lunes, 16 de septiembre de 2024

La patologización de la diferencia

 


El blog Una católica (ex) perpleja publicó hace unos días una interesante noticia: el rector del seminario de Barcelona, P. Salvador Bacardit, había dicho en una entrevista que “han detectado un giro a la derecha entre los seminaristas”, pero “nos llega la gente que nos llega y tampoco podemos decir ‘No’ a los jóvenes más reaccionarios”. No sorprende la opinión de mosen Bacardit. Algo parecido había dicho hace un tiempo su colega, el ahora ex-rector del seminario de Buenos Aires —fue reemplazado hace pocos días por un cura villero—, y no podemos esperar otra cosa pues la evidencia es aplastante: la mayor parte de los candidatos a la vida religiosa son “de derecha”, es decir, son conservadores en el amplio abanico de especies que integra esa fauna.

La explicación que da el P. Bacardit del fenómeno es también interesante: “(el giro a la derecha) que hemos detectado también se detecta, según varios estudios, en los adolescentes y jóvenes actuales fuera del ámbito de la Iglesia. Las nuevas generaciones, en momentos de crisis como los de ahora, han buscado una seguridad, y se la han dado estos estilos, estas tendencias más integristas, más conservadoras”. No me consta que los jóvenes que están fuera de la Iglesia sean más integristas: más bien me parece lo contrario. Seguramente el mosen se ha valido de algún estudio improvisado que le viene bien para diluir su parte de responsabilidad en la situación de caos que atraviesa la Iglesia, pero lo interesante es el recurso que utiliza: el de patologizar a los jóvenes “de derecha”. Para él, un seminarista “integrista”, es decir, que reza el rosario, gusta vestir de clergyman o sotana, prefiere el latín y el canto gregoriano y ve con buenos ojos la liturgia tradicional es, definitivamente, una persona enferma; lo aqueja una debilidad psicológica a la cual compensa buscando seguridades que encuentra en esos estilos anticuados. Tampoco esto es novedad alguna. Como lo señala la (ex) católica perpleja en su blog, Bacardit y muchos otros sacerdotes entrados en años como él no hacen más que repetir a Sigmund Freud que dijo exactamente lo mismo hace un siglo en Totem y Tabú. Pero también lo ha dicho el Papa Francisco en varias ocasiones —por ejemplo acá— y no se ha cansado de mofarse de este tipo de seminaristas: tienen problemas serios que sofocan adoptando estilos conservadores pero que, a la larga, la enfermedad aflorará de alguna manera.

Veamos el negativo de la foto: para el P. Bacardit, como para buena parte de los formadores de los seminarios del mundo y para el mismo pontífice romano, los seminaristas normales son los seminaristas modernistas, es decir, los que no tienen apego alguna por los estilos “de derecha” y se mimetizan con los jóvenes del mundo. El problema es que este tipo de seminarista es muy escaso —los seminarios que se resisten a admitir a jóvenes de corte conservador están casi vacíos— y los ejemplares que conocemos no son precisamente un dechado de integridad psicológica. Pueden ver, por ejemplo, esta ceremonia de ingreso al postulantado de un candidato de los hermanos de Lasalle, o pueden pasearse por las páginas de diócesis y congregaciones religiosas donde se despliega el muestrario de normalidad de la que gozan los candidatos que pueblan sus ralas casas de formación.

Pero concedámosle al P. Bacardit y a Bergoglio su premisa: los jóvenes “conservadores” (y utilizo esta palabra para simplificar englobando en ella al amplísimo arco de seminaristas que va de los Legionarios a la FSSPX) adoptan ese “estilo” porque necesitan seguridades. La cuestión está en por qué estos personajes añosos consideran que la búsqueda de las seguridades que ofrecen el tipo de estructuras conservadores es algo negativo. O dicho de otra manera, ¿por qué es patológico adoptar los “estilos” que ofrecen, en este caso, grupos “conservadores”? El análisis que propongo deja de lado la cuestión teológica y litúrgica; veámoslo desde un punto de vista puramente humano. 

A mi me parece muy normal que los jóvenes, y no tan jóvenes también, que adhieren a una fe como la nuestra, que comporta duras exigencias morales, entre otras cosas, que son severamente cuestionados por el ambiente que los rodea, busquen identificarse con grupos cuyo sentido de pertenencia se los da, además de un estilo de vida contracorriente, una serie de signos exteriores que, efectivamente, les brinda seguridad. Y apelo a un ejemplo. Newman, en su novela en buena medida autobiográfica Perder y ganar, relata muy detalladamente el proceso de conversión a la Iglesia católica que siguió un grupo de jóvenes anglicanos oxonienses —entre los que estaba él mismo— que comienza a adoptar “estilos” católicos: rezo del breviario romano, "misas" celebradas con bellos ornamentos, utilización de velas e incienso, veneración de imágenes en las iglesias, etc., para diferenciarse de la indiferenciación teológica en la que había caído el anglicanismo convertido casi en una religión evangélica.  ¿Sería Newman un enfermo psiquiátrico, o un joven “de derecha”?

