La noticia de la semana pasada que acaparó el interés de buena parte de los medios católicos fue la destitución del obispo Daniel Fernández Torres, de Arecibo (Puerto Rico). Hay suficiente información y comentarios en la web sobre el hecho y no es necesario volver sobre él. Sin embargo, hay algunas reflexiones en las que sí vale la pena detenerse.
1. Lo llamativo no es tanto que un obispo haya sido destituido por Roma. De un modo más elegante, eso mismo ha venido sucediendo desde los inicios mismos de este pontificado. Basta recordar el triste caso de Mons. Rogelio Livieres, obispo de Ciudad del Este (Paraguay), en el ya lejano 2014. Lo novedoso ha sido que Mons. Fernández Torres se haya negado a presentar la renuncia que se le exigía aunque con ello sufriera la consecuencia de su destitución. ¿Y por qué es novedoso? Porque en todo el resto de los casos, los obispos que fueron tan injustamente expulsados de sus diócesis como lo fue él, se avinieron a los deseos del poder tiránico del Papa de Roma y firmaron sus renuncias. El P. Santiago Martín, en su último comentario, recuerda las palabras de Calderón de la Barca: “Al rey, la hacienda y la vida se han de dar. Pero el honor es patrimonio del alma, y el alma solo es de Dios”. En Argentina tenemos varios casos de obispos renunciados. Algunos de ellos ciertamente debían hacerlo: Mons. Zanchetta o Mons. Taussig, por ejemplo, eran incapaces de estar al frente de sus diócesis. Pero hay otros que fueron destituidos sencillamente porque no le simpatizaban al Papa Francisco por sus posturas católicas conservadoras, o por viejas rencillas personales. Y aunque maquillados con visitas apostólicas, fueron expulsados de sus sedes pero lo hicieron sin honor, ya que aceptaron firmar un renuncia que sabían injusta. ¿Por qué esta pleitesía y esta falta de dignidad tan rampante que sobrepasa lo estrictamente religioso para anclarse en lo humano? ¿Cómo es posible que tantos obispos, que son sucesores de los apóstoles, carezcan de las virtudes básicas que debe poseer todo caballero cristiano?
2. Un motivo, claro, es la famosa obediencia, sobre la que discutimos aquí una vez más hace pocos días. Y en este caso algo es claro: el Papa tiene la autoridad y capacidad para hacer lo que hizo. Un interesante artículo de The Pillar lo explica con detalle. El Papa, sin embargo, no podría haber hecho lo que hizo durante la Edad Media, y probablemente tampoco hasta el siglo XIX, y dudo que pudiera hacerla aún hoy con algún obispo de las iglesias orientales. Como ya hemos hablado abundantemente en este blog, el absolutismo papal inaugurado por Pío IX y consagrado por el “espíritu” del Concilio Vaticano I, es el responsable directo de estos desmanes. La desaparición de todos los fueros, que actuaban como contrapesos y balances del poder papal y episcopal, provocó la aparición de un paradójico liberalismo extremo dentro de la Iglesia: el Papa como monarca absoluto y universal, puede disponer libremente de la suerte de cualquier bautizado sin que ningún cuerpo intermedio mitigue su poder. Y de modo análogo se comportan los pequeños déspotas episcopales. Hablamos sobre esto también en otra ocasión.
3. Dejar desamparado al individuo frente al poder omnímodo del Estado, o del Papa, ha dado lugar, entre otras, a situaciones verdaderamente repulsivas. Es el caso, por ejemplo, del P. Eduardo Torres Moreno, sacerdote del Opus Dei y rector del seminario de Arecibo en Pamplona que, luego de ser destituido su ordinario, se dirigía con estas palabras a su sucesor: “Aunque estamos todavía reponiéndonos de la sorpresa, le escribo para asegurarle nuestra obediencia a la Iglesia por encima de lo que podamos nosotros entender, pues aunque el que mande se equivoque, nosotros acertamos obedeciendo”. No se trata solamente de la actitud rastrera aunque previsible de un miembro de la prelatura, sino del nominalismo extremo de sus palabras, del que el mismo Guillermo de Ockham se asombraría. Este señor cura echa por la borda toda la teología de Santo Tomás, y con él, de toda la Iglesia, para ampararse en la obediencia. Lo importante es acertar, es decir, librarnos de problemas y conservar nuestro puesto. Y asombra que este personaje sea profesor de teología en las universidad de Navarra y de la Santa Croce. No tenemos, entonces, motivos para quejarnos de que las cosas estén como estén en la Iglesia si hasta los buenos se comportan de este modo.
