicamente tendría que haberse ordenado hace tiempo pero por prudencia de su obispo, lo tendrán por unos años viendo como vive su matrimonio. La pareja, ambos con titulo universitario y trabajando a la par que ayudan en la parroquia bizantina. El año pasado fui a cenar con ellos y observándolos vi algo sumamente difícil de encontrar: Dos jóvenes esposos cristianos que viven fielmente la fe católica. Di gracias a Dios después de eso, porque sabía que mi amigo iba a ser un excelente esposo, padre de familia y en el futuro próximo un santo sacerdote.
Solo y solo si, hipotéticamente hablando si se permite clero casado en el rito latino, solo será algo bueno si los latinos que ingresen al seminario, son como este amigo que tengo, sino estamos agregando otro problema al asunto.
¿La solución? El Señor ya nos la dio en el Evangelio "Rogad pues al Señor de la mies que envié mas operarios". (San Mateo IX,38) Pero, las oraciones no son suficientes si los nuevos operarios son arruinados en los seminarios y perseguidos por obispos inútiles; Creo que es el momento de que los laicos deberíamos organizarnos para exigir calidad en la formación sacerdotal, y no deformación de buenas almas para dejarlas sin fe o sin madurez, o sin modales siquiera.
O nos dan buenos curas o no ponemos nuestras monedas de los domingos en las parroquias.
Tal vez idealizo mucho, pero creo que el slogan que tanto repite el Episcopado ("ah el Vaticano II" "Ah el Vaticano II") nos dio a los laicos el derecho a hacer algo cuando las cosas van mal, y si al obispo no le gusta, pues que se meta el decreto Apostolicam Actuositatem donde le quepa.
Don Wander dixit: “Los católicos sabemos que sin sacerdotes se acaba la religión y, peor aún, con sacerdotes que pasan por católicos pero que no lo son, también se acaba la religión pero sin que seamos conscientes de ello”.
ResponderEliminar¿Cuál es la raíz del drama que afecta a la Iglesia Católica? En mi humilde opinión todo esto es un problema de mala formación de base. Ya porque en la familia, a fuerza de carecer de hábitos de fe los padres no sean el mejor modelo a seguir. Ya sea porque en los institutos de supuesta educación católica hayan desaparecidos los buenos formadores. Y ni que hablar de los seminarios, cuando son precisamente los seminarios de mejor formación doctrinal, como, por ejemplo, los dos que aparecieron en San Rafael, fueron sistemáticamente perseguidos hasta hacerlos desaparecer. Como consecuencia, hay existe una grey católica que, aunque ha recibido el sacramento del bautismo, hoy, en rigor, se ha vuelto culturalmente pagana. En estas condiciones, ¿qué resistencia podrá oponer la Iglesia a esa suerte de espantosa pandemia que es la “revolución cultural” constituida por la Agenda 2030, la ideología de género, y otras de la misma estofa, la cual, hoy hace estragos en todo Occidente, si la Iglesia misma, misma, a fuerza de ir limando aquí y allá las distintas verdades de fe -como lo puede el mismo Credo o los mandamientos de la Ley de Dios- ya está en gran medida vaciada de contenido doctrinal. ¿O acaso hay alguien que se levante en contra de la ola de desacralización e indiferencia religiosa que no hacen más que dar razón a teóricos como Gramsci? No, en absoluto, no sólo nuestros obispos no han movido un dedo para responder a los desafíos del ateísmo contemporáneo, sino que, todo parece indicar que, lejos de permanecer firmes en la fe de nuestros mayores, en la fe entregada por nuestro Señor y los Apóstoles, como si quienes hoy debieran salvaguardarlas, ya dominados por un tenebroso espíritu demoníaco, sólo procurasen renegar de sus raíces cristianas, de la tradición, esto es, de Cristo y del sagrado Depósito de la Fe, para terminar mimetizándose, bajo doctrinas y culturas, no importa cuán desvergonzadas y alejadas de la verdad puedan ser, adoptadas fuera de la Iglesia. Vale decir, todo parece indicar que, tales hombres de Iglesia entienden que el actual sello de la Iglesia católica ya no sea la Cruz de Cristo, sino más bien, como lo deja ver, por ejemplo, la pérdida del uso de la sotana, su radical ausencia. En estas condiciones, ¡cuán enorme será el peso del oprobio que los buenos sacerdotes que, sin dudarlo un instante, en muchos casos, aun en contra del mandato de sus superiores inmediatos, pero con el providencial auxilio de Dios, de sus ángeles y de sus santos, persisten en su heroico y vigoroso empeño por mantener viva e íntegra la fe en Cristo y su Iglesia!
