viernes, 8 de agosto de 2014

Los jesuitas y El Carlista

Parece ser un tema repleto de matices, al punto que dependiendo del autor que se tome, siendo cualquiera de ellos de nuestro gusto, las cosas que se dicen no coinciden exactamente, pero se amontonan del mismo lado.
El primer problema que surge es el de relacionar a la Compañía con su santo fundador, pero el mismo L. Castellani SJ, entre otros, hablan de la rápida torcedura que vivió la congregación y su relación con los superiores.
El otro tema que a los hispanoamericanos nos chirria es el de la evangelización. No podemos hacer futurología, por lo que no sabemos si aquí seríamos católicos o qué, pero la fe católica en gran medida la trajeron y enseñaron en Hispanoamérica los jesuitas.
A esto, Disandro, lo ataca desde su Argentina Bolchevique (escribió también La Compañía de Jesús contra la Iglesia y el Estado), y a Castellani el librito le encantó. La tesis de Disandro radica en que el mal venía de España, en tanto que no se cree, o no pone el énfasis, en su grandeza por aquellos siglos; o al menos la mixtura con la decadencia del barroco. El jesuita nos traería el barroco y nosotros nacemos, pero mal de entrada.
El maestro platense, en un libro posterior –Tres poetas españoles-, se pone más benévolo con la Madre Patria, aunque no se desdice; haciendo hincapié en criticar lo criticable para mejorarlo –siempre hubo intención en Disandro de mejorar el estado actual de cosas haciendo entender sus posturas, erradas o no- y agradeciendo a España lo bueno que se nos transmitió –se le había armado terrible pelotera con La Argentina Bolchevique.
Por supuesto que esto debe tener infinidad de matizaciones más, entre otras: 

Que no fue solo la Compañía de Jesús la que vino al Nuevo Mundo.
Que la Compañía no se entiende sin la Contrarreforma y que ésta sirvió para palear contra la herejía y salió como salió. Al menos yo no estoy seguro que mejor hubiese sido que no llegase nunca a existir Trento y sus mejores o peores aplicaciones. En esto también hay énfasis distintos en los diferentes estudiosos del tema. Castellani se limitaba a decir “la Iglesia no nació en Trento”.
Que ese ariete de la Contrarreforma que fue la Compañía de Jesús fue más activa que contemplativa –“burguesía de la Iglesia”, la llamó Gómez Dávila-, lo que le quitó excelencia. Aunque también es cierto que lo necesario en aquel entonces era mucha mano de obra evangelizante, y la mucha mano de obra, es mucha mano de obra...

Los críticos de la Compañía son en general espíritus más inclinados a la Patrística, lo que además de una preferencia teológica lícita, es una preferencia de modos. El modo de evangelizar desde la nada en la Iglesia Primitiva fue lo contrario al de la Compañía. Fue un proceso que partió del amor a Dios, de la contemplación, la práctica de las virtudes con la ayuda de la Gracia y llegó a la añadidura que poco a poco se daba sin pretensiones grandilocuentes.

El hombre a partir de la decadencia de la Edad Media ya es otra cosa y tiene otros nortes. Aun rociados de agua bendita, son otros hasta la Revolución Francesa y luego también otros. 

El papa Ganganelli tuvo presiones de los Borbones para disolver a la Compañía de Jesús como finalmente lo hizo en 1773 –y luego lo recompensaron-, pero eso no quita que el breve Dominus ac Redemptor sea fruto de su sinceridad y un juicio acertado. Siempre lo creí, siendo que su espíritu no era lo que hoy podemos entender como burgués-triunfalista-activista. ¿No es ese el mismo espíritu de los movimientos primaverales?, ¿no hay allí entusiasmo, en el sentido peyorativo que le dio Knox y luego Molnar al término?

Clemente XIV –tan vilipendiado- fue un fino teólogo, con gustos hacia las artes, etc. No era un triunfalista; dos veces renunció al generalato de su orden. No tenía nada de Bergoglio.

También se le debe a los Jesuitas el voluntarismo en versión tomista, la Teología como trabalenguas más que como ciencia divina, la moralina; en fin, cierta decadencia general que puede ser causa del estado actual de la Iglesia, al menos para los que no la ven solo en el liberalismo-naturalismo-modernismo. 
Fíjense que no debe haber un solo jesuita moderno que admiremos que haya sido bien jesuita.

