Desde que se conoció la muerte del papa Benedicto XVI estamos asistiendo a la visibilización del conflicto que se acumulaba desde 2013 en el seno de la iglesia entre el sector “conservador” —y por tal me refiero en este caso a aquellos que, en línea con la tradición de dos mil años, sostienen que la iglesia es un institución fundada por Jesucristo con un fin trascendente y sobrenatural que consiste en la salvación de las almas—, y el sector “progresista”, integrado por aquellos otros que consideran que la iglesia es una institución humana —las más antigua y poderosa quizás— cuyo fin es inmanente y consiste en la promoción del hombre en todos los niveles, aún el religioso, pero otorgándole a este término un significado difuso, alejado de cualquier verdad dogmática o moral.
La semana pasada asistimos a hechos que hasta hace pocos días habríamos creído imposibles. Mons. Georg Gänswein, hizo públicas declaraciones explosivas en cuanto al impacto que tuvo en el papa Benedicto XVI la promulgación de Traditionis custodes, y el modo en el cual fue apartado de facto de su cargo de Prefecto de la Casa Pontificia, con las palabras que habría pronunciado al respecto el papa emérito: “Creo que el papa Francisco no confía en mí y desea que usted sea mi vigilante”. En los próximos días se publicará el libro de memorias de Mons. Gänswein; todo hace augurar que revelará muchos más detalles significativos.
Por su parte, y tal como detallábamos la semana pasada, el papa Francisco y su corte adicta de Santa Marta no se privaron de infligir cuantas humillaciones póstumas pudieron al papa Benedicto XVI. Parecería que aprovecharon sus exequias para dar rienda suelta al rencor contenido durante años, mostrando al mundo entero las profundidades de sus odios.
La pregunta que cualquier analista se hace es cómo ha sido posible que ambos actores expusieran de ese modo la gravedad del conflicto. Mons. Gänswein no es un improvisado y no podemos pensar que actuó impulsivamente. Un curial como él jamás caería en ese grueso error y, por otro lado y más importante aún, las entrevistas —al menos algunas de ellas—, ciertamente estaban grabadas con anterioridad a la fecha en que fueron transmitidas y sus memorias hace tiempo que también estaban listas para salir a la venta; un libro no se escribe, ni se encuentra editor, ni se edita en una semana. Es decir, cada uno de los pasos que Mons. Gänswein ha dado hasta ahora han estado cuidadosamente pensados y calculados.
No me parece que sea ese el caso del papa Francisco, astuto hombre de gobierno. Aún cuando su rencor contra el papa difunto fuera muy profundo, cuesta encontrar explicación a la chapucería de sus exequias. El presidente de Portugal emitió una crítica formal por el modo en el cual se manejaron las cosas y Václav Klaus, ex-presidente de la República Checa se preguntó públicamente las razones de tan triste espectáculo. El único motivo que se me ocurre es que Bergoglio estaba cegado por su ira —como ha ocurrido en otras ocasiones— , y no se detuvo a pensar en lo brutal y escandaloso de su comportamiento.
El Tagepost, un importante periódico alemán, consideraba que, con la muerte de Benedicto XVI comienza una nueva etapa en el pontificado de Francisco o, incluso, de la misma iglesia. Y la razón es que Ratzinger oficiaba como una suerte de fuelle que amortiguaba las furias de los conservadores frente a los desmanes de Bergoglio. O, como dijo el cardenal Müller, los conservadores podían ir a curarse al monasterio Mater Ecclesiae. Ahora ya no hay amortiguador y ya no hay tampoco casa de cura. El choque es inevitable y lo estamos viendo, y lo veremos en las próximos semanas.
Si miramos la situación de ambos bandos, tenderíamos a pensar que el progresista es el que lleva todas las de ganar. En primer lugar, porque es el que tiene el poder en la persona del Sumo Pontífice y de un buen número de cardenales y de obispos que le son fieles. Sin embargo, la muerte de Benedicto XVI ha llegado tarde; muy distinto habría sido el cantar si hubiese sucedido hace cinco o seis años. Ahora, Bergoglio es un pontífice desgastado y debilitado, y todos los que lo rodean en círculos más o menos próximos están esperando su muerte. Él jamás renunciará; sencillamente morirá como cualquier hijo de Adán, y no pareciera que ese momento esté muy lejano. Como los especialistas afirman desde hace algunos meses, en el Vaticano se huele a cónclave.
