Maravillosa conferencia y sublime doctrina y pensamientos. Ante testimonios tan lúcidos, valientes y emotivos como los de Monseñor Bux, renace en mí la confianza de los antiguos cristianos frente a las Fuerzas del mal, que están acaudilladas hoy, todos lo sabemos, por el núcleo de la propia Iglesia. Creo pues firmemente, junto con estos héroes y mártires que nos alientan, en la promesa del Hijo de Dios: "Sobre esta roca" -no temáis a los inquilinos que la ocupen y pretendan devastarla- "edificaré Mi iglesia, y las Puertas del Infierno no prevalecerán contra ella" (Mateo 16,18). Gracias de corazón, Don Nicola.
Desde mi nada misma, no me resulta convincente la postura de reforma de la reforma que empecinadamente defiende Don Bux. Si hace poco aquí mismo se señalaba que el Concilio no son sus documentos, sino el evento Conciliar, lo mismo puede decirse de la reforma litúrgica. Nadie, absolutamente nadie, entre los que tienen autoridad, lee ni leyó la Sacrosantum Concilium, tampoco siguen minuciosamente las prescripciones del Novus Ordo Missae. Si un concilio, por pastoral, pudo fallar, es decir ser infiel a las inspiraciones del Espíritu Santo, cuánto más una reforma litúrgica sacada de la galera. El punto neurálgico es ése. La oposición al NOM no es caprichosa, es que se lo considera un pecado contra el Espíritu Santo que inspiró la evolución homogénea, gradual y arquitectónica de la liturgia, hasta...Bugnini. La historia de los proyectos de reforma en tiempos de Pio XII no cambia ese diagnóstico. Recientemente Mons. Viganó tuvo un contrapunto con Dom Alcuin Reid, en que éste sostenía una tesis similar a la de Dom Bux. Con los reparos que uno pueda tener respecto de Viganó, ciertamente su postura resulta mucho más convincente que la de Bux-Reid. No está más en juego la reforma de la reforma ni la hermenéutica de la continuidad. Nada de eso le interesa al progresismo infelizmente reinante. Ese experimento fracasó. Ahora se viene, si es cierto lo que algunos dicen, la supresión de la liturgia tradicional, de nada vale profesar que nosotros entendemos correctamente el concilio y su liturgia. Poco les interesa a ellos el Concilio y la liturgia. Sólo son palabras talismanes. La pelea es a todo o nada. Hilbert
Suscribo. Por eso en un posteo pasado escribí que no podíamos seguir hablando sobre el CVII. Hoy somos bolsones de resistencia con infinidad de matices en cuestiones que no llegan a ser sustanciales. El que sabe tolerar estos matices ya tiene un buen comienzo y al que le gusta analizar lo feo o bello del sobrepelliz... pues que siga adelante con su sectita
Bux, viejo zorro de la Italia meridional, y hombre al que respeto mucho, es de los pocos que siguen confiando en la reforma de la reforma litúrgica de Pablo VI, al modo propuesto por Benedicto XVI en sus delirios hegelianos. Eso de de que ambos ritos, coexistiendo, se enriquezcan mutuamente. Algo imposible bajo mi punto de vista, pero yo, a mis ochenta años, no suelo acertar en esta Iglesia que me ha tocado sufrir. Sostiene Bux que el Novus Ordo no va a desaparecer porque nunca la Iglesia lo va a consentir. Sería además reconocer el disparate mayúsculo de supuso la obra de Pablo VI, de Bugnini y compañía, que esta siempre se va de rositas. Quizás lleve razón, o mejor dicho, seguro que será así. Pero yo, que soy tan viejo como él aunque menos sabio, me voy a morir deseando cada día que pasa más, que el Novus Ordo desaparezca para siempre.
Creo que ha quedado más que claro que la hermenéutica de la continuidad no tiene ya continuidad. Aunque pueda ser una estrategia política , quizás, para no generar el mismo impacto y escandalo que generó la imposición del NOM y supresión ( de facto) del antiguo misal. Nada más que eso. No es factible seguir insistiendo con tal invento más allá de las cuestiones prácticas.
