San Diego, 16 de agosto de 2018.
Thomas McKenna, presidente de la Catholic Action for Faith and Family, entrevistó esta semana al Cardenal Raymond Burke acerca del escándalo de los clérigos abusadores.
Thomas McKenna: Su Eminencia, una nueva ola de abusos sexuales clericales ha salido a la luz, y pone en evidencia una extensísima práctica de la homosexualidad entre clérigos en diócesis y seminarios a través de país (nota bene: si bien el entrevistador limita su pregunta al contexto de los Estados Unidos, casos semejantes se han reportado recientemente en otros países como Honduras o Chile). ¿Cuál diría usted que es la causa radical de esta corrupción?
Cardenal Raymond Burke: Quedó en evidencia a partir de los estudios que siguieron a la crisis de abusos sexuales del año 2002 que la mayor parte de los actos de abusos eran, de hecho, actos homosexuales cometidos con adolescentes varones. Hubo un intento minucioso ya sea por obviar ya sea por negar esto. Ahora parece claro a la luz de estos terribles escándalos recientes que, efectivamente, existe una cultura homosexual no sólo entre los clérigos sino incluso dentro de la misma jerarquía eclesiástica, la cual necesita ser purificada desde su raíz. Se trata por supuesto de una tendencia que es desordenada.
Creo que ha sido considerablemente agravada por la actual cultura contraria a la vida, esto es la cultura contraceptiva que separa el acto sexual de la unión conyugal. El acto sexual no tiene ningún tipo de sentido salvo entre un varón y una mujer en el matrimonio ya que el acto conyugal está dispuesto por su naturaleza para la procreación. Creo que resulta necesario un reconocimiento abierto de que tenemos un serio problema de cultura homosexual en la Iglesia, especialmente entre los clérigos y la jerarquía, que necesita ser enfrentado honesta y eficazmente.
Thomas: Su Eminencia, muchos dicen que lo que debería hacerse para enfrentar este problema es determinar mejores procedimientos y estructuras para lidiar con él, que ésta sería entonces la solución para resolver la situación. ¿Está de acuerdo con esa propuesta? ¿O qué le parece que necesitaría hacerse para resolver esta crisis de un modo definitivo?
Cardenal Burke: No hay necesidad de desarrollar nuevos procedimientos. Todos los procedimientos existen en la disciplina de la Iglesia, y han existido por siglos. Lo que se necesita es una investigación honesta sobre las situaciones de grave inmoralidad denunciadas, seguido de una acción efectiva para sancionar a los responsables, y vigilar para prevenir que situaciones similares ocurran nuevamente.
Esta idea de que la conferencia episcopal debería ser responsable de enfrentar esto es equivocada porque la conferencia episcopal no tiene control sobre los propios obispos dentro de la conferencia. Es el Romano Pontífice, el Santo Padre, el que tiene la responsabilidad de imponer disciplina en estas situaciones, y es él quien necesita tomar acción siguiendo los procedimientos que están establecidos en la disciplina de la Iglesia. Esto es lo que combatirá la situación efectivamente.
Thomas: Su Eminencia, la fe de muchos en la Iglesia, como una institución santa antes que corrupta, ha sido sacudida. La gente no sabe qué pensar sobre sus obispos y sacerdotes ¿Cómo debería responder el fiel a esta crisis, tomando en cuenta especialmente que muchos se sienten desanimados y avergonzados de su Iglesia?
Cardenal Burke: Entiendo perfectamente la bronca, el profundo sentido de traición que muchos de los fieles están sintiendo, incluso porque yo mismo lo experimento. El fiel debe insistir que esta situación sea abordada honestamente y con determinación. Lo que no debemos permitir en ningún caso es que esos actos gravemente inmorales, que tanto han mancillado el rostro de la Iglesia, nos lleven a perder la confianza en Nuestro Señor, que es la Cabeza y el Pastor del rebaño. La Iglesia es su Cuerpo Místico, y nunca debemos perder de vista esta verdad.
Deberíamos estar profundamente avergonzados de lo que ciertos pastores, ciertos obispos han hecho, pero nunca deberíamos estar avergonzados de la Iglesia porque sabemos que es pura y que es Cristo Mismo, vivo para nosotros en la Iglesia, quien es nuestro único camino de salvación. Hay una gran tentación en que nuestra ira justificada acerca de estos actos gravemente inmorales nos lleve a perder la fe en la Iglesia, o a estar enojados con la Iglesia, en lugar de enojarnos con aquellos que, aunque ocupen la más alta autoridad en la Iglesia, han traicionado esa autoridad y han actuado de un modo inmoral.