¡Dios, guarda a tu Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!
Efectivamente, pero no todo:
EliminarRecuerde a los kiristan japoneses, los cristianos ocultos que sobrevivieron dos siglos a las persecuciones paganas azuzadas por los holandeses.
No tuvieron sacerdotes y conservaron la fe, aguantando hasta que la libertad religiosa que trajo la apertura del Japón del Comodoro Perry con el Tratado de Kanagawa permitió el desembarco de misioneros.
Fue el no estar casados y el culto a la Virgen lo que les aseguró a estos fieles que esos misioneros extranjeros eran los tanto tiempo esperados.
(Naturalmente ha habido una especie de sincretismo, que sigue existiendo, y qué se ha convertido en una especie de atracción turística )
Esta comunidad estaba concentrada en Hiroshima y fue casi aniquilada con la bomba atómica. El Concilio terminó de dar la puntilla.
Por tanto es cierto que la falta de sacerdotes hará daño, pero no tiene por que ser fatal. Lo que importa, como los kiristán, es conservar la fe pase lo que pase.
Recuerde también que los Papas han venido y se han ido; los jesuitas están desapareciendo por falta de vocaciones (no dan fruto); es decir, que Dios no da una cruz que no podamos cargar.
Y como dicen los musulmanes: Al-lahur Ákbar: "Dios es más grande"
(traducción: "el que ríe el último, ríe mejor")
Muy interesante post. Coincido en mucho de lo que se comparte.
ResponderEliminarQuisiera agregar algunas cosas que fui observando:
a) La mayoría de los curas que conozco no lo tragan al papa, pero se hacen los "b...", a la espera de lo que pueda pasar en un próximo cónclave. Si el sucesor fuera alguien de esa misma línea, algunos de ellos se resignarán y asumirán los postulados del nuevo régimen, ya irreversible. Pero creo que muchos otros saldrán de sus trincheras donde pelean escondidos, y darán la cara en nombre de Cristo
b) Mirando los seminarios diocesanos, si bien es cierto que bajaron los ingresos, lo que se nota es que los que llegan lo hacen mejor "filtrados" que en décadas anteriores. Y -casi en su totalidad- son enviados por curas "católicos", o sea, que conservan la verdadera fe y no andan diciendo pavadas por ahí.
c) En relación a los "buenos curas" como les llama el post, yo lo que veo es que los que se dedican a laburar en la Evangelización están súper ocupados y no tienen tanto tiempo para controversias, más allá de los que se sienten llamados a dar la pelea en las redes, etc. Hablando con algunos de ellos, veo que eligen hacer "como que no pasa nada", sea por el dolor que les produce, sea porque de verdad están absortos en su acción, que muchas veces es encomiable. Esos curas "que laburan" normalmente tienen gente buena a la vuelta, que no dejan que les falte nada de lo esencial para sobrevivir, y también tienen buenos amigos curas. Bah, es mi impresión al menos.
Bueno, otro punto de vista, para que recemos.
Estimado Anónimo. Mi experiencia difiere un poco de lo que ha dicho.
Eliminara) Los que se hacen los "b..." ahora, también lo harán después; y si luego "dan la cara", si no empiezan por un mea culpa se harán mentirosos e hipócritas... para eso que no den ni la cara ni nada.
b) Los seminarios diocesanos no sólo han bajado en cantidad ingresos, ADEMÁS siguen bajando en calidad. Supongo que usted se refiere a algún seminario en particular que usted conoce, pero lo que yo conozco me dice que los filtros son cada vez peores (ya lo he mencionado en otro comentario a otro post). No entiendo realmente cómo un cura que no diga pavadas tenga la peregrina idea de enviar a un joven varón a un seminario argentino... es tirarlo a un estanque de tiburones.
c) Ya no se puede hacer como que no pasa nada... desde hace bastante tiempo. Esa actitud es parte del problema.
Brillante y certero analisis. Como siempre.
