Más que oportuna fue la reflexión que dejó Jack Tollers en uno de los comentarios al artículo anterior sobre la necesidad de pensar seria y pausadamente la monumental crisis por la que atraviesa la Iglesia. Eso implica, entre otras cosas, apartar la mirada momentáneamente de las trapisondas de Bergoglio, titular de un pontificado que hasta sus mejores amigos califican ya de agonizante y fracasado, o de las querellas domésticas protagonizadas por personajes menores y prescindibles (al respecto, es llamativo que Mons. Barba, junto al gobierno de San Luis, haya permitido a los fieles que así lo deseen a comulgar en la boca en su misa de toma de posesión, tal como puede verse en este video, mientras su infame vecino de San Rafael entrega a sus propios fieles a la policía por romper el aislamiento).
Lo afirmado por Mons. Viganò y ratificado por Kwasniewski sobre la responsabilidad del Concilio Vaticano II en la crisis de la iglesia y la necesidad imperiosa de corregir el mal infligido, merece ser tenido en cuenta y pensado seriamente. Y podría ser simplificado en dos cuestiones: hasta dónde se extiende la responsabilidad del Concilio, y hasta dónde, consecuentemente, el Concilio puede ser “desautorizado” o encauzado apropiadamente. En este sentido, las tres propuestas que sugiere Kwasniewski son interesantes.
Pero antes de pensar en posibles soluciones, propongo pensar en algunas aristas del problema. Y lo primero es tener en cuenta la perspectiva histórica. En general, todos los concilios ecuménicos fueron instancias traumáticas para la Iglesia, y varios de ellos terminaron en cismas, como se aventura que sucederá también en el caso del Vaticano II. El Concilio de Éfeso terminó precipitando el cisma de los nestorianos y la pérdida para la ortodoxia de la iglesia siria, y el de Calcedonia el cisma monofisita y la pérdida de la iglesia copta. Trento oficializó la pérdida de gran parte de Europa a raíz de la herejía protestante, y el Vaticano I el cisma de los Viejos Católicos y el asentamiento en Roma del ultramontanismo, responsable de muchos de los problemas posteriores. Un concilio es cosa muy seria y no puede ser convocado a tontas y a locas como hizo el Papa Juan XXIII, lo que ya discutimos en este blog.
Por otro lado, debemos ser cuidadosos en no caer en la falacia del post hoc, propter hoc. Es decir, de achacar al Concilio toda la responsabilidad de lo que está sucediendo actualmente en la Iglesia. Si el Concilio no se hubiera celebrado, ¿estaría la Iglesia mejor? ¿Estaríamos libres de crisis? No lo creo. Lo único que sabemos con certeza es que el Vaticano II fue completamente inútil para solucionar los problemas que arrastraba la Iglesia. ¿Los agravó? Yo opino que sí, pero es sólo una opinión. Pongamos un ejemplo acorde a los tiempos. Supongamos que un grupo de esclarecidos médicos afirmara que eucalipto es un remedio eficaz contra el coronavirus y, para probar su teoría, eligieran cien enfermos graves y, durante diez días, los trataran con infusiones de eucalipto, vapores de eucalipto y pastillas de eucalipto. Pasado ese tiempo, observan que los cien pacientes mueren. La conclusión sería que el eucalipto no es una medicina adecuada para tratar el coronavirus, pero no podrían decir con fundamento que el eucalipto es perjudicial o empeora la enfermedad. El único modo de hacerlo habría sido si se hubiera seguido la metodología adecuada con un grupo de control. Ese grupo tampoco se usó en el caso de la implementación del Vaticano II; es decir, no se dejó ninguna zona del planeta libre de los efluvios conciliares. No podemos saber con certeza, entonces, si el Vaticano II fue inocuo o si aceleró la decadencia. Lo único que sabemos es que no fue efectivo para evitarla.
[Alguien podría argüir con cierta razón que sí existió un grupo de control: la diócesis de Campos, en Brasil. Sería interesante estudiar el caso en profundidad, pero sospecho que no haría más que confirmar mi duda: Según lo que sé -y que es mas bien poco-, Campos, aún con misa tradicional en todos templos, no se libró de la crisis].
La situación previa al concilio era grave e insostenible. Algo había que hacer, pero lo que no había que hacer era llamar a un concilio, que es lo que hizo el Papa Roncalli. Siempre que pienso en este tema veo la analogía con la Revolución Rusa. La situación de la Rusia zarista, a comienzos del siglo XX, era insostenible. Algo había que hacer. El problema es que quien tuvo que enfrentar la situación fue Nicolás II, un gobernante inútil, aunque haya sido un santo; tan inútil y tan santo, en todos caso, como Juan XXIII.
La distinción que hizo el Papa Benedicto XVI entre “el Concilio” y el “espíritu del Concilio” me parece, por eso mismo mismo, necesaria. Y creo que es justamente esta distinción la que permitiría deshacer muchos de los entuertos. Y pongo como ejemplo el que quizás sea más paradigmático: la reforma litúrgica. Ciertamente, los padres conciliares propiciaron una revisión de la liturgia y en tal sentido promulgaron la constitución Sacrosanctum Concilium que fue aprobada casi por unanimidad, con el voto positivo incluso de Mons. Lefebvre o de Mons. de Castro Meyer. El caso es que la efectivización de esa reforma fue hecha por un Consilium, manejado por Bugnini, y el estropicio que se hizo del rito romano no fue propiamente fruto del Concilio, sino del “espíritu del Concilio”. Ese era el remanido argumento utilizado una y otra vez por los capitostes de la reforma: “es lo que quiere el Concilio”. Y era falso. ¿Por qué, entonces, ni hubo reacción? Porque muchas de las personas más esclarecidas del momento y que eran perfectamente conscientes de lo que estaba sucediendo, se autocensuraron en sus opiniones puesto que no era políticamente correcto cuestionar la reforma, así como ahora no es políticamente correcto cuestionar la pandemia o la cuarentena. Quienes sí se animaron a hacerlo, terminaron excomulgados, como Mons. Lefebvre, o apartados de todos sus puestos y viviendo solitarios en una casa a orillas del mar, como el padre Louis Bouyer.
Sería, entonces, relativamente sencillo desandar la huella equivocada que se siguió con la reforma litúrgica, ya que puede ser fácilmente demostrado que no se hizo de acuerdo al deseo de los padres conciliares sino de un grupo de eruditos, ideologizados en algunos casos, y presionados con engaños y mentiras en otro.
Pero aquí, una vez más, habría que evitar sofimas e ilusiones. Resulta evidente que la reforma litúrgica no alcanzó ninguno de los objetivos y expectativas que se había propuesto. Por poner un caso, luego de cincuenta años, el número de fieles que asisten a misa cayó abruptamente. Sin embargo, si la Iglesia hubiese conservado la liturgia milenaria que celebraba, ¿habría sido distinta la situación? No podemos saberlo, pero me temo que no. Las iglesias estarían tan vacías como ahora, con el agravante que los movimientos tradicionalistas, integrados sobre todo por jóvenes, que son los que revitalizan iglesias como la francesa o la norteamericana, no existirían. No estoy reivindicando la reforma litúrgica, así como tampoco San Agustín reivindicó el pecado original, pero pudo decir con él: O felix culpa!