Dicho de otro modo, estos “jovenes de derecha”, según la expresión de Bacardit, buscan la definición para escapar de lo a-morfo; buscan establecer los límites o fronteras de su territorio a fin de no perderse en la indefinición del caos. El libro del Génesis nos dice que “la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo”, y la acción divina consistió en diferenciar —la luz de las tinieblas; la tierra seca de las aguas, etc.— lo que antes no tenía diferencia ni forma; lo que era amorfo. Y si nos ponemos en aristotélicos, diríamos que ese es el modo de adquirir la existencia, pues es la forma la que individualiza la materia y constituye la sustancia . Y si nos ponemos foucoultianos, diríamos que es el modo que esos jóvenes tienen de terminar de constituirse como sujetos. Y si lo decimos más llanamente, Juan, para ser propiamente Juan y no un joven más del montón indiferenciado de jóvenes que pueblan el mundo, necesita definirse y asegurar su identidad, y lo hace incorporándose a grupos que lo ayudan a preservar, en este caso, su identidad de cristiano. Yo no veo nada malo en eso; todo lo contrario, es lo más natural y sano. Caso contrario, Newman, Froude y decenas de miles de católicos que pueblan la historia de la Iglesia habrían sido afectados por una patología psiquiátrica que en estos tiempos luminosos es certeramente diagnosticada por genios tales como Bacardit y Bergoglio.

Pero demos un paso más. La opción ideal para estos personajes de la decadencia, sería que a los seminarios y casas religiosas ingresaran jóvenes indiferenciados, es decir, carentes al máximo posible de trazos que los distinguieran de los demás; jóvenes “normales” y no “de derecha”, diría el insensato de mosen Bacardit. Se trata de la pretensión de establecer una suerte de “iglesia globalista”; una iglesia in-diferenciada, en la que no existan los contornos que delimitan unos de otros, la verdad del error, lo bueno de lo malo. ¿Exagero? Tenemos la escandalosa —en el sentido propiamente evangélico del término— afirmación que hizo Francisco en Singapur el viernes pasado: “Cada religión es un camino para llegar a Dios. Hay diferentes lenguajes para llegar a Dios pero Dios es Dios para todos...Sikh, musulmán, hindú, cristiano, son caminos diferentes”. Pueden ver el impresionante (y apocalíptico) video aquí. “¿A dónde nos lleva —se pregunta Francisco— la discusión entre las religiones?”. Y la respuesta es clara: nos lleva a la diferenciación; a distinguir la verdad del error. Simplemente a eso. Y si eso está mal, como lo dice con todas las letras el pontífice, entonces la Iglesia estuvo equivocada durante casi dos mil años y se espabiló recién en 1963 gracias a un magno acontecimiento llamado Concilio Vaticano II, que algunos todavía tienen el desparpajo de defender.

Los “jóvenes de derecha” del cura catalán y los “jóvenes con debilidades psicológicas” del Papa Francisco no son más que jóvenes católicos, que buscan con corazón noble y generoso, diferenciarse del caos y de la indefinición del mundo. La Iglesia sólo tiene posibilidades de sobrevivir si esos jóvenes se afianzan en sus filas sea en el estado de vida consagrada o como laicos; mientras el poder de gobierno y de magisterio continúe en manos de orates como Bergoglio, estamos perdidos. 

31 comentarios:

  1. GASTÓN: A las consideraciones de D.Wanderer en su excelente análisis podría añadirse esta pregunta: ¿Cómo pretenden tanto Bergoglio como el rector Bacardit que el modelo de joven que ellos pretenden como únicos realmente idóneos para poblar sus seminarios y casas de formación pueda asumir el modo de vida celibatario? ¿Si todas las religiones son iguales -como acaba de decir Bergoglio en Asia- como tienen la incoherencia de imponer un modo de vida tan poco natural? Porque dados los presupuestos doctrinales de estos jerarcas que padecemos al final no se ve otro motivo para mantener esa disciplina que clero célibe es igual a clero barato y a partir de semejante fundamento no se puede esperar otra cosa que lo que está sucediendo (aún contando todos los casos que habría que descontar por nacer más de calumnias que de otra cosa). ¡Ten piedad Señor de tu Iglesia!

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  2. Leí esto en X-twitter con respecto a lo manifestado por el Papá

    "noticeable how influential the Dharmic religions have been on Abrahamics over the last 50 or so years. I'm certain that at least among USian Christians, belief in karma is greater than belief in original sin."

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    1. ¿Está así USian en el original? No sé si leo asian o US american, estadunidense.