4. ¿Qué hubiese pasado si los obispos que fueron injustamente obligados a renunciar no lo hubiesen hecho? Habrían sido destituidos sin duda alguna como lo fue Mons. Fernández Torres, pero el tirano Bergoglio estaría en un serio problema: las hilachas de su despotismo serían aún más visibles, su pontificado estarían aún más ajado y los fieles tendríamos algunos obispos a quienes recurrir en busca del necesario e imprescindible consuelo y paternidad. Ahora solamente tenemos eméritos que vegetan su amargura y su humillación hundidos en el sillón de la casa de sus padres o hermanos, lugar al que fueron condenados justamente por su abyección y falta de hombría. Es probable, en cambio, que Mons. Fernández Torres sea solicitado por fieles de todo mundo que acudirán a él en busca de su palabra y apoyo y, quién dice, quizás también de los sacramentos celebrados según el rito tradicional.
Papas despóticos y obispos rastreros los hubo siempre en la Iglesia. Pero nuestra suerte es peor a la de aquellos hermanos nuestros que debieron padecerlos en épocas pasadas. En esos momentos, al menos, se conservaba la fe, y sus pastores serían corruptos y tiranos, pero al menos eran católicos. Ahora ya no lo son. No solamente abandonaron las virtudes sino también la fe.
Lista de obispos que han renunciado anticipadamente a su cargo en Agentina durante el pontificado actual por no ser bergoglianos:
ResponderEliminar- Marcelo Alejandro Cuenca.
- Alfonso Rogelio Delgado.
- Rubén Óscar Frassia.
- Pedro Daniel Martínes.
- Armando Rossi.
- Óscar Sarlinga.
- Alfredo Horacio Zecca.
¿Quiénes serán los siguientes, Cargnello, Puggiari, Jofré, Dus?
En esa lista falta Monseñor Mollaghan, arzobispo de Rosario que renunció en 2014 por pedido de Francisco. Luego aceptó un conchabo que el Papa le dio en el Vaticano.
Eliminar¿Dus! Pero si sus homilías son siempre puras citas de los documentos del Santo Padre...
EliminarDebe quedar en claro que el primero que no renunció fue Mons Rogelio Livieres. Por lo que murió sin ser obispo emérito, sino ex obispo de Ciudad del Este.
EliminarLivieres tampoco aceptó las muchas presiones que ejercieron sobre él para que renunciara.
ResponderEliminarNada más conocer su destitución, en una carta al cardenal Ouellet (25-09-2014) se quejó de esto:
"Sólo quiero destacar que no recibí en ningún momento un informe escrito sobre la Visita Apostólica y, por consiguiente, tampoco he podido responder debidamente a él. A pesar de tanto discurso sobre diálogo, misericordia, apertura, descentralización y respeto por la autoridad de las Iglesias locales, tampoco he tenido oportunidad de hablar con el Papa Francisco, ni siquiera para aclararle alguna duda o preocupación... Sólo he recibido presiones orales para renunciar".
Obedeció el acto jurídico de su destitución, pero hizo constar su disconformidad:
"Como hijo obediente de la Iglesia, acepto, sin embargo, esta decisión por más que la considero infundada y arbitraria y de la que el Papa tendrá que dar cuentas a Dios..."
En una entrevista periodística posterior el cardenal Ouellet se manifestó escandalizado por que Livieres dijera que el Papa tendría que dar cuentas a Dios.
Don Wander:
ResponderEliminar“En Argentina tenemos varios casos de obispos renunciados. Algunos de ellos ciertamente debían hacerlo: Mons. Zanchetta o Mons. Taussig, por ejemplo, eran incapaces de estar al frente de sus diócesis. Pero hay otros que fueron destituidos sencillamente porque no le simpatizaban al Papa Francisco por sus posturas católicas conservadoras o por viejas rencillas personales”. (The Wanderer).
