por Natalia Sanmartín Fenollera
En Yorkshire, en el norte de Inglaterra, el viento barre los páramos cubiertos de brezo. La brisa es helada. El azote del viento hace que caminar sea un esfuerzo; las ovejas bajan la cabeza.
Y sólo es octubre. Las gentes de otros tiempos cruzaban estos páramos diariamente caminando kilómetros bajo el viento helado y la nieve. Los cruzaban con lluvia y hielo; lo hacían en enero y en diciembre. Caminaban ante la mirada de sus ovejas, que pacen ahora como hace siglos, ajenas a la endiablada dureza de esta tierra.
No sólo es dura la tierra, también lo fueron los hombres que se asentaron en ella. Y entonces, ante el paisaje agreste, surge una reflexión casi inevitable: nosotros, los hombres modernos, no somos como ellos.
No somos ya como los hombres y las mujeres de antaño. No tenemos sus cuerpos, domados y endurecidos por la enfermedad, la vida austera, el dolor, y el trabajo físico; no tenemos su capacidad de resignación ante los reveses y las desgracias, tampoco tenemos su resistencia. No tenemos siquiera sus corazones, su disposición, hecha de perseverancia y esfuerzo, para sufrir, para padecer y compadecer, para amar, para doblegar los sentimientos, para curar las heridas propias y ajenas, para caer y levantarse.
Todos los que queremos volver a una vida sencilla, evangélica, guiada por el ideal benedictino; todos los que soñamos con ese ideal, pese a no estar de ningún modo a su altura; tenemos que hacer un ejercicio de crudo realismo que comienza por reconocer que nosotros no somos ni podemos ser ya como ellos. El mundo nos ha contaminado y separado de la realidad lo suficiente como para asumir que nuestra primera tarea no es heroica, no es reconstruir nada, ni siquiera es recuperar nada. Nuestra primera tarea es renunciar, quitar, abandonar, cerrar.
Las inteligencias modernas no se parecen tampoco a las de los antiguos. Aquellos hombres dedicaban años a estudiar en profundidad lo que tenían a su alcance y eso era su universo. Los hombres que amaban el estudio pasaban su vida leyendo y releyendo libros, libros heredados, libros polvorientos, libros llenos de sabiduría, libros también a veces con errores, libros perdidos, libros desactualizados, libros mal traducidos, libros deteriorados, libros escogidos.
Nosotros llevamos un teléfono en la mano que contiene toda una Biblioteca de Alejandría. Un hallazgo por el que cualquier sabio antiguo habría dado la vida. Pero también un anillo brillante que ha destruido nuestra capacidad, tan hermosa y tan humana, de aguardar, de tener paciencia, de reposar, de concentrarnos, de callar, de amar el silencio.
Muchos de nosotros ansiamos volver a vivir cerca de la tierra, hacemos planes para comprar una aldea abandonada al pie de un océano, peleamos para recuperar la liturgia, soñamos con escuelas en las que se estudie griego y latín. Cada familia, un huerto. Una taberna, oscura y silenciosa, excepto por las risas y las charlas; una taberna donde la amistad masculina florezca como antaño. Un capellán para una iglesia. Un jardín en torno a la Domus Aurea. Una pequeña librería; una editorial evangélica. Un mundo pequeño que estará lleno, como el grande, de pecado, pero en el que también sobreabundará la gracia. Una tierra que contendrá trigo y cizaña. Una pobre y buena tierra en este mundo en ruinas hasta el fin de los tiempos.
Pero ese sueño será una imitación, será una impostura, una cáscara vacía si no logramos entornar al menos las puertas de esa hermosa biblioteca. Con sus volúmenes, su brillo, sus colores, sus debates y sonidos, sus mapas, videos, mensajes e imágenes. Si no logramos aprender a vivir, a esperar, a rezar, a discutir, a perdonar, a sonreír, a leer, a pensar, a hablar de nuevo como siempre hablaron los hombres: cara a cara y sin una pantalla ante los ojos.
En los años setenta, John Senior dijo a sus alumnos del Seminario Pearson que tirasen la televisión por la ventana si querían reconstruir la cultura cristiana. Casi cincuenta años después, la televisión no es la amenaza; no para muchos de nosotros. La amenaza es nuestra amada biblioteca; es ella la que nos cuesta tirar por la ventana. La misma que me permite escribir ahora estas líneas, la que está tan repleta de tesoros y de cosas buenas, y la que ha privado también a nuestras mentes del primer signo de civilización: las paredes y los muros.
Senior solía recordar cómo Homero, al describir a los cíclopes y su salvajismo, nos dice: “Vivían sin murallas”. Para los griegos, las fronteras, las paredes, las murallas, eran signos de civilización.
Parece una contradicción, un contrasentido en el que caemos todos, clamar por lo real, lo sencillo, lo pequeño, lo cercano, y al tiempo tener la mirada puesta en lo que ocurre en cada rincón del mundo a cada minuto. Hemos destruido las murallas en nuestras mentes. Hemos derribado las fronteras. Y al hacerlo, hemos dejado entrar el mundo a raudales en nuestra inteligencia, nuestro corazón y nuestras almas.
¿Es posible cerrar esa puerta? Es muy difícil. Quizá sea imposible. Tal vez pueda plantarse esa semilla en la próxima generación y nuestra labor sea protegerla para que crezca. Pero ser cristiano, incluso serlo en el nivel más bajo de la escala cristiana, ese en el que estamos tantos, es terriblemente difícil también.
Lo difícil no ha sido jamás una razón para que un hombre abandone una tarea. Tampoco debería serlo hoy para nosotros. Aunque ya no seamos tan fuertes como ellos.
Quiero agradecer públicamente que Natalia Sanmartín Fenolleras, la autora del besrseller mundial "El despertar de la señorita Prim", haya elegido este blog para publicar una columna literaria sobre un tema que merece tratarse en profundidad.
ResponderEliminarAlguna vez algo hemos dico al respecto, pero en esta ocasión el planteo, y la propuesta, es clara y directa.
Un texto de una belleza exacta. La revolución que reclama, aunque se llame Restauración, requiere trascender el el (des)orden de nuestra actualidad. Hace falta un valor asistido para semejante revolución. Gracias a Natalia Sanmartin y a Wanderer por tan valioso regalo.