Por otro lado, el estilo de gobierno de Francisco, extremadamente autoritario, le ha creado enemigos en todas partes, aún entre aquellos que comparten su progresismo. Pensemos, por ejemplo, cómo puede haber caído en el cardenal vicario y en todo el clero romano la constitución apostólica que promulgó el viernes pasado con la cual interviene, de hecho, la diócesis de Roma, y exige a su vicario, por ejemplo, que le consulte el nombramiento de todos los párrocos o las ordenaciones de cada uno de los seminaristas. Habría que remontarse muchos siglos en la historia de la iglesia para encontrar un papa dictador como Bergoglio. Su liderazgo, entonces, es débil. Quienes lo secundan no dudarán en abandonarlo y en comer frías las viandas de la venganza por las humillaciones que recibieron. Y a esto debemos agregar que no tiene tampoco el apoyo de las fuerzas progresistas más poderosas: el episcopado alemán y, con él, el de otros países de su órbita. Y no tiene tampoco el apoyo popular. La gente, el “pueblo fiel”, no es cercana al papa Francisco. Basta ver la escuálida asistencia de público que logra reunir cualquiera de sus apariciones públicas.
Bergoglio, entonces, es débil porque está viejo y enfermo; porque su pontificado se ha desgastado con mucho ruido y pocas nueces, porque su estilo de gobierno le ha granjeado innumerables enemigos y porque carece de apoyo y devoción popular.
Por parte del lado conservador, la situación es también compleja. No es un bando unificado, no tiene líder y está integrado por una multitud de tribus que recelan unas de otras, incapaces de distinguir entre lo principal y lo secundario y capaces, en cambio, de las mayores torpezas con tal de triunfar en una disputa sobre los motivos más insólitos y menores. Hay referentes, por cierto, y de variada intensidad: los cardenales Burke, Sarah; obispos como Viganò o Schneider, pueden ser los más conocidos. Pero también incluiría en ese grupo a los cardenales Müller, Pell, Erdo y Eijk, y a un buen número de obispos americanos. Pero, en el fondo, no dejan de ser referentes que carecen de liderazgo real. En mi opinión, el único modo en que el grupo conservador tenga chances reales de triunfar es que encuentre un líder capaz de unificarlos y con la suficiente sabiduría y fortaleza para enfrentar al progresismo.
Pareciera que los progresistas bergoglianos ya lo encontraron. Siguiendo la táctica peronista, ellos ya eligieron al enemigo y lo están señalando. Se trata de Mons. Georg Gänswein. Elizabetta Piqué, periodista en Roma, amiga personal de Francisco y su vocera oficiosa desde que era arzobispo de Buenos Aires, lo dijo el sábado en un artículo en La Nación: él es el vocero de los “ultraconservadores” enemigos de Francisco. Pocos días antes, se había preguntado si se había vuelto loco. Los ataques de todos los medios adictos contra Gänswein recrudecerán en los próximos días; no cabe duda que en Santa Marta lo ven como un peligroso líder capaz de unificar las fuerzas conservadoras. El problema es que los conservadores logren ponerse de acuerdo, dejen de lado sus fundamentalismos y sean capaces de adoptar estrategias conjuntas. No sería extraño que algunas de las tribus cuestionara a Gänswein porque se vacunó contra el Covid, otra porque celebra el novus ordo y otra le pida que abjure públicamente de Dignitatis humanae. La obcecación y falta de prudencia y sensatez son características de nuestros amigos.
El encumbramiento de un líder, sea Mons. Gänswein o cualquier otro, exige la ocurrencia de un suceso explosivo. Por la naturaleza jerárquica de la iglesia, los liderazgos son delegados; los líderes naturales son los obispos, y ya sabemos la calidad del episcopado católico actual. Es muy complejo entonces el surgimiento de un outsider, que siempre lo será relativamente puesto que es imprescindible que el tal sea obispo. Es necesario, para que esto ocurra, la aparición de un Gavrilo Princip que asesine a un archiduque en Sarajevo. Y en mi opinión, será el mismo Bergoglio quien asumirá ese rol, encendiendo la mecha del polvorín, y no sólo por su carácter impredecible sino porque es el único que tiene la capacidad, en virtud de su cargo, de provocar un conflicto de proporciones dentro de la Iglesia. En cualquier otro caso, cuando surge un conflicto, es el papa quien actúa como último árbitro y dirime la situación. Pero cuando es el mismo papa el que se empeña en generar dificultadas y provocar heridas y divisiones, no hay nadie a quien recurrir. A nadie, excepto a un líder.
