La semana pasada se publicó en Youtube una entrevista al obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla. Pasa por ser un obispo conservador; un prelado moderado y bienpensante, alejado de la medianía progresista de sus colegas. Probablemente sea así; no lo conozco lo suficiente y tengo buenos amigos españoles que sí lo conocen. Pero lo cortés no quita lo valiente, y hay que decir que en los minutos que dedica Mons. Munilla a responder la pregunta del periodista sobre la misa tradicional da muestra de una sorprendente ignorancia y, me animaría a decir, de una riesgosa imprudencia que lo impulsa a afirmar lo que no sólo lo que no está probado sino lo que simplemente es mentira. Veamos:
1. “La misa tradicional fue aprobada por el Papa Benedicto XVI para conformar a ciertos grupos que se habían alejado de la Iglesia y para destacar el aspecto sacrificial que tiene la misa”. FALSO.
Joseph Ratzinger, siendo todavía sacerdote, fue un acérrimo defensor de la permanencia de la misa tradicional en la Iglesia, a punto tal que, cuando fue elegido arzobispo de Munich en 1977, muchos sacerdotes de la arquidiócesis obstaculizaron su ingreso en la catedral el día de la toma de posesión justamente porque rechazaban la defensa de la misa de su nuevo obispo. Pero no se trató sólo de este hecho anecdótico. A lo largo de toda su vida, y mucho antes de la aparición de “ciertos grupos alejados de la Iglesia”, Ratzinger se manifestó crítico del novus ordo y defensor del vetus. Por ejemplo, en 1976 —siendo aún sacerdote—, escribía lo siguiente:
El problema del nuevo Misal radica en el abandono de un proceso histórico que siempre fue continuo, antes y después de San Pío V, y en la creación de un libro completamente nuevo, aunque compilado con material antiguo, cuya publicación fue acompañada de una prohibición de todo lo que le precedió, lo cual, por lo demás, es inaudito en la historia tanto del derecho como de la liturgia. Y puedo afirmar con certeza, basándome en mi conocimiento de los debates conciliares y en la lectura reiterada de los discursos de los Padres conciliares, que esto no se corresponde con las intenciones del Concilio Vaticano II. (Wolfgang Waldstein, «Zum motuproprio Summorum Pontificum», en Una Voce Korrespondenz 38/3 [2008], 201-214)
Y treinta años después, siendo Papa, escribió:
En la historia de la liturgia hay crecimiento y progreso, pero no ruptura. Lo que las generaciones anteriores consideraban sagrado, sigue siendo sagrado y grandioso también para nosotros, y no puede ser de repente totalmente prohibido o incluso considerado perjudicial. A todos nos incumbe preservar las riquezas que se han desarrollado en la fe y en la oración de la Iglesia, y darles el lugar que les corresponde. (Carta Apostólica que acompañó a Summorum Pontificum).
A lo largo de esos treinta años, y después también, pueden citarse decenas de intervenciones por el estilo (recopiladas en este sitio), y en todas ellas se muestra que la voluntad de Benedicto XVI fue exactamente la contraria a la que postula Mons. Munilla: no hay mención alguna a los grupos disidentes y no hay mención alguna a una mayor evidencia del aspecto sacrificial de la misa tradicional. Hay algo mucho más profundo y metafísico que el obispo de Alicante no conoce, o es incapaz de ver.
2. “Joseph Ratzinger nunca celebró públicamente después del Concilio la misa tradicional”. FALSO
El cardenal Ratzinger celebró en numerosas ocasiones la misa tradicional públicamente, con pompa y circunstancia. Aquí propongo sólo algunos ejemplos de los muchos que se pueden encontrar en la web:
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Misa solemne en el seminario de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (1995). (Más fotos pueden verse aquí) |
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Misa solemne en una parroquia de Weimer, en 1989 y 1999 (aquí y aquí) |
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Misa en el monasterio de Le Barroux en 1995 (aquí) |
3. “No es obvio que en la intencionalidad de Benedicto XVI estuviera que la liturgia tradicional pudiera ser celebrada de modo ordinario”. FALSO
Esa intencionalidad es obvia para cualquiera que lee el motu proprio Summorum Pontificum, en el que el Papa Benedicto “libera” la misa tradicional a fin de que pueda ser celebrada de modo ordinario, es decir, diario, por cualquier sacerdote y en cualquier iglesia. Las únicas restricciones que pone son las mismas que tiene la celebración de la misa de Pablo VI: acuerdo para los días y horarios con el rector de la Iglesia. Por ejemplo:
Art. 2.- En las Misas celebradas sin el pueblo, todo sacerdote católico de rito latino, tanto secular como religioso, puede utilizar tanto el Misal Romano editado por el beato Papa Juan XXIII en 1962 como el Misal Romano promulgado por el Papa Pablo VI en 1970, en cualquier día, […]
Art. 5 § 2. La celebración [con asistencia de fieles] según el Misal del beato Juan XXIII puede tener lugar en día ferial; los domingos y las festividades puede haber también una celebración de ese tipo.
