En febrero de 2011 publiqué un post sobre un libro de Anthony Esolen del que me habían hablado mis amigos Jack Tollers y el Anónimo Normando. El libro se llamaba Ten Ways to Destroy the Imagination of Your Child. Y el año pasado, para estas mismas fechas, insistía en su lectura. Y ahora vuelvo a insistir porque, finalmente y gracias a Homo Legens, una editorial con un catálogo cada vez más interesante, el libro está traducido a nuestra lengua y magníficamente publicado.
El título es provocador y sugiere que Esolen eligió la estrategia de C. S. Lewis en Cartas del diablo a su sobrino. En este caso, en lugar del experimentado y cariñoso Escrutopo, nos encontramos con una especie de tácita supervisora de una escuela estatal bastante menos afable que, en nombre de los avances educativos, insiste en proponer diez maneras de destruir la imaginación de los niños.
¿Con cuántos niños nos hemos cruzado en los últimos tiempos que jueguen a los ladrones o a las escondidas antes de que algún padre les arruine la diversión por temor a que comentan algún exceso? Decimos que amamos a nuestros hijos —contesta Esolen—, pero hacemos lo posible para privarlos de todo lo que necesitan. Negamos su naturaleza profunda. No solamente planificamos el tiempo de su concepción a fin de tener el menor número posible de hijos, sino que los tratamos desde que nacen, como una extensión egoísta de nosotros mismos. Desde la cuna hasta los “asilos públicos” —-en tal se han convertido las escuelas—, los videojuegos con perversiones sexuales pasando por un encadenamiento incesante de actividades supervisadas, terminamos ahogando su inocencia, su capacidad de admiración y su iniciativa en un universo artificial, ruidoso y narcisista.
“Podemos hacer un buen trabajo para calmar la imaginación de los niños haciendo hincapié en la creatividad, ya que se alienta al niño creativo a pensar en sí mismo como si fuera un pequeño dios, con todas sus brillantes ideas procedentes de dentro. La tradición más antigua, sin embargo, tiene al poeta como oyente antes de que sea un artesano de versos. La musa viene a él”, escribe Esolen. La verdadera creatividad, digan lo que digan los pedagogos contemporáneos, viene del escuchar y del contemplar la realidad. No viene de la interioridad solipsista.
Construir la imaginación de un niño requiere otra cosa. El autor del libro muestra que una imaginación sana tiene necesidad del contacto con la Creación. Necesita tiempo, silencio, soledad para observar, soñar y explorar. Necesita de la voz y las rodillas de alguien; de la madre por ejemplo. Necesita héroes para imitar, una bella iglesia para rezar y un cielo lleno de estrellas para contemplar durante una noche de verano.
Nuestro mundo se ríe sarcásticamente de todas estas cosas y recomienda lo inverso. “Mantengan a los niños ocultos porque es más seguro”. “Embrutézcanlos e inícienlos en el mundo adulto, pero sin proponerles virtudes varoniles ni femeninas porque todos somos iguales”. “Ninguna palabra sobre el sentido de la unión conyugal puesto que lo primero es el placer”. “No dejen que nunca se acerque a un jardinero, a un artesano o a cualquier persona que ame su trabajo. Sugiéranle más bien, que prepare su carrera universitaria”. “Háganle saber que las generaciones anteriores estuvieron compuestas por conquistadores corruptos y crueles esclavistas; un televisor ubicado en el cuarto del niño será una gran ayuda para esta tarea”.
El libro se divide en diez métodos o capítulos para lograr el cometido de Escrutopo, o de la supervisora:
- Mantén a tu hijo dentro de casa todo el tiempo que puedas
- Nunca dejes solo a tu hijo
- Mantén a tus hijos alejados de las máquinas y sus operarios
- Sustituye los cuentos de hadas por tópicos políticos o modas
- Demoniza lo heroico y lo patriótico
- Quita importancia a todos los héroes
- Reduce todas las conversaciones sobre el amor a narcisismo
- Allana las distinciones entre hombre y mujer
- Distrae al niño con lo superficial y lo irreal
- Niega la trascendencia
Lo que el autor busca en su libro es advertirnos acerca de la necesidad de salvar la cultura a través de la preservación y el cultivo de la imaginación de nuestros hijos. Y lo hace admirablemente bien, pues es una verdadera fiesta no solo para la imaginación hambrienta de los niños, sino también para nosotros mismos, que fuimos y finalmente somos esos mismos niños. La lectura atenta de cada capítulo puede incluso hacer que caigan las escamas de nuestros ojos, y podamos ver con claridad, por ejemplo, la gloriosa liturgia del cosmos creado que intenta ser apagada y oscurecida por el Gran Enemigo del Imaginación. Como enfatiza Esolen, su cometido consiste en la evisceración de casi todo lo que puede interesar a un niño en un primer momento, y en negarle la posibilidad de una fe superior. Esta (anti) cultura no se contenta simplemente con borrar la pizarra, o de clausurar de la mente de los niños, las virtudes clásicas, la revelación cristiana y las bellezas de un universo ordenado por Dios. Bajo la apariencia de una supuesta neutralidad o “racionalidad objetiva”, inculca tácitamente su propio credo de secularismo liberal, positivista y tecnocrático, un credo que es mucho más coercitivo, peyorativo, dogmático y de hecho supersticioso. Por lo tanto, el problema de hoy, como Esolen se esfuerza en demostrar, no es tanto que se les ofrezca a los niños la opción perversa de rechazar una herencia que sea realmente mejor para ellos; sino que está siendo sistemáticamente socavada la negación de la posibilidad misma de elegir aquello que los hará verdaderamente felices.
