Ahora que los
colombianos están de moda entre nosotros (y no sólo por la difusión de la serie
sobre Pablo Escobar, sino también por lo que ocurre en Rosario y en otras
partes del país), no estaría nada mal que recordáramos a Nicolás Gómez Dávila
(1913-1994), aquel sabio y humilde cristiano que dio en acuñar brillantes
aforismos sobre toda clase de temas.
Cualquiera que haya
intentado incursionar en este género habrá comprobado lo difícil que es. Pero
es de saber que el padre de la medicina, Hipócrates, fue el primero en utilizar
este arte para describir en pocas palabras los síntomas y el diagnóstico de las
enfermedades.
Pues bien, a mí se me
antoja que los aforismos de don Nicolás son como grageas o pastillas que hemos
de ingerir si no nos queremos contaminar con las pestilenciales ideas que
últimamente manan desde las más altas posiciones.
Aquí algunas de
ellas. Pastillas para no enfermarse. Grageas indicadas para inmunizarse, para
protegerse.
Por ejemplo, de todo
lo grasa, plebeyo y feo.
Proclamar el divorcio de lo
religioso y lo estético fue el pecado original del protestantismo.
O este otro.
Ética y estética divorciadas
se someten cada una más fácilmente a los caprichos del hombre.
O contra la
vulgaridad multiplicada.
Otras épocas quizá fueron
vulgares como la nuestra, pero ninguna tuvo la fabulosa caja de resonancia, el
amplificador inexorable, de la industria moderna.
Por mucho que estas
torpezas se inspiren en la oposición al boato rumboso.
La falsa elegancia es
preferible a la franca vulgaridad.
Contra la ostentación
de la humildad y la elección de moradas más pobres.
El que habita un palacio
imaginario se exige más a sí mismo que el que se arrellana en una covacha.
Contra toda forma de horizontalismo e
inmanentismo.
Ni la religión se originó en
la urgencia de asegurar la solidaridad social, ni las catedrales fueron
construidas para fomentar el turismo.
Contra toda demagogia
y todo facilismo "entrista".
El cristiano moderno se
siente obligado profesionalmente a mostrarse jovial y jocoso, a exhibir los
dientes en benévola sonrisa, a profesar cordialidad babosa, para probarle al
incrédulo que el cristianismo no es religión "sombría", doctrina "pesimista",
moral "ascética". El cristiano progresista nos sacude la mano con
ancha risa electoral.
Contra los sencillos
y hechiceros "twitteos" y la contratación de empresas de marketing
para mejorar la imagen.
La crisis actual del
cristianismo no ha sido provocada por la ciencia, o por la historia, sino por
los nuevos medios de comunicación. El progresismo religioso es el empeño de
adaptar las doctrinas cristianas a las opiniones patrocinadas por las agencias
de noticias y los agentes de publicidad.
Contra toda maniobra
jesuítica para manipular esto o aquello otro.
Los jesuitas son la burguesía
de la Iglesia.
Y contra los oscuros
manejos de poder.
Para saber si un gobierno es
auténticamente de izquierda basta averiguar si mantiene una poderosa policía
política.
Uno a uno, tal vez los hombres
sean nuestros prójimos, pero amontonados seguramente no lo son.
Y contra las
exhortaciones plagadas de monsergas y galimatías.
Un texto difícil no nos
irrita, si al descifrarlo no nos encontramos cara a cara con una trivialidad,
como en las letras actuales.
Contra toda forma de
progresismo.
El moderno llama cambio
caminar más rápidamente por el mismo camino en la misma dirección. El mundo en
los últimos trescientos años, no ha cambiado sino en ese sentido. La simple
propuesta de un verdadero cambio escandaliza y aterra al moderno.
O esta otra.
El progresista cree que todo
se torna pronto obsoleto, salvo sus ideas.
Contra la incesante y desordenada verborragia.
La idea peligrosa no es la
falsa, sino la parcialmente correcta.
Contra la vacua
charlatanería.
El que es capaz de escribir
sobre cualquier cosa no escribe nunca sino una cosa cualquiera.
Contra los torpes
neologismos.
La trivialidad es el precio
de la comunicación
Contra el falso
ecumenismo, relativista y bobalicón.
El enemigo mortal de Dios es
el incrédulo respetuoso.
Contra la fácil fama
del mundo.
La mentalidad moderna no
aprueba sino un Cristianismo que se reniegue a sí mismo.
Contra la primacía de
la "pastoral" sobre la doctrina.