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    2. Us American. Creo que el que escribió eso es estadounidense pero o nacido en la URSS o hijo de inmigrantes de la URSS. Creo que se usa Usian, medio en broma, para referirse a los ciudadanos (a todos) del país, sin distinción de a qué etnia pertenezcan (si son afroamericanos, mexicanos, blancos texanos con botas y sombrero de cowboys, blancos demócratas descendientes de puritanos de Bostón, asiáticos etc). EEUU se ha convertido en algo parecido un poco al Líbano.

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  3. No creen en nada estos curas, Don Wanderer.
    Y un dato mas, tampoco entienden a Freud. Yo no concuerdo con Freud, sino no estaria en este blog, pero tampoco lo entienden, pues sino no formarian parte de la Iglesia, bajo ningun concepto.
    Y si entienden lo que dicen y piensan y entienden los planteos de Freud, y han visto lo que el Señor Jesucristo hizo por nosotros dando Su Sangre en la Santa Cruz para redimirnos, tienen un problema enorme, pues padecen de una escision, una disociacion tremenda.
    El 40% de la obra de Freud y sus textos mas populares de indole sociologica, entre los que podemos citar: "El porvenir de una ilusion", "El malestar en la cultura", "Moises y la religion monoteista", "Totem y tabu", por nombrar 4 de los mas famosos, se dedican a denostar y a tirar abajo toda idea de posible reliosidad.
    La religion, para el Doctor Vienes, es un invento de las "personas"
    ( Freud jamas usaria este termino) ante la finitud de la vida, ante la muerte y ante los fenomenos que aun la ciencia no ha podido explicar.
    El piensa que la condicion ineludible del sujeto humano es la enfermedad psiquica, ya que luego de crear la idea de la primera "topica" del "aparato psiquico"
    ( termino bien materialista) en la que introduce la idea de Inconsciente, años mas tarde crea la idea del "Yo" . Ese yo que que no es Señor en su propia casa. El vasallo de las fuerzas del "ello" y el superyo que es quien dicta las normas morales que recibimos e introyectamos de la cultura, partiendo de la famosa prohibicion del incesto.
    Asi que este cura y todos los que se hacen los freudianos deberian saber que para Freud ellos son unos pobres locos que por represion de su sexualidad y por miedo a la muerte se han dedicado a una voacacion que en realidad es una especie de mecanismo defensivo. Una falsa existencia, un delirio, en el fondo una "ilusion".
    Tambien me recuerdan a "San Manuel Bueno Martir", el cura del famoso librito de Don Miguel de Unamuno, que no creia en Dios, pero pensaba que la religion era una buena manera de consolar a las personas, por ejemplo ante la perdida de un ser querido. Un alivio ante la muerte.
    No es eso lo que creemos los que intentamos seguir al Señor.
    A lo mejor, por añadidura, muchas veces la fe nos da un profundo consuelo ante las muchas pruebas que la vida presenta.
    Pero nosotros, creemos que el Señor entrego Su Vida por nosostros y que esta presente en la Sagrada Eucaristia. Y crremos en los Sacramentos y la Vida Eterna.
    Todo eso no cabe para un Freudiano. No hay posible "freudo catolicismo", ni tampoco "catolicisimo marxista".
    Tampoco entiende a Marx el que piense eso, no me voy a explayar, pienso que ya escribir demasiado. Perdon por lo largo del posteo, sobre todo habiendo aqui lectores muy preparados a los que tal vez estos comentarios les resulten obvios, pues bien deben conocer estos temas. Incluso Castellani escribio mucho sobre Freud.
    Me gusto este post, y me preocupa mucho que los Sacerdotes tengan tan poca formacion. Es esperanzador que los jovenes quieran ser "conservadores" y ojala tambien "tradicionalistas".
    No creo que haya espacio oara ellos en la cerrada Iglesia que propone Bergoglio.
    Siga adelante Wanderer, no afloje!
    Santiago, el peregrino.



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    1. "La cerrada Iglesia que propone Bergoglio". Este es un punto importante, Bergoglio propone una Iglesia sectaria y sin Jesucristo. Una Iglesia adaptada al mundo, adaptada a Satan. El Señor como a Pedro, le diria, apartate de mi Satanas! porque Pedro queria que eluda la Mision Redentora.
      El Señor vuelve, pero cuando venga el Hijo del Hombre, encontrara Fe sobre esta tierra?

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    2. Anónimo 16 de septiembre de 2024 8:31

      Respecto a Freud, se le da el estatus de profeta de libros sagrados.

      No lo es. El hecho de que sea uno de los fundadores de la psicología moderna y que por tanto sea uno de los autores de obligada lectura en esa carrera no significa nada (en todas las carreras se leen sus respectivos clásicos, aunque luego nadie se acuerde de ellos).

      De hecho dudo que su técnica se siga utilizando como la creó él, porque no da resultados. No funciona.

