jueves, 23 de marzo de 2023

Los pródromos del fin

 


Soy bastante renuente, quizás demasiado, a las interpretaciones apocalípticas de hechos contemporáneos y las consecuentes predicciones de la proximidad del fin, es decir, del retorno de Nuestro Señor en gloria y majestad. No sabemos en absoluto cuándo tendrá lugar este suceso. Muchos dirán que el mismo Jesús enumeró signos precursores, pero el problema es quién puede discernirlos con seguridad.¿Castellani? ¿Lacunza? Es muy difícil saberlo y cada vez presto menos atención a tales interpretaciones casi siempre pobladas de fantasías. 

Sin embargo, la reacción contraria a andar buscando signos debe ser también cuidadosamente vigilada. Como afirma Albert Frank-Duquesne en su recomendable libro Lo que te espera después de tu muerte (Buenos Aires: Desclée de Brouwer, 1953), puede esconderse detrás de ese rechazo una indiferencia por el destino de la creación y el retorno del Señor puesto que estaríamos preocupados solamente en nuestra propia salvación personal. Y aunque diariamente recemos adveniat regnum tuum, juzgamos que la parusía está muy lejos y, como los siervos de la parábola, decimos: “Bah, el Amo no viene”. Esa indiferencia, dice Frank-Duquesne, indicaría que el fin se aproxima. Porque una de las características que tendrá ese momento, como lo dice una y otra vez la Escritura, es que tomará a todos por sorpresa, como los hombres que habitaban la tierra en la época de Noé, que fueron arrebatados casi sin darse cuenta y sin saberlo. Sin estar oteando las señales del fin continuamente subidos al techo de nuestras casas, conviene sin embargo cuidarnos de esa dañina y peligrosa indiferencia.

Uno de los pródromos o malestares que anuncian la parusía es la persecución. Una y otra vez el evangelio asegura que los cristianos de los tiempos postreros serán duramente perseguidos. Hace doce años publiqué en este blog una entrada en que me preguntaba, entre otras cosas, por esa persecución, porque una idea que me viene una y otra vez a la cabeza es que estamos en medio de una persecución muy fuerte y no somos conscientes de ella; que si lo fuéramos, difícilmente podríamos resistirla. Y es justamente el libro de Frank-Duquesne el que da una pista al respecto: “Todas las fuerzas que el demonio pueda movilizar en el mundo, las concentrará entonces y, desencadenando una persecución que, según las predicciones escatológicas del mismo Jesucristo será más de seducción que de violencia, las lanzará contra la Iglesia para un asalto definitivo” (p. 94). La última y gran persecución no será ya de orcos cortando cabezas sino de grandes seductores. Y lo cierto es que las seducciones a las que debemos combatir son cada vez más intensas y vemos como una enorme mayoría no sólo ya de hombres sin fe, sino de cristianos y religiosos caen en ellas en manada. La misma Iglesia, en su estructura visible, ha sido arrastrada por la seducción. 

Y hay muchas seducciones. La primera, invisibilizada y silenciada, y también la más grosera y carnal, es la pornografía, que campea en todos los ámbitos, aún en los más católicos, sin perdonar a fieles laicos o sacerdotes, u obispos. Los blogs y canales católicos de YouTube se están haciendo eco de este enorme y gravísimo problema que causa estragos. Ya escribí una entrada sobre esta situación a la que remito.

Pero la seducción más peligrosa no es la de la carne, fácilmente identificable, sino la del mundo, en la que cualquiera puede caer sin saberlo. Peor aún, creyendo que hace con ello un servicio a Dios. Y la realidad es que el mundo ha engullido a la Iglesia, y que los jerarcas de la Iglesia, ya sin ningún reparo, de un modo abierto y grosero, proclaman su contubernio con el mundo y sus dioses. Y, consecuentemente, junto al mundo se dedican a señalar y perseguir, ya sí de un modo cruel, a quienes aún resisten la seducción. 