ResponderEliminarOfrezco un replanteo del asunto: por décadas los curas y escritores tradis clamaron contra la televisión y demandando a los fieles su eliminación y sustitución por el Sagrado Corazón. Dudo que les hayan hecho mucho caso, y efectivamente la TV en estos días no pasa de ser un aparato que se conecta para jugar PS4 o ver Netflix en pantalla grande.
ResponderEliminarEn cuanto a los moviles, aunque quisieramos, sería dificil y hasta contraproducente prescinidr totalmente de él, al menos para quienes tienen responsabilidades públicas, mediáticas o profesionales que exigen contactos rápidos y manejo continuo de información. Existen otras personas que, por sus estilos de vida y necesidades, podrían prescindir del adminículo con mayor facilidad.
En estas situaciones es donde creo que cabe aplicar las reglas de discernimiento y elección de San Ignacio (perdón por lo jesuita jejeje). El uso de estos aparatos, en si mismo, no es bueno ni malo (que alguien prueba su pecaminosidad), por lo que deben utilizarse "tanto cuanto" me alejen o acerquen a mi unión con la Trinidad increada. Que cada uno pida las gracias necesarias para actuar así conforme a su estado.
¿Y si efectivamente esto se convierte en un problema? ¿Como lo evito? Aquí acojo na propuesta de Knox en uno de sus retiros. No nos propongamos tanto dejar de hacer esto, o dejar de ir a tal lugar. Hagamos propósitos positivos: nuevas amistades, nuevos pasatiempos, todo aquello que me consuma sana y santamente el tiempo.
Finalmente, no confundir la conveniencia de un estilo de vida, como el que propone la escritora, con una exigencia, aunque se que esto se ha dicho en este bog más de una vez. El combo no es para todos
A mí me parecen dos cosas:
ResponderEliminarLa primera, que como se enseñó siempre, el contacto con la naturaleza y su contemplación es el modo -o uno de los modos- que tiene el hombre para atisbar apenas al Creador.
La segunda es que sí, evidentemente, somos diferentes; pero no está mal. Con las comodidades de la modernidad, mal haríamos caminando ante el frío y el viento cuando podemos ir en coche. Sobre el exceso de estas comodidades que ofrece el siglo, como todo exceso, estoy de acuerdo: nada me resulta más repugnante que la idea de leer un libro o seguir una misa desde una tablet, por ejemplo.
Natasha! Gracias por, finalmente, asomarte.
ResponderEliminarMe guardo tus palabras en rumiante silencio.
In Domino!
La Sra. tiene un talento literario que hay que agradecer.
ResponderEliminarPasé poco menos de la mitad de mi vida entre el campo y la ciudad. Si pudiera, viviría en el campo. Y si hubiera una abadía benedictina tradicional cerca…
Pero nada de esto es posible, hoy, en mis circunstancias. La Providencia me ha puesto en otro lugar.
Saludos.
A veces la profundidad donde merecen tratarse los temas vitales, no necesita de muchas palabras. Bastan unas pocas llenas de fuego, capaces de suscitarnos resonancias de mundos desconocidos, o desatendidos por el vértigo de nuestras urgencias. Esa poderosa evocación nos dispone a lo profundo... Y es lo que acaba de hacer entre nosotros, con pulso inusitado de belleza, Natalia Sanmartín.
ResponderEliminarSu hermosa novela, tanto como la obra de Senior, han levantado murallas y enardecido corazones.
Por eso y mucho más: ¡gracias!
El poeta.-
Que lindo lo que escribe, llena el alma, excepto por un párrafo con el cual no coincido.
ResponderEliminarLeí con gusto "El despertar de la señorita Prim" y, la verdad, aunque me pareció en partes ingenuo, en partes más bien con gustos victorianos (digo esto tirando una piedra al aire, pues mi corta cultura no me alcanza para definir con este adjetivo con precisión), en otras partes me resultaba simplemente entre fantástico y utópico; pero lo cierto es que estaba cargado de sugerencias que apuntan a lo esencial. Claro que esta valoración la hace alguien, sin duda, contaminado, como hecho a este mundo, pero que a la vez se siente atrapado por él, con deseos de encontrar una salida.
ResponderEliminarNo suelo entrar asiduamente al blog de Wanderer, aunque últimamente lo he hecho y lo agradezco. Hay algo de este mundo digital que atrapa en su inmediatez y para los débiles como yo es una tortura, porque nos esclaviza con facilidad. Sigo entrando en el portal donde tuve la oportunidad de cruzar unas opiniones con Luis, las mías de un sacerdote más o menos "neocón" y con muchas deficiencias de formación y de cultura, las de Luis un amante de la Tradición, culto y formado, pero imposible de encerrar en una etiqueta. Me descubrió a Bouyer, aunque de él sólo he leído, de momento, "La descomposición del Catolicismo". Para algunos Bouyer no era más que otro de los "chicos de la gasolina" empeñados en pegarle fuego a todo, pero Luis supo ver mucho más. Ese cruce de opiniones, aunque no acabó de hacerme cambiar de opinión en un tema complicado, supuso para mi un estímulo que le tengo que agradecer. Hubo un tiempo en que a los que en España, ahora nos pondrían la etiqueta de "neocón" (y para mi la rechazo, entre otras cosas, por la confusión con la doctrina política "neocón" de los USA tan lejos de mi sensibilidad y pensamiento) nos llamaban integristas, tradicionalistas, conservadores en oposición a los progresistas. Yo lo único que quiero ser es católico y eso por gracia de Dios. Y la verdad es que hay matices en esa simplista división que sitúa a unos como "progres" y a los otros como los "progres" les da por llamar indiscriminadamente. Este breve intercambio de comentarios y alguna cosa que he podido leer he de confesar que me han abierto las puertas a un desconocido universo, que de alguna forma siempre ha estado latente, que tiene que ver con una recta interpretación de la Tradición, expresada a través de tradiciones, no todas igualmente genuinas, pero que antes en bloque tendía a no prestarles atención y que ahora voy aprendiendo a valorar. Así que gracias Natalia Sanmartín y gracias Luis.
Excelente.Es una clásica en el.mejor sentido de la palabra.
ResponderEliminarSe agradece mucho el texto, realmente muy bien escrito.
