Tollers: Dicen
que cuando los guardias del campo vinieron a buscarlo a Dietrich Bonhoeffer
para su ejecución, le dijeron “hoy es tu último día” y que él respondió muy
suelto de cuerpo, “no señor, es el primero”. ¿Ud. cree eso? Hay días en que se
me hace difícil…
Lupus: Siempre me despertaron interés los
epitafios y las últimas palabras de los hombres. En uno de sus últimos sonetos,
Quevedo le dijo a la muerte, apurándola: “Ven ya, miedo de fuertes y de
sabios”. Bernard Shaw, en cambio, había preparado unas palabras que nunca llegaron
a inscribirse en su lápida: “Sabía que si permanecía el tiempo necesario, algo
parecido a esto me ocurriría”. Al estilo de Groucho Marx: “Perdónenme si no me
levanto”; o como ese chistoso que en un cementerio de Georgia escribió, sobre
el mármol de otro: “Te dije que estaba enfermo”.
No es cosa liviana, ni la muerte
de la historia, ni la muerte personal, aunque a ésta debamos tomarla un poco en
broma... a veces. Quien sabe aprovechar el tiempo final, puede ordenar mejor la
ganancia de la jornada. Y salvo los niños, todos tenemos tiempo, aunque dejamos
esa tarea para lo último. Camino del ocaso, que es ahora mismo, quizás convenga
recordar los días finales de Chesterton. Hacía constantemente la señal de la
cruz: en el aire con un fósforo al encender un cigarro, en las puertas de los
cuartos, sobre las tazas de café; en todos lados veía el signo, en las ramas de
los árboles, en las estacadas. De regreso de un último viaje a Lourdes y
Lisieux, cuenta Maisie Ward que “entró finalmente en el ensueño de este mundo”,
y sólo se despertó una vez más para decir eso que ya conocemos: “El asunto está
claro ahora. Está entre la luz y las tinieblas, y cada cuál debe escoger su
lado”. No tengo ninguna duda de que el último día es el primero de una vida
infinitamente distinta, pero antes cada uno tiene que decidir, jornada por
jornada, de qué lado está. Ambas cosas, el fin y la tensión del fin, nos ponen
del otro lado de la amargura.
Tollers: Sí.
Pero confieso que me he pasado la vida bamboleándome entre dos extremos, pues
cuando finalmente llego a convencerme de que me voy a morir―y que conviene que
me muera bien―rápidamente aparece
otro enemigo: se me presenta con gran fuerza la sensación de que todo es al
cuete, que nada vale la pena…
Lupus: Espero que no me malentienda, Jack, ni
usted ni nadie. No pretendo ser maestro ni psicólogo de nadie. Me precio de ser,
a veces, un buen... no sé, compañero de pabellón. Ya sabe, para un loco no hay nada
mejor que un colifa. Me parece que el primer punto a definir es éste: necesitamos
la soledad, pero esa soledad tiene su precio. No podemos vivir sin Dios y no
podemos quedarnos mucho tiempo a solas con Dios. Es de monjes, de eremitas, de locos.
En el Deuteronomio hay un elenco de maldiciones para el pueblo que transgrede
la ley; una de ellas dice: “Yahve te herirá con locura”. Y señala Eurípides:
“Los dioses vuelven locos a los hombres antes de destruirlos”. El mismo Homero
nos presenta a un Áyax trastornado masacrando ovejas, bajo la convicción de que
son soldados enemigos. Y al recordar esto, uno viene a pensar en el Quijote y
los molinos adversarios. ¿Qué es esto de que Dios te castiga con “locura”? Porque
nosotros definimos a un loco como a alguien que “perdió la razón”. Pero la fe, ¿la
gana? En todo caso, ¿la gana siempre, en todo momento? De no ser así, ¿qué
clase de locura supone?... Ay, en la que me estoy metiendo... Si el modo de
sobrevivir a los variados desquicios interiores es, por lo general, aplicarse a
la razón, ¿qué razón le aplico a una mujer que es Madre de Dios y Virgen
Inmaculada? Encuentro el sosiego en la reflexión filosófica, que trato de
aprender y dominar, mas ¿con qué lógica encaro la resurrección de la carne
muerta? Nos mantenemos más o menos estables, en nuestro medio cotidiano,
tratando de socializar con los demás, pero ¿dónde estarán dentro de un siglo
todos esos desconocidos?
Vivimos entre lo visible y lo
invisible, entre bibliotecas interminables y desconocimientos inmensos. Es
fácil hablar de una relación “armónica” entre fe y razón, pero lo que comúnmente
hacemos es volcarnos del lado de la razón, a fin de mantener el equilibrio. Cuando
nos inclinamos hacia la fe... precipicio a ambos lados. Santo Tomás nos dio el
mejor empujón, al avanzar decidido hacia la fe sin dejar que la razón se tuerza,
pero en el final dejó inconclusa su obra. No pudo ni quiso escribir más. Claro,
lo suyo no era un manual. Tensó la inteligencia a un límite sobrehumano y Dios
le permitió “ver”. Se nos recuerda, para afirmar la primacía de la fe, que la
razón natural, sin la revelación, sólo después de mucho tiempo y con mucho
esfuerzo habría podido alcanzar apenas algunas verdades... Está bien, pero
¿cuántos hubieran hecho el esfuerzo? ¿Y cuántos hubieran hecho el esfuerzo
correcto? ¿Y de cuánto “mucho tiempo” estamos hablando? Somos benevolentes con
el poder y el alcance de nuestro entendimiento. Lo cierto es que, de haber
contado sólo con la razón natural, y de haber podido alcanzar esas pocas
verdades elementales con el auxilio de la filosofía y de las ciencias, al
presente permaneceríamos paralizados delante de incógnitas devastadoras.
