Simpatías públicas le despiertan, por ejemplo, el cardenal Kasper, a quien
alabó en su primer Angelus desde San Pedro, urbi
et orbe: “un buen teólogo”. Quienes conocían las ideas de Kasper ya
empezaron a darse cuenta de cuál era la teología implícita de Bergoglio. La
intención de dar la eucaristía a los divorciados y vueltos a casar viene de él.
Y es de allí que, frente a la resistencia y argumentaciones de muchos y serios
opositores, Bergoglio dijo: “Si mañana llegara una expedición de marcianos, por
ejemplo, y algunos de ellos vinieran y nos pidiera… y digo marcianos, de esos
verdes, con la nariz larga y las orejas grandes, como son dibujados por los
niños, y uno dijera: Yo quiero el bautismo. ¿Qué cosa ocurriría?”
La respuesta es más simple de lo que parece. Desde hace dos milenios la
Iglesia bautiza “marcianos”, aztecas, chinos, caníbales, excazadores de
cabezas… lo hace, sin embargo, luego de haberlos instruido en el sentido del
sacramento y de haberle transmitido la doctrina católica. Pero con el chiste de
los marcianos es justamente a la doctrina católica a la que quería declarar
inútil, aludiendo no a los marcianos sino a los divorciados que exigen la
Comunión porque sufren discriminación. En efecto, a continuación el Papa
explicaba: “El Espíritu sopla donde quiere, pero una de las tentaciones más
recurrentes de quien tiene fe es la de embarrarle el camino y de pilotearlo
hacia una dirección más bien que hacia otra”. ¿Entendieron? Esto es lo que
quiere decir: ciertamente, la Comunión a los divorciados será aprobada, y el
Cristo real le será dado a pecadores habituales y no arrepentidos, que se
supone que hoy son el Cuerpo social de Cristo, entre el aplauso de los obispos.
De hecho, el obispo de Novara ya se ha descargado contra uno de sus
sacerdotes que había explicado que no se puede dar la comunión a los que
conviven porque “viven en una continua infidelidad. No se trata de un pecado
ocasional, como sería un homicidio, puesto que en este caso falta el deber de
emendarse a través de un arrepentimiento sincero y el propósito verdadero y
firme de alejarse del pecado y de las ocasiones que conducen a él”. Como era
previsible, el diario La Reppublica, del querido Scalfaro, interpreta: “Para el
párroco de Cameri, convivir es peor que asesinar”, y se desata el escándalo.
Inmediatamente, el obispo del pobre párroco, Mons. Giulio Brambilla, se
precipita a comunicar a las agencias “una clara toma de distancia sea del tono
como de los contenidos del texto por una inaceptable equiparación entre
convivencia/situaciones irregulares y el homicio”. Pero todavía más. Interviene
hasta el cardenal Baldisseri, nada menos que Secretario del Sínodo para la
Familia quien, para expresar todo su desprecio hacia el pobre párroco de
Novara, declara a las agencias: “Es una locura. Se trata de una opinión
estrictamente personal de un párroco que no representa a nadie más que a sí
mismo”.
¿Cómo se permite decir esto el señor cardenal? Pero no se puede dudar:
cuando los obispos y hasta los cardenales se ponen a insultar, con la baba en
la boca, a un pobre párroco culpable de haber dicho una cosa verdadera, lo
hacen porque se dan cuenta que eso agrada al Papa, que es coherente con el
sistema a-dogmático y a-teológico implícito e in fieri con el cual pretende renovar a la Iglesia. Sienten que
pueden hacer esta felonía porque el pobre párroco es uno de aquellos a los que
Bergoglio acusa de “tender de una manera exagerada a las seguridades
doctrinales, en una visión estática e involutiva”. También ellos se hacen
ventrílocuos del Papa, sabiendo que atacar a un débil puede incluso ayudarlos
en la carrera, visto el nuevo clima.
Es cierto que esta gran pasión y benevolencia para con los que están lejos,
el rechazo a juzgar y a castigar, toda la bondad y l comprensión para los
Eugenio Scalfari, toda la cálida misericordia para los gay y los divorciados,
la bella y santa disposición para poner entre paréntesis la ortodoxia a fin de
no irritar a los no creyentes, en definitiva, toda esta delicadeza, tiene luego
consecuencias violentas, vilmente represivas y repugnantes: que los obispos se
sientan con el derecho a insultar y vilipendiar a sus sacerdotes fieles, que
ordenes religiosas sean sofocadas, y en general el resultado es una formidable
voluntad de odio, persecución y censura que se ejercita hacia el interior de la
Iglesia y contra una parte del pueblo fiel.