      Sin embargo lo estamos sufriendo todos porque en sus ideas sobre el sexo y el subconsciente el sobrino de su mujer, Edward Bernays, basa su actividad profesional de relaciones públicas para vender más y de ahí pasó a la industria publicitaria...hasta hoy.

      Freud además escribe desde sus experiencias: un judío agnóstico, que da mucha importancia al sexo y a los sueños, que vive en la Viena de fin de siglo, y que tiene unos clientes muy particulares.

      Yo creo que hay siempre un problema entre el hombre, que tiene intereses propios, y la sociedad donde está obligado a vivir, que tiene también intereses propios y que impone mecanismos de defensa.

      Tarde o temprano va a haber conflictos entre los intereses ambos. Y al haber conflictos o sufre la persona (neurosis, depresión, marginación...), o sufre la sociedad (revoluciones).

      Es inevitable, aunque siempre hay grados.

      Normalmente la solución está en aceptar la realidad como es, sacar provecho de las oportunidades y resguardarse de los peligros y amenazas.

      Respecto a ser discípulo de Cristo (esto es, tener un gran ideal vital), ya trae en si todo lo que se necesita para ser relativamente feliz en la tierra y, con la gracia de Dios, feliz con Él en el cielo. Lo que hagan los demás no le importa a usted nada; menos aún los freudianos.

      Por tanto, usted, que ha elegido el mejor lote, céntrese en su discipulado, no se preocupe y no mire atrás.

      Recuerde también que usted evangeliza con su comportamiento, dando ejemplo.
      También puede rezar por la conversión de los paganos, de los herejes y de los freudianos.

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  4. Leonardo Castellani
    El País de los Macaneadores.
    "Hay cinco cosas, a cual más malas, enemigas del intelecto humano [y trajeron la perdición del país]: la mentira, el error, la falsificación (donde se comprende la hipocresía) y finalmente, la confusión y la herejía, que es falsificación de la verdad religiosa. Destas dos últimas, yo no sé cuál es la peor: la herejía es el pecado más grave que existe, pero la confusión es el estrago más grande de la inteligencia, es comparable a la demencia, puesto que existe una demencia llamada confusión mental. La confusión es peor que el error, y el error, dice San Agustín, es peor que el pecado. Éstas son dos hijas mellizas del Diablo."

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  5. Buen día, hace un mes más o menos salió una nota en new york time diciendo lo mismo: https://www.nytimes.com/2024/07/10/us/catholic-priests-conservative-politics.html

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  6. “Se trata de la pretensión de establecer una suerte de “iglesia globalista”; una iglesia in-diferenciada, en la que no existan los contornos que delimitan unos de otros, la verdad del error, lo bueno de lo malo”.
    Sí, muy lamentablemente, éste es el clima espiritual que se vive en la Iglesia de un tiempo a esta parte. Vale decir, nos confesamos “católicos”, pero en la práctica, vivimos como paganos. Porque todo lo que obramos como seres verdaderamente creyentes, nos separa de los demás. Lo descubrí cuando, hacia los ’90, mi querido sacerdote parroquial me dijo sin enojarse, “Tienes una mente estructurada”. No le pregunté por qué me lo dijo, pero no hacía falta. Y me hubiera sido muy doloroso para mí descubrir lo que él me quería decir. Después, ya en nuestros años bajo el papado de Francisco, lo escuché en algunas homilías: algo así como que las prácticas religiosas como las misas o el rezo, no tienen ningún valor. Y, sí, es posible que, en algunas circunstancias de absoluta frivolidad o liviandad religiosa, la práctica religiosa carezca de todo valor. Pero, aun así. Me parecía que bajo esas palabras, había un tremendo error. “Nadie va al Padre sino por Mí”, decía Jesús. ¿Acaso no es el mismo Dios el que nos empuja a ir hacia Él? Por otra parte, ¡vaya manera de querer engañar a Dios, yendo a misa y rezando el Rosario! Un poco extraño, ¿no? Más bien, creo que nadie va a misa ni reza el Rosario sino porque hay en quien procede de ese modo un profundo y sagrado testimonio de amor a Dios. Pues, no se reza un Padre nuestro ni un Ave María por casualidad. Una humilde señal de la Cruz ¡también lo tiene! Vale decir, por humilde y escasa que sea nuestra práctica religiosa, ésta tiene un inconmensurable valor para Dios. Y, por el contrario, una vida con falta de oración es un claro testimonio de falta de fe. Luego, si lo que nos distingue de las otras religiones es la vida de oración y la asistencia a misa, pues, ¡sea! ¿Acaso no nos lo ha pedido así el mismo Jesucristo y toda la Tradición de la Iglesia? “Cuando oréis, orad así …”, “Haced esto en memoria mía”. ¿No nos exhorta San Pablo a orar incesantemente? Nunca olvidaré las palabras de un sacerdote de apellido Muñoz, cuando en un retiro espiritual, en mis ya lejanos años de juventud, nos dijo: “La medida de la fe nos lo da la oración”. Porque así nos lo enseñó Jesús.
    ¡Señor, ten piedad de nosotros! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  7. ¿"la forma la que individualiza la materia"? El principio de individuación (en cuanto multiplicidad intra-específica) es la "materia signata quantitate".