Yo era una adolescente cuando acabó el Concilio, don Wanderer, así que tome todo esto sin más valor que el puro testimonio personal de alguien no relevante.
ResponderEliminarRecuerdo haber oido a mis mayores que ya era hora, que la Iglesia tenía que modernizarse y también recuerdo que pensaban que ese Concilio iba a acabar con tantas rigideces que hacían que las personas abandonasen la Iglesia. Recuerdo esa época como algo que a mí me parecía como si todos se hubiesen vuelto locos porque las monjas se iban a sus casas, los curas se vestían de leñador, la liturgia se hacía de cualquier manera y las iglesias de los pueblos se vaciaron de imágenes. Y, lo que para mí fue peor, había que tener una " fe adulta" lo cual, al menos en mi torpe interpretación , significaba que todo era cuestionable y por fin había llegado una generación inteligente.
Mientras muchos ( que luego se marcharon ) asistían a Misas muy modernas otros perdieron la fe y otros ,simplemente, cerramos la puerta al salir y volvimos cuando encontramos de nuevo la Misa tradicional .
No sé qué habría pasado sin ese famoso concilio. Sé lo que ha pasado con él.
Y ya sabe, el árbol y los frutos....
Estoy de acuerdo con ud señor Wanderer. Siempre me molestó que consideren al concilio la causa de los males, cuando parece, claramente,que fue más bien la consecuencia(y que trajo peores aún) De modo que, si no se hubiera realizado estaríamos desfalleciendo, pero por inanición.Los caminos de Dios, quizás.
ResponderEliminarExcelente reflexión, y muy aguda, Wanderer. Mis pobres felicitaciones
ResponderEliminarMuy buena reflexión. Las simplificaciones (casi) siempre son injustas y la realidad suele ser más compleja. El gran fallo del Concilio fue la ingenuidad que se mascaba en la época (es decir, el llamado "espíritu" del Concilio) y que impidió que se trataran las cuestiones políticamente incorrectas, que eran justamente las que la Iglesia necesitaba recordar.
ResponderEliminarMi madre nació en 1947, es decir que cuando se implementó la reforma litúrgica en 1970 tenía 23 años. Es una mujer de clase más bien media baja con catecismo de primera comunión, rosario y misa de domingo. O sea, una persona muy común y corriente del pueblo. Si hoy le pregunta por la misa tradicional, insisto la que tuvo los primeros 23 años de su vida, no se acuerda de nada, solo sabe que era en latín y que el cura "estaba de espaldas". Esa respuesta ¿es fruto sólo del Concilio?¿Qué se sembró en los primeros 23 años de su vida? No pretendo defender el Concilio ni mucho menos. Simplemente me parece que las cosas venían bastante mal desde mucho antes. Por eso estoy bastante de acuerdo con sus reflexiones, don Wander.
ResponderEliminarEl Sanjua
Si usted toma personas de 60 años para abajo que se educaron con la celebracion del rito ordinario y les pregunta que se celebra en la Misa, a que se debe cada parte, que significados tienen los signos no saben, se acuerdan de la homilia cuanto mas melosa sea y cuanto mas llame a la conversion sera tenida por rigidez del cura, muchos no saben la diferencia entre un copon con hostias sin consagrar y hostias consagradas. En aquel tiempo habia un hermoso librito que se llamaba Misal donde la Misa estaba no solo traducida, si no explicada... hoy hay hermosos cantos y la gente sale de la Misa no arrobada por el Miaterio sino alabando si fue divertida o si fue aburrida...... Los que con la falsa bandera del Concilio han destruido la liturgia y no lograron que el pueblo fiel sepa que esta celebrando, por el contrario cada dia la Misa es mas para el hombre que alabanza al Señor
EliminarMuy cierto lo leído en el artículo. Qué mentalidad había en ese momento, que también fue el de la revolución tecnológica? Despreciar todo lo viejo, hay que inventar nuevas cosas. Si te gusta (o mejor dicho valorás) lo viejo, sos un ridículo, desactualizado, etc. Una potente táctica fue dividir los gustos y generaciones. Los "viejos" escuchan su música y para los jóvenes tenemos esto nuevo, NUEVO, que no se te vaya a olvidar N U E V O, de moda, lo que escuchan todos. "Dejá esas cosas de viejo". Y continúa el mantra perverso.
ResponderEliminarPara convertir el mensaje en positivo, propongo una iniciativa. En este caso es volver a escuchar buena música como la de J.S. Bach (pueden ser otros, pero J.S. estaba realmente iluminado y era una persona centrada en el Señor), aprovechando todo su contenido musical y espiritual.
Para apoyar a la industria Argentina (solamente cuando está bien hecha, honestamente y por profesionales) les comparto el Magníficat por la Academia Bach, grabado hace años en la hermosa iglesia de Santa Felicitas.
https://www.youtube.com/watch?v=S2ONNlhudWM
Internacionalmente, el proyecto All of Bach de la Netherlands Bach Society ofrece en alta calidad un gran número de grabaciones. La mayoría de ellos tiene una breve explicación por parte del director/intérprete.
https://www.youtube.com/c/bach/videos
¡Que lo disfruten! ¡A encender el aprecio y valoración por nuestra cultura religiosa occidental!
PD: En la cantata 54, J.S. trata de explicar musicalmente la lucha contra la tentación. Con el título "Resiste al pecado", el autor nos muestra lo atractivas, insistentes y bien presentadas que son las tentaciones, pero que a la vez que son un engaño, nos conducen a la muerte y deshonran la gloria de Dios. Les recomiendo escucharla.
https://www.youtube.com/watch?v=tBwjv-QJhIk
http://www.bach-cantatas.com/Texts/BWV54-Spa7.htm
Ciertamente, el modernismo estaba infiltrado en la Iglesia, y la teología de la secularización campaba a sus anchas, sobre todo en Centroeuropa. Además, nunca fue fácil ser cristiano y menos cuando con los niveles económicos alcanzados a finales de los años 50 se comienza a gozar por gran parte de la población (bautizada)de bienes de consumo que eran impensables veinte o treinta años antes. Pero decir que la situación de la Iglesia era insostenible y que podría haber sido igual sin el CVII, no la comparto en absoluto. La vida de un cristiano siempre ha sido una vida de milicia, porque está en combate con los tres enemigos del alma: El mundo, el demonio y la carne. Todo eso desapareció por completo, y se inauguró oficialmente una nueva forma de ser cristiano. Señores, nos cambiaron la religión, nos cambiaron el ethos católico, despreciando la Tradición. Ahí sí le doy la razón a de Mattei y a Viganò, el CVII fue la Revolución francesa en la Iglesia y el problema es que sigue vigente.
