Una de las razones que los manuales de apologética solían aducir para demostrar la veracidad de la Iglesia católica —los famosos motivos de credibilidad— era la santidad de sus miembros. Tal como están las cosas hoy, mejor es no menearlo. Pero resulta interesante considerarlo desde el revés: es motivo de credibilidad el hecho de que, a pesar de sus miembros y en especial de sus ministros, la Iglesia siga en pie, aunque sea a los tumbos. Y un ejemplo muy reciente que lo ilustra es el espectáculo blasfemo realizado por Francia, hija primogénita de la Iglesia, para la inauguración de los Juegos Olímpicos. El hecho de que tal nación sea capaz de realizar una afrenta de esa naturaleza a la Iglesia y a la fe cristiana, y que jamás de los jamases se permitiría hacerla a los musulmanes o judíos, muestra el estado de postración total en el que nos encontramos. Y, debo decir, creo que terminará siendo saludable.
Es curioso que en estos tiempos en que la Iglesia se ha alineado ya no con personajes concretos del mundo, cosa que hizo desde la época de Constantino, sino con los ideales y presupuestos del mundo, es cuando más burlada y vapuleada se encuentra. Francisco y los suyos —y por tales me refiero a los modernistas que ocupan la enorme mayoría de las sedes episcopales del mundo—, en una actitud clericalista pocas veces vistas, creen que allanándose a los dictados del mundo, serán aceptados por el él y, consecuentemente, la Iglesia seguirá conservando el lugar de privilegio que siempre ostentó en Occidente. Es un error fatal: al haber hecho eso, y lo hizo desde Juan XXIII a esta parte, la Iglesia se desperfiló y ha quedado reducida a una vetusta y millonaria estructura en la que pocos, muy pocos —las minorías de las que hablaba Ratzinger en 1970— conservan la verdadera fe.
Creo yo que buena parte de los católicos sinceros compartirían este diagnóstico aunque, por una cuestión de obediencia mal entendida, costumbre y comodidad, siguieran asintiendo sin chistar a los dictámenes traidores de los pastores vendidos al lobo. Y muchos otros, con la mejor de las voluntades, pugnarían por llenar las filas de seminarios e institutos conservadores de jóvenes vocaciones capaces de desafiar a esos lobos. Y es lo que vimos en las casi tres décadas juanpablinas en las que pareció que hubo un resurgimiento de la Iglesia que, en muchos casos, terminó en catástrofe, y de la peor laya. Fueron años de entusiasmo o, mejor dicho, de enthusiasm, porque en inglés justamente el término no siempre tiene una connotación positiva. El libro de Ronald Knox que lleva ese nombre, y que siempre recomendamos en este blog, demuestra las catástrofes que han ocasionado los entusiasmos en la historia de la Iglesia.
Muchos recordamos el incomprensible entusiasmo que llevaba a cientos de jóvenes de ambos sexos a ingresar a congregaciones, institutos religiosos y seminarios, casi en manada. En algunos casos, luego de la predicación de un retiro espiritual, siempre y necesariamente “salían vocaciones” que inmediatamente eran compelidas a ingresar en religión. Recuerdo a un fundador cuya obra de Santo Tomás preferida era el Contra doctrinam retrahentium la que, interpretada a su modo, se dedica a enseñar en seminarios y casas religiosas. La conclusión siempre era la misma, y la compartía con otros fundadores, alguno de los cuales incluso fue canonizado: los jóvenes deben ser compelidos a entrar en religión. O, dicho de otra manera, todo bautizado tiene vocación a la vida religiosa si no demuestra fehacientemente lo contrario. Por lo tanto, se les debe machacar a tiempo y destiempo, y sobre todo en momentos de fragilidad emocional como son los retiros espirituales, la indiscutible superioridad de la vida religiosa.
Y a fin de acallar los escrúpulos de conciencia que pudieran aparecer en algunos buenos sacerdotes o religiosas (o numerarias y numerarios), los adoctrinaban con estas palabras evangélicas: “Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”. (Lc. 14, 23). Compelle intrare, fuérzalos a entrar… en la vida consagrada. Fue así como se manejaron durante décadas muchos institutos religiosos de espíritu neocon o juanpablista, que poblaban las ciudades de sotanas negras o de religiosas con hábitos de curiosos colores.
Dom Inocencio Le Masson, que fue prior de la Gran Cartuja entre 1675 y 1703, escribía: “Sería mejor prender fuego una celda a poner dentro de ella a alguien sin vocación" (PL CLIII col 693). Y, más adelante, “Nunca nos dejemos engañar por los argumentos tomados de aquel pasaje del Evangelio: Compelle intrare, ut impleatur domus mea (Luc. 14, 23). Porque esto sólo corresponde a la llamada a la fe cristiana, absolutamente necesaria para la salvación y no dice nada sobre las costumbres, que no pueden ni deben ser cumplidas por todos con la gracia de Dios, excepto para la vocación al estado monástico, y especialmente a la Cartuja” (PL CLIII col 758-759).
Sabemos que esto ha ocurrido y ocurre en varias institutos de la Iglesia. Hace pocos días el Financial Times publicó un informe aterrador al respecto relacionado con las prácticas del Opus Dei. Yo no tengo duda alguna sobre la buena intención de los miembros de la Obra o de otros institutos como el Verbo Encarnado. Y ninguna duda tengo tampoco del enorme bien que hacen a miles de personas. El problema es que la conversión de los hombres, cada vez más alejados de Dios, no puede ser buscada con métodos que no son cristianos. El entusiasmo no puede imponerse sobre la moralidad de los medios de reclutamiento.