Queremos las mejores respuestas, pero ni siquiera somos capaces de hacer buenas
preguntas. Dios las hace por Job. Y como es Dios el que pregunta, en la
pregunta está el germen de una respuesta segura, pues siempre excede nuestra
razón pero la encamina.
La razón, sin la fe, termina estableciendo,
conscientemente o no, la primacía de la materia. Queda lisiada y en chaleco de
fuerza, mirando a la muerte, y a veces a la misma existencia terrena, como a
una puerta negra y maldita. Así, el nivel óptimo de la vida consistirá en tener
un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. A la fecha, parece que muchos se
conforman con el libro. ¡A quién se le habrá ocurrido incluir la literatura!...
Pero el alma, ese órgano que desespera a los racionalistas, está atado con hilo
de oro a su verdadera casa. Ahora bien, para no ganarme nuevos enemigos, entre
ellos los atropellados críticos de nuestro entorno, debo añadir que la fe, sin
la razón, no logra vincularse a la realidad y al cabo se dirige al repudio de
la inteligencia, de la doctrina, de la tradición y de los maestros. Transforma
la vida cristiana en una pastoral sensible y liviana, ajena a la trascendencia
de la creación y más bien absorta en el fruto de su propio impulso emotivo.
Volviendo al tema, si me ciño a
la verdad, la expreso y la sostengo, ¿por qué sigo inquieto, dubitativo,
angustiado? Porque no puedo convertirla en mi realidad. Apenas en parte, nunca en
todo. Porque no es todavía mi realidad. Y en lo poquísimo que puedo, se me
presenta el obstáculo más difícil: yo. No los demás, sino yo. Al contrario, los
demás, muchas veces, me quieren ayudar con ese obstáculo que soy yo mismo. Aún
así, están esos malos días en que parece que todo es mi vida interior versus los otros. Pese a todo y más allá
de todo, esos otros, los demás, sobre todo los seres queridos, no son el
obstáculo. Si los pierdo, me pierdo. Vuelvo al mismo manicomio, pero a una
habitación solitaria y con candado. Huye el día, y en el punto más negro de mi
soledad, ¿por qué Dios me deja tan solo con tanta miseria mía? Mis justificables
faltas, mis exámenes de conciencia, debidamente racionalizados... Bueno, no sé
bien adónde llegamos con esto... Decía Tertuliano: “Habiendo sido sepultado,
resucitó; cierto es porque es imposible”. Vivir en la fe, o sea “armonizando”
la razón con la fe, es cosa de locos, aunque vale la pena. Es dudar, es fallar,
es perdernos y quedarnos solos. Es embestir al viento, es la torpeza de matar a
la oveja y dejar en paz al lobo. Y el mismo Dios que me salva, a veces permite
mi destrucción. Pero es también todo lo que nos fue dicho y no vemos, todo lo
que nos fue prometido y todavía no alcanzamos, todo lo que se nos dio como certeza
y no entendemos. El camino cristiano empieza por una introducción a los
misterios. Cumplido ese período iniciático, y a la par de la vida sacramental,
la inteligencia necesita profundizar en esos misterios. Cuanto más
profundizamos, más difícil se nos hace; y cuanto más difícil se nos hace, más profundo
entramos. En más de una de estas provincias de misterio, la razón no resiste. Y
duda. Se enzarza. En ese momento lo único que queda es sacarse los zapatos,
callarse y escuchar. Y obedecer. Ser dócil a la tradición, a la Iglesia de
siempre, la Nave que no naufraga. Ir en la fila solo y silencioso, caminando
despacito, al encuentro del misterio de los misterios encerrado en esa diminuta
forma, la única que contiene todo lo bueno visible y posible y el cielo
infinito que no vemos ni con la imaginación. Cargamos en nuestra razón lo que
está más allá de la razón y de la sepultura, lo que es cierto porque es imposible.
De eso vivimos. Poco cielo quedaría si lo entendiéramos. Triste dios el de
quien cree que hay que apurarse a encontrar todas las respuestas.
Tollers: Sí…
daría la impresión de que nuestra religión es más bien de preguntas que uno
tiene que aprender a hacer y a hacerse. Y hay distintas formas de interrogar,
la música sin ir más lejos, parece una gran interrogación… Hablando de lo cual,
¿qué música le gusta y por qué?
Lupus: Durante mi juventud había mucho rock
alrededor, pero me incliné para el costado que incluía baladas y un
romanticismo sencillo. Necesitaba algo más melódico y apacible. La música folklórica
me gusta, no sólo la argentina; mucho y cada vez más la céltica, y también la
clásica, sobre todo Mozart y Wagner. A veces se me da por escuchar música
sacra, pero es demasiado lo que desconozco. También el blues y el jazz. En
fin... El amigo de Ens es como un
explorador que ofrece muchas melodías, ritmos y voces que me atraen: música ajena,
recóndita, a la que no estamos acostumbrados. Mi oído siempre está atento.
Salvo unas pocas excepciones, de cada estilo obtengo algo.
Tollers: ¿Por
qué le interesa la ciencia-ficción?
