Las últimas entradas del blog han recibido una inusual
cantidad de mensajes agresivos, ya sea contra el autor o contra los
comentaristas y colaboradores más habituales. Algunos de ellos, los que
mostraban cierto grado de fundamentación, los he publicado. A otros, fruto
simplemente de la cólera inmoderada, los he eliminado.
Resulta curioso que entre cristianos que pensamos más o
menos parecido -las críticas no vienen de los progresistas-, se despierten tan
aireadas reacciones. Sin embargo, pareciera que se trata de una característica
-o de una maldición- propia de las comunidades cristianas de todos los siglos y
desde sus mismos inicios.
Ya el apóstol Pablo se peleó muy fuerte con su gran amigo
Bernabé. Y no fue por una cuestión doctrinal, sino porque este último insistía
en llevar a Marcos en el segundo viaje misionero del Apóstol. Tan profundo fue
el enojo, que nunca más volvieron a hablarse.
Pocos siglos después, San Basilio Magno, uno de los cuatro
grandes Padres de la Iglesia, protagoniza un episodio similar. Siendo aún cura,
fue elegido como obispo de su diócesis -nada menos que Cesarea, la metrópolis
de toda Asia Menor- un tal Eusebio. Este era católico -y no apolinarista o
arriano como eran la mayoría de los obispos de esa zona-, pero flojito. Hoy
diríamos que era un típico obispo argentino que no se le animaba a nada.
Basilio se enojó, le dijo en la cara lo que pensaba de él, y se fue a otra
diócesis, para no estar bajo la obediencia de Eusebio al que nunca dejó de
criticar. A su amigo, San Gregorio Nacianceno -otro de los grandes Padres- le
costó más de tres años -carta va, carta viene-, el reconciliarlos.
Muerto Eusebio, fue elegido exarca de Cesarea el mismo
Basilio. Y aquí viene lo más curioso: estuvo peleado con casi todos los grandes
santos de la época, y que eran muchos y de gran talla. Con San Jerónimo, no se
podían ver. Éste decía que era un orgulloso insoportable. Como en la sede de
Antioquia habían dos obispos católicos, nombrados por diferentes medios,
Basilio apoyaba a uno, mientras que San Atanasio -el gran Doctor de la
cristología católica y patriarca de Alejandría- apoyaba al otro junto al papa
San Dámaso. Las peleas epistolares entre
ellos por reconocer a un solo obispo son de antología. Y lo curiosos, insisto,
es que los protagonistas eran todos santos, y grandes santos.
Con estos ejemplos no quiero decir que sea esta una
situación ideal. Qué mejor que reinara siempre la armonía y la amistad entre
los cristianos. Lo que digo es que en la Iglesia, siempre hubo amplios márgenes
de libertad para opinar y sostener posiciones distintas. Y si hay que discutir,
se discute, pero debemos tener el suficiente seso para saber relativizar esas
discusiones, no sea que, como decía Newman, terminemos adoptando el modo de ser
propio de los protestantes. He aquí sus palabras:
“Así mientras nuestra mente naturalmente goza el recorrer
libremente, de arriba abajo, todos los temas conocidos y desconocidos, el
catolicismo no nos oprime con un fanatismo irracional, prescribiéndonos los más
mínimos detalles del pensamiento, en tal forma que el hombre nunca puede tener
opinión propia; al contrario, su credo es siempre lo que fue y nunca se aleja
del terreno originalmente ocupado; y es cauto y preciso en sus decisiones,
distinguiendo entre las cosas necesarias y las cosas piadosas en que creer,
entre la obstinación y la ignorancia…. En cambio, el teólogo protestante
mantiene su punto de vista, remachando sus propias ideas, urgiendo a cada uno a
ser como los demás y moldeando todas las mentes de acuerdo a su mezquino modelo”.
