Una de las características de los tiempos que estamos viviendo es la confusión. La encontramos en todas partes y trasvestida con todos los ropajes, y por eso mismo es muy difícil identificarla y darse cuenta que, en realidad, estamos sosteniendo un error convencidos de que es la verdad. Se había anunciado que tal cosa sucedería y, además, es una de las estrategias más utilizadas y nocivas que utilizó el modernismo para infiltrarse en la Iglesia.
Esto viene a cuento porque un lector dejó un comentario en el último post en el que nos relataba que el sacerdote de su parroquia proponía la comunión espiritual en todas las santas misas y rezaba la oración correspondiente al final de la misa para que pudieran “comulgar” los divorciados recasados o bien otros fieles que se encontraban en estado de pecado y no podían acercarse a recibir la comunión sacramental.
Seguramente es el caso de varias parroquias y no me cabe duda que se trata de sacerdotes que conservan la fe y la piedad. Los otros, los curas con fe aguada, los curas francisquistas y los formados en la escuela de alta teología del cardenal Tucho Fernández, les importa bien poco quien se acerca a comulgar. Dicho de otro modo, proponer la comunión espiritual tal como lo hace el sacerdote del caso, es signo inequívoco de fe y de piedad. Se trata, indudablemente, de un sacerdote conservador y quizás pertenezca al grupo de los rígidos.
Pero como señaló oportunamente una lectora, estamos frente a una confusión. Se está tratando a la comunión espiritual como un premio consuelo a fin de que, aquellos que no pueden comulgar de modo sacramental, no se queden decepcionados o se consideren relegados. “Aunque no fuiste de los ganadores del premio de una semana en la Polinesia, te damos un fin de semana en Las Toninas. ¡Mira qué buenos y compresivos que somos!”.
Le pedí a alguien que dedicó un buen tiempo a estudiar y escribir sobre la cuestión, y me envió su opinión:
La única comunión que es siempre real es la espiritual. Me explico: uno puede recibir el verdadero cuerpo de Cristo sin recibir la “comunión”, por ejemplo, si la recibe un pagano, o un perro o un ratón, según el fuerte ejemplo que pone Santo Tomás. En estos casos Cristo está realmente presente pero el que lo “come” no recibe la Comunión, no lo recibe sacramentalmente dice el santo, sino sólo per accidens (Suma Teológica III, q 80, a3 ad 3). Por otra parte, un creyente que recibe la comunión sacramentalmente en pecado, sí la recibe, pero comete un sacrilegio y agrega así un pecado, gravísimo, al que ya tenía.
En cambio la comunión espiritual sólo se produce en un alma en gracia. No es un “premio consuelo”, una comunión de “mentiritas”, como si fuera la sidra sin alcohol que le dan a los niños en la fiestas para que no se queden sin brindar.
Para ser comunión verdadera y efectiva, la comunión sacramental tiene que ser, necesariamente, también comunión espiritual. En cambio, la comunión espiritual es siempre verdadera comunión y efectiva aunque no esté acompañada de la comunión sacramental, mientras que, repito, para ser efectiva, de ningún modo esta última puede darse sin la primera. Es cierto que la comunión sacramental bien recibida incluye más que la mera comunión espiritual; sin embargo la comunión espiritual tiene lo esencial de la comunión, es decir, su efecto, que es “la unión con Cristo por la Fe y la Caridad” y es, por tanto, una verdadera comunión, como por otra parte lo dice el concilio de Trento (Sess. XXII, cap. VI).
En síntesis: una comunión sacramental recibida en pecado es un sacrilegio, una comunión espiritual “recibida” en pecado es una estafa.
La sidra sin alcohol no es sidra; es jugo de manzana gasificado. La “comunión espiritual” de un bautizado que está en pecado —un divorciado viviendo more uxorio con otra persona, por ejemplo— no es verdadera comunión; es no más que una oración piadosa como tantas hay en el devocionario católico. El sacerdote que alienta a los fieles que no pueden incluirse en la fila para comulgar a que hagan la “comunión espiritual”, más allá de la buena intención que pueda tener, los está estafando porque ese fiel no comulga, no entra en comunión con Nuestro Señor porque no puede hacerlo, ya que se lo impide su pecado.