Maravillosa conferencia y sublime doctrina y pensamientos. Ante testimonios tan lúcidos, valientes y emotivos como los de Monseñor Bux, renace en mí la confianza de los antiguos cristianos frente a las Fuerzas del mal, que están acaudilladas hoy, todos lo sabemos, por el núcleo de la propia Iglesia. Creo pues firmemente, junto con estos héroes y mártires que nos alientan, en la promesa del Hijo de Dios: "Sobre esta roca" -no temáis a los inquilinos que la ocupen y pretendan devastarla- "edificaré Mi iglesia, y las Puertas del Infierno no prevalecerán contra ella" (Mateo 16,18). Gracias de corazón, Don Nicola.
ResponderEliminarDesde mi nada misma, no me resulta convincente la postura de reforma de la reforma que empecinadamente defiende Don Bux. Si hace poco aquí mismo se señalaba que el Concilio no son sus documentos, sino el evento Conciliar, lo mismo puede decirse de la reforma litúrgica. Nadie, absolutamente nadie, entre los que tienen autoridad, lee ni leyó la Sacrosantum Concilium, tampoco siguen minuciosamente las prescripciones del Novus Ordo Missae. Si un concilio, por pastoral, pudo fallar, es decir ser infiel a las inspiraciones del Espíritu Santo, cuánto más una reforma litúrgica sacada de la galera. El punto neurálgico es ése. La oposición al NOM no es caprichosa, es que se lo considera un pecado contra el Espíritu Santo que inspiró la evolución homogénea, gradual y arquitectónica de la liturgia, hasta...Bugnini. La historia de los proyectos de reforma en tiempos de Pio XII no cambia ese diagnóstico. Recientemente Mons. Viganó tuvo un contrapunto con Dom Alcuin Reid, en que éste sostenía una tesis similar a la de Dom Bux. Con los reparos que uno pueda tener respecto de Viganó, ciertamente su postura resulta mucho más convincente que la de Bux-Reid. No está más en juego la reforma de la reforma ni la hermenéutica de la continuidad. Nada de eso le interesa al progresismo infelizmente reinante. Ese experimento fracasó. Ahora se viene, si es cierto lo que algunos dicen, la supresión de la liturgia tradicional, de nada vale profesar que nosotros entendemos correctamente el concilio y su liturgia. Poco les interesa a ellos el Concilio y la liturgia. Sólo son palabras talismanes. La pelea es a todo o nada.
ResponderEliminarHilbert
Suscribo. Por eso en un posteo pasado escribí que no podíamos seguir hablando sobre el CVII. Hoy somos bolsones de resistencia con infinidad de matices en cuestiones que no llegan a ser sustanciales. El que sabe tolerar estos matices ya tiene un buen comienzo y al que le gusta analizar lo feo o bello del sobrepelliz... pues que siga adelante con su sectita
EliminarBux, viejo zorro de la Italia meridional, y hombre al que respeto mucho, es de los pocos que siguen confiando en la reforma de la reforma litúrgica de Pablo VI, al modo propuesto por Benedicto XVI en sus delirios hegelianos. Eso de de que ambos ritos, coexistiendo, se enriquezcan mutuamente. Algo imposible bajo mi punto de vista, pero yo, a mis ochenta años, no suelo acertar en esta Iglesia que me ha tocado sufrir. Sostiene Bux que el Novus Ordo no va a desaparecer porque nunca la Iglesia lo va a consentir. Sería además reconocer el disparate mayúsculo de supuso la obra de Pablo VI, de Bugnini y compañía, que esta siempre se va de rositas. Quizás lleve razón, o mejor dicho, seguro que será así. Pero yo, que soy tan viejo como él aunque menos sabio, me voy a morir deseando cada día que pasa más, que el Novus Ordo desaparezca para siempre.
ResponderEliminarCreo que ha quedado más que claro que la hermenéutica de la continuidad no tiene ya continuidad. Aunque pueda ser una estrategia política , quizás, para no generar el mismo impacto y escandalo que generó la imposición del NOM y supresión ( de facto) del antiguo misal. Nada más que eso. No es factible seguir insistiendo con tal invento más allá de las cuestiones prácticas.
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