ResponderEliminarSin embargo me gustaría apuntar que si los seminarios, en vez de poner sus prioridad en hacer evaluaciones psicologicas de los candidatos, y educar su afectividad (aún no he conseguido entender qué es eso), se centrasen en fomentar la vida de oración, estudio y mortificación, a lo mejor nos llevábamos más de una sorpresa con la falta de vocaciones. ¿Por qué donde hay un obispo valiente y fiel a la tradición, se le llena el seminario?
De hecho son los propios seminarios los que hacen lo posible por malograr las vocaciones, cuando sospechan que el candidato huele a tradición católica. Ya lo he visto demasiadas veces.
"Se optaría, quizás, por ordenar a hombres ya mayores y jubilados, que no tuvieran apremios materiales."
ResponderEliminarLo cual era la práctica usual de la Iglesia primitiva, de ahí el término "presbítero". Que los presbíteros ordenados jóvenes como S. Timoteo eran minoría respecto a los ordenados ya mayores es consistente con lo que S. Pablo le escribió en 1 Tim 4,12: "Que nadie te menosprecie por tu juventud".
Estoy totalmente de acuerdo con el anónimo de las 15:52; los presbíteros, como yo sería llamado por los antiguos griegos, desearíamos ayudar, aunque es cierto, cual pronostica Wanderer, que no estaría inclinado ni capacitado para "la animación comunitaria, los campamentos con jóvenes y las peregrinaciones, que raramente podrían ser sostenidas por señores que cargan ya varias décadas de vida sobre sus espaldas". Pues bien, hasta esa solución es rechazada, me temo, por los actuales autoinmoladores de la fe, que prefieren trocear al niño (los fieles) antes que devolverlos a la verdadera Madre Iglesia, que controlan como dictadores sin clemencia ni principios. Llevo ya diez años jubilado; vivo la mayor parte del tiempo en un pueblo que, junto con otros ocho de los alrededores, carece ya de sacerdote porque el párroco de la población más importante (unos 2000 habitantes) no se digna aparecer por su circuito mas que cuando es llamado para oficiar el requiem en un entierro y el día de la fiesta patronal. No hay misa los domingos y fiestas de guardar, ni catequesis ni otras actividades propias del sacerdocio. No es menos cierto que ya no hay (ni nacen) niños, ni bautizos, ni bodas. Sólo sepelios. Tengo estudios superiores (doble doctorado); conozco el derecho canónico y bastantes cosas de teología y moral no como lector del viejo catecismo, sino de las Actas de los Mártires, de los Padres de la Iglesia, de los Padres del Desierto y otros autores sacros de la mística auropea (empezando por Meister Eckhart). Sin ningún esfuerzo, podría predicar con absoluta ortodoxia (¿o sería más bien una ortodoxia de pepinillos en vinagre?) y dirigir una asamblea (una ekklesía) de la comunidad semanalmente. Incluso me desplazaría a varios de los pueblos abandonados en el eremitismo sacro y, si lo consideraban oportuno, repartir la eucaristía reservada en su momento por el párroco. Termino: este pasado verano apareció por allí el vicario general de la diócesis y tuve la ocurrencia de comentarle que, llegado el caso, contaba con mis servicios. Es lo menos que podía hacer por mis vecinos y por los otros pequeños pueblos. Me miró con una cara tal de asombro y desinterés que daba pena. Ni me molesté en decirle que yo había conocido al anterior obispo de aquella diócesis cuando era sólo canónigo, y que al deán de su catedral le había prestado yo algunos libros; que por mis manos habían pasado, en Bonn y en varias bibliotecas de Baviera, libros que seguro manejó también el Prof. Ratzinger, antes de ser prelado. Creería que un viejete pueblerino había perdido el juicio, así que me limité a despedirme, y "luego, incontinenti, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada" (Cervantes, Soneto al túmulo de Felipe II: lo menciono aquí como alusión al túmulo inminente de la Iglesia española). No hay remedio. Prefieren el Untergang de la Iglesia vacía, anquilosada e intoxicada por el CV II. Excuso decir que la situación ha empeorado y que dentro de poco no necesitarán desplazarse a ningún lado por falta de difuntos (y, por tanto, de fiesta patronal). Así esa demarcación contará ya con una sola Iglesia parroquial, y su titular tal vez podrá asumir una segunda parroquial de población más alejada en la que también hayan desaparecido las ocho o diez iglesuelas que apacentaba. Lo que no se ha perdido por todos esos contornos, y doy fe de ello, es el olor a oveja (y, con la despoblación y la foresta , a corzos, a venados, a jabalíes y a zorros). Los lobos andan por otras curias y despachos.