ResponderEliminarEl Concilio fue un eslabón -uno muy grueso- en la espiral de decadencia pero sin el cuál esta no hubiese podido avanzar del modo en que avanzó. En el mismo ejemplo que proponen de la reforma litúrgica, esta hubiese sido posible, en el modo en que lo fue, sin el Concilio?
ResponderEliminarSin Concilio tampoco habría espíritu del mismo; es hora de tirarlo por la borda.
Muy buen post, Wanderer. Si usáramos una imagen de tipo bélica (que le cuadran bastante bien a la vida del cristiano sobre la tierra) podríamos decir que la guerra había empezado mucho antes del CVII y que la estábamos perdiendo, atrincherados en nuestra fortaleza. El asedio terminó y en el CVII los asaltantes se hicieron de los resortes del poder y los puestos de mando dentro de la fortaleza y decidieron llenar el foso, bajar el puente levadizo, limar las almenas e incluso echar a algunos de los antiguos generales defensores. Además cambiaron la doctrina militar, fijando objetivos de rendición incondicional ante el enemigo, confiriendole igual rango de ciudadanos a todo extranjero. Dentro de los muros de la fortaleza, hay todo un pueblo y quedan algunos pocos jefes militares que resisten, más o menos abiertamente, más o menos a escondidas, pero lo que está claro es que la fortaleza que estaba infiltrada por agentes del ejército enemigo, fué tomada y los que no queremos abandonarla, tenemos que seguir la lucha, ¿lo vamos a hacer con las reglas que puso el enemigo infiltrado y victorioso? Sería suicida. Parece que la solución pasa por abandonar la doctrina militar y la legislación suicida establecida por los invasores, tal como proponen Viganó y Kwasniewski. Sobre todo, porque esta analogía es imperfecta, lo que pudo hacerse en política (una cultura romano-gótica) no puede hacerse en la religión.
ResponderEliminarHilbert.
GASTÓN: Sin la declaración conciliar Nostra Aetate ¿hubiera sucedido el beso de un Papa al Corán, los arrumacos de Fco con el rey de Marruecos donde la conversión al cristianismo está penada con la muerte o los abrazos del mismo Fco con imanes y ulemas mientras grupos islámicos matan y violan cristianos a miles? De verdad que, sólo por este capítulo, me parece disparatado simplemente sugerir que sin el Vaticano II las cosas hubieran sucedido más o menos lo mismo. E insisto: Sólo por este capítulo del Islam. Y de paso recuerdo que Francisco tiene a su disposición todo un cuerpo diplomático que no parece lo emplee en absoluto en favor de los màrtires de hoy.
ResponderEliminar"[Alguien podría argüir con cierta razón que sí existió un grupo de control: la diócesis de Campos, en Brasil. Sería interesante estudiar el caso en profundidad, pero sospecho que no haría más que confirmar mi duda: Según lo que sé -y que es mas bien poco-, Campos, aún con misa tradicional en todos templos, no se libró de la crisis]."
ResponderEliminarCreo que aquí hay una falacia. En campos se mantuvo la Misa Tradicional pero no la Doctrina Tradicional. Se asumió la nueva doctrina y algo de ese "espíritu del concilio".
Espero sea publicado. Gracias.
Las propuestas de Peter y Viganò me parecen ineficientes. Pues "muerto el perro no se acabó la rabia". El Concilio fue como un perro rabioso que nos mordió. Matarlo u olvidarlo no nos va a curar la rabia.
ResponderEliminarLo primero es curarnos; luego avisar a los sanados para que no vuelva a morderlos; y finalmente tratar de sanar al perro.
Como comentario muy al margen, me pareció interesante lo que publicó hoy el fraile Thomas Crean OP [coautor de Integralism: a manual of political philosophy]:
ResponderEliminarFr Thomas Crean OP
@crean_fr
Someone asked me what definitions* were made by the last ecumenical council - as opposed to older teachings, social commentary, revocable policies, and non-definitive teaching. Here is a tentative and provisional list, based on the solemnity of the language used:
-Art is subject to morality (Inter mirifca 6)
-The episcopate is part of the sacrament of orders (Lumen gentium 21)
-The Eastern Catholic churches can’t be absorbed into the Latin church (Orientalium Ecclesiarum 5)
-The four gospels derive from the apostles and are historicallyaccurate (Dei verbum 18-19)
-Christ died for the salvation of all (Nostra aetate 4)
-Monotheists enjoy religious freedom within certain due limits vis-à-vis the civil power (Dignitatis humanae 2)
-Acts of war aimed at the destruction of whole cities are evil (Gaudium et spes 80)
* Paul VI said that the second Vatican council issued no *dogmatic* definitions, which it would be heretical to deny. This does not exclude its having issued definitions of lesser weight, which it would be a sin to deny.
8:49 a. m. · 13 jul. 2020
Estimado Sr. Grecco, creo que hay que ser cuidadosos con idealizar el pasado. Que la gente tuviera misalitos en los que la misa estaba traducida y explicada no significa, en primer lugar, que los leyeran, pero sobre todo no significa que esos los hiciera más piadosos, o más afectos a las ceremonias del culto o que entendieran más la misa. La entendían tanto como ahora.
ResponderEliminarPensar que prescindir del CVII por un acto de autoridad arregla las cosas es una ilusión infantil, no entiende cómo funciona la realidad social y eclesial. Ese verticalismo no existe.
ResponderEliminarPensar que derogar la reforma liturgica y ordenar que se vuelve a la misa vetus ordo ordena el culto es una ilusión protozoaria. la mayoría pensaría que bajaron los marcianos o que los curas están en pedo. Más que ahora.
Esas ideas en lo religioso son como en lo político pensar que que venga Sixto de Borobon con los TFP y les entreguemos la Casa Rosada, el Congreso, Comodoro Pro ,todo junto .
Dejen de fumar de la mala.
Octavito de Aquí Nomas
Paul VI said that the second Vatican council issued no *dogmatic* definitions, which it would be heretical to deny.
ResponderEliminar¿Qué sería herético negar? ¿Que el Concilio no tiene definiciones dogmáticas? No sería objeto de fe lo que un papa diga de una declaración doctrinal.
Estimado wanderer, monseñor Lefebvre no solo se animó a reaccionar contra el concilio, sino que se animó a ordenar obispos sin el consentimiento del Papa. Es esto último lo que le valió la excomunión, no lo primero...
ResponderEliminarOdysseus, lo que sería herético negar es las definiciones dogmaticas, no que el CV_II no hizo definiciones dogmaticas. Esto esta claro a partir de lo que el cura dice a continuacion, que sería pecado negar las definiciones de menor peso.
ResponderEliminarPretender hacer desaparecer más de medio siglo de historia de la Iglesia porque no nos gusta, amaneciendo un dia diciendo "aquí no paso nada, es una suerte de lobotomía "autoinducida". Los lefes llevan décadas tratando de "volver al futuro" pero el Delorean de la frater no camina.