Pura palabrería, Monsieur Wanderer. Primero porque Sto. Tomás y su Summa (los que suelen decir "los dubium" entiendan su Summum) pintan tanto en la Iglesia de hoy como los apotegmas de San Pafnucio. Y segundo y principal: porque el Tucho conoce muy bien esta famosa historieta: "consulta hecha a la Congregación de religiosos por un dominico: ¿se puede fumar mientras se reza? Dícele la Congregación: no, de ninguna manera, pues todos los sentidos deben estar puestos en el acto de orar y pensar en Dios. Consulta un jesuita: ¿se puede rezar mientras se fuma? Dícenle: naturalmente, claro que sí, todo momento del día es apropiado para entablar el diálogo con la Divinidad. La respuesta, por tanto, del Tucho (léase su despótes) será: naturalmente, por supuesto que se puede comulgar espiritualmente hallándose en pecado (o hallándose gritando como una fiera en un campo de fútbol, o mientras está uno practicando la usura, pongo por caso), porque todo momento en el día del pecador es apropiado para entrar en comunión con Nuestro Señor. Así de sencillo. ¡Qué dos grandes, novísimos y revolucionarios teólogos tenemos harmoniosamente unidos en Santa Marta!
ResponderEliminarSi seguimos asi, por ejemplo Tucho podria llegar al extremo de considerar comulgar espiritualmente mientras se esta cometiendo una violacion o robando un banco o degollando a una persona, por poner algunos lindos ejemplos. En fin...
EliminarSí, así es. Conocía esa distinción que hace Santo Tomás de Aquino. Gracias por recordármela.
ResponderEliminarEn mí ignorancia teológica puedo entonces deducir que no vale la pena asistir al novus ordo, que me resulta indigerible por sus excesos, solo para comulgar sacramentalmente. Al no tener rito tridentina mejor quedó en casa y comulgo espiritualmente.
ResponderEliminarEn esos domingos en que no cuento con misa tradicional a mano, hago eso, o rezo el rosario en familia, pero no dejo de tener en claro que una cosa es el culto público que la Iglesia tributa a Dios y otra la devoción privada. Por otro lado, más que como premio consuelto, pareciera que los coyundados reclaman la comunión como derecho.
EliminarHilbert
Estimado Wanderer.
ResponderEliminarLe agradezco el artículo.
Tengo una duda relacionada al tema.
Entiendo que, siguiendo al Concilio de Trento, el pecador que realiza un acto de contrición perfecta unido al deseo de confesarse en cuanto sea posible, ya alcanza la justificación.
Hay una práctica bastante habitual (muchas veces recomendada por los párrocos, que no llegan a confesar a todos), en la que muchos que objetivamente cometieron un pecado mortal, hacen el acto de contrición perfecta (o lo intentan), luego comulgan sacramentalmemte, y la confesión viene en un 3er lugar, muchas veces varios días después. No incluyo aquí a quienes viven more uxorio o en otra situación permanente de pecado, sino a quienes caen más o menos seguido en él por debilidad.
Entre los peligros que veo, están el de creer que en cada Misa uno tiene que comulgar, el hecho de que la confesión sacramental finalmente no aparece, o que los curas descansan en esta idea y no pasan las horas que deberían en el Confesionario.
Por último, puede pasar, y así me lo han dicho varios, que ven la necesidad de comulgar (con todas las condiciones arriba expuestas) quienes tienen que "dar el ejemplo", o quienes suponen que sería un escándalo si no comulgaran: sabemos que el sacerdote tiene obligación de comulgar en la Misa. Pero es el caso de seminaristas, que se sienten observados por sus compañeros si no comulgan en la Misa, o de catequistas en la Misa parroquial, del colegio o en los "recreos eucaristicos" que allí tienen... y oscilan entre el superar los respetos humanos (¿Qué importa lo que piense el resto?) y el evitar el escándalo (¿por qué el seminarista o el/la catequista no comulga?)
Me gustaría un poco de luz al respecto. Gracias.
Siempre tuve la duda sobre que hace el cura que tiene que dar misa y se encuentra momentáneamente en situación de pecado mortal. Obviamente que no necesito saberlo para mi salvación y es mera curiosidad.
