San José, padre adoptivo del Señor. El jueves fue su día. El Athonita nos ayuda a recordarlo:
José, hijo de David, no temas al insondable plan de Dios.
El Padre Eterno ha querido confiarte su Hijo,
a su Único, su Todo, a
ha querido que tú, pequeño artesano, hagas las veces de Él,
y modeles con arte el barro que el Eterno tomó para Sí.
Y mientras los hombres piensan cómo atrapar y deshojar el Misterio,
—hoy más que nunca—
tú piensas cómo preservarlo y custodiarlo.
El Dios escondido desde siglos se confía a que tú lo escondas
del indiscreto, del curioso y del mirón.
Y tú -experto en escondrijos- Lo escondes y te escondes con Él.
Levántate José y llévame contigo a Egipto o Nazaret,
inclúyeme en el encargo divino y cárgame con ellos,
oh pequeño pastor del Oculto;
escóndeme en la hendidura de tus vínculos
y dame parte en el sueño que sueñas para los tuyos.
Orante absorto del Portal: ¿en qué traes tu oración?
¿Es agua serena, es fuego inquieto, es brisa suave o huracán?
Tu cargado silencio es escuela, es modelo, es refugio.
Tú miras, callas, crees, adoras, amas...
desde el discreto umbral.
Cuando el Verbo se hizo Carne,
tu carne se hizo asombro.
Asombro que dilatara de tal modo tu ser,
que lo hizo capaz de portar y custodiar el Misterio.
Sin tocarla, ni pretender atraparla,
tú recoges y resguardas
Y replegándote en pasmo sobre ti,
abrazas sin aliento el impacto del Misterio
en tu más profundo centro.
Y en silencio lo guardas y gustas,
mientras un suave murmullo te susurra por dentro:
datus est, filius datus est nobis...
Padre José: Dios te ha confiado su Tesoro más preciado,
y de tu fiat y amén vivimos los redimidos.
Tú le mostrarás al Arquitecto del cosmos cómo trabajar la madera;
a
al Amigo del Hombre a forjar vínculos de amistad;
al Guardián de Israel a no temerle a la noche,
al que enseñó a caminar a Efraím, a dar primeros pasos,
al que juega desde siempre ante el Padre a decir: Shemmá...
al Bienamado del Padre, a refugiarse en tus besos.
Amado Padre, callado Padre, Abbá José:
tu bastón me infunde confianza y seguridad.
Oh tú, experto en viajes nocturnos,
condúceme en mi wanderear a tientas y tropiezos,
en esta posmoderna tierra baldía.
Pues entre nostalgias, miedos e incertidumbres,
es bajo tus ramas frondosas que me refugio
y al amparo de tus alas que recobro confianza.
Inmenso José, padre José: tu cayado me calla y serena
y me conduce a los pastos secretos
donde atesorar contigo el Misterio.
El Athonita
Después de leer algo como esto, hasta me da vergüenza haber posteado sobre el tema.
ResponderEliminarBello el texto, sin duda.
ResponderEliminarPero los laureles se los lleva la talla: majestuosa! Ese neo-románico es (en más de un sentido) la restauración que necesitamos!
¿De dónde es?
Fernando RM
Aterrizaje del "berlusconismo" en la Argentina de la mano de Caselli:
ResponderEliminarhttp://www.jorgeasisdigital.com/2009/03/23/el-berlusconismo/
Athonita no debería, al menos en la jerga lugareña, provenir de “Athos” si no de “athónito”. (Algo así sugirió Natalio Ruiz tiempo atrás, si no me equivoco). Y yo lo creo en un triple sentido: es Usted, Padre, un athonitado por el Misterio. Y tal vez por ello es capaz de presentarnos a los grandes asombrados –como san José- y de, a su vez, generarnos asombro y estupor.
ResponderEliminarComo dice Ud. en otro texto (que bajo otro pseudónimo ha dado la vuelta al mundo cíbico) sólo es mistagogo el mistóforo.
Conocía esta bellísima oración bajo un sugestivo título: “El Hombre que fue asombro”. No sé si era un guiño suyo a Chesterton o qué, pero sonaba bien así.
Gracias por sus textos, Padre. Y gracias, Wanderer, por abrir su blog a estas bocanadas de aire divino que –con todo respeto- lo ventilan un poco.
Eduardo
El "gran satán blanco" de Le Monde y demás pijoprogres:
ResponderEliminarhttp://www.causeur.fr/et-preserve-nous-du-mal,2135
Interesante.
ResponderEliminarDe todos modos ningun NEO parece ser bueno, ni el neo-romanico.
Catolico preocupado
La imagen debe ser o bien de las monjas de Belén (Merlo, San Luis) o de los monjes del Cristo Orante (Tupungato, Mendoza). Son ámbos los únicos productores (si cabe el horrible término) en Argentina de imaginería de estilo románico y en piedra pura o policromada.
ResponderEliminarEllos tienen mejores artistas que ellas, pero la búsqueda parece semejante.