Gracias Wanderer por el post, como siempre edificante e ilustrativo (suelo esperar sus posteos con sana ansiedad). No se perturbe por las "críticas", es que todos estamos un poco "crispados". Y no es para menos con las cosas que pasan. En la desolación, lo alentador es que no somos pocos los católicos atentos a todo lo que afecta la Tradición y nos mantenemos activos, incluso debatiendo fuerte.
ResponderEliminarEl neocatolicismo, del que hablaba vd. en la entrada anterior, insiste en la unidad afectiva y obediencial, en vivo contraste con las peleas de santos a las que aquí se alude. Esa "unidad afectiva" queda bien expuesta en el artículo de Prada sobre la exposición del Papa a los medios.
ResponderEliminarEs el mejor modo, wanderer. Pero sigo sin entender el enojo de algunos. Lo que saque en limpio de la discusion anterior es: que el papa es el papa, nos guste o no, y a el en principio nuestra obediencia, y nuestra oracion; que el Espiritu Santo nos asiste pero no elige por nosotros, ni siquiera por los cardenales en un conclave; que no hay que dirigir hacia nadie la fe y la adoracion debida a Dios, ni siquiera a un papa. ¿Por que tanto enojo? ¿y en que contradice esto el magisterio de siempre, por el amor... de Dios?
ResponderEliminarAugustito
(ya me hicieron abandonar el camino de santidad de la entrada anterior)
Toda familia unida que se precie, mucho más si es numerosa, ha forjado su unidad pelea a pelea y golpe a golpe entre los hermanos.
ResponderEliminarCada trompada que recuerdo de mis hermanos, dolorosas en su momento, son hoy factor unitivo.
Es de buena doctrina pelearse, algo así como las "generales" que se arman en la aldea de Asterix.
Heráclito el Oscuro.
¿Por que "el Oscuro", Heráclito? ¿Porque tus hermanos te dejaron la jeta negra o porque con los ojos en compota no podías ver nada? (jaj, perdón primo, la dejaste servida en bandeja).
ResponderEliminarDiscutir es necesario, alguien puso una cita de Chesterton por allá que lo dice muy bien. No hay que calentarse tanto si buscamos lo mismo. Bien Wanderer
Anaximandro el Clarete
Policarpo vs. Aniceto, Ireneo vs. Víctor, Atanasio vs. Liberio, Cipriano de Cartago vs. Esteban...
ResponderEliminarLos neocones ¿resisten un archivo (histórico)?
Saludos.
P.S.: muy molestos los captcha.
Me alegra saber que tantos santos se enfadaron con tanto furor. Mi mal genio me hace sentirme fatal en muchas discusiones en las que creo que rompo la fraternidad, que estoy pecando o algo así.
ResponderEliminarPero la verdad, mejor que haya alguien con quien pelearse, eso significa que hay algún punto de comunión; cuando no es así, sólo hay indiferencia.
Heráclito lo que usted comenta ¿será algo parecido al porque te amo te apaleo?
ResponderEliminarLos santos que se enojaban no eran santos por sus enojos (si no todos los enojosos seríamos santos), sino por todo lo que hicieron por la Iglesia, por el Reino de Cristo. Ojalá que nosotros, aparte de las discusiones, sepamos ser como ellos también en lo otro. Rezo para que todos seamos así, que quienes comentamos en este blog seamos humildes y dóciles instrumentos del Espíritu Santo y estemos dando mucho fruto para la salvación de quienes nos rodean y de nosotros mismos, predicando la Verdad con caridad y misericordia, y con el mismo amor a la Iglesia que aquellos santos, que no dejaban de ser humanos (gracias a Dios), manifestaron al mantener incólume la unidad de la Iglesia a pesar del disenso. ¡Dios nos juzgue!
ResponderEliminarEl tradicionalismo y el progresismo, dos errores sobre la interpretación auténtica de la "traditio" viva del Evangelio: señores, Jesucristo sigue predicando a través de los apóstoles, y como antaño no siempre dice lo que nos gustaría escuchar.