Occidente nunca volverá a ser lo que fue, ni volverá a serlo la Iglesia. Aunque sea doloroso y hasta traumático, debemos convencernos de que una época pasó definitivamente y que los tiempos que se aproximan no serán de triunfos, ni de reinados sociales cristianos ni mucho menos de restauraciones masivas. Y haríamos bien los católicos en ser muy prudentes a la hora de administrar los entusiasmos porque no sabemos a dónde pueden conducir. Ya hemos visto cómo termina una religión poblada de entusiastas.
Excelente entrada. Vimos y vemos presentar “cantidades “ “números “ queriendo justificar fecundidad mal entendida.
ResponderEliminarHace años hubo un cartujo argentino que viendo que en su monasterio había pocos monjes se le ocurrió predicar retiros vocacionales. Evidentemente no había leído a Le Masson.
ResponderEliminarNo sé si reclutó vocaciones, lo que sí fue echado de la cartuja.
Desde hace más de 900 años, a los cartujos nunca les importaron los números:
ResponderEliminarMonasterios masculinos 18, monjes 270
Monasterios femeninos 5, monjas 60
Si Dios quiere que sean más, mandará más.
En la antigüedad, santos cómo san Máximo el Confesor, tuvieron que combatir patriarcados herejes. En su época, siglo VII, tres patriarcados en cabeza de sus patriarcas habían asumido la herejia monotelita, creo que la historia de la iglesia nos puede ayudar a comprender y a vislumbrar caminos de luz para salir de la herejia institucional qué se vive. En primer lugar la institución del papado tiene que comprenderse hoy como parte de de la herejia. Es decir, vivimos tiempos de herejia y el papado romano ha caído en herejia. Por tanto, la pregunta es: ¿cuál es la naturaleza de la herejia?
ResponderEliminarSí san Máximo viviera, al igual que san Atanasio vivieran, ellos combatirian la actual herejia inserta en Roma, y creo que es de orden institucional, el problema no es solo Francisco. Es una institución que ha devenido desde el Concilio Vaticano I. en un ente irreconocible para una históriografía teológica de la Iglesia. La naturaleza de la herejia pasa por mirar la institución del papado, sus excesos doctrinsles y pastorales,. cuyo resultado más evidente es haber convertido a los obispos en burócratas de Roma, es decir en unos imbéciles.
GASTÓN: En lo que dice THEODIDACTAS en la última linea y media hay que decir que ha sido posible gracias a las conferencias episcopales, invento del Vaticano II que se rige por la ley del número y no de la excelencia.
EliminarA propósito del Opus Dei, la jerarquía de la iglesia a tolerado durante años a una secta qué le ha hecho mucho daño a miles de personas. Operan sin ningún control por parte del obispo en sus juridiscciones. Una iglesia paralela en la iglesia. Muchas denuncias y Roma se ha hecho la ciega y la sorda.
ResponderEliminarJustamente por eso la ha tolerado. Ahora bien, como se les ocurra empezar a hacer las cosas bien, ni hablemos de hacer la misa vetus ordo, entonces si van a ver lo que es bueno...
EliminarEsto es una verdad como una casa, y no se dice lo suficiente.
EliminarEl Opus Iudei es una superestructura dentro de la Iglesia, y así parece que fue pensado y deseado por su mismo fundador.
El problema del OPUS DEI es que fuerzan a la gente a ser de una organización sin que sepan que no son laicos, sino religiosos sin hábito.
EliminarEsto se agrava porque los que entran, entran porque son amigos o conocidos de alguien de la institución, pero una vez dentro quedan separados.
Aun peor: el control exhaustivo que hacen del nuevo recluta es asfixiante.
Entonces tarde o temprano los jóvenes se dan cuenta de que se han metido en algo que realmente no quieren. Unos se marchan, otros intentan aguantar...pero cuanto más perseveran más se complica su salida, porque una vez dentro quedan aislados de su gente y su reintroducción en el mundo es cada vez más difícil.
Buen día, no estoy de acuerdo con parte de su artículo, no me queda claro que papel juega JP2 y los institutos nuevos ?no habla de que es la Vocación consagrada?
ResponderEliminarComo discernir?
Usted que entiende por entusiasmo ?
Usted lo relaciona con couching y las emociones ?
Me dejo más dudas que certezas su artículo, siempre una gracia leerlo.
En esto sigo su pensamiento y en el 70 % de su artículo.
Occidente nunca volverá a ser lo que fue, ni volverá a serlo la Iglesia. Aunque sea doloroso y hasta traumático, debemos convencernos de que una época pasó definitivamente y que los tiempos que se aproximan no serán de triunfos, ni de reinados sociales cristianos ni mucho menos de restauraciones masivas.
En mí ciudad durante años el Opus Dei forzó a varias decenas de niñas a entrar como numerarias (una especie de monjas). Niñas me refiero de entre 15 y 19 años.
EliminarHoy no queda ni siquiera una: todas salieron heridas por esta falsa vocación. Estafadas por la Iglesia. Fue una institución fundada sobre arena.
También hay una organización basada en San Luis que psicópata a las nenas diciendo que si no entran se van a ir muy probablemente al infierno. Etc. Son depredadores.
GASTÓN: El OD buscaba esas niñas a las que creo llamaba "numerarias auxiliares" porque no querían ver por su sedes monja alguna que, según ellos, podía poner en peligro la naturaleza laical de la O. Hace años han tenido que claudicar y en la residencia de sus sacerdotes de Roma han tenido que recurrir a los servicios de una Congregación femenina española cuya casa general está en Galapagar
EliminarEn estos días hablaba con un amigo, justamente sobre algo similar: acerca de si la religión puede ser usada para generar y/o mantener la adicción a la dopamina... en definitiva es esto mismo del "entusiasmo".
ResponderEliminarEs un problema del hombre moderno o más bien, posmoderno, la adicción a la dopamina. Y todo, no sólo las drogas duras o el alcohol o el sexo, sino TODO puede ser tergiversado y usado como combustible para generar excesivas cantidades de dopamina, y así ser "felices" o estar "alegres"... cerrando los ojos al vacío interior.
