Días atrás, un lector pidió con insistencia que publicara los lugares donde se celebra la misa tradicional que él enviaba, y resultó ser que eran solamente los lugares donde tienen prioratos o algún centro la FSSPX. No cabe duda que la Fraternidad tiene un liderazgo, sobre todo en Argentina, en mantener la misa tradicional, y eso debe ser definitivamente reconocido. Pero, a Dios gracias, la misa tradicional la celebran también regularmente muchos sacerdotes que no pertenecen a la FSSPX. Y cada vez en mayor número. En varias diócesis argentinas se trata de misa dominicales: San Miguel, La Plata, Mendoza, San Rafael, San Luis, Villa María y otras más. En otros países de Latinoamérica sucede lo mismo.
En Estados Unidos casi todas las diócesis (y son cientos) tienen misa tradicional, y lo mismo ocurre en Europa donde hay parroquias donde solamente se celebra ese rito, por ejemplo, las que tienen a su cargo la Fraternidad San Pedro o el meritorio Instituto Cristo Rey, o la parroquia Saint Eugene de París, atendida por sacerdotes del clero secular.
Esta realidad, que a veces nos resulta desconocida, me impulsa a reproducir un artículo que escribió hace algunas semanas el director de Adelante la Fe, don Miguel Ángel Yañez. Llamo la atención particularmente de lo que afirma de la nota (1).
En Estados Unidos casi todas las diócesis (y son cientos) tienen misa tradicional, y lo mismo ocurre en Europa donde hay parroquias donde solamente se celebra ese rito, por ejemplo, las que tienen a su cargo la Fraternidad San Pedro o el meritorio Instituto Cristo Rey, o la parroquia Saint Eugene de París, atendida por sacerdotes del clero secular.
Esta realidad, que a veces nos resulta desconocida, me impulsa a reproducir un artículo que escribió hace algunas semanas el director de Adelante la Fe, don Miguel Ángel Yañez. Llamo la atención particularmente de lo que afirma de la nota (1).
Hay una serie de personas y grupos que día sí y día también, a golpe de teclado en blogs, foros y redes sociales, se encargan de repartir carnets de católico “tradicional” (1) puro o impuro, auténtico o liberal, sentenciando con todo tipo de anatemas a quienes no compartan su punto de vista sobre qué hay que hacer o cómo comportarse en la situación de crisis de la iglesia que vivimos.
Se empeñan en que el elemento de corte no sea tener la misma Fe, sino compartir la dogmatización de su criterio acerca de cómo actuar. En líneas generales, para una gran mayoría de estas personas parece que es absolutamente imprescindible que los sacerdotes tengan algún tipo de irregularidad canónica como marchamo de autenticidad tradicional, y aquellos que no la tienen, ya pueden decir o hacer lo que quieran, que son rápidamente denostados como apestados por ser “tradi-liberales”, “primaverales” o similares (léase persona que mantiene la Fe católica 100%, pero no ha sido sancionado por la autoridad o no comparte el criterio sobre qué hacer de algunas personas o grupos).
Con semejante principio, la disgregación de estas personas en grupúsculos que a su vez tienden por naturaleza a seguir subdividiéndose crece hasta el infinito, puesto que todos excluyen a quien, aun compartiendo la Fe, disienta en su forma de actuar en algún punto.
No se trata aquí de hablar de casos concretos, sino de hacer un llamamiento al sentido común y a la unidad. Desgraciadamente no existe un catecismo de cómo comportarse ante una crisis de estas dimensiones en la Iglesia, y podría ser que varios enfoques o “carismas” sean igualmente válidos y complementarios. Estamos en una auténtica batalla, donde como en un ejército deben existir todo tipo de combatientes, desde los aguerridos soldados de primera línea y operaciones especiales, hasta los ingenieros, intendencia e incluso espías camuflados entre el enemigo. El punto de unión de ese ejército siempre debe ser los mismos ideales, y lo que no puede ser es que nadie pretenda imponer que el ejército sólo debe componerse de la tropa a que corresponde su pelotón, pues estaríamos deslizándonos peligrosamente hacia el sectarismo.