Lupus: En primer lugar, porque encuentro allí algunas
pistas cautivantes y curiosas, esa suerte de futurología de corte científico-social
asociada, de algún modo, a las profecías; en segundo lugar, porque su objeto principal
es importante para el análisis, ya que consiste en una realidad turbia e
imparable, a saber, la del avance tecnológico, que ya es el primer tesoro del
hombre, y la obvia insensatez del cientificismo, su increíble fatuidad. Confieso
que es para mí una afición algo desajustada, ya que cualquier fórmula física o
matemática hace que me sienta parte de una fila de pollitos. Lo cierto es que mi
interés nació de modo infantil, y mi padre tiene mucho que ver con esto. Era un
hombre de lecturas variadas, por no decir incompatibles, que iban desde el
imperio romano, las guerras mundiales y las peripecias de los exploradores
hasta las guerras de robots o los cuentos de ultratumba. Usted menciona la
ciencia ficción, pero le puedo sumar el género fantástico, la novela gótica,
las novelas policiales, el mundo artúrico, los relatos de viajes y aventuras. Como
a muchos, siendo niño me fascinaba el hecho de la lectura nocturna, a
escondidas. Cuando el día se daba por terminado y había que apagar la luz, yo comenzaba
un viaje fantástico, provisto de un libro y una linterna, a bordo de la frazada,
más bien debajo de ella. La noche silenciosa y prohibida era un momento
esperado. Papá sabía mi secreto, claro; sabía que ordenarme apagar el velador
formaba parte del ritual.
En esos años, de los diez a los
quince, creo que leí todo de todos: Salgari, Verne, Stevenson, Defoe, Burroughs,
Howard, la entera colección Robin Hood... bueno, casi entera: odiaba las novelas
del tipo Hombrecitos. También
compraba y canjeaba revistas: El Tony,
Fantasía, D’Artagnan, Patoruzito. Mi padre me conseguía los libros de Tintín,
de Asterix, incluso a fin de año esperaba ansioso el Libro de Oro Patoruzú, y él no me fallaba... ni se fallaba. Devoraba
todo, pero siempre quería más, así que se sumaron Bradbury, Asimov, Clarke,
Lawhead, Lovecraft, Poe, Dickens, muchos otros. A la vuelta de la esquina me
encontré con Aslan, Frodo y el Padre Brown, lo que era inevitable, gracias a
Dios. Tampoco quiero olvidarme de lo que significó Hugo Wast en mi
adolescencia. En fin, todo esto que le menciono va más allá de un rumor de la
infancia: es un recuerdo muy vivo y activo en mí. Conservé la mayoría de esos
tesoros, se convirtieron en el paisaje de mis hijos y espero que prevalezcan. Cuesta
poco entender por qué soy un defensor de Harry
Potter, historia que también leí con placer, pues trajo de regreso un poco de
fantasía a la ciudad electrónica. Los niños deben poder habitar estos paisajes
encantados.
No es sólo la ciencia ficción lo
que me interesa, como ve. Reconozco, sin embargo, que encuentro en este género,
o subgénero, ese especial claroscuro que le mencioné y que mantiene despierto
mi interés. Y por supuesto, porque me divierten mucho los viajes en el tiempo. Pero
ya me extendí demasiado y estoy seguro de haberle dado una pésima respuesta.
Tollers: De
ningún modo, al revés. Querría saber más sobre su infancia, el barrio, el
colegio al que fue, las maestras, sus hermanos, las vacaciones, navidad, etc…
(y quizá me quiera hablar de su primera novia).
Lupus: Pero esas son muchas preguntas
personales, Jack. Mire usted: paró de llover, se nos acabó el cognac... y me
parece que ya tuvo bastante de Lupus el esforzado lector que haya llegado hasta
acá. Es el momento de agradecerle su paciencia y delicadeza para llevarme a
recorrer estos temas.
Antes que a Dietrich podría haberlo puesto de ejemplo a Rudolf...
ResponderEliminarEl que más me gusta es el epitafio atribuido al propio poeta:
ResponderEliminarMantua me vio nacer, me raptó Calabria y ahora me hospeda Nápoles; canté los pastizales, los campos, los guerreros. (Virgilio)
Tollers, Lupus y Wanderer,
ResponderEliminarEn este blog, donde el combate eleva y, al mismo tiempo y por las mismas causas, a veces hunde, las dos entregas de esta entrevista han sido un oasis (que recurso literario más grasa!, perdonen), un parate sin eliminar el contenido.
Me pregunto si por este medio se construyen amistades (por "este medio" me refiero a este blog, no a internet en general), amistades al estilo de las de Lewis en "Los Cuatro Amores", no amistades ciceronianas puesto que, sin duda, aquí nadie coincide IN TOTUM, como pide Cicero. Camaradería sin duda (de vuelta, en sentido Lewiseano), pero amistades... no se, no se, les pregunto a los tres (y a quien se sume) eso.
Será al final de cuentas este blog una peña (a la argentina) donde se junta una peña (a la española)?
Si es así, hay algunos que de vez en cuando pasamos a tomar unos vinos.
PD: Fabuloso lo del cognac (soy de esos que prefieren cognac solo o whisky con soda. Lo reconozco, el whisky puro u "on the rocks" no me piace niente.
