Su Beatitud Kirill, patriarca de Moscú y de todas las Rusias, se mostró satisfecho y alabó el anuncio del presidente ruso Dimitri Medvedev sobre la propuesta de introducir la asignatura de Religión en las escuelas rusas. Sin embargo el proyecto piloto prevé sólo enseñar cuatro credos entre los que no se incluye el católico. | |
Nota desiderativa: Esperemos que Mons. Pezzi no encuentre eco a su propuesta. Entre aprender el cristianismo ortodoxo con su bellísima liturgia y su doctrina clara e intocable, aunque cismática, y el cristianismo latino, con su liturgia montiniana, horrible y desacralizada, y su doctrina ambigüa y secularizada, no sé con cuál quedarse. |
sábado, 1 de agosto de 2009
Religión en las escuelas rusas
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Estimado Wanderer,
ResponderEliminarmatice su corolario. Es divertido, compartimos el pathos, pero modere el ethos, por favor. Cualquiera de los socii del blog le dirá lo mismo, en especial Carlos B.
Cordialmente.
Muy estimado Wanderer, sus comentarios teológico-filosóficos y la agudeza de sus análisis desde la perspectiva histórica son para mí de un altísimo valor, como así también las intervenciones de los distinguidos participantes de este blog.
ResponderEliminarEn cuanto al último tema "Religión en las escuelas rusas"..., creo que no tiene Ud. mucha opción.Conociendo la reforma bugni-montiniana y los entretelones del Rin que desembocó en el Tíber, quédese con el cisma: es más "ortodoxo"...
- Malachi Martin -
Respecto del Papa que menciona Wanderer no estoy tan de acuerdo. No del todo en lo doctrinal; tal vez sí, en la perplejidad que causa un gobierno tolerante hasta el extremo con los maestros de la heterodoxia.
ResponderEliminarSiempre me he preguntado -porque gracias a Dios, por razones generacionales, no me tocó padercerlo- por la gente a la que le "formatearon la cabeza" con cosas tales como el Catecismo Holandés, la (a)teología de un Hans Küng o el trecermundismo vernáculo, etc. ... ¿Cómo habrían podido sustraerse a la propia esfera cultural y a los parámetros de "ortodoxia" vigentes en su horizonte académico y formativo? Un "teologuito hereje" llamado al silencio hace unos meses, y con justicia, por su Obispo lo expresó con sinceridad: -yo no he hecho otra cosa que vulgarizar lo que me enseñaron en una universidad pontificia de Roma...
Cordiales saludos.
Estimado Wanderer: No soy experto en la Iglesia Ortodoxa Rusa, pero ¿no hay diferencias doctrinales con ella (filioque, primacía petrina, dogmas del segundo milenio)?
ResponderEliminarCoronel:
ResponderEliminarEfectivamente, la teología rusa cuestiona muchas veces las verdades de fe que Ud. menciona.
La teología latina cuestiona varias veces, en las universidades pontificias, la divinidad de Cristo, su presencia real en la eucaristía y la virginidad de la Santísima Virgen, entre otras verdades de fe.
Mi pregunta iba más por el lado de si son meras opiniones de teólogos ortodoxos o es parte de su doctrina oficial. Es decir, ¿hay diferencias formales o -simplemente- materiales? Lo pregunto sinceramente por su afirmación de "doctrina clara e intocable". (Disculpeme si la terminología no es la correcta en el mundo cristiano oriental pues sé que se objetan de racionalistas los planteamientos teológicos a la manera latina.)
ResponderEliminarMe queda claro, por supuesto, que en las universidades católicas latinas se sostienen opiniones heterodoxas... como siempre ha sido, por otro lado. Eso no está en duda.
Wanderer, la teología ortodoxa cuestiona varias verdades de fe, como bien señala el Coronel. Pero la teología católica no, sino algunos teólogos. Por más que los "teólogos" heterodoxos sean muchos, por más que sean todos, no son la teología.
ResponderEliminarSaludos
Anónimo: Ud. tiene razón, pero quien enseña en las universidades y en las escuelas no es la teología latina, si no los teólogos latinos herejes.