El clero, desde hace varios
siglos, oscila entre el pastoralismo político y las devociones cursis.
Contra la deliberada
y expresa negación a decir lo que es en sí. Contra la deliberada abstención de
confirmar la doctrina.
La opresión comienza, según
el moderno, donde se prohíba alguna inmundicia.
Contra toda falsa
benignidad e indulgencia a toda prueba.
La iglesia absolvía antes a
los pecadores, hoy ha resuelto absolver a los pecados.
Contra toda forma de
desacralización litúrgica.
La inteligencia inventó los
ritos para amparar al hombre contra la sinceridad del tonto.
Contra todo
transgresión de las rúbricas, contra el desorden del ministro devenido en
"showman".
Lo que es fórmula debe ser
manejado con impersonalidad de rito. Nada es más grotesco que un formulismo
caluroso y cordial.
Y finalmente, el castigo de los castigos, por no haber revelado el texto del tercer secreto de Fátima
(aquello que Nuestra Señora le dijo a
Sor Lucía, la explicación de la visión que le mostró):
El mundo moderno no será
castigado. Es el castigo.
That's all
folks!
Jack Tollers.
La última es yapa de Tollers. ¡Qué grande!
ResponderEliminarya! que tortura ponen fotos de ese tipo por todas partes..¿porque aca también???
ResponderEliminar"Educar no es transmitir recetas, sino repulsiones y fervores".
ResponderEliminarLo leí hace poco en un blog que trata de decirnos que los pedagogos somos todos unos boludos y lo único que cuenta al fin y al cabo es lo que se hereda.
Y no creo que haya sido un simple colombiano. Fue un aristócrata que vivió en su cuasi palacio familiar sin trabajar metido en su biblioteca y entre sus hijos y nietos.
Muy bueno.
ResponderEliminar“Uno a uno, tal vez los hombres sean nuestros prójimos, pero amontonados seguramente no lo son.”
El Papa dijo : Se escribe mucho del lobby gay. Todavía no me encontré con ninguno que me dé el carnet de identidad en el Vaticano donde lo diga. Dicen que los hay. Cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby.”
La salvación sería integrarlos a la sociedad. Es obvio, la iglesia es lo mismo que el mundo, lógica. Preguntar ¿quién soy yo para juzgarlo? y no decir nada relevante a continuación, también es lógico. Es el vacio perfecto.
Saludos
¿Me podrían orientar un poco, por favor, sobre una biografía de este colombiano? ¿Hay escritos sobre él?. Gracias
ResponderEliminarNicolás Gómez Dávila
ResponderEliminarNicolás Gómez Dávila (Bogotá, Colombia, 18 de mayo de 1913 – Bogotá, 17 de mayo de 1994) fue un escritor y filósofo colombiano. Ha sido uno de los críticos más radicales de la modernidad. Alcanzó reconocimiento internacional sólo unos años antes de su fallecimiento, gracias a las traducciones alemanas de algunas de sus obras.
Biografía
Gómez Dávila pasó la mayor parte de su vida entre su círculo de amigos y los límites de su biblioteca. Perteneció a la alta sociedad colombiana y se educó en París. Debido a una severa neumonía, pasó cerca de dos años en casa, donde sería educado por profesores particulares y desarrollaría su admiración por la literatura clásica. Sin embargo, nunca asistió a una universidad. En la década de 1930, regresó a Colombia y nunca volvió a visitar Europa, excepto durante una estancia de seis meses con su esposa en 1949. Reunió una biblioteca personal inmensa que contenía más de 30.000 volúmenes (conservada actualmente por laBiblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá) en torno a los cuales centró toda su existencia filosófica y literaria. En 1948 ayudó a fundar laUniversidad de Los Andes en Bogotá.
Extraordinariamente erudito, profundo conocedor de las lenguas clásicas, defendió una antropología escéptica fundada en el estudio profundo de Tucídides y de Jacob Burckhardt. Consideraba que las estructuras jerárquicas debían ordenar la sociedad, la Iglesia y el Estado. Criticó el concepto de soberanía popular y también algunos cambios que introdujo la Iglesia Católica a raíz del Concilio Vaticano II, en particular la renuncia a celebrar la misa en latín. Al igual que Donoso Cortés, Gómez Dávila creyó que todos los errores políticos resultaban, en última instancia, de errores teológicos. Esta fue la razón por la que su pensamiento se describe como una forma de teología política.
