La página de Jack Tollers, "Et voilà!" se ha renovado y cambiado su alojamiento. Pueden visitarla en : http://www.cuadernas.com.ar/etvoila.php
Como siempre, la mar de traducciones de Newman, Belloc, Duquesnes, Waugh et alii, más su célebra Catena argentea, más Castellani y otros tantos textos.
Aprovecho para agradecer a Tollers por la traducción de la biografía de Belloc por J. B. Morton (y a Vórtice por publicarla). La estoy leyendo y está muy bien.
ResponderEliminarGracias, Wanderer, por destacar mi renovada página.
ResponderEliminarY permítame sugerir a sus lectores el repaso de "Hypomoné, la paciencia indispensable" que en los aciagos días que nos tocan es texto que nos puede venir bien.
En todos nosotros, en nuestros posts y comentarios se detecta una leve, sorda nota de desesperación (que se comprende, es propio de gente bien ante tanto mal).
Pero es también, esa acedia, otro enemigo a vencer.
Acaso el último, el más difícil.
http://www.cuadernas.com.ar/miscelanea.php/hypomone_la_paciencia_indispensable.
Jack Tollers
Hola a todos!
ResponderEliminarSólo quería compartirles que siempre cuando he pasado momentos muy difíciles, de oscuridad y pesimismo he caído rendido ante las mismas palabras y ayer me volvió a pasar.
"Yo hago nuevas todas las cosas" (Ap 21,5b)
Muy bueno!
ResponderEliminarTollers, quién la diseñó? Muy lindo diseño.
JB
JB:
ResponderEliminarEl diseño responde a una idea mía (inspirada en otra página web).
Pero el laburo, laburo, propiamente es de Nico Flores:
nicolas.e.flores@gmail.com
JT
http://www.capitulo2010.ive.org/pag_res.asp?id=28
ResponderEliminarya termino el capitulo Walker es el general
Felicitaciones, Tollers, por la página remozada. Y esto no es una sociedad de bombo mutuo. Su descripción del tránsito del mate al whisky, de la tele a la radio, del dolor a la bronca, etc., se reproduce en lo esencial en tantos comentarios. Realmente es así. Y leyédolos uno se consuela, porque encuentra ignotos amigos en los que se ve como en un espejo, con sus más y sus menos, y en distintos momentos del propio estado de ánimo. Quizá sea este uno de los bienes que Dios saca de tanto horror. Consuelo y gozo, de una clase que difícilmente tengan Picheto y tantos “ganadores” de esta pírrica victoria que confirmará a algunos en su penosa deformidad o en su torvo resentimiento. Pero que no les agregará un gramo de felicidad verdadera.
ResponderEliminarY genial su alerta contra la acedia. Eso es lo que yo hubiera querido decir y no se me ocurría. Digo yo: aquí se juntan buenas plumas y mejores cabezas. Tal vez, pasada la conmoción de asco y tristeza, podríamos pensar que es una hora propicia para hacer un poco de luz, hablando con firmeza y caridad, con el alma serena, con confianza en Dios, pues alguno habrá que despierte y necesite esa palabra nutricia. Alguno, no una multitud. Pero alguno. Con paciencia (hipomené), sin cansarnos y digerida la pena. Hacer como decía Newman: que nuestras tinieblas sean la luz de los demás.
Y me voy a leer una novela policial de Ronnie que me regaló fray Rabieta al salir del confesionario.
Gracias a Wanderer y a todos, muchachos/as (qué tal?)
El anónimo normando