Si soy el Señor,
¿dónde está el temor que me corresponde?
dice Yahvé de los ejércitos a vosotros,
sacerdotes, que despreciáis mi nombre.
Malaquías, I:6.
Con temor y temblor, trabajad por vuestra santificación.
(Filipenses,
2:12)
El 31 de marzo pasado, el Papa recibió en el Palacio Apostólico del
Vaticano a un grupo de jóvenes belgas que le hicieron varias preguntas. Sobre
el final alguien le preguntó a qué cosa le tenía miedo. Fundamentalmente dijo
que a nada, que no le temía a nada, y que no había que temer. Luego introdujo
una distinción entre dos temores, uno bueno y uno malo:
"El
temor bueno es como la precaución: nos ayuda a no caer. Y luego está el temor
malo: este te bloquea y no te deja hacer nada. Y debes rechazarlo."
¿Y bien? Es un ejemplo más de las infinitas banalidades con que este
hombre suele producirse improvisadamente, casos que ilustran su forma mentis pueril, su notable falta de
formación, su increíble desfachatez cuando se piensa que es el Papa, que tiene
por incumbencia específica enseñar la fe católica.
Desde luego, esto que dice sobre estos dos temores no tiene nada que ver
con la fe católica… ni con nada, que no parece sino un twit de Paulo Coelho, con lo que estamos muy tentados de dejar caer
todo este asunto en un resonante silencio y dedicarnos a algo de más sustancia…
*
Si no fuera que tenemos miedo, y miedo del bueno—no según el estúpido paradigma papal, sino según Santo Tomás
de Aquino.
¿Miedo bueno? Sí, tiene otras apelaciones también, como "santo
temor" o "temor de Dios", uno de los siete dones del Espíritu
Santo, el don más sistemáticamente olvidado, distorsionado, ocultado y
suprimido desde el Concilio Vaticano a esta parte: medio siglo en el que no se
lo menciona, no se lo recuerda, no se lo enseña, ni practica.
El santo temor de Dios.
En efecto, en un disparatado intento angelista de redefinir nuestra Fe, a
partir del Concilio (y todos y cada uno de sus subproductos espirituales,
morales, litúrgicos y literarios) se viene desarrollando un sostenido esfuerzo
en suprimir el temor de Dios.
Así desapareció el Infierno de la Catequesis, el Purgatorio de las
oraciones, el Juicio Final de la predicación; se combatió cualquier gesto reverente
en la misa (como comulgar de rodillas), se minimizó la compunción en la
confesión, se dejó de enseñar qué cosa es un pecado mortal y cuáles sus
consecuencias, se "suprimieron" pecados mortales (como el de la
anticoncepción, por ejemplo). El esfuerzo realizado fue inmenso: se cambió el
nombre a este sacramento (y al de la extremaunción), se modificó la música
sacra para que no tuviera el menor eco de esto que hablamos, del sacrosanto
temor de Dios, se desalentó el uso de casullas de color negro, se sustituyó la
apelación "Dios de los Ejércitos" por "Dios del Universo", se
agregó una estación al Vía Crucis y cinco nuevos misterios
"luminosos" al Rosario que no sé yo qué tienen de
"misteriosos": Jesús inicia su
predicación pública (¿?).
Se alentó las guitarreadas en los velorios, y ahora se alaba al difunto
durante las misas exequiales, (comparen eso con un buen réquiem, comparen eso
con la secuencia de Tomás de Celano sobre el "Dies Irae").
No hay temor de Dios, Dios no está enojado ni se puede airar (esas son
metáforas del Antiguo Testamento). Y cuando la expulsión de los mercaderes del
Templo, Cristo sólo "fingió" estar enojado.
Ya te voy a dar a vos.
No se predica sobre las tremendas profecías de Cristo acerca del Fin de
los Tiempos, no se habla jamás de las Cuatro Últimas cosas (como se lo señaló
Messori al Magno y el otro siguió como si nada).
No hay temor de Dios; y después de medio siglo de esta formidable
campaña, la gente ya ni sabe qué es.
Ni siquiera el Papa.
Ni hablar de distinguir entre el temor servil y el filial.
Y sin embargo es un don del Espíritu Santo, un regalo de Dios a los
hombres.
¿El servil también?
Sí señor, el servil también es don del Espíritu Santo, como lo explica
largamente Santo Tomás en la Suma (II-II, q. 19, art. 4).
