miércoles, 25 de diciembre de 2024

Feliz Navidad

 



El Nacimiento y Encarnación de nuestro Salvador son un hecho que demuestra, por así decirlo, el comienzo de nuestro nacimiento al Espíritu. Pues resulta ser una imagen, una promesa o incluso una garantía de nuestro nuevo nacimiento ya que nos otorga lo que promete. Del mismo modo en que Él nació, nacemos nosotros; y ya que Él nació, también nacemos nosotros. Del mismo modo en que Él es por naturaleza Hijo de Dios, nosotros somos Hijos de Dios por la gracia, y es Él quien nos ha hecho de ese modo. Nos lo dice el texto sagrado: Él es el «Santificador», nosotros los «santificados». Más aún: Él y nosotros, continúa la Escritura, «somos un todo». Dios santifica a los ángeles, pero en ese caso Creador y criatura no son un todo. Sin embargo el Hijo de Dios y nosotros somos de una misma naturaleza, pues Él se ha convertido en «el primogénito de toda criatura», se ha encarnado en nuestra naturaleza, y en ella y por ella nos santifica. Es hermano nuestro en virtud de su Encarnación, y, según explica la Escritura, «no se avergüenza de llamarnos hermanos» y habiendo santificado nuestra naturaleza en sí mismo, la comparte con nosotros.


San John Herny Newman

Sermones parroquiales 5/7; 25 de diciembre de 1839.

7 comentarios:

  1. ¡Gracias Wanderer por hacernos el aguante y ayudarnos del modo en que lo haces, desde hace tanto tiempo, a encontrarnos entre nosotros y con Cristo! Por ayudarnos a descubrir que con la Navidad, todos somos hermanos en Cristo, que, con ella, se da cumplimiento a la promesa hecha por Dios a todos los hombres desde los mismos inicios de la creación. Porque, con ella se da cumplimiento, para todos los hombres que abren su corazón a Dios, a la gozosa esperanza de la vida eterna. Al misericordioso y eterno encuentro con Dios, un Dios Uno y Trino, que se revela como nuestro Padre celestial. ¡Ha llegado el Emanuel tan esperado! ¡Feliz Navidad!
    ¡Dios con nosotros! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  2. "Sábete, Sancho, que todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien ya está cerca".

    Miguel de Cervantes Saavedra.
    Don Quijote de la Mancha

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