jueves, 1 de febrero de 2024

Recomendaciones bibliográficas

 




Ronald Knox, Un retiro para laicos.

Ronald Knox, uno de los católicos conversos ingleses más importantes del siglo XX, fue durante muchos años capellán de la Universidad de Oxford, donde había estudiado él mismo. Allí y en otras ciudades de Inglaterra desarrolló su ministerio pastoral a través de la escritura de libros de espiritualidad, de teología para no teólogos y de traducción de las Sagradas Escrituras. Pero también se distinguió por la predicación de retiros espirituales para laicos de distintas edades y orígenes.

En este libro, él mismo reúne una serie de veinticuatro pláticas o conferencias, en las que repasa los puntos más importantes que todo católico debe tener en cuenta para su progreso en la vida espiritual. Meditaciones sobre la fe, el desaliento, la persona de Jesucristo y de su Madre, sobre la oración y sobre la muerte, se suceden en capítulos de lectura fácil pero también profunda.

Así, este libro es un excelente modo para que los católicos puedan realizar sus "ejercicios espirituales", solos en un monasterio o en su propia casa, siguiendo las reflexiones de avezado maestro en la vida espiritual.

Puede bajarse gratuitamente en formato PDF y Epub






Guido Morselli, Roma senza papa, Adelphi, Milano, 1986. 

En la Roma de finales del siglo XX en la que se desarrolla esta novela, una ciudad en gran parte trastornada y desbaratada, sólo un hecho esencial parece haber cambiado en comparación con la Roma de hoy: el silencioso abandono del Vaticano, que ya no habita el papa, Juan XXIV, quien ha trasladado la Sede Apostólica a una residencia, parecida a un hotel.

No soy particularmente afecto a las novelas distópicas de este tipo. Sin embargo, la de Morselli tiene asombrosos tintes premonitorios. Escrita en 1966, habla de una Iglesia en los ’90, con ordenación de diaconisas, la basílica de San Pedro convertida en museo, una congregación religiosa destinada a convertir a las “máquinas pensantes”, que son la inteligencia artificial; conferencias en Roma cuyo título es “Diálogo sí; proselitismo no”, o propuestas de reforma del procedimiento de la elección papal. El autor se pregunta: “Pablo VI dice que la paz es el bien supremo. Está bien, pero dando a la paz terrenal tanta importancia, ¿no se pone a la Iglesia en un plano humano? Antes, el bien supremo era la fe, aún con la guerra, y también a costa de la guerra”. Y también: “¿No es más cómodo y tranquilo respetar las prerrogativas del saber y dejar que el polvo se acumule sobre los dogmas? Es suficiente con declarar que el interés supremo (o único) de la Iglesia es el de ser promotora de la paz mundial, aunque esto signifique ubicarla al mismo nivel que la Cruz Roja internacional”. 

La agudeza irónica de este relato, la maestría con la que Morselli se mueve por los laberintos de doctrinas, reales e imaginarias, de la Iglesia, los retratos magistrales de eclesiásticos de alto y bajo rango, la incesante invención satírica, hacen de este libro una feliz novela de "anticipación teológica", donde las ideas tienen la concreción y lo grotesco de los personajes y donde, a cada paso, se siente una mirada desencantada y penetrante posada sobre un futuro con el que nos topamos todos los días.

Hay traducción española. Aquí puede bajarse en italiano.




Francisco Rego, De embryone humano. Thomas contra Thomam, Gladius, Buenos Aires, 2023.

Una de los permanentes argumentos que esgrimen los defensores del aborto cuando discuten con los católicos es que fue el mismísimo Santo Tomás quien afirmó que el embrión humano no es persona humana. Y tienen razón. Eso lo escribió el Aquinate y no una vez sino varias. La discusión, por tanto, es válida.

Sin embargo, no son muchos los que puedan adentrarse en ella pues requiere un conocimiento preciso de la obra de Santo Tomás y los postulados de la ciencia de su época. Y es esta empresa la que acomete Francisco Rego, un importante intelectual argentino y heredero y conocedor privilegiado de Santo Tomás. Y lo hace a través de un análisis minucioso, a lo largo de casi 300 páginas, de toda la opera omnia tomasiana, explicando metafísicamente las afirmaciones del maestro dominico para concluir afirmando que: “Y, si lo que se afirma como forma sustancial es “lo que hace que algo sea una realidad concreta”, entonces, al afirmarse al alma racional como “única forma sustancial del hombre”, se cumple el principal de los requisitos para afirmar que, desde su concepción, el embrión es hombre y persona humana”. 

El libro puede conseguirse en las librerías católicas de Argentina. 






Réginald Garrigou-Lagrange, O.P., La síntesis tomista, Pro Civitate Dei Ediciones, Santiago de Chile, 2023.

Pro Civitate Dei es una iniciativa para jóvenes universitarios basada en la liturgia, la amistad y la formación que, originada en Francia, actualmente se ha expandido a otros países como Chile o Brasil. Y es la sección chilena que ha comenzado también con la iniciativa de editar libros clásicos fundamentales que ya resulta imposible de conseguir. Y lo hacen en ediciones cuidadas y produce placer, aún antes de leerlas, su calidad. 