Ese es muy resumido, al menos como yo lo entiendo, el cuadro de situación de las posturas más o menos anti jesuitas.


El Carlista


Ps. Me dicen que un sacerdote amigo de este blog anda diciendo que si Bergoglio eligió llamarse Francisco, fue por Suárez.

Escolio de Ludovicus:
Es difícil explicar las cosas en las organizaciones, porque hay mucho y muy buena gente atrapada, santos incluso.
Es la estructura, estúpido: los principios, las normas y los valores implícitos en la trama social. Di Sandro lo resume: una Orden sin coro.
En este caso, la Compañía fue fundada sobre bases voluntaristas y nominalistas, mezcladas con la devotio. Con el mandato de ver una pared blanca cuando la veo negra.
También con mucho tomismo mal arraigado, privado de sus principios metafísicos, ecléctica, racionalista y con un desenfoque raigal de las interacciones entre la gracia y la naturaleza que se desgrana en antropocentrismo por un lado, en hipertrofia de la gracia sin naturaleza por el otro, de que da cuenta la dialéctica frase "Orar como si todo dependiera de Dios, obrar como si todo dependiera del hombre". Entre estos dos polos se desenvuelve el drama de la religiosidad desencarnada y la espiritualidad antropocéntrica, en un matrimonio mal avenido que ningún conciliador pudo reparar.

Y con una triple subversión: lo activo sobre lo contemplativo, lo moral sobre lo místico, la política religiosa sobre la religión. 

47 comentarios:

  1. No olvidemos las Provinciales de Pascal, obra de arte que describen lo que eran los jesuitas de su época.

    ResponderEliminar
  2. Quién puede dudar que la única causa de la crisis no está en el modernismo?
    La prédica de la Iglesia reducida a la moral es preconciliar.

    ResponderEliminar
  3. ¿El Reino Unido y su poco barroquismo tuvo que ver con que fue una isla alejada del continente e independiente de España?

    Porque ellos zafaron de los jesuitas, ¿no?

    Después tuvieron otro problema con Enrique VIII en adelante, pero no es el del barroquismo.

    Filo Inglés.

    ResponderEliminar
  4. Los jesuitas nos trajeron a esta tierra la ratio studiorum y la devotio moderna.

    Ni los Padres, ni la Alta Edad Media (todo lo mejor de nuestra historia eclesiástica) conocieron ambas cosas, ni las hubiesen podido digerir.

    Así nos parieron, es nuestro adn casi inevitable. El desafío de cada uno será zafarse de él.

    Mario Argento.

    ResponderEliminar
  5. Es difícil explicar las cosas en las organizaciones, porque hay mucho y muy buena gente atrapada, santos incluso.

    Es la estructura, estúpido: los principios, las normas y los valores implícitos en la trama social. Di Sandro lo resume: una Orden sin coro.

    En este caso, la Compañía fue fundada sobre bases voluntaristas y nominalistas, mezcladas con la devotio. Con el mandato de ver una pared blanca cuando la veo negra.

    También con mucho tomismo mal arraigado, privado de sus principios metafísicos, ecléctica, racionalista y con un desenfoque raigal de las interacciones entre la gracia y la naturaleza que se desgrana en antropocentrismo por un lado, en hipertrofia de la gracia sin naturaleza por el otro, de que da cuenta la dialéctica frase "Orar como si todo dependiera de Dios, obrar como si todo dependiera del hombre". Entre estos dos polos se desenvuelve el drama de la religiosidad desencarnada y la espiritualidad antropocéntrica, en un matrimonio mal avenido que ningún conciliador pudo reparar.

    Y con una triple subversión: lo activo sobre lo contemplativo, lo moral sobre lo místico, la política religiosa sobre la religión.

    ResponderEliminar
  6. Agreguemos, por cierto, que la Compañía de Jesús fue un constructo colectivo, en cuyo diseño San Ignacio fue sólo un participante, y probablemente no el principal.

    ResponderEliminar
  7. La primacía de la política sobre la religión de la que habla Ludovicus, está en la crítica continua de Castellani y en el Breve de aquel (santo) papa.