Católico y de principios profundos, su obra es una crítica abierta a ciertas expresiones de la "modernidad" y, para algunos, a las ideologías marxistas, y a algunas manifestaciones de la democracia y al liberalismo, por la decadencia y la corrupción que abrigan. Sus aforismos (a los que denominaba escolios) están cargados de una ironía corrosiva, deinteligencia y de profundas paradojas.
Obra[editar • editar código]
La obra de Gómez Dávila consta de un libro en prosa discursiva –Textos I– y tres volúmenes de aforismos –Escolios a un texto implícito, Nuevos Escolios a un texto implícito y Sucesivos Escolios a un texto implícito.
Bibliografía[editar • editar código]
• Textos. Colección Memoria mundi. Vilaür: Ediciones Atalanta, 2010.
• Escolios a un texto implícito. Prólogo Franco Volpi. Cartoné. Papel biblia. 1408 págs. Colección Ars brevis. Vilaür: Ediciones Atalanta, 2009. ISBN 978-84-937247-1-9.
• Escolios a Un Texto Implícito, Obra Completa. Nicolas Gomez Davila, Franco Volpi. Julio de 2006, 408 páginas. Villegas Editores. ISBN 958-8156-70-X, ISBN 978-958-8156-70-5.
• Notas I, México, 1954 (Nueva edición: Bogotá, 2003).
• Textos I, Bogotá, 1959 (Nueva edición: Bogotá, 2002).
• Escolios a un texto implícito, 2 volúmenes. Bogotá, 1977.
• Nuevos escolios a un texto implícito, 2 volúmenes. Bogotá, 1986.
• De iure, En: Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario 81. Jg., Nr. 542 (Abril-Junio de 1988), p. 67-85.
• Sucesivos escolios a un texto implícito, Santafé de Bogotá, 1992 (Nueva edición: Barcelona, 2002).
• El reaccionario auténtico. En: Revista de la Universidad de Antioquia, Nr. 240 (abril-junio de 1995), p. 16-19.
• Escolios a un texto implícito. Selección, Bogotá, 2001.
• Hay más en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_G%C3%B3mez_D%C3%A1vila
Anónimo de las 18:09:
ResponderEliminarEn google books, se encuentra este libro:
http://books.google.com.co/books?id=2yDL0jauo9cC&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false
En Scribd, también puede encontrarlos.
En papel, los edita Villegas Editores.
Tambien hay un blog en Inglés que recopila varios esolios en ese idioma y en Español, además de recoger varios recursos y escritos varios sobre Nicolás Gómez Dávila:
http://don-colacho.blogspot.com/2010/01/internet-resources.html
Dios lo Bendiga.
La revolución tarde o temprano devora a sus esbirros, sean ateos, herejes o católicos comprometidos.
ResponderEliminarLeía a cada autor en su idioma. Sabía alemán pero no danés y se adentró en Kierkegaard ya de grande, motivo por el estudiaba al final de sus días una gramática danesa. Impresionante. A esa edad... qué ganas de j...
ResponderEliminarEs para leerlo y releerlo, pero sin comentar todos sus escolios, que de solo compartir algunos de ellos te podés llegar a quedar solo.
ResponderEliminarYo tengo un solo amigo con quien los puedo compartir. Un mendocino medio maldito. Por supuesto, ni él ni yo tenemos muchos amigos.
Es una lástima que no se haya conocido hasta hace pocos años atrás.
Se hubiese llevado bien con Disandro por un lado (antibarroquismo, antijesuitismo, su gusto por la Patrística y la Iglesia de aquellos primeros concilios, un enamorado de Grecia, etc); y por otro con Calderón Bouchet (su visión "reaccionaria" -según lo que Gómez Dávila entendía con ello- y la ironía; entre otras varias cosas). Y con ambos (y ya compartido con muchos autores más), por lo relativo al rito nuevo de la Iglesia y al último concilio.
Una lástima, así es la vida. De haberse conocido se hubiesen retroalimentado de lo lindo.
Pocas cosas me gustan más que compartir estos escolios con mi señora, debajo de algún árbol, a la tardecita, tomando un whisky. Regalos que te da Dios.
Dejo uno con el que la hice reír los otros días: "Los jerarcas comunistas traicionan hoy su fe como cualquier obispo".
El Carlista.
Don Wanderer, le recomiendo leer el artículo de Magister en el link
ResponderEliminarhttp://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350707?sp=y
CUANDO LA IGLESIA DE ROMA PERDONABA LAS SEGUNDAS NUPCIAS
Es probable lo haya leído.