No necesita presentación el autor de la obra que recomiendo. Y tampoco necesita presentación el mismo libro en el que, como su título lo indica, se compendian los principios fundamentales del pensamiento tomista, desde sus fuentes a la teología moral y la espiritualidad.

En palabras de Juan Carlos Ossandón, quien prologa el libro: ““Este libro, «La Síntesis Tomista», de más de 500 páginas, es la mejor exposición que he leído y la más completa presentación de la sabiduría de aquel célebre fraile dominico. A pesar de la enorme dificultad de exponer la vastísima producción del teólogo medieval y tratar de misterios incomprensibles para nuestra débil razón, nos sorprende la claridad su de exposición; nota, por lo demás, típica del Fraile medieval y de muchos de sus discípulos. Dificilísimas cuestiones son explicadas de modo asequible a quien tenga una mínima preparación intelectual”.

El libro puede conseguirse en Amazon


33 comentarios:

  1. Gracias por las recomendaciones.

    Ya que hay tanto dedicado al Aquinate, me permito recomendar el siguiente libro que es verdaderamente excelente y que vale la "inversión":

    Donald S. Prudlo, "Thomas Aquinas: A historical, theological, and environmental portrait" (New York: Paulist, 2020).

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  2. 1 de 2.

    La animación retardada del embrión humano no puede ser refutada en el plano metafísico ni en el contexto del conocimiento biológico del tiempo de S. Tomás ni en el contexto del conocimiento biológico del presente. Por el contrario, esa refutación puede basarse solamente en la Revelación cristiana, concretamente en dos conjuntos de afirmaciones patrísticas y magisteriales que S. Tomás cita en su tratamiento de la cuestión en ST III, Q. 33, Art. 2 y no logra compatibilizar con la posición de animación retardada, cayendo en una autocontradicción en el intento.

    Las afirmaciones patrísticas y magisteriales en cuestión se agrupan en dos conjuntos. El primero comprende una del papa S. León Magno, citada en la objeción 1, y otra de S. Juan Damasceno, citada en el "Sed contra":

    "Porque dice el papa León en su Epístola ad lulianum: La carne de Cristo no era, de distinta naturaleza de la nuestra, ni le fue infundida el alma en otro momento que a los demás hombres."

    "lo que dice el Damasceno en el libro III: Al mismo tiempo fue carne, al mismo tiempo fue carne del Verbo de Dios, al mismo tiempo fue carne animada por un alma racional e intelectual."

    S. Tomás compatibiliza estas dos afirmaciones con la animación retardada en su respuesta a la objeción 1 distinguiendo entre dos posibles sentidos de la condición "en otro momento que a los demás hombres", esto es "según la disposición del cuerpo" y "en relación con el tiempo", y restringiendo la afirmación del papa León a solamente el primero:

    "El momento de la infusión del alma puede considerarse de dos modos. Uno, según la disposición del cuerpo. Y así el alma no fue infundida en el cuerpo de Cristo en un momento distinto al que lo es en los demás hombres. Como, una vez formado el cuerpo de un hombre, al instante le es infundida el alma, así sucedió en Cristo. Otro, considerando dicho momento sólo en relación con el tiempo. Y bajo este aspecto, por haber sido perfectamente formado el cuerpo de Cristo con anterioridad temporal, también fue animado antes."

    Así, S. Tomás postula que el cuerpo de Cristo llegó al estado de formacion que lo hacia apto para recibir un alma espiritual ANTES que los demas hombres: mientras el embrión de un hombre cualquiera llega al estado de formación que lo hace apto para recibir un alma espiritual recién a los cuarenta dias de gestación, el cuerpo de Jesús fue concebido directamente en ese estado de formación. Esto lo vuelve a afirmar, con mayor claridad aún, en la respuesta a la objeción 3:

    "En la generación de los demás hombres se cumple lo que dice el Filósofo, ya que su cuerpo se forma y se va disponiendo sucesivamente con vistas al alma. De donde, primeramente, como imperfectamente dispuesto, recibe un alma imperfecta; y después, cuando está dispuesto perfectamente, recibe el alma perfecta. Pero el cuerpo de Cristo, debido al poder infinito del agente, estuvo perfectamente dispuesto al instante. Por eso al punto, en el primer instante, recibió la forma perfecta, es decir, el alma racional."

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    1. Santo Tomás se enredó con tales distinciones según el tiempo y el cuerpo.

      Es lo que pasa cuando te acoges a la ciencia que da proposiciones no verificadas como que el alma se integra en el el feto a los 40 dias.

      De momento, hasta hoy 2024, el Alma no puede ser observada, ni pesada, cortada, medida ni sometida a experimentación científica el laboratorio...

      Y uno se pregunta de por qué ha de ser a los 40 días y no a los 39 días y 18 horas o 59 días...

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  3. 2 de 2.

    Si bien esta interpretación de las afirmaciones leonina y damascena antes citadas es en sí misma totalmente válida, plantea el problema (para S. Tomás) de que implica lógica e ineludiblemente una de las siguientes dos posibilidades:

    - o bien el embarazo de la Virgen María duró 7 meses y 20 días en vez de 9 meses,

    - o bien, si el embarazo duró 9 meses, Jesús tenía al nacer el tamaño de un bebé de 40 días de edad.

