jueves, 24 de noviembre de 2011

Eran nuestros I


Un comentador del último post afirmaba que los montoneros “estaban con nosotros pero no eran nuestros”. No estoy de acuerdo. Eran nuestros, y se dieron vuelta. He hablado con personas que vivieron esas épocas y cuentan como en los grupos católicos universitarios, por ejemplo, donde todos eran grandes amigos, en un momento, se separan. Algunos permanecen y otros se van. Pero todos “eran nuestros”. Algo muy fuerte pasó.
Comparto la explicación de causas remotas de Disandro. Yo tengo otra que publicaré en un par de días. Y el Coronel Kurtz envía otra muy interesante también. Creo que son claves de lectura que se completan, y no se oponen.
Un buen tema de discusión:

Más allá del estudio meta-histórico (digamos) à la Disandro, hay causas más próximas.
No es tan raro ver cómo se produce la metamorfosis desde católico devoto, tradicional, con simpatías nacionalistas o conservadoras, hasta el militante revolucionario (no sólo montoneros y erpianos, sino también los famosos "cuadros de apoyo" que, según Firmenich, llegaron a más de 50.000 personas y que incluían a sacerdotes, obispos y laicos "comprometidos") si se analiza el contexto, se estudian las trayectorias personales, las motivaciones, etc. 
"Por suerte" los zurdos han escrito mucho sobre estos temas (en general lo publicado en los '90 tuvo mayor ánimo crítico que lo publicado antes y ahora donde se recurre al mito del "joven idealista").
Hace unos años copié los nombres de los que firmaban los manifiestos del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y, gracias a Google, "investigué" un poco. Lo mismo hice con los que firmaban los artículos de Cristianismo y Revolución. 
En general las trayectorias son muy parecidas: el Humanismo (la rama universitaria de la DC), las misiones rurales, los "Diálogos entre cristianos y marxistas", los grupos de estudio Teilhard de Chardin, los asesores universitarios de la JOC, algún paso por el nacionalismo más o menos peronista (Azul y Blanco, Tacuara, etc.), los "curas sociólogos" graduados en Louvain y los "curas obreros" venidos de Italia, Francia, Bélgica y España, etc. 
Todo bajo la conmoción del Vaticano II, donde se puso absolutamente todo en estado de duda (según testimonian los que en esos años estaban en el seminario).
Y en el contexto de Vietnam, las guerras anticoloniales de Africa, la Cuba castrista, etc.
Del otro lado, una sociedad y una Iglesia argentina aburguesada, mistonga, que le gusta coquetear con el poder, etc.
No es difícil que muchos se hayan "confundido". El mismo Castellani reseñaba en Jauja con bastante benevolencia el piquete que los curas tercermundistas le hicieron a Onganía en la Casa Rosada, donde amenazaban no festejar la Navidad (¡!) si no se tomaban medidas de gobierno concretas contra el hambre. [Esto no obsta a que, tiempo después, el mismo Castellani haya destrozado casi ridiculizándola la "doctrina" de los "terceromúndicos".] 
También obispos de fama más o menos conservadora (como Aramburu, Di Stéfano, etc.) van a proteger --al menos en un comienzo-- a estos curas, religiosas y laicos que iban radicalizándose cada vez más en sus posturas, quizá cuyo extremo más notorio fue el Padre Adur (que terminó sus días como Capellán con grado de capitán del Ejército Montonero [sic]).
Lo cierto es que, aún los que no terminaron con un ametralladora en la mano y tarde o temprano se abrieron (a muchos de los tercermundistas les importó más la bragueta que la revolución), han tenido vidas bastante miserables en la mayoría de los casos. Otros hicieron suyos los principios de (Groucho) Marx y no tuvieron mayor empacho en integrarse en la antes tan denostada "iglesia institucional" por un plato de lentejas (y hoy, algunos de ellos, cuando los vientos políticos otra vez soplan del poniente, sacan a relucir sus prontuarios). Unos pocos, en fin, a su modo, se reconciliaron con Cristo y la Iglesia.

4 comentarios:

  1. Muy buena reflexión, Coronel.

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  2. Otro aspecto interesante, es que el mismo esquema se repite en realidades distintsa. Por ejemplo ETA salida del de las juventudes católicas del Partido Nacionalista Vasco o las divisiones dentro de los movimientos católicos italianos a fines de los 60.

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  3. Yo nací en el 84 y no viví eso.

    Algunas cosas que me llaman la atención sobre el fenómeno.

    Si el concepto de traicionar a tu clase social es válido, los únicos traidores de clase en la Argentina son los chicos de clase media que se hicieron o se hacen peronistas.
    Se vivía mal en Argentina en el período de la Libertadora a la noche de los lápices? (libertadora + frondizi + illia + onganía)

    Qué necesidad había de hacer una revolución a la cubana en un país en el que se vivía muy bien, con un standard de vida cercano al del primer mundo?

    Por qué tengo que molestarme en comprender, en tratar de entender a los que se hicieron montoneros? Estamos hablando de contemporáneos de Travolta y Donna Summer, no de mongoles del Siglo XIII.

    Ex Luterano

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  4. No, querido Gelfand; ETA salió del más puro carlismo tradicional, profesado ansiosamente por los hermanos Arana, en especial, por Sabino, que hasta se inventó una bandera vasca.
    No digo que no fueran católicos, por que los españoles, y en especial los vascos (que son españoles) son católicos aunque odien y maten curas. Contra la natura difícil es alzarse.

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