    En esta cuestión se ve otra contradicción de la progresía: su exaltación de lo corporal y visible tiene una excepción infundada para los signos que expresan lo tradicional: allí, en efecto, son en general minimalistas al máximo y desconocen la naturaleza humana, que naturalmente se expresa en lo visible, que además redunda en lo espiritual.

    F.M.

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  8. Todo esto resulta más que sospechoso.
    Bacardit asegura que los jóvenes "integristas" que no piensan como él están enfermos porque sufren un trastorno mental. Por lo tanto él, que no sufre dicho trastorno, está sano; tan sano está, que duerme a pata tendida porque hasta el Papa piensa como él.
    No obstante, voy a poner un ejemplo -para mi categórico- que demuestra todo lo contrario: hasta el 15 de diciembre de 1973 la Asociación Estadounidense de Psiquiatría incluía a la homosexualidad en sus manuales de "trastornos mentales", lo cual equivalía a decir que, si bien los homosexuales estaban enfermos, la sangre no llegaba al río porque con un tratamiento adecuado se podían curar.
    Pero hete aquí que al amanecer del 16 de diciembre los homosexuales se curaron por arte de birlibirloque y los siquiatras se vieron obligados a borrar de sus manuales ese trastorno mental.
    Si miramos bien, veremos que esa decisión se tomó justo 10 años después del Vaticano II cuando la Iglesia naufragaba en medio de la confusión, al punto que Pablo VI confesó alarmado que por alguna grieta el humo de Satanás se había filtrado dentro de la Iglesia.
    Si siguiendo ese hilo conductor advertimos que antes del Concilio la Iglesia era el fiscal del mundo y después del Concilio se arrodilló ante el mundo, entenderemos por qué Francisco apoya la Agenda 2030 de la ONU; la ecología; la inmigración desenfrenada de musulmanes a Europa que condena a muerte su identidad cristiana y por qué si todas las religiones son buenas es lógico que todo el mundo se pueda salvar sin necesidad de creer en Cristo.
    Visto así, está más claro que el agua que en vez de Salvador este Bacardit debería llamarse Enterrador, porque los que sufren un grave trastorno mental no son los jóvenes "integristas" que llegan a su seminario, sino él, el Papa y toda la marabunta de curas, obispos y cardenales apóstatas y herejes que piensan como él y como el Papa.

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  9. El progresismo religioso no solo está entre curas, también los fieles, y me refiero a personas de colegios muy ortodoxos y practicantes, piensan, aceptan o tratan de justificar cualquier cosa que dice el papá, incluso que todas las religiones son igualmente camino para llegar a Dios. Y si uno trata de corregirlos diciendo por ejemplo, "entonces la Encarnacion, la evangelización, las guerras contra la herejía y los moros fueron innecesarios?" Te contestan: "Tú pensamiento es muy lineal". Como si cualquiera pudiera corregir o enmendar al mismo Cristo o a 2000 años de Tradición Doctrina y Magisterio. Hay como un falso sensus fidei en evolución que hay que saber distinguir del verdadero. Y ni hablar si uno les dice o trata explicar que sin Fe, sin Bautismo y sin Cristo y sin Iglesia no hay salvación, que ya sería prolijo desarrollar.

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  10. Ese Bacardit es un infiltrado, que sólo está donde está, porque adula a los de más arriba.
    Es un pobre hombre que en nada cree. No le arriendo las ganancias el día del juicio final.

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  11. Supongo que unos patologizan a los seminaristas de “derechas” —conservadores, integristas y tradicionalistas—, de la misma forma que otros patologizan al clero progresista.

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    1. Estimado, explíquese. ¿Quién patologiza al clero progresista? Decir que niegan verdades de la fe o que son peronistas, por ejemplo, no es patologizarlo. Sí es hacerlo decir que los seminaristas conservadores lo son porque buscan seguridades que su psicología no les provee.

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    2. el clero progresista se patologiza a si mismo, solo hay que ver como hablan y como y como actúan los del clero progresista. menos lobo caperucita.

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  12. ..."Los “jóvenes de derecha” del cura catalán"...

    De "cura catalán", nada.
    Salvador Bacardit es RECTOR DEL SEMINARIO DE BARCELONA, como bien dice al principio de su artículo.

    La diócesis de Barcelona es una diócesis muy grande, con capital en Barcelona, que es una importante ciudad europea, y su arzobispo tradicionalmente es nombrado también cardenal de la Santa Iglesia Romana.

