El título de este post no es más que el hurto simple del excelente libro de Vladimir Volkoff Por qué soy medianamente democrático, de lectura recomendada (y que pueden bajar desde acá). Y surge porque, a raíz de un post que publiqué la semana pasada, un lector del blog, llamado Claudio, me envió el siguiente comentario:
Don Wanderer, la potestad del Papa es suprema, inmediata y universal. Si él lo considera adecuado, puede remover a cualquier obispo, de oriente u occidente, puede cambiar la legislación electiva de cualquier Iglesia sui iuris, etc.
Y al que no le gusta, al cisma.
Eso que usted llama “absurdo” es dogma de Fe, definido por el Concilio de Florencia y confirmado por los dos concilios vaticanos. Puede buscar las referencias en cualquier tratado de eclesiología, manual de dogmática e inclusive en el catecismo.
- Cáspita –me dije. Soy cismático sin saberlo. ¿Qué irán a pensar de mí mis amigos del Opus o de Fasta? ¿Estaré ya en compañía del temible Focio u, ¡horror!, de Mons. Marcel Lefebvre? ¿De qué modo irán a castigarme los reverendísimos obispos argentinos? Y enseguida me vi excomulgado por Mons Eduardo Taussig, tan dado a andar revoleando por el aire sanciones canónica (aunque después de leer el diario del miércoles me tranquilicé. Allí me enteré que el obispo de San Rafael anda reunido en Buenos Aires con Galuccio y otros directivos de YPF plateándoles sus dudas y preocupaciones por los efectos nocivos del fracking. Por cierto, por los efectos nocivos que las herejías provocan en sus fieles, no tiene el menor cuidado).
Me puse, entonces, a pensar y recurrí a los amigos para que me ayudaran a resolver el intríngulis de mi consciencia. Y algunas reflexiones me salieron, aunque un estudio más serio y contundente sobre el tema será publicado próximamente por Infocaótica.
1. En los puntos 2 y 3 del post de marras yo me refiero a lo disparatado y absurdo del “absolutismo” pontificio, y no del “poder supremo del Papa”, al cual mencionó y adhiero algunas líneas más arriba. Entiendo que el absolutismo es una hipertrofia y, por lo tanto, digno de crítica y condena.
2. El Concilio Vaticano I definió que el Romano Pontífice posee potestad universal, suprema e inmediata incluso en materia jurisdiccional y disciplinaria (Denzinger 1821-1831), y quien no quiera aceptarlo, anatema sit. Pero yo no objeto la potestad universal sino el absolutismo papal del segundo milenio. Potestad suprema no es equivalente a absolutismo, que es esa misma potestad llevada al exceso. Ergo, no estoy anatematizado.
3) Con respecto a la potestad suprema del Papa, a la que hay que aceptar sin duda alguna, puede hacerse una reserva, y es la que hizo el patriarca Gregorios II Youssef-Sayur de la Iglesia Católica Melkita durante el Concilio Vaticano I. Él, como otros obispos orientales, votaron en contra de la constitución dogmática Pastor Aeternus porque consideraban que destruiría completamente la constitución interna de las iglesias orientales y su consciencia de obispo greco-católico no le permitía aceptarla. Sin embargo, una vez que fue proclamada, aceptaron todo su contenido pero con la cláusula: Hecha salvedad de los derechos y privilegios de los patriarcas orientales.
Pareciera que el Mar Gregorios II era “medianamente papista”.
4) Y, para seguir con este patriarca, se conoce una anécdota que demuestra lo que yo llamo “absolutismo pontificio”. En una audiencia que le concedió el papa Pío IX, uno de los guardias pontificios arrojó a Gregorio al piso, el papa puso el pie encima de su cabeza, mientras le decía: “Questa dura testa!”, enfurecido por las posiciones sostenidas por el melkita. (cfr. Ken Parry y David Melling, The Blackwell Dictionary of Eastern Christianity, Malden 1999, p. 313).
5) Según Claudio, el Papa puede hacer lo que quiera en virtud de su potestad suprema y universal. Pero entonces, me preguntó yo, ¿por qué este año el papa Francisco festejó los doscientos años de la restauración de la Compañía de Jesús? Si el papa Clemente la había suprimido –y podía hacer lo que quería ya que tenía “potestad suprema”-, ¿por qué los jesuitas estuvieron cuarenta años confabulando para que fuera restaurada, oponiéndose de esa manera de un modo directo a la voluntad pontificia?