El Séptimo Rey Mago
Conozco a ese enemigo, no sé si es un enemigo o son dos. Uno de ellos es "todo es al cuete" y el otro "estás perdiendo el tiempo". La sensación de perdida de tiempo por creer en realidades inciertas, deviene en angustia y desesperanza.
ResponderEliminarExistirá la cultura humana en el cielo? los libros y la música?
ResponderEliminarO nos la vamos a pasar contemplando la visión beatífica todo el tiempo sin hacer nada más que cantar alabanzas?
Anónimo de las 21 19,
ResponderEliminarNo se como es el cielo pero si es "solo" la Visión Beatífica, no creo que extrañemos demasiado este lacrimarum valle (con todo lo bueno que tiene).
PD: Ya se, ya se, las vías de Santo Tomás, las vías de Santo Tomás, pero déjenme responder en la misma tónica.
El Séptimo Rey Mago
a) Un solaz en dos entregas de la inteligencia y el buen gusto.
ResponderEliminarMuchas gracias.
b) Séptimo Rey Mago:
Las camarillas son malas y sectarias. Pero la amistad es íntima, se cierra. No se agranda por internet más que en compartir reflexiones.
Lo correcto es que la amistad se abra cuando sucede naturalmente: la proximidad geográfica, los mismos intereses y dudas, aveces la edad, una educación común o parecida. "Fluye", o no será.
No la busque.
Y que no se acusen "camarillas" que no lo son. Lo que hay es "amistad".
Espero también no ser muy cursi, si digo desde Mendoza que estas conversaciones son para el espíritu como una brisa fresca luego del zonda (que ayer arrasó fuerte por estos pagos)
ResponderEliminarSí es cursi, pero lindo. Como las canciones melosas que le gustan a Lupus.
ResponderEliminarAnónimo,
ResponderEliminarPrimeramente no busco amistades, Dios me ha dado varias y maravillosas.
En segunda instancia, le digo que jamás utilicé el término "camarilla", a menos que Ud. considere absolutos sinónimos camarilla y CAMARADERÍA.
Respecto todo lo demás, me refería a otra cosa, y, de hecho, con Lewis, tengo una idea diametralmente opuesta al a suya acerca de la amistad. Ud dice que la amistad se cierra y no le niego que, si sacamos una foto a un grupo de amigos, se vea algo cerrado, ahora bien, insisto, al igual que C.S Lewis, veo a la amistad como el amor menos cerrado y menos exclusivista de todos. Jamás compartiría alguien a su mujer (quizás algún enfermo de eso que pululan últimanente), mas sin duda gozaría mucho de dar a un amigo la amistad de otro.
Justamente, y en la tónica de lo que ya escribí, hablaba de estos "Mundos" como mundos de camaradería, no de amistad. De ellos, en general, surgen amistades de una manera fabulosa (con Lewis de nuevo): con eso de vos también? yo creí que era el único!.
En clima de camaradería,
El Séptimo Rey Mago
Es que esa es precisamente la parte floja del libro de Lewis.
ResponderEliminarNo es verdad que las amistades se "abren", aunque sí en comparación con el amor conyugal..., por supuesto.
Lewis le debía su conversión a la gracia y otro poco a un grupo de amigos que no lo dejaron afuera y generalizó sobre el tema de una manera diferente a como sucede en la práctica. Póngalo en tiempo y lugar. Fue solo eso.
Otra cosa diferente es que los celos de algún amigo de dentro para con algún recién llegado a un grupo sean indeseables. En eso coincido con este autor.
Y solo quise hablar en términos generales del fluir de las amistades auténticas. No me referí a usted en particular, ni confundí camarilla por camaradería.
ResponderEliminarCordialmente.
No nos podremos poner de acuerdo, evidentemente, acerca de ese capítulo cuarto (la amistad) de Los Cuatro Amores. Para Ud. es muy flojo, para mí es el mejor de todos y vale por el libro y varios otros libros del irlandés Lewis.
ResponderEliminarLa cuestión de los amigos de Lewis y la relación de éstos con su conversión da para cortar mucha, mucha tela y como soy un atolondrado, seguramente me cansaré de tipear en este cuadradito chiquito mucho antes de esbozar un argumento. Se lo digo desde ya.
No se como será en "su práctica", no me meto en grupos de amigos ajenos, en la mía la "generalización" lewiseana se aplica fabulosamente. Tollers dice en la entrevista(de paso vuelvo, de costado, al tema) que le realizó el Wanderer que Lewis es más un amigo que otra cosa. Invoco su participación y solicito su opinión respecto el tema de marras (que abogadil sonó eso! y eso que no soy abogado!). Yo también lo siento como un amigo (lo admiro como si fuera católico, que no fue, lo puteo por sus libros berretas - como La Abolición del Hombre -, lo entiendo a veces o creo entenderlo y aún más, me molesto profundamente cuando algún tipo me dice que la última entrega de la Trilogía de Ransom es la peor de las tres, y otras tantas cosas.
Somos diferentes, quizás. Nuestro amigos, también quizás, son diferentes.
Un abrazo,
El Séptimo Rey Mago
¿A quién le decís cursi, ortiba?
ResponderEliminarDeléitese Lupus, con el gordo Salinas y estas sambas:
http://www.youtube.com/watch?v=OFqnQmHDyJ0&feature=related
Y esta otra, que es tan linda:
http://www.youtube.com/watch?v=e6j73RtTq3o&feature=related
"Vivo y muero lo que ordena la guitarra", decía Yupanqui. Y así Salinas. Una de las bondades de la música: permite estarse quieto para viajar más lejos. Y encima el lugar en que nació este pedazo de guitarrista "sin conservatorio" tiene bastante que ver con mi infancia. Se agradece por partida doble, niño.