Existieron durante siglos en el Pontifical Romano (el libro litúrgico católico latino que contiene los ritos celebrados por los obispos) los ritos para la degradación de los clérigos y también de los miembros de la jerarquía que hubieran fallado gravemente en su oficio. Creo que sería conveniente leer nuevamente esos ritos para entender profundamente lo que la Iglesia siempre entendió, que es que los pastores pueden desviarse –incluso de un modo muy grave– y que entonces deben ser apropiadamente disciplinados e incluso expulsados del estado clerical.
(Fuente. Traducción del Profesor de Worms)
Pero no. Francisco se toma casi una semana para publicar una carta donde extiende la responsabilidad a todos, donde no anuncia ninguna medida concreta y donde esconde el principal problema: la mafia lavanda enquistada en la Iglesia.
ResponderEliminarQue lo que dice es acertado lo demuestra que casi siempre se habla de pedofilia en la Iglesia cuando en realidad debe hablarse de pederastia.
ResponderEliminarY nada tiene que ver en este asunto asqueroso y anticristiano por antonomasia el celibato sacerdotal.
Puesto que una cosa es dejar de lado el voto de castidad por una mujer y otro incomparablemente peor que es agredir a niños, jóvenes o mayores del mismo sexo.
Nuestro Señor tuvo palabras muy claras y contundentes al respecto.
Y que hayan sido o sean sacerdotes católicos o miembros de la jerarquía eclesiástica, convierten al asqueroso asunto en un tema de evidente apostasía y ausencia del debido temor de Dios.
Por otra parte, la magnitud y la antigüedad del cáncer que afecta y afectó a la Iglesia Católica evidencia la profundidad de la infiltración del humo de satanás en sus ámbitos.
80% de solapo entre homosexuales y pedofilos de acuerdo a la investigación de Boston años atrás.
ResponderEliminarPero debe haber varios obispos y cardenales chantajeados por pecadillos similares.
Sermón del 22 domingo durante el año.Ceremonia impresionante, que se realizaba en las escalinatas de las catedrales frente al inmenso atrio donde se reunía el pueblo. Ese mismo pueblo que había sido herido por el escándalo de un pecado público y, más, cuando se trataba de un clérigo. Peor aún si constituido en dignidad. A los crímenes públicos la Iglesia públicamente los castigaba, ya que, en verdadera caridad, restituía a los fieles la confianza en la justicia y probidad de sus autoridades, mostraba la gravedad del delito y, al mismo tiempo, estimulaba el propósito de enmienda y la penitencia y conversión del reo.Allí, en las escalinatas que subían hacia la puerta del templo, se colocaba un asiento bajo y sin respaldo, tipo sillón frailuno, llamado 'faldistorio', en el cual se sentaba el obispo oficiante. A su lado una pequeña mesa con un mantel, en donde, en medio de cirios apagados, se colocaban las vestiduras sacerdotales junto con un trozo rectangular de vidrio en forma de cuchillo.Traían al que, después de juicio y sentencia, había sido hallado culpable y los clérigos lo revestían, por última vez, con sus hábitos sacerdotales si era sacerdote, o pontificales si era obispo o arzobispo.En medio de un silencio sepulcral el Obispo celebrante se ponía de pie y comenzaba:“En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Por cuanto yo (...) Obispo de tal lugar, por gracia de Dios y de la Sede Apostólica, habiendo sido probado fehacientemente de acuerdo a los sagrados cánones (o según propia confesión) el crimen del Obispo o Presbítero tal (...) resultando evidente y público el crimen cometido, y por lo tanto no solo grave y condenable, sino dañoso a la salud de los fieles, y aún enorme por la dignidad del que lo cometió, habiendo no sólo ofendido la divina Majestad sino inferido gravísima conmoción a la ciudad, y por esto haberse hecho indigno de su oficio eclesiástico, por ello, tanto por la autoridad de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, como por la de nuestro cargo pastoral, mediante estos escritos lo privamos de todos su cargos y oficios y, por nuestra palabra, lo deponemos, y, según la tradición de la Iglesia, lo sentenciamos a ser degradado”.Luego, con lágrimas en los ojos -según cuentan frecuentemente las crónicas- el oficiante se ponía de pie y, si el reo era obispo, le sacaba la mitra de la cabeza, diciendo: “Desnudamos tu cabeza de la mitra, ornato de dignidad pontifical y que enlodaste en el ejercicio de tu autoridad”.A continuación, un acólito traía un evangelio y se lo ponía