La Comunión con la Iglesia, la auténtica, no se basa SÓLO en tener el “sellito”, el “papelito” canónico, como le llaman algunos, y mucho menos aún en no tenerlo. La misma se fundamenta en dos puntos jerarquizados, unidos e indisolubles: La unión en la misma Fe y el vínculo canónico con la autoridad.
Primero es la Fe, nos debería unir la misma Fe que tenga el papa y los obispos y luego, COMO CONSECUENCIA, DERIVADO E ÍNTIMAMENTE INDISOLUBLE LA UNIÓN CANÓNICA A ELLOS. Pero ¿y si la propia autoridad rompe el vínculo en la Fe, fundamento y fuente de la unión canónica? Pues es evidente que se estaría creando una situación anómala de la cual es responsable la propia autoridad que la rompe, y no el fiel o clérigo que la sufre, lo cual a su vez, dicho sea de paso, tampoco justifica que hagamos lo que nos venga en gana. Y digo anormal porque ante dicho hecho, se tenga o no el “papelito”, nadie estaría en comunión auténtica con dicha autoridad, porque la comunión en la Fe no existiría en ningún caso, pero no por decisión del inferior, sino del propio superior que la ha roto.
Estaríamos así ante dos supuestos que vemos en el mundo tradicional:
1) Por un lado quienes no tienen ni comunión de Fe ni canónica con la autoridad (2).
2) Por otro lado quienes por mucho que lo disimulen y camuflen tampoco tienen comunión de Fe, pero sí canónica, lo cual en realidad no sería más que una apariencia de Comunión. Estaríamos ante una nueva tipología de división en la iglesia en la que existiría una apariencia de comunión con la autoridad sin unión en la Fe –lo cual como hemos visto jamás sería una auténtica Comunión-, y dicho sea de paso sería una situación también absolutamente anormal sin precedentes a pesar de la apariencia de normalidad.
Como ven la situación es sumamente confusa para unos y para otros y esto debe hacernos bascular prudentemente hacia no querer imponer a los demás nuestra opinión de qué hacer o de lo que está por venir, que sólo Dios sabe. Si mantenemos la misma Fe, elemento principal de Comunión con la Iglesia roto por la propia autoridad, debemos considerar a los demás hermanos de la lucha y –a lo sumo- rezar por ellos y dialogar serenamente sobre aquellos puntos pragmáticos que pensemos sean conflictivos, pero siempre asumiendo con caridad que son personas tan católicas como nosotros, en una situación extremadamente confusa, y no queriendo imponer de forma dogmática y sumarísima nuestro particular punto de vista en una situación en la que lo más parecido donde mirarnos sería en la época del arrianismo, donde la Iglesia ha canonizado a grandes Santos confesores como San Atanasio y San Hermenegildo, que demostraron con sus hechos que no existe comunión verdadera sin comunión en la Fe. Recordemos también que en la historia de la Iglesia ha habido incluso grandes santos, como San Vicente Ferrer, que en su época se adhirieron erróneamente a un antipapa pero, a pesar de eso, han sido canonizados por la iglesia, por lo que no debemos fulminar tan categóricamente a quien sea nuestro hermano en la Fe pero pensemos se equivoca en alguna decisión práctica en estos momentos de confusión.
El simple fiel no tiene porque ser un experto en derecho canónico, y por ello debe siempre tender a lo más prudente y seguro bajo el criterio de la comunión en la Fe íntegra sin soluciones extremistas, alocadas e imprudentes, manteniendo en cualquier caso el principio de autoridad y no tomando decisiones por su cuenta. Un laico -o un clérigo- no es nadie para decidir quien es papa o quien no, por ejemplo. Es mejor esperar la decisión de la Iglesia que anticiparse a ella. Sinceramente no veo porque si se puede estar “regularizado” canónicamente y quitar a sacerdotes y fieles quebraderos de cabeza “canónicos”, incluso si sólo fueran aparentes, habría que estar irregularizado como si eso fuera nuestra garantía de catolicidad. No le veo ningún sentido excepto el pretender mantener nuestra capillita particular.