Siempre me pareció lamentablemente equivocado el proceder de quien, amparado en alguna personal desavenencia con otro miembro de la misma Iglesia a la cual ambos pertenecen, se decidiese por desprestigiar el buen honor de dicho otro miembro, porque, con ello, lo único que se pone en evidencia es que la razón de su adhesión a la fe de la Iglesia se funda no tanto en el amor a Dios, sino en el amor a los hombres, viendo en la Iglesia sólo una institución humana antes que divina. Pero por grave que esto pueda ser, con mayor razón lo será cuando, amparado en su grado jerárquico dentro de la misma, o en el “supuesto consenso” de otros, quien obra de esta manera, persigue a otro miembro de la jerarquía, ya en razón de alguna injustificable disputa personal, lo cual ya sería grave, ya en razón del empeño que el miembro agraviado ponga en permanecer enteramente fiel a la fe que recibió. Algo así fue lo que sucedió con nuestro Señor: “Os conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca toda la nación” (Jn, 11,50).
En razón de lo cual, el que se postergue la fidelidad a la verdad, en aras de una unidad que se ampara sólo en el arbitrio e interés humano, a la larga, no puede hacer más que conducir a sí mismo y a otros, a un implícito apartamiento de la fe que se dice sostener.
¡Dios proteja a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!
Chapado a la antigua
Adhiero 100% al último párrafo. El principal problema de nuestra época es que los Papas ya no conservan siquiera la fe católica.
ResponderEliminarEse ha sido el gran logro del modernismo, meterse en la jerarquía misma de la Iglesia impidiendo de esta manera todo tipo de mejora.
Sólo nos queda esperar una intervención sobrenatural ya que naturalmente no parece haber salida.
Tito
Donde todavía se conserva algo de dignidad, las víctimas protestan, insultan, se rebelan, o al menos callan. El colmo del refinamiento del tirano, y hubo que esperar al siglo XX para lograr que, masivamente, sus víctimas se autoejecuten o sean ejecutadas por Stalin al grito de ¡Viva Stalin!
ResponderEliminarY es muy importante que, for the record, los obispos sean destituidos y no renuncien. Cuando el hastío y la repulsa por este pontificado sea un lugar común, dentro de algunos años, este proceder será estigmatizado como ahora se hace en esta página. Del mismo modo que el Siglo de Hierro o el Renacimiento constituyen una línea roja para el papado. Nunca más despotismo, nunca más Bergoglios.
ResponderEliminarInfovaticana: "Concentración frente s la Catedral de Arecibo en apoyo al obispo destituido". No era la "Hora de los laicos"? Ahí los yienen
ResponderEliminarEstimado Wanderer,
ResponderEliminarMe ha parecido un artículo muy bueno y preciso. Tan sólo una breve aclaración si me lo permite, el sacerdote Eduardo Torres no es de la Prelatura del Opus Dei, es sacerdote diocesano de Calahorra-La Calzada-Logroño, aunque, en cualquier caso, está muy vinculado al Opus.
Pues lo mismo se diga de frey Matthew Festing. En quien concurrían motivos adicionales para obrar con gallardía y celo del honor.
ResponderEliminarSi todos los obispos a los que Bergoglio les solicitó "amablemente" la renuncia se hubieran comportado igual que Monseñor Fernández Torres, la sorprendente actitud del Obispo de Arecibo que obligó a que lo echaran hubiese pasado desapercibida porque después de todo habría hecho lo que hacían todos de rutina.
ResponderEliminarJustamente el hecho de que Fernández Torres tuviese las agallas de hacer lo que otros nunca se atrevieron a hacer, fue lo que enseguida llamó la atención del mundo católico que puso sus ojos en él.
Demos gracias a Dios por habernos regalado un obispo de esa talla que con su ejemplo en soledad supo llegar hasta donde sólo las águilas se atreven.
Esperemos que los que de ahora en más se encuentren en la misma situación se animen a dar el mismo testimonio, una palabrita incómoda que deriva de "testículos", un bien desgraciadamente escaso, no sólo en la Iglesia, también en la política donde ya sabemos que la primera víctima siempre es la verdad.
..."fueron expulsados de sus sedes pero lo hicieron sin honor, ya que aceptaron firmar un renuncia que sabían injusta"...
ResponderEliminarNo, no...
Al firmar una renuncia que no han hecho están MINTIENDO urbi et orbe a sus diocesanos, al resto de los católicos y al mundo en general.
De acuerdo que Bergoglio les está forzando, pero al firmar la carta de despido que le ponen delante y no decir nada están ENGAÑANDO.
Doblemente porque están ocultando al mundo la verdadera cara de Bergoglio y sus comportamientos tan alejados de un cristiano. Si no abren la boca mantienen el marketing de personalidad que le han hecho a este jesuita que dice que huele a oveja.