Es ocioso dar ejemplos. A eso nos dedicamos muchos blogs católicos del mundo entero. Menciono sólo tres casos de las últimas horas. En este breve vídeo, podrán escuchar al cardenal Arthur Roche, prefecto del dicasterio del Culto Divino, afirmar muy suelto de cuerpo que la teología de la Iglesia cambió, y que por eso debe cambiar la misa. En este enlace se podrá leer el sorprendente anuncio del arzobispado de Mendoza por el cual se solidariza “con las artistas que vieron afectado el fruto de su trabajo y esfuerzo” y fueron destruidas por un grupo de fanáticos ultracatólicos “que viven su religiosidad como en tiempos oscuros”. La cuestión es que fruto del trabajo eran “obras de arte” abierta y groseramente blasfemas. Y en este enlace podrá leer la información sobre las afirmaciones publicas de Mons. Johan Bonny, obispo de Amberes, en las que asegura que fue el mismísimo papa Francisco quien autorizó a los obispos belgas a que se bendijeran las uniones de parejas homosexuales.

Los tiempos son oscuros, y se avecinan tinieblas aún más densas. Cui resistite fortes fide (I Pe. 5,9). 

24 comentarios:

  1. al Fin Wanderer....ahora si podemos empezar a hablar de los profetas y las profecias? gracias por habilitar la cuestion....un poco tarde? nunca es demasiado tarde...

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    1. Estimado, lo que es llamativo (no solo en W) es el "manto de silencio" que ha caído sobre la "cuestiòn"....no será el signo confirmatorio de su inminencia? Y justo ahora?

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  2. Muy de acuerdo con este post don Wanderer.

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  3. Es cierto que en los tiempos de Noé y Sodoma y Gomorra la gente comía, trabajaba, se casaba y etc y de un día para otro la destrucción y desolación. Y que vendrá como un ladrón en medio de la noche. Hay que tener cuidado, como decía el Gordo, en terminiar siendo peces muertos que arrastra el río; hay que pararse a la orilla para poder escudriñar los tiempos. Para tener un campo de discernimiento amplío considero errado vivir hoy convencido que ocurrirá si o si mañana; puede generar consecuencias graves de índole psicológicas con derivaciones en las mismas fe, esperanza y caridad; hay que vivir siempre "como si" fuera a ocurrir mañana. De todos modos, como precedente, es interesante ver al paralelismo de la situación actual con los tiempos de Antíoco Epifanes y la revuelta de los pocos Macabeos. Todo lo que hizo este rey con Jerusalém y el lugar santo, con todo lo sagrado, la adoración de ídolos con su especie de "ecumenismo", como la mayoría del pueblo con sus religiosos se plegó a esto, la persecución de los que observaban la ley, etc, etc. Nihil novi sub sole. Si, puede ocurrir mañana pero quizás no; al Anticristo aún no lo veo, al Santo Padre no le da el pignet. Pero coincido en que vendrán tiempos más oscuros en que habrá que tomar decisiones quizás sin pastores como guías, como me parece recordar dijo Ud. en otro artículo. Saludos

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  4. Solo un aporte: para los que les interese el libro recomendado por Wanderer, él se puede bajar de la editorial Vórtice. Muchas gracias!!!

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    1. Muchas gracias por la información, me interesaba y ya lo tengo.
      Saludos