al depuesto en las manos. El oficiante entonces se lo retiraba diciendo: “Devuelve el Evangelio, porque, habiendo despreciado la gracia de Dios, te hiciste indigno del oficio de predicarlo”.Después le sacaba el anillo: “Te arrancamos este anillo, signo de fidelidad a tu esposa la amada Iglesia de Dios, a quien temerariamente traicionaste”.Otrosí: “Te quitamos el báculo, para que no te atrevas más a ejercer el oficio de dirigir que tan gravemente perturbaste”.Y, finalmente, la parte más emotiva. Con el vidrio -sin filo, por supuesto- habiéndole quitado los guantes ceremoniales -las 'quirotecas'- le raspaba los dedos y las manos simbólicamente y decía: “En cuanto está en nuestro poder hacerlo, así te privamos de tu bendición sacerdotal y de tu unción episcopal, para que pierdas el honor y la gracia de santificar, bendecir y consagrar”.También pasaba el vidrio por su frente: “Borramos de tu frente la consagración, la bendición y la unción que se te confirió, y te deponemos del orden pontifical para el cual te has hecho indigno”.Al final, conmovido, lo exhortaba a la penitencia y al arrepentimiento y, si lo que había cometido era un delito común, lo entregaba al fuero civil.Esta ceremonia, se encuentra en el Pontifical Romano anterior al Concilio Vaticano II.
ResponderEliminarContinuación 2..En latín. La he traducido algo libremente para Vds.Es verdad que este rito en particular ya prácticamente no se usaba desde hacía tiempo: no era fácil que ningún obispo sinvergüenza se aviniera a someterse libremente a la degradación. (No sé si todavía se usa la degradación entre los militares, con la quita de los galones y jinetas y rotura del sable.) Pero la ceremonia, al menos en los papeles, estuvo en vigencia por lo menos hasta la aparición del nuevo pontifical de después de los setenta. Y lo cierto es que nunca se derogó, y no sería malo que de vez en cuando se utilizara.De todos modos sí está vigente, en la parte penal del Código de Derecho Canónico, para cierto tipo de delitos aberrantes, la expulsión del estado clerical (CIC 1395). No solamente el pedido o aceptación de renuncia. La Iglesia se muestra realmente misericordiosa cuando castiga justa y medicinalmente, no cuando, por falsas solidaridades o lástimas, se hace complaciente con el delito o el pecado y disminuye su gravedad, tanto peor cuando, el que lo comete, más alto cargo y responsabilidad ocupa. Como decía el talentoso y silenciado escritor colombiano Nicolás Gómez Dávila, muerto en 1994, “Lo que aleja de Dios no es el pecado, sino el empeño en disculparlo”.Pero aunque dolidos en lo más profundo de nuestro ser de católicos, avergonzados ante el mundo, sacudidos en nuestras convicciones humanas, perplejos ante la lenidad con la cual se trata a uno de los más graves y dolorosos escándalos de la historia de la Iglesia Argentina, no podemos tampoco extrañarnos demasiado de los extremos pavorosos de las posibilidades de la indignidad del hombre. En estos tiempos ya hemos visto absolutamente de todo. Y, aunque la gracia de Cristo en su Iglesia ha producido y sigue produciendo infinidad de santos en demostración de ese poder divino capaz de salvar el abismo de todas las debilidades, para que la gracia nos alcance hemos de ponernos bajo su influjo. Ni la Braun ni la Philips ni Gillette tienen la culpa de las caras desprolijas o mal barbadas que andan por ahí; sino el que no los usa. Existen el jabón, el agua y el detergente y, mientras están al alcance de los bolsillos, no es culpa de estos elementos el que la gente ande sucia. Tampoco son Dios, ni la Iglesia, ni su doctrina y sacramentos culpables de los pecados de sus hijos.No basta ni ser bautizado, ni ser cura, ni ser obispo, para ser buen cristiano, mucho menos santo: hay que ponerse bajo el influjo de la gracia, en oración, en penitencia, en fe, esperanza y caridad vividas. Siempre habrá católicos -incluídos sacerdotes, monjes y obispos- que se cierren voluntariamente al influjo santificante de Jesús.Pero Cristo ya nos había prevenido que habría escándalos en su Iglesia, y reservaba para ellos metáforas que hoy parece que es políticamente imprudente mencionar.Ahí está Pedro, en el pasaje inmediatamente siguiente al del domingo pasado, ufano de su nombramiento: Roca, Piedra de la Iglesia, intermediario de la revelación del Padre, con las llaves de mayordomo de la casa de su Señor en las manos, pavoneándose a lo mejor frente a los demás apóstoles. Y se pasa de vueltas.