Tengamos también presente que Dios suscita nuevas almas y autoridades que se van uniendo al combate y que, como muchos de nosotros, y como Dios hace muchas veces las cosas, se incorporan gradualmente a la batalla. Si nos dedicamos a descalificarlos buscando en su pasado elementos que podrían parecer incoherentes, o algunas opiniones inmaduras, jamás podría salir un nuevo defensor de la Verdad, porque a todos objetaríamos algo, incluido a la mayoría de nosotros mismos. Miremos pues no tanto que hicieron, sino que hacen en la actualidad o hacia qué están dirigiéndose claramente, y tengámoslos como una esperanza y no como un enemigo. Quien siembre lo contrario se equivoca gravemente.
In necesariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas – En lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad (San Agustín).
Miguel Ángel Yáñez
(1) Estrictamente hablando no existe el católico “tradicional”, o se es católico o no se es. No pude existir un católico “no tradicional”, máxime cuando la Tradición es una de las fuentes de la Revelación.
(2) Hablo siempre de la autoridad en un sentido amplio, lo que no quita que ha habido y hay honrosas, pero bien escasas, excepciones en la jerarquía. Desde hace 50 años, por acción u omisión, la jerarquía viene rompiendo la unidad en la Fe.
Se viene la Santa Inquisición , " Tribunal de Misericordia " . Siempre lo que hemos buscado ...
ResponderEliminarhttps://infovaticana.com/2017/02/15/germinans-germinabit-nos-quieren-excomulgar/
Estimado Wanderer:
ResponderEliminarDisculpe pero le voy a dar un enfoque más "sacramental" a su muy buen post.
1.- Se es católico por el bautismo mediante el cual Dios infunde la fe, como un don gratuito -jamás adquirido por el sujeto de modo voluntario-.
Este don puede perderse -mayormente por pecados reiterados contra la fe- pero, nominalmente, seguir el sujeto siendo católico -incluso "tradicionalista" o conservador- y, en realidad, poseer una fe basada en un auto-convencimiento, una convención social, comodidad, etc.: una mera ideología, una pertenencia a un "club": el club de los católicos.
Lo mismo pasa con los progresistas, se dicen católicos y, en realidad, ostentan una ideología, en su caso alejada, marginal o directamente contraria a las concreciones definidas por la Iglesia Católica de la fe -los dogmas y el magisterio-.
La "posesión de la fe" en un sujeto bautizado es un juicio de gran aridez y sobre el cual, en general, solo podemos juzgar -y así lo hace la Iglesia- por el fuero externo. Aún más, un católico puede perder la fe y recuperarla -después de arrepentirse y actuando la misericordia de Dios- pero, externamente, ni nos enteramos. Es lo que suele pasar con católicos conservadores o tradicionalistas, nadie esta exento de una crisis de fe, de perderla, recuperarla, o de períodos de aridez. Las han padecido grandes santos.
2.- Respecto a la sujeción canónica estricta, juzgo -y puedo equivocarme- que no resulta "esencial" -en términos absolutos- porque muchas veces en la historia (San Atanasio y Monseñor Lefebvre son ejemplos, que exigen un cuidado análisis particular para justificar la genuinidad de sus desobediencia a la autoridad de la Iglesia) la autoridad canónica puede ser arbitraria aunque, de modo normal, el buen católico se somete a la autoridad, incluso a la autoridad injusta, encontrando en la posesión de la fe -que incluye esta sujeción a la autoridad injusta- todo su consuelo terrenal y ultra-terreno.