Esto da para mucho, y sería bueno recurrir a verdaderos expertos en estos temas psicológicos y psiquiátricos y neurológicos.
Es una perversión de la Religión usarla como combustible de dopamina para "sentirse bien", y parece que muchos cristianos se estuvieran esforzando en darle la razón a Marx, o a quien sea que dijo aquello de que "la religión es el opio del pueblo".
Hay temperamentos que gozan de verse rodeados de seguidores, y que a su vez estos seguidores se entusiasmen por engrosar la masa de adeptos. Ese es el perfil de los fundadores, sobre todo de los "movimientos" seglares del siglo XX. Yo viví eso en el "Comunión y liberación", de Giussani. Mientras trabajes en sus "iniciativas" te sonrien, lo que te hace sentir parte (sobre todo en la juventud). Cuando empezás a distanciarte, con suerte mantenés alguna amistad.
EliminarAunque reconozco que en Comunión y Liberación no pescan vocaciones. De hecho entran ya adultos, teniendo alguna carrera o trabajo.
EliminarSabés qué, hermano don Andrés? (perdóneseme la horripilante gramática de la anterior frase, pero me salió así, como si fuera coloquial, jeje). TIENE TODO EL FUNDAMENTO EN CUESTIONAR QUE HASTA EN LA IGLESIA HA ENTRADO ESA CONDUCTA DE ADICCIÓN A LA DOPAMINA. Yo mismo soy un vivo reflejo de aquello. Sobre tras la vuelta a la rutina tras el interludio cuarentenal a causa del COVID. A mí me ha pasado, que compañeros de mi grupo de Acción Católica (adultos para más datos, no jóvenes) y que no toleraran mis sesudas reuniones, que ya para desgastante tenían la rutina diaria. O sea, querían joda (lo cual en sí no es malo, pero para eso no venimos a la Iglesia). Igual es cierto que no todos tienen un perfil de elaboración conceptual en su religión, y hay otros modos de llevar a cabo la vida religiosa, pero bueno, si no se hablan ciertas cosas, SI NO SE LEEN LAS ESCRITURAS! Los llamados "evangélicos" serán todo lo termo que uno quiera, pero al menos tienen sed por devorarse la Palabra, y obtener alimento a partir de aquello. Pero tanto unos como otros hacen del culto y los oficios religiosos (sean litúrgicos, de adoración y alabanza) todo "happy clappy" o meloso. Yo que también oficio de músico, CUÁNTAS VECES ME HAN RECLAMADO CANCIONES MÁS ANIMADAS!!! Si querés música animada, andá y escuchate un merengue. Eso también, las fiestas parroquiales adquieren un cariz donde se reproduce la misma música mundana (Ulises Bueno, María Becerra, todo lo que uno se puede imaginar), es triste ver que se perdió una conciencia de una música sana (aunque un género aún no tan corrompido como el chamamé me rompe las tarlipes, siempre machacando el pom pom pom, pom pom pom, jej).
EliminarEn fin, es catárquica mi respuesta, pero aún cuando podamos tener "spirits" distintos, creo que advertimos lo mismo. Yo mismo soy responsable de generar altas dosis de dopamina con mis salidas y mis comentarios, y yo mismo disfruto del humor (que hoy en día pasa por gente como Saborido, Tomás Rebord, Guille Aquino, todos mundanos y guarangos pero inteligentísimos, y yo a mi modo hago una réplica de aquello en los ámbitos que frecuento). El mismo Castellani si no hubiera sido por el humor habría terminado en la lona... y eso me lleva a otra conclusión: así como la dopaminodependencia puede llevar a lugares peligrosos, el otro extremo es infinitamente más cruel, la total pérdida del humor, el fariseísmo que tanto combatió Cristo, y de quien Castellani ha sido el más importante teórico del que yo tenga memoria.
Y un punto más: cada vez estoy más convencido que la aplicación del Novus Ordo Missae pegó de una manera en Europa (sobre todo en la campiña) y de otro modo muy distinto por estos lares (y más en suburbios como el que vivo, acá en Lanús). Allá no me cabe la menor duda que han escandalizado a muchos fieles las novedades. También imagino que no todos fueron así, había muchos curas sobrios que simplemente rezaban el nuevo oficio con el mismo espíritu. Pero sí que los "liberales" tenían licencia para cualquier pavada.
EliminarEn cambio en estos lares, los mayoría de los fieles no tenían la más mínima conexión con el rito, era una ceremonia misteriosa en la cual, sólo debía de entenderse la lectura del evangelio, el sermón, la elevación de la hostia y el momento de comulgar... luego... ni fu ni fa... si todas las viejas iban y rezaban el rosario (siempre mi vieja hace la mímica de que estaban "chu chu chu chu chu"). Y que de repente tenga lugar un rito que los incluía e interpelaba, del cual pudieran ser parte fue un bálsamo para toda aquella gente. Me atrevería a decir que los conservó en la Iglesia. Y luego las misas multitudinarias, los Congresos, Asambleas, todo eso, un nuevo cancionero, la introducción de las guitarras. Igual yo le tengo más bien enemiga a todo eso, aunque cultivo la escucha y ejecución de varias grandes canciones que han surgido en estos años, y si la guitarra está bien tocada, puede ser un bálsamo de espiritualidad... lamentablemente ya sabemos como es, la mayoría sólo hace "ta ta ta tan, chan cha chan cha chan". Pero buen... a los testigos de aquellas época les preguntás y no, salvo excepciones, ni a palos volverían a antes de 1965. El plebeyismo campando a sus anchas. Por eso es que el tradicionalismo tiene cada vez más fuerza (aunque también tenga sus peligros, que gente como Seba Randle tan bien sabe describir).