    Notablemente, S. Tomás mismo es perfectamente consciente de este problema, y, más aún, de que esas posibilidades contradicen un segundo conjunto de afirmaciones patrísticas y magisteriales, esta vez de S. Agustín y del papa S. León Magno, como se ve claramente en la objeción 2, que cito cambiando la forma original de negación a la de afirmación condicional:

    Si "el cuerpo de Cristo, en el primer instante de su concepción," hubiese tenido "tanta cantidad (de materia) como la que tienen los cuerpos de los demás hombres cuando son animados", ... "en caso de haber crecido continuamente, o hubiera nacido más pronto, o al nacer hubiera tenido mayor cantidad (de materia) que los otros niños. Lo primero va contra Agustín, en el libro IV De Trín., donde prueba que permaneció por espacio de nueve meses en el seno de la Virgen; lo segundo se opone al papa León, que en un sermón sobre la Epifanía dice: Encontraron al Niño Jesús, que en nada se distinguía de la generalidad de la infancia humana."

    S. Tomás entonces intenta resolver este problema (esto es el hecho de que su interpretación del primer conjunto de afirmaciónes patristico-magisteriales en un sentido compatible con la animación retardada contradice el segundo conjunto de afirmaciones) en su respuesta a la objeción 2, y en ese intento simplemente se autocontradice. Esta autocontradicción ocurre entre la regla que S. Tomás enuncia en esa respuesta (y que en sí misma es totalmente razonable):

    "La cantidad (de materia) que tiene el cuerpo al serle infundida inicialmente el alma es proporcionada a la cantidad perfecta a que llegará por el crecimiento, de manera que los hombres más corpulentos tienen mayor cantidad en su primera animación."

    y la afirmación (que claramente está de acuerdo con los Evangelios, que no dan a entender en modo alguno que Jesús haya tenido un tamaño corporal notablemente mayor que el promedio):

    "Cristo en la edad perfecta tuvo una grandeza conveniente y mediana,"

    Esta contradicción es inevitable: si Jesús tuvo al nacer el tamaño normal de un recién nacido y su gestación duró 9 meses, entonces su tamaño al serle infundida el alma (en su caso, en el momento de la concepción) fue mucho menor que el tamaño del común de los hombres al serles infundida el alma (en sus casos, a los 40 días de la concepción), por lo que su tamaño en la edad adulta debió ser ser mucho menor que el tamaño del común de los hombres en la edad adulta.

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    1. ¿Dónde está la contradicción?

      Dice el Angélico, en una frase que Ud. no ha copiado (S. Th., III, q. 33, a. 2, ad 2):

      "Sed tamen illa parva quantitas non erat tam parva ut in ea non posset ratio animati corporis conservari, cum in tali quantitate quorundam parvorum hominum corpora animentur".

      Lo que cuenta a la hora de la animación por parte del alma racional, para santo Tomás, es "la razón de cuerpo animado", no la sola cantidad o extensión. En el caso de N. S. Jesucristo, tal razón se dio en el momento mismo de la concepción, aun cuando la cantidad de su cuerpo fuera menor, lógicamente, en comparación a la cantidad del cuerpo de un hombre (que habría de tener más o menos su mismo tamaño adulto) en el momento en que el mismo es naturalmente animado (según el parecer de santo Tomás) por el alma racional.

      FM.

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    2. Agrego el lúcido comentario del Card. Cayetano:

      «Quamvis enim ipsa formatio dominici corporis in primo instanti fuerit perfecta essentialiter, non tamen fuit perfecta quantitative. Hoc est quod, licet habuerit in primo instanti omnia membra et lineamenta, non tamen in ea quantitate quam habuisset si in quadraginta et sex diebus fuisset corpus illud formatum: sed ad tantam quantitatem pervenit spatio quadraginta et sex dierum. Et propterea tot dies in dominici corporis perfectione intervenisse dicuntur. Verum est enim hoc de perfectione quantitativa formationis corporis, et non de perfectione essentiali ipsius formationis, ut dictum est. Et ideo, licet inter formationem corporis Christi et aliorum sit differentia temporis, quia Christi corpus in instanti formatum est, aliorum vero in quadraginta sex diebus; inter perfectionem tamen quantitativam solitam perfici in quadraginta sex diebus in corporibus masculorum, respectu corporis Christi et aliorum nulla est differentia: quia in Christi corpore, sicut in aliorum hominum corporibus perficiendis, quadraginta et sex dies consummati sunt» (In S. Th., III, q. 33, a. 1, IV).

      Y vuelvo, entonces, a preguntar: ¿dónde está la supuesta contradicción?

      FM.

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    3. Durante 7 semanas, el bebé aún es un embrión, del tamaño de un grano de arroz. No tiene un aspecto humano, sino que más bien parece un “renacuajo”. En la semana quinta (día 35) se desarrolla un primitivo corazón que a partir de entonces latirá sin descanso. Y en la semana 6 (día 42) ya se aprecian lo que serán sus ojos y la columna vertebral.

      Desde la semana 8 (día 56) el bebé ya es todo un feto.

      La animación retardada del embrión humano es como la existencia del éter cosmico: carente de base científica alguna.

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    4. En primer lugar, lo que está aquí directamente en cuestión es eso de que el Aquinate incurre en contradicción, supuestamente.