6) Si, según Claudio, yo soy cismático porque no aceptaría la potestad suprema del papa definida en el Concilio Vaticano I, tendría que recordarle al amable comentador que hubo, un siglo más tarde otro Concilio Ecuménico, el Vaticano II, que estableció la “comunión imperfecta”. En tal caso, yo no sería cismático sino que estaría en comunión imperfecta con Roma porque haría alguna reserva a la definición conciliar.
7) La potestad suprema del Papa lo habilitaría para hacer lo que quiere. Pero esto no es así. Hay muchas cosas que el Papa no puede hacer: no puede suprimir instituciones de derecho divino, no puede suprimir el orden episcopal, no puede abrogar sacramentos, no puede modificar o anular los mandamientos, no puede admitir a alguien en pecado mortal a la comunión sacramental, no puede bendecir actos moralmente malos.
8) Y, sobre todo, hay un principio general de derecho natural que compete a cualquier autoridad: las órdenes tienen que ser racionales. Si un mandato no está ordenado a la razón no es ley sino fuerza y violencia. Y si bien el Papa no puede ser juzgado por nadie bajo la luna, sus leyes o mandatos manifiestamente irracionales pueden ser resistidos. Por ejemplo, si al papa no le gustaran los negros, no podría suprimir todas las diócesis africanas; no podría ordenar obispos a todos los varones de su familia para darle lustre a los Bergoglio; si no le gusta el kepe y las safijas, no puede suprimir el rito maronita, y podríamos poner muchos ejemplos más de irracionalidades que un papa no podría hacer y que, si las hiciera, sería lícito cuando no obligatorio, resistirlo.
9) Un argumento de autoridad: cuando asumió Benedicto XVI como obispo de Roma en la basílica de San Giovanni in Laterano, dijo: “El Papa no es un monarca absoluto cuya voluntad es ley” y, en el prólogo al libro de Alcuin Reid escribió: El Papa “no puede hacer lo que le dé la gana, y precisamente por esto puede oponerse a quienes pretenden hacer lo que le da la gana. La ley a la que debe atenerse no es el actuar según le venga en gana, sino la obediencia a la fe”.
Conclusión: soy medianamente papista…, o medianamente cismático, mirado por un neocon.
Wanderer, chapó: Muy bueno.
ResponderEliminarPero muy bueno.
Breve consulta: En el punto 7 al final, ¿no conviene agregar, a continuación de bendecir, "o convalidar"?
Porque los burócratas dirán: El obis-pillo de Sgo. del Estero no bendijo (la "boda").
Pero en los hechos convalidó.
Bueno, me parece.
Gracias por sus reflexiones.
Atentamente
Supremo quiere decir que no tiene ninguna autoridad humana por encima.
ResponderEliminarAbsoluto, que está desligado de toda norma.
Nunca el Papa puede ser absoluto.
Wanderer: agregaría a lo dicho por Ud., aquéllo que, según me enseñaron mis mayores, significa la misma palabra Papa: Petri Apostoli Potestas Accipiendi (con el perdón de las declinaciones pues no soy latinista!!). En derecho decimos, "nadie puede tener un mejor derecho que aquél de quién lo recibió". Si el Papa recibió la potestad que le fue conferida/confiada, debe honrar el depositum fidei... de lo contrario traicionaría a quién se lo confió...Nuevamente Benedicto XVI es un grande en explicar el primado...Cordialmente. Un pecador que mendiga en la oración su conversión y la fidelidad a la Iglesia Católica que formamos los Bautizados en un solo Señor...
ResponderEliminarLa cosa es incluso más sencilla. En efecto, "si él lo considera adecuado, puede remover a cualquier obispo, de oriente u occidente, puede cambiar la legislación electiva de cualquier Iglesia sui iuris, etc.";de hecho así lo ha reconocido monseñor Livieres. Pero que pueda no quiere decir que deba, ni que los actos pontificios no puedan ser objeto de desacuerdo por parte de los fieles. Una cosa no quita la otra
ResponderEliminarEl libro de Volkoff es delicioso. En cuanto al artículo, igualmente creo que Wanderer lo borda. Yo creo que la clave está en entender la autoridad del papa en el contexto de la Tradicion y de las tradiciones ordenadas. El papa ostentaría el mando supremo e incluso podría suplir a voluntad, pero excepcionalmente, a los mandos intermedios. Pero ya esta. Las acciones del papa se pueden discutir (incluso la oportunidad de un dogma o su formulación, aunque no el dogma mismo) e incluso en ocasiones extraordinarias, resistir. Pero la capacidad del papa de actuar de forma extraordinaria, saltandose obispos, tradiciones litúrgicas, etc, no debería ser mayor que la de los demás de resistir de forma extraordinaria.