ResponderEliminarContinuación 3 Pero, en su torpeza, por lo menos tuvo la precaución de llevar a su Maestro, Jesús, aparte, lejos del resto de los apóstoles. Aunque su buena intención humana fue comprensible, la desafortunada osadía de Simón tratando de apartar a Cristo de su misión divina para ahorrarle la cruz, fue casi peor que las declaraciones hechas por algunos eclesiásticos a periodistas o en cartas de lectores defendiendo, con un humanismo subhumano, lo indefendible. Y allí recibe Simón uno de los reproches y seguidilla de dicterios más terribles con los cuales la ira de Jesús haya fulminado a nadie durante su vida terrena: “¡Retírate!”, “¡Satanás!”, “¡Obstáculo!”.
ResponderEliminarEl '¡retírate!', reconstruido al arameo original en el cual probablemente habló Jesús, suena algo así como ¡Halilá Iéka!, difícil de traducir, pero mucho más fuerte que ‘retírate’, porque unido a una interjección. Algo así como “¡pero! ¡ándate de aquí!” o “¡Maldición! ¡Estás despedido!”. De hecho algunos intérpretes opinan que el significado exacto de la frase era expulsarlo a Simón del grupo de los apóstoles -aunque quizá como una mera amenaza; o que Jesús, luego, lo haya tomado otra vez-. Un verdadero ex abrupto y baldazo de agua helada para el cándido Simón. Quien, ahora, de ser el que hará de la Iglesia un bastión contra el cual no podrán los poderes de la muerte, del infierno, se transforma en nada menos que en Satanás.Y no es para menos, porque lo que aconseja Pedro a Jesús es llegar a Mesías terreno, recibiendo todos los reinos del mundo, aceptando los dictados de la carne y de la sangre, de lo puramente humano, que, ya sabemos, a la larga, conduce a lo inhumano, a lo aberrante. “Todo esto te daré si te postras y me adoras”, ya lo había tentado a Jesús, Satanás en el desierto. Todo te daré: el aplauso de la prensa, de lo políticamente correcto, de los doctores ‘deshonoris causa’, de los mitrados amigos de Judas, de las masas estólidas, de los católicos mal formados, -puro sentimentalismo sin fe-, de los maestros de este mundo, de los ancianos o senadores, de los sumos sacerdotes, de los escribas y abogados de cuanta mala causa existe, de los miembros de la Suprema Corte ... ‘si me adoras’, ‘si te apartas de la cruz’.¡Retírate de mí! ¡“Vade retro”!¡Tú eres para mí obstáculo!Obstáculo. Skándalon, dice el texto griego original. Escándalo -espantosa palabra-. En griego significa trampa. Es quizá una onomatopeya que deriva del ruido ‘¡skan!’ que hacían las antiguas trampas griegas de bronce al soltarse.
Continuación 4 -De esa raíz viene ‘escalón’: ese que no vemos cuando vamos caminando y nos hace tropezar o caer. En la Biblia, skandalon traduce el hebreo ‘mikeschol’, piedra saliente que uno pega sin darse cuenta con el pie, y nos hace vacilar o caer. Estamos acostumbrados a cosas parecidas los que caminamos por las veredas de Buenos Aires.“Y yo te digo tú eres Pedro, tú eres Piedra”, “tú eres piedra de tropiezo para mí”.¡Desdichado Simón! ¡En qué pocos instantes se ha transformado de Pedro, piedra, roca sobre la cual construir la Iglesia, en roca en la cual tropezar; en escándalo! Y no hizo gran maldad: quiso solamente actuar de acuerdo a su corazón humano. No quería ver a su maestro crucificado, no cabía en su mente el heroísmo del que todo daría por Dios y por su honor de hijo de Dios y por sus hermanos. Mucho menos comprendía que, si alguien quería seguir al Señor, tenía que tener la misma arrojada actitud de su jefe. Que no hay para el cristiano lugar para claudicaciones, cálculo, componendas, mesa de diálogo, rendiciones. Cargar la cruz y seguir al Señor no es, en labios de Jesús, soportar las minúsculas contrariedades de la vida, como a veces se interpreta piadosamente, sino ponerse el uniforme de Cristo y saber que, al menos en el último acto, sin excepción, habremos de recibir con alegría la orden de lanzarnos a la carga, con la cruz en ristre, hacia nuestro enemigo la muerte.Como el soldado que cuando, por no perder la vida, huye o se esconde y no enfrenta al adversario, o se rinde cobardemente antes de disparar un tiro, o se sube en un "banquito", pierde su honor y, para sus camaradas y su conciencia, es un muerto viviente... ¡tanto más para el cristiano cuando se trata de estar al lado o no de Cristo en orden a la Vida verdadera! “El que quiera salvar su vida la perderá”.
