[Las reacciones a Traditiones Custodes siguen causando asombro y revelando el verdadero rostro de muchos pastores católicos. La semana pasada, el cardenal Sarah dio una nueva muestra de coraje y parresía. Declaró a Le Figaro: « Creo que el papa Francisco ha explicado claramente su intención en las diversas visitas ad limina de los obispos franceses y polacos. Su objetivo no es de modo alguno suprimir la liturgia tradicional. Él es consciente de que numerosos jóvenes y familias están profundamente unidos a ella. Y él está siempre atento a ese instinto de la fe que se expresa en el pueblo de Dios”. Le faltó aclarar al cardenal africano, que esa particular atención para detectar el instinto católico del pueblo de Dios, Bergoglio lo usa para exterminarlos.
Y a continuación, una interesante reflexión de nuestro columnista Eck sobre la actitud misericordiosa del obispo de Córdoba (España) para con los sacerdotes y fieles apegados a la liturgia tradicional.]
por Eck
De internis neque Ecclesia
(Adagio preconciliar)
Introducción
Presentamos aquí un pequeño comentario de un texto que es en sí mismo anodino. En ella un obispo depone testimonio de su aplicación particular del Motu papal. No contiene grandes análisis canónicos como si hubiesen salido de la mano del propio Graciano, ni la caricatura desopilante de los obispos de Costa Rica, esos grandes moderadores de la liturgia, capaces de ordenar, llevados por su furor antitridentino, que la liturgia se celebre en quechua antes que en español, descendiente del preconciliar y malvado latín. A pesar de todo, tiene su interés precisamente por su intrascendencia, pues nos muestra de manera más marcada las grandes fallas de la actual iglesia en España y el mundo y de su forma mentis sin florituras ni sutilezas varias.
El decreto puede leerse aquí. Fue publicado por el actual obispo de Córdoba (España) Demetrio Fernández y dado a conocer en varios medios de España.
Comentario
Prólogo
Como podrá ver el lector, el prólogo es un párrafo refrito de la Traditionis Custodes en sus afirmaciones de que los obispos son custodios de la Tradición y de su función de moderadores y promotores de la liturgia en sus diócesis encomendadas, teniendo la exclusiva competencia de autorizar el uso del Missale Romanum de 1962 si el tiempo clerical lo permite y con permiso de la autoridad incompetente. La única falsedad que se encuentra aquí es llamar "orientaciones" a lo que son reglas de obligado cumplimiento, típica fraseología hipócrita para encubrir una norma autoritaria bajo la "voluntariedad" de quienes tienen el deber de cumplirlas sino quieren ser castigados por rebeldes.
Cánones
Los cánones son una mera trasposición del Motu pero contienen algunas añadiduras de gran precio de la mentalidad episcopal sobre sacerdotes y fieles. De la alta cultura jurídica de su composición, tan digna de Treboniano, puede dar constancia la comparación entre los cánones 1, 2, 3 y el 8 tan contradictorios entre sí. En uno se autoriza la celebración de la misa solamente a un sacerdote o su sustituto, designado por él o su vicario; otro artículo determina un lugar y hora fijos para toda la diócesis y después pasa exponer sin solución de continuidad que el art. 5 de la Carta obliga a cualquier sacerdote que desee continuar con las celebraciones del Misal Tradicional a tener que contar con la autorización del obispo cuando... él mismo las revocó en los artículos anteriores.
La primera perla va a los sacerdotes:
"Nº4 El sacerdote (...) debe estar dispuesto a celebrar la Eucaristía utilizando el Misal Romano de Pablo VI (...) cuando la necesidad lo requiera (sic). Si tiene dificultad de conciencia para celebrar con el Misal de Pablo VI, no tendrá licencia en esta diócesis para celebrar la Santa Misa con el Misal Romano de 1962."
La demasía y exorbitancia de este obispo le supura por los poros con este mandato tan contrario a la libertad de conciencia, tan cacareada en otros menos nobles ámbitos. Mientras S. Agustín proclama in necesariis unitas, in dubiis libertas et in omnibus caritas, este Tirano Banderas con ínfulas se entromete en la conciencia de los sacerdotes y sin encomendarse ni al Diablo prohíbe la celebración a quienes tengan dificultad de conciencia. Con ortodoxos y anglicanos u otras religiones no se tienen estos tiquismiquis ni escrúpulos y hasta se les ceden templos para sus cultos heréticos o idolátricos. Eso sí, mientras también los catequistas y profesores de religión españoles enseñan de acuerdo con los criterios y libros de la Conferencia Episcopal que hacen que el Catecismo Menor de Lutero sea un dechado de pura ortodoxia y Calvino un Padre de la Iglesia. Aquí sí que no hay dificultades de conciencia al parecer...