Ambos procuran (creo yo) un retorno a las fuentes (del arte cristiano, de la Liturgia cristiana, de la vida religiosa)sin miedo ni a la fuente ni al "neo", (ni al semper ni al hic et nunc) ni a desempolvar (con delicadeza de orfebre, de artista)asuntos que algunos Tradi consideran sacras y que en verdad no eran más que eso: polvo del tiempo, "tradiciones meramente humanas" como dice san Pablo.
Coincido con Fernando: es la "Restauración" que necesitamos, para la cual toda torpeza -diestra o siniestra- es malvenida.
Me sorprende ser el único "orientalista" que lo aclare: los Athonitas son una orden monástica oriental. Creo que tienen influencia de los Hesikastas bizantinos, aunque no me animo a afirmarlo. Quizá el higúmeno (¿O Hieromonje?) se anime a aclarar el asunto.
ResponderEliminarCuánto tiempo Wanderer! Veo que tiene ocupaciones de sobra como para no chatear.
Ramón López
The Athonita said,
ResponderEliminarComo ya he aclarado alguna vez, mi pseudónimo no tiene grandes pretensiones prolépticas para explicar mi identidad. No soy ningún hieromonje: a lo más, y con mucho Viento a favor, intento ser un hodiernomonje, inmerecido heredero –como toda herencia- del milenario arcón que mis Padres del Saliente al Poniente me han legado.
Lo de la Restauración,,, si bien la imagen es bíblica y tradicional, no me parece la que más luz ofrezca al asunto: me quedo con dos imágenes que ofreciera Ludovicus en diversa ocasión: el embrión viviente –hablando de la Iglesia- o la secuoya creciente –hablando de la Liturgia-.
Que la insana progresía no nos retrotraiga de defender la Tradición desde categorías vivientes y crecientes, pues de eso se trata: vamos “de bien en mejor” hacia un Omega, que aunque nada tenga del insólito Teilhard, es Omega y Pleroma al fin.-
Ni arqueólogos ni restauradores de cuadros viejos; mejor: custodios de la Esposa del Cordero, que se sigue engalanando hacia la consumación de sus Bodas, cuando el Novio vuelva a buscarla.
La imagen del Patriarca, sí, es de los monjes del Cristo Orante. Aunque está inspirada –según explican ellos- en un san José que “custodia” una de las naves de la catedral de La Plata.
Las monjas de Belén son buena gente, aunque mucho más “orientalistas” que los del Tupungathos, a quienes les tira lo romano –al menos en lo litúrgico--, por más afecto que tengan a la iconografía y a los PG.-
Ath.-
ah, y una convicción muy profunda, en sintonía con Fernando: que es el límpido románico el que nos despiojará de los polvos y lodos del pre y del pos diluvio setentista.-
ResponderEliminarAth.-
Coincido en todo con las expresiones del Athonita y Fernando. Basta comparar el románico con las estampitas sulpicianas para ver la diferencia entre lo tradicional y lo simplemente vetusto...
ResponderEliminarUn dato para porteños: en la Librería Casares (microcentro) se vendían unas estatuillas románicas hechas por una mujer que las hacía de piedra reconstituida.
Cordiales saludos.
Nadie sugirió un neo-sulspicianismo, sólo que los NEO son peligrosos.
ResponderEliminarLa neo-misa (NOM) decía ser restauradora, ir a las fuentes, etc. El discurso de la neo-teología.
La misa tradicional sí que es tradicional. El punto es que la misa tradicional NUNCA fue neo-misa.
Si alguien confunde tradicional con algo del tiempo pasado, pero "creado" por modernos no es mi problema.
Habrá que revisar el concepto de tradición y de imitación. Imitación y arqueología no son sinónimos de tradicional.
Católico preocupado
Wanderer & Co, podría haber un post dedicado al romántico para educar a la prole wanderiana? Con comparaciones quizás, para distinguir...
ResponderEliminarTito
Ludovicus dijo,
ResponderEliminarMe ha dejado pensando, Athonita. Lo de "padre putativo" le queda chico a san José. En algunos íconos aparece como un siervo de la Divina Familia. Pavada de Siervo.
Es la version paterna, en cuanto es posible por la Encarnacion virginal, de María. Es el reflejo sublunar de la Persona del Padre en la Trinidad de la tierra (las otras son la propia Persona del Hijo y su Madre, reflejo del Santo Espíritu).
Muchas gracias.
El Athonita dijo,
ResponderEliminarGracias, Ludovicus, por sus gracias. Y por dejarse o “quedarse” pensando. Dice el sorprendente Dolina que lo interesante de “quedarse pensando” es, sobre todo, lo primero... Hoy cotiza en baja ser alguien “quedado”...
Permanecer, encharcarse, que le decían antes...
Lo de san José,,, sí: ni Oriente ni Occidente han logrado del todo hacerle “justicia”. Tampoco aporta la mejor postal la iconografía de Navidad, con ese José en el rincón torturado por la duda...
Tal vez un justiciero haya sido san Bernardo; tiene una homilía –no recuerdo su nº- donde rescata mejor a este Varón desbordado de Misterio, que de algún modo lo “preñó” y rebalsó... audacia de los místicos. Yo sólo atrevería a expresarlo con una muda imagen que ofrezco por mail a Wanderer, aunque el blog ya haya virado el rumbo.
In Domino,
Ath.-