      En cuanto a la doctrina de la así llamada "animación retardada", la pregunta es con qué "base científica" afirma Ud. que tiene un alma espiritual tal embrión. Pues para las ciencias particulares tal alma es, en efecto, como el éter cósmico: es algo que no entra en su objeto.

      FM.

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  4. Permítame agregar otro texto del Angélico, Wanderer, que muestra que el mismo no incurre en ninguna contradicción:

    «Potuit ergo esse ut corpus Christi in primo instanti conceptionis perfecte figuratum, haberet quantitatem sufficientem suae speciei; minorem tamen quam sibi deberetur in principio suae humanitatis si naturaliter conceptus esset, respectu quantitatis quam habuit in completa aetate proportionaliter aliis hominibus; ita quod usque ad quadragesimum aut quadragesimum sextum diem crescendo pervenerit usque ad quantitatem illam quae in eo debuit esse minima proportionaliter aliis hominibus; et deinceps crevit sicut et alii homines crescunt; ita quod totum tempus quo in utero matris fuit, augmento corporis ejus servivit, quod in aliis servit conversioni, figurationi, animationi, et augmento» (Sup. Sent., lib. 3, dist. 3, q. 5, a. 2, ad 3).

    FM.

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    1. Presentaré la cuestión de una forma tal que facilite el razonamiento cuantitativo.

      Presuponiendo que el cuerpo de NSJC tuvo en cada etapa de su desarrollo, desde la concepción hasta la adultez, la misma densidad (masa/volumen) que el cuerpo del promedio de los hombres en igual etapa de desarrollo, la cantidad de materia de ambos cuerpos puede medirse ya sea por la masa en gramos o por el tamaño en cm. Eligiendo la primera opción, denotamos las cantidades de materia respectivas por MJ(t) y MH(t), siendo t el tiempo transcurrido desde la concepción respectiva. Por comodidad hago adultez = 20 años.

      Tenemos así las líneas de tiempo del promedio de los hombres y de NSJC:

      Caso - Concep. - 40 dias - Nacim. - Adultez

      H prom - MH(0) - MH(40d) - MH(9m) - MH(20a)
      Jesús -- MJ(0) - ---------- - MJ(9m) - MJ(20a)

      No indico MJ(40d) porque en el caso de NSJC los 40 dias desde su concepción es un momento como cualquier otro de su gestación, en contraste con el caso del promedio de los hombres, en el que es el momento de la infusión del alma. Denotando ese momento como TIA (Tempus Infusionem Animae, si declino correctamente), tenemos:

      TIA_J = 0
      TIA_H = 40d

      Por un lado, la Revelación cristiana impone que las siguientes dos relaciones deben cumplirse:

      R1: MJ(9m) = MH(9m)
      R2: MJ(20a) = MH(20a)

      Por otro lado, la posición de S. Tomás de que la infusión del alma de NSJC ocurrió cuando su cuerpo tenía el mismo grado de desarrollo que el cuerpo del promedio de los hombres en el momento de la infusión de su alma equivale a:

      T1: MJ(0) = MH(40d)

      Si presuponemos que el cuerpo de NSJC creció durante su gestación a una tasa igual a aquella a la que el cuerpo del promedio de los hombres crece durante su gestación, entonces T1 es incompatible con R1 porque MH(40d) >> MH(0). Por lo que una vía de compatibilizar la animación retardada con la Revelación cristiana es postular que el cuerpo de NSJC creció durante su gestación a una tasa menor que aquella a la que el cuerpo del promedio de los hombres crece durante su gestación. S. Tomás no contempla esta vía, que por otro lado no parece teológicamente plausible.

      La vía que S. Tomás elige es postular que, para todas las naturalezas humanas incluyendo la de NSJC, la cantidad de materia del cuerpo en el momento de la infusión del alma es proporcional a la cantidad de materia del cuerpo en la adultez:

      T2: Para todo x, Mx(20a) = K Mx(TIA_x)

      Esto implica:

      MJ(20a) = K MJ(TIA_J) = K MJ(0)
      MH(20a) = K MH(TIA_H) = K MH(40d)

      Por lo tanto la postulación de T2 causa que, para cumplir R2, es necesario que MJ(0) = MH(40d), que es la relación T1 anterior. Por lo que postular T2 no evita la necesidad de postular que el cuerpo de NSJC creció durante su gestación a una tasa menor que aquella a la que el cuerpo del promedio de los hombres crece durante su gestación.

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    2. Estimado Juan:

      Para empezar, debería decirse "tempus infusionis animae". Dicho lo cual, me pregunto si leyó los tres pasajes en latín que he referido...

      La cuestión está en que Ud. plantea la supuesta "contradicción" considerando únicamente la "perfección cuantitativa" del cuerpo, para emplear la expresión de Cayetano. Y allí no hubo distinción entre el cuerpo de N. S. Jesucristo y el de los restantes hombres en general, en el sentir de santo Tomás: i.e., en lo que se refiere al "aumento". Ahora bien, lo que, para el Angélico, se requiere para la infusión del alma es la "perfección esencial", dada por una determinada organización o figuración o formación del cuerpo, la cual, si bien, requiere alguna cantidad, puede esta ser mínima, de modo que dos cuerpos de igual "densidad" tengan distinta perfección esencial (o figuración o formación u organización). Esa perfección esencial, requerida para la infusión del alma espiritual según santo Tomás, en el caso de N. S. Jesucristo fue dada en el instante mismo de la concepción, mientras que, según santo Tomás, se da más o menos en el día 46 en el resto de los hombres, ordinariamente. Pero en cuanto al aumento cuantitativo del cuerpo (o, lo que Ud. dice, la "densidad"), parece que no hubo diferencia entre N. S. Jesucristo y el resto de los hombres en general.