Eliminar"Hay una práctica bastante habitual (muchas veces recomendada por los párrocos, que no llegan a confesar a todos), en la que muchos que objetivamente cometieron un pecado mortal, hacen el acto de contrición perfecta (o lo intentan), luego comulgan sacramentalmente, y la confesión viene en un 3er lugar, muchas veces varios días después."
EliminarBien dices que es "peligroso", y mucho, porque ¿cómo puede uno estar seguro de que su acto de contrición ha sido perfecto? Para eso tendría que tener una vida espiritual tal que no hubiera pecado mortalmente, por así decir. Y ni siquiera. Como mucho eso del acto de contrición (en intento) perfecta, va para quienes no quieren estar en pecado mortal y no encuentran modo de acceder a la Confesión, por razones de fuerza mayor, y entonces hacen la contrición y luego oraciones de comunión espiritual (en privado), confiando en la Misericordia de Dios, de ningún modo presuponiendo haber alcanzado la justificación y menos acercándose a la comunión sacramental; corriendo tan pronto puedan a la Confesión.
"Por último, puede pasar, y así me lo han dicho varios, que ven la necesidad de comulgar (con todas las condiciones arriba expuestas) quienes tienen que "dar el ejemplo," etc.
Es terrible cómo hay tanta gente que tiene más miedo de los hombres que temor de Dios.
Convengamos en que el último punto planteado, o sea el de las personas que deben "dar el ejemplo" es un problema "moderno".
EliminarHoy en día casi es prácticamente "obligatoria" que comulgue todo aquel que va a Misa. Se predicó mucho sobre "ir a Misa y no comulgar es como ir a una cena y no comer". Por otra parte el ayuno es de 1 hora antes de recibir la comunión. Lo que trae que si uno no comió nada desde que salió de su casa a Misa, es casi imposible que no haya mantenido esa hora de ayuno. Entonces el único motivo "válido" para no comulgar sería haber cometido algún pecado mortal.
Eso con la "antigua praxis" no se daba. No era "obligatoria" la comunión frecuente, aunque estuviera recomendada por San Pío X. Y sea el ayuno de medianoche que el de 3 horas dificultaba en muchos casos cumplirlo. Por lo tanto si alguien no comulgaba no había ninguna alarma.
Si uno pudiese saber que hizo un acto de contricción perfecta, estaría seguro de estar en gracia. Pero eso es imposible.
ResponderEliminarPor tal motivo, comulgar sin confesión sacramental, sabiéndose en pecado mortal es sacrílego y añade otro pecado mortal al anterior.
De acuerdo con lo que dice el post. Me atrevo a sumar que habría una manera de "salvar" la comunión espiritual: hacer una oración expresando el deseo de recibir a Jesús en cuanto se pueda y sean removidos los obstáculos que actualmente no permiten hacerlo. A mi modo de ver es errónea la expresión que se usa en muchas parroquias como parte de la comunión espiritual cuando se dice "como si ya te hubiera recibido, etc.. ". Saludos
ResponderEliminarPues esa forma aparece en la comunión espiritual compuesta por S. Alfonso Mª de Ligorio, Doctor de la Iglesia.
EliminarDesde luego, y los Misales y Devocionarios antiguos seguramente traen una batería de oraciones de ese tenor.
EliminarIncluso en el rito de la Misa, el sacerdote reza varias oraciones así, particularmente antes de comulgar hay una tríada de oraciones, de las cuales los modernistas dejaron la primera, porque es la de "la paz".
Evidentemente son para quienes no tienen conciencia de pecado mortal, pero de todas formas se pide en ellas que la comunión no sea causa de condenación sino de salud de alma y cuerpo, por la Misericordia de Dios.
Lo mismo las oraciones antepreparatorias de la Misa.
Borraron todo eso porque era "obsesionarse con el pecado", y así estamos.
Âνδρέας: esas oraciones que Ud cita están las 3 en el nuevo rito. Cierto es que debe rezarse la 1ª y luego, a elección, o la 2ª o la 3ª.
EliminarPaseador, ese uno de los problemas modernos...."a elección", ya sabemos cual es la prioridad de la "elección" en oraciones como, por ejemplo, el canon romano o las oraciones penitenciales
EliminarTotalmente de acuerdo
EliminarEstimado Paseador.
EliminarHe de decir que he tenido muchas veces, en mis tiempos de seminarista diocesano, un Misal Novus Ordo entre mis manos, para revisar y revisar.