Lo peligroso, lo extremadamente peligroso, es que Francisco tiene a la mano un posible conflicto capaz de detonar la guerra; hay un archiduque paseándose por Sarajevo. Según se comenta en los círculos vaticanos, la intención real y rabiosa de Francisco es nombrar al obispo alemán Heiner Wilmer como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Y se trata de un personaje calificado por todos como ultraprogresista, encolumnado en las decisiones más extremas del sínodo alemán. Para él, por ejemplo, la Santa Misa no es un elemento importante en la vida cristiana y propone una revisión completa de la enseñanza de la iglesia sobre la sexualidad. Se comenta que aún no fue nombrado por la fuerte oposición que Francisco ha encontrado en numerosos obispos y purpurados como el cardenal Müller. Pero si se empeñara en el nombramiento, lo cual es bastante probable dadas las circunstancias, no cabe duda que la iglesia entrará en una profundísima lucha y división que nadie sabe cómo podrá terminar.
Será éste el fin y el fruto último del pontificado de Francisco, el peor y más dañino papa de toda la historia de la Iglesia.
Gaenswein no tiene escapatoria. Acabará enviado a hacer penitencia en un monasterio allá donde el viento da la vuelta o reducido al estado laical.
ResponderEliminarY tengo la impresión de que lo sabe.
ya sin benedicto xvi, ganswein ya no tiene absolutamente nada que perder.
EliminarPor eso dejará su libro como venganza por adelantado...
EliminarIl bello Giorgio.
ResponderEliminarMuchas gracias por su artículo. Apoteótica la última afirmación del texto.
ResponderEliminarEstoy leyendo el libro de Gänswein. Hasta ahora nada nuevo, todo ya trascendido. Pero me interesó el relato del modo de trabajar en tiempos de Ratzinger en la CDF y de Juan Pablo II. Si a esa actividad interna le sumamos las celebraciones, los viajes y las audiencias de todo tipo ...... exigen una energía sobrehumana.
ResponderEliminarNo sé si para iniciar una revolución en la Iglesia hace falta ser obispo, Lutero era un simple monje y ya sabemos lo que hizo. Con más razón, Monseñor Gänswein está perfectamente habilitado para poner en marcha una resistencia contra esta falsa iglesia bergogliana que hace rato nos asfixia. Lo que vendrá después, sólo Dios lo sabe.
ResponderEliminarDe lo que sí estoy convencido, es que así como Gavrilo Princip fue la chispa que desató la Primera Guerra Mundial y la lamentable desaparición del Imperio católico Austro-Húngaro, la muerte de Benedicto XVI será la chispa que acelerará la crisis terminal de la Iglesia, algo que ya había tomado impulso con su inédita renuncia, un acontecimiento que todavía no comprendemos en su verdadera magnitud.
Visto eso y por las revelaciones explosivas que podría hacer en breve, no hay duda que Monseñor Gänswein es el personaje ideal para iniciar esa contraofensiva. De todos modos, sea con Gänswein o con Francisco, las condiciones que motorizan esa batalla final están dadas.
Si en estos diez años de pontificado Bergoglio llevó a la Iglesia al borde del abismo, nadie debería dudar que la muerte de BXVI será el catalizador que le dará el empujón que faltaba.
Así que las cosas están claras, mientras los enemigos de un lado y del otro están en aprestos midiendo sus fuerzas, el cisma y el Anticristo ya están golpeando la puerta. Nadie podrá quedar al margen, ni siquiera el mundo ateo...
No creo que Bergoglio se atreva a nombrar a semejante esperpento. El más progre al que le tiró flores fue el Card. Kasper, quien incluso quedó asustado del nivel de delirio de sus cofrades alemanes.