Si esa es la regla para la autoridad civil -sometimiento a la injusticia, salvo que se ordene algo directamente contrario a la autoridad divina, que el católico debe ejecutar- no puede ser distinto en relación a la autoridad eclesiástica. Los mártires y Santo Tomás Moro son ejemplos. Gracias a Dios, ya que tanto se habla, Francisco no ordenó jurar fidelidad al capítulo 8 de Amoris Laetitía.
San Pío de Pietralcina es el contra-ejemplo de San Atanasio, Lefebvre o Savoranola, un santo que vivió perseguido de modo casi permanente por una autoridad eclesiástica absolutamente arbitraria -el propio Pío XI, que no puede decirse fue un mal Papa-.
Como siempre, se trata de un juicio particular, arduo y que, para el que tiene fe genuina, no supone un problema, porque el juicio eterno de Dios prevalece sobre el erróneo juicio humano -civil o eclesiástico-, aunque ello pocas veces se resuelve en el plano mundano y en vida de los protagonistas. Es un signo de la naturaleza atemporal -puesta en el más allá- nuestra fe y de nuestra Iglesia, deja a veces la amarga sensación de que la vida terrena de muchos santos fue un valle de lágrimas e injusticias, y no una realización mundana de la fe: sin embargo es la mejor de las señales, vemos la santidad en signos de la vida de los santos. Vemos también que, sabiamente la Iglesia nunca se ha atrevido a afirmar con certeza que alguien está en el infierno, ni siquiera respecto de los peores herejes y pecadores de la historia.
Respecto de la foto del carnet de los "Misioneros de Perón", el viejo secretario del colegio secundario al que concurrí -ya fallecido hace muchos años- me contaba historias respecto del chanta que había creado este sello de goma.
ResponderEliminarUn digno exponente del misionado y sus adláteres.
Sucedía que ante cada designación de ministros, secretarios, elección de diputados o senadores, este sujeto hacía mandar una felicitación al nuevo funcionario que se incorporaba, como el Jefe de los Misioneros de Perón.
Dado que podía suceder que obtuviese respuestas de cortesía, luego las guardaba y las exhibía como muestra de influencia y poder.
Así fue como tenía engañados a los empleados que trabajaban con él, con el cuento de que les conseguiría un permiso para colocar un quiosco en la Plaza situada frente a la Basílica de Luján.
Y así, cuento mediante, se hacía traer la comida por los incautos. Logro que sostuvo por bastante tiempo.
La comedia era completada con un minuto diario de silencio en homenaje a la fallecida Abanderada de los Humildes.
Minuto de silencio que era concluido con un ¡¡Hemos Cumplido!!
Ver el carnet, y producir el recuerdo inmediato de esta historia increíble, fue todo uno.
Lo comparto pues describe muy bien lo que éramos.
Y seguimos siendo, pese al paso de tres cuartos de siglo bajo la misma desgracia.
Inocencio Aldophe, Empleado Público eterno e inmortal (como la Abanderada).
"Los verdaderos amigos del pueblo no son revolucionarios ni innovadores, sino los tradicionalistas"
ResponderEliminarSan Pio X, carta Apostólica Notre Charge Apostolique
Muy acertada su afirmación, se es católico o no se es. seguir a Jesucristo es seguir lo que El mismo enseño, plasmado en los santos Evangelios y lo que la Santa Iglesia ha estipulado como "Doctrina" a través de los siglos. Ser "tradicionalista" es un deber de todo católico.
ResponderEliminarPascendi, no mienta. El texto del documento de San Pío X dice:
ResponderEliminar"...que l’Église, qui n’a jamais trahi le bonheur du peuple par des alliances compromettantes, n’a pas à se dégager du passé et qu’il lui suffit de reprendre, avec le concours des vrais ouvriers de la restauration sociale, les organismes brisés par la Révolution et de les adapter, dans le même esprit chrétien qui les a inspirés, au nouveau milieu créé par l’évolution matérielle de la société contemporaine : car les vrais amis du peuple ne sont ni révolutionnaires, ni novateurs, mais traditionalistes."