      Por eso, vuelvo a preguntar (y le pido que, antes de responder, relea los textos que cité): ¿dónde está la supuesta contradicción de santo Tomás?

      In Domino.

      FM.

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    3. Ante todo, la densidad de un cuerpo no es una medida de su desarrollo cuantitativo o de su desarrollo cualitativo sino solamente de su relación masa/volumen, y la mencioné al solo efecto de expresar la cantidad de materia de los cuerpos por su masa en vez de por su tamaño, que es como se la suele expresar en embriología. Además, dado que usé el término densidad en su significado propio (cociente masa/volumen), no hay motivo para ponerlo entre comillas.

      Paso ahora a mi afirmación de que S. Tomás incurre en contradicción en la respuesta a la objeción 2 de ST III, Q. 33, Art. 2. Luego de leer los dos pasajes adicionales citados por FM, entendí que la posición de S. Tomás y de Cayetano consiste en:

      A) presuponer que es posible disociar o desacoplar el grado de desarrollo cualitativo ("perfección esencial" o "razón" en terminología escolástica) de un cuerpo humano en su gestación de su grado de desarrollo cuantitativo ("cantidad" en terminología escolástica), y a partir de esa presuposición...

      B) postular que el cuerpo de NSJC en el momento de su concepción tuvo el grado de desarrollo cualitativo del cuerpo del promedio de los hombres a los 40 ó 46 días de su concepción y el grado de desarrollo cuantitativo del cuerpo del promedio de los hombres en el momento de su concepción.

      En ese contexto resulta claro que lo que S. Tomás afirma en la segunda oración de la respuesta a la objeción 2 ("Quantitas autem corporis [...] in prima animatione.") lo afirma de todos los hombres excepto NSJC, tal que para que el sentido que S. Tomás tenía en mente quedase explícito la oración debería haber sido:

      "En todos los hombres excepto Cristo, la cantidad que tiene el cuerpo al serle infundida inicialmente el alma es proporcionada a la cantidad perfecta a que llegará por el crecimiento, de manera que los hombres más corpulentos tienen mayor cantidad en su primera animación."

      Si y sólo si esa segunda oración es interpretada en ese sentido, S. Tomás no incurre en contradicción. En mi descargo, cuando escribí mis comentarios anteriores mi entendimiento de esa oración como afirmada también de NSJC era totalmente justificado, y en esa interpretación la contradicción era evidente.

      Conclusión: en el marco epistémico sobre biología de S. Tomás, en el cual es posible disociar o desacoplar el grado de desarrollo cualitativo ("perfección esencial" o "razón" en terminología escolastica) de un cuerpo humano en su gestación de su grado de desarrollo cuantitativo ("cantidad" en terminología escolástica), y entendiendo en consecuencia la oración "Quantitas autem corporis [...] in prima animatione." como afirmada de todos los hombres excepto NSJC, S. Tomás no incurre en contradicción al compatibilizar la posición de animación retardada con la Revelación.

      En contraste, en el marco epistémico presente sobre biología, en el cual es claro que esa disociación o desacoplamiento es intrínsecamente imposible por ser incompatible con la naturaleza humana, es imposible compatiblizar la posición de animación retardada con la Revelación.

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    4. 1. Las comillas no sólo se emplean para indicar el uso impropio de un determinado término.

      2. Ud. dice: «Si y sólo si esa segunda oración es interpretada en ese sentido, S. Tomás no incurre en contradicción».

      Ergo, santo Tomás NO incurre en contradicción, contra lo que Ud. errónea e injustamente le atribuyó. En efecto, basta con leer íntegramente la respuesta, de la que Ud. sólo ha citado una frase.

      «Ad secundum dicendum quod anima requirit debitam quantitatem in materia cui infunditur, sed ista quantitas quandam latitudinem habet, quia et in maiori et minori quantitate salvatur. Quantitas autem corporis quam habet cum primo sibi infunditur anima, proportionatur quantitati perfectae ad quam per augmentum perveniet, ita scilicet quod maiorum hominum maiorem quantitatem corpora habent in prima animatione. Christus autem in perfecta aetate habuit decentem et mediocrem quantitatem, cui proportionabatur quantitas quam corpus eius habuit in tempore quo aliorum hominum corpora animantur; minorem tamen habuit in principio suae conceptionis. Sed tamen illa parva quantitas non erat tam parva ut in ea non posset ratio animati corporis conservari, cum in tali quantitate quorundam parvorum hominum corpora animentur» (S. Th., III, q. 33, a. 2, ad 2).