ResponderEliminarSu testimonio revela claramente que la situación actual es artificial para forzarnos a "aceptar el espíritu del Concilio".
EliminarPrecisamente, el ser sacerdote le obliga a usted ante Cristo Jesús a, de acuerdo con los límites de su edad, ayudar a sus vecinos en la recepción de los sacramentos...
Pero seguramente el ordinario del lugar no cree en más sacramentos que en los luteranos, calvinistas y anglicanos...entonces ¿para qué molestarse?
Yo de todos modos creo que el verdadero problema es que usted sabe latín, con todo lo que eso lleva.
Seguro que Santa Teresa diría que lo que más teme el diablo, a parte del agua bendita, es un par de latines.
Y si so, amigo mío, es anatema en cualquier diócesis bien controlada por el Vaticano desde hace 60 años.
Me temo que usted da mal ejemplo y, ya sabe lo que dice Jesús de los que escandalizan (sin se refiera a otros )
Creo que su obispo dirá que a falta de mar, utilice un pozo.
Ancho para que entre la muela y profundo para que no moleste ni le ponga en evidencia con su celo sacerdotal.
"Los católicos sabemos que sin sacerdotes se acaba la religión" no me llamó la atención de entrada. Pero sin sacerdotes queda el bautismo, que es la entrada a la Iglesia, tal como ocurrió en comunidades aisladas de Roma por años. Ni el papa ni los presbíteros están en el Credo.... con lo que no me sorprendería que, como ya se ha tratado en la ficción literaria, la reconfiguración de la Iglesia en el futuro pueda incluir situaciones que consideraríamos terribles. Aun así, el Espíritu sopla donde y cuando quiere, con lo que la ayuda de la gracia seguirá estando. La Iglesia no sucumbirá, por supuesto, pero no debemos pensar que cosas así no podrían suceder.
ResponderEliminarNo es así.
EliminarLos casos excepcionales no hacen una regla.
Sin sacerdotes tal vez haya Bautismo, pero no podemos quedarnos todos en la puerta, ¿comprende?
Necesitamos el Pan de Vida.
"Ni el papa ni los presbíteros están en el Credo..." Pero CRISTO sí está en el Credo, Sacerdote y Víctima. Y Él quiso sacerdotes.
Estimado Andrés: Coincido.... pero sería quedarse en la puerta, pero dentro, a cobijo y no a la intemperie. Él quiso sacerdotes, y allí están. Cuidémoslos. Pero la fe es en Cristo, no en los sacerdotes y no sabemos si los terminaremos por perder, ni cuál es el plan de Dios para su Iglesia. Con mi comentario anterior sólo quise decir que podemos contemplar la posibilidad de una Iglesia despresbiteriada por la fuerza de las necesidades. Los casos excepcionales a veces son la realidad, como una religión en la que Dios habla a los hombres y se hace uno de ellos. Ya no creo que "sin sacerdotes se acaba la religión", si es que en el futuro dejara de haberlos.
EliminarAnónimo, la cosa es simple.
EliminarEl sacerdocio es parte esencial de la Iglesia, así lo quiso Dios.
Una "iglesia despresbiteriada" sólo se daría si fallara la promesa de indefectibilidad, lo cual no puede ser.
Y sí, sin sacerdotes no hay Religión, porque el culto quedaría privado de su centro y culmen.
Algo que me preocupa del "sistema" católico, es que dificulta la evangelización en dictaduras o lugares donde se persigue la fe.
ResponderEliminarAparentemente hay cientos de miles de conversos del Islam al Cristianismo en lugares como Argelia o Irán, pero no son católicos, porque es imposible o muy difícil tener una estructura clandestina con curas solteros educados en seminarios en lugares así. El único caso significativo que conozco es la Iglesia "underground" de China, que compite-coexiste con la Iglesia Católica Oficial del régimen comunista.
En casos así, me parece que debería permitirse que hombres solteros oficien de curas, tras haber sido consagrados y recibir el entrenamiento necesario.