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ResponderEliminarNo es lo mismo pelearse entre hermanos que burlarse de su padre como hacen en algunos blogs con títulos de "….catolicos "...Estos hacen lo mismo que hizo Cam el hijo de Noé…..
Juan B.
No Anónimo, eso correría para una relación de autoridad, y estamos hablando de hermanos. De ahí el ejemplo de las batallas campales en la Aldea de Asterix.
ResponderEliminarToda comunidad de hombres sana, incluso de Santos, conlleva peleas, por causa del estado imperfecto derivado de la caída.
El hombre moderno, que no cree en el pecado original, se horroriza ante esto y cae en la impostura de una falsa paz y cordialidad que violenta la justicia, la caridad y la verdad.
Heráclito el Oscuro.
(Me fui a la merd).
Las peleas parecen haberse iniciado antes con el Señor presente. Los hijos de Zebedeo contra los otros apostoles por los lugares de privilegio.
ResponderEliminarY las peleas teológicas no se quedaban los insultos, corrió sangre para mantener los dogmas de fe.
Magistral Wanderer, magistral. Chapeau!
ResponderEliminarEl Pelado Locke
¿Dónde acaba el enojo y empieza la ira? Hay combates dialécticos tan vehementes que ya no se sabe si son pura irascibiliad.
ResponderEliminarEn el látigo de cuerdas de Cristo.
ResponderEliminarHeráclito el Oscuro.
El cristianismo siempre fue claro en una cosa: primero hay que convertir al salvaje en hombre, y luego en cristiano.
ResponderEliminarVean esto http://www.youtube.com/watch?v=IDstre-Ryhk
Todos los problemas del hombre son sociales, verdad psicológica antigua, dice Castellani (toda verdad en psicología es antigua). Se dijo que nos falta espíritu escolástico, pero quizás falta la base. Lo más alto no se sostiene sin lo más bajo. Pero bien entendido, pues dicho principio es dialectico. Sucede de hecho que los debates donde interviene el odio y la ira, también se sostienen con algo bajo, con la baja calidad humana. Dicho sea de paso, no por nada Platón sostenía la importancia de aprender dialéctica. Ahora le llaman pensamiento divergente o lateral, pero se escapan de la paradoja. Y el punto central de la dialéctica es la paradoja. En base a los mismos principios sobre una cuestión, puede concluirse de tal modo que las posturas finales sean completamente opuestas.
Igual es que nos falta claridad mental y paciencia al ritmo de la caridad.
Saludos
¿el tradicionalismo un error?
ResponderEliminarno, al contrario un error es eso de lo que usted habla, esa supuesta tradición viva....en nombre de la tradición viva quieren cambiar todo, eso si es contradictorio. Seguro a usted no le gusta escuchar nada de la TRADICIÓN APOSTÓLICA, sea sincero, admítalo.
Entonces , por lo que dice el Cardenal Newman , la gran mayoría de de los tradis , Lefes , y muchos blogs que no se hace falta nombrar , actuan como los protestantes.....Yo pensaria un poco com Newman ..
ResponderEliminarJPB
Los modernistas sin dudas son los que actúan como protestantes, además de chicaneros.
ResponderEliminarPues lo de San Pablo no me convence, no dice el en Romanos:
ResponderEliminar"basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias"
o en Gálatas:
"sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, 20 idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones 21 y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza"
¿Todas estas discusiones no están metidas en "rivalidades" o "ambiciones"?
Que alguien me lo explique porque no entiendo nada, pero tengo claro que una de las cosas que más echa para atrás a los recién convertidos, son todas nuestras luchas "facciosas", ¿entrar en la Iglesia para estar como afuera a garrotazo limpio? no gracias
Es muy difícil dialogar con los montanistas. Algunos son tan duros que Tertuliano parece una esponja al lado de ellos.
ResponderEliminarAlberto
ay Alberto porque son tan duros ¿porque no piensan como usted?
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