Parece que nos quiere ovejas y borregos para obedecer sin balar sus ocurrencias políticas en nombre de Cristo resucitado, en el que parece no creer.
Yo sospecho que no hay solo cobardía, tibieza de corazón y falta de profesionalidad en estos obispos represaliados:
Seguro que tiene que haber algo más, como el derecho a tener casa y pensión vitalicia si obedece con humildad y en silencio al tirano con tiara y, si el obispo no pasa por el aro (horca claudina), se queda en la calle, a su edad y sin saber hacer otra cosa con que ganarse la vida.
Sí, este Bergoglio les tiene bien cogidos por las narices.
Depende de los justos que este malvado Bergoglio se salga con la suya y siga pecando contra Dios y contra los hombres.
Muchos no se oponen porque tienen un muerto en el ropero. Deben pensar que le pueden sacar los trapitos al sol.
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ResponderEliminarhttp://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2022/03/15/tra-i-cardinali-circola-un-memorandum-sul-prossimo-conclave-eccolo/
ResponderEliminarNunca mas Bergoglios.
Curiosamente a la Iglesia Católica en Argentina le está haciendo falta, hace rato, una "Semana Santa"
ResponderEliminarPuestero del Oeste
Tiene mucha razón Puestero del Oeste. Y no sólo la Iglesia argentina necesita una "Semana Santa", también el país.
EliminarMonseñor Fernández Torres era obispo de Puerto Rico y esta semana la Iglesia estuvo pendiente de él.
Aquí en Semana Santa del 87 el protagonista fue Aldo Rico y el país también estuvo pendiente de él. Alguna semejanza tenemos...
Por otra parte, y por más que marxistas y liberales lo nieguen, la política y la religión siempre estuvieron inseparablemente unidas.
Los que ya peinamos canas o no peinamos nada, hemos vivido mucho y bien sabemos que esta encrucijada a la que nos llevaron obispos progresistas cómplices de políticos liberales termina en el abismo.
¿Quién puede negar que detrás de todo problema político siempre hay un problema religioso como decía Donoso Cortés?
Son tantos los males que nos aquejan a los argentinos, que entre Perón, Bergoglio, los liberales y los K, ya es imposible encontrar la punta del ovillo para saber por dónde empezar.
Como bien dice el tango, "si estos pastos conversaran, esta pampa le diría..."
Así es Don Fuenteovejuna. Y qué decir cuando quienes debieran conducir la Gesta no son, siquiera, capaces del gesto...
ResponderEliminarPuestero del Oeste
Podría ser interesnte saber el nombre del sucesor de Monseñor Fernández; Monseñor Jofré por otro lado no entiendo cómo sigue en activo sabiendo la tirria que Francisco tiene a la Obra aunque éstos se empeñen en lamerle las botas.
ResponderEliminarPorque es obispo de Villa María*. Y ahí lo van a dejar hasta que se jubile.
Eliminar[*Todo bien con Va. María, pero convengamos que su importancia política y clerical es ínfima.]
Ludovicus dijo "El colmo del refinamiento del tirano, y hubo que esperar al siglo XX para lograr que, masivamente, sus víctimas se autoejecuten o sean ejecutadas por Stalin al grito de ¡Viva Stalin!"
ResponderEliminarEso fue resultado de que las víctimas creían en una religión falsa, el marxismo-leninismo en su denominación stalinista, y por lo tanto seguian siendo leales a quien había sido ungido líder de la secta aún cuando él hubiese dispuesto ejecutarlos. Los caminos del materialismo dialectico (encarnado sucesivamente en el Partido, el Comité Central, el Politburó y el Secretario General) podian ser misteriosos, pero seguramente conducirian a la sociedad al bien mayor.
Obviamente las otras denominaciones del marxismo-leninismo (maoista, trotskista, etc.) tambien son religiones falsas. La trotskista sigue teniendo adherentes porque tuvo menos oportunidades de cometer atrocidades que las otras.
Muchos misericordiados por Bergoglio también creen en una religión falsa.
EliminarEn el blog Rorate Caeli hay una carta larguísima de Héctor Aguer contra Francisco, muy directa, explícita y poco diplomática en sus críticas.
ResponderEliminarNo he visto que tenga repercusión en ningún lado, y tampoco puedo encontrar el original en castellano.
https://rorate-caeli.blogspot.com/2022/03/a-message-to-cancelled-priests-by.html
Un par de párrafos. Imagino que de Aguer puede decirse mejor tarde que nunca.