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  5. En esta ocasión no comparto la posición de Don Wander, "bastante renuente, quizás demasiado, a las interpretaciones apocalípticas de hechos contemporáneos y las consecuentes predicciones de la proximidad del fin", pero valoro que considere que "la reacción contraria a andar buscando signos debe ser también cuidadosamente vigilada", porque creer que por ahora "el Amo no viene" es una "indiferencia" que según Frank Duquesne "indicaría que el fin se aproxima".
    Leyendo por ejemplo las declaraciones de Monseñor Bonny, obispo de Amberes, cuando asegura que fue el propio Francisco quien autorizó a los obispos belgas a bendecir a las parejas homosexuales en la visita ad limina que le hicieron en noviembre, me llamó la atención que cuando los belgas le dijeron que habían llegado a esa conclusión después de leer Amoris Laetitia, Francisco les preguntó si estaban "todos" de acuerdo, a lo que ellos respondieron que sí.
    El hecho de que al Papa le preocupara que nadie quede afuera de tan grave decisión, me hizo recordar una respuesta que le dio a Elisabetta Piqué en el reportaje que le concedió hace unos días.
    La periodista le preguntó si estaba preocupado por la resistencia de algunos que en la Iglesia no comparten su parecer sobre ciertas reformas, a lo que Francisco respondió que no, que no le preocupaba, porque a él lo que más le importa es que en la Iglesia estén "todos", tanto los que piensan de una manera como de otra, algo que me hizo recordar aquello de "la Biblia junto a un calefón" que hace casi cien años Discépolo vio que se venía en este mundo cruel cuando escribió el tango Cambalache.
    En esa actitud de Francisco y de muchos otros que piensan como él, veo claramente la advertencia de la que San Pablo les habló en su Segunda Carta a los Tesalonicenses, cuando dijo que antes de la venida del Anticristo debía caer sobre la Iglesia la noche de la apostasía.
    ¿Qué otra cosa se puede decir de un Papa que además de aprobar la práctica de la homosexualidad también aprueba la comunión a los casados en segunda unión, a los luteranos que no creen en la transubstanciación del pan y del vino, y hasta de los que aprueban el aborto, como fue el caso de Nancy Pelosi, la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU a la que le dio la comunión en Roma?
    Y eso es sólo la punta del iceberg porque la confusión y anarquía en la Iglesia es total.
    Cada uno tiene derecho a pensar como quiera, pero suponer que esta crisis terminal es pasajera porque la Iglesia la va a superar como tantas veces superó otras en su largo caminar, es como si dijeran inconscientemente que no hay que dar por el pito más de lo que el pito vale porque siempre que llovió paró.
    Esta vez no será así, la herida es tan profunda que sólo Dios puede salvar a la Iglesia. Eso significa que no hay vuelta atrás, las profecías se cumplirán. La Iglesia está subiendo al Calvario y como Cuerpo Místico de Cristo tendrá que morir y resucitar. Claro, eso implica que antes tendrá que venir el Anticristo, no sé cuánto faltará para eso, pero si ya tenemos encima el cisma y la crucifixión, no debe faltar mucho. Así que se apuren todos a tener aceite en las alcuzas, no sólo las vírgenes que esperan al Novio.

    Fuenteovejuna

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  6. Pues sí que hay señales, la gran Apostasía y el espíritu del Anticristo que se cierne sobre nosotros engulléndolo todo. Y como en los tiempos de antes del diluvio, la mayoría se hallan inconscientes y siguen preocupados solamente por su vida material, como si fueran a vivir para siempre. Lo peor es que esa mayoría incluye también a la mayoría de los católicos, incluso muchos que se creen fieles seguidores de la Iglesia, y en realidad los han metido en un credo protestante que lleva directamente a la condenación. Sí, hay señales. Dios quiere separar a la cizaña del trigo, pero asusta la gran cantidad de cizaña que hay en la misma Iglesia. ”Cuando mi Hijo vuelva, ¿encontrará Fe sobre la Tierra?". Me temo que muy poca, Señora.

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  7. Otra posibilidad, también negativa, es que esto que vivimos sea la descristianización de occidente, que nos ocurra como a los cristianos de áfrica del norte y medio oriente, las comunidades que se creían el centro del mundo cristiano, y fueron casi totalmente barridas por los árabes, dejando al cristianismo como una isla aislada de una península periférica de Eurasia.