    ResponderEliminar
  8. "Que no fue solo la Compañía de Jesús la que vino al Nuevo Mundo"

    Es tal cual, y no sé por qué tiene más prensa la obra de los jesuitas que la de los franciscanos, que en pocos años desde la conquista se expandieron por toda América.
    Para muestra, véase la obra del Convento de Ocopa, en Perú:
    un “centro de operaciones”, donde se preparaba el personal que trabajaría en las conversiones de los indios de la región amazónica, auxiliando a las misiones ante cualquier eventualidad; "el rol que jugaría Ocopa en las campañas misioneras de la selva central sería de primera importancia". Numerosos franciscanos murieron víctimas del medio -animales peligrosos, plantas venenosas, etc.- y muchos fueron mártires en manos de los indígenas, y esto último no ocurrió solo en esta región, sino también en otras zonas, como México.

    ResponderEliminar
  9. La elección por la teología patrística podrá ser lícita. Pero la elección de los modos no.

    El modo de los Padres es el que enseña el Evangelio. No parece tan opcional.

    Ay, jesuitas!

    ResponderEliminar
  10. Gracias Carlista por su esfuerzo.
    Pero no entendi o no me quedo nada claro el asunto.

    Gracias igualmente

    Jorge Pereira

    ResponderEliminar
  11. Sobre este tema hay un libro buenísimo (como todos los suyos) de Alberto Boixadós, que se llama España, entre Europa e Hispanoamérica.

    ..."el avance de movimientos religiosos institucionalizados o no, nacidos en su seno, que merecen estudiarse, porque cumplen una misión contradictoria. Aparentan cristianizar pero, tienen en la práctica, en numerosísimas ocasiones un efecto contrario. Descristianizan rápidamente. Eso se palpa en los resultados concretos, porque innotadamente se proyectan en un orden poítico que pretende conciliar lo que es intrínsecamente inconciliable.
    Los más relevantes son el Opus Dei, Cursillos de Cristiandad y Movimiento Familiar Cristiano.
    El auténtico baluarte espiritual es la Iglesia y estas corrientes que aparecen como adherencias a la misma, a veces impiden que el misterio de Cristo se proyecte con el fuego necesario para santificar las almas; acentúan más bien la tendencia que, con la Reforma, desvió el interés religioso hacia la conducta y la eficacia social del hombre".

    "El culto se convirtió, necesariamente, en la Iglesia Primitiva, en el instrumento de salvación. El conocimiento simbólico advenía naturalmente a los fieles de esa Iglesia".

    ..."una mutación del alma religiosa en su actitud, que pasa de lo objetivo sacral a lo subjetivo psicológico. El nacimiento del Barroco y su desarrollo nos dan pautas, de ningún modo despreciables, para comprender la evolución de la piedad y del espíritu cristiano"... "Formas de piedad que tienen en la Compañía el vehículo eficiente donde el alma religiosa pasa de lo objetivo sacral a lo subjetivo psicológico".

    "... absorbieron la religiosidad totalitaria de los judíos"... "avanza hacia un subjetivismo cada vez más completo y hacia la total humanización".

    "La Teología de la Contrarreforma, aunque sea totalmente antiprotestante, no supone una reacción favorable al Misterio... se limitaron a insistir, frente a la primacía de la gracia de los reformadores, en la pretensión del hombre en el proceso de la justificación y en la vida religioso-ética".

    El Carlista.

    Y es un libro del 73...

    ResponderEliminar
  12. El barroco y la devotio moderna. Esos son nuestros problemas.

    Ojalá hubieran llegado más órdenes contemplativas a nuestras costas.

    ResponderEliminar
  13. Por cierto, la primacía de la política sobre la religión y de la parte política de la religión (la pastoral) sobre la parte contemplativa de la religión (la fe) no es más que la primacía del intelecto especulativo sobre el práctico.
    Cualquier duda al respecto, consultarlo con el Padre Jorge.

    ResponderEliminar
  14. Wanderer: ¿Cuáles son las características de la ratio studiorum y la devotio moderna, que tanto mal habrían hecho?