Junto al blog De libros, padres e hijos, este libro de Esolen es, definitivamente, una herramienta valiosa y en muchos casos necesaria, para la difícil y peligrosa tarea que tienen los padres de educar a sus hijos en el sombrío mundo contemporáneo.
Muy bueno y útil para los que escuchan la conciencia. Pero así como la ley del aborto autodestruye la infancia de los perversos, así la "pantallita" les homosexualiza física o afectivamente a los que les permitieron vivir... mal. Signo del Fin de los Tiempos: el Pequeño Rebaño no debe vivir mundanamente y resistir... "Vuelvo Pronto". "O no se salvarían ni los Elegidos".
ResponderEliminarA lo sumo los hipersexualiza o los erotiza. No necesariamente homosexualiza...
EliminarMe parece un libro excelente, y más que recomendada, su lectura para los jóvenes matrimonios debería ser casi obligatoria; pero hay que ser realista, no sé que estudios de mercado habrá hecho la editorial antes de publicarlo, porque sospecho que los pocos interesados en comprarlo serán mayores de 50 años.
ResponderEliminarLos pobres que viven de los planes y tienen 7 u 8 hijos casi no saben leer, y los que saben leer y tienen uno o dos, están en otra cosa. Aún así, no creo que esos jóvenes sean culpables de no tener a Dios en sus planes para educar bien a sus hijos.
Ayer los obispos se reunieron con el presidente Fernández y demostraron que en eso de no tener a Dios en sus planes son los que llevan la bandera.
En efecto, cuando el protocolo del aborto libre desde los 13 años y sin consultar a los padres se publicó como política de estado, los obispos fueron a contarle a AF su gran preocupación por el hambre y la pobreza, y para que no queden dudas, le aseguraron que trabajarán codo a codo con él para resolverlo.
De paso, y como quien no quiere la cosa, al final le dejaron un comunicado en contra del aborto.
De modo que si en vez de pastores celosos de su rebaño está visto que son perros mudos que huyen cuando viene el lobo, ¿qué podemos esperar de los jóvenes que se olvidan de Dios para educar a sus hijos?
Pero hay algo peor todavía, es la imposición a las patadas que este gobierno hará de la Educación Sexual Integral (ESI) -aún contra la voluntad de los padres- y que determinará la educación de nuestros niños si Dios no lo impide de otra forma, porque estos obispos de cuarta que supimos conseguir, nunca romperán con el kirchnerismo montonero, ateo y promarxista que cuenta con la bendición de Francisco.
Chesterton decia " La locura de mañana no estará tanto en Moscú como en Manhattan"
EliminarLa entrada me hizo recordar este "chiste":
ResponderEliminarhttp://materialestic.es/articulos.&.info/chistes/Imagenes/Acudits2014/140923-FB-padres-hijos-madre-habitacion-cama-actividades-extraescolares.jpg
Alfonso Jesús Vivar
"Educar en el asombro" es un libro que escribió hace unos años una canadiense radicada en Barcelona, llamada
ResponderEliminarCatherine L'Ecuyer.
La autora propone algunas cuestiones en la misma línea de Esolen. Realmente vale la pena su lectura. El libro trata de dar respuesta a interrogantes que tenemos algunos padres en este
mundo frenético e hiperexigente, que busca alejar al ser humano (no solo a los niños) de todo lo REAL.
L.
Si esto sigue como hasta ahora, estimado Wanderer, deberemos imitar a los Mennonitas y establecer una especie de nueva Tebaida para aislarnos de tanto horror.
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ResponderEliminarTodo lo que escribe Esolen, todas sus conferencias y charlas (hay buena cantidad en YouTube) es muy recomendable. No sólo por lo que dice, sino por cómo lo dice.
Con diferencias, por supuesto, tiene una manera de exponer muy chestertoniana.