Después de esto vendrá el matrimonio igualitario o algo similar.
Atentamente
En la librería de la FSSPX (calle Venezuela) se consigue impresa una selección de escolios en forma de revista, se llama "Sentencias doctas de un pensador antimoderno, o de un auténtico reaccionario".
ResponderEliminarArmando Broncas
"Alma apocada que necesita el alero de una oficina pública para poder ganarse el sustento". Nosotros preferimos llamarlo "el espurio", nombre que dan los apicultores a las abejas que no son reinas ni obreras, ni siquiera zánganos".
ResponderEliminar"Ese tipo humano urbanizado, mal formado y disipado que flota en nuestras cuidades arrastrando su amorfa personalidad irremediablemente espuria".
"El zoquete de ciudad puede ir tranquilamente a calentar un banco".
- ¡Te zarpaste con éstas, Gómez Dávila!
- ¡Parecen mías, pero yo no fuí!
Y sí, se parecen a sus acotaciones, pero esta vez fue Castellani (Reforma de la Eseñanza, Los espurios).
¡Qué me vienen con colombianos, ahora! ¡Andá!
¿No hay un trabajo sobre él de Miguel Ayuso en algún nº de Verbo o de los Anales de la Fundación Elías de Tejada? No puedo acordarme, pero en algún lado leí un trabajo de Ayuso sobre él.
ResponderEliminarhttp://www.fundacioneliasdetejada.org/Documentacion/Anales/PDF%20ANALES%2015/ANA15-083-094.pdf
ResponderEliminaraca esta
Sí, Gómez Dávila le pega duro al nacionalismo. También a la Independencia de los países de este lado del Globo.
ResponderEliminarA lo que se suma que la única forma de gobierno que logró soportar fue la Monarquía.
Pero no fue un manárquico de "acción". Hoy ya no es posible serlo. Lo fue en el sentido de escaparle a toda acción política ya que la Monarquía había dejado de ser posible. Un punto de vista prudencial donde lo único que no se permitía era tranzar.
¿"No fue un monárquico de 'acción'"?
ResponderEliminar¿Eso es una crítica? Suena a los que se formaban para la acción en la acción y hoy son asesores del Peronismo.
O, tal vez, se refiere a nuestros "amigos" nacionalistas que por publicar una revista cada muerte de obispo, un par de diariuchos y mandar a los jóvenes a hacer pintadas, están haciendo "política en serio".
Y los monárquicos somos después los utópicos...
Contame otro chiste.
-CLAMOR
Sr. CLAMOR.
ResponderEliminar¿Y quién dijo lo contrario sobre la praxis nacionalista? ¿Qué le pasa? ¿Por qué se enoja?
No era una crítica, es la realidad. Tan real para las ideas de Gómez Dávila como para las de los nacionalistas.
"Ser útil a la sociedad" es ambición, o excusa de prostituta. (N. Gómez Dávila)
ResponderEliminarSi esta frase realmente existe en el repertorio de este escritor, alguien puede negar que es ofensiva? Hay que ser demasiado quisquilloso para enojarse, o es lo mínimo elemental que le puede suceder a alguien normal?
Don Clamor:
ResponderEliminarNo es mala cosa publicar una revista cada muerte de obispo. De alguna manera hay que festejar.
Tampoco deja de ser serio el oficio político de pintar paredes. Excepto que pinte Usted al Super Pancho o a Sancho Gobernador, que no el castellaniano.
En cuanto a los asesores actuales del peronismo, formados en la escuela de la acción, le doy a usted toda la razón del mundo.
Un abrazo
Y una corona
El aedo de Haedo
Sr. Wanderer:
ResponderEliminarPerdone que me meta en su casa, en la cual Usted decide con justa libertad a quien dar albergue y a quien no. Pero me parece injusto, que se ataque al periodismo nacionalista con las palabras despectivas con las que lo hace el "Sr.Clamor". En esas "revistas que salen cada muerte de obispo" o "diariuchos", escribieron verdaderas eminencias, algunas de ellas bien ponderas en este sitio, e incluso escribieron algunos que también cooperan activamente con su blog.Nunca entenderé este ideofijismo de algunos por pegarle al Nacionalismo, sin hacer distinciones.No lo permita, amigo Wanderer. Créame que es un consejo para tener en cuenta.
Un abrazo
Tiburcio Ochoteco
Pta: De veras no me importa si sale o no este comentario. Pero me importa,sí, y mucho, que no se cometa una injusticia.