    ResponderEliminar
  15. Ludovicus: me parece que se confundió, debió decir "la primacía del intelecto práctico sobre el especulativo".
    En las prioridades que marca Ludovicus está gran parte del problema. Problema que no solucionó precisamente el progresismo.
    Se siguió priorizando a la política sobre la religión ("el reino" intramundano; la política sin Dios que, simultáneamente, es clerical; "cristianismo y revolución"; la democracia cristiana).
    La acción cambió de signo, pero continuó priorizándose a la contemplación ("pastores y no doctores"; "son más sagradas las manos que dan que los labios que rezan"). Con el progresismo, la contemplación ni siquiera mantuvo su categoría de medio para hacer más eficaz la acción, que muchos partidarios de la prioridad de la acción, de hecho le habían asignado.
    El Sanjua.

    ResponderEliminar
  16. Una aclaración más, para evitar tirar al bebe con el agua sucia. Estamos hablando de macrotendencias, sin contar la acción de la gracia a pesar de los tropismos antrópicos. Pero los errores van conformando hábitos sociales, formas de pensar que interactúan en la sociedad y van agravando el cuadro y degradando la religión, que se nutre de contemplación. Todo esto a lo largo de siglos, con marchas y contramarchas, porque también en la Compañía hubo reacciones contra el ascetismo y el moralismo. Hubo de todo en rigor, pero es la tendencia...
    Como dice el Filósofo, un error pequeño en el principio se convierte en una catástrofe al final. Y entonces, el desliz del principio se entiende mejor a la luz del error terminal.
    Qué mejor explicación a Laínez y a Suárez que Bergoglio y Rahner.

    ResponderEliminar
  17. Lo de tomismo en la sj debe ser un chiste, porque desde el principio buscaron una alternativa a santo Tomas, que fue la extraña mezcla de escotismo y nominalismo de Suárez, con algún ribete neoestoico y neoplatonico. Se entiende así la valoración de Leibniz hacia Suárez, o que Descartes sea un simplificación del granadino.

    ResponderEliminar
  18. En scribd está el Breve de Clemente XIV y el libro de Di Sandro, "Argentina bolchevique", escaneado por el generoso carlista. Seguramente hay más cosas del platense.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  19. Estas diferentes tendencias hoy se oponen también en toda congregación, que en definitiva actualmente es parte del periplo de toda la modernidad.
    Sin ir más lejos, esta discusión sigue presente y es el problema de fondo en algunos puntos de vista que nos lleva actualmente a disentir aun muy lejos de la Compañía o el Opus.
    Estamos lo que con Boixadós ponemos el énfasis en la gracia santificante, el acto cultual y una natura bien plantada que lo reciba y otros que parecen defender posturas más descarnadas o académicas. Nosotros preferimos lo vital, entendiendo que éste se encuadra dentro de un ámbito natural propicio y la gracia que lo eleva. Marcel de Corte, también, se puede ver en este sentido.

    El Carlista.

    ResponderEliminar
  20. Al anónimo de las 15.45 que le pregunta a Wanderer por la devotio moderna, cuando escribí El drama litúrgico tuve que precisar lo de la devotio que no lo tenía claro y me salió esto:
    “Corriente espiritual que en la segunda mitad del siglo XIV brotó en los Países Bajos por obra principalmente de Gerardo Groote (1340-1384) y de su discípulo Foorencio Redewijns (1350-1400). Sus características principales son las de un cristocentrismo práctico (Cristo, compendio de todas las virtudes), un reglamentarismo metódico para la oración, especialmente, la mental, cierta tendencia antiespeculativa y, por lo tanto, la prevalencia de lo afectivo y práctico basado en la Sagrada Escritura y los Santos Padres, afán de interioridad, individualismo, meditación más que contemplación. Algunos estudiosos sostienen que este tipo de espiritualidad avanzó en detrimento de lo cultual, lo simbólico y lo contemplativo de la liturgia” (op.cit., pág. 22, nota).


    Augusto del Río

    ResponderEliminar
  21. La memoria de Clemente XIV debe rescatarse. A este papa lo denostó Bergoglio en aquélla nefasta audiencia con periodistas, aquélla en la que negó dar una bendición apostólica por "respeto" a los no creyentes.

    ResponderEliminar
  22. Y las misiones guaranies, la musica clásica que aun perdura en Moxos y Chiquitos ... la evangelización indígena ejemplar, tal vez una de las realizaciones evangélicas más grandiosas de la historia no significan nada?? Por favor, Señores, un poco más de seriedad!!! TRIBUNUS PLEBIS (en ejercicio de su función),

    ResponderEliminar
  23. Y, agrego, en nuestro tierra: la Universidad de Córdoba, la primera imprenta, el Colegio Monserrat, unica institución ahora estatal que aun 350 años después mantiene su espíritu y está bajo una advocación Mariana , ... TRIBUNUS PLEBIS.