Buen, esto por ahora. Un abrazo y bendiciones!!!
Modernismo...Posmodernismo...y Metamodernismo.
ResponderEliminar.
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Metamodernismo
Vuelvo a insistir en lo que creo es importante, la función contracíclica de la religión, recordarle a los optimistas que el hombre es polvo, a los pesimistas que es más que eso. O como dicen los judíos, la religión está para incomodar a los cómodos y confortar a los incómodos.
ResponderEliminarExactamente... como decía Castellani sobre Kirkegord: la religión no es para consolar, sino para espantar... y después consolar a los que están espantados. jeje
EliminarBergoglio en el Ángelus en lugar de predicar la fe llamó a obedecer a Tedros...
ResponderEliminar"...los tiempos que se aproximan no serán de triunfos, ni de reinados sociales cristianos ni mucho menos de restauraciones masivas."
ResponderEliminarEn el corto plazo seguro, en el mediano no se. En el largo esto es incorrecto. Es necesario contextualizar sino ¿cómo encuadra esta visión con, sin ir mas lejos y entre otros temas que se han discutido en este blog, “al final mi Inmaculado Corazón triunfará”?
"Al final mi Inmaculado Corazón triunfará"... primero, esto es de una revelación privada, no de la Revelación Pública.
EliminarSegundo, ¿por qué habría de interpretarse en el sentido de un triunfalismo en este mundo, o sea en definitiva un milenismo carnal, en lugar de interpretarse como el triunfo de Cristo en su Segunda Venida y la Jerusalén Celestial?
Como dice Castellani, el cristiano debe ser, en cuanto a la infrahistoria o historia del "ciclo adánico", pesimista, porque sabe que acaba mal, con la gran apostasía y el reino del Anticristo; pero en cuanto a la suprahistoria, optimista, porque sabe que luego viene el triunfo definitivo de Cristo. Pero sin confundir los planos.
Bueno, justo Castellani, el milenarista...
EliminarCastellani no fue milenista, y si acaso, adhirió al milenismo espiritual, que tampoco es exacto decirlo, pues él mismo aclaró que no era milenista, porque había un pasaje que no podía comprender; esto está de su propia voz, en las grabaciones de sus conferencias sobre la Parusía.
EliminarHaga las necesarias distinciones, caballero anónimo.
Tolle, lege: www.academia.edu/76878794/El_Reino_de_mil_a%C3%B1os_Ap_20_1_10_Aportes_para_su_interpretaci%C3%B3n_Mons_M_A_Barriola_
EliminarNo se puede abrir el link.
EliminarY además, ¿qué pretende con eso?
El milenismo espiritual no está condenado.
Bueno, si no logra ingeniárselas para abrir y leer ese lúcido artículo, justamente crítico de la posición del P. Castellani, pues no me fío mucho de sus dotes y capacidades. Me parece que el asunto queda así concluido.
EliminarAhora el criterio es poder abrir un link...
EliminarBien vamos.
Menos mal que no se trata para nada de "mis dotes y capacidades", que usted lo lleve a ese punto sólo lo retrata a usted.
El milenismo espiritual no está condenado.
Castellani dijo de sí mismo que él no era milenista.
Esos son hechos.
Pues la incapacidad para dar con un artículo enlazado es bastante elocuente... Una planta, por ejemplo, no puede hacerlo. Si no entiende "el criterio", pues ha aportado una confirmación.
Eliminar¿Quién habló de condena? Castellani era partidario de cierto milenarismo: eso lo sabe cualquiera que haya ojeado sus escritos. Mejor que antes de seguir comentando sobre este punto mire ese artículo, a no ser que prefiera seguir dando golpes en el aire y comentando sin ton ni son.
Asunto con concluido.
EliminarUsted intepreta mal al Padre Castellani.
El Milenarismo no es un dogma de Fe.
Cuidado con leer cualquier cosa para tener Esperanza.
Mire, tal vez la incapacidad sea suya por no "enlazar" correctamente el artículo.
EliminarTal vez ni siquiera se da cuenta que en estos comentarios no se puede enlazar ningún link, hablando con propiedad, sólo copiarlo como texto.
En fin, ha estado divagando de lo lindo buscando una manera de hacerme quedar mal, con qué propósito, lo ignoro.
Por supuesto que siempre como anónimo, a lo mejor dar la cara le es muy penoso.
Vaya con Dios.
Estimado Andrés:
EliminarSe puede enlazar en estos comentarios y me consta que funciona el enlace que he puesto en mi comentario.
De cualquier manera, busque en Google lo siguiente: "Barriola, Academia, milenarismo". Calculo que le aparecerá el artículo de marras, como a mí al colocar eso mismo en el buscador. Al leerlo, se dará cuenta de que no he divagado con mis comentarios. Tampoco he tratado de hacer quedar mal sino a lo que entiendo que es efectivamente un mal, i.e., el error, dígalo quien lo diga.
Un cordial saludo y que Dios lo bendiga.
¡Cuántas verdades en tan poco espacio! No hay duda que el entusiasmo de un día suele ser pasajero.
ResponderEliminarSobre esta crisis de fe que hoy vive la Iglesia, la semana pasada Specola publicó que Salvador Bacardit, rector del seminario de Barcelona, se quejaba de que la mayoría de los seminaristas eran "integristas" atados a una Iglesia del pasado hoy felizmente superada.
A su vez, Religión Digital, el blog de Juan Carlos Vidal, también publicó con alarma -aunque desde otro ángulo- lo que Bacardit había dicho: "...hemos detectado (como si fuera una enfermedad) un giro a la derecha entre los seminaristas. Nos llega la gente que nos llega y tampoco podemos decir que no a los jóvenes más reaccionarios. Ahora bien, una vez dentro del seminario, nos preocupamos de que tengan una mirada más amplia, con un tono dialogante y una mentalidad más abierta a tanta diversidad de gente que hoy existe en nuestra sociedad actual".