Voy a tratar de explicar por qué admiro a Gómez Dávila, a ver si me sale:
ResponderEliminarA pesar de su mala filosofía llega bien a lo que debe llegar.
Me explico: entendí que no importa tanto qué filosofía sea la preferida de uno (Gómez Dávila gustaba de R. Descartes y detestaba a Aristóteles), sino qué tan buen sentido se tiene sobre las cosas mismas.
Maurras desde Augusto Comte, Calderón Bouchet desde el tomismo (su influencia comteana no es poca), Kierkegaard desde el existencialismo que inventaba, Castellani desde cierto eclecticismo con ascendencia en el tomismo, Spengler desde el vitalismo, ¡Ortega y Gasset!, etc, etc... y todos llegan a las mismas conclusiones sobre "la cosa"; por ejemplo sobre el hombre moderno, el burgués; usted y yo.
Porque Pieper nos decía que la filosofía es un fin en sí, no tiene nada de utilitario, no sirve para nada. Pero... en verdad no sirve para nada cuando nos quedamos en los instrumentos nocionales que nos da sin utilizarlos luego.
O sea, la filosofía se estudia por amor a saber, para nada más; pero eso que se estudió, luego, efectivamente, "nos sirve".
No sirve si estudio el ser de los libros: que hay esencia, existencia, etc. y ahí me quedo.
Y está bien, si querés la filosofía para leer libros, gustos son gustos...
Pero, si no es así, podés al ser que te encontrás en la calle pensarlo, tratar de entenderlo, desde aquellos elementos nocionales que te llegaron por los libros. Y ahí sirve, "la filosofía sirve".
Porque la filosofía teoricamente "no sirve para nada". Sí, en tanto sea un regodeo de entre libros, efectivamente. Pero cuando se la usa para ver el ser "en" las cosas de la vida diaria, y no en el "ser" que leo en una ontología, sirve.
Eso es lo que me atrapó de este autor. ¡Cómo podía ser que concluyendo lo mismo que yo no coincidíamos en las preferencias librescas! Porque al él le gustaba Hipólito Taine, y por lo mismo que a mí, pero no era comteano, ni yo, ¡y Taine sí!
Y siempre, como a Gómez Dávila, mi tema de meditación preferido fue el del burgués. Y a pesar de todo llegábamos a la misma conclusión. Y con eso, que es todo un hallazgo, me enteré que importa tantísimo más el sentido común que las preferencias de escritorio.
Me podría haber dado cuenta antes, pero mi dí cuenta pensando en sus más de 10.000 escolios. ¡Qué va' ser!
Dejo mi preferido entre tantos: "Siempre hay Termópilas donde morir".
Por que la filosofía no sirve para nada en el sentido que solo habilita a una mejor contemplación del ser. Pero no del ser que se escribe (no se contemplan renglones escritos), sino el ser de las cosas.
ResponderEliminarEl filósofo contempla cosas, no el ser escrito y leído. Eso es ser un contemplativo. Lo otro es ser un profesor de filosofía.
"Siempre hay Termópilas donde morir"... gracias, precioso.
Me atrevo a decir que hay más de una explicación dependiendo de la filosofía de donde uno se quiera nutrir.
ResponderEliminarAsí se puede ver que un tomista coincide sobre su juicio acerca de una cosa en particular con un discípulo de Sartre o del idealismo.
En principio es porque el sentido común prima, sin duda. Pero también porque el existencialista (del mal existencialismo) o el idealista leen y dicen adherir o escribir cierta filosofía, pero en realidad, sinceramente, no creen en ella.
Lo dijo una vez Gilson pensando en Descartes.
El ratón de escritorio + pecado original es muy así. Disfruta del malabarismo intelectual que sabe hacer pero en el que (a veces sin plena conciencia) no cree.
Profesor de Filosofía.
Y una cosa más:
ResponderEliminarAlgunos lectores de filosofía dicen que la contemplación sucede con la "visión" de las cosas concretas, pero que la plenitud contemplativa su da en "ver el ser metafísico". Como si dijéramos "en pensar en el ser escrito que ahora pasó a mi cabeza". Y que con ello se llega a la máxima contemplación filosófica. Y dicen que sería una visión a la que llegan pocos, que no se trata solo de entenderlo, sino de casi un verlo.
Bueno, eso mentira. Se lo llegan a creer, pero es mentira. No se disfruta de la metafísica en sí más que lo que se puede disfrutar de un juego de palabras.
Profesor de Filosofía.