    ResponderEliminar
  24. Muy buena reflexión de Ludovicus sobre la escisión entre natural y sobrenatural. La usaré próximamente.

    ResponderEliminar
  25. Otro que les pegó sin asco fue Rubén Darío:

    EL JESUITA

    ¿Qué es el jesuita? –Bolívar

    preguntó una vez a Olmedo.

    Es el crimen, el enredo;

    es el que da al pueblo acíbar

    envuelto en sabroso almíbar.

    El inmortal Andrés Bello

    estaba poniendo un sello

    a una carta a San Martín,

    y dijo con retintín:

    ¿El jesuita... ? Lo dice ello.



    2



    Bien: ahora hablaré yo.

    Juzga después, lector, tú:

    el jesuita es Belcebú

    que del Averno salió.

    ¿Vencerá al progreso? ¡No!

    ¿ Su poder caerá? ¡Oh, sí!

    Odíeme el que quiera a mi;

    pero nunca tendrá vida

    la sotana carcomida

    de estos endriagos aquí.

    Rubén Darío

    OBRAS COMPLETAS, Ediciones Anaconda, 1949, Buenos Aires. "Poemas de Juventud" (Selección) 1881-1885; página 34.

    Marcial Bonaire

    ResponderEliminar
  26. Algunos evidencian empacho de lectura. Sólo a un heterodoxo chupamedias de lo peor de Perón, se le puede ocurrir decir que Trento y los Jesuitas de los siglos XVI XVII XVIII, son desviaciones del Cristianismo. Trento y los primeros Jesuitas representan lo mejor de la Iglesia en aquellos siglos. Sin la expulsión de los Jesuitas, no hubieran sido posible las revoluciones hispanoamericanas, que terminaron con la única nación que se resistía a los embates del liberalismo anticatolico.
    Decir que la desviación posterior de los Jesuitas es causa de errores en su origen; es lo mismo que culpar a Nuestro Señor por que Bergoglio sea Papa.
    Dejense de embromar, con el barroco, trento y los jesuitas, que estan serruchando la rama en la que están sentados, lo mismo que hacen a propósito, los modernistas.

    ResponderEliminar
  27. Pato eso no es fruto de la prédica bergogliana, eso viene de la falacia de la libertad religiosa, y me consta que lo quieren hacer en otros lugares. ¿De que se asusta?¿no vió el beso del corán? nada nuevo...

    ResponderEliminar
  28. No yerre el tiro, Tribunus; que se trata de gente que sabía lo que hacía y decía. Clemente XIV comenzó sus estudios en la Compañía y Disandro y Boixadós estudiaron en el Monserrat de Córdoba.

    ResponderEliminar
  29. El carlista tiene razón. Hoy dentro de la SSPX hay un jesuitismo disolvente fácil de reconocer.
    Jesuitismo que tiene más de ratio studiorum que de devotio moderna, pero también de la devotio.
    Es la hora de "los intelectuales".
    Es un jesuitismo bien disimulado, que introducen desde la reflexión política. No les vamos a dejar pasar una. Hay que ponerlos en evidencia siempre que se pueda o con el correr del tiempo nuestros hijos conformarán un ejercito de académicos, funcionarios y moralistas.

    ResponderEliminar
  30. Estimado Tribuno, precisamente en estos comentarios he procurado matizar las afirmaciones tajantes del post.

    Una estructura social es algo muy complejo. Compuesta como está por interacciones accidentales, posee sin embargo un dinamismo que afecta al conjunto de las partes. Este dinamismo depende de los fines de la sociedad (res specificuntur a fine), que están contenidos en sus principios fundacionales. A su vez, la historia de la organización va marcando hábitos institucionales, modalidades operativas que influyen y determinan a sus miembros.
    Esto, trasladado a una organización religiosa, necesariamente conlleva algunas consecuencias. La primera, cuanto más sanas (es decir, ortodoxas) sean las doctrinas de la organización, más sano será su desarrollo. La segunda, los medios concretos que la organización elige en su constitución son tan importantes como sus valores, porque son los que van a configurar sus hábitos institucionales. A pesar de las buenas intenciones y de la santidad. Ese es el misterio. La santidad no se transmite, los errores sí. Fíjese sino el misterio de tantos fundadores.