ResponderEliminarEsta mentalidad (bien moderna)...
"...ha formado un catálogo de verdades convencionales y arbitrarias, y otro de soñados errores, y ha dicho: `adoraré las primeras y condenaré los segundos´, ignorando, tan grande es su ceguedad que, adorando a las unas y condenando a los otros, ni condena ni adora nada, o que, si condena y si adora algo, se adora y se condena a sí misma”.(Donoso Cortés)
El "imperio de la ficción"
Marty McFly
20:52
ResponderEliminarExcomunión la de Mons. Lefebvre que no fue válida, tal como lo demuestra, entre otras cosas importantes, el hecho de que, persistiendo la misma posición de los obispos de la FSSPX, se la "levantaron".
Al amigo anónimo que compartió los enlaces de la música de Bach, ¡gracias! Si ese potencial musical ( Magnificat de J.S Bach) estaba encerrado en el himno de la Virgen...¡lo que habrá sido en boca de María!
ResponderEliminarMuy justo y equilibrado el artículo sobre el CV II. Los males venían de antes pero se agravaron.
La única manera de que la Iglesia resurja es que se vuelva a escuchar al Cristo de los Evangelios. ¿Qué obvio,no?
El "espíritu del Concilio" fue un espíritu inmundo, no un espíritu santo. No se ha detenido la herejía, al contrario. Y Roma es ahora Cathedra pestilentiae. Y el Papa un zorro con olor a oveja. No hay que ser un genio para verlo.
Nadie hecha vino nuevo en un odre viejo porque se rompe el odre. Eso fue el Concilio VII, le metieron doctrina nueva al viejo odre, y el odre viejo se rompió. Algunos quieren emparchar el odre viejo y traer vino viejo de nuevo, otros quieren juntar el vino nuevo derramado y ponerlo en un odre nuevo. Pero ya no se puede ni lo uno ni lo otro, fue un fenómeno termodinámicamente irreversible.
ResponderEliminarOpino que el CVII no fue una infusión inocua de eucaliptus que no resultó ser la medicina adecuada, sino que fue más bien un brebaje venenoso que intoxicó de muerte el cuerpo enfermo. El CVII contiene errores. Saludos.
ResponderEliminarHabía que prestar más atención a Castellani y su combate contra el fariseísmo, antes de querer emparchar las exterioridades pre y post conciliares... o tal vez, no antes, sino mientras. Y no emparchar, sino reformar verdaderamente. Volver a la forma.
ResponderEliminarFue la exterioridad, el fariseísmo (real, no el imaginado por Francisco y cía.), el voluntarismo, el semipelagianismo, los que corrompieron el ethos tradicional católico y crearon el vacío en el cual creció como un tumor el modernismo. El cual tuvo su momento de gloria en el Concilio Vaticano II y los años que corren hasta hoy.
Odysseus,
ResponderEliminarJajaja... No, no. Lo que dice es que lo herético sería negar definiciones dogmáticas.
No tiene sentido volver a las formas tradicionales si no buscamos retomar la cultura tradicional. Mirar "espíritu del concilio" y "no espíritu del concilio" como si fuera que el segundo iba a salvar la Iglesia y lo otro lo perverso sería como mirar la vida en blanco y negro.
ResponderEliminarSe derribó la cultura, se derribó la hombría, el espíritu de trabajo, de valoración a nuestros antepasados. Donde están los hombres de hoy que corrigen fraternalmente pero con la verdad a sus relativos en el trabajo, en las reuniones, etc? Eso es lo difícil y propio de un hombre, enfrentarse a lo difícil con la verdad, pero con caridad. Cuántos de nosotros tratamos de entablar una amistad con nuestros sacerdotes desorientados para poder ayudarlos en esta batalla? O era mas fácil decir "con ese cura progre no se puede hablar"? (o ir a un lugar donde """ya todo estaba solucionado""")
Perdimos todo porque no supimos valorar lo que teníamos y no supimos luchar por lo que valorábamos. Aquí les dejo un video que ayuda a la reflexión.
https://www.youtube.com/watch?v=KVSLUJt5yWI
Tiene sentido volver a las formas tradicionales primero porque son más apropiadas para el culto a Dios y secundariamente para re-formar la cultura tradicional.
EliminarHilbert
El Concilio Vaticano II no originó la crisis de la Iglesia, pero la extendió y la acentuó hasta límites insospechados. Hasta su celebración, la crisis se circunscribía a algunos episcopado de Centroeuropa y a ciertos círculos intelectuales. El Concilio la aceleró y la extendió a toda la Iglesia sin excepción. Como bien han señalado en otros comentarios, sin el Concilio no existiría el Novus Ordo, por ejemplo.
ResponderEliminarEn cuanto al Zar Nicolás II, no era ese inútil que la propaganda bolchevique se ha empeñado en divulgar. Bajo su reinado Rusia progresó mucho. Su problema consistía en que era un hombre de otro tiempo, que se tomaba en serio su misión religiosa y creía en la palabra dada, en un mundo cada vez más cambiante.
Flaco favor le hace al zar con su defensa; usted acaba de definir el rasgo distintivo de un mal gobernante: la falta total de prudencia gubernativa, la cual le atribuye a Nicolás como si fuese una gran virtud. Si algo no puede ser un gobernante, es un "hombre de otro tiempo", cosa que pagó con su cabeza, la de su familia y la de todo un pueblo.
EliminarEn cuanto a la labor de Juan XXIII, creo que hubo algo más que inutilidad. Su discurso de apertura del Concilio se detecta verdadero pelagianismo:
ResponderEliminar"No es que falten doctrinas falaces, opiniones y conceptos peligrosos, que precisa prevenir y disipar; pero se hallan tan en evidente contradicción con la recta norma de la honestidad, y han dado frutos tan perniciosos, que ya los hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos..."
Juan XXIII, un peligroso iluso (como demuestra su utópico discurso de apertura del Concilio) cuyo mayor pecado fue ignorar la advertencia de la Santísima Virgen en Fátima, impidiendo dar a conocer el secreto en 1960.
ResponderEliminar¿Qué agregó de auténticamente católico el CVII? ¿Qué se perdería de bueno si no hubiera existido? ¿Se puede ser católico sin afirmar nada de lo que él afirma? ¿Se deja de ser católico si se niega alguna o todas las novedades que contiene? ¿Contiene algo que enriquezca la doctrina cristiana?
ResponderEliminarPareciera ser que la Iglesia puede vivir perfectamente sin él, en cambio, no parece que nos esté yendo tan bien con él. Tiremoslo a la basura o hagamos como si nunca hubiera existido.
El no-lefe
No-lefe, me parece que plantea muy mal el tema. Es mala dialéctica esto de confrontar si el CVII agregó algo de católico o si se pierde catolicidad al ignorarlo.