    Aunque el catolicismo se ha desvanecido casi completamente (se ha reconvertido en nacionalismo racista) y casi no hay seminaristas (este año han entrado en el seminario exactamente 6 seminaristas), un rector es siempre un rector; esto es, que controla quién entra en el seminario y quién egresa, así como nombra a los profesores que irán a influir sobre los futuros sacerdotes.

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  13. ¿Es un pecado ser de derechas?

    Quiero decir, ¿tendremos salvación los que no somos de la cámpora?

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    1. No, el pecado es ser liberal (de derecha, izquierda o centro)

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  14. Buenas!

    Yo no soy profeta ni hijo de profetas, pero he estado observando "en vivo y en directo" diferentes camadas y estilos de seminaristas en Argentina. Aporto algunas ideas para sumar al debate:

    1. En la mayoría de las diócesis argentinas no existe un círculo "tradicional" (pongo como indicador base la celebración de la Misa tridentina). Si surge en alguno de ellos la inclinación al sacerdocio, la verdad no sé cómo harán... probablemente busquen alguna congregación religiosa, pero nunca ingresarían a un seminario diocesano.

    2. En varias diócesis del país hay ámbitos más conservadores, vinculados al Opus, Legionarios, IVE, etc. y/o nucleados en torno a algún sacerdote formado en los seminarios más clasicos que supo haber. Cuando surge entre alguno de sus miembros o familias vinculados a ellos algún indicio vocacional, puede que se inclinen a esa misma realidad eclesial, pero también es posible que ingresen a los seminarios diocesanos, conservando en su interior una cierta resistencia a los aspectos formativos más progresistas (o como quieran decirles)

    3. El fenómeno actual más relevante (análogo al que describe el artículo) es que hay jóvenes que hn pertenecido y participado plenamente en la vida eclesial de las diócesis
    y parroquias argentinas; pero como los menores de 25 años se nutren fundamentalmente de influencers, youtubers y tiktokers, muchos (diría que mas de la mitad de este grupo) simpatizan más o menos ocultamente con sacerdotes o bloggeros de perfil conservador o incluso crítico con el papa y su propuesta. Guardan las formas externas, pero internamente disienten en mucho de lo que hoy se propone (por ejemplo, la sinodalidad y otras yerbas)

    Y ahora vuelvo al argumento del post: estos ultimos, sobre todo, van a lo seguro, a lo sólido, a lo coherente.

    Buscan seguridad y claridad intelectual y doctrinal. Buscan la solidez de la Verdad, y ¿cuál es el problema?

    Diferente es el caso de quienes van al seminario con una gran crisis interior por inmadurez afectiva. En ese sentido, debemos saber distinguir la busqueda de seguridad emocional que dan las meras formas externas... y esto sí es un problemón.

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  15. Perdone Wanderer, pero mi lectura de su comentario, no me remite solamente a criticar la posición de un rector de seminario con respecto a su abierto desprecio por la generalizada actitud de fidelidad a la tradición de la Iglesia que adoptan los seminaristas de su seminario, no porque convenga con él, sino porque entiendo que la raíz del problema está por encima de él. Más precisamente, con todo el dolor lo digo, y ojalá me equivoque, y como veo que las consecuencias de la propagación de su error, -o, mejor dicho, errores- en la medida en que les quita, lo que Pedro, el Primer Vicario de Cristo, llamaba “razones para creer”, puede llevar a las almas al abandono de la propia fe, me veo en la obligación de advertir al respecto.
    Me refiero a las ya difundidas palabras del Papa Francisco en su reciente viaje por el extremo Oriente. La versión castellana proporcionada por la misma Santa Sede dice textualmente:
    "Todas las religiones son un camino para llegar a Dios. Son -hago una comparación- como lenguas diferentes, como idiomas diferentes, para llegar allí. Pero Dios es Dios para todos. Y porque Dios es Dios para todos, todos somos hijos de Dios. ¡Pero mi Dios es más importante que el tuyo!". ¿Es esto cierto? Hay un solo Dios, y nosotros, nuestras religiones somos lenguas, caminos para llegar a Dios. Unos sikhs, otros musulmanes, otros hindúes, otros cristianos, pero son caminos diferentes. ¿Entendido?”
    Y lo único que entiendo de este confuso pasaje de su alocución en Singapur es que, de asumir como verdadero lo que el papa Francisco dice con estas palabras, entonces la religión católica, aquella que él mismo dirige, la que fue fundada por el mismo Señor Jesucristo, y por la que dieron la vida legiones de mártires a lo largo de dos milenios, y en la que, por misericordia de Dios, fui bautizado, es tan solo una de las tantas religiones, que nos permiten llegar a Dios. No parece negarla, convengamos en eso. Pero, al considerarla como igual a las restantes religiones, de hecho, la niega en su misma raíz. Porque, bajo esas confusas expresiones, se pasan por alto las palabras de Cristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. “Yo soy la puerta, si alguno entra a través de Mí se salvará”. Y ¡vaya! ¡Con qué claridad se entiende que Jesús, en cuanto Verbo Encarnado, nos señala que el único camino que nos conduce a Dios, es el que el propio Jesús nos enseñó. “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo entonces dices: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? (Jn., 14, 8-11). Porque “Yo y el Padre somos uno” (Jn. 10,30). Luego, si bien todos estamos llamados a ser salvados, si todos estamos llamados a ser “hijos de Dios”, esto sólo ocurrirá en la medida en que nosotros lo reconozcamos como Hijo de Dios: “A cuantos le recibieron les dio la potestad de ser hijos de Dios” (Jn. I, 12). No se trata de un derecho del hombre, sino de una gracia de Dios, y de nuestro propio aporte personal, “No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”(Mt. 7, 21). Lo cual explica el misericordioso mandato: “Id, y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar cuanto os he mandado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mt., 28,19-20). “Ay de mi si no evangelizara” (I Cor. 9, 16).
    ¡Señor, ten piedad de nosotros! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  16. Buenas!