ResponderEliminarLupus
Es misterioso todo esto.
ResponderEliminarLa Argentina empantanda en este lodazal nos da a Salinas. Quién diría.
Tal vez sea la Providencia que marechaliana nos quiere arrimar un ascenso del alma por la belleza de la mano de este guitarrista, que habrán visto, lleva una gran cruz en el pecho.
Mi señora ya no me quiere acompañar a sus recitales. Dice soy el único al que se le caen las lágrimas y que no es para tanto. Yo no creo.
Una pregunta
ResponderEliminarLos que son argentinos, a quien van a votar?
Siento que repentinamente he caído en cuenta de que no puedo votar a alguien que permita la legalización del aborto, y la democracia te obliga a mancharte las manos con el voto.
Pienso que pensar así me asemeja a los evangelistas yankees (los one issue voters) que votan sólo según la posición del candidato con respecto al aborto, y me pregunto si está bien ser así.
Además tengo, o tenemos, la desventaja de que acá el aborto no va a ser un tema de campaña, al contrario de lo que sucede en Estados Unidos. Entonces sólo puedo intuir la posición de los candidatos sobre el aborto, sin ninguna seguridad plena. Tal vez están en contra pero dan libertad de acción a sus legisladores, o se dan vuelta, o soy yo el que se equivocó y no estaba en contra.
Perdonen que les moleste con estas preguntas, pero es una duda terrenal que tengo.
Una última pregunta, es muy de la edad de bronce pensar que Dios nos puede castigar colectivamente a los argentinos por haber aprobado el "matrimonio igualitario"?
Saludos
Lupus:
ResponderEliminar¿ha leído Solaris, la novela de Stanislaw Lem? En caso que sí, ¿qué opina, es puro gnosticismo?.
Escuchen a Salinas en esta entrevista:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=L65jjbrndRk
Un tipo humilde.
Nico
Ah me olvidaba, el documental sobre Salinas:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=HjeB0CHjBMc
El tipo vivia en la villa...
Nico
Séptimo Rey Mago
ResponderEliminarAunque nos salgamos del tema, pienso como Ud.: la tercera de Ransom no es la peor, la parte que hable del amor conyugal es fantástica. Personalmente me gusta la segunda, los argumentos demoníacos para tentar a la Eva venusina son impresionantes. Hasta me daban miedo!
Y coincido con Ud. en lo de la amistad.
Anónimo de las 23:57: pucha con la pregunta. Porque, por un lado, si me abstengo momentáneamente de establecer la diferencia básica entre la gnosis y el cristianismo (su dualismo, aplicado en primer lugar al propio Cristo), hasta resulta fácil englobar a varios pensadores cristianos o (ejem) filocristianos dentro del gnosticismo. Por ejemplo, bastaría con que se consideren iniciados, separados o simplemente inaccesibles al entendimiento común. Tu Simona es gnóstica, me dijo uno. Sí, lo mismo que cualquier físico-matemático, en la medida que nadie fuera de la comunidad científica pueda comprender lo que dice.
ResponderEliminarPor otro lado, porque el dualismo gnóstico parece haber ido como "inculturando" a esa comunidad científica, o a muchos de sus miembros, sobre todo a sus divulgadores (entre ellos, los escritores de ciencia ficción), que derivaron en lo que podemos llamar "cientificismo", o también "fantaciencia", como le gustaba a Castellani. Hacen de la ciencia una nueva magia que explora y usa la materia buscando su plus inmaterial. Sus deseos son hipótesis y sus hipótesis son certezas, irrefutables por parte de teología o filosofía alguna, incluso de ciencia alguna. No toleran el dato revelado ni la mínima mención de una realidad trascendente, pero trasladan la natural inclinación (en el sentido de elevación) trascendente del hombre a la posibilidad, para ellos solamente demorada, del contacto con una entidad supra o extraterrestre que nos enseñe a construir el paraíso o que, invadiéndonos, nos sumerja en el infierno. Sorprende ver cuántos elementos de la "ciencia ficción" son alegorías -que para ellos mismos, aunque no para todos, pasan desapercibidas- de la realidad sobrenatural. Además del extraterrestre como una suerte de ángel bueno o malo, sirva de ejemplo la "abducción" como una especie de infectación o posesión demoníaca. Vea "La cuarta fase". Me atrevo a decir que la entera "ciencia ficción" está como sumergida en una ambientación gnóstica, muy especialmente la fantaciencia del mundo anglosajón que se levantó sobre esta pretensión cientificista, la cual a su vez fue conducida de modo preminente, y durante mucho tiempo sin oposición o alternativa, por la tríada Asimov-Clarke-Sagan.
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ResponderEliminarDespués de esta digresión puedo decirle que sí, que en este sentido el Solaris de Lem tiene una dedicación gnóstica-cientificista-mágica (la búsqueda de, más que entidades o creaturas, civilizaciones, y civilizaciones más que supranaturales, supraterrestres), pero esto mismo forma parte de los recursos de este género, que se traducen en alegorías buenas, malas, pasables o ridículas según el autor. Lem también tiene un "algo más", un pondus filosófico que tiende espontáneamente a superar esa barrera (como Bradbury), y que se nota en la película de Tarkosvki, pero se pierde en la de Soderbergh. Para empezar, él ubica una entidad distinta a la humana para preguntarse en forma angustiante sobre el ser humano. En fin, Lem venía del otro lado del mundo, cargado de una búsqueda y una pretensión distintas, y manifestó su fastidio por la fantaciencia yanquee, incluido su nivel literario. No lo quiero defender demasiado, ya que no leí mucho más de él, y no leí sobre todo su Summa Technologiae, que me da mala espina.