EliminarEl problema, mal que le pese, es que el CVII "es católico" y su existencia es parte de la realidad de la Iglesia. No es una opción; es un realidad que se debe aceptar y lidiar con ella. Aquí es donde choca la lógica lefe y la puerta del laberinto en donde andan desde hace varias décadas
Creo que la vida de Ratzinger es un reflejo muy interesante para entender el CVII. En su juventud, la normal "arrogancia" de quien cree que sabe como "arreglar los problemas" y la energia propia de la edad. Conforme pasan los años y su entendimiento va afinándose por la evolución del pensamiento y la experiencia práctica, empieza a ver los problemas de forma diferente.
ResponderEliminarCreo que aún no hemos sido capaces de entender en toda su profundidad su enseñanza y darle el lugar que tiene por quién fue y cómo evolucinó siempre mirando sin miedo a la Verdad.
Y sobre el papel de Juan XIII en el CVII creo que sería importante ponerlo a la luz de las intenciones y trabajo preparatorio del propio Pio XII
MUY ACERTADA SU OPINION, don Wander.
ResponderEliminarNo se puede afirmar que todo es culpa del Concilio, y que sin ese Concilio las cosas hoy serían mejores. De ninguna manera. Porque había muchas cosas por corregir y reformar, y la avalancha ya venía de antes de la Pascendi, en dos vertientes que juzgo principales: EXÉGESIS histórico-crítica (con su fatal distinción entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe), y Teología Anti-Tomista (con su secuela en la Nouvelle Theologie).
El Concilio fue una compuerta que dejó pasar lo que ahora llamamos "el espíritu del Concilio". Y por otro lado, la "hermenéutica de la continuidad" de Benedicto fue algo repudiado por muchos, los que quisieron y quieren tirar por la borda todo y empezar de nuevo. Al lado de éstos, Lutero era un buen católico....jaja
Saludos
Anónimo 22:56, estoy sólo en parte de acuerdo con usted. Yo creo que fue el "tomismismo" uno de los males preconciliares. Se dejó a Santo Tomás para preferir a sus comentadores e interpretaciones de escuela.
ResponderEliminarLa Nouvelle Theologie, que no puede ser defendida en bloque, trató sin embargo, de volver a una teología católica y no identificar el pensamiento católico con una escuela teológica en particular.
Anónimo de las 19:42, cuando he dicho que Nicólas II era "hombre de otro tiempo" he querido decir que era un hombre de fe, de principios y de honor, que no son virtudes propias de los tiempos que corren. No tiene nada que ver con la prudencia.
ResponderEliminarVeo que empiezan a filtrarse algunos mitos entre los comentaristas: la falsedad de que uno de los problemas del preconcilio fue el “tomismismo” (sic) cuando a fines del siglo XIX y principios del XX había estudiosos de santo Tomás de la talla del cardenal Mercier, Gilson, Pieper, el padre Victorino Rodríguez, Garrigou-Lagrange, el cardenal Louis Billot, Martin Grabmann, González Álvarez, Millán-Puelles, Santiago Ramírez, Urdánoz, y si me apuran, el primer Maritain, entre otros ya no tan confiables. La Nouvelle Theologie fue parte del problema, nunca de la solución. A menos que se diga que estos tipos no conocían el auténtico santo Tomás y que deformaron su pensamiento, no creo que hayan contribuido a la apostasía modernista, una de cuyas armas fundamentales fue alejarse lo más posible de santo Tomás o ¡ellos sí! deformarlo.
ResponderEliminarLo de Juan XXIII, no podemos saber cuáles fueron sus más profundas intenciones, pero hay hechos que lo delatan. Por ejemplo, su nula reacción frente al “golpe de estado” que se le aplicó al Concilio cuando se desecharon todos los trabajos preparatorios (mucho más ortodoxos y seguros, salvo el trabajo sobre la liturgia (precisamente del que ya se sabía que venía inficionado de modernismo).
Y en cuanto a Ratzinger, les recuerdo que él siempre dijo que no cambió, que los que cambiaron fueron los otros. Jamás escuché que Ratzinger se desdijera de su sospechosísimo libro Introducción al cristianismo o de Teoría de los principios teológicos y sí, en cambio, leímos su peligroso (por la mezcla de verdad y error) discurso a la Curia romana el 22 de diciembre de 2005 (el más importante de todo su pontificado). Todo el mundo habla de su “hermenéutica de la reforma en la continuidad” (y repito de la REFORMA en la continuidad, palabreja, si las hay, con historia, ¿no?) y no señalan el hecho de que Benedicto XVI allí aplica toda su artillería de dialéctica histórica para desechar las condenas papales al liberalismo político del siglo XIX y donde termina afirmando disparatadamente que “Los mártires de la Iglesia primitiva murieron por su fe en el Dios que se había revelado en Jesucristo, y precisamente así MURIERON TAMBIÉN por la libertad de conciencia y por la libertad de profesar la propia fe”. Véase cómo se transforma el martirio de los primeros cristianos también (y como se le contestó en su momento) “en la defensa de los derechos de los romanos de sacrificar pollitos a Júpiter”. Hay que tratar de entender a Ratzinger como un dialéctico contumaz, que no critica el Novus Ordo en cuanto a sus principios teológicos más profundos (que llevan a la protestantización del rito católico) sino en cuanto “significa una ruptura con lo que había antes”. Por eso su pretensión jamás llevada a cabo de “la reforma de la reforma”. Es ese mismo pensamiento dialéctico el que le hace afirmar en su discurso en Subiaco el 1 de abril de 2005 que es mérito de la Ilustración haber replanteado los valores originales del cristianismo y haber devuelto a la razón su propia voz (parece que santo Tomás en el siglo XIII no hizo mucho), criticando duramente el régimen medieval de la relación Iglesia-Estado y confundiéndolo con una especie de estatolatría. Ni hablemos de las críticas demoledoras que le ha hecho Radaelli (discípulo de Amerio) y los errores de sus últimos libros sobre Nuestro Señor Jesucristo.
Wanderer,
ResponderEliminarNo soy el Anónimo 22:56 pero me interesa el tema.
¿Hasta qué punto fue realmente así? ¿Esa rigidez era tal o es un mito?
¿Antes del concilio no habían empezado ya Gilson y otros a resquebrajar las 24 tesis "esencialistas"?
¿No estaban ya en tiempos de Pío XII los PP. Congar y Chenu -por hablar de la línea tomista de la N. Theologie- metiéndose en otras cosas que no tenían nada que ver con la teología o la filosofía (por caso el asunto de los curas obreros)?
¿No había un debate -a veces bastante agrio- en el terreno de la antropología filosófica y la ética entre maritaineanos y otros como Koninck, Meinvielle, etc.?
¿Theilard de Chardin, a pesar de todas las denuncias contra él por heterodoxia, no se movía con absoluta libertad (al menos hasta el monitum de Juan XXIII que no le hizo mucha mella tampoco)?