ResponderEliminarY sobre todo, entender que el cristianismo no es la religión del papa, sino de Cristo y el papa es sólo un elemento más. Hay que estar en comunion con Roma, claro, y mejor en comunion perfecta que imperfecta pero ya esta.
San Atanasio: también cismático.
ResponderEliminar¡Uh!
Yo no se que mitad es la mía pero nunca me había preocupado que pudiera decir un Papa y ahora me entran escalofríos . De lo que pueda decir y de lo que pueda escribir.
ResponderEliminarDon Guander
ResponderEliminarComo decía mi finao padre la Razón lo tuvo de su mano cuando escribió estas líneas. Es duro pero, como decía un vasco almacenero de Navarro, "es lo que hay".
Mis respetos
Puestero del Oeste
No se haga problema don Wanderer porque fue justamente en la sesión inaugural del C. Vaticano II, 11 de octubre de 1962,donde el Papa aludió en su discurso a la vigencia de los demás concilios, especialmente el de Trento y el Vaticano I, pero “este Concilio debe ser una salto adelante, capaz de facilitar la interpretación de la doctrina tradicional en el lenguaje y en las formas modernas”, además pidió al Concilio que utilice la comprensión con preferencia al anatema. Por lo tanto, es de suponer que en esta Iglesia Postconciliar ya no hay anatema para nadie.
ResponderEliminarNo esté tan seguro Anónimo. En la época de las misericordiaciones de Bergoglio, volvieron los anatemas, aunque ahora le cambien de nombre. Preguntelé, si no, a Mons. Livieres, o a los cinco franciscanos de la Inmaculada que acaba de suspender a divinis hoy día como informan los medios italianos:
ResponderEliminarE' ormai assodato: cinque francescani filippini e uno nigeriano sono stati raggiunti dalla massima censura che la S. Sede riservi per gli ecclesiastici.
Abbiamo anche avuto conferma dell'irritualità del procedimento: come aveva anticipato Rorate Caeli i sei frati si sono visti raggiungere in un sol momento dai due ammonimenti e dal conseguente decreto di sospensione. Senza però aver preso parte a nessun processo disciplinare (che non si è mai celebrato) e non avendo così potuto esercitare il diritto al contraddittorio.
Nemmeno in Cina, sotto il totalitario regima comunista, vengono negati i diritti di difesa durante un processo spesso pilotato e farsesco ma pur sempre apparentemente garantista.
Ricordiamo che la sola loro colpa sarebbe stata quella di aver chiesto alla Congregazione per i Religiosi di essere escardinati dall'Istituto dei Frati Francescani dell'Immacolata per diventare sacerdoti diocesani (i primi nelle Filippine dove già avevano trovato accoglienza presso un vescovo di cristiani spiriti).
Nessun altro addebito viene mosso ai frati se non quello di essere voluti uscire da un ordine religioso per il quale è in atto un disegno deliberato di annichilamento.
Se questo è il modo con cui la Curia mette in pratica la "misericordia" tanto declamata da Papa Francesco...
Wanderer, una inquietud que quizás guarde más relación con posts anteriores.
ResponderEliminarSi ahora la legitimidad de ejercicio de un Obispo pasa por su “comunión” con el resto de los obispos del país que se trate y no con el Papa, ¿San Atanasio no sería pasible de idéntica acusación?
Traigo a colación la frase de Hilaire Belloc: “Un día la Iglesia se despertó Arriana”.
Entonces, si la mayoría de los obispos eran arrianos, con este moderno criterio, ¿San Atanasio tendría que haberse callado la boca, no?
Quizás usted o alguno de los habitués del blog pueda aclararme esto, dado que la historia de la Iglesia no es mi fuerte. Lo agradeceré.
Atentamente
Es verdad don Anónimo. Habría que pensar esa posibilidad que usted plantea. Lo primero que se me ocurre decir es que el papa Francisco habría misericordiado a San Atanasio como misericordió a Livieres.
ResponderEliminarPREGUNTO
ResponderEliminarAlguien sabe qué pasó en una residencia universitaria de Buenos Aires perteneciente al grupo del p. Etcheverry?
Son tantas las versiones, que sería mejor tener información real. Aunque sea desagradable. Peor de lo que se dice no ha de poder ser.