Otra alternativa, dentro de este género (y sin salirse de él, como se sale Lewis, que simplemente lo utiliza... como corresponde), más cercana a lo nuestro, puede ser "Cántico a San Leibowitz" de Walter M. Miller Jr.
Nota bene: algo también interesante, para quienes prestan atención a las profecías, son las novelas de esa corriente que se dio en llamar "distopía", equivalente a "el oscuro futuro". Pero ya superan, como Benson, como Lewis, el marco de la mera "ciencia" ficción, y llegan al futuro-ficción en forma plena, utilizando apenas los recursos de aquélla, o no. Una obra como "El campamento de los santos", de Jean Raspail, puede enmarcarse dentro de esta línea. También, aunque no sé cómo será el libro de Kazuo Ishiguro, la reciente película británica "Never let me go".
Lupus
Y todo eso se lo digo suponiendo que ud. no considera "gnóstico" el lenguaje, los diálogos y las descripciones (de los procesos psíquicos, físicos, químicos), que sumado al encierro de los protagonistas, y el flujo de sus pensamientos, deriva en un texto críptico. Pero si es así, ud. me dirá.
ResponderEliminarLupus
Estimado Lupus:
ResponderEliminarmuchísimas gracias por su erudita respuesta.
Soy apenas un aficionado a estos temas, le ruego me disculpe si mis consideraciones y preguntas no están expresadas con la suficiente claridad.
Cuando le consulto por el gnosticismo en Solaris, apunto sobre todo a saber si ese océano/deidad es una especie de aciago demiurgo, un dios adolescente o irresponsable que no domina sus poderes y causa estragos sin quererlo al materializar los recuerdos de los agonistas de la novela (si entiendo bien, los gnósticos pensaban que la materia es la última emanación, implica una caída irredimible).
Y otra pregunta:con el hecho de que todos los que llegan a Solaris ven cierta mujer (creo simboliza la fertilidad, tomada de la célebre estatuilla africana), ¿alude Lem al inconsciente colectivo de C. G. Jung?
Estimado, no puedo decir más de lo que ya dije. No creo mucho en mi erudición; en realidad, nada. Este tema es una afición tal vez menor a la suya, o más imprecisa. Es mucho lo que desconozco de Lem, aunque su pregunta me empujó a la memoria y a la búsqueda. Si el océano de Solaris cae dentro de un marco deliberadamente gnóstico, yo no me atrevo a decirlo; en cuanto a un vínculo específico entre las ideas de Lem con las de Jung, puede ser posible, mas no fácilmente probable. No es la primera vez que este autor polaco inventa una entidad "racional" inmensa para descargar, en oscuros diálogos con ella, todas sus dudas y opiniones, una especie de jeroglífico medianamente desmontado para el lector. Por ejemplo, el libro "Golem". Vea si no esta entrevista:
ResponderEliminarhttp://bibliotecaignoria.blogspot.com/2011/03/no-soy-del-todo-indecente-entrevista.html
Le confieso que me sorprendió conocer su queja respecto de la adaptación de Tarkovski: "no se basó en mi novela, sino en Crimen y castigo"... Y ahora que lo pienso... no sé, tal vez eso no debería haberle provocado tanto fastidio. Su planteo sobre la ciencia, la técnica y la tecnología me despiertan interés, pero habría que entrarle a fondo a su obra, que son más de 30 novelas y unos cuantos ensayos, de considerable densidad. ¿Vale la pena? Todavía no lo decido. Tiene a su favor que lo hayan expulsado de la Sociedad Internacional de Ciencia Ficción, ya que si bien le interesaban todas las cuestiones técnicas y científicas, las sometía a un registro filosófico que vapuleaba necesariamente el cientificismo de los popes, con la única excepción de Philip K. Dick. También me simpatiza el hecho de que le prestara suma atención a la técnica literaria, y que castigara a los gringos por eso. Sin embargo, el hecho de hacerse declarado ateo "por razones morales" me hace dudar de la hondura de sus reflexiones. Demasiado común el lugar.
Lupus
Estimado Lupus:
ResponderEliminargracias de nuevo.
Respecto de la queja hacia el filme de Tarkovski, no me extrañaría: según algún estudioso, el ruso habría hecho una versión antignóstica de la novela de Lem (vea aquí, especialmente págs. 12 y ss.):http://www.contra-mundum.org/castellano/wilder/Gnosticismo.pdf
Ya que menta a P.K.Dick: no he leído nada de él, pero recuerdo algún comentario sobre cierta "teología" en la ciencia ficción que habría inaugurado este autor (lo encomillo presumiendo escasa o nula ortodoxia). ¿Vale la pena leerlo, puede aportar algo a un católico (que además no dispone de mucho tiempo para lecturas)?