¿Y mucho antes Garrigou-Lagrange, Arintero y algunos carmelitas no habían ya rechazado cierta "infiltración" jesuítico-cartesiana en la teología supuestamente "ortodoxa"?
Y en el terreno pastoral no nos olvidemos que ya en tiempos de Pío XII los curas italianos, yanquis, ingleses, belgas, etc. habían obtenido dispensa para no usar sotana; que en muchas diócesis había iglesias "experimentales" con celebración versus populum y partes de la misa en vulgar (incluso en Bs. As.); la absoluta "libertad" con que se manejaba la Acción Católica totalmente influida de maritainismo formando partidos democristianos o humanistas, o con sus diálogos con marxistas; etc., etc.
No sé, me parece que la rigidez preconciliar tiene mucho de mito.
HISTORIADOR AMATEUR
Esos experimentos pastorales eran ultraminoritarios antes del Concilio, pero el Concilio los generalizó a toda la Iglesia.
EliminarEstimado Wanderer un aporte histórico. El zar Nicolás fue un santo y un buen gobernante. Nombró a Piotr Stolypin primer ministro, excelente gobernante. Asesinado por los terroristas de izquierda donde abundaban nuestros hermanos mayores, como demostró Solshenistsyn, ver "Doscientos años juntos".
ResponderEliminarServidor viví las reformas del concilio estando en un monasterio.Recuerdo que de pronto los mas jóvenes de la comunidad empezaron a exigir cambios, algunos buenos y lógicos como qué los hermanos(legos) debían rezar el oficio divino con los padres en el coro.Que los padres debían ir también a fregar los platos a la cocina.Que se debía CONCELEBRAR la Eucaristía y comulgar todos bajo las dos especies.etc..Esto se podría considerar positivo.
ResponderEliminarOtros cambios:Se podía ver la TV.en los recreos,nos podíamos quitar el Sto.hábito para salir,los monjes podían ir de vacaciones cada verano,se podía comer carne en el refectorio(éramos vegetarianos),las visitas podían entrar en la clausura incluso al refectorio,se quitaron imágenes de la iglesia que se reformó totalmente y se reformó mucho la liturgia general con introducción de música y cantos de autores de la época en castellano.Se quitaron algunos rezos sobre todo penitenciales ( Miserere),costumbres etc.
Y algo muy tremendo fue el abandono de la vida religiosa de religiosos "importantes" de la comunidad.
Se eligieron superiores jóvenes,formadores jóvenes y el cambio fue muy fuerte.Hubo enfrentamientos y protestas en el monasterio por todo esto.Desde entonces el declive ha sido continuo. Si todo esto hubiera sido igual sin el concilio no lo sé.Si el concilio tuvo la culpa de todo esto no se puede saber, pero yo viví todo esto y fue traumático. Quizás es seguro que muchos superiores religiosos, aprovecharon el concilio para hacer de su "capa un sayo"..eso sí sucedió seguro y eso fue lo peor.
Es difícil saber cómo estaríamos sin el Vaticano II. Pero por ejemplo, la Iglesia Ortodoxa Griega -que es del ámbito cultural de Occidente, y que no tuvo su Vaticano II- ¿está mejor que el catolicismo romano?. Sus fieles ¿están mejor que los fieles católicos romanos?.
ResponderEliminar..
ResponderEliminarMUY BUENO Y ACERTADO el post de hoy a las 20:20 y lo que dice sobre las tendencias de Ratzinger !
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Antes que la Nueva Teología el problema es La Acción de M Blondel.
ResponderEliminarEn la Nueva Teología hay de todo. Coincido con Wanderer. Incluso hoy no es fácil distinguir del todo muchas cosas.
El problema creo que reside cuando se confunde tradición con lo anterior. Como los centros tradicionalistas en los que los supuestos gauchos se visten de calzón y chiripá y los caballos son ensillados con emprendados de plata. Son muy lindos y vistosos, pero en algunos casos es casi de museo y/o circo. En la mayoría folklore.
En cambio la Tradición no es un folklore, aunque el folklore también forme parte de la tradición.
GASTON a ANONIMO 18:44: Hay unas declaraciones rotundas de un rabino conocido sobre la influencia negativa de la crisis de la Iglesia en las otras religiones. Aunque no tuvieran el Vaticano II les llega la influencia de la crisis.
ResponderEliminarNegar que el CVII y la posterior Reforma y destrucción del rito Católico Romano o siquiera disminuir su impacto es justamente signo del porqué nos impusieron toda la basura modernista y nosotros no movimos ni un pelo. Solo honradisimas excepciones tuvieron la valentía de denunciar y mantenerse firmes en la lucha a cualquier precio (seguramente estás facciones tradicionalistas no fueran intachables en todos los aspectos pero al menos lo fueron en los más importantes. Ahora con agua bajo el puente puede perfeccionarse esa posición y despojarse de algunas "taras" preconciliares que arrastraban)
ResponderEliminarFinalmente, no podemos saber que hubiera pasado de no haber CVII pero lo que si podemos saber es que pasó luego de ambos.
“ Si el Concilio no se hubiera celebrado, ¿estaría la Iglesia mejor? ¿Estaríamos libres de crisis? No lo creo. ”
ResponderEliminarWanderer, en cuanto a crisis , sin duda, como en los 2000 años, pero lo otro no lo sabe en absoluto, y además , si leyó el libro de De Mattei , es rara la temeridad de su creencia , vistos los contubernios , y los objetivos que tenían los “modernos”.
El concilio los aglutinó, y fue un arma formidable para sus propósitos.
Además , está más que comprobado que a pesar del concilio, ha habido algunasDiócesis , algunos obispos , algunos sacerdotes que lo han resistido, como en su momento Lefevre por tomar el más conocido, pero en diverso grado , muchos otros.
Imagínese, Sin el concilio celebrado, las resistencias, y eventualmente las fuerzas contrarias a el , es evidente que sería mayores, mucho mayores y la Iglesia estaría , sin duda, MEJOR, no bien, pero MEJOR.
Por otra parte, se está haciendo necesario un mayor poder de síntesis en sus comentarios.
Así como se están presentando, junto con algunos datos y menciones útiles , están con demasiadas y largas elucubraciones.
Quizás en alguna repasada a la manera de expresarse de HILAIRE BELLOC , entenderá lo que quiero decir .
Estimado Gastón,
ResponderEliminardar por buenas las declaraciones de un rabino sobre el estado de la Iglesia, ¿no es un fruto del Vaticano II?.
https://www.lifesitenews.com/blogs/50-priests-scholars-journalists-thank-vigano-schneider-for-raising-vatican-ii-questions
ResponderEliminarSacerdotes, eruditos y periodistas fomentan el debate del Vaticano II
Carta abierta al arzobispo Carlo Maria Viganò y al obispo Athanasius Schneider (Extracto)
9 de julio de 2020
Sus Excelencias: Los abajo firmantes deseamos enviar nuestra sincera gratitud por su fortaleza y cuidado de las almas durante la crisis actual de fe en la Iglesia Catolica. Sus declaraciones publicas llamando a una discusion honesta y abierta del Concilio Vaticano II y los cambios dramaticos en la creencia y practica catolica que lo siguieron han sido una fuente de esperanza y consuelo para muchos catolicos fieles.