Extraños resultados de la teología progresista y que no se quiere “estática
e involutiva”, desvinculada de la “excesiva seguridad doctrinal”, pero abierta
y dinámica, pastoral y caritativamente sin límites. Y paciencia, si a este
precio se atraen multitudes y masas de nuevos cristianos venidos de afuera, de
la incredulidad y de las periferias existenciales, atraídos por la reforma
a-dogmática, del “quien soy yo para juzgar” (los maricones). En cambio, sucede
esto: cierra Ad Gentes, una histórica
revista misionera, porque no vende más, y porque, como escribe el querido padre
Gheddo en el último número “las misiones a los gentiles está perdiendo su
identidad e interesa cada vez menos, al menos en Italia: parroquias, diócesis,
seminarios y el pueblo de Dios. Es difícil encontrar un seminario que acoga voluntariamente
a un misionero y le permita hablar a los seminaristas. Los seminaristas son
pocos, muy ocupados y las misiones casi no interesan. Hasta el Concilio
Vaticano II estaba clara la afirmación de nuestra identidad: ir a los pueblos
no cristianos, donde nos mandaba la Santa Sede, a anunciar y testimoniar a
Cristo y su Evangelio, del cual todos tienen necesidad. Es cierto que se
hablaba también de caridad, de instrucción, de salud, de promoción, de derechos
y obras de justicia para los pobres y los oprimidos. Pero sobre todo, emergía
el entusiasmo de ser llamados por Jesús para llevarlo a los pueblos que vivían
sin conocer al Dios del amor y del perdón. Había entusiasmo por la vocación
misionera gozosamente manifestado y por tanto mucho de catequesis,
catecumenado, conversiones a Cristo, oraciones y sacrificios por las misiones,
del por qué los pueblos tienen necesidad de Cristo, etc. Sobre todo se hablaba
de vocaciones misioneras, porque el misionero es un privilegiado que llega
hasta los confines de la tierra para cumplir el testamento de Jesús cuando
subió al cielo”.
Todo esto desapareción después del Concilio. Hoy, instruidos por la
a-teología y la a-dogmática, por los ventrílocuos y por los exégetas de
Bergoglio, podemos entender mejor el por qué. Por una parte, si ya la
afirmación de la ortodoxia es una “violencia metafísica” con el prójimo no
creyente, pensemos qué cosa puede llegar a ser la pretensión de convertir a un
pagano. Además, ¿convertirlo a qué cosa? ¿A qué contenidos?
Leí el artículo completo. Vale la pena tomarse el tiempo para hacerlo. A favor, el retrato es muy agudo y se nota que el autor ha captado como pocos los rasgos del personaje. En contra, no me parece que con Concilium se puede completar y hacer explícito lo que está silenciado e implícito en el pensamiento de Bergoglio. Concilium vive en un wishful thinking eclesial desde hace décadas y parece mentira que se crean todos los guiños a la izquierda que hace Bergoglio. Esa revista me recuerdo a los montos –los estúpidos e imberbes- que se creyeron que los coqueteos de Perón con el “socialismo”, significaban algo más que una mera estrategia de poder. Pienso, por el contrario, que muchas cosas quedarán en el misterio de la intimida de Francisco a menos que las haga explícitas y públicas.
ResponderEliminarSaludos.
Lo de apelar a una "paralela" (el bautismo de marcianos) para promover otra cosa (la comunión de los divorciados) ya lo hizo en Bs. As.
ResponderEliminarCuando el famoso travesti Flor de la V quería bautizar a su hijo en una reconocida iglesia porteña(fruto de inseminación artificial, supongo) y se desató un debate público sobre el tema en el que muchos estaban en contra.
Entonces Bergoglio salió a despotricar en un sermón -que tuvo amplia difusión mediática- contra los curas que negaban el bautismo a las madres solteras, cuando no había un sólo cura que negara el bautismo en esas circunstancias.
Pero consiguió lo que buscaba, la asociación. Y el bautismo se llevó a cabo con bombos y platillos.
V.
Tengo serias dudas de que Francisco proclame formalmente la comunión para los divorciados vueltos a casar. No creo que tenga la entereza para hacerlo. Y tampoco me parece que tenga una convicción de que eso deba ser hecho. Es más, no creo que Francisco tenga convicción firme alguna. Coincido con Ellingham en que seguirá coqueteando con los progres, como manera de acumular popularidad y poder. El tema es que está jugando con fuego, y se puede quemar. Aporto un dato que es sólo anecdótico, pero que podría marcar tendencia: durante el último año, cada vez que el diario La Nación en versión web publicaba una noticia sobre Francisco, se armaba en el foro un terrible debate entre católicos, ateos militantes, y demás. De una semana a esta parte, veo que si aparecen cinco comentarios por nota es mucho, y los come-curas ni se molestan en ir a atacar. El personaje está aburriendo. Se está tornando irrelevante para el mundo. Si esa tendencia se concretara, podría llevar a Francisco a la desesperación, y habría que ver que decide hacer en su narcisismo para llamar la atención.