ResponderEliminarComo explicamos algunos la última vez que Wanderer publicó algo de Senior, la propuesta de éste no es vivir como amish. No pasa por ahí.
En todo caso, si queremos pasar por alto la dimensión espiritual del escrito, tomémoslo como una advertencia de los "peligros" que encierran ciertos medios contemporáneos.
Y los medios no son tan neutrales como algunos quieren creer. En la realidad no existe una real distinción entre medios y fines. Y para muestra, les doy un ejemplo. Los que tengan hijos o sobrinos entre 10 y 25 años (los llamados Millennials) no pueden negar que son muy distintos a como éramos nosotros, y ya no sólo en lo accidental (también nosotros seríamos distintos para nuestros padres), pero sino incluso en cuestiones más sustanciales como su forma de pensar, de relacionar conceptos, de resolver problemas, de interesarse por temas, de ocuparse de asuntos, de comprometerse con el estudio o el trabajo, etc. Creo que estamos ante una (nueva) revolución sobre la que aún no tenemos suficiente perspectiva para poder analizar; pero algo ha cambiado.
Cualquier esfuerzo que hagamos para ayudar a retomar el contacto con la naturaleza y las cosas que producen (¿producían?) admiración, admiración que lleva a una relación más natural con el Creador, debe ser bienvenido.
—Varones de Galilea: ¿qué hacéis todo el día mirando a la pantalla de vuestros juguetes electrónicos?
ResponderEliminar—Querida y gentil Señora: Gracias por acercarse, precisamente así, y aquí, a este atolondrado y agradecido lector. Y muchas gracias por el rapapolvo, más oportuno de lo que usted misma se imagina. Pero ahora, por culpa suya, ¡voy a andar todavía más pendiente del condenado artilugio!
Atentos Lefe y Martín, que la Providencia tiene mucho y poco en las decisiones humanas...
ResponderEliminarReplanteo en modo de pregunta: ¿me puso la Providencia frente a un televisor para que viera 3 horas de television diarias? ¿me puso la Providencia con mi telefono con internet ilimitado para verlo cada 15 minutos? ¿me puso la Providencia frente a Internet, mediante el cual puedo ir tan rapido a leer el evangelio como a ver pornografía?
¿La Providencia me puso en un tiempo donde con la comida, el transporte, las luces, los sonidos artificiales daño el mismo cuerpo que Ella penso como templo del ES? ¿Este cuerpo corruptible y herido por el pecado, tiene que ser arrojado al abismo por la civilizacion moderna? ¿Y la inteligencia, el alma?
Admiro la sensatez de sus comentarios y la luz que muchas veces aportan, pero ambos caen en un racionalismo matematico que no permite valorar una realidad indiscutible:
el modus vivendi moderno es radicalmente distinto al que siempre existio.
Lo que Natalia propone es que, a partir de la melancolia y la añoranza, vayamos cambiando nuestros habitos, hacerlos mas humanos, mas naturales, predisponer esta naturaleza caida sobre la que Cristo penso derramar su gracia, no atosigarla con accidentes que dificulten hasta el extremo.
Sigue siendo prudencial, pero algunas cosas son mas prudentes que otras.
Pemsadpr: el problema de su pregunta es que es facil conducir al absurdo ¿me puso la Providencia frente al telégrafo, a la maquina de vapor, la imprenta, la pólvora, et.? Así llegaremos hasta las herramientas de piedra.
ResponderEliminarWalter: me permito persistir en la neutralidad de los medios, al menos en términos generales (los matices son infinitos). Pensar lo contrario puede llevarnos a pecar de superstición, atribuyendo a la tecnología atributos morales en si mismos.
Por ello me permito reiterar la mejor conveniencia de proponer un estilo de vida como el que describe Natalia, cuya práctica termina alejando de ciertas dependencias a que nos ha someitod la actual civilización
Es como que estuviera leyendo dentro mío y dijese lo que no sé decir. Me he sentido totalmente identificado con el texto, creo que expresa admirablemente bien los anhelos y las inquietudes que anidan en el corazón de algunos de nosotros, al menos en el mío
ResponderEliminarPensador:
ResponderEliminarA mí la Providencia me pone hoy en la ciudad, no en el campo, y lejos de una abadía benedictina tradicional. El resto de su amable comentario/objeción no tiene relación con lo que he dicho.
Evitar el pecado es tarea de todo cristiano, viva en el campo o en una estación aeroespacial, en el siglo XIII, o en el XXI.
Si de poner etiquetas se trata, debo decir que pocas cosas hay más “racionalistas” que hacer de opiniones históricas o sociológicas una realidad y de su juicio algo "indiscutible”. No estoy de acuerdo: la realidad no es mi pensamiento y mis opiniones no son indiscutibles.
Un cordial saludo.
Recordé algo de St.-Exupéry, en Citadelle, que creo que viene a cuento:
ResponderEliminarJ’entends la voix de l’insensé : « Que de place dilapidée, que de richesses inexploitées, que de commodités perdues par négligence ! Il faut démolir ces murs inutiles, et niveler ces courts escaliers qui compliquent la marche. Alors l’homme sera libre. » Et moi je réponds : « Alors les hommes deviendront bétail de place publique, et, de peur de tant s’ennuyer, inventeront des jeux stupides qui seront encore régis par des règles, mais par des règles sans grandeur. Car le palais peut favoriser des poèmes. Mais quel poème écrire sur la niaiserie des dés qu’ils lancent ? Longtemps peut-être encore ils vivront de l’ombre des murs, dont les poèmes leur porteront la nostalgie, puis l’ombre elle-même s’effacera et ils ne les comprendront plus. »
Le pregunto a la autora dos cosas que me han parecido de su novela:
ResponderEliminarSe inspiró para escribirla en la obra de Senior?
Y en algún lugar bien poblado de lefes (ya sea en el que vivió Senior o en algún otro?
Pues su novela relata lugares, hábitos y valores que he leído y visto, aunque con diferencias de matices, en otros lugares.
Gracias.
C.B.
A lo que voy, me aprece que hay que hacer un esfuerzo un poco mas grande y pensar realmente si hay alguna distincion entre los medios tecnologicos antiguos y los modernos y como afectan al comportamiento humano.