El evento del Concilio Vaticano II parece ser unico en la historia de la Iglesia, después de mas de 50 años de su conclusion. Nunca antes de nuestro tiempo un concilio ecuménico ha sido seguido por un periodo tan prolongado de confusion, corrupcion, pérdida de la fe y humillacion para la Iglesia de Cristo.
Estamos agradecidos por sus llamados a un debate abierto y honesto sobre la verdad de lo que paso en el Vaticano II y de si el Concilio y su implementacion contienen errores o aspectos que favorecen los errores o dañan la Fe. Tal debate no puede partir de la conclusion de que el Concilio Vaticano II en su totalidad y en sus partes esta per se en continuidad con la Tradicion.
También les agradecemos su iniciativa de identificar algunos de los temas doctrinales mas importantes que deben abordarse en un examen tan critico y de proporcionar un modelo de debate franco, aunque cortés, que puede implicar un desacuerdo. Hemos recogido de sus recientes intervenciones algunos ejemplos de los temas que ustedes han indicado que deben ser abordados y, en caso de que se consideren deficientes, corregidos. (...)
-La libertad religiosa para todas las religiones como un derecho natural querido por Dios
El obispo Schneider: "Entre los ejemplos se encuentran ciertas expresiones del Concilio sobre el tema de la libertad religiosa (entendida como un derecho natural, y por lo tanto positivamente querido por Dios, de practicar y difundir una religion falsa, que puede incluir también la idolatria o incluso peor)...". (3)
El obispo Schneider: "Desafortunadamente, solo unas pocas frases mas tarde, el Concilio [in Dignitatis Humanae] socava esta verdad al exponer una teoria nunca antes enseñada por el constante Magisterio de la Iglesia...
El Concilio y sus textos son la causa de muchos escandalos y errores actuales
Arzobispo Viganò: "Si la pachamama puede ser adorada en una iglesia, se lo debemos a Dignitatis Humanae. Si tenemos una liturgia protestante y a veces incluso pagana, se lo debemos a la accion revolucionaria de Monseñor Annibale Bugnini y a las reformas post-conciliares. Si la Declaracion de Abu Dhabi fue firmada, se lo debemos a Nostra Aetate. Si hemos llegado al punto de delegar decisiones a las Conferencias Episcopales - incluso en grave violacion del Concordato, como ocurrio en Italia - se lo debemos a la colegialidad, y a su version actualizada, la sinodalidad. Gracias a la sinodalidad, nos encontramos con que Amoris Laetitia busco la manera de evitar que apareciera lo que era obvio para todos: que este documento, preparado por una impresionante maquinaria organizativa, pretendia legitimar la comunion paralos divorciados y los concubinos, asi como la Querida Amazonia se utilizara para legitimar a las mujeres sacerdotisas (como en el reciente caso de una 'vicaria episcopal' en Friburgo) y la abolicion del Sagrado Celibato". (9)
ResponderEliminarSi Dios quiere dentro de 200 años terminamos el debate .
Le deseo larga vida a los Monseñores Viganó y Schneider y a sus seguidores .
JPB
No sé cuánto tiempo durará el debate, será lo que Dios quiera. Pero debe comenzar lo antes posible y debe terminar la idolatría del Concilio,la acusación ad hominen sobre las personas que disienten con el CVII, acusaciones estigmatizantes de cismaticos para acallar toda voz contra el "Sagradisimo Concilio".
ResponderEliminarUn Concilio que es la causa del cisma que hoy vive la Iglesia. Concilio plagado de errores, y como sabemos el error va contra la VERDAD, entonces al ser Jesucristo CAMINO VERDAD Y VIDA, fue un Concilio que en numerosos puntos y Documentos fue contra Jesucristo mismo.
Hola
ResponderEliminarLa verdad, nací después del Concilió y como muchos adultos y jóvenes, no entiendo en qué puede ayudar, las conclusiones del CV2?
La historia que es maestra y testigo de la decadencia, ya fue espectadora en primer plano de las consecuencias destructivas de CV2.
Ahora, en qué es útil, este diálogo o discusión?
Piensen un poco en la nuevas generaciones, a mi en particular me aburre, cómo van hacer para transmitir y evangelizar a las nuevas generaciones, con temas agotados.
Piensen en sus hijos o nietos, hablen de los clásicos, de las nuevas tecnologías, de filosofía o teología Moral, pero del CV2 y de otras yerbas, basta!
Digo, si puede sumar y dar una continuidad en la historia a sus ideas.
Javier Paredes.
NIETO EspiritualdEspiritual P.Castellani
Precisamente para terminar con la decadencia doctrinal, litúrgica y teológica se debe sacar a la luz las causas y razones de esta decadencia, está vergonzosa y escandalosa mediocridad en todos los ámbitos jerárquicos y católicos. Yo también nací una década después del Concilio pero puedo ver y darme cuenta que en ese Concilio los hombres fundaron otra Iglesia distinta a la que fundó Jesucristo con su Sangre Preciosa derramada de su Costado traspasado en la Cruz.
EliminarEstá Iglesia del Concilio fundada por los hombres y para los hombres dónde es el hombre el centro y no Jesucristo, una Iglesia con su propia doctrina errónea y su propia liturgia que deja a un costado a Jesucristo. Una Iglesia del mundo y para el mundo, que se transforma en ONG de falsa caridad y manda a obedecer a la ONU, una Iglesia en la que el demonio es un cuento de viejas y los pecados de la carne una debilidad que no impide comulgar a los concubinos y adúlteros, al contrario coman y beban todos su propia condenación. Una Iglesia que no combate a los tres enemigos: demonio carne y mundo. Una Iglesia que no cumple el mandato de Jesucristo: Id y haced que TODOS los pueblos sean mis discípulos bautizandolos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Es hora de dejar de esconder la basura debajo de las alfombras rojas, enfrentar la verdad, o será Jesucristo mismo el que vendrá a poner todo a la luz para vergüenza de todos.
"Si algo no puede ser un gobernante, es un "hombre de otro tiempo", cosa que pagó con su cabeza, la de su familia y la de todo un pueblo."
ResponderEliminarNicolás II no pagó con su cabeza nada más que su mera existencia. El comunismo es una ideología satánica sectaria, que para alcanzar el poder no duda en entregarse a cualquier abyección, y Lenin uno de sus mayores y más sanguinarios pontífices. A Nicolas II y a su familia (y a sus criados, y su perro, y a cuántos Romanov pudieron atrapar los bolcheviques) había que asesinarlos por el mero hecho de ser quienes eran.