O sea que para Bacardit esos seminaristas necesitan un lavado de cabeza para erradicar las ideas peligrosas con las que llegan fruto de una Iglesia intolerante que no entiende que el mundo de hoy ya no es el de dos mil años atrás.
Y lo peor es que la mayoría de los obispos del mundo están cortados por la misma tijera.
Los que piensan que esta crisis terminal es una más de las tantas que la Iglesia enfrentó y superó a través de su larga historia, están totalmente equivocados. Esta crisis no se superará sin un gran dolor porque ahora el enemigo está adentro. Y por desgracia son la mayoría, algo que nunca antes había ocurrido.
Lo único que se ve en el horizonte es un cisma colosal, el más grande de todos los tiempos porque Roma quedará en manos de los apóstatas y herejes, los mismos que hoy la conducen al abismo.
"Roma se convertirá en la sede del Anticristo", dice la Virgen de La Salette.
Pero todo está en el Plan de Dios, nosotros debemos perseverar hasta el fin, después lo mejor está por venir.
GASTÓN: También podría preguntarse si esos jóvenes conservadores y sus consejeros no sabían lo que se iban a encontrar en ese seminario, ¿cómo pueden ser tan ingenuos o tan temerarios como para no tener en cuenta la presión a las que les van a someter?, y una de dos, o buscar otro seminario donde les respeten o no entrar en ninguno.
EliminarEstimado Gastón
EliminarTiene razón en lo que dice, imagino que algunos de esos "reaccionarios" al darse cuenta que les querían lavar la cabeza habrán terminado por abandonar el seminario. En cuanto a los otros, no sé si a todos se las podrán lavar, porque cuando las ideas son firmes bien pueden fingir pero no cambiar de parecer hasta su ordenación sacerdotal. ¿Quién sabe?
GASTÓN: Gracias por su respuesta. El tema es complejo y muy vario. En Pamplona en años posconciliares entraron ese tipo de seminaristas que contaban con la hostilidad de sus profesores y el apoyo de directores externos. No sé bien qué resultado haya dado. La situación es complicada y quizás alguno de los que protagonizaron esa experiencia querría ilustrarnos al respecto
EliminarEn todo de acuerdo con usted. Y añadir que también en grupos de todo tipo ligados a la misa gregoriana, catecismo tradicional, etc., se encuentran desviaciones, peligrosos 'entusiasmos' y papanatadas varias que dañan profundamente a las personas, las pierden, las distraen o las confunden. Tenemos que estar vigilantes y obrar prudentemente, sobre todo los que tienen cargos de gobierno, para mantener a raya las tendencias sectarias.
ResponderEliminarSan Benito no era precisamente muy amigo del "compelle intrare" en sus monasterios: "A quien llega por primera vez a la vida monástica no se le conceda fácilmente la entrada sino, como dice el apóstol: Probad si los espíritus son de Dios" o " Adviértasele lo duro y áspero que es el camino hacia Dios. Si promete decididamente perseverar, pasados dos meses, se le leerá por orden esta regla y se le dirá: «Esta es la ley bajo la que quieres militar. Si puedes observarla, entra. Pero, si no puedes, vete con libertad»."
ResponderEliminarLo mismito que estos movimientos.
Quizás por esto su obra sobrevivió milenios.
Pues vea, Eck, lo que dice santo Tomás, que precisamente comenta eso de san Benito.
EliminarNo se entiende porqué los seguidores de Pablo actuales siguen insistiendo en las Instituciones.
ResponderEliminarLos tres primeros siglos del Cristianismo no fueron institucionales. (son siglos de tres generaciones)
La gran mayoría de los cristianos actuales no son institucionales .
Ciertamente, Wander da en el clavo cuando nos advierte sobre la necesidad de no poner en las emociones mundanas con el misterio de la alegría de origen divino. En efecto, cuando buscamos el sentido de la expresión castellana “entusiasmo”, nos encontramos con el significado: “Sentimiento muy intenso hacia alguien o algo que despiertan un vivo interés”, cuyos sinónimos se hallan en palabras como fervor, ardor, emoción, pasión, ánimo, exaltación, frenesí, enardecimiento, vehemencia, ímpetu, viveza, vitalidad, intensidad. Vale decir, el entusiamo es algo que se puede expresar con la devaluadora expresión “fuego fatuo”.
ResponderEliminarMas, el gozo, en sentido cristiano, debe entenderse como un fruto del Espíritu Santo. Así lo enseña Glt, 5, 22-23: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gál. 5:22, 23). A los que se agregan también la modestia, la continencia y la castidad. Dice Santo Tomás en S. Th. I-II, 70,3: “Al amor de caridad le sigue necesariamente el gozo, porque todo amante se goza en la unión del amado, y la caridad tiene siempre presente a Dios, a quien ama, según aquello de 1 Jn 4,16: El que vive en caridad permanece en Dios y Dios en él. De ahí que la consecuencia de la caridad sea el gozo”. Por esa razón, no se trata de una alegría que surja de la mundana evasión de todo dolor o fracaso, sino precisamente de saber sobrellevarlo con fortaleza de ánimo, fundado en la sobrenatural confianza de todo cristiano en Dios: “Alegraos siempre en el Señor, os lo repito, alegraos. Que vuestra comprensión sea patente a todos los hombres. El Señor está cerca. No es preocupéis por nada, al contrario: en toda oración y súplica, presentad a Dios vuestras peticiones con acción de gracias. Y la paz de Dios que supera todo entendimiento custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Flp, 4, 8-9). Luego, si la alegría es un don de Dios, sólo nos queda pedirla con fe y esperanza al dador de todo bien. Dios, testigo de nuestras vidas, está a la espera que, ahora y siempre, se la pidamos sin medida, para, forma de justo agradecimiento, agradar a Dios y al prójimo.