Y si vamos a ver un poco, Nuestra Señora le mostró el Infierno a tres
inocentes pastorcitos, que sólo estaban jugando mientras cuidaban unas cabras…
A Jacinta, de sólo siete años de edad, a Francisco, que tenía nueve, a
Lucía que tenía once.
Les inspiró verdadero terror y enormes deseos de hacer penitencia por
sus pecados… y los nuestros.
De entrada nomás.
Igualito al Magno que inauguró su pontificado con su famoso "No
tengáis miedo", igualito a este que tenemos ahora, que identifica al temor
bueno con… con… bueno, qué sé yo… con un instructivo para conducir automóviles:
"Safety first".
Ahora, si se fijan, verán que Santo Tomás condena enfáticamente otro
temor: lo llama temor mundano, y ya se van figurando qué temor es.
Procede del amor del mundo.
"Se
llama propiamente amor mundano aquel por el que uno se apega al mundo como fin
último; y así, el amor mundano siempre es malo. Pero el temor nace del amor, ya
que el hombre teme perder lo que ama, como demuestra San Agustín en el
libro Octog. trium quaest. Y
por eso el temor mundano procede del amor mundano como de una raíz mala, y por
eso es siempre malo."
Pues bien, ése temor, justamente ése, es el que domina el corazón de
quien tiene a su cargo apacentar a las ovejas, defenderlas de los lobos y
enseñarles la verdadera doctrina.
No; no me gustaría estar en sus (famosos) zapatos.
Estaría muerto de miedo.
Jack Tollers.
Interesante la primera respuesta que da a la pregunta sobre a qué tiene miedo: "a lo que Francisco contestó sonriente y pícaro: "¡De mí mismo!".
ResponderEliminarMuy bueno, aunque creo que Fray Rabieta con uno de sus sermones podría haberlo superado.
ResponderEliminar"Tenia entendido que les va bien a los temerosos de Dios porque le temen y que no le va bien al malvado, ni alargara sus días como sombra el que no teme a Dios. Hay un absurdo que se da en la tierra: Honrados tratados según la conducta de los malvados y malvados tratados según ,la conducta de los honrados"(Eclo 8,12-14).
ResponderEliminarLa sabiduría ilumina el rostro del hombre y transfigura sus facciones severas en un rostro sereno y apacible como fruto del "temor de Dios, que es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría, la instrucción"(Prov 1,7), y el temor de Dios
"La sabiduría ilumina el rostro del hombre y transfigura sus facciones severas en un rostro sereno y apacible como fruto del temor de Dios".
ResponderEliminarMuy cierto. Que el rostro es un espejo del alma es algo más que una frase. Me he cansado de constatarlo.
Don Jack,
ResponderEliminarjusto un tema que venía rumiando desde hace algún corto tiempo: Ud. puso por escrito mi pensar. Lo felicito, excelente síntesis de un tema que abarcaría muchas páginas.
La banalización del santo temor o la temporalidad superadora del espacio, muestras del tenor de los estornudos del obispo de Roma o lo que es lo mismo: de Decimejorge Bergoglio.
Daniel Huntington
"no parece sino un twit de Paulo Coelho"
ResponderEliminarLa reflexión final del Papa fue sacada de un capítulo de he-man:
Cap 87 la noche misteriosa
Personaje que da la enseñanza: Principe Adam
Moraleja:
"Hay algo que les da miedo? Le temen al agua, a los lugares altos? Yo le tenía miedo a la oscuridad cuando era niño. Algunos temores son buenos y nos vuelven cuidadosos: el miedo al fuego puede salvarnos de quemarnos, el miedo a salir herido hace que algunas ideas las pienses dos veces, así que el miedo no es algo que deba preocuparnos y a decir verdad, nos ayuda. Descuiden: sólo alguien que no piensa, no le teme a nada."
Saludos
"Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa..."
ResponderEliminar(Hechos, 10:1-2).
Haga estas consideraciones el Papa Francisco por ignorancia, por convicción o por estrategia, vienen a dar la razón a Mundabor.
ResponderEliminarPavoroso.
Por otra parte, algunos miedos me quita saber que el sr. Tollers está de vigía.
La única pregunta que cabe es desde dónde habla Bergoglio. La mayor ruptura que se percibe es que habla casi siempre desde su subjetividad, sus opiniones, sus filias y sus fobias. No habla desde la Tradición, ni desde los Padres, poco desde el Evangelio, casi nunca desde el Magisterio secular. Opina que la misa tradicional es una moda, que el tiempo supera al espacio, que los tradicionalistas son pelagianos y prometeicos, que algunas monjas son solteronas y algunos curiales leprosos, que el derrame en materia económica no existe, que los jóvenes políticos argentinos tocan otra música, que no le gusta el fracking, etcetera.