ResponderEliminarContuación 5 ..Tanto peor si es general, u obispo, elevado en dignidad. Y el derecho de la Iglesia afirma que es horrendamente peor el delito de un clérigo elevado en dignidad, que el de quien no lo es.
ResponderEliminar¡Pobre Pedro con su pequeño escándalo de hoy! ¡Horror de los grandes escándalos! Antes que nada los del error y la herejía, la predicación de falsedades, la ocultación desde el púlpito de la verdad divina, las liturgias profanadas, escándalos todos que hieren a la fe. Pero también los escándalos de los malos ejemplos, las celebraciones y comuniones sacrílegas hechas en estado de pecado, las dobles vidas, las conductas nefandas de quienes están vestidos de dignatarios de Cristo... “¡Ay del mundo a causa de los escándalos! -dirá Jesús en el capítulo 18 de Mateo-. Es inevitable que existan; pero ¡ay de aquel que los ocasiona!”.Dios los ayude a convertirse, a pedir perdón, a hacer penitencia, a reparar el reguero de almas dolidas, escandalizadas, perdidas, desmotivadas, escépticas que dejan, con iglesias vacías -y, a lo mejor, groseras adhesiones tumultuosas en las calles o en los diarios- en el camino de sus culpas.Aunque en el fuero interno nadie puede meterse, excepto Dios, que la justa pena ayude siempre en la Iglesia a la conversión del reo, y nos estimule a todos a buscar nuestra propia salvación “con temor y temblor” como dice San Pablo, esperando el día cuando, más allá de la justicia humana -y sus sentencias a veces feroces, a veces homicidamente benignas- “venga el Hijo del hombre, en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pague a cada uno de acuerdo con sus obras”.
Acuda también, con Él, María en nuestra ayuda; y Dios nos tenga piedad. Mons. Gustavo Podestá, sermón pronunciado el 22º domingo durante el año., 28 de Agosto del 2005.
Muchas gracias por sarse el trabajo de escribir todo eso. Excelentes palabras, plenamente de acuerdo. Saludos
EliminarNo pasó una semana desde que Mons. Podestá dio ese memorable sermón, que Bergoglio lo misericordió, como el propio Mons. Posedtá anunció irónicamente en la página web parroquial, "caritativamente mediante un llamado telefónico". Era una crítica al degenerado obispo de Santiago del Estero, defendido por Bergoglio (se aprovecharon de su hombría de bien").
EliminarLe falta considerar la dimensión teológica del problema, que está muy bien explicada por San Pablo en Romanos 1:18-32. El abandono del "uso natural" es consecuencia y signo visible de "trocar la verdad de Dios por la mentira y adorar y dar culto a la criatura". Es decir, la pedofilia y la homosexualidad es el termómetro que nos permite medir la temperatura de la apostasía en la Iglesia.
ResponderEliminarTampoco se puede separar así de fácil a la Iglesia de los Hombres de Iglesia. Ya que la Iglesia, militante, es justamente la asamblea de los hombres de Iglesia (clero y laicos), a menos que esto se trate de una contraiglesia, superpuesta a la iglesia...
Hace más de 200 años ocurrió la siguiente conversación:
ResponderEliminarNapoleón Bonaparte: Voy a destruir su Iglesia (muy de seguro de sí mismo, pues había mandado arrestar y mandar al exilio al Papa Pío VI hasta la muerte, con el aviso de "Último Papa").
Cardenal Consalvi: No, no podrá (con tranquilidad).