La frase es de San Jerónimo, no de H. Belloc. Y es más larga, algo así como que "el mundo gimió y se despertó y se asombró de verse arriano".
ResponderEliminarV.
Muchas gracias, Anónimo de las 20:15.
ResponderEliminarTiene más fuerza aún.
Wanderer, artículo interesantísimo. Una consulta: de lo expuesto en el punto 3, ¿se deduce que el Papa no puede remover a los Patriarcas Orientales?. ¿Alcanzaría esto también a los Patriarcas de Indias?.
ResponderEliminarPatriarca de Indias, Patriarca de Lisboa, y Patriarca de Venecia son títulos honoríficos dados a metropolitanos con prerrogativas ceremoniales, generalmente conocidos como "patriarcados menores".
ResponderEliminarLos patriarcados propiamente dichos, los "patriarcados mayores" de la tradición, son cinco: Jerusalén, Alejandría (Egipto), Antioquía (Siria), Roma y Constantinopla.
Por razones históricas, algunos de estos patriarcados son reclamados por más de un obispo para distintos ritos, incluso entre quienes reconocen la primacía de Roma (caso típico Antioquía, sede reclamada por siríacos, maronitas y melquitas). Y por esa razón, hoy se utiliza como equivalente de "jefe" de un rito (oriental).
Por esta razón, asimismo, algunos de los patriarcas "uniatas" (Cilicia de los Armenios y Babilonia de los Caldeos, por ej.), aunque son considerados patriarcas menores, tienen todas las prerrogativas de los mayores (los sucesores de los 4 patriarcados de Oriente).
ResponderEliminarInteresante el post de " EX ORBE ".
sobre las ideas del Obispo Dominico J.P.Vesco ....
Una pregunta que siempre me hago , ? es Santo Tomás el último teólogo.. ? Pues si fuera así , no hubiera aparecido teólogos en 800 años . Si hubo mas teólogos , es que Tomas no llego al fondo de la DOCTRINA , y queda mucho para conocer .
No olvidemos que vamos ha necesitar de la Eternidad para conocer a DIOS , y hay muchos que creen que de DIOS saben todo ..
P...S...
Uste disculpe, don Guander, que insista con eso de la papolatría no sólo como desvío intrínseco de la Fe, sino como sencillo recurso para afirmar el inmanentismo gramsciano sobre los vestigios de Catolicismo que aun perduran en nuestras costas. Seguramente en esta Peregrinación a Lujan verá mas imágenes de JB que de la Reina del Cielo. Que apostamos?
ResponderEliminarPuestero del Oeste
ResponderEliminarPuestero del Oeste
Te esperamos a Luján donde vamos a rezar a Nuestra Madre .
Rezaremos para la Iglesia , para el Santo Padre , para nuestra Patria, para las familias etcetéra .......
PB
Jaja muy buena esta nota Wanderer, sobre todo la frase final. Te confieso que no me gusta el tono criticón del blog, soy un tipo más simplote, laxo, amante de la libertad y neocon en lo que toca a no mirar todo desde la sotana negra... pero este artículo estuvo muy bueno! Un toque de humanidad y sentido común para hablar del papa y de las cosas de la Iglesia. Abrazo
ResponderEliminarMuy buenos datos Kurtz. No los conocía.
ResponderEliminarGracias.
Saludos... hay un pequeño error en el nombre de su Beatitud patriarca de Antioquia... el Patriarca era Gregorio II Youssef-Sayur (1864-1897) Gregorios III Laham es el actual Patriarca de la sede de Antioquia... bendiciones...Muy buen articulo.
ResponderEliminarSaludos... hay un pequeño error en el nombre de su Beatitud patriarca de Antioquia... el Patriarca era Gregorio II Youssef-Sayur (1864-1897) Gregorios III Laham es el actual Patriarca de la sede de Antioquia... bendiciones...
ResponderEliminarGracias fray Alberto. Ya está hecha la corrección.
ResponderEliminarNueva Férula Papal
ResponderEliminarhttp://infovaticana.com/blog/cristo-era-sabio/la-ferula-del-papa-sin-cruz/
No se me enoje don Guanderer... se ve que la brevedad del tiempo que disponía para señalarle su error (y la leve rabieta que me hizo agarrar) hicieron que me expresase de manera "poco eficaz".