Con respecto a las mujeres, su ordenación es imposible incluso como "impía veleidad", las mujeres no pueden consagrar la eucaristía.
No está relacionado directamente a esto, pero en las últimas dos semanas han pasado dos cosas muy preocupantes en Estados Unidos y Francia. En Francia le dieron rango constitucional a la "libertad" de las mujeres de finalizar sus embarazos cuando quieran, matando su descendencia. En Estados Unidos unidos algunos jueces de Estados conservadores amenazaron con iniciar movimientos en contra de la fertilización in vitro y el partido republicano entró en pánico porque sería suicidio electoral, el querer prohibir la fertilización in vitro tuvo el efecto contrario de confirmarla en todo el país, la izquierda lo apoya y ahora la derecha le aseguró a las familias que quieran tener hijos que no tienen nada que temer con respecto a perder acceso a ese tipo de tratamientos.
Vamos a un futuro en el que si tenés un hijo discapacitado, te van a tratar como un inmoral y un irresponsable por haber traído alguien así al mundo, y por no haberlo "producido" en un laboratorio con selección y edición genética para obtener el mejor resultado posible. Recomiendo que miren la película de 1997 "Gattaca".
Vivimos a la sombra de generaciones benditas por Dios, sobre las cenizas de una civilización cristiana que heredaron, ya maltrecha, nuestros ancestros. Ante el humo de la posmodernidad nos encontramos paralizados ante un mundo que fue alzado contra Dios, luego contra el hombre mismo, contra su propia naturaleza
ResponderEliminar¿cómo es la vida del jóven católico que en otra época estaría discerniendo su vocación? Solo, aislado, acostumbrado a estar bajo autoridad femenina, nadie aprecia su naturaleza bien dispuesta a servir al prójimo, construir y liderar, no recibe ningún tipo de incentivo, no tiene amigos. Ante la mirada de la comunidad a la que serviría se encontraría más bien desmoralizado, que no es lo suficientemente bueno o útil, aún así tenemos expectativas de que se levante entre la próxima generación de sacerdotes, teólogos, hombres valientes que quieran dar su vida por la iglesia y entregarse enteramente a su comunidad.
¿cómo es la vida de la jóven católica que en otra época le estaría dando a Dios la próxima generación de católicos? Entregadas al mundo, todos han querido que sus hijas sean "exitosas", he aquí el resultado, reproduciendo los 20 años de programación educativa y cultural de expandir sus opciones, logros y experiencias mundanas, pero postergándo el matrimonio a las últimas prioridades, o peor aún evitarlo directamente. Denigrando así lo que realmente es la mujer, su valor e incluso su belleza... Que una mujer pueda engendrar un hijo es una maravilla de la creación. Que un nuevo niño, un nuevo ser, salga del cuerpo de una mujer, es glorioso. Y es constituyente primario y una definición de lo que es la Mujer, que con su humildad y amabilidad a su vez le da vida y nutre a la comunidad.
¿cómo es la vida del niño que en otra época era obediente a sus padres? Se muestra exigente, sus padres le pide permiso y que tome decisiones, encuentra escasos ejemplos de virtud en la comunidad y frecuentemente se encuentra impaciente, a excepción de cuando se pierden viendo pantallas.
Ante esta situación ¿Dónde caería la semilla que deposita Dios? ¿Dónde daría frutos? La brecha intergeneracional se fue ampliando exponencialmente. Pero serán nuestras acciones las que determinarán que tipo de iglesia queremos para las siguientes generaciones, porque sabemos que no podemos contar con la mayoría de los obispos
Lo que yo no entiendo es por qué Bergoglio quiere que seamos luteranos peronistas...
ResponderEliminar¿Es que no cree en la libertad de religión y la libertad de ideología ?
Un lamentable error azota al Occidente cristiano, la de creer que el amor lo justifica todo.
ResponderEliminarLuego, como si se tomara el dicho agustiniano “ama y haz lo que quieras” en sentido literal, hoy, al decir del hombre de la cultura moderna, prácticamente no hay límites para el ejercicio de la libertad. Más paradójicamente, lo que se ha conseguido con ello, en muchos casos, es precisamente lo inverso, esto es, el quedar atrapado en las redes de las pasiones desordenadas. Y así, lo que antes era tenido como vicio inmoral, hoy queda promocionado como si fuera un modelo de virtud. Esto comenzó cuando se legalizó el divorcio, y hoy, culmina cuando en Francia se llega a incluir el aborto voluntario en la misma Constitución de Francia. Lo que significa la posibilidad de que una madre mate impunemente al propio hijo que está gestando, y, por lo mismo, que el hijo en gestación pierda todo derecho a su misma existencia, el primero de los derechos humanos.