Nunca vi rastro de las 2º y 3º oraciones.
Tal vez están en algún apéndice perdido al fondo.
De todas maneras, habría que revisar las traducciones, donde también se ha operado la revolución.
Âνδρέας:
EliminarLe aclaro que lo mío no es una defensa de la reforma litúrgica, sino una precisión a lo que Ud dijo.
Las oraciones están en el cuerpo del Misal. La secuencia dispuesta en el nuevo rito es: oración por la paz, Cordero de Dios, estas 2 oraciones (se elige una), Este es el Cordero de Dios, etc. https://liturgiapapal.org/attachments/article/1030/Comunion.pdf
Encontrará esas 2 oraciones en la página 121, en el Nº 131
Don Paseador.
EliminarNo era necesario aclarar, no supuse que defendía el Novus Ordo.
He revisado el link, y sí, están ahí, y no mal traducidas.
Me sorprende, pues no las recuerdo de haberlas visto en los Misales.
¿Será algo que se incluye en algunos Misales y no como regla general en todos?
Sería interesante saber si están en la editio typica.
De todos modos, es una pena que hayan pasado al "opcional" que sabemos que significa "al olvido", y por supuesto, los laicos no tienen ni idea de ellas.
Edición latina:
Eliminarhttps://media.musicasacra.com/books/latin_missal2002.pdf
página 367 Nº 131
Al igual que en el antiguo rito, los laicos podrían tener idea de esas oraciones teniendo un misal. Actualmente muy pocos lo tienen (en el Opus Dei se usa). Antiguamente el uso del misal era más recomendado, aunque es un fenómeno generalizado recién en el siglo XX. Sin embargo, aun sin tener un Misal, todos sabían que no debían acercarse a la comunión si estar en gracia de Dios. Tema que por otra parte está clarísimamente tratado en la primera carta a los Corintios 11, 27.
Los santos no comulgaban seguido antes, había casos que le pedían permiso a su director espiritual para hacerlo, la obligación es una vez al año en época de pascuas según me enseñó el catesismo,es un misterio de Dios que tantos fieles laicos y sacerdote y obispos comulguen diariamente mientras traicionan a la iglesia en su vida pública y privada.
ResponderEliminarMuy buena entrada. Me hizo acordar a alguien que decía que era mejor ser hombre que ángel porque los ángeles no podían comulgar (sic!). Y que esperaba que en el cielo se pudiera comulgar (recontra sic!)
ResponderEliminarDice que la comunión sacramental "tiene mas", pero que la comunión espiritual tiene "lo esencial" que es el "efecto". Eso "mas" que tiene la sacramental supongo será la Substancia del Cuerpo.
ResponderEliminarTanto discutir la transubstanciación del pan y del vino, la formula exacta etc., cuando al final resulta que lo que tiene el "efecto", lo que la hace "real", es la comunión espiritual...De hecho parece que si hago la comunión espiritual mientras como un brownie estoy comulgando perfectamente.
Además, para qué hacer la comunión sacramental? Tiene la desventaja que incluye la posibilidad de sacrilegio, mientras que la espiritual parece que tiene hasta la ventaja que la puedo hacer desde casa, como dice un comentarista ¿O tengo que estar presencialmente en una Misa en la cual haya consagración para poder comulgar espiritualmente?
Tanto espiritualizar todo, no se habrá ha ido cayendo en una forma de inmanentismo? (Teoría según la cual lo representado como contenido de la consciencia es la única realidad en oposición a lo que está fuera de ella) Lo "real" sería la comunión y la absolución recibidas en mi conciencia (tan espiritual ella) en oposición a la sacramental??
Así es Jorge. Esa manía de los santos y de los concilios por espiritualizar todo...
EliminarJorge, la Comunión Sacramental tiene la "ventaja", si quiere verlo así, de ser objetiva, mientras que la Comunión Espiritual es subjetiva.
EliminarPara el caso, es similar a la diferencia entre una Confesión y un acto de contrición "perfecta".
Jorge, ay ay ay...Santo Tomás explica lo de la comunión espiritual para que aprendamos a comulgar bien sacramentalmente, no para que dejemos de comulgar el Santo Cuerpo de Cristo en el Sacramento.