    Las posibilidades de conformación de vicios y errores, a partir de deficiencias fundacionales, es infinita. Únicamente a la Iglesia Católica le ha sido conferida la indemnidad respecto de tales vicios y errores, si no en sus miembros, sí en su misterioso desarrollo y en el hecho de no ser vencida definitivamente por esas fuerzas negativas. Ninguna organización religiosa cuenta con dichas garantías.

    Y por supuesto, esto es campo de trigo y cizaña. Es únicamente el tiempo el que muestra los desarrollos potenciales del campo y las deficiencias de la siembra.
    Mientras tanto, mientras la organización vive de las rentas de una sociedad cristiana, produce frutos maravillosos, mezclados con desviaciones y errores estratégicos casa vez más relevantes. ¿O es una casualidad que el breve de supresión de la Compañía enuncie como motivos el ejercicio del poder lobbyista, la heteropraxis canónica y las irregularidad litúrgicas "inculturantes". Las tendencias voluntaristas estaban desde el principio. Por eso fue tan fácil pasar del objetivo de ser el "Ejército del Papa" - bastante discutible la verdad- al arruinado "Combate contra el Ateísmo" de los 60, y hoy en día la difusa defensa del humanismo agnóstico pero con visión propia del bien y del mal que postulan los diálogos trasnochados con Scalfari.
    Habría mucho más para escribir.

    ResponderEliminar
  31. Errata "arrupiano", de Arrupe, no "arruinado"

    ResponderEliminar
  32. Anónimo de 2:46,
    Si usted tiene razón, Castellani no sabía nada. Una de dos.

    ResponderEliminar
  33. Anónimo de 2:46:
    Es muy probable que sin la expulsión de los jesuitas se hubiesen evitado las revoluciones hispanoamericanas, pero no es más que futurología. Pero, aun suponiendo que usted tenga razón, al modo bien jesuita, hace la mezcla de religión y política y hasta parecería que pone a la segunda sobre la primera.
    Usted es un jesuita; tal vez laico, pero jesuita. Le cabe el Breve como un traje a medida.
    Y esto se lo digo sin que sean de mi agrado aquellas revoluciones ni estas republiquetas, en lo que parecería que coincidimos.

    ResponderEliminar
  34. Estimados:
    Para el tema de la DEVOTIO MODERNA, ver el articulo del P. Garcia Villoslada S.J : "RASGOS CARACTERISTICOS DE LA DEVOTIO MODERNA".

    Es excelente; y muestra ademas, todos puntos en los cuales se baso el protentastismo y luego el jesuitismo.

    ABRAZO

    ResponderEliminar
  35. «No debería tolerarse curas o confesores que estén tildados de herejía; y a los convencidos en ella habríase de despojar en seguida de todas las rentas eclesiásticas; que MÁS VALE ESTAR LA GREY SIN PASTOR, QUE TENER POR PASTOR A UN LOBO. Los pastores, católicos ciertamente en la fe, pero que con su mucha ignorancia y mal ejemplo de públicos pecados pervierten al pueblo, parece deberían ser muy rigurosamente castigados, y privados de las rentas por sus obispos, o a lo menos separados de la cura de almas; porque la mala vida e ignorancia de éstos metió a Alemania la peste de las herejías».

    San Ignacio de Loyola, Carta a San Pedro Canisio. 13 de Agosto de 1554

    ResponderEliminar
  36. ¿Y qué pega le ponen a la ratio studiorum de los jesuitas? ¿Se refieren a falta de base metafísica o a poco tomismo? Les compro lo de la heteropraxis y tal, pero yo diría que a Castellani le dieron una formación intelectual excelente...

    ResponderEliminar
  37. Peporro, la formación de Castellani es más mérito suyo que de la Cía. Estudió toda su vida, no seis años de seminario.