General Juan Domingo Perón, three times president of Argentina, coined a formula that expresses not only what he himself practiced, with a cynicism difficult to match, during his accidental periods of government, but also a deeply human, ancestral conduct (proper to the “old man,” according to the Apostle Paul) that can be observed in the most diverse political regimes. The Peronist formula says: “for friends, everything; for enemies, not even justice.” It is amazing; Peronism, which has always tried to use religion, has managed to leave its mark on the Catholic Church. Although it is odious after so much time, we should not forget the burning of the oldest and most beautiful churches of Buenos Aires, in June 1955; and the disappearance, in the fire that burned the ecclesiastical curia, of the historical archive—or a good part of it—which gathered documents since the seventeenth century. The police of the regime committed this aberration, with of course the approving nod of Perón.
Whoever is not considered a friend, for example because of doctrinal differences—especially because of disagreement regarding the value and relevance of the ecclesial Tradition—or because of pastoral or political differences (matters always subject to opinion) is denied justice; it can then be said that he is cancelled. Knowing the doctrinal and pastoral situation that has been officially witnessed in the whole Church in the last years, for about a decade, let’s say, we can think without fear of being wrong, since we are dealing with many notorious cases, that those who have been won over by relativism or incur in positions alien to Tradition may count on official sympathy: they are friends. Regarding Tradition, we must remember that it is constantly updated, but always the same as itself; it is a living Tradition. St. Vincent of Lérins explained that language can certainly adapt; one can say things nove (in a new way), but one cannot say nova (new things), that is, introduce novelties foreign to the immutable Truth. There are phenomena such as the immanent schism of the German Synod, before which Rome is silent, to the confusion and scandal of faithful Catholics. Where will this path lead? Synod means something like “to make the way together,” so… where to?
La carta está publicada en Infovaticana: https://infovaticana.com/2022/03/16/carta-del-arzobispo-aguer-a-los-sacerdotes-cancelados/
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EliminarEn definitiva, no es problema que ahora hable con más coraje que antes contra los malos pastores.
EliminarLo que sería de agradecer, y de su parte posiblemente una obligación, es un mea culpa, como hizo Viganó en su momento.
Por ejemplo, ¿no fue Aguer quien impidió el establecimiento de la FSSP en Argentina?
Sabe Dios los frutos que habría dado eso.
¿Y qué decir del desastre que dejó tras sí en su diócesis? Siendo un Obispo tan inteligente y tal, al irse dejó todos o casi todos los cargos en manos de los peores.
"Although it is odious after so much time, we should not forget the burning of the oldest and most beautiful churches of Buenos Aires, in June 1955;"
EliminarAlthough it is odious after so much time, we should not forget the bombing of unsuspecting civilians in Plaza de Mayo, one of the busiest areas of Buenos Aires at the busiest time of day, in June 1955, as it was precisely that bombing which triggered the burning of those churches a few hours later.
Disculpe D.Wanderer, pero en el caso del destituido de Puerto Rico sé con certeza que se portó con sacerdotes y seminaristas como se ha portado Bergoglio con el. Por otra parte, si está convencido de que su destitución es injusta, como lo es, al menos formalmente, debería resistir y seguir presentando se y accionando como obispo de Arecibo, al menos hasta que haya un juicio público con todas las formalidades y garantías. Sin ellas la actuacion de Bergoglio es nula.
ResponderEliminarAlgunos han olvidado que los obispos no son vicarios del Papa, sino de los Apóstoles... creo que algo así dice el Concilio Vaticano I.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/3RKz3n6lvgw
ResponderEliminarPermítame disentir con algunas de sus apreciaciones. Mons. Livieres tenía más de doscientos seminaristas en Ciudad del Este, lo cual, de por sí, ya es sospechoso. Muchos eran ordenados luego de tres o cuatro años. Recuerdo el caso de un seminarista que fue expulsado de la Arquidiócesis de Buenos Aires por ser encontrado en una situación "impropia" con otro compañero. Sin haber pedido ningún tipo de informe, a los tres años ya era diácono en Ciudad del Este. Ejemplos como este, bastan. También la cercanía física con la diócesis de Zárate-Campana nos permite saber muchas irregularidades y conductas "impropias" de su obispo. Que no haya habido causa penal (y por lo tanto, mediática) no quiere decir que no haya existido.
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