El tema de fondo que plantea el post es harto interesante, y
se puede resumir en dos preguntas que se me ocurren:
1) “¿Hay o no hay una tendencia heteropráctica en Occidente,
mucho antes de estos neomovimientos, en relación con la manipulación en el
proselitismo, descontados los supuestos culturales?”
2) “¿Esa tendencia se prolonga en el siglo XX o hay una
diferencia cualitativa entre San Bernardo y Escribá, por ejemplo?"
Arriesgo una hipótesis: la diferencia cualitativa no está en
la tendencia, sino en los contextos en que se desenvuelven dichas tendencias, “vacunados”
contra la heteropraxis.
Es obvio que siempre ha habido tendencias heteroprácticas,
manipulaciones, coacciones. Como también herejías. El hombre es hombre siempre.
Jesús tenía dos discípulos, y los mejores, que a la primera de cambio le piden
calcinar a quienes no escuchan la predicación, con un sectarismo manifiesto.
El culto a la personalidad se usa para justificar todo tipo
de tendencias heterodoxas, ayer y hoy. Tampoco lo discuto. En los Padres del
Desierto hay historias de abbas que son señores de horca y cuchillo o de
lugartenientes que mandan en nombre del abad años después que éste muriera en
su cueva. El hombre es hombre siempre.
Por algo Cristo dejó la admonición, “nadie es bueno sino
Dios” y condenó usar la expresión “Padre” sino en el sentido analógico que le
ha dado la tradición cristiana, con todos los caveats del caso.
Sin ir más lejos, la Orden franciscana, surgida en la Edad
Media, tardó poco en convertirse en una olla de grillos atravesada por la
herejía y la heteropraxis nacida de una hipertrofia de la noción de pobreza y
dar origen a un cisma. Apuntemos no obstante el culto al Fundador era tan “intenso”
que lo depuso, en vida. Y era San Francisco, respecto de quien resulta
inimaginable pensarlo organizando su culto. No puedo abundar aquí, pero dejo
planteado el tema de hasta qué punto las organizaciones tienen vida propia y
reescriben la vida de sus fundadores, volviéndola bastante opaca y usándola
para fines corporativos. En San Ignacio tenemos un buen ejemplo de ello.
Habría que recurrir al fino análisis de Bouyer y encontrar
que, efectivamente, el Occidente cristiano a partir del segundo milenio va
desarrollando un élan individualista que no conoció el Oriente y que se
manifiesta, entre otras cosas, en cierto culto antrópico a las personalidades,
bastante diferente del rendido a los santos. Sería interesante espejarlo con la
evolución de la figura del Pontífice Máximo. Pero sería largo de contar. Baste
apuntar que, como todo proceso histórico, los rasgos se van acusando y lo que
es atisbo, tendencia, al final se delinea íntegramente en el marco de la
cultura totalitaria del siglo XX. Comparar al culto a la personalidad de los
franciscanos o los salesianos con el culto de Maciel es como comparar a Felipe
el Hermoso con Hitler. O al Estado capeto con la maquinaria totalitaria de la I
o V República.
Las tendencias son probablemente las mismas, porque el
hombre es el mismo. Los frenos, las instancias morigeradoras de dichas
tendencias cambian o desaparecen. La Edad Media era un vasto complejo de pesos
y contrapesos, tanto en el orden temporal como en el espiritual. El gran Santo
Tomás, de una Orden muy poco cultista, señaló que la obediencia, en una
organización, se debe a la regla más que al superior y a Dios a través del
superior, objetivando de una vez y para siempre las relaciones intersubjetivas.
Desaparecidas las instancias objetivadoras, los checks and balances, las analogías
ideológicas y sociológicas, como ha ocurrido en el Estado moderno, la
organización eclesiástica tiene dos instancias: el cero del miembro, el
infinito del Fundador o Superior (o del Pontífice) que expresa la Voluntad
divina. He aquí la diferencia cualitativa.
Decenas y decenas de veces escuchamos a Carlos Buela decir
ResponderEliminar" Maldito el hombre que confia en el hombre "
Me pueden explicar el significado de ese dicho en estos labios .......
Yo creo que sí hay una diferencia cualitativa sutil, pero importante, "entre San Bernardo y Escrivá".
ResponderEliminarAnte una crisis de fe, entiendo eso de usar la coacción convencer a tu hijo espiritual de que está en el camino correcto. No creo que sea una "buena acción", ni que el fin justifique los medios. Pero acá el objetivo es un bien para la persona.
El problema es usar la coacción, no por el bien de la persona, sino para mayor gloria de La Organización.