    Yo no soy profeta ni hijo de profetas, pero he estado observando "en vivo y en directo" diferentes camadas y estilos de seminaristas en Argentina. Aporto algunas ideas para sumar al debate:

    1. En la mayoría de las diócesis argentinas no existe un círculo "tradicional" (pongo como indicador base la celebración de la Misa tridentina). Si surge en alguno de ellos la inclinación al sacerdocio, la verdad no sé cómo harán... probablemente busquen alguna congregación religiosa, pero nunca ingresarían a un seminario diocesano.

    2. En varias diócesis del país hay ámbitos más conservadores, vinculados al Opus, Legionarios, IVE, etc. y/o nucleados en torno a algún sacerdote formado en los seminarios más clasicos que supo haber. Cuando surge entre alguno de sus miembros o familias vinculados a ellos algún indicio vocacional, puede que se inclinen a esa misma realidad eclesial, pero también es posible que ingresen a los seminarios diocesanos, conservando en su interior una cierta resistencia a los aspectos formativos más progresistas (o como quieran decirles)

    3. El fenómeno actual más relevante (análogo al que describe el artículo) es que hay jóvenes que hn pertenecido y participado plenamente en la vida eclesial de las diócesis
    y parroquias argentinas; pero como los menores de 25 años se nutren fundamentalmente de influencers, youtubers y tiktokers, muchos (diría que mas de la mitad de este grupo) simpatizan más o menos ocultamente con sacerdotes o bloggeros de perfil conservador o incluso crítico con el papa y su propuesta. Guardan las formas externas, pero internamente disienten en mucho de lo que hoy se propone (por ejemplo, la sinodalidad y otras yerbas)

    Y ahora vuelvo al argumento del post: estos ultimos, sobre todo, van a lo seguro, a lo sólido, a lo coherente.

    Buscan seguridad y claridad intelectual y doctrinal. Buscan la solidez de la Verdad, y ¿cuál es el problema?

    Diferente es el caso de quienes van al seminario con una gran crisis interior por inmadurez afectiva. En ese sentido, debemos saber distinguir la busqueda de seguridad emocional que dan las meras formas externas... y esto sí es un problemón.

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    1. Una cuestión no menor y que no puede soslayarse es la existencia y tolerancia en los seminarios de la homosexualidad. Es increíble pero ésta plaga licua la vocación y la posible inserción de seminaristas en cualquier diócesis.

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    2. Me van a tirar piedras, pero de todo lo que se quiere cambiar, lo unico logico o analizable es el celibato. Simplemente podria ser optativo.
      Los Catolicos Ortodoxos se casan, tienen preciosas familias mas de uno qie me ha tocado conocer y sirven al Señor con hombria, fe y santidad. Que me corrijan si estoy mal, no veo nada contra nuestra fe Catolica en que el celibato fuera optativo y ya el tema de la homosexualidad se veria mucho menos. Por supuesto, no creo que desaparezca del todo, pero habria menos. Por su parte, siendo un pecado tan aberrante y a la vez una condicion tan desviada e insana, no deberia bajo ningun concepto permitir que existan seminaristas homosexuales.
      Supongo que haran la vista gorda y dejan ingresar a sujetos con esos vicios e inclinaciones.
      Pero son una bomba de tiempo que tarde o temprano explota y dada su configuracion psiquica perversa y narcisista pueden causar enorme daño. Conozco el tema, porque me dedico a la Salud Mental. En un porcentaje cercano al 100 estas personas han pasado ppr abusos graves y su psiquis es muy labil y son extremandamente narcisitas, muchos con rasgos psicopaticos. No pueden ser sacerdotes, ni soñando. No importa lo que diga la OMS ni el DSM de Psiquiatria.
      No son gente sana. A veves estan mas o menos adaptados durante un tiempo. Imaginen si el Señor hubiera elegido un apostol gay. Imposible. La tarea y la Vocacion demanda una entrega y una hombria, y una madurez espiritual inmensa. Y mas en los tiempos actuales en los que hay muy poca fe y ser Cristiano es una locura a contramano del mundo.