ResponderEliminarSin embargo, se va a encontrar con muchos teológos latinos posteriores al cisma que no sólo no se saltearon un ápice de la revelación sino que acrecentaron la tradición, y además embellecieron y reforzaron el misterio litúrgico; en cambio, todos los teólogos ortodoxos posteriores al cisma (es decir, todos) deben aplicarse a la teología ortodoxa, que incluye negar el credo niceno y el primado de Pedro. Caso contrario, están fuera de la teología ortodoxa y dentro de la latina. Esto, si hablamos de teólogos y teologías. La teología que ud. llama latina sigue estando ahí, sin mengua de sí misma, por mucho que se reproduzcan los Bugninis y los Martinis.
ResponderEliminarSaludos
Anónimo: No sea ideólogo, mire la realidad, aunque no le guste. Los teólogos latinos que enriquecieron la tradición ya no están más, y la teología latina incorrupta hoy no enseña. Los que enseñan son los profesores de la Gregoriana y los catequistas de los escuelitas catequéticas fundadas por obispos sociólogos y nos pastores. Si vamos al caso, es mejor discutir el primado de Pedro que divinidad de Cristo.
ResponderEliminarVea, mi amigo, no creo ser ideólogo si mantengo un juicio o discuto una cuestión con respeto y seriedad, del mismo modo que no creo que ud. sea ambiguo por confrontar la aceptación de dos postulados básicos de la fe, aunque de diverso nivel. Ni la divinidad de Cristo ni la primacía de Pedro pueden ser discutidas. Una deriva de la otra y es inescindible. No me parece que haga falta recurrir a una herejía para recusar otra. Tiendo a suponer que su postura no es ambigua, pero aquí lo fue.
ResponderEliminarFíjese que no estoy en desacuerdo con ud. por el deplorable estado actual de la enseñanza de la teología, y de la teología misma. Sin embargo, aún en la modernidad surgieron teólogos notables, como Newman, aunque los mundanos y los desquiciados siempre fueron legión. No es nuevo. Al borde de la Resurrección proliferaron los rebeldes y los papanatas. Pero nunca fueron muchos los elegidos: Cristo los mandaba de a dos.
¿Estábamos hablando de teología, de apostolado, de la doctrina de la Palabra, o de qué? No es para todos. No creo que tengamos que rezongar porque las universidades no están llenas de sabios. Ni creo que haya que deprimirse por los profesores y los catequistas modernos. Así están las cosas, nos encaminamos a la desolación.
El punto en discusión, al menos para mí, es que ud. confronta el cristianismo ortodoxo "con su bellísima liturgia" (en lo que estoy de acuerdo) "y su doctrina clara e intocable" (en lo que no estoy de acuerdo) con el "cristianismo latino". Lo denomina peyorativamente y le fija una cadena de horrores. Ignora catorce siglos y se come de un bocado una gran cantidad de excelsos teólogos que aguantaron a pie firme el embate de la modernidad. Ni demasiados ni escasos: los suficientes como para no decidir que sólo en Rusia perduró la fe.
Los rusos y los eslavos en general tienen esa suerte de consistencia primitiva que no está incluida en nuestra forma de ser. Ahora bien, con toda su consistencia, terminan aceptando la enseñanza en sus escuelas del islam, del budismo y del judaísmo, y hasta de "ética secular", pero no del catolicismo. Evidentemente, la modernidad y la estupidez no sufren ningún tipo de condicionamiento geográfico.
Nuestros males, a la vista. Los de ellos, nos acaba de informar ud. Si quiere saltearse este punto y concentrarse en oponer la clarísima ortodoxia rusa a la estolidez latina, bueno, ud. es el dueño.
Saludos
A mi modo de ver, hay una cuestión de hecho: si en la Teología católica, y en la Catequesis, posterior al Vaticano II, predomina una explicación ortodoxa de la Fe; o si, por el contrario, en la presentación de la doctrina católica prevalece -por la influencia de los representantes y la difusión de los errores- una cantidad de heterodoxias tan graves, que pueda considerarse comparativamente peor que lo enseñado por las Iglesias ortodoxas cismáticas.