Tengo un matrimonio joven con niños, me es imposible leer un libro ahora por tanto he dejado de comprar libros por unos años, sin embargo si leo algun que otro articulo de internet. Comprendo lo de cuidar la imaginacion de los niños, hay cosas que hay que tener mucho cuidado como el anime y los videos juegos que son puertas de iniciacion a la pornografia, en mi adolecencia no tuve una buena direccion moral y espiritual pero si un sentido comun o aprension al mal: note que habia una relacion entre mis compañeros de colegio que consumian anime con la pornografia y la perversion sexual, y vemos que el hijo del actual presidente entro al mundo del travestismo por el anime... mis hijos ven mucha television, es invierno, hace frio, oscurese muy temprano, no se que hacer con ellos, pero eso si, yo estoy viendo con ellos cada dibujito, seleccionando, censurando, apagando de a ratos el televisor si no hay nada potable, y haciendo pausas para la oración, sobretodo a la Virgen, ya en verano si salen a jugar al jardin y la plaza...
ResponderEliminarHola! Te entiendo con lo del tiempo para leer, es tan difícil!te escribe una madre de cuatro, y todavía ninguno va al jardín de infantes.
EliminarEn casa no tenemos televisión justamente por lo difícil que reconozco sería no caer en ella. Y los chicos saben jugar con lo que hay. Los dias de frío tengo que estar mas tiempo sentada con ellos entre muñecos y rompecabezas, plastilina, lápices y papeles. Recortando papelitos, leyendo cuentos... Pero cada pequeño esfuerzo lo vale! Obviamente esto suena a idilio, pero mas de una vez me quebré y no es raro que a la hora del baño mi paciencia ya se haya agotado hace rato. Es cuestión de encomendarse y arremangarse!
Primero, no te destrozan la casa? La tv y el movil son como las drogas tranquilizantes "legales" de nuestra epoca para los niños... Segundo he peleado mucho por no tener television en casa, pero en los matrimonios siempre uno es mas flojo que el otro, y las presiones sociales y familiares se volvieron insoportables cuando el primer hijo no hablaba, desde que ve tv y va a jardin de infantes va progresando, pero la vida de ermitanio le trajo problemas de aprendisajes, hay familias que no tienen este problema y van genial con la educacion en casa y sin tv, tengo amigos asi y se que es posible, mas no en nuestro caso puntual. Dios tendra sus motivos!
EliminarNiños educados en disciplina, no destrozan la casa. Me imagino que por mucho frío que haga, salen igual al exterior a jugar. Un rato aunque sea.
EliminarProblemas de aprendizaje? El problema es comparar a un niño en su casa con los hiperestimulados en los colegios y por la pantalla. Eso no es infancia normal. A los 10 las nenas son mujeres adultas y a los 13 debutaron. Horror.
Está muy bien sentarse con ellos.
Por la presión familiar... Los de afuera son de palo.
No es bueno que vean MUCHA tv. Cuando crezcan un poquito, se nota el daño en la voluntad, en el carácter, porque evidentemente, los padres no pueden establecer límites sin una pantalla. Aparte, los contenidos son cada vez más perversos. Más tarde será más difícil.
El problema somos nosotros, los padres, no los niños.
La verdad, a pocas familias les va genial, en general, es una cruz pero es el precio que hay que pagar. Los frutos se ven con el tiempo. Y no son "espectaculares" a nivel social. Son simple y maravillosamente espirituales.
Hay grupos virtuales de apoyo mutuo para padres en estos tiempos, especialmente de educación en casa. Si interesa.
Tal vez un paso previo sea sentarse delante de Dios unos instantes, respirar hondo y entender que este veneno del que queremos proteger a nuestros hijos, NOS ATACÓ TAMBIÉN A NOSOTROS. La televisión y el pensamiento dominante de hoy no sólo corrompe a los niños, TAMBIÉN LO HIZO CON NOSOTROS. No se da lo que no se tiene. Así que sin desesperar tendríamos que reconocer los vicios que nos inculcó la cultura dominante y que tal vez no vemos. Sabiendo también que al fin y al cabo lo importante es la vida en Dios, prefiero un hijo Santo y no tan brillante a los ojos del mundo.
EliminarNo acepte imitaciones mi amigo, compre el producto original: hágase Menonita
ResponderEliminarLos menonitas son protestantes..., mejor seguir a Jesucristo Nuestro señor
ResponderEliminarHuir no remedia nada. El mal ataca en todas partes como a Jesús en el desierto.
ResponderEliminarBueno, si sirve de algo, no cumplo ninguna de las 10 recomendaciones, al contrario.
ResponderEliminarEnhorabuena, al menos una cosa que hacemos bien en Casa!
Benigno!
Muy buena la recomendación y en especial, un hallazgo el blog "de libros, padres e hijos". Hoy en día con la sobreabundancia de pakas pakas se hace difícil criar un hijo. La falta de experiencia hoy en día te puede jugar una mala pasada de por vida, supongo que para generaciones anteriores fue más fácil. Hoy en día ya es difícil encontrar un jardín de infantes libre de maestras con pañuelo abortero. En fin, gracias por las recomendaciones.
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