Segunda perla se refiere a los fieles:
"Nº 5 Aliento a este grupo de fieles de la Diócesis para que vivan su singularidad sin excluir la validez y la legitimidad de la reforma litúrgica, de los dictados del C. Vaticano II y del Magisterio de los S. Pontífices (art. 3). Prueba de ello es que en otras ocasiones asistirán también a las celebraciones de la liturgia renovada por S. Pablo VI y S. J. Pablo II."
Hemos tenido en Andalucía y en el resto de España presidentes y juntas de cofradías y asociaciones religiosas llenas de adúlteros, homosexuales activos y políticos abortistas, pero nunca ningún obispo ha levantado su vocecita aflautada contra esta conculcación pública de la moral cristiana delante de todo el pueblo católico y, sin embargo, se obliga a unos fieles a la asistencia obligatoria a las liturgias renovadas para probar su trágala a los deseos episcopales. En verdad, es una humillación pública a los fieles amantes de la misa tradicional el ordenar dar esta muestra de sumisión tan innecesaria como humillante al poner en duda su fidelidad a la Iglesia y más viniendo de un obispo perfectamente conocedor de su lealtad. Además del ridículo pues supone que, para comprobarlo fehacientemente, se tuviera que pasar lista de los asistentes a ambos ritos como en la escuela y de que se iría al guano la libertad de los Hijos de Dios para adorar al Altísimo como deseen con cultos legítimos de la Iglesia. Quizás en esto se encuentre la "singularidad" de la que se habla, sobre todo tras el Diktat del Vaticano II...
Tercera perla de este collar:
"Nº 7 (el sacerdote encargado del grupo de fieles) facilitando la comunión eclesial a aquellos católicos que se sienten vinculados a unas formas litúrgicas anteriores y no a otras posteriores"
Mal se puede facilitar una comunión eclesial cuando se tiene ya plena por ser fieles católicos de pleno derecho y provenientes en su gran mayoría del Novus Ordo. Es decir, nada de sentimientos de vinculación a un pasado desconocido sino plena elección de lo que consideran mejor para su salud espiritual. La presencia lefebvriana en España es tan testimonial y desconocida que es más fácil encontrar un ba´hai, al que buscan con lupa para su aquelarres ecuménicos, que a miembros de S. Pío X pero hay que arrear y poner la sombra de la sospecha y del cisma en fieles normales y corrientes que quieren dar culto a Dios como esos miles de mártires lo hicieron en tiempos muy cercanos y a los que estos fariseos les elevan ahora sepulcros, ceremonias y libros mientras ayudan a terminar la obra de descristianizar España de sus perseguidores y asesinos con su inanidad, cobardía y mutismo.
Conclusión
Este testimonio episcopal depone un gran ejemplo de la obra y maneras de la mayoría de los antistites españoles, palidísimos reflejos lunares del Vaticano, incapaces tanto del gesto gallardo de desacuerdo, dando todos los permisos posibles, como del convencido con las intenciones patentes de Francisco, prohibiendo por entero la Misa Tradicional con trompetas. Ni siquiera se acercan a una mera obediencia a la letra dejando las cosas como estaban, sino que quieren demostrar su obediencia felpúdica pero guardando las buenas apariencias burguesas de Tartufo. Por ello su mayor odio es para quienes destapan su doble juego y para las víctimas inocentes que con su mera existencia les incomodan en el disfrute de sus merecidísimos cargos funcionariales. En tres palabras, tibios, zotes y fariseos.
Pero lo más grave es su pretensión de entrometerse en las conciencias de sacerdotes y fieles de esta manera tan sectaria en cuestiones prudenciales y donde no hay ni sombra de pecado ni herejía, juzgando, poniendo a prueba a fieles y sacerdotes con trágalas injustos contra su libertad y conciencia cristianas y castigando a los recusantes injustísimamente mientras pasan olímpicamente de conductas y prácticas escandalosas donde si tienen el deber de aplicar la vara dada por Dios en defensa de Su rebaño. Por ello pongo que el adagio tan conocido como preconciliar porque estos si juzgan de las cosas internas, reservadas sólo a Dios y ahora, inspirados por cierto espíritu conciliar, quizás haya cambiado el tema...por mucho que se diga: "Quien soy yo para juzgar".
[Preguntas que se me ocurren: ¿Por qué los sacerdotes que celebran la misa tradicional deben demostrar su fidelidad a la Iglesia concurriendo algunas veces al años a la misa renovada y, en cambio, los sacerdotes que sólo celebran la misa renovada no deben demostrar su fidelidad a la Iglesia de más veinte siglos, y que no se fundó en 1970, celebrando ocasionalmente el rito de S. Pío V? Porque si este es el criterio que tiene don Demetrio, debería ser aplicado también a otros ámbitos. Por ejemplo, para demostrar que los sacerdotes latinos no tienen ninguna objeción contra el matrimonio, debería convivir con una mujer more uxorio, al menos una semana por año, aunque creo que es mejor no dar ejemplos que pueda ser oídos en la curia parisina].