ResponderEliminarVoy a copiar algo de Iraburu. Se me perdonará lo largo de las citas, pero creo describen bien la situación actual. Del libro “Infidelidades en la Iglesia”, algo del capítulo 1:
La disidencia privilegiada. En pocos años la disidencia teológica, al menos dentro de ciertos límites, pasó de ser tolerada a ser privilegiada en bastantes medios eclesiales. Es la situación actualmente vigente en no pocas Iglesias del Occidente. En ellas es difícil que un teólogo sea prestigioso si no tiene algo o mucho de disidente respecto de «la doctrina oficial» de la Iglesia. El teólogo fiel a la doctrina y a la tradición de la Iglesia será generalmente estimado como adherente a una teología caduca, superada, meramente repetitiva, ininteligible para el hombre de hoy, creyente o incrédulo. Por el contrario, el haber tenido «conflictos con la Congregación de la Fe, el antiguo Santo Oficio», marcará en el curriculum de los autores un punto de excelencia…
La ortodoxia perseguida. Tiempos recios, en los que la fidelidad estricta a la doctrina católica puede llegar a ser una condición desfavorable o excluyente para enseñar en un Seminario o en una Facultad del Occidente ilustrado. Lo cual es lógico, por lo demás. Introducir en el ámbito predominantemente liberal y disidente de un Seminario o Facultad a un formador o a un profesor ortodoxo es admitir en él una bomba de relojería, pues es probable que cause graves problemas en cualquier momento.
Reprobaciones tardías de los maestros del error. En los decenios postconciliares la autoridad de la Iglesia (…) sido muy lenta o muy suave a la hora de reprobar a los maestros del error. Y éstos, mientras no se produce su pública y nominal reprobación, siguen difundiendo eficazmente sus errores…
Y otros textos del capítulo 5:
La disidencia escandalosa. Para tipificar la disidencia escandalosa sería preciso analizar, en muy penosa tarea, algunas obras –si nos reducimos a autores de lengua hispana– de José María Castillo, José María Díez Alegría, Juan Antonio Estrada, Casiano Floristán, Benjamín Forcano, José Gómez-Caffarena, José María González Ruiz, José Ignacio González Faus, Antonio Hortelano, Juan Luis Segundo, Jon Sobrino, Juan José Tamayo, Andrés Torres-Queiruga, Marciano Vidal, etc. Bastantes de ellos se integran en la Sociedad de teólogos y teólogas «Juan XXIII» o colaboran al menos en sus campañas.
ResponderEliminarLa disidencia moderada. Analizaremos, en cambio, al menos con unos pocos ejemplos, la disidencia doctrinal de algunos autores bien considerados en la Iglesia, que no han sido objeto de reprobación alguna, y que desempeñan altos ministerios académicos y eclesiales. Sus ambigüedades y errores nos parecen, lógicamente, y con gran diferencia, los más peligrosos para el pueblo cristiano. Traeremos aquí únicamente a cinco profesores actuales de esta orientación teológica moderadamente disidente…
Los manuales teológicos Sapientia fidei. Son más de veinte los manuales ya publicados en la colección Sapientia fidei, unos buenos, otros malos, otros regulares. Los que hemos elegido aquí en nuestra crítica están, sin duda, entre los más importantes: pecado original, gracia, cristología, eucaristía, teología moral fundamental y moral de la persona. Pues bien, por varias razones hemos querido fijar nuestra atención crítica en algunas obras de esta colección que la Biblioteca de Autores Cristianos publica en Madrid:
–por la gravedad de los errores que contienen, –por el prestigio de sus autores, miembros de la Comisión Teológica Internacional, catedráticos de la Universidad Pontificia de Salamanca, la Universidad de la Conferencia Episcopal Española.Son autores, de hecho, no discutidos. Ni siquiera hemos visto en varias Revistas católicas de clara ortodoxia recensiones abiertamente críticas a estas obras.
–porque los fieles reciben de buena fe la enseñanza de estos libros, ya que, publicados «con licencia eclesiástica del Arzobispado de Madrid», todos ven en ellos además «los manuales de teología de la Conferencia Episcopal Española», dada la relación de ésta con la BAC y con esta Serie de Manuales concretamente;
–y porque, de hecho, están entre los manuales de teología más difundidos entre los católicos de habla española.
Si estos manuales de teología, y otros semejantes, continuaran difundiéndose durante años, el perjuicio que sufriría la fe y la moral entre los católicos de habla hispana –la mitad de la Iglesia Católica– sería muy grande.