ResponderEliminarQuien sabe. Este Señor con tal de conseguir mas poder no tiene problema en pactar con el Maligno en persona, que a su vez tiene varios ultraprogres degenerados, sodomitas y perversos en sus huestes, sirviendo al Averno mismo en rebeldia maxima contra Dios.
EliminarAsi que no se extrañe tanto si eso pasa, a medida que pasan los años el mismo Diablo sigue llevando a sus secuaces por el peor camino posible y ellos van, cegados, ni imaginan, pobres de ellos!, o que les espera.
Quizas cuando vea a la muerte bien cerca, se le abran los ojos y se arrepienta, o tal vez ya sea bien consciente de su decision de desobedecer a Dios hasta las ultimas consecuencias y quiera morir asi y no inclinarse ante Dios.
El daño que va causando es brutal y el drama es patente, a la vista de todos. La lucha del bien y el mal.
Pero el Señor ha vencido, con su Cruz nos redimio y el poder de las tinieblas no prevalecera.
Tenemos que orar, incansablemente y poner toda nuestra Esperanza en el Señor, que pronto volvera.
Nunca nos dejara solos, nunca abandonara a sus fieles y a la Santa Iglesia. El es nuestra Esperanza!
en realidad no creo que ganswein quiera o pueda ser el lider de la facción ortodoxa de la iglesia, por dos razones, no es cardenal y ya hay otros cardenales que si podrían asumir liderazgos dentro de la facción ortodoxa de la iglesia. por ende la elisabeta piquetera es demasiado torpe y necia en querer encumbrar a ganswein como líder, y si los bergoglianos como la elisabeta piquetera entre otros inician una sucia campaña de desprestigio contra ganswein, solo conseguirán un efecto contraproducente que significaría la solidaridad de cardenales y obispos hacia ganswein y también que ganswein mismo pueda soltar aun mas la lengua y revelar uno que otro secreto sucio del padrino don vito bergoglio y de sus lacayos. hay que destacar también que ganswein podría considerarse como el heredero espiritual del legado de benedicto xvi. por ende bergoglio y los suyos deben moverse con extremo cuidado.
ResponderEliminarEs muy añeja la costumbre de encumbrar a algún miembro de la facción adversaria tirándole basura de toda clase, como si fuera persona de mucho valer aún si serlo, al menos necesariamente, para crearse un enemigo más o menos visible. Esto de la "visibilidad" del enemigo es asunto de gran importancia estratégica, porque los adversario astutos no tienen la inclinación a mostrarse abiertamente.
ResponderEliminarYo veo que un jefazo importante para una facción opositora es cierto cardenal jubilado alemán, que tiene todo lo que hace falta -habla inclusive razonablemente bien el castellano, la lengua de la mayoría de los católicos- pero que es también escurridizo, hábilmente escurridizo.
En fin, comentarios o apostillas más bien.
Arsenio
Puestos a encontrar paralelos históricos, como yo pienso que la guerra ya comenzó hace tiempo (y por tanto Sarajevo ya pasó y sería algo así como el autodenominado "espíritu del concilio"), yo más bien lo compararía con la muerte del emperador Francisco José en 1916, en plena guerra: ese funeral fue el verdadero fin simbólico del antiguo mundo europeo que el propio Francisco José siempre temió pero no llegó a vivir. Todo el mundo entendió que con esa muerte se había ido algo que no retornaría jamás y el final de los imperios europeos en los dos años siguientes no hizo más que confirmarlo. La muerte de Benedicto un 31 de diciembre, el final de un tiempo, parece realmente un canto del cisne simbólico similar (uno se sentiría tentado incluso de relacionarlo con la muerte de la reina de Inglaterra en septiembre: la última reina-reina). Simbolismos aparte, la iglesia como la conocimos se encuentra en pleno derrumbamiento (como el imperio austro-húngaro, que a su vez era el último resto del Sacro imperio) y, si es verdad que no puede desaparecer -ni nosotros perder la esperanza- siempre queda en pie la pregunta del mismo Señor: "Cuando el hijo del hombre vuelva ¿encontrará la fe sobre la tierra?"