ResponderEliminarLefe: lo mio no es un ejercicio de filosofia teorico tomista, no me voy al absurdo, toco la realidad y la reapuesta esta a la puerta: los medios tecnologicos actuales ponen al hombre moderno en una burbuja que lo aleja de la creacion (esto es indiscutible)
Los medios actuales, estan masivamente distribuidos, a diferencia del telegrafo o la maquina de vapor que ud. propone. No soy anti-tecnologia, estudio ingenieria, pero las cosas en su justo lugar.
Martin: nadie niega eso, pero, como se ha dicho en este blog, la ciudad moderna difiere radicalmente de la ciudad antigua, o la ciudad hasta hace un siglo atras.
Tampoco niego que pueblos del interior de la Argentina o ciudades pequeñas incluso mantienen estándares "sanos" para el desarrollo humano. La gran mayoría no.
Distinto a lo que pensarán, me parece una ridiculez irse a vivir a un poblado estilo amish o algo por el estilo. No quita que reduz la television, internet, luces, y cualquier cosa cosa tecnologica al minimo indispensable, a fin de cuentas, vivir tan comodamente, como dice Natalia, nos ha llevado a ni siquiera aceptar las desgracias que la Providencia nos pone para nuestra conversión.
En la calle lo que se escucha ante una desgracia o suceso imprevisto son reclamos a la justicia social, al mal funcionamiento del estado y la vulneración de los derechos.
Estimado Lefe Estepario:
ResponderEliminarNo le entiendo su comentario de las 11:48. O se contradicen sus dos párrafos finales o no, y estamos diciendo lo mismo. En cualquier caso hablé de que no son "tan" neutrales. Un cuchillo puede servir para comer o para matar, pero un Bowie es medio incómodo para comer.
Suyo
Por cierto, el final de la novela de Natalia Sanmartín nos remite a Norcia. La cuna de san Benito, sacudida ahora por el terremoto y que ha tumbado la Iglesia, no sé si todo el monasterio. Ahora toca una tarea de reconstrucción desde los cimientos por parte de estos monjes, que si no me equivoco, cultivan el arraigo a la Tradición, dentro de la tradición benedictina. ¿Será esto una suerte de ôt profético?
ResponderEliminarQué bonito eso de la taberna en donde florezca la amistad masculina...
ResponderEliminar¿ donde florecerá la amistad femenina ?
Lo mismo es que es un sentimiento demasiado elevado para una mujer.
A veces me atacan ustedes los nervios.
En mi caso extraño profundamente el tiempo en que nos enviábamos cartas. Atesoro viejas cartas de amigos, de novias, de mis padres, de mis hermanos....las del servicio militar..las que llegaban al campo. Con buenas y malas noticias. Un nacimiento, una muerte....las que traía el cartero, o algún viajero, o las que llegaban por tren al almacén de ramos generales, que ya no existe. Ni el tren, ni el almacén, ni los queridos viejos que jugaban al mus.
ResponderEliminarEsa sensación de recibir una carta... Algo que hoy no se puede explicar. A veces mando alguna, pero no es lo mismo, sabiendo que el otro está a la vuelta de un chat o un mail.
Pensador:
ResponderEliminarAlgunas ideas que me quedaron pendientes con un poquito más de orden:
1. La Providencia nos ha puesto en una época de avances técnicos. Dios promete las gracias necesarias para salvarnos. Por tanto, nos da las gracias para alcanzar la salvación en la época en la cual estamos.
Luego cada uno deberá ver en sus circunstancias el grado de prescindencia o uso de cosas tales como teléfono, Internet, televisión, transporte, luces, sonidos, alimentos, bebidas, etc. No hay receta universal; es un equilibrio personal.
2. ¿Realmente cree que en las sociedades premodernas no había pecado ni ocasiones de pecar? Una mirada al A.T. debería bastarle para revisar su opinión. Casi no hay pecado que no aparezca en la Escritura.
3. ¿De verdad supone que en el campo el demonio se toma vacaciones? Hable con un cura rural, de los que confiesan, y se llevará más de una sorpresa…
4. ¿Quién se opone a un cambio de hábitos que sea virtuoso? Lo ignoro. Pero puedo decirle que el ser humano no puede -con sus solas fuerzas, sin la gracia actual- disponerse positivamente para lo sobrenatural. Lo contrario es herejía. Por más humanos, naturales, virtuosos y melancólicos que sean nuestros cambios de costumbres, sin la gracia actual, no podemos disponernos para lo sobrenatural. Imposible. Así que uno puede vivir en una Arcadia soñada, sin aparatos ni pavimento, y esa circunstancia, que naturalmente no es mala, no dispone para la gracia.
Saludos.
Igual a no preocuparse que el avance tecnológico es autodestructivo, y se acelera conforme va llegando a su fin. Se auto fagocita en tanto se va expandiendo y abarcando mayor cantidad de gente. Los recursos materiales necesarios para fabricar un plasma y un smartphone no alcanzan para seis mil millones de habitantes, por no hablar de todos los otros adminículos tecnológicos "imprescindibles" para la persona, así como los recursos que requiere la medicina preventiva que estira la vida de los hombres, etc, etc. Por otras razones varias más esto termina en guerra nuclear -por el fuego- y ahí sí que nos las veremos, en un mundo sin energía, cantando loas al campo y sus maravillas, que no va a ser pa cualquiera la bota e potro.
ResponderEliminar"El Scout ve en la naturaleza la obra de Dios, por eso es bueno con los animales y las plantas,"
ResponderEliminarSi mal no recuerdo el cuarto articulo de la Ley Scout de la vieja USCA (fui desde los 7 hasta los 24 años).
El año que viene empieza mi hijo.
No se si sera la salida, es imposible salir de este mundo hiperconectado en el que estamos, pero me parece que intentarlo vale la pena.
Muy buen articulo!