Napoleón Bonaparte: ¡Voy a destruir su Iglesia! (alzando la voz)
Cardenal Consalvi: No señor, no pierda su tiempo en tratar de destruir a la Iglesia. Lo hemos intentado nosotros desde adentro, y no hemos podido conseguirlo.
No va al núcleo del asunto, que no son los abusos ni siquiera la homosexualidad ni totalmente la mafia lavanda. Burke no tiene como obispo un historial demasiado brillante en la materia, echó de su diócesis al mayor experto en abuso sexual clerical, el dominico Doyle.
ResponderEliminarLa jerarquía de la Iglesia nunca hizo el duelo de la pérdida de la Cristiandad y de la pérdida de la noción de sociedad perfecta. Y sigue con procedimientos canónicos y hábitos institucionales erróneos, inadecuados frente al Estado laico. Benedicto lo semientendió, Bergoglio volvió para atrás.
Es el encubrimiento, estúpido.
Coincido...
Eliminar¿Qué le pasó a Podestá después de ese sermón? ¿Quién era su obispo en aquel momento?
ResponderEliminarNada más que hablar.
GASTON: Creo que cometemos un grave error dando la impresión de que la Iglesia actual es eso: pederastas y pedófilos. Y lo es, por desgracia pero no olvidemos que la Misma Iglesia actual nos ofrece el testimonio de miles de mártires y cristianos perseguidos. Y habría que desarrollar esta faceta entre otras razones por el olvido de este hecho por gran parte del clero oficial.
ResponderEliminarMuy básico y previsible el razonamiento de Mons. Burke. La homosexualidad no es el problema de fondo, como tampoco el celibato. Lo que se piense de los clérigos homosexuales es otra cuestión. Si se insiste en abordar el tema por ahí, van mal.
ResponderEliminarSi se pretende ser honestos, lo primero es no encubrir. Lo demás es más complejo, y hace a una relación entre satisfacción sexual y ejercicio de poder irrestricto. Si además quienes cometen este crimen nefasto se sienten impunes, el cóctel es fatal.
En fin, tristísimo.
Amplíe Ludovicus, por favor!
ResponderEliminarRecuerdo perfectamente esa homilía tan valiente de Monseñor Podestá. Como también recuerdo la homilía que pronunció domingos después en relación a la "carta de agradecimiento" que Bergoglio le hiciera llegar al obispo, que se apellidaba como los fideos, reconociéndole su "dedicación" a los fieles de ese obispado... Si la actitud del obispo en cuestión es de una inmundicia innegable, qué decir de la carta de agradecimiento del Cardenal Primado... No hubo ni un reproche, ni llamada de atención (público que se sepa) en relación a la actitud desfachatada de Bergoglio... De esas polvaredas estos lodos.
ResponderEliminarLudovicus podría señalar algunos "procedimientos canónicos y hábitos institucionales erróneos, inadecuados frente al Estado laico"? Por qué lo Burke a Doyle? Gracias.
ResponderEliminarEl que entendió bien el problema fue el amigo Fedor Dostoyevsky: Si Dios no existe todo esta permitido.La verdadera raíz es la falta de fe en Dios porque, en definitiva, el modernismo es la increencia en quienes ya no quieren creer pero no lo quiere reconocer por muchos motivos.
ResponderEliminarReconozcamoslo, la vida de cura es una vida muy comoda para el que no tiene fe ni cree que tiene que dar cuentas ante el Eterno: 2 ó 3 misitas de media hora, unos cuartos de hora de confesión, fieles que uno puede darse aires y ser figura de autoridad, casa pagada, sueldo pequeño pero sin cargas y siempre se puede echar mano del cepillo, tiempo libre,doctrina aguada para estar bien con el mundo etc. y para ciertos "gustos" con más beneficios: sociedad varonil (hoy no viril)donde buscar compañeros de catre y que encima son sociedades de ayuda mutua, con muchos jovencitos alrededor que cazar y a los que se puede tapar la boca arguyendo autoridad (fieles clericalizados) y que no tienes consecuencias indeseadas que se noten (embarazos, etc.). Una jerarquia burocrática, opaca y mafiosa, más cercana a la nomenklatura sovietica que a la Iglesia tradicional. De hecho, se puede creer que muchos obispos están en el ajo más que por la carne (es moneda común que las ansias de poder apagan las de la carne) por el poder: no sube quien no tiene carpetas con cosas feas o quienes no pasan por la prueba de hechos deleznables o satanicos.¿Cómo no se nos van a meter lobos?¿Quién teniendo ciertas tendencias no lo vería casi como un paraiso, no precisamente celestial sino mahometico?