    ResponderEliminar
  38. Amigo Wanderer: lo dejo librado a su criterio, y le ruego que no lo tome a mal. Pero entre las tesis sobre Bergoglio, ¿no sería posible discutir la posibilidad de la vacancia de la Sede,aclarando previamente que no partimos de una posiciòn sedevacantista? Me explico un poco mejor. No he sido ni soy sedevacantista. Pero empiezo a considerar si esta posición, tan temida, tan extrema, tan combatida, no podría tener asidero ahora, no antes.¿No hay nadie que pudiera echar algo de luz al respecto? ¿No hay un no-sedevacantista serio que pudiera analizar esta posibilidad trágica de que Bergoglio no fuera Papa, sino un impostor, un falsario,etc? No me parece que analizar esto, respetuosa y responsablemente, sea más grave que pasarse todo el tiempo puteándolo a Bergoglio en todos los idiomas, como con justicia y razón se lo putea en este blog. Estoy opinando, nada más.Gracias y un abrazo.

    ResponderEliminar
  39. Los desacuerdos son más emotivos que racionales:
    Nadie aquí duda que la Alta Edad Media duró hasta el S. XIII y el resto fue hasta hoy decadencia. Pero criticar a Trento o a la Compañía tampoco se acepta fácilmente, aunque sean contrarios a mejores épocas.
    Porque no pueden decirnos que lo que venimos leyendo y manteniendo desde los diecisiete años fueron verdades no tan verdaderas.
    En definitiva, lo que tiene este blog es razón, pero mala pedagogía e importan ambas para darse a entender.
    Posiblemente la mejor pedagogía sea la de hablar de aquello sin criticar lo posterior, simplemente relegándolo y así, poco a poco, influir en los pocos que puedan entenderlo y llevarlo a la práctica.

    Prudente.

    ResponderEliminar
  40. Estimado CARLOS JOSE DIAZ: compártanos de añguna manera el artículo de Villoslada,debe ser muy interesamte; he leído otras cosas del autor que lo son.
    Saludos,

    ResponderEliminar
  41. Es la primera vez que haré un comentario en su blog que hace tiempo sigo. Interesante el artículo y algo, bastante apretado pero va al punto. Sin embargo hay también mucho bueno del legado jesuita. De lo dicho, me hace pensar que las deformaciones que hoy espantan de algunos jesuitas hodiernos (algunos los he conocido y eran verdaderos y públicos herejes, otros revolucionarios,algunos negaron dogmas marianos y he sabido de otros que niegan dogmas básicos como la concepción virginal de Cristo, unos nos repartieron en retiro vocacional revistas donde hablaba sin juicio moral de preservativos y homosexualidad, como algo indiferente sino es que bueno; otros han sido honrosa excepción). Pero algo fallaba desde antes de esta revolución en la compañía, es cierto. Cuando se estudia en conciencia y siguiendo los archivos la evangelización de la Nueva España queda claro que hubo jesuitas más preocupados por asegurar rentas y haciendas, que veían a los indios más como peones que como almas por salvar; al lado de otros evangelizadores sacrificados, verdaderos héroes fieles al espíritu ignaciano de lealtad a la bandera de Cristo. Pero también en los archivos (y esto lo he visto, lo anterior lo refieren y justifican historiadores) he visto esa preocupación social y política por la Cristiandad y (en el caso de México) un sesgo hispánico anti-Yanqui (ahora son indigenistas anti-hispánicos la mayoría). Pero antes y ahora hay honrosas excepciones, no sólo los llevados a los altares sino los héroes anónimos. Creo que una de las cosas importantes es la formación militar de San Ignacio y que se le imprimió a la orden.Pienso en la gran estima que Santa Teresa tenía por San Ignacio y su orden (con más libertad de espíritu y discernimiento que sus censores y confesores)y en buenos jesuitas de estos días como su compatriota el Dr. Alfredo Sáenz y el gran Leonardo Castellani que en su momento criticó el alejamiento del cumplimiento del carisma propio y el voto de pobreza que veía en los jesuitas de su tiempo. Dios les guarde!
    José Luis Juan Flores Q., desde México.

    ResponderEliminar
  42. Con perdon de todos los foristas.

    No puedo encontrar excusas para decir que los jesuitas son malos.
    Probablemente se debe a mi ignorancia en conceptos tales como devotio moderna.

    En concreto solo puedo decir que a los jesuitas los atacaban y odiaban todos aquellos enemigos bien conocidos de la Iglesia, masones a la cabeza.
    Pero no veo que hay de malo en ellos.
    Alguken puede postear hechos concretos que sirvan de pruebas irrefutable de esa maldad de los jesuitas ?
    Nhevamente perdon por mi ignorancia

    ResponderEliminar
  43. "No puedo encontrar excusas para decir que los jesuitas son malos"

    Benigno, me extraña. Esto no es un western, ni una película yanqui de la segunda guerra.
    Me remito a lo escrito más arriba.