ResponderEliminarWanderer, este curita de Fasta si que la tiene clara: https://www.infobae.com/opinion/2023/01/09/benedicto-xvi-y-una-apuesta-por-america-latina/
ResponderEliminarEste curita de FASTA está aterrorizado. Sabe que ellos son los próximos en la siega que está haciendo Bergoglio de todas las fundaciones neoconas a las que siempre odió. Hace un par de meses fue el Opus; hace un mes fue Miles Christi y el próximo comisariamiento se dirige a las Federación de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino, fundación de fray Aníbal Fósbery copiando el esquema de la Falange española.
EliminarLo que no se entiende es por qué, siendo como son los FASTA tan aguerridos, se someten de ese modo repugnante a Bergoglio. Exactamente lo mismo hizo Ianuzzi y Mariano Fazio, y el papa reinante les terminó cortando la cabeza.
¿No sería mejor dar pelea con dignidad y, si es necesario, morir sin claudicar de los ideales? Pero no, la institución es siempre más importante.
Estimado Curial:
EliminarNo comparemos.
Yannuzzi fue dimitido del estado clerical por homosexual.
Fuera de eso: cómo quiere que FASTA dé pelea?
El Papa tiene un poder absoluto. Interviene el Instituto y listo.
Salvo que se afilien a la FSSPX con la Misa nueva.
🙄
Si no van a dar pelea, por lo menos que no sean tan obsecuentes. Lo que sucede pueden ser dos cosas: una, que su neoconismo sea tan fuerte que crean que Francisco por ser Papa está justificado de lo que hace, y por ende termina siendo correcto todo su accionar; es decir un papismo flagrante. O, la otra, es lo que dice el Curial: la institución termina siendo más importante que cualquier otra cosa. Sea como fuere, todas estas Federaciones, comunidades, institutos, etc. están destinados a desaparecer, me parece.
EliminarEs muy curioso ver a un sacerdote de FASTA elogiar el documento de Aparecida (y citando al Tucho!) cuando todo el mundo sabe que ese documento marcó un hito en el proceso de "empoderamiento" de Bergoglio y de la Iglesia "latinoamericana" en contra del parecer de la curia romana aún conservadora y juanpablina. Fasta claramente representaba el punto de vista de esa curia, y no del Tucho, escriba a sueldo de Bergoglio en esa conferencia, quien vivió aquello como un verdadero triunfo del progresismo teológico, camuflado bajo el mote de "iglesia latinoamericana". No, esta no es la Fasta que conocí hace 30 años, definitivamente.
EliminarYannuzzi fue dimitido por varios motivos. Pero hay uno muy sensible: tenía mucha información sobre cómo el actual Pontifice promovió su candidatura en buenos aires y Roma.
EliminarLamentablemente, por ese defectillo que agobia a Yannuzzi, no puede contar toda la información que tiene sobre como el actual Pontífice promovió su candidatura.
EliminarNo entiendo el supuesto rencor de Francisco hacia Benedicto, ya que Bergoglio le debe a Ratzinger el ser Papa. Sin la renuncia de Benedicto, Bergoglio nunca hubiese llegado al Papado.
ResponderEliminarGänswein no va a encabezar al sector "conservador" simplemente porque no ha querido entrar en cuestiones teológicas. En sus memorias se centra en cuestiones prácticas del gobierno de la Iglesia.
Tampoco creo que Benedicto apaciguara a los "conservadores" tras su renuncia. No perjudicó a Francisco, pero tampoco lo protegió. Se mantuvo al margen.
Más bien pienso que la división de la Iglesia favorece la elección de un futuro Papa conciliador, quizá un progresista moderado de rostro amable como Zuppi.
hablar de un progresista moderado es como hablar de un nazi moderado, de un comunista moderado o de un racista moderado. simplemente no cuadra.
EliminarHumm! El Papa recibió al Secretario de Benedicto...!!!!
ResponderEliminarSu descripción del bando conservador es triste, pero terriblemente real. Basta con ver el vergonzoso silencio frente a la muerte de Benedicto XVI de la combativa página "Adelante la fe" para darse cuenta de la gravedad y profundidad de la división que hay entre las propias tribus conservadoras y tradicionalistas.
ResponderEliminaradelante la fe no representa a todo el espectro conservador.