ResponderEliminarMi comentario se vio motivado por la parte en la que sugería que el obispo de Roma no puede deponer a un obispo de una Iglesia sui iuris. Lo cual es erróneo (herético de hecho, si se afirma tal cosa por negar la jurisdicción universal y suprema del Papa). Si a dicha Iglesia sui iuris no le gusta, va al cisma... los orientales podrán haber votado "iuxta modum", pero lo cierto es que la jurisdicción universal del Papa se proclamó como dogma tanto para ellos como para nosotros.
Concedo todo lo que afirma sobre el absolutismo: la voluntad del Papa no es ley, y él deberá dar cuenta de cómo usó la potestad que le fue conferida. También concedo lo que afirmó sobre la imposibilidad de "deshacer" aquello que fue instituido de iure divino, lo cual es obvio. Pero debe sostenerse que en todo lo que se refiere al ejercicio de la potestas regendi la autoridad del Papa es, como venimos diciendo, universal (i.e. abarca todo el orbe), inmediata (i.e. no la ejerce por medio de los ordinarios del lugar) y suprema (i.e. lo que el Papa no puede hacer, no lo puede hacer nadie, ni siquiera un Concilio Universal).
Hasta pronto.
Otro más
ResponderEliminarhttp://www.gloria.tv/media/rggS3HnvpZa
Kurtz,
ResponderEliminarmuchas gracias por los datos. No los conocía, y son muy buenos.
Me sigue quedando la duda de si el Papa puede remover o no a los Patriarcas de los Ritos Orientales.
ResponderEliminarPor el tema Obispo Finn , no es tan simple como lo ve Gloria TV
Javier, la respuesta es afirmativa. A lo largo de la historia de la Iglesia, varios patriarcas "mayores" han sido depuestos por emperadores, sínodos, papas, etc.
ResponderEliminarLa primera vez que pasó en la historia (según la enciclopedia católica: http://www.newadvent.org/cathen/01202c.htm) fue cuando el Papa San Agapito I depuso a Antimo, patriarca de Constantinopla, consecrando él mismo a su sucesor.
Digo... ¿en qué momento dejamos de sostener que la Iglesia es una monarquía, señores? Vicario de Cristo en la Tierra hay uno solo, la cabeza visible de la Iglesia, que posee potestad suprema para gobernar a la Iglesia universal. Mal que nos pese, quien detenta esa potestad hoy es JB... Dios sabrá por qué y para qué permite semejante cosa, pero en lugar de coquetear con doctrinas extrañas, hay que rezar y bancársela.
Estimado Javier, en respuesta a su pregunta, si Vd. habla de los Patriarcas Ortodoxos, ni caso que le van a hacer al Papa.
ResponderEliminarSi se trata de los patriarcas católicos, de jure según la letra del Vat I, puede. De facto, tenemos un hecho concreto: el sainete que Pío IX armó con su decreto Reversurus (que removía literalmente su autonomía administrativa) con las Iglesias Armenia y Caldea: se llegó a un verdadero cisma que recién se solucionó con León XIII.
The Procrastinator
ResponderEliminarEl 17 de septiembre de 1956, el patriarca melquita (unido a Roma) Máximos IV dirige al Vaticano una epístola patriarcal narrando un episodio para fijar una opinión contraria a la canonización de Pío IX, en discordancia con “el concierto de elogios que de todos lados se refiere a su memoria… en el momento en que se alaba por todos, las virtudes de ese gran Pontífice”.
Y sigue: ” Se sabe que durante el Concilio Vaticano (I) el Patriarca Gregorio formaba parte de la minoría que, sin denegar al Papa la infalibilidad de su enseñanza ex cátedra, estimaba que era inoportuno definirla. Esta actitud de Gregorio, la que por otra parte no le impidió aceptar la definición del dogma, disgustó al Papa Pío IX. Y cuando el Patriarca Gregorio, tuvo al poco tiempo, una entrevista con una audiencia con el Soberano Pontífice, y -de acuerdo a la costumbre de la época- se inclinó para besar la pantufla, Pío IX habría puesto su pie sobre la nuca del Patriarca diciéndole: ‘Gregorio, testa dura’. Este ultraje ofendió profundamente al Patriarca Gregorio, el que -a partir de 1870- no volvió jamás a Roma y redujo la correspondencia al más estricto mínimo”
Es así cómo esta epístola patriarcal bloqueó el proceso de canonización de Pío IX.
Este relato y datos más amplios sobre esta situación, pueden leerse en la revista LE LIEN, del Patriarcado Melkita Católico, Beyrut, nº 2, 1986
Saryan