Deterioro doctrinal. Pero, dejando el caso concreto de los Manuales aludidos, vengamos a la cuestión de fondo. Si autores tan respetables –miembros de la Comisión Teológica Internacional, profesores prestigiosos de Universidades Pontificias, etc.– se permiten tranquilamente, sin apenas contradicciones, estas desviaciones del Magisterio apostólico, estas contradicciones abiertas del lenguaje de la fe, estas exégesis que, más que interpretar, niegan lo que dicen los textos sagrados, podemos imaginar hasta qué punto los errores doctrinales, en materias de fe y moral, supuran abundantemente en otros niveles inferiores de basura teológica.
Basta con visitar algunas Librerías católicas –a veces diocesanas o religiosas– para comprobar la innumerable cantidad de errores que están difundiendo muchas Editoriales y Librerías católicas.
Cordiales saludos.
Esa es "una" de las cuestiones de hecho, estimado Pablo, bastante desarrollada en este blog y con la que no discrepo. Otra cuestión de hecho, algo distinta, y que se planteó precisamente en este post, es la que el mismo lleva por título. Podemos seguir hasta más o menos la Séptima Plaga diagnosticando nuestros males. Sólo traté de considerar en su debido nivel el problemita de educación religiosa que ahora tienen los rusos, pudiendo elegir cualquier cosa, hasta una ensalada primavera, mientras no sea la religión católica. En algo deben tener que ver la teología y los teólogos ortodoxos. No es argumento la tabla comparativa post-conciliar. Con toda seguridad no leerán a Iraburu ni a nadie que se le parezca, pero un Juan Luis Segundo bien que calza en esas tres religiones y media escolarmente correctas, amén de la ortodoxa, en este punto incorrectamente política.
ResponderEliminarSaludos
Estimado Anónimo:
ResponderEliminarEn general, estoy de acuerdo con su último mensaje.
Me llama la atención que la noticia no diga nada respecto del luteranismo.
Es probable que en el menú de opciones de los alumnos rusos no figure el catolicismo por presiones de la Iglesia ortodoxa.
El discurso oficial del Patriarcado no cambia mucho: los católicos hacen proselitismo entre los ortodoxos, no tienen arraigo histórico en Rusia, son ajenos a la cultura nacional, etc.
A lo que habrá que agregar la proyección de errores provenientes de la teología ortodoxa sobre el catolicismo.
Ahora, si la opción concreta para un alumno es entre un Küng y un Evdokimov, el segundo me parece el mal menor.
Cordiales saludos.
Sigue sin quedarme claro que la doctrina de la Iglesia Ortodoxa Rusa (tanto disidentes como pro-Moscú) sea "clara e intocable". Creo que más bien es todo lo contrario.
ResponderEliminarHistóricamente la Cristiandad oriental ha sido reacia a las formulaciones teológicas de tipo escolásticas hasta el punto de que no sé si es posible hablar de una Teología ortodoxa en sentido estricto. Así es fácil encontrar "teólogos" ortodoxos muy próximos y otros con proposiciones que rayan el gnosticismo o, incluso, el protestantismo. El problema o la cuestión está en que es muy difícil percibir las proposiciones heterodoxas al venir envueltas en un manto de espiritualidad (salvando las distancias, se me hace parecido al caso de los místicos renanos del siglo XIV), pues cuando uno cuestiona a un ortodoxo, se limita a repetir las formulaciones del Credo Niceno sin mayores ampliaciones.
Dicho todo esto, está claro que las Iglesias orientales en general (pues hay excepciones), tienen una liturgia, una espiritualidad y una vida devocional muy rica, bien conservada y transmitida a lo largo de las generaciones.
En cuanto a lo que plantea el Anónimo, no soy experto, pero creo que es una cuestión bastante más compleja. Los ortodoxos --que se consideran católicos-- no aceptan el proselitismo de los latinos entre los fieles del respectivo patriarcado.
Y, sí, en el caso de kukuses de distinto pelaje (kikos, focolares, sanegidios, legionarios, carolonchos, opusinos, etc.) se trata efectivamente de proselitismo o burda propaganda, incluso yendo contra las tradiciones milenarias del cristianismo oriental.
En este sentido conviene traer algunas consideraciones históricas. En los primeros siglos, antes de la embestida musulmana, eran demasiado frecuentes las disputas entre los patriarcados orientales (Jerusalén, Alejandría, Antioquía y Constantinopla) por este tema del proselitismo – entre ellos, pero también con Roma.