La solución, quitando la fe, que viene de Dios, se puede encontrar en estas medidas que ayudan: Defenestrar a la mayoría de obispos y cargos curiales de alto nivel de dicasterios y obispados, selección estricta de seminaristas (ya discutido aquí), formación en ciencias humanas y divinas serias y profundas (obligación de haber estudiado una carrera o haber tenido un trabajo) y eliminación de privilegios (en España hay curas reventados por atender hasta 14 parroquias rurales mientras otros no dan ni una misa a la semana pero, eso si, tienen muchas responsabilidades..., pisos de ultra lujo a canónigos amiguetes, etc.), reducción de cargos inútiles, vuelta al servicio de coro (Visperas párrocos, coro catedralicio cabildos y obispos), oposiciones para el clero (no sujetos a los favores de mitrados y los cargos estarían en manos por lo menos letradas), juicios de residencia abiertos y, sobre todo y por encima de todo: eliminación del secreto pontificio y demás mandangas menos en los casos relacionados con la conciencia o de sentido común (iglesias perseguidas,etc.), todo lo demás público y pregonado al pueblo de Dios, en especial cuentas y provisión de cargos. En resumen, Verdad, pues no estamos ahogando por tanta mentira.
Estimado Ludovicus:
ResponderEliminarSin entrar en el rol desempeñado por Burke como obispo (del cual no opino por simple desconocimiento) creo que precisamente el punto que pretende marcar en la entrevista es que buena parte del problema reside en el encubrimiento que se ha vuelto asfixiantemente habitual en nuestros días. Sólo así puede entenderse su recomendación de “releer” (entiendo entre líneas “reinstaurar”) las ceremonias de degradación de antaño. Ceremonias que lógicamente deben incluir la entrega del reo al fuero laico cuando la situación lo amerite (cómo es el caso).
En definitiva creo que la Iglesia haría bien en defender su privilegio de juzgar ella primero a sus miembros antes que los jueces del Estado. Eso sí, tal privilegio implica la responsabilidad de ser implacable con el abusador. Si al final el Estado pone como jueces al pánfilo de Casanello, al degenerado de Oyarbide o al nefasto de Zaffaroni ¿por qué creemos que haría mejor el trabajo que la propia Iglesia?
El Profesor de Worms.
P.S.: para quien sienta curiosidad, el procedimiento de la ceremonia de degradación según el pontifical de León XIII puede consultarse aquí: www.liturgialatina.org/pontificale/091.htm#092
Ludovicus, usted es un hombre capaz e inteligente, me ha llamado mucho su crítica al cardenal Burke por no haber llegado al núcleo. Su observación sobre el duelo de la cristiandad y lo referente a la sociedad perfecta me parece la de los críticos que se aíslan en sus cúpulas de cristal. Si encuentre un consagrado valiente, aliéntelo. Se lo digo con respeto ya que leo atentamente lo que llega su firma.
ResponderEliminarEremita Platensis.
Cosas que servirían
ResponderEliminar-Poner un filtro grande como sólo aceptar hombres mayores de 30 que hayan estudiado algo y hayan trabajado en algún lado, si se mantuvieron castos hasta esa edad es muy improbable que vayan a hacer algo impropio a una edad mayor.
-Permitir que hombres casados sean sacerdotes, pero ad honorem, sin cobrar. Para que las localidades chicas tengan por lo menos una misa en los domingos.
Porqué no se investiga en Argentina?
ResponderEliminarAy, por Dios...ahora echamos gasolina al fuego. Ahora los homosexuales tienen la culpa. A ver, vamos a dejarnos de mandangas. Que empiece Su Santidad por decir qué ha hecho con el diplomático que trajo de Estados Unidos al Vaticano, aquel que pillaron con material pedófilo en el ordenador.
ResponderEliminarA mi me parece fenomenal que los degraden, les raspen las manos con un cristal y los cubran de oprobio siempre y cuando antes los hayan denunciado en el juzgado más próximo . Y , desde luego, me niego a asumir una culpa colectiva ; yo no ataco a los niños ni encubro a los que abusan de ellos.
El problema lo tienen en su estructura así que empiecen a colaborar con la justicia , con la ordinaria, y, si hace falta, vendan la capilla sixtina para pagar indemnizaciones. Así tendremos una Iglesia pobre y para los pobres.