    Tal vez por unos siglos la Iglesia sean negros africanos y filipinos, y la idea de que Europa es casi un sinónimo de cristiandad, haya sido vanidad de vanidades. Los primeros serán los últimos.

    De todos modos, no me inclino por eso. Creo que el fin está cerca, porque si los hombres empiezan a manipular genéticamente a las nuevas generaciones, o a tener hijos editados genéticamente en incubadoras artificiales sin necesidad de la mujer, me cuesta imaginar un futuro largo por delante.

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  8. Excelente! El rezo del Santo Rosario nos ayudará a identificar el olor putrefacto de esa seducción... Hay que estar vigilantes.

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  9. Monseñor Gänswein secretario personal de Benedicto XVI el último en ser "misericordiado " por Francisco: ha sido enviado al Ostracismo.

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  10. Grave error y negligencia es no prestar atención a los signos de los tiempos mas aún en este tiempo, como también no atender a las personas que usa Dios hoy para precavernos, con las debidas precauciones para cada caso.

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  11. "En tiempos de Jesucristo veía yo a los hombres mucho más malos y depravados que ahora; pero, en cambio, había otros mucho más piadosos y sencillos, que se diferenciaban de aquellos como el tigre del cordero. Ahora reina por doquier la tibieza y la indiferencia. Entonces la persecución de los justos consistía en ejecuciones y suplicios; ahora en burlas, desprecios, sátiras, tentaciones prolongadas y esfuerzos para corromperlos. El martirio ahora es un suplicio perpetuo."

    Beata Ana Catalina Emmerick

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  12. ¡Vosotros sacerdotes, que no os movéis! ¡Estáis dormidos y el redil arde por todos
    lados! ¡No hacéis nada! ¡Como llorareis por eso un día! ¡Si tan solo hubierais dicho un
    Pater! ( … ) ¡Veo tantos traidores! No soportan que se diga: «esto va mal». Todo está
    bien a sus ojos con tal de que puedan glorificarse con el mundo! [...]
    «Vi las carencias y la decadencia del sacerdocio, así como sus causas. Vi los castigos
    que se preparan,
    «¡Los servidores de la Iglesia son tan laxos! Ya no hacen uso de la fuerza que poseen
    en el sacerdocio»
    «¡Si algún día las almas reclaman lo que el clero les debe al ocasionarles tantas
    perdidas por su incuria y su indiferencia, sería algo terrible!
    «Ellos tendrán que dar cuenta de todo el amor, todas las consolaciones, todas las
    exhortaciones, todas las instrucciones referentes a los deberes de la religión, que ellos
    no nos dan; de todas las bendiciones que no distribuyen, a pesar de que la fuerza de
    la mano de Jesús esté sobre ellos, por todo lo que omiten de hacer a semejanza de
    Jesús [···] (por) las caricias hechas al espíritu de la época por parte de los servidores de la
    Iglesia, [...]
    «Tuve una visión concerniente a las faltas de incontables pastores y la omisión de
    todos sus deberes hacia su rebaño»
    « Vi muchos buenos y piadosos obispos, pero estaban mudos y débiles y el mal partido
    tomaba a menudo la fuerza »

    Ana Catalina Emmerick

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  13. ¿Cómo conciliamos el "estar atentos a los signos" con lo siguiente de los Hechos:
    "Ellos entonces, habiéndose reunido, le preguntaron diciendo: "Señor ¿es este es el tiempo en que restableces el reino para Israel?" Mas Él les respondió: "No os corresponde conocer los tiempos y ocasiones que el Padre ha fijado con su propia autoridad; recibiréis, sí, potestad cuando venga a vosotros el Espíritu Santo; y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda la Judea y Samaría, y hasta los extremos de la tierra"
    En inmediatamente después de la Ascensión el ángel les dice "Varones de Galilea, ¿por qué quedáis aquí mirando al cielo? Este Jesús que de en medio de vosotros ha sido recogido en el cielo, vendrá de la misma manera que lo habéis visto ir al cielo"
    No busco polemizar, sino establecer una analogía de la fe para la comprensión de estos textos.