Exceptuar a Dick de la mala ciencia ficción corre por cuenta de Lem, no mía. Lo aclaro ahora. Yo también fui a sus libros por esa sugerencia de "cierto catolicismo" que las impregnaba. Hay algo extraño en él ("el Imperio nunca cayó") además de sus sueños drogones sobre Jesucristo, pero no llegué a leer "Exégesis", una especie de autobiografía... nunca lo encontré en castellano. Sin embargo, "¿Sueñan los androides...?", que es la base de Blade Runner, me gustó mucho. ¿Teología cientista? Más bien una clara incursión en la "distopía", que ya le mencioné, y que por ser tal se acerca a la esjatología cristiana. En realidad, una especie de cientificismo fatalista, con preocupación humanitaria. Así y todo, aunque confundidos, son buenos vecinos. Si es por acercamiento al catolicismo, insisto con el de Walter M. Miller que ya mencioné.
ResponderEliminarLe recomiendo un blog, "Bienvenidos a la fiesta", que trae buenos comentarios sobre literatura en general y este subgénero en particular. Le pongo un link directo al tema, pero todo el blog es interesante, con salvedades:
http://www.bienvenidosalafiesta.com/index.php?mod=Notas&acc=Inicio&OtraSec=000000011M
Le agradezco el trabajo de Wilder que me recomendó. Hojeándolo comprendo el origen de sus inquietudes. Lo imprimí para leerlo tranquilo. La pantalla mata.
Nada de esto es sustancial, digámoslo. Sólo por diversión, y en los mejores casos como complemento (Orwell, Huxley, Bradbury). Hablando de narrativa, nunca encontré nada que se acerque un poco a Lewis y Benson, quienes utilizan proporcionadamente algunos recursos de la "ciencia ficción", con base y finalidad claramente teológicas. Repito: como corresponde.
Con aprecio
Lupus
Y ya que estamos en éstas, le presento tamaña idiotez:
ResponderEliminarhttp://alertareligion.blogspot.com/2010/03/ciencia-ficcion-catolica.html
Lupus
Estimado Lupus:
ResponderEliminarGracias por las recomendaciones.
cuando dice "Nada de esto es sustancial, digámoslo. Sólo por diversión (...)", ¿se refiere a que subgéneros como la ciencia ficción no pueden ser vehículos de discusión de las grandes ideas (por llamarlas de algún modo)?.
Se lo pregunto porque en el blog de un amigo se analiza el cine como la forma narrativa por antonomasia del siglo XX, y el estudio del catolicismo en la obra de Hitchcock que se hace allí me parece notable. Tal vez le interese, copio la dirección: www.videotecareduco.blogspot.com
No no no. De lo que le dije faltó lo que ud. cambió por puntos suspensivos: por diversión o "complemento". No es sustantivo en cuanto a que son otros los libros y los autores que contienen alimento verdadero. Que pueden servir como vías de discusión, como caminos de acceso a grandes temas, no tengo la menor duda. Si no, no me embarcaría en este diálogo ni habría manifestado mi afición. En la entrevista lo dejé claro, me parece. Son miradas sobre el presente y el futuro que contienen, a mi modo de ver, además de datos poco conocidos para nosotros, interesantes especulaciones. Y el cine está incluido en este interés personal. Hay visiones que no carecen de inteligencia (por referirme a alguien, Christopher Nolan)... pero al hablar de cine ya nos pasamos a otro tema más amplio; ya no un subgénero literario, como la ciencia ficción, sino un subgénero artístico. (Un par de amigos me van a retar por tanto hablar de "subgéneros".) Miraré el blog que me recomienda, muchas gracias.
ResponderEliminarLupus
A pesar que Castellani es de fe, aquí se le separan:
ResponderEliminarHa dicho:
"Yo no voy al cine sino cuando el obispo me manda bajo pena de pecado mortal. Tengo una idea vaga de que la estupidez es contagiosa-y hereditaria... Así que someterse a las vivezas y las gracias de los yanquis, y pagar 50 pesos encima, es cosa que sólo se puede hacer por obediencia de fe sobrenatural... arte inferior para plebeyos... Un pueblo que llama estrellas a las prostitutas de Hollywood, que en las Escrituras es el nombre de los doctores de la fe -me dijo una vez Monseñor Straubinger-, con eso solo ya está juzgado".
El mismo buen Castellani que dijo:
ResponderEliminar"Más fácil todavía para tener un cuadro plástico de Lo Paródico argentino es tomar su coraje a dos manos e ir a ver películas argentinas... por deber profesional y encomendándose a Dios primero [...] Sin embargo, el buen Pepe Arias me conmueve y conmueve al público de los barrios; no en balde somos argentinos [...] Los cineastas conocen el gusto del público... aunque ellos carezcan a veces de todo gusto. En el fondo trabajan sobre una sustancia emocional que es cristiana... paródica".
Por algún lado quizás sirva, mi amigo. Si la obra tiene al menos sensibilidad artística y/o inteligencia en grado suficiente, y aunque no vaya a conformarlo enteramente. Que ni tiene por qué hacerlo. Además, hay películas que superan la media común. Mire en el arcón de Wanderer.
(Sepa que me apena verme obligado a someter a Castellani a algo que parece una contradicción, pero que no lo es.)
Lupus
Estimado Lupus:
ResponderEliminardisculpe si interpreté incorrectamente sus dichos, tal vez debí leer con más atención la entrevista.
Es oportuna la intervención de ese (extraño) Sandokán, porque esa condena de Castellani hacia el cine o los reparos que tenía hacia la C.F. (que usted ya mencionó más arriba) siempre me generaron inquietud: difícil cuestionar a un maestro. ¿Qué opina usted?.