      Además del sentido adversativo que puede tener el «autem», el Angélico dice precisamente que a la cantidad corporal que N. S. Jesucristo tuvo en su edad perfecta era proporcionada la cantidad que tuvo en el tiempo NO en que le fue infundida el alma, sino en el tiempo en que los cuerpos de los otros hombres son animados. De modo que es por ello claro que al decir justo antes que la cantidad que tiene el cuerpo cuando se le infunde el alma es proporcionada a la cantidad perfecta que tendrá, NO se está incluyendo el caso extraordinario de N. S. Jesucristo.

      Siempre conviene leer el contexto de una frase y no aislarla, mucho menos de la ¡inmediatamente siguiente!, para interpretarla correctamente. De lo contrario, se puede caer en lamentables extravíos (como es el caso, por cierto), hasta llegar a hacerle decir, por ejemplo, al mismísimo Espíritu Santo «no hay Dios», y hasta dos veces, pues eso, en efecto, dicen los Salmos 13 y 52 (pero, claro, refiriendo lo que dice el necio o insipiente: «Dixit insipiens in corde suo: "Non est Deus"»).

      3. «En mi descargo, cuando escribí mis comentarios anteriores mi entendimiento de esa oración como afirmada también de NSJC era totalmente justificado...».

      Nego. Su «entendimiento» fue erróneo y no justificado, sino injusto, al menos tal como lo expresó.

      4. «…en el marco epistémico presente sobre biología, en el cual es claro que esa disociación o desacoplamiento es intrínsecamente imposible por ser incompatible con la naturaleza humana…».

      No lo demuestra, por más «claro» que diga que es. De cualquier manera, esto no altera lo erróneo e injusto de su acusación, que es lo que hasta aquí nos ha traído.

      In Domino,

      Federico Ma.

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    5. La importancia del contexto para interpretar correctamente un pasaje está fuera de discusión, y a veces el contexto necesario es incluso exterior a la unidad literaria que contiene el pasaje, como es el caso del verso 9 del Salmo 136 en la numeración de la Vulgata, en que el contexto necesario para interpretar ese verso en el sentido en que Dios nos lo dice es toda la Revelación divina, principalmente el Nuevo Testamento.

      Pasando ahora a (S. Th., III, q. 33, a. 2, ad 2), el ejemplo anterior es pertinente porque el contexto que yo tenía en mente cuando interpreté la oración 2 ("Quantitas autem...") en un sentido objetivamente erróneo y que hacía a esa interpretación subjetivamente justificada en ese momento era un dato exterior al artículo: el principio teológico de que NSJC, en cuanto hombre, es "igual a nosotros en todo, menos en el pecado", salvedad que yo, con la mayoría de los teólogos, extiendo a la privación de los dones preternaturales, consecuencia del pecado de Adán. Dado que la proporción entre la cantidad al momento de la infusión del alma con la cantidad en la adultez no está relacionada con el pecado o con sus consecuencias, ese dato me predisponía a interpretar la oración 2 como incluyendo a NSJC y en consecuencia al resto de la respuesta como contradicción de esa oración.

      Más allá de si haber interpretado un texto en forma objetivamente errónea estuvo o no subjetivamente justificado en su momento, me sorprende la noción de que el acto de interpretar un texto erróneamente implique cometer una injusticia hacia el autor del texto. O tal vez la injusticia ocurre sólo cuando el lector percibe una contradicción donde no la hay? Aún más me sorprende la noción de que comunicar que uno percibe una contradicción en un texto implique acusar al autor del texto, porque esa comunicación y el díálogo subsiguiente suele ser, y lo fue en este caso, la única vía posible para superar esa interpretación errónea.

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    6. Para prevenir una interpretación errónea de lo que acabo de escribir, sostengo que NSJC gozaba en plenitud de los dones preternaturales.

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    7. 1. Precisamente, de haber atendido al contexto como corresponde es más probable, al menos objetivamente, que no hubiera incurrido en su error, del que parece que le cuesta retractarse como corresponde.

      2. El contexto al que corresponde atender no es el que cada cual tiene en mente, sino el objetivo, es decir, como mínimo, lo que rodea a la frase. ¡Es esto algo tan básico...! Luego, también, se ha de atender a los lugares paralelos. Tratándose de santo Tomás, conviene examinar también a los comentadores clásicos. Ud. no lo hizo. Lo demás no parece sino pretender "marear la perdiz".

      3. "Igual a nosotros en todo menos en el pecado"... Bueno, por empezar no es persona humana, como nosotros. Por eso esa frase hay que entenderla correctamente, como corresponde, como lo hace el Angélico.

      4. No se trata de su justificación subjetiva, que aquí poco importa. Se trata de la justificación objetiva, que es la que importa. Ud. no dijo: "a mí me parece que..."; o: "yo percibo aquí una contradicción". No, no y no. Ud. dijo: "...cayendo en una autocontradicción en el intento"; y también: "...simplemente se autocontradice". Contra facta... Le pido un mínimo de honestidad intelectual. Atribuir contradicción y error a un autor donde NO incurre en ello, es erróneo e injusto para con el mismo.

      In Domino,

      Federico Ma.

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  5. Para tranquilidad de todos los participantes en este interesante debate y demás lectores de este sitio, voy a escribir al Cardenal Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe para que nos aclare la correcta interpretación de estos textos del Aquinate y, si hubiere lugar, también de la doctrina de la Iglesia, en sentido dogmático y en sentido pastoral. Creo que será lo más oportuno para tener una exposición clara y sin ambages, que traiga luz y serenidad a nuestros espíritus ( o a lo que sea que tengamos o seamos).