Y lo que, en el plano del derecho civil, puede dar lugar al mayor de los delitos como lo es la muerte del inocente más indefenso, algo semejante a esto está ocurriendo en el seno mismo de la Iglesia católica, por cuanto no sólo buena parte de los que adhirieron a la imposición de la ley del aborto son bautizados, sino que hay alguna parte del clero católico que permite que, en nombre de un supuesto acto de misericordia, se puedan imponer ciertas formas de subterfugios para justificar el mismo acto de fornicación. Lo que incluye tanto la relación sexual extramarital como también la homosexual. Lo que supone no sólo la negación del pecado mismo de fornicación incluso en sus formas más aberrantes, sino también, en el caso de los casados, la injusta destrucción del tejido familiar y social del que los agentes de la fornicación forman parte.
¿Qué significa todo esto? Que la admisión de que el amor libre tiene todos los derechos supone la enorme pérdida que significa la negación de la verdad y el bien en el orden natural y sobrenatural. Ambos aspectos sobre los cuales la Iglesia tiene una enorme responsabilidad. Porque, sin duda, llevada por la necesidad de hacer obrar la gracia sobre un orden natural preparado para recibirla, desde el mismo inicio de la historia de la Iglesia, se preocupó por crear centros de enseñanza en todos sus niveles, para hacerlos culminar en los centros superiores de formación filosófica y teológica. Pero lo que ayer fue tenido como una necesidad, hoy, donde lo que sólo parece campear es lo nuevo en cuanto nuevo, ya es afirmado como algo vetusto, fosilizado y caduco. En consecuencia, el saber superior que antes se afirmaba sobre los cimientos del saber metafísico y teológico, hoy, en nombre de las supuestas necesidades del hombre moderno, es reemplazado por saberes subalternos como los son la epistemología y la antropología, donde el precioso tesoro de la doctrina tradicional de la Iglesia, esto es, donde se halla el sagrado depósito de nuestra fe católica heredada de nuestros Padres, merced al involuntario o voluntario descuido de quienes están llamados a su conservación y transmisión, lentamente hoy, a fuerza de apuntar sólo al hombre, amenaza con licuarse o vaciarse de contenido.
¡Dios, guarda a tu Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!
Quizá se podría ordenar a hombres casados mayores y probados, por ejemplo con un mínimo de 55 años de edad y 25 años de matrimonio, pero sólo para celebrar misas y escuchar confesiones. El gobierno pastoral, de párroco hacia arriba, se debería acotar a los célibes. No obstante, hay una trampa en que suba el número de fieles pero no suban las vocaciones. Habría que preguntarse cómo son esos fieles, porque de familias de verás cristianas surgen vocaciones sí o sí, a veces incluso a pesar de las instituciones eclesiales cercanas.
ResponderEliminar" Hace algunas semanas, en un sinceramiento fruto seguramente de su estupidez, un cardenal miembro del Dicasterio de los Obispos —es decir, los que deciden sobre el nombramiento de los obispos— admitió en una reunión pública que la directiva es no elegir obispos entre los sacerdotes que sean profesores universitarios o que tengan títulos académicos".
ResponderEliminarUn cardenal en el 2024.
"Dad a vuestros seminarios los mejores sacerdotes, sin reparar en quitarlos de cargos aparentemente más importantes, pero que, en realidad, no pueden ponerse en parangón con esa obra capital e insustituible; buscadlos en otra parte, si fuere necesario, dondequiera que podáis hallarlos verdaderamente aptos para tan noble fin; sean tales que enseñen con el ejemplo, mucho más que con la palabra, las virtudes sacerdotales; y que juntamente con la doctrina sepan infundir un espíritu sólido, varonil, apostólico; que hagan florecer en el seminario la piedad, la pureza, la disciplina y el estudio, armando a tiempo y con prudencia los ánimos juveniles no sólo contra las tentaciones presentes, sino también contra los peligros mucho más graves a que se verán expuestos más tarde en el mundo, en medio del cual tendrán que vivir para salvar a todos".