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    1. Para mí la respuesta está en el mismo texto del Evangelio: "recibiréis, sí, potestad cuando venga a vosotros el Espíritu Santo"... Ahora ya vino el Espíritu Santo, ahora se pueden reconocer los signos. l

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    2. Porque una cosa es estar atentos y saber que viene, y otra (que nos está prohibido) es pretender conocer el día y la hora en que viene.

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    3. Bueno, esa misión de evangelizar hasta los extremos de la tierra ya se cumplió

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  14. Que nadie sabe el día y la hora no es sinónimo de que falta muchísimo tiempo. Y desde luego, del tiempo que falta hay que descontar el transcurrido desde que Él dijo "nadie sabe ni el día ni la hora".

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    1. Exacto.
      Y además hay otra cosa: Nuestro Señor dice en el Apocalipsis "vengo pronto".
      No podemos pues pensar que falta quién sabe cuánto tiempo, y por más que "para el Señor mil años son como un día y un día como mil años", no se puede hacer tan alegórico el "pronto" que sean 3 mil o 15 mil años. Ya vamos 2 mil, y de hecho nos acercamos a los 2 mil años desde la Pasión y Resurrección.

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  15. Don Wander:
    “Vd. dijo y entiendo que vale la pena repetirlo textualmente: “podrán escuchar al cardenal Arthur Roche, prefecto del dicasterio del Culto Divino, afirmar muy suelto de cuerpo que la teología de la Iglesia cambió, y que por eso debe cambiar la misa. En este enlace se podrá leer el sorprendente anuncio del arzobispado de Mendoza por el cual se solidariza “con las artistas que vieron afectado el fruto de su trabajo y esfuerzo” y fueron destruidas por un grupo de fanáticos ultracatólicos “que viven su religiosidad como en tiempos oscuros”. La cuestión es que fruto del trabajo eran “obras de arte” abierta y groseramente blasfemas. Y en este enlace podrá leer la información sobre las afirmaciones públicas de Mons. Johan Bonny, obispo de Amberes, en las que asegura que fue el mismísimo papa Francisco quien autorizó a los obispos belgas a que se bendijeran las uniones de parejas homosexuales”.
    Me pregunto: ¿tales sucesos no tienen nada que ver con la consigna del “giro antropológico” promovido por un célebre teólogo alemán para “iluminar” el “espíritu del concilio” VII? ¿No implica esto, no ya el establecimiento de una blasfema equivalencia entre el mandamiento “Amarás al Señor Tu Dios …” con el “Amarás al prójimo como a ti mismo”, sino, derechamente, la apostásica sustitución de aquel primer mandamiento, por este segundo? Lo que recuerda la acusatoria pregunta del Apóstol a los gálatas: “¿Busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O es que pretendo agradar a los hombres? –y concluye, terminante- “Si todavía pretendiera agradar a los hombres, no sería siervo de Dios”(Gal. 1, 10).
    ¡Dios guarde a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  16. Por una vez, don Wander, no voy a coincidir con usted, ni con don Franck-Duquesne, ni casi que con la santa Eimerick: la seducción es la seducción y la persecución es la persecución. Ambas vienen del diablo, ambas tienen el mismo fin y ambas se pueden presentar a la vez. pero son dos cosas diferentes. La persecución que sufrimos los cristianos de occidente el bastante ligera, y de momento únicamente afecta a nuestro orgullo y nuestra seguridad en nosotros mismos y nuestra fe. Seducciones perversas sí, de esas tenemos de sobra, con frecuencia provenientes de nuestros propios pastores, o al menos con su complicidad.
    Los pobres cristianos de África y oriente sí que sufren persecuciones brutales y ciertas.

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