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    1. Chistes de humor negro de 00.00 a 06.00 horas, se ruega respetar el horario.

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    2. Salvo que esa interpretación sea oficial y pública, no tendría ningún valor canónico o doctrinal.

      En cualquier caso el documento permitiendo las bendiciones a sodomistas es sólo una manera normal de abrir una brecha en la opinión católica para, una vez acostumbrada, ensancharla.

      Y eso sin contar con que cuando se permiten excepciones a la norma, ésta deja de ser absoluta y pasa a ser relativa.

      Si estamos hablando de normas religiosas, eso significa que la norma absoluta puede ser de "Dios", pero la norma relativa pasa a ser de "hombres" y a ser interpretada por "hombres"; y lo que es humano se puede cambiar siempre por definición.

      Creo que habrá que pensarse en hacerse musulmán, que no tienen estos problemas.

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  6. Excelente selección. Y aunque poco o nada tenga que ver, salvo con el título en edición española del libro de Knox, rompo lanza, don Wanderer, por el uso del término hispano “seglar” que siempre se usó, salva excepción notable, para referirse a los que desde el concilio Vaticano II somos llamados “laicos”. Ya por entonces causaba extrañeza esa palabra que estaba vinculada con librepensadores y masones, connotación que no existe en el inglés “laity” o “lay people” (como en el título original del libro de Knox). Cuesta imaginarse una “Teología Moral para Laicos”, una “Unión Laica San Antonio María Claret”, “Apostolado Laico”, etc. Palabras y conceptos van de la mano, por ello abogo en favor de la exclusión absoluta del vocablo de marras en círculos fieles a la Tradición.

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  7. "No lo demuestra, por más «claro» que diga que es."

    Trataré de hacerlo en una extensión que no implique abusar de la amabilidad del anfitrión y de la paciencia del público.

    El tamaño del óvulo fertilizado es de 0,1 a 0,15 mm [1] y el tamaño del embrión a los 42 días de la fertilización es de 11 a 14 mm [2], por lo que el tamaño del embrión se multiplicó por 100 desde la concepción.

    El grado de organización del cuerpo del embrión está determinado por la cantidad y diferenciación de sus células, por lo que está intrínsecamente correlacionado con su tamaño. Así, para que un embrión tuviese el grado de organización propio de una edad embrionaria de 42 días (no confundir con la edad gestacional, que es desde la última menstruación) con un tamaño 100 veces menor, sus células deberían tener un tamaño 100 veces menor que el normal, por lo que no serían células de la especie humana.

    De paso, si la infusión del alma dependiese del grado de desarrollo del cuerpo, los 40 días desde la concepción serían un momento adecuado, porque llegado ese día el telencéfalo siempre puede ser identificado por ecografía [3]. Por supuesto, tanto en embriones hombres como en mujeres.

    [1] https://embryology.med.unsw.edu.au/embryology/index.php?title=Carnegie_stage_1

    [2] https://embryology.med.unsw.edu.au/embryology/index.php?title=Carnegie_stage_17

    [3] https://web.thieme.com/media/samples/pubid525443523.pdf

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    Respuestas
    1. "...por lo que no serían células de la especie humana". ¿Por qué?

      La cuestión es que no parece intrínsecamente imposible que Dios organice un cuerpo humano 100 veces menor que lo normal. Eso no parece que atente contra las leyes metafísicas, de modo que, si es así, milagrosamente podría ser realizado por Dios, autor de la naturaleza.

      In Domino,

      Federico Ma.

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    2. P. S. Considérese que, como explica el tomismo, toda la cantidad dimensiva del cuerpo de N. S. Jesucristo está realmente presente bajo las especies eucarísticas: bajo la más mínima partícula de la especie eucarística de pan, por ejemplo, está todo el cuerpo de N. S. Jesucristo, con todas sus partes. Pues su cantidad dimensiva no está allí extendida en orden al lugar (de hecho, no ocupa allí su cuerpo un lugar, i.e, no está localizado), sino al modo de la substancia. Y, sin embargo, no deja de ser ese su cuerpo, allí realmente presente, un cuerpo verdaderamente humano. ¿Sus células no serían acaso células de la especie humana?

      FM.

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    3. Lo que Ud dice es válido para la presencia del cuerpo de NSJC en el modo de sustancia en la Eucaristía, no para la presencia en el modo natural.

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    4. La respuesta anterior era al comentario de las 23:42. Respondo ahora el de las 22:56.

      "...por lo que no serían células de la especie humana". ¿Por qué?

      Piense en los cromosomas, donde está codificada la información de la constitución del organismo. Los cromosomas son cadenas de aminoácidos y tienen determinada longitud. Si Ud achica 100 veces la célula los cromosomas no entran en ella.

      Y por favor, no proponga reducir 100 veces el tamaño de los átomos, y luego el de las partículas subatómicas.

      Si realmente la infusión del alma requiriese el grado de organización del cuerpo del embrión a los 40 dias, la vía para que el cuerpo de NSJC fuese animado desde su concepción que requeriría hacer muchísima menos violencia a las leyes de la naturaleza sería que como resultado de su concepción tuviese el tamaño y la organización de un embrión de 40 dias y que durante la gestación se desarrollase cuantitativa y cualitativamente más lentamente.

