Pobre Iván.
Se le fue la mano con sus prácticas autoeróticas y se fue derechito a las
profundidades donde habrá sido recibido por su abuelo Onan.
Llama
la atención el nivel de perversión y de adicción a un placer sexual altamente sofisticado
que tenía el pobre muchacho y que nos hace vislumbrar el estado de depravación
pompeyana en el que se encuentra una parte importante de la sociedad.
Pervertidos
siempre existieron, pero no estoy tan seguro que recurrieran a técnicas tan
peligrosas y rebuscadas. Abyssus abyssum
vocat; por eso, ¿cuál habría sido el próximo paso de Iván? Mejor ni
pensarlo.
Pero lo
preocupante del caso, es que Iván Heyn era un gobernante con un alto grado de
responsabilidad. Y enseguida podemos pensar que no era solamente él, sino
también otros de sus amiguitos de La Cámpora que ocupan puestos igualmente
importantes y que son “como hijos” de la Viuda Negra, quienes podrían tener
este tipo de aficiones o, mejor dicho, que están esclavizados a este tipo de
perversiones. Y esto sí que es un problema que nos incumbe, al menos desde la
perspectiva aristotélica.
Para el
Estagirita, la virtud de la templanza es la encargada de moderar los apetitos
de la carne. Una virtud de la que Iván adolecía. Templanza, en griego, se dice sophrosine,
es decir, la que salvaguarda o protege a la phronesis
o prudencia. Debido a que el placer sexual es tan fuerte e intenso, el hombre
corre el riesgo de caer en su adicción y, de ese modo, se le nubla el juicio y
no puede desarrollar adecuadamente su facultad intelectual. Será incapaz de
juzgar sobre el concreto singular, función de la prudencia, porque su
inteligencia estará nublada por las pasiones. Y por eso, la templanza tiene
como función precisamente proteger a la inteligencia y a la prudencia a fin de
que pueda juzgar correctamente. Y si la prudencia
o phrónesis es la virtud distintiva
del gobernante, es fácil darse cuenta la importancia que posee para él la templanza o sophrosine.
La
conclusión es clara. En manos de quiénes estamos…
Entre los milicos habia muchos que suscribian -y trataban de vivir- en un 100 % lo que Ud. dice y como gobernantes -ademas de morbosos torturadores y asesinos- fueron un tremendo desastre.
ResponderEliminarEs hora de darse cuenta que Cristina K y las huestes del peronismo los superan por varios cuerpos.
Es que estoy de acuerdo con todo, menos con el lamento de señora gorda de Barrio Norte de la ultima frase.
Dejemos a los gobernantes por un lado, y la moral sexual por otro mejor. Cuando los gobernantes se eligen en funcion de su vida sexual, me parece que estamos equivocando el punto.
Saludos,
No sé en manos de quién estamos. Pero me alegra no estar entre las de Iván.
ResponderEliminarPenélope.
Estimado Wanderer, no le suenan conocidas estas cosas? En Inglaterra, sobre todo en tiempos victorianos, solían encontrarse funcionarios muertos en situaciones tanto o más indecorosas. Por no hablar de Francia, y su pública inmoralidad, que implica aceptar cualquier vida privada por parte del gobernante.
ResponderEliminarLo triste es, que acá la cosa no había llegado a ese extremo. Nuestros gobernantes eran borrachos, mujeriegos y últimamente faloperos, pero estaban lejos de perversiones tan elaboradas.
Como usted bien dice, el problema más grave no es el hecho en sí, sino el siguiente paso... qué venía después? ahorcar a un@ tercer@?
Y piende que en este caso lo sabemos, porque salió mal. Quizá alguno biene teniendo demasiado éxito.
Sade
Anónimo de las 13:02: De acuerdo con usted de que no hay que elegir a los gobernantes por su vida sexual. Carlos V fue un buen rey, y no era muy casto que digamos.
ResponderEliminarEl problema viene cuando no se trata ya de una vida sexual desordenada sino de una sexualidad pervertida. Aquí sí, creo, se puede nublar el juicio bastante fiero.
Una Penélope por estos pagos...
ResponderEliminarCordialmente,
Odysseus.
En épocas de nuestro señor Odiseo estaba también su fiel Penélope, de la que estuvo alejado tantos años por el dios de las Aguas. Liendres hubo siempre. Estuvieron los que comieron las vacas del Sol mientras a ella en Ítaca la rodeaban los insaciables pretendientes. Pero ninguno destacado por sacudir el cubilete.
ResponderEliminarRindamos perfectas hecatombes de gallinas, pollitos y canadienses, que un Telémaco y un fiel Eumeo nos mandará el Olímpico, para que apliquen justicia a Angelaos y Melantios.