EliminarTal cual. Impresionante el silencio de Adelante la Fe. Ni siquiera sacó lo Benedicto XVI como noticia. No digo un artículo haciendo un análisis. Nada. Calculo que debe ser culpa de la actual cabeza de la página.
EliminarAnónimo de las 18:51, ese es exactamente uno de los puntos cuando hablamos de profunda división y de la incapacidad de los conservadores para ponerse de acuerdo en algo.
EliminarDos cosas. Bergoglio siempre tuvo gran estima con Fosbery y con FASTA. Me parece que la cabeza que corta Francisco es la de abajo, pues en las supuestas victimas no está la de arriba. don Artemio de Giles
ResponderEliminarTengo entendido que en Buenos Aires ya el entonces cardenal Bergoglio pactó la continuidad de la red FASTA a cambio de que se distanciara de los odiados conservadores. Pero como Roma no paga traidores......
EliminarQuico
ResponderEliminarTema edad Benedicto y Reina de Inglaterra , tenemos que tomar en cuenta el fenómeno del aumento de la " esperanza de vida " .
Cuanto a la pregunta que ( se ) hace el Señor : " Cuando el Hijo del hombre vuelva ¿encontrará la fe sobre la tierra? " Esa pregunta es sobre los que tuvieron fe en algún momento , y que perdieron no forzosamente "todos " los artículos de la fe .
Creo , hoy , que la mayoría de los que se autodenominan “ tradicionalistas “ no creen en “ La Santa Iglesia Católica “ y tampoco en el “ Espíritu Santo “.
Oiga,amigo, cambie de merca...
Eliminarsi algo está claro desde el 2013 es que ningún cardental "convservador" va a tener los arrestos de oponerse publica y abiertamente a Francisco y que los obispos valientes como Schneider y Viganó estarán, salvo intervención divina, condenados al ostracismo a ser misericordiados como el P Pavone...Humanamente hablando el curso de la Iglesia es irreversible hacia lo peor...
ResponderEliminarLamentablemente hoy lo llamaron al Secretario de BXVI a una audiencia privada con el Papá. Será Misericordiado por el Papá Francisco ?
ResponderEliminarRezamos por la Fortaleza y Prudencia de Gasnwein.
El soporte woke demócrata de USA se le terminó y el Synodale Weg alemán no quiere verlo mas. El Rey Sol está entre la liberadora tacita de té y la huída lejos de posibles accidentes fatales domésticos.
ResponderEliminarLa división del campo conservador/tradicional siempre tuvo abiertas las cuestiones sobre la aceptación del Concilio y de la nueva liturgia, pero con Trump, la pandemia y la guerra de Ucrania, entre otros factores, el sector se ha llenado de polémicas bastante delirantes que poco o nada tienen que ver con la fe: desde las hipótesis sobre las vacunas dignas del Universo Marvel hasta la elevación a Putin como nuevo Mesías de la cristiandad.
ResponderEliminarSe habló por aquí del sitio Adelante la Fe, y es un buen ejemplo. Efectivamente nada han dicho de la partida de Benedicto, como si nada hubiera pasado, pero las cartas, mensajes y “homilías” de Viganó se siguen difundiendo, supongo porque el clerigo repite como nadie el argot de “tradicionalismo new age” al que se han hecho tan adictos algunos.
Apreciado Palamita, no creo que sea demostrable la existencia real de un "campo conservador/tradicional". Que sean corrientes que comparten algunos puntos de Fe y Moral, no justifica aquella afirmación.
EliminarEn cuanto "Adelante la Fe", página que no sigo con mucha frecuencia ni es tampoco de mi interés especial, destaco que siempre han tenido una actitud muy distante de Benedicto XVI; y que es bastante comprensible. En Teología, Benedicto distaba mucho de ser un pensador "tradicional", pues era un "progre" en el camino del regreso; lento camino del regreso. En Filosofía, no era realista sino fenomenista, husserliano y admirador de Heidegger y Hegel; por eso hablaba de la "hermenéutica" como eje central del pensamiento. En lo humano, su costumbre de desertar lo puso en una posición crítica respecto de ser acreedor a alguna "incondicionalidad" de sus seguidores.
