"El dinero tiene menos paciencia que tú. Todo el mundo reconoce que
un poco por todas partes en Occidente las iglesias, tus iglesias, los
seminarios, tus seminarios, tus semilleros de jóvenes sacerdotes se vacían.
Dicho de otro modo, en términos "comerciales", la clientela de tu
Iglesia ha caído en tirabuzón. Los clientes no quieren saber nada, los mismos
vendedores se cansan y cambian de profesión. ¡Bueno!, ante tal situación
cualquier empresa cerraría el negocio y dejaría cesantes a todos los
responsables, o bien los cambiaría sin titubear, haría un estudio leal del
mercado, confesaría públicamente que se ha equivocado el camino y que desde
ahora cuidará de dar a los clientes lo que éstos tienen derecho a esperar de
esa empresa determinada. Hasta se ha visto, y no es excepcional, renunciar por
propia iniciativa a todo un consejo de administración por haber llevada la
empresa a la quiebra y ceder la plaza a otros más competentes, hasta incluso a
liquidadores judiciales encargados de mantener un mínimo de honestidad en el
arreglo de una situación deteriorada al máximo.
Que en el plano espiritual, que es el tuyo y que debiera ser el de tu
Iglesia, luego de diez años de reformas desordenada y de experimentos aturdidos
la situación esté deteriorada al máximo, que se haya llegado a un fiasco
completo, todo el mundo lo ve porque salta a la vista. Un hombre habituado a
los negocios de este mundo y preocupado por un mínimo no sólo de honestidad
sino de eficacia, consideraría muy bien que toda una jerarquía nacional
presentara abiertamente su dimisión; y que más alto aun que la jerarquía
nacional—pues tu Iglesia es universal y ni el mal ni la bancarrota están
localizados—hubiera replanteos espectaculares.
¡Pues bien!, ¡no! La actitud general de los curas y de sus jefes es la
misma que ciertos abogados aconsejan a algún criminal avezado a quien tienen
por cliente en un proceso difícil donde la acusación tiene todas las pruebas en
la mano: "¡Sobre todo, no confiese jamás!". Aquí cito a Péguy:
"Ellos sienten, saben bien por los textos más
formales, que este mundo les ha sido confiado, y viendo el estado en que está,
y qué estado tendrán que devolverlo, viendo lo que han hecho del mundo que les
había sido confiado, y el estado en que tendrán que entregarlo, sintiéndose,
sabiéndose responsables ante Dios, del mundo, de este mundo que han perdido,
sintiéndose, sabiéndose responsables del mundo ante Jesús, de ese mundo que
ellos le han perdido… injustos
médicos la emprenden con el enfermo; injustos abogados la emprenden con el
cliente; injustos pastores la emprenden con el rebaño. Harán de todo para no
confesar. Para no confesar que ha sido cometida una grave falta de mística. Y
que son ellos quienes la han cometido. Que la cosa es infinitamente grave…
Esperemos que no, pero a lo mejor un día lo van a
incriminar a Jesús, lo van a acusar, van a desear acusarlo…. Esperemos que no
lo inculpen a Él de haber cometido, Él primero, esa falta de mística, y de
haberla introducido en el corazón del cristianismo.
Un último respeto los detiene. No se sabe si los
detendrá siempre."
En eso estamos.
Raymond Leopold Bruckberger, Carta
abierta a Jesucristo,
Bs. As., 1974, emecé,
pp. 49-52.
Ludovicus dijo,
ResponderEliminarEs así. Sólo en la Iglesia y en el Estado pueden desplegarse tantas cataratas de mala praxis sin consecuencias para los gerentes.
Resuelva De Auxiliis primero y veremos de quien es la culpa, diría un sagaz abogado. Igual la culpa está en haber dejado la cuestión abierta.
ResponderEliminarEsta semana la misa matutina de la UCA recibió la visita de los seminaristas por la "semana del seminario". Entonces entendí tantos posts sobre el tema en este blog.
ResponderEliminarUn día de estos le tocó dar el sermón a uno de ellos. El chico debía tener mi edad, pero su comportamiento era el de un nene con los ojos perdidos en el vacío y la boca abierta todo el tiempo. Se sorprendían al ver que muchos comulgaban de rodillas, todos ellos con la mano sin dejar de cantar.
"El reino de Dios es como una perla, como una perla finísima, y yo sé, aunque hace poco que estoy, que es una perla muy fina y muy brillante, que da mucha alegría. Y espero que muchos otros puedan entregarse de lleno a Dios para disfrutar de esta perla fina que nosotros tenemos, porque su brillo es muy hermoso y nos da mucha paz. Bueno, eso, gracias." La infantilidad de las palabras era asombrosa. No sé qué les darán de comer en su internación sanisidrense, pero les pega duro.
Los los cargos más jerárquicos del seminario no necesariamente quieren transmitirlo, pero los eventos que organizan terminan diciendo que ser sacerdote es una forma "mejor" de entregarse a Dios. Así muchos que quieren "ser buenos" o "dejarlo todo y seguirlo" se ven engañados, y terminan pensando que eso es equivalente a "recibir la ordenación sacerdotal".
Coincido con mi homonimo Anónimo. Por x razones tuve que ver a los seminaristas de los ultimos cursos de Villa Devoto. Me impresionó la fragilidad psicológica que traslucen. No son malos pibes, pero sí muy débiles. Cómo pueden salir a ser "padres". Estan mas en conidiciones de ser hijos tutelados por largo tiempo, sin muchas expectativas de que maduren, si no lo hicieron hasta los 25 pirulos.
ResponderEliminarGregory Douthat en una entrevista del género wanderiano.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=7zsljbjM_4Q
El loco
¿Por esta razón me tengo que morfar el Curso Fundamental de la Fe Catolica preparado por el Padre Martin Weichs, que enseñan en la catedral de San Rafael?
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