¡Dios, vela por tu Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!
Muchas veces ese entusiasmo viene golpeado por llamados los profetas de calamidades.
ResponderEliminarEstos profetas anuncian lo que va a suceder, no lo provocan. Sin embargo suelen ser castigados por realizar sus anuncios, como si fueran los causantes de lo que se anuncia.
Estos profetas suelen ser también acusados de no tener una visión sobrenatural. Los que esto acusan tienen una visión ideológica, mágica y voluntarista que nada tiene de sobrenatural.
Con ese entusiasmo se pensó que con el Concilio se inauguraría la primavera de la Iglesia.
Necesarísimo comentario.
EliminarLos "profetas de calamidades" lo son a su pesar, y encima cargar con un oficio sumamente ingrato, porque los tildan de "pesimistas" y los persiguen de muchas maneras, condenándolos al ostracismo por no ser "santos alegres".
GASTÓN: Profeta de calamidades lo fue Cristo que anunció, entre otras, la ruina de Jerusalem. Y lo de maltratar de diversas formas a dichos profetas de calamidades viene de la noche de los tiempos cuando los paganos al recibir una mala noticia la primera medida a tomar era matar al mensajero. Y, aunque entremos en otro tema, las presiones que sufrieron las niñas de Garabandal nacían también de determinadas profecías como que a la Eucaristía se le dará cada vez menos importancia y que, inconcebible en los años 60 de "primavera de la Iglesia" y "nuevo Pentecostés" se iba a cumplir masivamente pocos años después
EliminarY sí, bajar de categoría desde Iglesia universal todopoderosa a secta de raritos que se esconden en las catacumbas es doloroso. Pienso que los que quieran mantener la fe tendrán que recuperar las estrategias de los primeros cristianos frente a un estado omnipresente como el futuro donde las libertades estarán cada vez mas restringidas por las razones que se les dé la gana al sistema global imperante. Vamos hacia una sociedad que ni Orwell llegó a imaginar en su totalidad. Se necesitará mucha astucia y poco entusiasmo adolescente para perseverar.
ResponderEliminarPienso que es fundamental respetar el espacio personal y la más estricta libertad de las personas que están pensando o pueden plantearse una vocación de entrega total a Dios en el celibato. Esa es la gran diferencia con otras vocaciones, de forma muy clara, no nos podemos engañar: la entrega de la posibilidad de vivir un amor humano y formar una familia. Y si se resienten los números, que se resientan. Lo contrario es jugar con las personas y genera dolor y resentimiento. Quizá se pueden revisar los procesos de discernimiento vocacional (de nuevo)... Y que esos procedimientos no queden sólo en un papel. No olvidemos tampoco que esos procedimientos los aplican personas que pueden tener un criterio o actuación desordenados, y que eso también se debe controlar. Esto es fundamental para cualquier instituto, prelatura, congregación...
ResponderEliminarInteresante debate. No creo que las tesis de Caminante Wanderer y Vigilius sean incompatibles, ni sus diferentes visiones con la interpretación que de Bergoglio hacen Loris Zanatta o Sebreli. Francisco puede al mismo tiempo ser un pícaro ávido de poder, defender una determinada teología sobre la creación, la encarnación, la historia de la salvación y el lugar que ocupa el hombre en el plan salvífico, y abogar por la teología del pueblo y por un populismo nacional-católico de raíz argentina.
ResponderEliminarDonde existe una contradicción es en el propio pensamiento bergogliano, pues defiende la inclusión y la fraternidad natural universal, pero tiene sus enemigos, que son, desde el punto de vista teológico, los tradicionalistas y, desde el punto de vista religioso-político, el antipueblo y los liberales económicos y políticos, incluso la clase media, a la que creo que detesta.
Hoy en día muchas personas muy católicas se casan y no perseverancia en el matrimonio, y eso no quiere decir que no tenían esa vocación.
ResponderEliminarHoy en día hay una enorme falta de perseverancia en cualquier vocación, y ese es un problema que va más allá del tema del discernimiento vocacional.
Hay un clima social que atenta contra la responsabilidad y que la gente, incluso católica, se contagia después de haberse comprometido bien en la vocación.
Es muy indicativo el momento en el cual se abandona la vocación.
Una cosa es un matrimonio o sacerdocio que dura 2 años, otra uno que dura 20.
Ya empezamos con la moralina kantiana y voluntarista de los conservadores.
EliminarTal cual, si una muchacha es meloneada por un cura que ve que "tiene vocación" o la amenaza con irse al infierno si no acepta el llamado, el remedio es que la muchacha persevere toda su vida sofocando todo movimiento interno que le pida otra cosa.
Y al cura ¿qué? ¿Lo canonizamos?
No es un problema, en primer lugar, de voluntad. Si no de conocer la realidad y conocerse a sí mismo. Eso puede tomar, para algunas personas, años. Y apurar una supuesta vocación no ayuda, empeora el proceso.
Centrémonos en la vocación al matrimonio.
EliminarEs ridículo pensar que todos los que se divorcian en el ambiente católico practicante (progres y no progres) no tenían vocación al matrimonio.
¿Por qué se divorcian? ¿Tomaron rápido la decisión? Si se casan bien pasados los 30. ¿Querés que se casen a los 75?
No es un tema de voluntad ni de discernimiento. El tema principal es que la cultura de la sociedad actual quita la fuerza de la responsabilidad necesaria a toda vocación. Cualquier cosa que no te gusta te hace decir que no y dejás todo. Tenemos menos fuerza que una gelatina.