Pero fue un hombre amable, bien educado, sin duda amaba a Cristo y a la Iglesia pese a sus navegables lagunas del pensamiento. Su esfuerzo por la Misa Tradicional lo hizo, esta vez sí, acreedor a la gratitud de muchísimos tradicionalistas y algo de rencor de los conservadores, furiosamente pro Novus Ordo.
Es lógico que su muerte no haya resultado un eficaz catalizador; y que en consecuencia, muchos no quisieran hablar de ella y prefirieran rezar en silencio.
Aníbal
Publican todas y cada una de las intervenciones de Viganó, pero sus palabras ante la partida de Benedicto se les escaparon...
Eliminarhttps://www.stilumcuriae.com/monsenor-vigano-homilia-en-la-muerte-de-benedicto-xvi-absolve-domine
Una diferencia de personalidad de Bergoglio respecto a los papas anteriores. Encara personalmente a sus súbditos y los recrimina con fuerza (con razón o sin ella, no es el punto). Ejerce fuerte y directamente la autoridad. No deja pasar una (de lo que le interesa, obviamente). A Gänswein lo dejó mudito ("stai zito, zito"). Le reprochó la incoherencia entre su fidelidad al Papa por su cargo y las críticas abiertas que realiza, así como la publicación de información interna.
ResponderEliminarSegún Javier Martinez-Brocal, corresponsal de ABC en el Vaticano, "Gänswein, que ha trabajado como secretario personal de Joseph Ratzinger desde 2003 hasta el día de su fallecimiento, responde con este libro a quienes lo han considerado mentor en la sombra de la oposición al Papa Francisco, y rechaza haber conspirado".
ResponderEliminarEl obispo conservador de La Croix (Wisconsin), monseñor William Callahan, ha prohibido la mayoría de las Misas tradicionales en su diócesis a partir del 1 de enero, aplicando rígidamente Traditionis Custodes.
ResponderEliminarResulta difícil una alianza entre católicos conservadores y tradicionales. A veces se portan mejor con los católicos tradicionales algunos obispos progresistas que los conservadores rígidos.
No me extraña eso. Ocurre a veces que el sacerdote heterodoxo en doctrina suele ser intelectualmente preparado y más comprensivo en el plano puramente humano, por lo que son capaces de escuchar y comprender a los tradis, me ha pasado con jesuitas. Muy distinto a lo que he visto en numerarios que al solo escuchar la palabra "Lefebvre" contienen la respiración
EliminarEl arzobispo Georg Gänswein está “amargado” por las interpretaciones “malintencionadas” de su libro, sacadas de contexto, informa el 10 de enero el sitio web Corriere.it.
ResponderEliminarFrancisco recibió a Gänswein el 9 de enero. Después de eso, Gänswein dijo a sus amigos que había hablado con Francisco sobre el libro, añadiendo que “ahora tengo que callarme”.
Éste es el que iba a liderar a los católicos "conservadores", je.
Estimado, habría que ver si lo que se dice que dijo Gänswein que le dijo Bergoglio es verdad. Insisto en que Gänswein sabía perfectamente donde se metía.
EliminarPero más allá de eso, la cuestión de fondo del artículo es la necesidad del surgimiento de un líder en el campo conservador, sea el que sea.
Junto al sentimiento de orfandad que muchos católicos sentimos por la muerte de Benedicto me atrevo a agregar la indignación por el hecho de una innecesaria innovación, tan absurda como molesta, hecha solo para amargar a los corazones católicos, acortar las exequias del papa (mientras mas rápido nos deshagamos del cadáver mas rápido lo olvidan) y también diría yo (¿Por qué no?) escupir en la tradición litúrgica solo porque es tradición litúrgica:
ResponderEliminarLa Misa de réquiem de Benedicto XVI fue la primera misa exequial de un pontífice sin que se rece el Canon romano desde el siglo VI. Es verdad que Canon romano era la única oración que se rezaba en el sacrificio de la Misa hasta 1969 cuando de la nada aparecieron 3 mas (y muchas mas si revisamos el misal nuevo, un asco) pero ni Pablo VI, de tristísima memoria, los Juanes Pablo I y II, de cortísima y larguísima memoria respectivamente; fueron enterrados con plegarias eucarísticas inventadas en la Trastevere de Roma mientras sus creadores se tomaban un café con medialunas. Fueron enterrados como obispos de Roma con el Canon de la Misa de Roma.