Ojo el piojo: ser mujeriego TAMBIEN es PERVERSION. Hay una especie de idea retorcida que pretende que aquel que es mujeriego y se voltea a cuanta mina se le cruza al menos es "natural". Aprovecharse y utilizar a una mujer para sacarse las ganas es perversión. No jorobemos. Este perejil se pajeó con un truco que encontró en google...
ResponderEliminarNestor en Bloque
Recuerdo una clase que empezaba diciendo que Kant debería de haber sido lujurioso, por su pereza en conocer la cosa en sí...
ResponderEliminarNo podemos elegir a los gobernantes por su vida sexual, pero lo ideal sería elegirlos por sus virtudes, de las cuales los actuales carecen, en gran medida, siendo la templanza una de ellas. Una cosa interesante de la templanza, no es que solamente ayuda a la prudencia, sino que nos ayuda a conectarnos con los demás, de manera que estos no sean una cosa para nosotros, sino que sean personas. Ahora si, nuestros gobernantes nos ven como objetos... ¿adónde iremos a parar, si estamos en las manos de niños no templados?
Afrontemoslo para ellos no somos personas; somos una masa de ingenuos a dominar, para poder llegar tener la vida de lujo y placer que ellos desean poseer...
Atentamente
Mary Lennox
P.S.: Alguien encontro la mermelada "Bien Común" porque parece que los políticos no la encuentran o no conocen la marca "BC" :-p
Descanse en paz, la impureza grave pecado, el mandar al infierno a la gente sin considerar la misericordia de Dios otro grave pecado.
ResponderEliminar¿Y el cónsul adjunto en Bolivia que murió ayer también era adicto a estas perversiones sexuales?
ResponderEliminarNo sé porqué, pero no me termina de cerrar.
Ya parece destino final... ahora la yegua! Que se agarre vudu, porque todos están yendose al muere.
ResponderEliminarLa parka
Pequeña anna frank, un consejo: dejesé de joder con citas pomposas y pedantes. De una opinión personal, jueguese y acepte qudar mal alguna vez.
ResponderEliminarSino, puede probar tirando cv por 678.
Ernesto Fidel
Mejor pájaro en mano que 100 volando.
ResponderEliminarNestor, el mujeriego peca gravemente, pero sus actos son conformes a la naturaleza. No el que hace éstas u otras cosas similares, que son perversiones.
ResponderEliminarCoronel, no se ha dicho aquí que todo suicidio sea por perversos sexuales.
ResponderEliminarAl coronel Kurtz no le cierra, a mí creo que si, pero reconozco que no deja de ser sugerente dos tomueres seguidos de la misma cosa. De cualquier manera habría que ver si el cónsul era del palo K o no, cosa muy posible antes de enmarañar el ovillo.
ResponderEliminarRespecto la "moral sexual"...muchachos (y chicas)... no jodamos más: sabemos como es el mundo que nos circunda. No hay que irse a la Campora para encontrarse con mr and mrs paja. Los hay a la vuelta de la esquina, de camisa a cuadros, pantalon pinzado y zapatos nauticos, como los que uso yo, ud, o su novio, marido o hermano.
Creo que da en la clave Hopko en esa conferencia sobre los trolos que transcribieron Tollers y Whiskerer: si el tipo pretende corregirse, genial, venga una y mil veces (pecar, pecamos todos y peor, quien dice...), pero si no quiere, si se niega, es otro cantar.
Y si: no es lo mismo un tipo que comete actos contra la misma naturaleza que los que no, pecadores son todos, ahora, objetivamente la perversión es notoria en el primer caso.
Nuestro problema es que el mundo moderno decretó la inexistencia del bien, por tanto, no hay mal, no hay normal y anormal y para peores, no hay nada que "enmendar", corregir, arreglar, encausar. Nada.
Respecto el Bien Común... mejor no digo nada. Y si Kant era un jeropa o no me tiene sin cuidado (el que lo era era Rousseau y así le fue).
El Séptimo Rey Mago
Creo que Nestor se refiere a cuando los pecados del sexto tocan gravemente al quinto mandamiento. Estoy de acuerdo. Es el nivel de maldad.
ResponderEliminarEl Tano
En todo caso, el exceso erótico parece más que nada una explicación sumamente satisfactoria, aunque un tanto deshonrosa y exuberante; y acaso por eso mismo, fácilmente creíble.
ResponderEliminarAl muerto su honra ya no le importa; a su jefa, menos que menos, considerando lo que le importa la honra nacional.
Como el ilustre Coronel que frecuenta estas líneas (¿a dónde va a estar un coronel como la gente, sino en las líneas?) todo esto no parece cerrar demasiado bien.
El suicidio del cónsul argentino en la frontera boliviana, tampoco cierra muy bien. ¡Tantas cosas no cierran bien...!
Algún día sabremos.
Ya esta canonizado
ResponderEliminarhttp://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-184448-2011-12-30.html