Estimado, creo que la cuestión está mal planteada. Lo que no existe es la vocación al matrimonio, o la vocación a la vida religiosa o la vocación a la vida célibe. Esas son pamplinas inventadas por los curas. Lo que existe son decisiones libres que toma cada persona, de acuerdo a su real saber y entender, y de acuerdo a las circunstancias de su vida, iluminada si está dispuesta, con las luces del Espíritu Santo. Y se acabó. Lea la Regla de San Benito, o los Apotegmas de los Padres, y dígame si ellos hablan de "vocación a la vida monástica". La vocación, en todos caso, es a la vida cristiana.
EliminarEstimado Wanderer.
EliminarNo entiendo el sentido de su comentario. No sé si la regla de San Benito expresa la elección de un monje en particular como aceptación de la vocación monástica o si usa la expresión vocación monástica.
Pero sí lo hace el cartujo que ha citado en la entrada. En las dos citas usa la expresión vocación.
Por eso. ¿A qué apunta usted con este comentario?
Estimado, no se trata de una cuestión semántica. Ciertamente que se puede utilizar, y está bien hacerlo, la expresión "vocación". El problema es el abuso que se ha hecho de ella al querer presentarla como un llamado misterioso, que nadie sabe bien cómo definirlo y qué características asignarle, por el cual Dios llamaría a cada uno a un estado de vida determinado. La cuestión la discutimos largamente en este blog.
EliminarEn mi opinión, Dios nos llama a todos a la perfección cristiana en el momento del bautismo. Y, por eso mismo, Bouyer afirma con razón que todos los cristianos tienen "vocación" a la vida monástica. De qué modo cada uno de nosotros realiza en su vida esa perfección o responde a ese llamado, no depende de Dios, sino de nosotros porque para eso Dios nos hizo libres. Es nuestra voluntad la que decide de qué modo imitamos mejor, según nuestras características y circunstancias personales, al Maestro.
Pero la verdad es que no creo para nada que haya una misteriosa "vocecita" que llama a algunos al matrimonio y a otros a la vida consagrada.
Es que usted centra la cuestión en la falta de compromiso. Creo que más importante y anterior es preguntarnos ¿para qué hacemos lo que hacemos? ¿Qué es lo bueno? Lo planteo en líneas generales para no escribir mucho. Cada caso de la vida planteará una pregunta distinta.
EliminarClaro que habrá casos en los que mejor será cumplir con un compromiso aunque no entendamos bien por qué. Pero lo primero es dar razones, plantear preguntas, ver la realidad en todas sus variables, reconocer que para algunas cosas no tenemos respuestas, etc, etc. La voluntad puede tardar años en moverse al bien, ¿qué le vamos a hacer?
Por otro lado, si el problema es principalmente la falta de compromiso. ¿Qué propone como solución? ¿Contar cuentos con moralejas? ¿Excomuniones para los que no asumen compromisos? ¿Gritar fuerte por las calles "comprometanse"? ¿Cómo piensa que hay que mover a los demás a mantener sus compromisos?
No es que haya "falta de compromiso".
EliminarLa gente se compromete (nos comprometemos) y hasta el fanatismo, con muchas cosas... sucede que la mayoría de esas cosas son malas, desviadas del Bien Supremo.
Soy Fanático de Dios, que hay de malo con eso Andres ?
EliminarQué barbaridad dice Wanderer. Sin una cierta gracia actual que mueva a ello, nadie debería tomar la decisión ni de casarse ni de entrar a un seminario. La sola voluntad de hacerlo es pelagianismo. Los apóstoles no entraron a los 12 por un movimiento de la propia voluntad, sino por la respuesta a la llamada de Jesús. Y en tanto que la Iglesia es apostólica, todos los estados eclesiales deben seguir el patrón apostólico de llamada y seguimiento. Otra cosa es no confundir vocación con entusiasmo.
EliminarAnónimo 22:50
EliminarSi usted es "fanático" de Dios, lo malo es el fanatismo.
Dios no quiere fans, quiere hijos.
Si es realmente fanático, de seguro no es de Dios, sino del "Dios en su mente", o sea de sí mismo.
Me interesaría un artículo sobre la vocación pienso igual que usted, Wanderer. Hay gente en la tradición que piensa que existe la vocación a la vida de laico, y que, por lo tanto, deben emplear sus talentos para convertir a los mundanos. Se suele dar en mujeres, que de esta forma libremente rechazan una vida más perfecta que es la religiosa porque creen que su vida secular es "una vocación". Esta certeza le viene de ver que su trabajo en el mundo da resultado: por ejemplo, tienen cuasi conversos que "se empiezan a preguntar por la existencia de Dios". Esta voz les hace reafirmar su vocación, e invitan a otros a hacerlo, alejando quizás a las almas de la vida religiosa. Tan sólo es mi parecer
EliminarHola Wanderer. Es un tema el de las "vocaciones".
ResponderEliminarMuchos de los que aca estamos habremos pasado por experiencias en nuestros años mozos.
En mi parroquia veo muchachos solteros, si novia, que se toman en serio la Fe, y que pienso: que lindo seria que se entreguen a Dios consagrándose en el Sacerdocio o en alguna religión. Chicos normales, que estudian, o trabajan. No bichos de sacristia.
Pero, por otro lado, viendo el panorama, y llegado el caso que alguno me preguntara: donde recomendarles ir?
Juancho.
¿En serio Juancho? ¿Usted tiene fantasías fruitivas viendo jóvenes que cree deberían hacerse religiosos?
EliminarHay alternativas válidas al matrimonio y a la vida religiosa. Mire a (San) Giuseppe Moscati, por no nombrar otros casos que existieron y existen. Deje en paz a la gente.
Anónimo del 27/8 14:01
EliminarFantasías fruitivas? Dejar en paz a la gente?
Me parece que las fantasías son suyas.
A nadie dije jamás una palabra de nada.
No sea irrespetuoso.
Juancho.
Esa vocación nde laicos consagrados en un invento del.hombre moderno para no ser religioso.