Ya sé, ya sé, "la plegaria eucarística I no es el Canon Romano porque..." me dirá un quisquilloso "tradi", no es el punto. el punto es ¿Por qué se negaron a enterrar a Benedicto con las oraciones que se rezaron sobre el féretro de otros cientos de pontífices? ¿Por qué Benedicto no fue un papa y solo un fulano que vivía gratis en Mater Ecclesia y se vestía de blanco? Vamos...
Aquí tienen el librito de la Misa exequial, pueden ver.
https://www.vatican.va/news_services/liturgy/libretti/2023/20230105-libretto-esequie-sepoltura_pont-emerito.pdf
Benedicto XVI, descanse en paz.
Estimado Nostálgico, la repuesta completamente oficiosa que dio el Vaticano sobre la utilización de la plegaria eucarística III, es que éste posee un memento por los difuntos mucho más extenso que el canon romano. Lo cual es verdad, y honestamente el texto es muy bello. Pero, por supuesto, eso no justifica desde mi punto de vista, el abandono de la anáfora propia del rito romano.
EliminarAlgunas precisiones sobre lo que usted dice: los creadores de la plegaria eucarística II fueron Louis Bouyer y Bernard Botte, y ambos, en sus respectivas memorias, dicen que la escribieron en el Trastévere luego de un almuerzo. No habría sido café con medialunas, sino más bien pasta y vino tinto.
Las plegaria III fue escrita tomando como modelo algunas anáforas galicanas y la IV, obra del P. Vagaggini, es un invento con una lejana inspiración en la liturgia alejandrina.
La Plegaria Eucarística IIIª es realmente bella, no se puede poner en duda. Pero no es tradicional, no es católica en el más estricto sentido del término, no es romana de ninguna forma que se piense y, por lo demás, la belleza no es bondad por sí sola, si no va acompañada o es convertible a los restantes trascendentales: unidad, verdad, la propia bondad... Luzbel es bellísimo, acaso lo más bello de la Creación después de María Santísima y el Cuerpo Santísimo de Jesús. Pero es malvado y dañino.
EliminarCoincido, nuevamente, en la belleza del texto de la Plegaria III. Má pero... Por razones que aquí sobra explicar, no creo que tenga tradición ni antigüedad como le asignan ni otros motivos razonables para haber engrosado un Misal que, en la piedad de los fieles y probablemente en la realidad de las cosas, fué enseñado por el Cielo y por Cristo mismo a los Apóstoles. Al menos eso dice Santo Tomás de Aquino, cuando cita como fuente auténtica lo siguiente: Decreto de Graciano, capitulo De Consecratione, la Santa Misa fué redactada, enseñada, por Santiago Apóstol y el Obispo Basilio (dist. I can.47: «Santiago, hermano del Señor según la carne, y Basilio, obispo de Cesárea, redactaron la celebración de la misa»; en Tomás de Aquino, S. Th. IIIª par. q. 83, a. 4, sc.). Con lo cual llevan razón los que sostienen el origen divino del texto de la Santa Misa, contra los que postulan la posibilidad de que la autoridad de la Iglesia le haga todos los "retoques" que se le ocurran. Hasta Juan Pablo II, en su Catecismo, nº 1125, afirmó que eso no se podía hacer (después de defender a capa y espada a quien lo había hecho, y lo que había hecho).
Gracias por su paciencia
Un hermano del desierto
Estimado Wanderer, muy bueno su comentario. Disculpe la demora en comentar, lo he leído tarde. Pero creo que vale sólo una apreciación. Si me disculpa: ud. ha calificado a Francisco como "un papa dictador". Bien sabe -no soy yo quien va a aclarárselo- que la "Dictadura" fue una excelente institución romana creada, por la experiencia histórica, para ser aplicada en tiempos de crisis y sacar adelante la República. Pues bien, no es el caso de Bergoglio precisamente. Él es, en realidad, es un verdadero "tirano" y un gran "déspota", que en lugar de poner orden como haría un buen dictador -que mal no le vendría al gobierno de la Iglesia, maneja todo a su propio antojo. Un saludo.
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