Recuerdo de la muerte. Se trata de un libro viejo de Bonasso que no había leído.
Hace casi treinta años que lo escribió, en su exilio mexicano, y narra las
desventuras de Jaime Dri, diputado de la JP por el Chaco, pasado a la
clandestinidad y devenido terrorista montonero en los ’70.
Interesante saga la de estos Dri. Una familia de catorce hermanos
de Chajarí, hipercatólicos, varios de ellos curas y monjas. Por ejemplo, Rubén
Dri, sacerdote apóstata y actualmente profesor en Sociales de la UBA, o el tercermundista
Raúl Dri, aún incardinado en la arquidiócesis de Paraná. Las monjas no sé cómo
habrán terminado.
El libro podría haber sido muy bueno. La historia daba pero
al autor no le dio el piné. Bonasso pretendió escribir una novela a través de
la técnica de una sucesión inconexa de párrafos, el estilo Vargas Llosa; pero
no tiene, ni de lejos, el talento de Vargas Llosa.
O bien creía que, para escribir una novela, era suficiente
con describir. Y entonces se embarca en eternas y farragosas descripciones con
aires proustianos que culminan no sólo en lugares comunes sino en espantajos
literarios como este: “Nubes sangrientas se estiraban hacia el poniente y el
sol era un melocotón gigantesco que se iba sumergiendo en la llanura” (p. 208).
Al libro le falta también sinceridad. Es natural que Bonasso
presentara una visión positiva de los montoneros. Él era parte importante del
movimiento. Pero un poco de vergüenza debería tener. Presenta a todos los
detenidos y desaparecidos como pobres muchachitos perseguidos por la patota
militar sin ninguna referencia a lo que había causado tal persecución. Relata solamente
en media carilla el secuestro de Aramburu, en un brevísimo párrafo el asesinato
de dos miembros de la policía caminera por parte de una “compañera” porque se
había detenido a la vera de la ruta con su auto cargado de explosivos y los dos
uniformados se acercaron a “meter sus narices donde no debían”. Y el único
hecho terrorista relatado con detalle es el ataque a la ESMA en 1978 por parte
de un comando montonero y que finalizó apenas con daños de mampostería.
Sin ningún pudor cuenta el modo en que los terroristas
detenidos confundían a la opinión pública mintiendo. Por ejemplo, al afirmar
que en la ESMA tenían a los prisioneros engrilletados y atados a columnas (p.
416). Y, estúpidamente, páginas antes él mismo relata la rutina diaria en ese
mismo centro de detención: “La población del Sótano no tenía un horario
estricto para levantarse; solían hacerlo entre siete y media y ocho. Por turnos
iban pasando al baño grande a ducharse y luego se juntaban el comedor a
desayunar el inevitable mate cocido. A media mañana solían regalarles el
paladar con un café. Los fumadores recibían diariamente un atado de cigarrillos…
Después, cada uno se metía en su cubículo a trabajar o a simular que trabajaba…
A las doce bajaba el almuerzo del tercer piso. Invariablemente era pollo o
carne con papas y ensalada. Una bazofia nutritiva”. Caradura; más de uno quisiera
comer hoy la tal bazofia y tener ese ritmo de vida.
En fin, un libro de desechar. Malasso por donde se lo mire.
P.D.: Siguiendo con las recomendaciones, imperdible el
último episodio de Lewis emitido el lunes por “Films&Arts”, titulado “Justica
salvaje”. Narra el asesinato de una “obispa” progresista ocurrida en un
convento-college de frailes tradicionalistas y ambientada, como siempre, en
Oxford.
Qué cosa rara esa de hipercatólicos que terminaron montoneros...
ResponderEliminarY fueron muchos.
Da la impresión que se les hizo un matete entre Doctrina Social de la Iglesia, Anti Capitalismo y lucha armada. Y del batido salió eso.
Sobre la falta de sinceridad es así. Hubo y hay hipocresía y plata por medio. Han hecho tanta publicidad del tema que la gente se emociona.
ResponderEliminarSaludos
Ps. No llores, puede ser falso.
Anónimo de las 17:26
ResponderEliminarsalieron de entre nosotros pero no eran de los nuestros.
Habrá que preguntarse qué hicimos para que de entre nosotros surgieran nombres como Mugica, Abal Medina, etc. Cómo se puede saltar de los directores de Azul y Blanco, a Cristianismo y Revolución. etc.
Este depiole más que religioso o de causas relacionadas con la fe, tiene que ver con la mezcla de los órdenes.
ResponderEliminarLa política se mueve en el orden de la praxis. Los zurdos la quieren manejar desde un orden lógico. Tienen un modelo preconcebido a priori y le meten para adelante. Pero las casos se resisten a lo anti natural por muy lógico que sea en su armado argumentativo (como lo son Hegel, Marx o el capitalismo). Lo mismo la democracia.
Estos tipos, seguramente con buenas intenciones, compraron el modelo y aceleraron...
Anónimos de las 17.26 y 23.33:
ResponderEliminarbueno, para entenderlo quizá ayudaría releer Argentina bolchevique de Disandro; y volver a discutir sobre la religiosidad barroca, y su tesis de la mentalidad clausa del catolicismo de la contrareforma que predispondría los espíritus a esas súbitas mudanzas al enemigo. Tesis todas polémicas, pero que analizadas sine ira et studio puede echar algo de luz sobre la cuestión.
Cirilus y el de 00:21 están diciendo lo mismo.
ResponderEliminarPara ver claro el paso del:
teandrismo cristiano al bolchevismo
homo theoreticus al homo utilitarius aut oeconomicus
homo conditor al homo mechanicus
homo viator al homo dominator aut terrenalis
homo transfigurationis al homo dialecticus
homo mediator al homo calculator
...
ver una obra de Carlos Disandro que permaneció inédita hasta el 2004, HUMANISMO. FUENTES Y DESARROLLO HISTÓRICO. Se trata del Tomo V de sus Obras Completas, Fundación Decus. Es la Argentina Bolchevique y mucho más (son 400 pág.)
En prosa menos hiperbólica, también en Calderón Bouchet y el resto de los que escribieron sobre los vaivenes políticos desde un profundo conocimeinto de la interioridad del hombre.
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ResponderEliminarEstimado Wanderer:
ResponderEliminarMe temo que no hay contradicción entre la referencia a prisioneros engrilletados a una columna y la rutina más confortable descripta en otra parte del libro. Un mismo prisionero podía pasar por las dos situaciones. Abel Posse en su recientemente aparecido Noche de Lobos pinta un cuadro terrible, con una fase inicial de torturas inenarrables (o no tanto, porque él las narra) para sacarle rápidamente información a los prisioneros apenas capturados, de manera de acabar con la célula terrorista que integraban, y una fase posterior, para los que no eran eliminados mediante "vuelos", en la que se les asignaba algún trabajo; en estos casos podía tratarse de tareas que tuvieran alguna utilidad política para Massera.
Sencillo: Concilio Vaticano II.
ResponderEliminarEl Séptimo Rey Mago
Vamos a ver el capítulo de "Lewis". Si no recuerdo mal, había uno de "Morse" muy similar, sólo que no era una obispa, sino una sacerdotisa: "Fat chance" (está em Youtube).
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