EliminarNo existe en la historia de la Iglesia
Estimado, debo contradecirlo. La historia de la Iglesia está plagada de laicos y laicas que, sin ser religiosos, vivieron consagrados a Dios, formal o informalmente. El consejo paulino: "Digo a los célibes y a las viudas: Bien les está quedarse como yo" (I Cor. 7,8), es claro: el Apóstol no aconseja a los laicos célibes hacerse religiosos o sacerdotes; simplemente permanecer en ese estado. Y aclara que es un consejo y no un mandato.
EliminarY por eso mismo, como dije arriba, la historia de la Iglesia conoce muchísimos casos de ese tipo: desde San Alejo, en los primeros siglos, pasando por San Roque, en la Edad Media, y San José Moscatti en la época contemporánea. Y si quiere explorar el caso de las mujeres, encontrará muchas más.
¿Para qué cree usted que están las órdenes terceras?
EliminarCon Juan Pablo II se vieron pocas sotanas. Se preferían los trajes clericales negros, bien con la chaqueta cruzada (Legionarios de Cristo) o sin cruzar (Opus Dei).
ResponderEliminarhttps://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=50266
ResponderEliminarEn sintonía con las entradas anteriores de este blog
Una vez, en una pausa de un retiro que yo predicaba para chicas de un colegio de monjas, siento que hacían que TODAS la chicas cantaran a voz en cuello: "El entusiasmo de la vocación no va a pasar .... no va pasar...."- Además de observarle a la religiosa encargada que estaba cambiando el tono recogido del retiro con esos cantos y palmas al tono, le dije que no veía correcto hacerles declarar vocación religiosa a todas las chicas y de esa manera tan superficial. Me respondió: "del montón alguna queda". Ahí me dije a mi mismo: apaga y vamos. p. CMD
ResponderEliminarY pensar que hace unos años el entonces Primado de Argentina JMB condenó como blasfema la muestra de arte de León Ferrari..
ResponderEliminarMejor todavía, le pedían que condene a quienes atacaron la exposición blasfema y no lo hizo
EliminarEn otros posteo lo aclaramos.
ResponderEliminarNo es solamente el sube y baja del mercado de las pasiones lo que declinó al cristianismo y en particular a la Iglesia Católica.
Es el ejercicio institucional sistemático del DOBLE DISCURSO , actualmente denominado " doble vara " .
Como por ejemplo rezar por los ancianos y cerrar el Geriátrico de Lourdes de Mar del Plata en plena crisis financiera del año 2023.
Ese Geriátrico era la única oferta Católica y el más antiguo de una ciudad que hoy tiene cerca de 1 millón de habitantes, con lo cual también acabaron con 90 años de historia.
Que tienen que ver los pobres jubilados del Lourdes ? Con la Vocación?
EliminarEso de oferta no va con nosotros, nosotros hacemos obras de Misericordia amigo, los geriátricos otro invento moderno y liberal.
Todo esto es verdad, excepto una cosa, lo que decía S. Pablo a propósito de los que hacían dejación de sus deberes en el mundo porque creían la Parusia ya cercana: "el que no trabaja que no coma", porque pese a la oscuridad de esta hora, no hay motivos para encerrarse en el Cenaculo y poner la luz bajo el celemín. Dar testimonio es salir al mundo.
ResponderEliminar¿Entonces las legiones de monjes, muchos de ellos santos, que pueblan los siglos de la historia, no fueron sino unos cobardes que se encerraban en el claustro y escondían la luz bajo el celemín, dado que huyeron del mundo?
EliminarLa vocación monástica es siempre válida, siempre actual. Y no se caracteriza, precisamente, por "salir al mundo"...
¿Y qué es "salir al mundo", y qué es "encerrarse en el Cenáculo"?
EliminarUno que cree que los monjes no hacen nada
EliminarNo me refería a los monjes, sino a los que creen innecesaria la necesidad de un compromiso institucional por la edificación de la Iglesia, y en cambio promocionan las consagraciones privadas, casi como vía preferible.
EliminarQue todo bautizado tenga vocación a la vida religiosa, o a lo menos a los consejos evangélicos, es la enseñanza de San Pablo y es lo que siempre ha enseñado la Iglesia. Es precisamente desde el CVII que se ha hecho de menos esta enseñanza de la fe. Otra cosa es que haya que ser cuidadosos a la hora de convencer a la gente a hacerse curas o entrar en institutos religiosos, pues en estos la infidelidad a los votos no sólo hace mal a la salvación individual sino a toda la Iglesia. No en vano San Ignacio prohibía terminantemente que se propongan la vocación o los votos en los ejercicios espirituales. Pero de ahí a negar la enseñanza unánime de los Padres y Doctores hay un trecho.
ResponderEliminarSe cierra el seminario en San Luis?
ResponderEliminarefectivamente la iglesia no volverá a ser la misma, por ende;
ResponderEliminar-los tradis tienen que olvidarse de restaurar la iglesia de pre-concilio vaticano ii.
-los neocones, deben aceptar de una vez por todas la gravísima crisis que esta reduciendo la iglesia a escombros, y dejar cierto triunfalismo torpe y arrogante heredado de la era de juan pablo ii.
-los progres, aceptar que ya su tiempo ha finalizado y que su extinción sera inevitable, ejemplo de ello, sus mas destacadas figuran ya pasan los 70 años de edad o ya han muerto.
-y en cuanto a los católicos en general, prepararse para una iglesia bastante reducida como nunca antes, con diócesis considerablemente mas pequeñas o incluso diócesis extintas.
Diócesis extintas!!
EliminarNunca me puse a pensar esto, pero es una terrible realidad.
Me da temor y temblor!!
¿Y qué pasa con los malvados jesuitas?
EliminarNo querrá usted que sigan sembrando el mal...
Siguiendo su idea, sería mejor que San Ignacio no creará dicha orden ?
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