Es decir, el Papa no se está refiriendo a la tradición como tradición litúrgica (misa en latín, ad orientem, etc.) que es a lo que se refiere el post, sino a la tradición en cuanto al orden social que existía en el mundo cristiano antes de la Revolución.
No nos tome por estúpidos.
Mientras tanto, en la Ciudad Miliciana...
ResponderEliminarSan Martín de los Andes, 5 de febrero de 2017, año del Señor
Circular del Fundador y Presidente de Fasta
Queridos miembros de Fasta:
En mi carácter de Fundador y Presidente de Fasta me permito aclarar a través de esta Circular el ataque propiciado a SS el Papa Francisco por anónimos enemigos a través de afiches en la ciudad de Roma, donde se le acusa de no haber obrado con Misericordia en las decisiones en las cuales está tratando de orientar a la Iglesia.
Al respecto me permito decir:
1. Nuestro patrono Santo Tomás enseña que la Misericordia es un acto interior de la
Caridad, con esto quiere decir que todo acto humano para ser misericordioso tiene que estar orientado por el amor de la Caridad.
2. Si no se cumple con este requisito no hay Misericordia sino compasión, y la compasión, como señala Santo Tomás, es una pasión del sentimiento que actúa desordenadamente y sin orientación.
3. La Misericordia al ser orientada por la Caridad se hace esencialmente ordenativa, es decir que la Caridad ordena la Misericordia al bien de la persona a quien se aplica o de la
sociedad en la cual se actúa.
Conforme entonces a la doctrina de Santo Tomás y a la doctrina de la Iglesia estos señores
anónimos que han atacado al Papa desconocen el sentido propio de la Misericordia y la confunden con la compasión. Y desde otra perspectiva ya se sabe, y también lo enseña Santo
Tomás, que las denuncias anónimas no tienen ningún valor moral probatorio.
Por todo lo cual nos permitimos concluir que SS el Papa Francisco, que es el responsable del bien común de la Iglesia, ha actuado con absoluta Misericordia toda vez que sus decisiones se tomaron por la caridad y el bien común de la Iglesia.
Les pido a los presidentes jurisdiccionales y a los responsables de las fundaciones y de las obras apostólicas de Fasta den suficiente difusión a la presente Circular.
Les bendigo en Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima.
Fr. Dr. Aníbal E. Fosbery op
Fundador y Presidente de Fasta
Días más tarde un miembro de FASTA publica en su cuenta de Facebook que Bergoglio lo recibió en audiencia y, entre otras Bergogliadas, le dijo que le había llegado esa mañana una carta de su amigo Aníbal.
Perfectamente de acuerdo con el post.
ResponderEliminarArgentina, increíblemente, es uno de los países donde menos Misa tradicional hay. Por el contrario, Brasil, cuna del progresismo y la Teología de la Liberación que influencia a Latinoamérica hasta el día de hoy, tiene una cantidad impresionante de sacerdotes diocesanos, frailes y obispos que celebran la Misa tradicional sin ningún problema.
Este país está lleno de bloggeros anónimos y de curas "tradi" (extra FSSPX) que son incapaces de celebrar Misa tradicional. No puede ser que en la Arquidiócesis de Buenos Aires no haya NI UN SOLO CURA o religioso que pueda celebrar Misa tridentina.
Y para los que vivimos en zona norte, es increíble que en toda la diócesis de San Isidro, con tanta gente bienuda y conservadora, tampoco haya UNO. Solamente está la Misa periférica de Tigre, en la sombra, lejos de cualquier relación con la diócesis.
El artículo está bueno.
ResponderEliminar¡Pero está mortal la explicación histórica de esos carnets!(Anónimo 12:01)
¡Más! creo que se complementa -Mutatis mutandi- con espíritu del artículo.
Gerald.
AL Cardenal Burke lo mandaron a la isla de Guam!!!!!
ResponderEliminarDeberiamos hacer una lista con todas las misas tridentina en Argentina e ir perfeccionandola. Todos conocemos lugares. Messe monde esta incompleto.