Ahí está la diferencia fundamental. A quién se está amando: al prójimo o a nosotros mismos.
- Andrés
Como bien dice Ludovicus, la enorme diferencia entre San Bernardo y Escrivá es la existencia de pesos y contrapesos dentro mismo de la Iglesia.
ResponderEliminarUn contrapeso no menor era la existencia de un verdadero laicado, un laicado con poder efectivo. Recomiendo el capítulo "Los dos poderes" del "Para que El reine" de Jean Ousset, donde (creo) está magistralmente explicado este tema.
El clericalismo, que ha venido creciendo desde el siglo XIX y que se ha visto exacerbado desde el Vaticano II, explica porqué estos "iluminados" pueden destruir familias y vidas con tanta facilidad (los laicos están --en general-- completamente desarmados frente al clérigo de turno) e impunidad (sin un poder externo que los controle, los clérigos prefieren lavar los trapos sucios en casa).
Comentario al Coronel Kurtz:
ResponderEliminarEstimado coronel, en mi opinión y en honor a la verdad, la coacción que se dió en el pasado es muy diferente a la que se puede dar ahora. De hecho, los tiempos son distintos y las circunstancias también. Puedo estar equivocado, pero no veo una coaación en el pasado centrada en una egolatría personal, eso lo niego rotundamente rotundamente, por lo menos en lo que respecta a los grandes santos fundadores de órdenes religiosas. Si pudo haber algún tipo de coaación sobretodo en aquellas almas que mostraran algún tipo de reveldía o soberbia hacia los decretos de sus superiores. Tal vez se las amenazaba con la condenación eterna .Pero ese tipo de coacción no estaba orientada por una personalidad de tipo megalómana como ocurre ahora en algunos movimientos laicales.
Lo que yo si creo que había era una fuerte coacción en las uniones matrimoniales, los matrimonios se realizaban con el compromiso de los padres de ambos contrayentes a fin de asegurar el bienestar económico para resguardar el patrimonio de tal o cual familia. Aquí no importaba mayormente la voluntad de querer casarse con tal o cual personande parte de los novios. En resumidas cuentas, desde un punto de vista eclesiástico, esos matrimonios eran nulos, por no haber libre consentimiento de las partes. El tema es complicado y tiene muchas aristas. Saludos
Estimado Wanderer,
ResponderEliminarQuería hacer una puntualización. La palabra "coacción" tiene dos acepciones, según el DRAE:
1. Fuerza o violencia que se hace a alguien para obligarlo a que diga o ejecute algo.
2. Poder legítimo del derecho para imponer su cumplimiento o prevalecer sobre su infracción.
La Iglesia tiene derecho a usar la "coacción" (en el sentido 2) con los bautizados para hacerles cumplir las promesas que realizaron en el bautismo (por sí mismos o por medio de los padrinos). Ése es el fundamento del Derecho Canónico.
El profesor Thomas Pink ha realizado un estudio muy interesante de la doctrina Católica sobre libertad religiosa, desde Santo Tomás a Dignitatis Humanae, pasando por Trento, que trata este tema. Está disponible aquí:
http://kcl.academia.edu/ThomasPink/Papers/647475/What_is_the_Catholic_doctrine_of_religious_liberty
Otra cosa distinta es que un miembro de una orden religiosa o movimiento para laicos use la "coacción" (en el sentido 1) de forma que un adolescente crea que la única posibilidad que tiene de salvarse del infierno pasa por ingresar en esa obra concreta, movimiento, etc.
Felicitaciones al jacobita, su aporte es muy claro con las debidas distinciones. Es realmente un gran aporte.
ResponderEliminarSaludos
Wanderer, ese desarrollo indivdualista que más o menos coincide con el fin del predominio del monacato contemplativo que coincide con el fin de la patrística y el predominio del religioso mendicante y extrovertido en el afán apostólico que coincide con el predominio de la razón sobre el discurso sapiencial ¿lo ve como causa o más bien como efecto de algo que va pasando en Occidente?
ResponderEliminarHe leído el capítulo de Jean Ousset que aconseja el coronel:
ResponderEliminarhttp://elnacionalista.mforos.com/1541226/9397442-jean-ousset-para-que-el-reine-cap-v-los-2-poderes/
y me parece para-fascista, lo siento.
luego mirando la biografía de Ousset se entiende, me recuerda tanto a los textos de Plinio Correa Oliveira, que mejor olvidarlo.
Marketing y publicidad en vez de primacía de la gracia? Vean esto:
ResponderEliminarhttp://religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=18684
Me imagino , en el Cielo, San Bernardo preguntándole a Escrivá ¿ Che………….Qué haces acá …?
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