Todos conocemos al obispo Gustavo Zanchetta, y datos sobre él pueden encontrarse profusamente en Internet. Hagamos una síntesis: sacerdote de la diócesis de Quilmes luego de haber sido formado por los capuchinos, siempre fue particularmente cercano al cardenal Jorge Bergoglio. Muy poco tiempo después de que éste fuera elevado al pontificado romano, lo eligió obispo de Orán. Fue una de sus primeras nominaciones episcopales. Apenas conocida la noticia, un grupo importante de sacerdotes de Quilmes envió una carta a Francisco cuestionando al P. Zanchetta: según afirmaban, no tenía condiciones para ser obispo. Y enumeraban sus faltas: habría ofrecido a una persona un trabajo en un colegio de Florencio Varela “a cambio de algún servicio” y abusaba de seminaristas que estaban bajo su mando. Y además de esos abusos de poder y sexuales, era también acusado de protagonizar varios “desmanejos económicos”. Por supuesto, a Bergoglio le importó un bledo y fue igualmente consagrado y entronizado.
Pero no duró mucho en su sede. Cuatro años después renunció aduciendo una grave enfermedad para la que fue a buscar cura a ¡Corrientes! Todos olieron gato encerrado y lo había: El secretario del obispado de Orán denunció al obispo puesto que encontró en su celular, además de pornografía, varias selfies de Zanchetta en las que aparecía “desnudo, mostrando sus genitales y en actitudes masturbatorias”.
Algún tiempo después, la denuncia la hicieron dos seminaristas de la diócesis de Orán. Aseguraron haber sido abusados sexualmente en retiradas ocasiones por su obispo. Los relatos son escabrosos. Zanchetta huyó a Roma. Allí, el Papa Francisco, en vez de mandarlo de regreso a que afrontara sus delitos, lo designó asesor de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, con un suelo de varios miles de euros.
Pero la presión fue demasiada y Zanchetta tuvo que volver a Argentina y afrontar el juicio en su contra. Fue hallado culpable de abuso sexual agravado y condenado a cuatro años y medio de prisión efectiva. No duró mucho en la cárcel común. Pronto le fue concedida la prisión domiciliaria en el convento de las Concepcionistas de Orán.
Pero las cosas volvieron a cambiar. Los aires del norte argentino no le sientan bien a Su Excelencia y tiene problemas de salud: es hipertenso; una enfermedad, como todos sabemos, gravísima y muy rara, por lo que no le ha quedado otra opción que hacerse tratar en… Roma, pues allí donde tiene a sus médicos de confianza. Parece una broma pero es real: así lo anuncia un medio de prensa de Orán, que no hace más que confirmar lo que sabíamos desde hace algunos días: Mons. Gustavo Zanchetta ya estaría en el Vaticano, o estaría a punto de viajar a Roma, protegido nuevamente por el Papa Francisco.
Me tienen sin cuidado las oscuras maniobras que se habrán realizado con la justicia de Salta para permitirle a un condenado y encarcelado un viaje al extranjero con el peligro cierto de fuga. Sabrán los jueces lo que hacen. Lo que me preocupa, y lo que da mucha bronca, es el doble discurso de Begoglio y la doble vara para medir.
Ya dimos cuenta en este blog lo ocurrido con el ahora Sr. Principi, y pocas semanas después aparece el caso de Zanchetta. “Tolerancia cero”, es la divisa pontificia. Y ciertamente esa es la tolerancia para sacerdotes un pocos trastornados como el P. Fernando Cornet, excomulgado la semana pasada por negar la legitimidad de Francisco. Tolerancia cero tuvo también Mons. Pedro Martínez cuando decidió que las mujeres no podían ser monaguillas, y se le exigió la renuncia a su diócesis. Tolerancia cero tuvo Mons. Strickland que afirmó que algunos aspectos de las doctrina enseñada de Francisco era contraria a la doctrina secular de la Iglesia, y fue expulsado de su diócesis. Y podríamos seguir aumentando el listado de misericordiados por razones similares.
Sin embargo, los acusados y condenados por abusos sexual tienen tolerancia 1, o 2 o 3,5. En esos casos, la misericordia pontificia se despliega en todo su esplendor, como el plumaje de un pavo real. Basta recordar el caso McCarrick: ¿cuánta presión y cuantos años debieron pasar para que finalmente ese monstruo fuera desposeído de su cardenalato?
La vara pontificia se tuerce fácilmente cuando el reo es culpable de ciertos delitos y, mucho más cuando, además, es cercano al afecto pontificio.
Lo que se dice "Un obispo pobre, para los pobres"...
ResponderEliminarEsto si que es un pastor con olor a oveja.
El daño que le están haciendo estos sujetos a la Iglesia es enorme.
Eso sucede porque los sodomitas son los favoritos del papa Bergoglio. Dios tenga piedad de nosotros.
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ResponderEliminarEl Papa Jorge es lo que es.
Un tirano, en la historia universal siempre los tiranos se rodearon de personas con pecados capitales a la vista.
Acaso alguien puede esperar algo bueno de Francisco ?
Hoy nada me sorprende de Francisco.
Siempre parecen ir ligados, en el caso francisquista, casual o causalmente, los afectos desordenados y abusos homosexuales con el afecto pontificio...
ResponderEliminarHay que preguntarse seriamente qué tendrá Zanchetta parta ser tan coccolato.
EliminarQue tal si Dios dijo : hay que acabar con la Iglesia Católica?
ResponderEliminar.
Cual es la más eficiente vía? : los idiotas útiles!