    ResponderEliminar
  44. De eso se trata: de no decir las mismas cosas que a los 17, siempre que no sean completamente verdaderas o tengan sus matices.
    Y por Trento no se preocupe, que nadie acá ha pedido que se lo borre de mapa, al contrario. Y mucho menos en sus partes dogmáticas (que no son todo el Concilio).
    Lo que se ha dicho es que se lo aplicó y salió como salió y lo que pueda haber fallado de su confección y aplicación no se debe haber ocasionado por mala voluntad, sino por lo gigante y difícil de la empresa. Es probable también que en ese momento no se haya podido ver con claridad aquel concilio. Hoy, siendo que no somos más que enanos parados sobre hombros ajenos y luego de 500 años de historia y resultados se puede decir lo dicho sin que nadie deba enojarse. El Carlista dijo que no está entre los partidarios de borrar Trento de un plumazo (borrarlo sería una futurología muy arriesgada).
    Y eso no es serruchar la rama donde uno se sienta. Para serrucharla, en todo caso, habría que tener la capacidad de extinguir el pasado y sus consecuencias. Pero aquí nadie la tiene. Si apenas podemos influir sobre nuestro futuro más inmediato.

    Y reitero mi pregunta inicial: por qué zafó Inglaterra de la buena o mala impronta tridentina? Porque la herejía y la insularidad geográfica no dejaron entrar a Trento? No sé que hay escrito sobre el tema, pero sospecho que por ahí viene la cosa.

    Filo Inglés.

    ResponderEliminar
  45. El tema de los jesuitas como el del Opus Dei o Miles Christi tiene que ver con una cuestión de visión: se ve o no se ve. Punto. No hay mucho para discutir. Eso no quita que miles de veces no hagan el bien.

    En particular la Compañía de Jesús tuvo sus críticas no en masones o en enemigos de la Iglesia sino incluso en personas que amaban la Compañía, como Juan de Mariana. También en otros como Pascal o cualquier teólogo dominico que se precie de tal desde Bañez hasta Garrigou-Lagrange.

    Las obras buenas de miles de jesuitas, como del Opus o en menos número de Miles no quitan lo perverso de esos grupos. Ya lo explicó Ludovicus: la gracia.

    El que no quiera ver esto, es libre de no hacerlo. Pero veremos que cuando citamos buenos jesuitas o del Opus, generalmente no son "del medio", sino borders al grupo como Castellani, etc. Permítanme no dar nombres de vivos.

    De todos modos los grupos jesuiticos los dejan actuar porque de un modo u otro hacen propaganda para el grupo. Propaganda y proselitismo es lo único que les importa.

    ResponderEliminar
  46. Ludovicus

    No se enoje, es que en el fondo soy binario, para mi o es negro o es blanco. Me cuesta entender a los grises.

    Aprecio mucho lo que escribió y explico, yo solamente quería ejemplos concretos.

    Saludos

    ResponderEliminar
  47. Querido Benigno,
    Haga un esfuerzo, porque pensar es distinguir, y distinguir es ver todos los matices. Si todo es blanco o negro, no se puede pensar.
    De hecho, todo lo humano y lo social es matizable. De lo contrario seríamos ángeles o demonios encarnados. La vida es un tapiz inextricable, en el que se tejen aciertos y errores, mal y bien, verdades a medias y mentiras eficaces. Y los errores y los pecados se pagan no sólo individualmente sino en la Historia.
    Sólo la sabiduría puede discernir las líneas maestras y ver las tendencias.
    Le pongo un ejemplo concreto. Carlomagno fue un gran civilizador y un gran protector de la Iglesia, e hizo muchísima obra buena. Sin embargo, tomó la decisión fatal y contraria a la ortopraxis católica de imponer masivamente, por única vez en la Historia, la conversión de la Sajonia. Muy probablemente a consecuencia de ello, quedó un rescoldo de resentimiento y resistencia, que periódicamente se enciende en Europa. Un pequeño error en el comienzo es un grave error al final.
    Cordialmente,

    ResponderEliminar