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  17. Los movimientos son pendulares, y alguna reacción tiene que haber hacia la derecha después de esta década hacia la izquierda. Espero que se me perdone por los términos derecha e izquierda, derivados de la revolución francesa, pero sirven para entendernos. El tema es que las reacciones hacia la derecha sean neutralizadas o sean falsas reacciones para la gilada. Por ejemplo, yo pienso que Juan Pablo II y Benedicto XVI fueron una reacción hacia la derecha de lo que había hecho Pablo VI. Pero, a pesar de las ilusiones de los neocones, fueron una falsa reacción que en realidad permitió que se afianzaran los cambios doctrinales y litúrgicos derivados del Concilio VII (ya conocen la parábola de la rana que se cuece lentamente) ya que se necesitan décadas para que las nuevas generaciones se eduquen en un nuevo sistema de creencias. Ahora el caldo social estaba ya cocinado para recibir un nuevo envión hacia la izquierda ejecutado por Francisco. Entonces tenemos esto, que es un paso mas allá de los encuentros de Asís. Será magisterio? pregunten a Tucho. Es el "quien soy para juzgar?" llevado a sus últimas consecuencias en los planos morales y doctrinales. Sí, puede haber un alto en el camino llevado a cabo por un nuevo Papa que juegue unos años con la ambiguedad, un Papa que dé cabida a estos nuevos seminaristas de derecha. Pero si estos no pasan de ser los neocones del siglo XXI no lograran revertir la tendencia, para eso tienen que sacarse la papolatría y dejar los respetos humanos de lado, organizarse, desobedecer sino van a ser una mayoría desorganizada dominada por una minoría organizada. Si se conforman con que les dejen ordenarse y les den parroquia van a estar fritos.

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    1. Comparto su inquietud porque no basta que se queden sin organizarse y planteando una crítica sería tanto a como cerró el Vaticano I lo de la Infalibilidad, como todo el desastre actual

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  18. La cosa es bastante simple: el joven que sigue en la Iglesia católica lo hace porque está convencido. Para fundirse con el mundo hay campo ancho. El que escoge la vía del sacerdocio en un entorno totalmente mundanalizado, es porque se lo cree de veras.
    Para hacer de animador sociocultural o monitor de autoayuda no hace falta renunciar a un trabajo lucrativo y a formar una familia. Es un fenómeno totalmente natural, pues la teología modernista está enfocada específicamente a descristianizar, y lógicamente sus discípulos no se consagrarán a Dios, ergo los que se consagran son los no modernistas.
    Eso está ocurriendo en toda Europa: las vocaciones se están estabilizando en unos mínimos muy mínimos, pero esas vocaciones son de curas tradicionalistas o muy tradicionalistas. En otros lugares (estoy pensando en América) probablemente ocurrirá lo mismo. Una Iglesia más pequeña pero más fiel, que es lo que muchos han pronosticado desde hace tiempo, incluyendo a Benedicto XVI.
    El rector Bacardit puede desdeñar o incluso estigmatizar a esos jóvenes. No importa, la suerte está echada: su generación será barrida por el viento y tendrán juicios particulares que no deseo a nadie. La Iglesia que dejarán no será la que han procurado, será más pequeña y más mártir, pero desde luego la historia pondrá a los conciliares y posconociliares en su sitio. No serán recordados con cariño por las generaciones venideras de católicos. Heredaron una casa grande y hermosa, con goteras y desconchones tal vez, y en vez de repararla, la tiraron abajo a golpe de piqueta. Tocará empezar de nuevo desde los escombros.

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  19. Ayer Francisco recibió a una nutrida delegación de la CGT que entre otras cosas le preguntó si este año va a venir a la Argentina tal como prometió.
    Si bien hoy algunos medios informan que sigue con la idea de volver, Infobae fue mucho más preciso al publicar que Jorge Sola, Secretario de Prensa de la central obrera, manifestó que "este año no vendrá". El Papa les dijo que su deseo de volver permanece intacto pero en lo que resta del año tiene una agenda "muy complicada".
    Y visto que el año que viene es un año de elecciones de medio término y alguna vez dijo que en medio de una campaña política su presencia puede ser motivo de confusión, todo indica que el tan mentado regreso quedará para nunca.
    El viejo zorro sabe que el gallinero está muy vigilado y no quiere correr riesgos; después de todo, soldado que huye sirve para otra guerra...

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  20. Esperemos que algún día se sepa porqué Bergoglio no ha vuelto, hasta ahora, a la Argentina. Se está perdiendo ser el objeto de adoración de las masas argentinas, en medio de la mayor movilización de la historia del país (aunque pueda tener reservas con respecto al personaje, no me engaño, si viene el país se paralizar para recibirlo con honores)

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