La frase de que el cisma es fuente de herejías fue acuñada en esos tiempos por los Padres, pues mucho de las disputas entorno al arrianismo, el monofisismo, focianismo, etc. estuvieron fogoneadas por conflictos entre los patriarcados por sus áreas de influencia.
En general, las re-uniones con Roma se han dado no a nivel individual sino de comunidades (monasterios, pastores, obispos, metropolitas y patriarcas con sus fieles).
En cuanto a Rusia, generalmente, los zares fueron muy tolerantes y apoyaron a los católicos romanos en sus territorios pero siempre limitando su área de acción a comunidades étnicas como alemanes, poloneses, etc. Recordemos que tanto la Compañía de Jesús como la Orden de Malta fueron protegidas por los zares en tiempos de sus respectivas persecuciones.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el Papa Pío XII convirtió el Russicum en una especie de central clandestina de apoyo a la Iglesia Ortodoxa Rusa bajo el régimen estalinista. Aparentemente nunca se le pasó por la mente al Papa aprovechar la oportunidad para “convertir” rusos al catolicismo latino.
Creo que está claro que el carácter apostólico de la Iglesia Ortodoxa Rusa debe ser respetado por los católicos romanos.
Por eso es medio contradictorio el aparente "respeto" que Roma tiene con la Comunión Anglicana (a la que trata de mantener unida negándose a aceptar en bloque a obispos disidentes), aún cuando por defecto del orden sagrado han perdido su carácter apostólico; mientras que se permite a los "nuevos movimientos" hacer proselitismo entre las Iglesias ortodoxas y se limita el apoyo de los "uniatas" y otros católicos orientales en comunión con la Santa Sede.
De hecho, el "gesto" del Papa al renunciar al título de Patriarca de Occidente no gustó en Oriente pues consideraron que así Roma buscaría imponer una especie de super-patriarcado universal que ellos rechazan. Si algún lector sabe de Derecho Canónico de las Iglesias Orientales, sería interesante que nos dé una perspectiva más ilustrada acerca de todo esto.
Coronel: Muy bien lo suyo. Ahora, qué sotretas los zares venir a dar refugio a los jesuitas!
ResponderEliminarLudovicus dijo,
ResponderEliminarCoincido con usted Wanderer, una mancha única en la corona de Pedro El Grande, que la Tercera Roma haya cobijado a los jesuitas cuando Clemente XIV hizo justicia con su breve Dominus ac Redemptor
Me permito hacer un par de aclaraciones al anónimo de días pasados: en primer lugar los ortodoxos no niegan el Credo Niceno, en segundo, el Credo al que usted seguramente se quiere referir, no es el niceno (poco conocido y sólo hallable en libros especializados, no en uso liturgico), sino seguramente el “Niceno-Constantinopolitano”, que gracias a la alternativa permitida actualmente de utilizar en la Misa el “Simbolo Apostólico” (el Credo “corto”, para entendernos) lamentablemente tampoco es demasiado conocido. Sin duda usted debe querer aludir a que ellos al decir el Credo dicen “Que procede del Padre” y no “del Padre y del Hijo”, pero le cuento que es justamente así (como la primera) como dice el Credo Niceno-Constantinopo-litano. La expresión “del Padre y del Hijo” no fue puesta por los Padres del Concilio. Fue añadida tardíamente, al parecer en zona española y después se extendió en el ambiente Carolingio. El Papa del momento, se opuso y lo prohibió (no porque no aceptase la fórmula en sí, sino porque era consciente de que no se puede modificar así de fácil la profesión de fe de un Concilio Ecuménico y dogmático. Posteriormente el uso se impuso en occidente, fue finalmente aceptado y en la práctica se incorporó a la recitación litúrgica del Credo, pero estrictamente hablando, la fórmula no es del Credo “Niceno-Constantinopolitano” y el negarla, es herejía por supuesto, pero no negación del Credo “Niceno-Constantinopolitano” y mucho menos del “Niceno”.