ResponderEliminarBergoglio es un camaleón como todo buen populista buscando la adoración de las masas.
ResponderEliminarSu norte es la dirección de la corriente mayoritaria en boga, trascendente o inmanente no importa, tampoco si es agnóstica, kabalista o...católica.
No me preocupa tanto que aparezcan marcianos o veganos sino que los bergoglianos terminen usurpando toda la Iglesia.
ResponderEliminarJavier
¿..Porque hay tantos blogs y tantos comentarios sobre el personage tan aburrido ..?
pb
Perdonenme disentir con la mayoría de los comentaristas. Creo que el artículo describe lo que piensa Bergoglio. Por otro lado Bergoglio lo escribió clarito den Evangeli Gaudium. El adhiere a la supremacia de la praxis sobre la teología. Con quien coquetea es con los ortodoxos al lanzar sus frases a medias y cada tanto poner conceptos de ortodoxia. Aquí hay un buen artículo que sin involucrar al Papa describe muy bien lo que se juega en el sínodo.
ResponderEliminarhttp://www.lanuovabq.it/it/articoli-sinodo-famigliala-posta-in-giocoe-unaltra-9809.htm
Me asusta la seguridad del bando ortodoxo que cree que al ganar la batalla teológica habrá ganado. El otro bando jugará a la praxis, es decir a la política y Bergoglio en esto no es malo.
Hago una consulta: si este Sínodo de la Familia aprobara formalmente la comunión para los divorciados vueltos a casar -cosa que, reitero, no creo que ocurra dada la personalidad de Bergoglio, que ciertamente no es Lutero-, digo, si esto se aprobara formalmente y de manera vinculante para los católicos, ¿tendríamos que pensar que la Iglesia Católica se ha retirado de Roma y a ido a parar a algún otro lado?.
ResponderEliminarCoincido. Con el post anterior. Quienes creen que su praxis se deriba de alguna teologia no han entendido al personaje. Es praxis pura detras de objetivos de poder. La teologia va a la rastra
ResponderEliminarCoincido con Javier en que no habrá definiciones doctrinarias. No porque no quieran sino porque hay mucha oposición.
ResponderEliminarCalculo que va a haber alguna fórmula transaccional más o menos como: ""Sobre los divorciados en segundas nupcias, la Iglesia, que es Madre Misericordiosa, acoge a todos aquellos casos particulares en esta triste situación como a sus hijos (alguna cita bíblica quedará muy bien aquí), tal como siempre lo hizo (alguna cita del CVII) y en especial en los primeros siglos según los Padres de la Iglesia, plenamente en la vida eclesial, en comunidad fraterna sacramental, etc etc."
Y ahí será el desbande.
Aunque los neocones se van a quedar encantados y van a defender a muerte la "ortodoxia" del texto.
Coincido con mucho de lo expuesto en los post anteriores. Pienso que no es estilo de Bergoglio tomar determinaciones drásticas y espectaculares en materias que podrían generar fuertes reacciones. Recuerdo que al dictarse el Motu Prorpio Summorum Pontificum, corrió la versión que la instrucción dada verbalmente por Bergoglio fue que con el tema "no hay que hacer olas", esto es: no confrontar con el entonces Papa, solamente -y en silencio- ignorar el documento y usarlo de papel de rollo (cosa que hicieron también multitudes de diócesis del mundo). Bien se dijo que su estilo es praxis pura: no se pronunciarán definiciones contundentes,sólo se "dejará hacer", cuestión que siga su curso la demolición interna de la Cristiandad, y cuando la breva esté madura caerá sola. Es lo que -en mayor o menor medida- se viene haciendo desde el CVII, y es evidente que con exitosos resultados. "Todo en su medida y armoniosamente", no sea cosa que el día de mañana el Anticristo deba sentarse en el lugar sagrado en medio de una gritería...
ResponderEliminarJ quiero creer que el "bando ortodoxo" no se va a conformar con menos de una explicita clarificación de la "praxis" de la pastoral para los divorciados identica a Familiaris consortio. Cualquier otra cosa significaria la victoria de la 2praxis" sobre la teología.
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