Sin abusar de su paciencia, otra pregunta: usted ya habló de la distopia, ¿podría decir algo sobre la ucronía, puede recomendar alguna novela?. Alguna vez pensé lo siguiente: ¿qué hubiera pasado en Europa si los cátaros vencían a Simón de Monfort, qué hubiese sucedido con el desarrollo de la ciencia empírica en Occidente teniendo en cuenta el desprecio de aquéllos hacia la materia? ¿No sería éste un buen argumento para una ucronía, que a la vez funcionaría como defensa ante ese aspecto de la leyenda negra?
Estimado, supongo que ya está contestada su primera pregunta, en mi retribución al corsario lila, que entró a los comentarios junto con su propia pregunta.
ResponderEliminarLa ucronía tiene también su costado interesante, aunque a mi gusto mucho menor al de la distopía, dada la diferencia entre la imaginación de un futuro contingente posible y la imposible reconstrucción del pasado. Y en este punto se incluye la entretenida fábula de los "mundos paralelos", cuyos cultores no pueden evitar retorcer la ficción hasta convertir al nieto en bisabuelo. Parece que el "regreso al futuro" los vuelve impotentes para evitar la repetición. Sin embargo, surgen cosas como "Lost", donde todas estas posibilidades son manipuladas con cierta originalidad.
Ud. pide algo, y ya que hemos citado a Philip Dick, le anoto el libro totem de los cienciaficionados sobre esta variante: "El hombre en el castillo". Y más que eso, le pongo directamente el vínculo al pdf:
http://artemisa.unicauca.edu.co/
~fvallejo/Dick_El_hombre_en_el_castillo.pdf
Para ud., y para quienes no lo saben, lo mejor de este libro es el juego imaginativo que se abre hacia un mundo cuya última guerra mundial fue ganada por los nazis y no por los aliados, con USA conquistada y dividida entre alemanes y japoneses. Cómo lo resuelve Dick es cosa de Dick. Cómo lo resolvería cada lector de Wanderer, una vez planteada así la cosa, daría para campeonato.
Su idea de un catarismo victorioso parece tener miga. Pero lo primero que me pregunto es si alguna herejía fue completamente vencida.
Lupus
Es que con Castellani pasan estas cosas porque hay que decir que algo tenía de viejo gruñón; lo que tal vez sea parte de su encanto, al menos para mí.
ResponderEliminarAsí, por ejemplo, alguna vez afirmó que el Adán Buenosayres era la obra en prosa más grande que se escribió en la Argentina, lo que sería absolutamente cierto si hubuese dicho "la novela"; pero la obra en prosa... ya no sé. Está por ahí El Payador de Lugones. Aunque si lo hizo poniendo el énfasis en la trascendencia religiosa es indudable.
Pero en otro tiro dijo que su Majestad Dulcinea era la novela más importante que se escribió en este país. Siendo que la de Marechal es también una novela, hay contradicción; aunque tampoco estoy seguro, siquiera, que sea la mejor de sus novelas y sin dudas no supera a Adán Buenosayres.
En todo caso, nos invita a pensar. Es siempre un provocador.
Algunos podrán decir lo mismo en orden a sus jucios sobre el tango. Yo no. Coincidimos.
El Carlista.
Estimado Lupus:
ResponderEliminarsí, la primera pregunta queda contestada, y gracias por la recomendación de las novelas de Dick y de Miller antes.
Quizá la ucronía sea menos interesante que la distopía, pero creo su potencia aleccionadora podría ser importante: imagine un relato que describa una Europa medieval con una Iglesia Cátara entronizada en lugar de la Católica, ésta de nuevo en las catacumbas; y el efecto del nuevo "establishment" en todos los órdenes de la vida pero especialmente respecto del desarrollo de la ciencia. ¿No podría ser que algún científico positivista antiteo, después de leerla, concluyera al menos con un "bueno, quizá la Iglesia no haya sido tan retrógrada"?.
Y, claro, las herejías nunca están derrotadas del todo: de ahí justamente mi interés por el gnosticismo (y sus derivados como el catarismo).
Antes usted mencionó a Benson; ahora bien, atento los vientos hodiernos que azotan la Barca de Pedro, ¿no sucede que "Lord of the World" ha quedado como demasiado ingenua en nuestra época? Me refiero a lo que ya notara Castellani respecto de cierto maniqueismo en la obra, en la que la Iglesia permanece impoluta en la decadencia, en tanto hoy sabemos se le filtrado "el humo de Satanás". ¿Qué piensa usted?.
Pienso que no le falta razón ni a ud. ni al Carlista. Castellani tenía ese impulso cabrón y desafiante. El tango encierra una papusa llorona en cada compadrito. La ficción histórica puede tener una faz aleccionadora (si no cae en la mera didáctica). Y Benson tiene algo de naif para tipos como nosotros, emboscados en el año 11 del siglo 21. Pero el error, la contradicción, el borreguismo, la ingenuidad (o la confusión, o el oscurecimiento), calzan algo mejor con nuestras propias y actuales miserias. Así que hagámosle caso al anfitrión y convidémonos al silencio en estos días. Además, de acuerdo al riguroso mecanismo del blog, ya nos estamos yendo para el sótano.
ResponderEliminarFeliz Pascua para ustedes y sus familias.
Lupus