ResponderEliminarAtentamente
Gandalf
El coronel Kurz, parece que ha sido agregado militar en el Este por la forma en que conoce ese mundo. Pero hago una pregunta: es un lugar común decir (y en esta discusión se ha dicho) que la teología ortodoxa es “inmobilista”, incapaz de evolucionar y de enriquecerse. Que se queda en la época de los Padres y los concilios. Sin embargo veo también que coincidimos muchas veces todos en que esta “Tradición viviente” de la que tanto se habla ahora, nos ha llevado a cosas extrañísimas y hasta escandalosas. Y acá va la pregunta ¿Cuál es la diferencia entre el inmobilismo ortodoxo y el “inmobilismo” lefebrista? ¿Por qué justamente Juan Pablo II al condenarlos en el Motu proprio “Ecclesia Dei”, denuncia en estos una “falsa concepción de la Tradición” que sería la raíz de la actitud que los llevó a la situación en la que estaban cayendo; pero por otro lado, nunca se ve, ni en Juan Pablo, ni en ni en Pablo a secas que criticaran el “inmovilismo” ortodoxo. ¿Por qué un “inmovilismo” es malo y el otro “simpático” si no admirable? Pero sobre todo ¿Cayeron los Lefebristas en un inmovilismo del tipo Ortodoxo? ¿Dónde está la diferencia?
ResponderEliminarUn oriental desorientado.
Gandalf, le agradezco el correctivo y me avergüenzo de mi falta de precisión, dada la prisa del medio. Quise decir eso, claro: que los ortodoxos niegan que el Espíritu Santo proceda del Padre "y" del Hijo.
ResponderEliminarNo dudo que si a muchos catequistas, profesores y teólogos (latinos, occidentales, romanos, como prefieran) ya no se les puede pedir que den razón de la Presencia Real en la Eucaristía, de la Iglesia Santa y Única, ni siquiera de la existencia de Dios o del diablo, simplemente porque ya no creen o no saben en qué creer, plantearles la vieja cuestión del filioque sería lo mismo que pedirle a Feliciano algún trabajito en photoshop.
Quedan en pie, sin embargo, dos cuestiones básicas: 1) si es herejía negar la procedencia del Espíritu (del Padre y del Hijo); 2) si es herejía negar el primado de Pedro. Después podemos pasar a las argumentaciones morales, históricas y políticas referidas a esos dos puntos, e incluso a otras desviaciones doctrinales de los teólogos ortodoxos (aburridas en comparación a las de los "latinos"), pero primero veamos si estamos de acuerdo en esto. Es muy difícil reconocer y enfrentar la falla visceral del mejor amigo. Tanto como lidiar con los pecados del superior inderrocable.
A los padres y alumnos rusos les está vedado conocer la religión católica, pero pueden elegir la catequesis judía, la mahometana, la budista, o un mix, o un cursito de moral mundana (?). Además de la ortodoxa, claro. Kirill estará satisfecho porque no duda que la mayoría seguirá a su patriarca. Que así sea.
Saludos
No creo que esté de más agregar lo siguiente, e incluso a esta altura me parece necesario, dado el rigor de la respuesta de Gandalf: no creo que la Católica y la Ortodoxa sean dos religiones distintas y sí creo –pedid y se os dará– que Dios permitirá, antes del fin, el abrazo de ambas en una sola Iglesia. Pero aunque me duela no puedo dejar de observar estas dos cosas (disculpen la simpleza de mi expresión):
ResponderEliminar1) Cargo parte grande de la culpa por el alejamiento de mi hermano, pero es debida al modo en que lo traté, no a las verdades que estoy obligado a defender; entre ellas, que es mía la primacía, que soy el primero, lo cual no deriva de coloquio humano.
2) Mi hermano carga parte grande de la culpa por las consecuencias de su alejamiento. Puede reprocharme muchas cosas, y tiene razón. Sólo espero que entienda que me cuesta demasiado volver a ser el mismo desde que se fue de mi lado.
El filioque, bueno, es lo que menos me importa que no sepan explicar los catequistas.
Saludos
Caro Ludovicus, por una vez debo disentir con usted, 1º El Zar Pedro fué la perdición de la Santa Rusia y no sé qué aspecto se puede rescatar de su gobierno que occidentalizó y modernizó la sociedad y la iglesia Rusa.
ResponderEliminar2º El único traspié que no se le puede achacar es este. La que conservó a los Jesuítas fue Catalina (también llamada la Grande, verá usted que no hay que confiarse de ciertos "Magnos" de la historia), pero lo hizo solamente porque le solucionaban el problema educativo, por la eficiencia den sus colegios (que nadie discute). Salvo este detalle, coincido plenamente en sus habituales intervenciones que leo con atención y admiración.