EliminarEs como la unión de los esposos. Si se unen sólo en cuerpo pero no en el alma, existe defecto. Y esa unión en el alma puede darse continuamente( No hablo de "deseo" continuo, sino de unidad) Y siguiendo con el tosco ejemplo que ud pone, el del brownie,no pueden unos esposos decir que tienen unión espiritual entre ellos mientras cometen adulterio con otros.
Muy buena su respuesta, Teodolina. No comulgamos espiritualmente sólo xq decimos unas palabras, así como -¡ay!- tampoco comulgamos con fruto si sólo recibimos el Sacratísimo Cuerpo de Ntro. Selor y ya. Se puede rezar muentras se hacen tareas manuales (si no, pregúntenle a los monjes aunq les parezca q Pafnucio o san Antonio o san Benito no tienen nada q decir hoy); pero, para q en esos momentos entremos realmente en oración, hace falta MUCHA dedicación, paciencia con uno mismo, perseverancia y lucha contra las distracciones. No es tan sólo repetir como loro un Avemaría y estar pensando en chingolos.
EliminarDurante la panademia del covid, cuando no era posible asistir a Misa, se fomentó mucho la comunión espiritual.
ResponderEliminarDoy testimonio de que este año estoy observando un mayor interés por parte de algunos sacerdotes de apoyar estas doctrinas modernistas, supongo que se ven presionados de alguna forma, porque de repente les interesan tocar estos temas de que los casados por segunda vez puedan comulgar, de los LGBT y que los judíos son nuestros hermanos mayores, se menciona un poco más la palabra judeocristiana, las grandes religiones monoteístas, al igual que otras confusiones como que si un hombre y una mujer se juntan no es necesario que se casen porque si se aman ya es como si fueran marido y mujer (si, son una sola carne, pero sin la gracia de Dios que bendice la unión!), que la castidad matrimonial consiste en una elevada frecuencia de encuentros afectivos. Estoy habituada a desconfiar de que si lo que escucho es verdad o no, con algunos sacerdotes más que con otros
ResponderEliminarDejando los primeros desvaríos de lado, de las doctrinas modernista que menciona, quisiera decir dos cosas.
EliminarPrimero, que los amancebados NO son una sola carne, puesto que ni siquiera alcanzan el "matrimonio natural".
Segundo, que la castidad matrimonial puede consistir en una frecuencia "elevada" (¿cómo medimos eso?) de relaciones conyugales, si a mano viene, son bien realizadas, lo que incluye ser bien orientadas. Los esposos se santifican obrando el Matrimonio.
De acuerdo con el post, se necesita el estado de gracia para la comunión sea sacramental que espiritual.
ResponderEliminarEn epoca de pandemia, en el Angelus del 15-3-2020 Francisco: "invito a descubrir y 'profundizar' (sic) el valor de la comunión espiritual que une todos los miembros de la Iglesia... Esto lo digo para todos". Pero como hace un creyente separado que vuelve a convivir, a recitar 'Te amo por encima de todas las cosas" cuando ha hecho una elección en su camino sabiendo que rompia con esta comunión? Pero está el' deseo', el deseo de recibir NS en su alma, porque siente la falta en su alma.
Me pregunto cuánto este deseo es apreciado por NS, y si éste puede generar un efecto en esa alma.
Sara
Buenas a todos:
ResponderEliminarAl final creo que he sido el más tonto de todos. Yo como pecador que fui, estuve dos años viviendo con mi esposa, sin casarme. Y todos esos años estuve yendo a misa sin comulgar, obviamente. El día que me case, fue una alegría poder tomar la comunión de nuevo.
Si por esta situación ilicita en la que vivía, hay que cambiar el magisterio de la Iglesia.....