Pío XI, encíclica "Ad catholici sacerdotii" 20 de diciembre de 1935.
¡Como cambian los tiempos! Lo que era prioridad hace unos años ahora es algo que no se necesita.
Saludos.
ResponderEliminarMe gustó tu análisis y lo comparto al ciento por uno. Soy sacerdote, lamentablemente bajo un obispo con culpa de clase (que intenta cierta inclinación levógira con poco fundamento in re), y debo soportar persecuciones más o menos veladas. Es muy cansador.
El obispo me ha cuestionado (con algo de lo que él piensa que es sutileza) por celebrar no sólo todos los días (los siete de la semana) tres o cuatro misas, sino también por celebrar hasta cinco misas los domingos. Le dije que las celebro por la gente que participa, para los niños de escuelas religiosas; no celebro solo. ¿Qué hizo? me cuestionó la misa del domingo por la tarde, "no debe venir nadie"; tuve que aclararle que el pueblo de Dios sí viene el domingo por la tarde, pero muchos curas, bajo la excusa de que "la gente no viene", celebran el domingo por la mañana, a mediodía desaparecen hasta el martes a la tarde (el lunes es día libre, o de descanso, para ellos, para sus cosas). ¿Qué pasó? El obispo vino un domingo, sorpresivamente casi, a celebrar por la tarde... y se encontró con unas sesenta personas (obvio que no me dio la razón).
También cansan los lameloides del obispo: curas, diáconos y laicos. Cuesta llevar adelante la parroquia, dar catequesis a partir del Evangelio y aquí no sólo por el obispo sino también por los laicos que, aunque no están en esas líneas episcopales, sin embargo eligen no comprometerse llegando a decirte lo que tenés que hacer, pero dejándote solo para casi todo.
La realidad en estos tiempos de la Iglesia, al menos en las grandes ciudades, ha cambiado el anuncio del Evangelio y el Profetismo por querer quedar bien con todos, incluyendo al Diablo; no se confronta ante lo que está mal o medianamente torcido, y cuando alguien lo hace, el obispo le llama la atención (bah, me dijo que no sea tan negativo). Se elige la corrupción y el dinero pasó a ser la prioridad.
¿Seminario? Los que tienen la palabra autorizada y final son los psicólogos, nada de sacerdotes acompañantes; tampoco se acepta gente medio oscura para algunas diócesis, o de determinados barrios. Y algo muy importante es que tenga buena presencia y sea carismático (aunque diga pelotudeces, total la gente no se da cuenta)... y no me refiero a la Renovación Carismática sino a redes sociales, éxito "pastoral" (eventos masivos). La formación académica no es importante; pensar que un obispo me dijo una vez: "Estudie mucho, siempre, porque para explicarle a la gente sencilla hay que saber muchísimo más que para explicarle a alguien instruido". Me quedó, y le agradezco el consejo que he tratado de seguir siempre, pero me hacen notar que soy un imbécil por eso.
La Iglesia está como muy porosa, contaminada del relativismo de los 60-70; quedamos algunos, viéndolo con esperanza, que nos alentamos mutuamente porque el respaldo jerárquico no está, que hablamos, que nos consolamos y nos ayudamos casi como la comunidad de Éfeso. Tenemos la esperanza de que Dios Misericordioso lleve a la gente que necesite de nosotros a los sitios que tratamos de mantener abiertos. En otro momento pondría mi nombre y apellido, pero después de tantas traiciones está complicado; por eso la referencia a tan espléndida y maravillosa comunidad joánica.
¿Clero casado? En la Iglesia hay caminos, el matrimonial y el celibatario, la cuestión es abrazar el camino elegido con todo lo que él implica, con perspectiva temporal y material. Yo elegí el camino celibatario y lo volvería a elegir porque es el sentido que he querido darle a mi vida luego del discernimiento de años; pero hoy no es algo que se hable con claridad en los seminarios (salvo a nivel psico-sexual).
¿Ascesis? Mala palabra. ¿Cruz? No es un mensaje muy marketinero, lo importante es la Pascua.
Ahora salgamos de las grandes ciudades: En muchos lugares, muchas diócesis, vemos una Iglesia muy distinta, fraterna y confiada en la Providencia, con otras actitudes. En las ciudades se habla de parroquias de primera, de segunda; en muchas diócesis no.