Avakúm
Perdón que me meta en esta discusión apasionante, sólo que me parece que algunos están un poco “perseguidos”. No es que se trate de dejar elegir una “ensalada primavera” con tal de que no sea la religión católica. Seamos honestos. Los católicos en Rusia son ahí una minoría inexistente, las religiones contempladas en la ley mencionada están multitudinariamente representadas en el país y a esto se debe la determinación de cuales se enseñarán y cuáles no (que esto coincida con las simpatías y antipatías ortodoxas, es harina de otro costal). También es importante saber que el conflicto de "jurisdicción" y "proselitismo" con la ortodoxia rusa no es en Rusia, sino en Ucrania, en Rusia ni se preocupan por los católicos, pequeño grupo de extranjeros: polacos, o alemanes estafados por Catalina. Y cuando digo “seamos honestos” es porque pienso que si la cosa fuera al revés, es decir en un país mayoritariamente católico, nosotros haríamos lo mismo (nosotros los frecuentadores de este blog, no los católicos del “subsistit in”) y el argumento nos parecería ultra-archi-lógico. Es más, lamentablemente si de “ensalada primavera” se trata, ésta aparecería en Rusia justamente si se pusiera a los católicos a dar clases de Religión. Me explico: con el esquema actual las clases de religión serán dadas por ortodoxos para los ortodoxos, por musulmanes para los musulmanes y por judíos para los judíos y para las minorías que no pueden justificar numéricamente la creación de una cátedra para ellos, no les van a enseñar a la fuerza doctrina ortodoxia ni van a tener que elegir entre las “autorizadas”, ni siquiera el panorama de los cuatro, simplemente pueden elegir: “Moral general” (y coincidamos en que es probable que esa “moral general” aporte algo mejor a los niñitos católicos que lo que le hubiera podido dar dar el impedido profe de religión “católica”, y perdonenmén un excursus pero en mi país (Deutschland), tengo amigos que anotan a sus hijos en la escuela poniendo en el casillero correspondiente “sin religión”, porque prefieren que en la escuela les den “ética” laica, contra la que es más fácil prevenir a los niños, que marcar “católicos” y exponerlos a las clases de un profesor, nombrado por el obispado, que les hará un “cacao” en la cabeza. (El sistema alemán es así: en las escuelas estatales hay religión, con profesores católicos y luteranos (la población del país es 50% y 50%) y uno marca a cual pertenece el niño para que lo pongan en la clase correspondiente). La cuestión es que no se trata de una selección de las religiones más importantes de la historia de la humanidad, limitándolas a esas cuatro (lo cual sí sería y una discriminación para el catolicismo, al cual no se le puede negar, al menos, un papel importante en la cultura y la historia). Se trata de darle a cada uno la suya, según la presencia estadística o presentar a los curiosos las que tienen peso en el país. Y ahí no hay “ensalada primavera”: El ortodoxo va a enseñar que la única religión verdadera es la cristiana ortodoxa, el musulmán que los que no aceptan el Corán están perdidos, los Budistas que todo es ilusión y el único que se avivó de esto fue Gautama y los judíos que ellos son el “Pueblo Elegido” (“Sí, elegido por Hitler” decía un animal amigo mío…). Pero si hubiera una cátedra “católica” tendríamos a los cuatro niños asistentes aprendiendo que hay “semillas del verbo” por todas partes, que el Espíritu sopla donde quiere, que con los musulmanes tenemos un mismo Dios y que los judíos son nuestros “hermanos mayores”, y hasta (depende de dónde venga el profe) que la pesadilla de siete décadas que los rusos tratan de borrarse de su alma, era una reivindicación de la justicia social… Bueno, perdón por lo largo, pero mi vida aislada me pone locuaz y con la edad me vuelvo peor.
ResponderEliminarEl abuelito de Heidy.
Oriental desorientado, los lefebristas critican a la “tradición inmóvil” ortodoxa porque leen en sus viejos manuales que está mal. Pero en la práctica han caído en lo mismo: no admiten que la tradición pueda desarrollarse, ese es el nucleo de su problema, tiene razón Juan Pablo!
ResponderEliminarAbuelito, dice ud. que no se trata de una selección de las religiones más importantes sino de darle a cada uno la suya, algo como un tipo de justicia religiosa, atento a las estadísticas y eso. Y que es todo lo que se puede pedir dado que está todo para el carajo. ¿Lo entiendo bien?
ResponderEliminarJohn Doe