Daba igual que Nicolás hubiese sido Pedro el Grande, Vladimir el Santo o Iván el Terrible, su sentencia de muerte estaba escrita desde que los comunistas alcanzaron el poder y no escapó a tiempo.
Ivan el Terrible no era un romanov. Su esposa si.
EliminarYo no creo el Alá. Y no existe el derecho al error. Conclusión: hay que tirar abajo todo el concilio por sus errores y sobre todo por su lenguaje mañoso -ya condenado por la iglesia-.
ResponderEliminarY nada obsta. Fue solo una guia pastoral que ya vimos que no sirvió. Ergo... borron y condena de los errores.
Y no le busque mas disculpas ni cosas raras sobre que hubiese sido o que no hubiese sido. Fue. Es. Y esta como el traste. Period!
Decía Peter Kwasniewski en una publicación en su muro de Facebook:
ResponderEliminar"En un hilo diferente, alguien a quien respeto mucho afirmaba que el reciente "ataque" contra el Vaticano II es un "momento de crisis" para los tradicionalistas, donde estamos recurriendo al Concilio en lugar de al liderazgo inepto que lo ha seguido. (En otras palabras: deberíamos dirigir nuestra ira a los líderes que nos han fallado, en lugar de dirigirnos a un Concilio que presumiblemente enseñó doctrina católica).
Respetuosamente estaría en desacuerdo. Lo que Vigano ha dicho recientemente es una nueva entrega de una crítica de larga data ofrecida por católicos de mentalidad tradicional, que ven un "nuevo paradigma" que ha sido construido, ladrillo por ladrillo, por muchos obispos y cardenales individuales y conferencias episcopales, una "nueva" fe católica que se superpone solo parcialmente con la fe católica tradicional tal como la encontramos expresada en los Padres, Doctores, Concilios anteriores y catecismos tradicionales, sin mencionar los viejos ritos litúrgicos latinos que fueron suprimidos y reemplazados por otros radicalmente diferentes.
Hay un abismo tan enorme que debemos preguntarnos qué papel desempeñó el "evento" del Vaticano II en el desarrollo de una historia modernista que tiene su comienzo a fines del siglo XIX y su desenlace en el presente. La línea de Loisy, Tyrrell y Hügel a Küng, Teilhard y (el joven) Ratzinger y de ahí a Kasper, Bergoglio y Tagle es bastante recta cuando comienzas a conectar los puntos. Esto no quiere decir que no haya diferencias interesantes e importantes entre estos hombres, pero comparten muchos principios que Agustín y los Capadocios, Aquino y Buenaventura, Bellarmino y Bérulle habrían regurgitado (podríamos tomar cualquier figura representativa de períodos anteriores).
Tenemos que abandonar la ingenuidad de pensar que lo único que importa sobre el Vaticano II son sus textos promulgados. No; En este caso, los progresistas y los tradicionalistas tienen razón al decir que el evento es tan importante como los textos. La vaguedad del propósito para el que se convocó el Concilio; la forma manipuladora en que se realizó; la forma consistentemente liberal en que se implementó, con apenas algún gemido del episcopado mundial; nada de esto es irrelevante para interpretar el significado y la importancia de los textos del Concilio, que exhiben géneros nuevos y ambigüedades peligrosas, sin mencionar pasajes que tienen todos los rasgos del rotundo error, como la enseñanza sobre musulmanes y cristianos que adoran al mismo Dios, de los cuales Schneider hace una crítica devastadora en "Christus Vincit".
De hecho, es muy sorprendente que, en esta etapa tardía, todavía haya defensores de los textos del Concilio, cuando está claro que se prestaron maravillosamente al objetivo de una modernización y secularización total de la Iglesia. Incluso si su contenido no fuera objetable, su propia verbosidad, complejidad y mezcla de verdades obvias con ideas como para rascarse la cabeza proporcionaban el pretexto perfecto para la revolución. Esta revolución ahora se funde en estos textos, fusionados con ellos como piezas de metal que pasan a través de un horno sobrecalentado.
Por lo tanto, el acto mismo de citar al Vaticano II se ha convertido en señal de que uno desea alinearse con todo lo hecho por los Papas (¡por los Papas!) en su nombre, especialmente la destrucción litúrgica, pero también momentos tan tristes como las reuniones interreligiosas de Asís, cuya lógica defendió Juan Pablo II exclusivamente en términos de citas del Vaticano II. Y todos sabemos que ejemplos como este podrían multiplicarse ad nauseam, especialmente en el pontificado de Francisco. Siempre, siempre, es el Vaticano II el que aparece para explicar cada desviación y ruptura con la fe dogmática histórica. ¿Todo esto es pura coincidencia?"
https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=2966519286736231&id=100001345673649
¿les gusta Bach?
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=-miQ6_FTtN0
St. Matthew Passion, BWV 244: Wir setzen uns mit Tränen nieder
https://www.youtube.com/watch?v=25_BRvxjbQI
Kommt ihr Töchter helft mir klagen
¿Ultramontanismo?
ResponderEliminarComo nos pasa en cualquier eleccion política cualquiera, al final sólo podemos optar entre una candidatura mala y otra peor.
La realidad acaba decidiendo por ti.
Eso no significa que sea especialmente mala; pero al menos es lo que es y obliga a todos.
Es normal que mucha gente, no sólo clerigos, intenten aferrarse a lo que habían conocido y se nieguen a aceptar las nuevas fuerzas en juego.
Pero el Papado, justamente porque vive en el mundo real, con problemas reales y con fieles reales no puede abstraerse de ellos, aunque quisiera.
Frente a la masonería en Francia y Mexico; frente a los Saboya en Italia, frente a las nuevas realidades económicas -la industrialización y el colonialismo- y a las nuevas realidades sociales y políticas -el movimiento obrero y el nacionalismo-, no puede hacer lo que quiera, sino lo que pueda.
Intentará dar una respuesta doctrinal basada en la teologia, como es su obligacion; y tendrá que contemporizar con los poderes reales para salvar los trastos.
Si lo hizo bien o lo hizo mal, ahí están los resultados.
En todo caso los fieles son libres de obedecer o desobedecer; y de pecar o no.
Como todos dependemos de la realidad económica -literalmente comemos de ella-, ésta es la que informará nuestras decisiones, digan lo que digan los Papas ultramontanos o no.
Por último, y no es una contradicción, una religión, para ser verdadera, debe ser "eterna" , esto es, no cambiar nunca.
En la medida en que la religión católica se separe de lo que siempre ha sido, probará que no es verdadera. A parte de no cumplir con otra de las características esenciales de una religión verdadera: dar certezas y ser una guía segura.
Los problemas reales 21:23 se tienen que arreglar a la luz de la Palabra de Dios y no al revés. La moral de situación es un error.
ResponderEliminarLa realidad no decide por ti 21:23 pero cuando la manejan los usureros banksters lo más probable es que sea una realidad aplastante.
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