ResponderEliminarLo intenté. Imposible. Averigüé en la Curia de la D. de Buenos Aires, los datos estan desactualizados. En Bella Vista la dan en la P. de la Inmaculada Concepción. En Ing. Maschwitz creo que en el colegio San Pablo. Extra canonicamente, en los centros de misa de la FSSPX. La del Tigre ni idea.
EliminarYo no entiendo si Fosbery se hace el idiota o si realmente es idiota. O si está gagá.
ResponderEliminarPero esa carta es un insulto a la razón y a la realidad.
Es la una definición práctica de lo que es un neocon.
Lo de Fasta increible.Me parece o en la carta o hay un sofisma mas grande que una casa.
ResponderEliminarObvio que acá es donde menos misas verdaderas hay, porque donde el obispo del lugar se entere que hay algún cura o monje que la celebren lo vuelan....
ResponderEliminarDon Guánder, no leído por entero el post, pero es suficiente reconocer la dirección en la que va su argumento.
ResponderEliminarAgregaría a sus afirmaciones la siguiente observación: los que dan prioridad absoluta y excluyente al tema de la misa, desconocen el nivel de degradación que ha alcanzado la liturgia allá, fuera del círculo en el que se mueve. Y este es el problema: en general, las personas que reclaman ante todo por volver a la misa en latín tienen poco o infrecuente contacto con el mundo cultural, ya que desarrollan su sociabilidad en círculos de instituciones o vínculos familiares. Esto no tiene nada de malo, pero se corre el riesgo de no contemplar todos los elementos en juego. Y yo más de una vez me he desplazado 50 kilómetros para tener el placer de asistir a una misa "tradi".
A quienes poner como sine que non la vuelta a determinada liturgiam quisiera señalarles que primero debemos volver a enseñar que Nuestro Señor está presente en la hostia y que la misa actualiza Su sacrificio como único sacrificio, permitiéndonos el milagro de estar presentes allí, en Jerusalén junto a Su Madre y San Juan. Me parece que muchos creen que esta verdad está vigente. No es así. Los obispos se la han quitado al pueblo. ¿No debería preocuparnos al menos un poco algo de tanta gravedad? Esta falta de conocimiento implica innumerables e incesantes desprolijidades y maltratos al cuerpo de Nuestro Señor, pasado de mano en mano sin veneración y tomado por miles de personas sin confesarse. Me parece que esto no es poco. Personalmente, creo que poco puede ocuparnos el latín cuando se desmerece sistemáticamente la eucaristía.
Una vez que abordemos este problema, la liturgia podría pasar a ser la prioridad. El pueblo está abandonado por sus pastores, que le niegan la fe y la buena noticia de que Jesús quiso quedarse con nosotros. El punto de partida es éste, no el que tenemos quienes somo afortunados de heredar por caminos excepcionales la fe.
Saludos
Wanderer, los BRETES te saludan.
ResponderEliminarhttp://adelantelafe.com/franciscanas-guatemaltecas-realizan-valiente-movimiento-hacia-la-tradicion/
La Sociedad de San Pío X tiene un priorato -“Nuestra Señora de Fátima”- en la Ciudad de Guatemala,
Este es el único priorato de la Sociedad de San Pío X en América Central. No existe otra fraternidad de sacerdotes católicos tradicionales operando en América Central, y tampoco existe diocesano alguno ofreciendo la misa.
El 10 de septiembre de 2016monseñor de Galarreta hizo público el decreto que reconoce formalmente a estas monjas como una comunidad establecida bajo el cuidado y la guía pastoral de la Sociedad de San Pío X.
El obispo dejó claro que él es un obispo auxiliar de la Iglesia católica romana y que en tiempos normales, este acto habría sido realizado por su Ordinario correspondiente. Considerando que los tiempos actuales de la Iglesia no son normales, la caridad obliga a la Fraternidad Sacerdotal a asumir esta responsabilidad.
Lo saludamos desde este Brete de la TRADICION CATÓLICA