Encantador relato. Lo que me preocupa es lo que dice el titulo: "No somos como ellos...". Y es cierto, no somos como ellos. No tengo yo la fuerza de voluntad para enfrentar las adversidades de la vida, como tenían mis padres, ni la sencillez de su forma de vida ni su capacidad de sacrificio. Sin embargo ellos lucharon para que yo tuviera una vida menos difícil que ellos. Creo que acá se encuentra una gran paradoja. Y yo vivo un poco contradictoriamente, anhelando su estilo de vida, pero a la vez también procurando una vida mejor para mis hijos. BERNABE
ResponderEliminarEs lo que diría Chesterton, palabras más, palabras menos,salvando los elementos tecnológicos que él no pudo conocer. Y es el sueño secreto que muchos tenemos, y que guardamos celosamente, por temor a la burla de quienes nos rodean, de ser revelado. Una taberna, un prado, una pequeña casa, pero con mucho espacio alrededor. Y sólo el viento y los trinos como sonido de fondo. Nada de terrible bullicio urbano, vecinos desaprensivos, grosería y mundanidad. Sueño con un rincón así en donde poder vivir cuando lleguen -si llegan- mis últimos años ancianos...
ResponderEliminarHermoso!
ResponderEliminar¡Por su libro -y estas palabras- le pediría matrimonio! Pero ya estoy casado...
WT
Coincido con las reflexiones del agudo Coronel.
ResponderEliminarLefe Estepario, disculpe: hay algo disonante en su planteo. Si ud. insiste en la neutralidad de los medios, intuyo que no leyó a Senior. Eso le aclarará mucho.
Saludos,
El poeta.-
Poeta y Walter: es muyvposible que me haya expresado mal. A lo que voy es que recelo de atribuirle tantos efectos nocivos a un artefacto en si mismo, pues podria ser el germen de una actitud supersticiosa. Es solo un temor de pasar de un extremo al otro.
ResponderEliminarEn todo caso, hago mio el ultimo post de Martin que me parece hace una sintesis genial.
La mejor prueba para demostrar que es falso afirmar que los medios, en tanto que tales son apenas instrumentales e inocuos, es el sistema electoral de la democracia liberal de partidos, donde desde el tomismo y lo prudencial algunos justifican entrar en el juego, mas desde los hechos siempre ha sido un error o una estupidez que confiesan unos pocos, cuanto menos. Cuanto más, mejor callar.
ResponderEliminarLefe Estepario, por favor, no aparezca tanto, ni tan seguido.
ResponderEliminarNo sé en Chile, pero acá nos tiene hartos cuando tiene razón, y ni le cuento cuando no.
!Me encantò su libro, Señorita Prudencia Prim !
ResponderEliminarNosotros estamos cumpliendo la primer etapa que nombra este artículo, renunciar, quitar, abandonar, cerrar.
Y volver a la sencillez, a lo poco (que es mucho).
Seguimos enviando tarjetas de Navidad por correo, no por mail ni por WhatsApp y lo maravilloso es que todos comentan lo lindo que les parece abrir un sobre que contiene un mensaje de Navidad, cuanto hemos perdido ! Como dice el Anonimo de 13:50
Sì, se puede derribar esas barreras mundialistas, hay que perder el miedo al anonimato, y como dijo Benigno a las 17:38 hay que intentarlo.
Mi marido trabaja hace 10 años (por ahora sigue resistiendo con mucho esfuerzo) en ventas en una gran empresa americana de primera línea, y de ultima generación(Biometría, digitalización), donde viven todos conectados y pendientes de las ultimas tecnologías.... nosotros no tenemos ni televisión, ni ipad, ni tablet, ni la play ni nada de eso, y tenemos 3 hijos muy felices, sanos y educados, que siguen jugando a los soldaditos y están llenos de amigos.
El mismo Steve Jobs no dejaba a sus hijos usar el Ipad.
No se trata de superstición, es mas el daño que el beneficio, sobre todo en niños.
Añoro mi infancia, y eso les deseo a mis hijos
Pues no sé yo.... No niego que haya encanto en esos pueblos idílicos con sus bibliotecas, su cura con teja y manteo, las campanas doblando con el toque de agonía, sus tertulias y su vida apartada del mundanal ruido. Pero es que no son como ustedes imaginan ; nunca lo fueron. Tengo setenta años, mi infancia transcurrió en un pueblo parecido al que describen, en una gran casa con biblioteca y en una familia católica a machamartillo.
ResponderEliminarAsfixiante.
Daban las mismas ganas de salir corriendo que las que ahora puede dar una gran ciudad. O mas.
No hay donde ir, ésta no es nuestra patria.
Pero ésta sí es la época que nos ha tocado vivir. Y en medio del mundo el Señor ruega por nosotros.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Lefe y Martín ....
ResponderEliminar4:25 si para usted era asfixiante era porque le faltaba gracia. Sin la gracia todo es a machacamartillo.
Hace setenta años, según lo confirmaba Isabella Dodd, los comunistas ya habían invadido los seminarios y los modernistas a hurtadillas con sus panfletos también, el proceso de inmanentismo había comenzado anónimo asfixiado 4:25...y coaguló a machacamartillo en el concilio.
ResponderEliminar¿los scouts ven a Dios en la naturaleza? pues me temo que se quedan en ese panteísmo y de ahí no salen.
ResponderEliminarAnonimo deb6:55
EliminarLos scouts ven en la Naturaleza la Obra de Dios...
Noba Dios, eso no es panteismo.
Ahora bien eso era hace 20 años cuando era USCA. Ahora nonse como estan las cosas.
Benigno
Hay medios buenos, indiferentes y malos.
ResponderEliminarLO TOCAN AL KINDLE Y SE PUDRE TODO!!!
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=kT2vViZahSY
ResponderEliminarLa ñorita pri en vivo y direto.
Si no fuera por este mundo hiperconectado -si no fuera por internet- yo jamás habría conocido la Tradición, jamás habría conocido a la SSPX, ni al Rito de San Pio V. Ni a Etienne Gilson. Ni habría conseguido sus libros por Amazon. Y posiblemente jamás me habría enterado de la existencia de la señorita Natalia Sanmartín Fenollera.
ResponderEliminarSi no fuera por internet, yo estaría reducido a la chatura de mi parroquia de barrio.
Gracias a los medios masivos de comunicación estamos informados de la Gran Apostasia
ResponderEliminarQué contrapunto entre ´apocalípticos´ e ´integrados´… A los primeros les preguntaría si no les hace ruido perorar contra los nuevos aparatos técnicos comentando en un blog alojado en internet —red ´satánica´ en la cual se puede pasar del Evangelio a la porneia en un abrir y cerrar de ojos—. Y si no ven incoherente lanzar diatribas contra la funestísima y modernísima la libertad de expresión mientras que en simultáneo opinan sobre alta teología sin someter sus escritos a la censura eclesiástica del padre prior o del obispo que les toque. Los troskos de la fotocopiadora de la facultad son más coherentes que estos muchachos, aunque alguno peine canas.-
ResponderEliminarMe meto en la discusión.