Qué asco. Qué harta me tienen .
Anónimo de las 22 46: concuerdo plenamente con ud. A lo anterior agregaría que el régimen de los sacerdotes célibes se enfoque del todo a las tareas propias: administración de los sacramentos y la oración, o a lo más un trabajo manual o intelectual contemplativo, al estilo, de modo de no exponerlos a un ritmo de vida frenético en que sin auxilios muy extraordinarios de la Gracia, es difícil tenerse en pie con castidad perfecta. Menos curas dirigiendo colegios o universidades, de miembros de directorios, armando campamentos scouts o clubes deportivos y más curas en el confesionario, haciendo misas, rezando el Breviario, estudiando a los Padres… o haciendo cerveza artesanal (somos católicos y bebemos jejej).
ResponderEliminarLos sacerdotes casados, como ud bien señala, solo podrían ser ad honorem. Serían lo más parecido a los actuales diaconos permanentes.
Sobre lo de USA, faltó recalcar que en muchos de los casos reportados incluyeron sacrilegios de diverso tipo, que prefiero no recordar. O sea, además de pecados de carácter criminal, en estos degenerados podemos constatar apostasía pura y dura, por no decir una conducta demoniaca.
Tengo que rectificar. Me acaban de informar de que el sacerdote diplomático de la Santa Sede fue juzgado en junio en el Vaticano y condenado a cinco años de cárcel.
ResponderEliminarConcuerda todo con El ultimo papa de M. Martin. Es realmente demoníaco
ResponderEliminarClnco años en las mazmorras del Vaticano. ¡Tremendo!
ResponderEliminarAnónimo Anónimo dijo...
ResponderEliminarClnco años en las mazmorras del Vaticano. ¡Tremendo!
21 de agosto de 2018, 14:11
iSí, junto a los bolsos del dinero K!
Anónimo 22:46 : Soy un fiel de a pié y visto los escándalos que conmueven los cimientos de la Iglesia me limitaría a decir que los abusos sexuales, en la inmensa mayoría de los casos, son de homosexualidad. Siendo así, nada se arreglaría con aceptar hombres casados y probos. El mal radicaría en aceptar varones que, o bien con la castidad masillada o inclinaciones poco viriles de "mente abierta" y con mas mundo que billetes de 2 pesos, en ambos casos. No podemos dejar de lado el entorno familiar en relación con los principios que el candidato ha recibido de su casa. Muchas veces son familias donde el abuso de menores es moneda corriente y el joven ya viene con sus afectos trastocados. Tampoco habría que dejar de lado la formación que se imparte actualmente en los seminarios donde la sensiblería está a la orden del día y eso no ayuda a reforzar el carácter. Esto incluiría una disciplina de estudio, oración y vida asética. Actualmente, salvo honrosas excepciones, las "nuevas teologías" , los programas melifluos y la deficientísima dirección espiritual - más parecida a una seción freudiana que una guía para la santidad- son un riesgo para cualquier cristiano con vocación. No hay nada nuevo bajo el sol. Se debiera enseñar y guiar lo de siempre. Con la valentía de ser capaces de denunciar cualquier indicio de desviación física, psíquica o espiritual. Sería preferible una selección extremadamente cautelosa a una aceptación de candidatos que no sepan lo que signifique el sacrificio, la entrega, la renuncia y la Cruz.
ResponderEliminarSirius Black dijo:
ResponderEliminarse ciernen nubarrones, queridos camaradas. Si es verdad el susurro tenue que se comienza a escuchar en tropas propias y ajenas, el quilombete de los cuadernos Gloria debelará una arista bochornosa. Dios quiera que sean rumores infundados, porque me temo que hasta las mejores de las causas defendidas praeter clerum quedarán manchadas.
Amigo Ludovicus: No sé si te entendí bien. ¿Lo tuyo va por este lado https://www.firstthings.com/web-exclusives/2018/08/the-end-of-the-imperial-episcopate ?
ResponderEliminarCaro Kurtz, por ahí va la cosa. Hay que superar el duelo por el Episcopado Imperial y dejar de una vez el castigo de los crìmenes al Estado. La Iglesia no puede o no quiere impartir justicia. Y el perdón no sustituye a la justicia.
ResponderEliminarAnónimo de las 17:36, ¿a qué se refiere con "desviación física"? Supongo que no se refiere a que no sean capaces de completar tandas de 50 lagartijas o cosas por el estilo...
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