«Hb 13, 7-9a»
Estoy cansado, pero bueno... es el camino de la Cruz.
Saludos cordiales.
Lo de la archidiócesis de Madrid me parece repulsivo.
ResponderEliminarSuena a "Bergoglio", tanto por sus historias con la psicoanalista judía como forzar a la gente a pasar por esas cosas, porque es algo muy íntimo.
Además están engañado, porque el problema no está ahí.
El problema está en que cuando ha habido casos relevantes de que una persona no tiene cualidades para el sacerdocio, por ejemplo, teniendo relaciones sexuales (con mujeres, hombres o con niños; no importa ); es decir, pecando gravemente, se le permite seguir con sus funciones.
Es más grave aún, porque si es cierto que las cosas pasan, no es menos cierto también que no reconociendo el problema y cambiando al problemático de destino tantas veces como haga falta, se agrava el problema y se causa mucho más daño.
De hecho el escándalo de la pederastia en Estados Unidos pasó porque no se quiso hacer absolutamente nada, hasta que los tribunales obligaron a las diócesis a pagar los daños y perjuicios y, con ello tener que declarar las diócesis en bancarrota.
Todavía más grave, porque si bien siempre ha habido pecadores (somos hombres y siempre estaremos sometidos a la tentación ), vivimos en una época en que se cree que el sexo es necesario para la salud mental (influencia de Freud y su psicoanálisis) y que está en todas partes porque sirve para vender productos.
Es más, hoy la pornografía está al alcance de cada teléfono celular, no importa la edad del receptor.
Ahora resulta que el problema es tener problemas psicológicos...
TODOS tenemos problemas psicológicos, porque como buenas clases medias estamos hechos unos buenos neuróticos; exigiendo al sol y a la luna que se comporten al capricho de cada uno.
Se sabe científicamente sin embargo que la felicidad la trae dar un significado a tu vida, tener una misión, vencerse a si mismo como un alpinista escala montañas o un atleta se esfuerza corriendo por una pista...
Un sacerdote que crea en lo que hace, se venza a si mismo por amor de Dios y salvación de las almas será un buen sacerdote, aunque esté tan podrido como lo estamos los demás.
Es curioso que hemos dejado de querer tener sacerdotes santos para querer tener sacerdotes psicoanalizados...
Una especie de donatismo siglo XXI.
¿En qué ganamos los demás con estas estupideces?
Eso no es precisamente lo que pedía Jesús cuando ordenó "id y predicar".
Parece que los que nos gobiernan en la Iglesia no creen en lo tendrían que creer.
Para racionalizar su situación y darle un valor que ya no tiene (porque no cree), tendrá que reinventarse.
Con "acompañamientos", con "discernimientos" y con "psicoanálisis".
El hecho de que el Pueblo de Dios haya rechazado a estos "yo no soy quién para juzgar" y se vayan en masa donde entienden que encuentran religión (no importa la secta o la creencia) indica claramente que esa fórmula no funciona, aunque nos obliguen a todos a asistir encadenados a sus rituales protestantizantes.
La realidad es que en cuanto la misa ha dejado de ser una ceremonia sagrada, no son necesarias personas sagradas. Cualquiera puede presidir un "banquete eucarístico". Y para eso tampoco hay que estudiar ni ser célibe.
Y con los aparatos modernos (un reproductor de mp3, el mismo celular, youtube + un altavoz ) cualquier comunidad puede recibir un sermón de calidad media, sin que el presidente (o la presidenta) necesite estudiar teología.
Es más; seguro que con esto de deep learning las máquinas podrán inventarse sermones sólo eligiendo un botón entre varias funciones (católico, luterano, musulmán...)
Entonces, ¿para qué ir a la iglesia los domingos?
Puedes escuchar el sermón que quieras mientras conduces al súper el domingo, o mientras te duchas por la mañana o mientras preparas una cena intima por la noche...
Y eso mismo acabará pasando mucho antes de lo que pensemos.
A pesar de todo ese psicologismo falsario.
Don Wander:
ResponderEliminarCreo que simplemente el sacerdocio se mantendrá igual. Lo único que los fieles deberán recorrer kilómetros en coche para ir a misa y recibir los sacramentos. Especialmente lejos de las ciudades