ResponderEliminarLeí a Senior y leí a los comentaristas que planteas la "autofagia" tecnológica, leí a Mcluhan y a Lewis, y los leí con simpatía y con pasión; son "mi palo".
Todo lindo, pero sigo creyendo que la tecnología, inanimada por definición, creación de la creatura, es amoral. No sé. Digo.
Lo digo desde mi PC con Windows, en un blog de Blogspot, con mi conexión WIFI, mientras chusmeo mi iPhone esperando una respuesta por Telegram de un amigo que, seguramente, se fijó en su computadora, en su e-mail, en su cuenta de Outlook, un dato para pasarme. Y así fue, mutatis mutandis, siempre.
El Séptimo Rey Mago
Estimado Wanderer,
ResponderEliminaresto es un off-topic. Pero creo que este valiente sacerdote, que está siendo perseguido por el Vaticano por enseñar el catolicismo de siempre, merece ser conocido y -en la medida de lo posible- apoyado:
Padre Cavalcoli
De Mons. Oscar Sarlinga:
ResponderEliminarCon alegría comienzo una nueva etapa de mi año sabático en el interior del país, conforme lo solicité para este tiempo. Gracias de corazón al Papa Francisco por su escucha y acompañamiento constante, y al querido Mons. Santiago Olivera, a cuya diócesis estoy yendo, en Capilla del Monte (Provincia de Córdoba). Lo considero un bálsamo y una gracia. Encomiendo apostolado a la Virgen María, a San José, a San Antonio de Padua y a los beatos Cura Brochero (próximamente a canonizar) y a Madre Antula.
ResponderEliminarBellisimo ..no caemos en el pesimismo ......
http://www.aica.org/25933-0-miembros-de-la-familia-habsburgo-peregrino-roma-fueron-recibidos.html
https://fr.zenit.org/articles/la-famille-chretienne-premier-terrain-pour-leclosion-des-vocations/
Es un regalo escuchar aquí a doña Natalia. Un regalazo. Doy las gracias al "blogger" y a ella.
ResponderEliminarCavar en la roca de Cristo es, muchas veces, luchar contra una desbordante tentación de novedad, inmediatez, superficialidad... De todo esto brota a raudales de nuestras pantallitas, y a ellas nos pegamos como cerdos a su comedero.
Sí, es cierto: el estudio requiere un combate severísimo, cruel. No quiere uno hacerse la víctima y tiendo a pensar que en otras épocas, aunque distintas, las tentaciones no fueron menos fuertes para aquellos que querían aprender y estudiar en profundidad. Pero, hechos de un alma que quiere unirse a lo infinito, alguien sabe hacernos tropezar para que nos desparramemos en el abismo.
Bien está que, al menos, no perdamos el conocimiento, quiero decir, que no olvidemos la memoria de aquellos hombres acostumbrados al padecimiento, la rudeza, la fatiga que implica toda obra buena. Hartos de bits y de comida rápida, gordos y grasosos, estamos más necesitados que nunca de Su Misericordia.
No tengo la edad del anónimo de las 4:25, pero me temo que tiene mucha razón. Este es nuestro tiempo. No parece menos duro que el clima de las colinas inglesas al que nos lleva doña Natalia.
ResponderEliminarAnónimo de las 6:35,
ResponderEliminarfabulosa su intervención: si las cosas no salen como dice su manual, es porque la persona no tiene la Gracia. ¡Fantástico!.
Pues lo de juntarse con otros tradicionales y un cura en una aldea me parece que no va a funcionar
ResponderEliminarhttp://info-caotica.blogspot.fr/2016/11/no-seamos-como-somos.html
https://youtu.be/VPdPGB-sLro
ResponderEliminar¿un altar de acrílico o cristal?¿está permitido eso?
Para los que corren atrás de la tecnología, y quieren contestar en cada grupo de WhatsApp, esto es para ustedes (todo esto ya existe, y pronto lo usaran ustedes)
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=9iFuTaqD4fM
https://www.youtube.com/watch?v=RvLUk_kIk3s
Se puede vivir sin ver en vivo las elecciones de estados unidos, con ver quien gano, alcanza, o no ?
la medida de lo justo, que difícil tarea con tantas atracciones que tiene el mundo.
Fui con una de mis hijas, el fin de semana pasado a quedarme en un Convento de Carmelitas descalzas, una maravilla, dos días sin internet, ni televisión, algunos sufrirían el síndrome de abstinencia.
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ResponderEliminarPax
Muy buen artículo que recoge muchos deseos profundos en el alma de muchos católicos de la actualidad. Esa nostalgia por lo verdadero, por lo cercano, por lo que recibimos de nuestros ancestros, etc. Su lectura me ha hecho mejor persona. Gracias.
Martin, probablemente no me expresé bien.
ResponderEliminarY le tengo que decir en justicia que sus consideraciones 2 y 3 estan totalmente de mas si interpreto algo contrario desde lo que escribi para argumentar cosas tan obvias (basta leer el génesis para ver que nadie esta exento de pecado y que el demonio no se toma vacaciones)
Pero probablemente, ud. desconozca en gran parte el drama de la impureza (como vicio y pecado, no solo como tentacion, lo digo con lastimosa experiencia) para desconocer que hay un aumento cualitativo de las ocasiones para alguien que vive en la ciudad respecto de alguien que vive en el campo o en un pueblo tranquilo.ss
Mi idea se resume en esto: la época en la que vivimos nos priva de numerosos auxilios para el desarrollo de la naturaleza que predispone la gracia.
Por lo tanto, hay que buscar esos auxilius aunque el tiempo y el lugar en que vivimos no los provea o incluso los rechace.
Ej: el silencio: nadie va a negar que la sociedad en que vivimos, la ciudad en que habitamos huye del silencio. Siendo el silencio benefico para el alma y el reposo de la inteligencia, hay que procurar buscarlo aunque uno vaya contrario a la época.