ResponderEliminarCon mucho, esta subjetivización del magisterio bergogliano es el peor atentado contra el Magisterio. Y visto que esta subjetivización a la vez está modelada por la corrección política, estamos ante una magisterio subjetivizado pero a la vez politizado, i.e., constituye un discurso político y degrada al papa en un político más.
Cada vez se identifica más con la situación descripta en "Desde el Jardín" magistralmente interpretada por Peter Sellers. El de la vista cinematográfica es un idiota (como lo definiría nuestro decimonónico código civil), que tiene respuestas botánicas para todas las cuestiones y que según cómo quieran ser entendidas por el receptor se convierten en genialidades sobre la realidad política o económica. Así se erige en gurú y, al parecer, llega a ser Presidente de Estados Unidos, encumbrado por masones y judíos que ven fabrican e instalan en él a un líder, cuando lo más probable es que vieran en él a un idiota útil. En el caso "Francisco", bueno...me ahorro la repetición.
ResponderEliminarEsta es la peor de las pesadillas. Coincido con Ludovicus. A Bergoglio lo pusieron de Presidente de la Compañía como al Ejecutivo de tercera línea de ENRON, una semana antes de que quebrara y entrara el FBI a allanar.
ResponderEliminarHay que ver si Roma puede quebrar o no (La Salette).
Vladimir
Anónimo de las 12.04:
ResponderEliminarYo también pensé enseguida en la película de P. Sellers sobre un limitado jardinero al que todos escuchaban admirados pensando que sus frases sobre el clima, las plantas, etc. escondían una gran sabiduría ... Lo trágico es que no se trata ahora de una película entre cínica y cómica sino nada menos que del actual Pontífice...
Anónimo de las 16:28, coincido en que se trata de una tragedia, pero ni bien me repuse del mazaso del nuntio vobis gaudium magnum...y lo vi asomarse a la loggia y balbucearcuna serie de incoherencias con gesto palurdo no oude evitar que me viniera a la mente la comparancia con Mr. Chance Gardiner, con el tiempo y Bergoglema tras Bergoglema fui confirmando esa primera intuición: es evidente que o bien no está a la altura del puesto, o que hace lo indecible para abajar el puesto menospreciándolo.
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ResponderEliminar“Mi accompagna la speranza che nessuno di quanti si oppongono oggi alla svolta chiesta da papa Francesco abbia a passare a una posizione novaziana, negando il potere della Chiesa di rimettere tutti i peccati e rischiando così di andare fuori dalla comunione ecclesiale”.
http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2014/04/09/nella-disputa-sulla-comunione-ai-risposati-ce-un-superfavorito-il-cardinale-kasper/
Que tal Wanderer, al final los excomulgados vamos a ser nosotros.
"cinco nuevos misterios "luminosos" al Rosario que no sé yo qué tienen de "misteriosos": Jesús inicia su predicación pública (¿?)."
ResponderEliminarAfirmación completamente injustificada.
En primer lugar, entre los misterios luminosos están el Bautismo de Jesús, el milagro en las bodas de Caná, la Transfiguración, y la Institución de la Eucaristía, todos eventos importantes en la vida pública de Jesús a los que, supongo, nadie se opondrá a calificar de "misterios".
En segundo lugar, entre los tradicionales misterios gozosos, está el quinto: "Jesús perdido y hallado en el Templo". Si se descalifica al inicio de la predicación de Jesús como misterio, no se ve por qué no habría que descalificar tambien a aquél. Porque si era admirable la sabiduria demostrada por Jesús a los doce años, tambien lo era la sabiduria y la autoridad demostrada a los treinta. "Se quedaron admirados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene potestad y no como los escribas." (Mc 1, 22) Lo cual era doblemente admirable, desde el punto de vista de sus oyentes, porque ni siquiera habia estudiado con los escribas.
No sé cuáles son los luminosos, ni qué días se rezan.
ResponderEliminarEstoy enterado de algún cambio en el Padrenuestro, pero creo que no de todos. Me dijeron que además de deudas por ofensas, le cambiaron alguna otra cosa.
Hay que mantenerse al margen. No innovar, ni tener inquietud sobre las innovaciones.
No estar cerca aunque desde la crítica. Simplemente no estar cerca.