Saludos
Pecatobirus
16 de octubre de 2023
ResponderEliminarLas señales de alarma
Ciertamente, son ya muchos los dignatarios de la Iglesia que dan aviso sobre los peligros que se presentan a la Iglesia Católica con ocasión del mal llamado Sínodo de la Sinodalidad que hoy se celebra en la Iglesia Católica. Y no se trataba, precisamente de peligros que provenían del mundo exterior sino desde el corazón mismo de la Iglesia, esto es, por medio de sus propios representantes más eminentes constituidos por sus propios obispos y cardenales . Esto se vio claro cuando cobró vuelo una obra del Cardenal Carlo María Martini, cuyo título rezaba “Coloquios nocturnos en Jerusalén” (ed. San Pablo, 2008), donde se alude a una plática con el padre Sporschill . ¿Quién era el cardenal Martini? Pues ni más ni menos que el Cardenal más votado, después del Card. Ratzinger en el cónclave que sigue a la muerte del papa Juan Pablo II. ¿Qué decía en la obra que acabamos de mencionar? Algo, que simplemente me llenó de estresante inquietud. Se trataba de una obra donde Martini, con notable temeridad, señalaba lo que, en su opinión, la Iglesia debía resolver.
El Dr. Caturelli en un pequeño artículo nos ayuda a develar el misterio. Ya en el prefacio a dicha obra, (p. 7), Martini señalaba la necesidad de buscar “la apertura de la Iglesia al mundo” (p. 73). El punto es determinar si se trataba de acomodar la prédica del evangelio a la voluntad de Dios, o a la voluntad de los hombres.
Lo inquietante es que entre estas dificultades a resolver aparecían algunas que parecen apuntar antes a lo segundo que a lo primero. Me limito a presentar sólo algunas de ellas:
En referencia a la encíclica Humanae vitae de Pablo VI (1968), que se expide en contra del uso de la píldora anticonceptiva: “la Iglesia ha erigido con ella una barrera hacia la juventud” (p. 140). Con respecto a la práctica de las relaciones prematrimoniales: “tenemos que cambiar la mentalidad si es que queremos proteger la familia y promover la fidelidad conyugal” (¡sic!, p. 149-150). No obstante, quien dice querer proteger a la familia no sólo se abre a la posibilidad del divorcio, sino también a la idea de que, quien se separa de su cónyuge para convivir con otro como si fuera su cónyuge, pueda recibir en tal condición el sacramento de la comunión. Aceptación de la conducta homosexual: “en mi circulo de conocidos hay parejas homosexuales, personas muy respetadas y muy sociales. Nunca se me preguntó ni tampoco se me habría ocurrido condenarlas” (p. 152); y, por lo mismo, la Iglesia debe reconsiderar su posición al respecto (p.171). Abierto a la posibilidad de la “ordenación de mujeres” (p. 167-168). Respecto de la reforma protestante: “Martín Lutero fue un gran reformador. Lo más importante es por cierto su amor por la Sagrada Escritura¸[…] la Iglesia Católica se dejó inspirar por las reformas de Lutero en el Concilio Vaticano II (p. 170-171). Abierto a un ecumenismo que propone al Evangelio como una mera vía alternativa: “la Buena Nueva es el camino alternativo al discurso moralizante” (p. 174). Parece confundir la misión de la Iglesia con una tarea de orden político: “el encuentro con los poderes y la lucha contra la pobreza es el lugar privilegiado para el encuentro con Dios en nuestro mundo” (p. 186).
Confieso que nada de esto coincide con lo que se me enseñó durante mi preparación para la primera comunión. Ni tampoco con lo que forma parte del Depósito de la Fe. Lamentablemente, tampoco veo que se ponga demasiado interés por parte del actual magisterio de la Iglesia por aclarar cuál deba ser la verdadera posicíón de la Iglesia al respecto.
Sara: "Pero está el' deseo', el deseo de recibir NS en su alma, porque siente la falta en su alma. Me pregunto cuánto este deseo es apreciado por NS, y si éste puede generar un efecto en esa alma".
ResponderEliminarEse deseo ya es fruto de una gracia. Gracia previniente, gracia antecedente, gracia al fin que si acepta va conduciendo a la gracia santificante. El Padre siempre trabaja, y el Hijo con El. Eso está bien ejemplificado en "Le saulier de satin" de Claudel, donde la mujer, antes de caer en adulterio, entrega un zapato para no entrar con dos pies al pecado.
Incluso el deseo ineficaz de no pecar cuando se peca o prever que uno se va a arrepentir es ya un atenuante, dice santo Tomás. En ese sentido, la comunión espiritual, entendida como un deseo de comulgar, aunque no se tengan las condiciones, no es un erzatz de la comunión física: es un deseo de rectificarse, una oración que si es sincera siempre es escuchada y que puede suscitar la gracia de un arrepentimiento eficaz.