Los ciclos naturales del sueño por ejemplo, por mas que el trabajo a veces nos desvele hasta las 3 am, hay que procurar buscarlo porque Dios así hizo al hombre y ayuda.
Y asi siguiendo el post de Natalia, que nos llama a buscar encarecidamente aquellos medios que la epóca moderna deja de lado pero que siguen siendo beneficos para el hombre de siempre.
Caso análogo los estudios, o la misma conversión, el conflicto con el mundo va a estar siempre, ya sea en querer un poco de tranquilidad ante la voragine, en buscar la castidad hasta el matrimonio, en decir que 2+2 son 4, e cosí via....
Buen domingo a todos.
Pensador: es claro que hay ambientes más propicios que otros para vivir conforme a lo que Dios manda. Pero debe quedar en claro que debemos responder a esa llamada de Dios. Si no estoy dispuesto a vivir como Dios manda hasta dentro de una cartuja voy a poder pecar y rechazar a Dios.
ResponderEliminarEnorme. Hermoso. Gracias.
ResponderEliminarEs así, a los modernistas cuando les hablás de la gracia santificante se desesperan.
ResponderEliminarCarlitos, mi reflexion obviamente trata de hilar mas fino que la llamada general de Dios a cualquier vocación...
ResponderEliminarEstoy hablando de una época determinada, con rasgos determinados y situaciones determinadas no repetidas en cantidad y cualidad a lo largo de la historia. No se quede con la regla solamente..
Reflexión sobre el tema tecnologico que varias veces se ha aludido en los comentarios: toda tecnología sirve para 2 cosas, ahorrar tiempo y esfuerzo. Puedo usar como cristiano moderno cualquier chiche tecnologico que aparezca, de ambito personal o especializado, pero voy a ser juzgado, eso sí de acuerdo a la época en la que vivimos, respecto a qué hice con ese tiempo y esfuerzo ahorrados.
ResponderEliminar"El despertar de la señorita Prim" fue para mí como un relámpago en un cielo despejado... Algo asombroso, y más en esta España de mis dolores...
ResponderEliminarNo me sorprende que mi autora favorita participe en mi blog favorito : )
¿Para cuándo el próximo libro?
PD
También le pediría matrimonio, si no estuviera felizmente casado... ; )
Concuerdo con Carlitos: si bien el catecismo elemental nos recuerda el deber de "huir de las ocasiones", está claro que tampoco se pueden evitar del todo, considerando los deberes de estado y las circunstancias.
ResponderEliminarEs cierto también que si mi alma está mal dispuesta, en el lugar que sea no lograré escapar del vicio. Advertencia que nunca está de más, por ejemplo, para quienes contemplen la vida religiosa como "salida rápida" a una vida pecaminosa.
Teniendo Sagrarios adoran la creación y las iglesias con la Presencia Real de Cristo VACÍAS especialmente de jóvenes, lo veo a diario así que no me van a venir con cuentos, frecuento varias parroquias con escuelas fundadas por párrocos y los alumnos brillan por su ausencia.
ResponderEliminarEl scoutismo es evasión o en su defecto entretenimiento, se entretienen con la creación, lo cual muchas veces es un obstáculo para llegar a Dios, el scoutismo no despierta la verdadera Fe ni la verdadera piedad.
Pero acá cada uno defiende su terrenito según sean sus gustos.
"Nosotros llevamos un teléfono en la mano que contiene toda una Biblioteca de Alejandría"
ResponderEliminarGenial frase pero lamentablemente de nada sirve si no se aprovecha todo ese conocimiento. En la comparación con los hombres y mujeres antiguos yo observo cuatro cosas:
1.Sacrificio:El trabajo rudo y el tener que hacer todo con sus propias manos los acostumbró a que nada se consigue sin trabajo y sacrificio.
2.Esfuerzo:Como la tecnología te hace todo más fácil, abunda la flojera (y me incluyo). Podemos citar varios ejemplos y no solo con hombres del siglo XVI. Dos décadas atrás para cambiar el canal de televisión tenías que pararte y acercarte al aparato y cuando se malogra el control remoto que flojera da tener que pararte.
3.Falta de paciencia: a diferencia de los antiguos los hombres modernos quieren todo rápido, y eso nos convierte en hombres y mujeres impacientes y fáciles de enojarnos cuando las cosas no se dan con la rapidez que queremos.
4.Mas disponibilidad al Evangelio: Los hombres antiguos observaban más la naturaleza y eso les proporcionaba una cierta sabiduría que los disponía a entender mejor el Evangelio. Hoy habla de la cizaña del campo y tienen que agarrar el celular para buscar la palabra en el diccionario on line.
Esas son las diferencias que observo porque en cuanto a pecado, como bien han dicho, hay que leer el Antiguo Testamento para ver cómo pecaban hombres y mujeres alejados de ciudades y tecnología.
Beatriz
Al Pensador de 7:29, me parece que nos queremos creer que ahorramos tiempo, porque antes la gente sin máquina de escribir, ni de coser, ni autos, hacía más cosas gratificantes para sí o para los demás que nosotros ahora que tenemos batidora, abre ventanas automático en el auto para no esforzarnos en lo más mínimo, control automático para no levantarnos de la silla (y después tenemos que correr en la cinta o ir al gimnasio porque somos demasiado sedentarios). A mí me da la impresión de que cuantos más admnículos tenemos, menos fructíferos somos. Un primer ministro y presidente francés como Thiers podía gobernar y escribir 30 volúmenes de historia a mano en el siglo XIX (en fin, no es un personaje de mi predilección, ni leí nada de él, pero es el primer ejemplo que me vino a la cabeza). O Churchill. Ni qué hablar de la ropa que se usaba antes, toda cosida y bordada a mano, un trabajo de locos, que duraba mucho más que la de ahora. No niego los avances enormes que posibilitan en muchos ámbitos, como la medicina por solo citar uno, pero creo que el común de los mortales sólo usa ese tiempo para pasarlo bastante pasivamente frente a algún tipo de pantalla.
ResponderEliminarAnónimo e las 12:48 hs.,
ResponderEliminarapuesto plata a que ni Thiers ni Churchill tuvieron que pasarse horas y horas fregando ropa en la tabla de lavar, esperando a que alguien inventara el lavarropas.