Flemático sir,
ResponderEliminarDeje la pipa y el montgomery verde con olor a naftalina y mézclese entre el pobrerío villero, anótese de catequista en alguna iglesia de Constitución y descubrirá un mundo horrible pero real, donde existe el dolor pero la risa es auténtica, donde le robarán en la esquina pero sin tener que fingir interés por la frase imbécil que propala quien brinde a su lado.
Malvinense.
Mis niños rezan los luminosos. No lo puedo evitar. Soy lefe, pero en Capital Federal hay donde escuchar misa pero no hay escuelas potables y ahí se cae en lo menos malo (la nefasta Fasta).
ResponderEliminarJuan de las 19:23 : A Santo Domingo de Guzmán ,los misterios del Rosario se los dicto María Santísima...... Al que invento los misterios luminosos , quien se los dicto ?????? Ensacado Limosnero
ResponderEliminarEstuve en Europa hace poco , y en particular en Francia en ámbitos tradicionalistas y piadosos .
ResponderEliminarAman el Papa Francisco , por una cosa que en este blog ( y otros ) es mal visto y reprochable por varios comentaristas , es que el Santo Padre habla como el Pastor de una gran parroquia .
los extremos se juntan
ResponderEliminarhttp://www.lanacion.com.ar/1679513-cuestionan-la-canonizacion-de-juan-pablo-ii
Juan Luminoso,
ResponderEliminarPodrías proponer vos, ya que estamos, cincuenta salmos más digo así equiparamos, de nuevo, los 150 originales con los doscientos Avemarías del modelo John-Paul.
Ya que estamos...
El oscurantista.
Sres:
ResponderEliminarVuelvo a comentar por enésima vez. Miren con perspectiva histórica. El Papa, los papas no importan nada. Hasta creo que es bueno que esté Bergoglio, porque creo que todo el mundo se dió cuenta que siendo argentino, es chanta. Siendo chanta no hay que tomarlo muy en serio -y festejarle nomás las chantadas, o denigrarlo-. Que, como todo argentino, debe tener sus trapitos sucios bien ocultos. Y seguro, seguro, NO ES UN SANTO.
Este badulaque tiró, por su solo modo ordinario de ser, una de las políticas mas cuidadas del Vaticano desde el Concilio Vaticano I, que es mostrar a todos los papas como santitos.
Desde un aristócrata refinado como León XIII o un burgués rajásico como Pablo VI hasta sujetos autoritarios e injustos como Pío IX, Pío XI y Juan Pablo II. Uno no sabe bien cómo pensar cual es realmente santo, justamente porque la parafernalia propagandística los muestra a todos como santos. Y seguro varios no lo son. Pero más importante, en línea doctrinal no tienen porqué serlo, ni nosotros esperar que lo sean.
Bergoglio ha puesto el tema en la mesa, creo que sin quererlo. El Papa no tiene que ser santo, y no tengo porqué seguir y acatar todas las estupideces e idioteces que hace o pueda decir un Papa. Es un progreso contra la papolatría idiota que domina desde hace decenas de años, distinta de la papolatría inteligente u ortodoxa.
Si somos católicos cultos y sabiendo que este Papa no es santo (es evidente con por su rasgos demagógicos, hipócritas, alejados de la verdadera humildad), no hay que prestar mucha atención a lo que dice ni a lo que se hace en la Santa Sede. En 10 años habrá otro Papa y chau Francisco. No perdamos tiempo valiso hablando de este sujeto. Como no cabía perderlo muchos con Juan Pablo II, por más canonizado que sea.
Saludos,
Mi familia paterna es protestante (alemanes del volga luteranos), mi padre se hizo evangelista pentecostal.
ResponderEliminarEntre ellos es muy común hablar del castigo divino en sus servicios religiosos, probablemente porque aceptan sólo a la biblia como autoridad, y como el antiguo testamente es mucho más grande que el nuevo, entonces su idea de Dios está más influenciada por sucesos como la destrucción de Sodoma y Gomorra, o enviar osos a que descuarticen a los chicos que se burlaban de la calvicie de Eliseo.
Mi madre católica (se divorciaron) me envió a colegio católico (soy católico), y el catequista enseñaba que Dios no castigaba, o que por lo menos era muy discutible.
Creo que a la persona promedio moderna el castigo de Dios le parece una idea muy primitiva, y que muchos católicos de alta posición (de catequistas a obispos) se avergüenzan de los católicos que creen en eso.
Es decir, en una iglesia evangelista uno puede decir que Kirchner murió a los pocos meses de votar e impulsar el matrimonio gay, en otro lugar si mencionás eso te miran como si fueras de la edad de bronce.