4. “Es un error decir que el Vaticano II empobreció la liturgia”. FALSO.
Evidentemente, aquí entran en juego diversas opiniones, pero Mons. Munilla se está refiriendo a la enseñanza del Papa Benedicto XVI. Los ejemplos sobre la opinión del pontífice acerca del empobrecimiento de la liturgia posconciliar son múltiples y pueden ser corroborados en el enlace anterior. Pongo un solo ejemplo:
La reforma litúrgica, en su ejecución concreta, se ha alejado cada vez más de este origen [en el mejor del Movimiento Litúrgico]. El resultado no ha sido la revitalización sino la devastación.... En lugar de la liturgia que se había desarrollado, se ha puesto una liturgia que se ha hecho. (Commentary in Simandron—Der Wachklopfer. Gedenkschrift für Klaus Gamber (1919-1989), ed. Wilhelm Nyssen [Cologne: Luthe-Verlag, 1989], 13–15, citado in Theologisches, 20.2 (Feb. 1990), 103–4)
5. “Nos olvidamos lo que dice el adagio lex orandi, lex credendi”. FALSO
En primer lugar, la expresión aludida no es un adagio, ni un refrán, sino que es un principio que posee carácter dogmático y normativo, refrendado por la Tradición explicitada en los Padres de la Iglesia (San Agustín y Próspero de Aquitania, por ejemplo) y en el Magisterio.
En segundo lugar, el Papa Benedicto XVI dice en el comienzo mismo de Summorum Pontificum:
Art. 1.- El Misal Romano promulgado por Pablo VI es la expresión ordinaria de la «Lex orandi» («Ley de la oración»), de la Iglesia católica de rito latino. No obstante, el Misal Romano promulgado por san Pío V, y nuevamente por el beato Juan XXIII, debe considerarse como expresión extraordinaria de la misma «Lex orandi» y gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo. Estas dos expresiones de la «Lex orandi» de la Iglesia en modo alguno inducen a una división de la «Lex credendi» («Ley de la fe») de la Iglesia; en efecto, son dos usos del único rito romano.
6. “Si hubiera en el seno de la Iglesia comunidades que celebran diferentes ritos litúrgicos, eso iría en detrimento de la unidad”. ESCANDALOSAMENTE FALSO
En la iglesia católica hay muchos ritos (romano, bizantino, copto, etíope, maronita, armenio, sirio malabar, caldeo, sirio malankar) y jamás a nadie se le ocurrió decir que esta diversidad era un obstáculo para la unidad y, consecuentemente, habría que suprimirlos. Más aún, dentro del mismo rito romano hay otros ritos. A pocos kilómetros de la residencia de Mons. Munilla se celebra el rito mozárabe, por ejemplo. Se trata de un disparate que en el que no es necesario detenerse demasiado.
7. “No sería prudente que todos los domingos se asista a la misa tradicional”. FALSO
En primer lugar, el motu proprio del Papa Benedicto tendía a que en todas las parroquias se celebraran los dos ritos, y los fieles fueran libremente a uno u otro, según les apeteciera. Y eso ocurrió y ocurre todavía en varios sitios. Y no genera división, ni peleas ni desencuentros. Pareciera que Mons. Munilla cae en una actitud rígida y clerical queriendo imponer a los fieles dónde, cómo y cuándo deben asistir a la Santa Misa.
Y en segundo lugar, porque nunca la Iglesia dijo, por ejemplo, en Milán: “No es prudente que los fieles vayan todos los domingos a misa en rito ambrosiano, sino que deben asistir también al rito romano”. Un disparate.
Total que, refutando el título del video publicado (“¿Qué piensa de la Misa Tradicional? - Munilla lo tiene claro”), hay que decir que Munilla no lo tiene para nada claro. La evidencia documental que he mostrado lleva a la conclusión que, o bien Mons. Munilla no leyó Summorum Pontificum o, si lo leyó, no lo entendió: y si lo leyó y lo entendió, lo olvidó. Y se concluye también que el obispo de Alicante, en ocasiones al menos, habla sin saber. Cualquiera sea el caso, es muy preocupante que un obispo considerado faro del pensamiento conservador en España, sea tan débil en sus conocimientos y argumentaciones.
Al obispo mártir San Dionisio lo decapitaron en París los esbirros del emperador Decio en el siglo III, y por eso se lo representa descabezado y con la testa en sus manos. Hay otros obispos, en cambio, que sin ser mártires, también perdieron la sesera, y nadie sabe dónde la han dejado.
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