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    5. Claro, si se plantea la posibilidad de reducir, se ha de reducir todo. Lo otro que Ud. rechaza inicialmente sí que es absurdo, un hombre de paja: algo así como plantear reducir el continente y no el contenido. Nadie se refería a eso.

      ¿En qué quedamos? Si admite que "requeriría muchísima menos violencia...", entonces está admitiendo que, si bien con "mucha violencia", es posible, milagrosamente, lo que antes había calificado de imposible.

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    6. Dios ciertamente puede hacer que en una región del universo una o más magnitudes (longitud, tiempo, masa, carga eléctrica, etc.) tengan una escala distinta de la del resto del universo, y si ajusta acordemente el valor de las constantes físicas fundamentales (velocidad de la luz, constante de Planck, etc.) en esa región, seguirán vigentes en ella, a escala, las leyes físicas del universo. Puede hacer también que la escala de magnitudes de esa región converja progresivamente con la del resto del universo.

      Una de las magnitudes cuya escala Dios puede cambiar es la de avance del tiempo en esa región, por ejemplo haciendo que 7,5 meses en ella correspondan a 9 meses en el resto del universo, y en este caso puede hacer también que la escala de avance del tiempo interno converja progresivamente con la del resto del universo, para lo cual inicialmente 1 segundo en esa región correspondería a 1,5 segundos en el resto del universo.

      Evidentemente un cambio de escala de longitud no tiene sentido en este caso, tal que si realmente la infusión del alma requiriese el grado de organización del cuerpo de un embrión de 40-45 días, pues entonces el cuerpo de NSJC habría tenido el grado de organización Y el tamaño del cuerpo de un embrión de 40-45 días (11-14 mm) como resultado inmediato de su concepción, y el avance del tiempo en el seno de la Virgen (ti) respecto al avance del tiempo en el resto del universo (t) medido desde el momento de la concepción habría estado dado por:

      dti = [(2/3) + (1/3) t / (9m)] dt

      De paso, el milagro de la detención del sol sobre Gabaón (Josué cap. 10) puede explicarse inteligentemente (siempre como un milagro) como el cambio de escala de avance del tiempo en un "domo" que contenía a los israelitas y sus enemigos, tal que el transcurso de 1 día dentro del domo correspondió al transcurso de 1 segundo en el resto del universo. Por lo que desde el punto de vista de quienes estaban dentro del domo no fue solamente el sol el que se detuvo sino también los pájaros en su vuelo (fuera del domo), si hubieran pudido verlos. En este caso la escala interna de avance del tiempo no convergió progresivamente con la del exterior sino súbitamente al final de la batalla.

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    7. Cierro notando que, dado que Dios creó el universo, incluyendo el ser humano, teniendo en vista la Encarnación del Verbo, esta especulación sobre que la Encarnación pudiese requerir que Dios violentase las leyes que Él dió al cuerpo humano (desacoplamiento desarrollo cualitativo-cuantitativo) y/o al universo (cambio de escalas), mas allá del milagro de la concepción virginal, es un disparate, en el que se cae para no contradecir a Aristóteles y sus seguidores.

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    8. También parece que Dios puede hacer lo que santo Tomás supone como posible milagrosamente por parte de Dios en lo que hace a la organización del cuerpo de N. S. Jesucristo. De modo que sostener que es intrínsecamente imposible sería erróneo. No hace falta seguir mareando la perdiz.

      En la mente de santo Tomás tal posibilidad no es ningún disparate. Como tampoco lo es el "violentar" la ley natural al obrar milagrosamente el nacimiento (no ya sólo concepción) de N. S. Jesucristo sin menoscabar la virginidad de la Santísima Virgen.

      In Domino,

      FM.

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  8. Nadie sabe cuando se une el alma al cuerpo, ya que el cuerpo se forma gradualmente (¿es necesario que tenga forma humanoide para que sea humano y pueda recibir alma?, yo diría que no) y el alma no se puede detectar. No es como la muerte donde hay un punto claro (¿lo hay? las situaciones de coma profundo, cercanas a la muerte, o las enfermedades degenerativas como el Alzheimer podrían plantear un caso aquí también. La cuestión es que no hay forma científica de saberlo. Pocas veces alguien elucubró tanto con tan poco conocimiento real de las cosas como el Aquinate.

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  9. Continuar sosteniendo hoy la posición de que la infusión del alma requiere el grado de desarrollo cualitativo de un embrión de 40-45 días tiene una consecuencia notable a partir del conocimiento contemporáneo del desarrollo del embrión en los días 36-42 postconcepción, respecto al cual cito de [1]:

    "Brain development proceeds rapidly during this period. By the end of the 8th post-menstrual week, the brain comprises approximately 50% of the total body length. [...] The telencephalon can always be identified by day 40 postconception."

    Si la infusión del alma requiriese el desarrollo del cerebro que tiene lugar antes de los 40 días postconcepción, dado que ese desarrollo no sucede en los casos de anencefalia (la cual se debe a una falta de cierre del tubo neural que ocurre en los días 23 a 26 postconcepción), en estos casos no habría infusión del alma.

    [1] https://web.thieme.com/media/samples/pubid525443523.pdf

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