miércoles, 16 de octubre de 2013
sábado, 12 de octubre de 2013
Neopopulismo papal y movimientismo
Magistral
exposición de Ludovicus:
Hace poco en
Wanderer Mary Lennox definió a la Iglesia moderna como "la Iglesia de los
caudillos". La expresión me pareció notablemente feliz porque denota
ciertas características de una versión deformada del catolicismo-papado
concebido en el marco, primero de un "movimiento", segundo
"neopopulista". Explico.
La característica
de un "movimiento", diría Perogrullo, es que se mueve hacia algo. Es
decir, que hay una agenda programática, configurada por un proyecto con dynamis propia, y un estilo, el del
Caudillo, i.e., la cabeza del movimiento. Brevemente: el papa comienza a
configurarse como un Caudillo, y el catolicismo, como religión del papa.
Hay algo muy
interesante en las Profecías de san Malaquías, o más específicamente en la
forma de leer los lemas. Hasta hace doscientos años, los lemas se interpretaban
de acuerdo con algún rasgo circunstancial del Pontífice: lugar de nacimiento,
diócesis de la que fue obispo previamente, escudo, etcétera. Pero a partir del
siglo XIX, oh sorpresa, las profecías comienzan a ser leídas a la luz de las
vicisitudes de los papas: ya con Pío VII, "Aquila rapax", se entiende
que hay una alusión - bastante atinada, hay que decirlo- a su ajetreada
relación con su victimario Napoleón. Con Pio IX, "Crux de Cruce",
además de alguna interpretación heráldica, también se reseñan sus desgracias y
pérdidas. Lo mismo con León XIII, cuyo lema - "Lumen in coelo" es
doblemente interpretado, ya porque su familia tenía en el escudo una estrella,
ya por su magisterio nuevo y luminoso. Y a partir de san Pío X
("Ignis ardens") las interpretaciones se cargan de
historicidad, por así decir. Me excuso de seguir citando, pero casi todos los
siguientes lemas son leídos a la luz del "programa" o el
"carácter/carisma" del pontificado. De entre estos cómo no olvidar el
paradigmático "Pastor Angelicus" de Pío XII, del cual se hizo uso y
abuso, consolidándose a tal punto como recurso propagandístico que llegó a
filmarse una película de tal título.
Lo que aquí nos
interesa es que la elección de la interpretación del lema es un síntoma de cómo
viene evolucionando la noción popular y no tan popular del papado, que
entendemos deformada y teológicamente desafortunada. Claro que la parva
desviación decimonónica después del Concilio se acentúa y agrava.
Algo similar ocurre
con el nombre, en forma señalada desde Pablo VI, que se concibió como una
suerte de Apóstol de las Gentes para el mundo y la ONU. El pontificado es
entendido como un acaudillamiento de un "movimiento" sobre la base de
un programa y un "carisma" peculiar que aporta el nombre elegido por
el papa: la rumbosa pretensión de diálogo con el mundo moderno y sus hijas
pobres, la inculturación y la neoevangelización que permearán hasta el
juanpablismo como asunción de un carisma "paulino".
Juan Pablo I, al
asumir su nombre compuesto, explicitará la programática conciliar abiertamente,
lo mismo que hará su sucesor en versión neoconservadora. Las mismas primeras
encíclicas que escriben los papas son presentadas abiertamente como
"programas del pontificado", embarcando a los fieles en ciertas
líneas directrices que surgen del "carisma" del pontífice. Por
cierto, estos programas –como sería las delicias de todo político- se atribuyen
con toda tranquilidad al Espíritu Santo, sin advertir que de ser así, la
Tercera Persona estaría dando marchas y contramarchas permanentes, como salta a
la vista ahora, por ejemplo, en materia litúrgica entre ambos papas, el titular
y el emérito. Hoy mismo, ansiosos fieles esperan que el papa derogue la “odiosa
discriminación” hacia los divorciados, el matrimonio gay, y las mujeres
sacerdotes…
Ahí lo tenemos: un
movimiento, unos objetivos a los que tender, un estilo, carácter o carisma que
tiñen todo el catolicismo. Un catolicismo definido como papismo, pero papismo
del Caudillo que deviene tal por carisma y carácter personal, no por
institución y que fuerza a los fieles a adoptar los objetivos personales
programáticos, ya sea doctrinarios o litúrgicos.
A su vez, la
base de legitimidad del Papa muta por necesidad interna de adhesión a ese
carácter, deviniendo populismo y requiriendo la adopción de actitudes
desacralizadoras y desinstitucionalizadoras que colmen de olor a oveja al
Caudillo, so pena de quedar sin las "fuerzas fisicas y espirituales",
como dijo Benedicto, requeridas para ser papa. Un papa que no se mueve no es
papa, es un papa emérito. Peor todavía si, como dice su sucesor, "pone
marcha atrás". Un papa políticamente incorrecto empieza a peligrar, porque
el divorcio con el pueblo acecha al populista que desafía a los medios, dueños
de la opinión pública.