El p. Federico ahora tiene un blog (Mar Adentro) en InfoCatólica... El viraje de la página es notable, tanto más después de la publicación de la carta.
ResponderEliminarEse sueño expresado por la Autora es compartido, quien más quien menos, por todos los que tenemos un atisbo de lo que significa Tradición. Y alguna idea de lo que significa tener historia. La tecnología es una barrera para las generaciones actuales para comprender esto. La lejanía en que muchos vivimos respecto de la Creación, el uso de la tecnología, y la indiferencia en relación con el pasado son obra del ateísmo y conducen al ateísmo. Al Hombre Nuevo del Nuevo Orden Mundial se le cierran los caminos para concebir la Trascendencia de Dios encarnada en un Hombre (Jesús de Nazareth) que vivió circunscripto en las realidades que vivimos todos los mortales,lo cual es tan asfixiante como el pueblo chico estancado en la costumbre que menciona un comentario arriba, pero más terrible. Cada uno se las arregla como puede, pero que nadie venga a decirnos que vivimos mejor que las generaciones pasadas.
ResponderEliminarNo, no somos como ellos. Fueron mejores que nosotros. El Progreso es Mandinga disfrazado, como nos avisó Santos Vega. Toda la Evolución, El Progreso y la Tecnología es filfa, es mentira y engaño. Si no somos fuertes para salir del sistema social actual es simplemente porque nos falta visión, audacia y coraje. Ojalá Dios nos dé lo que nos falta o al menos no nos deje perder la Fe. que es lo único que nos va quedando.
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ResponderEliminarEl Padre Federico es uno de los tantos Sacerdodes Argentinos en la Misión " Ad Gentes "
Brillantemente planteado el problema de la tecnología.
ResponderEliminarLa tecnología distrae, duerme, enajena e incluso nos cambia la forma de percibir la realidad, la forma de entender el mundo que nos rodea y segurmante nos cambia el pensamiento, cognitivamente hablando. Y nos aleja de lo espiritual.
Aires acondicionados que nos permiten ignorar el verano; abundantes luces eléctricas que nos permiten ignorar la noche y las estrellas; juegos en la wii que permiten jugar al tenis sin tocar una pelota; comida empaquetada (¡hasta mandarinas separadas en gajos en bandeja he visto!); celulares que impiden la concentración; internet que permite ver todo en directo de cualquier parte del mundo; la sobreinformación y la acumulación de imágenes que nos insensibilizan y nos hacen perder el interés por casi todo; la supuesta “charla” en redes, blogs y comentarios con otras voces silenciosas e invisibles poco parecida a una conversación natural cara a cara; niños construyendo ciudades virtuales y ganando guerras cuando son incapaces de hacer un edificio de cartón o enfrentar al vecino en una tonta discusión; el sentimiento de “soy feliz si publico foto en FB” que se vea (o parezca) que salgo, viajo, tengo, amo, disfruto si no, no soy nadie; hiperconexión tipo tic (con el índice en la pantalla); lectura rápida que nos impide penetrar en el significado de una sintaxis compleja; ruido mental y comodidad física. Un lindo combo.
Estamos como en la película de Wallie, personas obesas, con huesos frágiles, incapaces de sostenerse en pie, mirando una pantalla… Asombrados cuando descubren la maravilla del espacio y los astros…
El mundo común antes era duro: lavando a mano, matando la gallina para comer, caminando kilómetros, haciendo dulces para aprovechar la fruta de estación. Pero el sentido común tenía que ser común también digo yo (el sentido de lo bueno, bello y verdadero). Y la unión con el Creador, mucho más extendida y fuerte también. No habría frases tipo “el estado reconocerá la identidad de género autopercibida de la persona” y quedarse tan fresco todo el mundo (si se siente mujer y es hombre… bueno, está loco, vea a un psiquiatra).
Lo enchufado no ha robado algo. Algo importante. Relacionado con las virtudes como enumera Beatriz. A mí me duele la infancia que es devorada por este ruidoso mundo de colores enchufados. Música alto volumen para el festejo, película para el rato libre, jueguito para compartir con el amigo, tablet para que no llore, virtualidad para lograr lo que no consigo en la realidad… Más que triste, es aterrador. Y la lucha es denodada porque en cada casa hay pantallas y enchufes por doquier…
Un lujo, contar nada menos que con Natalia Sanmartin como columnista. Añádase que tras el éxito de su novela "el despertar de la señorita Prim", no había vuelto a escribir, ni casi a aparecer por ninguna parte. Gracias y felicidades Wanderer.
ResponderEliminarMe gustó la novela de Natalia. Fue un despertar también personal a un tipo de literatura capaz de hablar de cosas realmente importantes, sin dejar por ello de tener éxito comercial y ser de agradable lectura. No voy a juzgarla como novela (la mayor parte de los personajes son arquetipos, y en san Ireneo de Arnois parece existir una actividad de pastelería compulsiva :)), pero sí como relato profundísimo y sorprendente. Conmovedor, porque es auténtico cristianismo (Va a lo realmente importante, más en nuestra sociedad), porque es una historia de amor conmovedora y veraz, porque los niños (más allá de sus enciclopédicos conocimientos, poco realistas hoy en día) están representados como son en la realidad, sin edulcoramientos ni anomalías.
Sobre el tema del artículo, no entraré mucho: creo en volver a la sencillez y la austeridad. Tengo mis dudas de que eso sea sinónimo a antitecnologismo (hay tantas cosas buenas que he conocido gracias a internet). Cada uno habrá de encontrar su camino, pero probablemente algunas de las indicaciones de Natalia son perfectamente practicables.
No puedo dejar de recordar el pasaje de donde está tu corazón, allí está tu tesoro. ¿Donde tenemos ahora el corazón (y la cabeza, y las preocupaciones)?
Gracias, Natalia. Gracias Wanderer.
César Fuentes:
ResponderEliminarEste hermoso texto me ha recordado otro de Juan Manuel de Prada en el que hacía nostalgia de una vida de agricultor, y que hermanan con la cita de Newman cob la que Natalia Sanmartín abre la puerta de su hermosa novela.
Me ha traído este texto un escalofrío al pensar qué habría sido de "Bendición de la tierra", Hamsun hubiese conocido la Santa Misa....hubiese sido católico.