Amen por este tomismo realista y generoso, que mira al bien posible pero sin engañar... Gracias Ludovicus!
EliminarPero entonces que se llame "deseo de rectificación" o más tradicionalmente "acto de contrición", y no "comunión espiritual".
EliminarEstimado Ludovicus: La situación por la cual mi reflexión, es muy enredada y no creo que encuentre en algún momento la gracia, más sólo el deseo de ella. Me explico. Es la situación de una amiga que no dejó 'un zapatito de raso' a pié de la Virgen, más se sumergió con sus dos pies y sus dos zapatitos en pleno pecado. Engaños antes y durante su matrimonio,que duró 7 años. Al final conoce otro hombre al cual se destruye su familia y van a vivir juntos, ahora la convivencia es de 'paz' para ambos. Mi amiga cambió 'para mejor' y ya no es la misma de antes,para ella este es el matrimonio y todo parece 'celestial' y llevan ya siete u ocho años. Dice, no es mejor esta situación que la que llevaba antes? Y se siente como 'purificada' de la nueva realidad.
EliminarEs consciente que 'algo' falta en su vida, la comunión con Jesús y éste es el único momento en el cual ' despierta' su conciencia.
Esta situación puede encontrar la gracia cuando a la base hay tanto mal? No creo. Un sacerdote me dice que es labor del maligno y debe salir urgentemente de esto,que es todo una apariencia, no viene de Dios.
Pienso que si ahora cambiaría y los divorciados, etc, puedan comulgar fisicamente, se priva a mi amiga de tener ese momento con NS Jesucristo, que es el válido, sea en conciencia que fisicamente, y queda el deseo. En caso contrario haría adormentar nuevamente a pleno su conciencia.
Sara
Sin tener los conocimientos teológicos de Wanderer y varios de sus comentaristas creo poder decir que para Dios no hay imposibles y hasta el último suspiro de nuestras vidas se puede encontrar la gracia. Rece mucho y ofrezca sacrificios por su amiga. Saludos.
EliminarPor mi parte, esto nunca he dejado de hacer, pienso que por algún motivo el Señor pone las personas en el proprio camino.
EliminarSara
La samaritana no estaba mejor, y terminó encontrando a Jesús y supongo que cambiando de vida. No hay que desesperar jamás de Dios, siempre que se tenga la humildad de llamar bien al bien y mal al mal.
EliminarCon mucho respeto, le comento que el clima en una Cena de amigos o Fiesta (la misa es una fiesta, tipo fogon de los 60) ¿el espiritu cree que esta? Lamento ser inoportuno. Marcelo
ResponderEliminarFogon de los 60? O sea unos cuantos borrachos cantando zambas y otros ritmos latinoamericanos preparando a la cultura para la imposicion de las ideas marxistas para la "liberacion latinoamericana" o sea cantando "Cancion con todos " de Cesar Isella o "Cuando tenga la tierra" puño en alto, con Mercedes Sosa.
EliminarSi extraña eso, puede darse una vuelta por cualquier "concierto" de los millonarios Victor Heredia, Leon Gieco o Fito Paez, izquierdistas que manejan lindos BMW o Mercedes Benz, luchan contra el Capitalismo, apoyan a grupos terroristas cono Hamas y le cantan a los humildes y desposeidos ( por ellos mismos, jeje) para fomentae a sus jefes, de modo tal que Insaurralde pueda seguir paseando por el Caribe, y todos los otros muchaches, cada uno contando sus billetes y haciendo funcionar su curro, tratese de narcos, trata de personas, crimen organizado, erc.
O sino puede irse a una Misa de los "curas villeros" que cono idiotas utiles trabajan pra esos mismos jefes y cantan tambien muy lindas canciones como "Solo le pido a Dios" y hacen muy bonitas celebraciones en homenaje al usurpador de Roma y contra el politico de moda Javier Milei.
El espiritu. esta, sopla y sopla adonde quiere.
Que buena respuesta la última de Andreas.
ResponderEliminarla discusión sobre la comunión espiritual es completamente inútil a estas alturas de la vida, ya que con el esperpento bergogliano amoris laetitia los adúlteros impenitentes ya pueden comulgar como si nada.
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