No asombrarse de la
similitud que surge con la relación entre los neomovimientos y los fundadores -
la fuente ideológica es la misma, en una alimentación recíproca. Así, cada neomovimiento
tiene su pequeño papa, del cual emana doctrina y orientación conforme su
"carisma"; y la Iglesia tiene su gran fundador, visto cada vez menos
en su faz institucional y progresivamente más "carismático". El
hombre, con sus características peculiares, eclipsa la institución papa, y a la
institución Iglesia, que deviene arcilla en sus manos a la cual él tiene “la
humildad y la ambición de reformar”. El nombre nuevo elegido, ab nihilo enfatiza la dramática
personalización del pontificado y la voluntad fundacional.
Francisco, pues, ha
culminado el proceso, carismatizando lo institucional a niveles máximos y
canibalizadores. Es además, lo que agrava la cosa y eleva el nivel de
preocupación, un cultor de la noción de un “Dios que se manifiesta en el tiempo
y está presente en los procesos de la historia”, siendo la fe “una fe-camino,
una fe histórica. Dios se ha revelado como historia, no como un compendio de
verdades abstractas”, según las entrevistas que brinda.
Cómo no recordar la
Hora de los Pueblos y las corrientes de la Historia de Perón, que como el mismo
general advertía, el político debe cabalgar, jamás contrarrestar. Procurar revertirlas o resistirlas implicaría
asumir la nota infamante de restauracionista.
jueves, 3 de octubre de 2013
El rey desnudo
Desde el mismísimo y fatídico día de la elección de Bergoglio al solio pontificio, sabíamos el estropicio que iba a hacer con la Iglesia. Pues bien, en los últimos dos días han aparecidos sendos artículos en medios italianos que dan muestra de que también ellos están comenzado a ver al rey desnudo. Lo dicen claramente: no saber ser papa o, mejor aún, es incapaz de gobernar.
El primero, corresponde a Pietro Di Marco y pueden leerlo aquí. (Versión española de un blog colega).
El segundo, a Sandro Magister, en este link. (En español)
martes, 1 de octubre de 2013
Don Camilo reloaded
Apareció ayer en el blog español “La cigüeña de la
torre” el siguiente comentario firmado por Carlos Nuñez Díaz:
La prédica de Francisco I no escandaliza: Deprime.
Toda una sarta de boberías, de quedabienes, de ocurrencias mostrencas
dignas de un dietario de cuarta.
Lo he dicho desde el principio, y lo mantengo: No llega ni a Don Camilo. Y, desde
luego, nos trata a todos como a Peponnes.
´"esto no va"; "lo otro no va"; "lo de más allá no
va"...
Y,...,no será Su Santidad el que no vaya, señor mío?
Porque, ni anestesiado, me van a convencer de que somos todos los demás los que
andamos desfilando con el paso cambiado....
Sencillamente, magistral. A Bergoglio no le da ni
para don Camilo. Eso lo sabemos de sobre desde hace varios años, y estábamos
convencidos de que su trepada al trono pontificio no iba a cambiar las cosas,
sino que iba a documentar universalmente su ignorancia e ineptitud. Y es lo que
está ocurriendo.
Pero, en definitiva, don Camilo era un personaje
simpático, con fe y sentido común. En el caso del actual pontífice la cosa
cambia. Día tras día (y no es metáfora) asoman sueltas noticias preocupantes.
Veamos los últimos dos días:
1) Hoy, Clarín
y el blog Rorate Coeli reportan
una entrevista concedida por Bergoglio al diario italiano “La Republicca” en la
que trata a la curia pontificia de “lepra de la Iglesia”. ¿Puede concebirse
tamaña desfachatez e injusticia? Es bueno releer el reciente post de Ludovicus
acerca del canibalismo institucional.
2) El domingo La
Nación nos anotició que Francisco, Romano Pontífice y Vicario de Cristo,
había celebrado con el rabino Skorka el shabat según los ritos judíos. Yo no
soy dado a ver conspiraciones judeo-masónicas pero esto me parece que ya pasa
la raya. ¿Cómo es posible que el papa celebre los ritos propios de la Antigua
Alianza, conjuntamente con los sacerdotes del pueblo elegido que rechazó y
crucificó al Redentor del mundo del cual él es Vicario? Yo aplaudo su abrazo
con el Patriarca Ecuménico, frunzo el ceño cuando lo hace con el arzobispo de
Canterbury y no me gusta nada cuando se
besuquea con luteranos y calvinistas. Pero que celebre un rito judío está fuera
de toda lógica, al menos, de las lógicas que yo conozco.
3) Y el mismo domingo, otro diario
del interior, reproduce una larga nota del The New York Times en la que se alaba la “discreta humildad de
Francisco”. Resulta muy inquietante que ese diario americano, clarísimo
representante de las peores causas –dicho con todas las letras, el diario del
Enemigo-, dedique un panegírico al papa romano.
La conclusión, una vez más, es que con este papa hay
algo que no va. Y lo peor de todo es que no se trata de su mediocridad constitutiva.
Mucho me temo que, detrás, hay algo peor que todavía no vemos.
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